La cabaña guardaba un silencio lleno de emociones tangibles, el tiempo parecía eterno para el hanyou y sus compañeros quienes demostraban la mayor de las preocupaciones. Kagome ahora se encontraba con ellos para su suerte pero para el monje existía una posibilidad de que todavía esta no recobrase por completo la memoria.

El problema se hacia aun mayor mientras transcurrían las noches, las ojeras eran visibles en el rostro de la exterminadora y el pequeño Shippo quienes se negaban a dormitar mientras la miko siguiera en aquel estado junto a un hanyou que se negaba a decir más que lo necesario; hasta que las sabias palabras de Miroku abordaron el lugar rebotando como un eco sonoro que no paso desapercibido por un Inuyasha que paseo su mirada por sus compañeros hasta detenerse en la expresión del monje.

-Aunque me cueste admitir... - el suspiro en miroku no se hizo esperar mientras se estiraba para relajar un poco su tenso cuerpo - debemos descansar

-Pero su excelencia...

-Recuerda que somos humanos Sango... y por más que luchemos no poseemos la fuerza de Inuyasha - dijo sabiamente - aún Shippo que es un kitsune tiene evidentes marcas bajo sus ojos, a causa de la falta de sueño... solo míralo y...

-Por favor, - soltó con su ronca voz manteniendo una relajada posición de loto junto a Kagome, captando la atención de sus amigos - discúlpenme por no considerarlos antes, pero ahora necesito que descansen... creo que ella desearía lo mismo si los viera ahora.

-Pero Inuya...

-No hay pero que valga Shippo - interrumpió Inuyasha mirando al pequeño - tienes que descansar para tener fuerzas cuando Kagome despierte.

-Gracias Inuyasha - dijo Sango acercándose al pequeño y callado Shippo para tomarlo en brazos - él tiene razón, no podemos hacerla preocupar Shippo.

-Anciana Kaede, podría decirnos si hay alguna ... - las palabras de Miroku fueron silenciadas por la sonrisa cálida de la sacerdotisa mayor, ella siempre parecía saber que sucedería a continuación, era tan sabia que se podía permitir anticiparse a las cosas de su alrededor.

-Por favor, acompáñenme, los llevare a un lugar cerca para que descansen - pidió suavemente la mujer para caminar al frente de un pequeño y agotado grupo que seguía sus pasos, ella se retiraría de su morada un corto tiempo, les permitiría a ellos estar solos. Conocía a Inuyasha tan bien como él mismo y sus ojos no le engañarían, el necesitaba tener cerca a la miko, casi podía ver que la necesitaba como el oxigeno.

-Estoy muy preocupada - dijo Sango al dar un ultimo ojo a su compañera antes de soltar el visillo que servía de puerta de la cabaña

-Ella estará bien Sango, no te preocupes - sus pasos se detuvieron junto a sus palabras durante un instante, sus ojos pasearon sobre todos ellos y su voz sonaba llena de seguridad, calmaba los afligidos corazones - todos sabemos que Kagome es fuerte y también...Inuyasha está a su lado - afirmo sonriendo, mirándolos antes de girar y continuar su camino.

La cabaña de Kaede seguía silenciosa, el hanyou solo se enfocaba en mirar el cuerpo de Kagome junto a una pequeña fogata que los mantenía cálidos durante la noche, la luz del fuego casi parecía danzar sobre la mujer haciéndole ver incluso mas misteriosa. Kagome era innegablemente la razón de su alegría y sabiéndola inconsciente por mas de dos noches casi parecía apagar la flama de su propia vida tal y como se dejaba ver la fogata con cada amanecer.

Ella no despierta

Era completamente frustrante para el hanyou quien no se había permitido sentir por tanto tiempo tal desesperanza y añoranza al mismo tiempo; entonces movió su pierna con inquietud, luego se levanto para desperezar su cuerpo, camino alrededor de la pequeña cabaña y vio que el amanecer estaba llegando

Sigue sin despertar

-Kagome ... - suspiro mirándola - ...es suficiente... - pidió acercándose a ella para tomar con ambas manos la pequeña mano femenina

Ella estaba cálida aún cubierta bajo la manta que Kaede había dejado sobre el cuerpo femenino hace tres días. Recorrió la figura con su mirada ámbar durante un instante sonrojándose al recordar que la anciana no había dejado ropa mas que el trapo que descansaba sobre la mujer, así que desvió la mirada.

-No he mirado nada tonta... - dijo sin verla, ocultando su sonrojo - no me veas así! - exclamo con suavidad al verla de nuevo dormida frente a él, deseaba que despertase y lo viera con esos ojos acusadores, que lo dominara con un fuerte abajo, realmente deseaba ver esa intensidad, la deseaba demasiado para dejarla ir.

-Miroku, Sango, Shippo y la anciana Kaede vienen diariamente a verte y tu sigues así - soltó con melancolía sin suavizar el firme agarre de sus manos - incluso yo que puedo soportar las noches sin dormir me siento agotado, estoy asustado Kagome...ya abre los ojos... - su anhelo se vio ahogado por su afectada vista que ahora se llenaba de lagrimas - maldición...Kagome ...

Entonces lloró sin contener sus emociones, sujetando el cuerpo femenino entre sus brazos, ansiándola, deseándola, queriéndola, extrañándola. Estaba cansado de solo verla dormir, estaba muriendo al ser tan inútil para hacerle abrir sus ojos, no quería admitirlo, no iba a aceptar dejarla ir aunque confiaba en las palabras de Kaede, ella no se inmutaba de su sitio así que la pego más a su cuerpo, oliendo el azabache cabello antes de depositar un casto beso en la boca femenina, entonces un solo latido de su corazón lo regreso a la vida y la vio asustado.

-Kagome... Kag! - la miro sin importar su especto, sin importarle el no limpiar el rastro de sus lagrimas, solo importaba ella quién parecía clamar por oxigeno, sintiéndola asustada - tranquila, estoy aquí contigo... - la acuno aun más sin apartar su vista de ella quien estuvo tensa durante un instante, hasta que abrió los ojos.

-Inu...ya... - el efusivo abrazo que recibió, le transmitió demasiado para ser un gesto tan simple como un abrazo, se sentía completamente cansada, incapaz de moverse mas de lo necesario - espera...yo - su susurro llego áspero a las orejas del hanyou quien se aparto unos pocos centímetros para verla

-Kagome... - sonrió sin dejar de verla, ella estaba frente a el y lo más importante era que lo recordaba

-No me siento...bien - susurro con esfuerzo su garganta parecía partirse, su cabeza le dolía con una intensidad sofocante que amenazaba con llevarla a la inconsciencia otra vez, tratando de luchar por mantenerse despierta, el pudo verlo con total claridad

-Estoy aquí pequeña - susurro besando la sien de ella - no tienes que luchar si necesitas descansar...

-No...no...por favor - suplico aferrándose al rojo haori preocupando al hanyou quien la detallo con la mirada - no quiero regresar, es tan oscuro...me asusta...yo - lo sintió tensarse

-¿que te asusta Kag? - intento no perder los estribos, algo la atormentaba y necesitaba saberlo. A las afueras sintió los acompasados pasos de sus amigos acercarse a la cabaña.

-El...vendrá por mi...Inuya... - el susurro fue casi un aliento que incluso el sonido del fuego podía ocultarle a cualquiera pero no a él, no al hanyou quien se llenó de ira al mirar como su compañera caía en la inconciencia otra vez.

Las palabras de ella fueron suficientes para aliviarlo y motivarlo, estaba mas decidido que nunca a evitar a toda costa que algo la dañase y apenas sintió el visillo moverse vio a sus amigos con la convicción más firme que no se permitió antes.

-Tenemos un asunto que resolver...