CAPITULO XXIV:

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Camisa salida, bragueta abierta y las manos en los bolsillos. El Atrio totalmente desierto.

Algo le dijo que las personas huyeron al tenerlo de nuevo en la zona.

—¿Y Kingsley?

El moreno sonrió torpemente, apoyado contra una columna.

—Se adelantó para atender una err...reunión.

Kerry quebró las cejas.

—Ah.

—¡Harry!

El mencionado rompió la conexión cuando su cuerpo fue apretujado efusivamente por el bajo hombre que emergió tras del pelirrojo.

—Collin—Lo miró bizqueando, sorprendido—es-estás…—tomó aire, parecía querer asfixiarlo con sus brazos—ge-genial, no, brillante.

Resplandecía como las losas recién lustradas de tía Petunia. Mejillas sonrojadas y ojitos chispeantes.

—Lo hizo en diez minutos, tal vez menos—Llegó la voz de Kerry.

—Merlín—Ensanchó los ojos y encaró al rubio parado más atrás, mirándolos con hastío—Carajo, eso es...—boqueó sin habla, el aludido elevó su mentón con suficiencia—increíble, Draco.

Su rostro y cuello se calentaron en tiempo récord mientras era repasado por el moreno. Exudaba admiración y parecía haber olvidado por completo que tenía a alguien prendido de él, cual coala.

Sostuvo la conexión, complacido de tener su completa atención:

—Lo sé—Arrastró las sílabas con petulancia y se encogió de hombros, su sangre bombeando calentita por todo su sistema.

Crudo gozo inundó su pecho cuando el moreno le dedico una esplendorosa sonrisa.

—Un knut de humildad—Soltó Collin blanqueando los ojos.

Draco torció la boca y lo fulminó con odio por un segundo, antes de volver al otro.

Sus orbes ahora repasaban el resto de su cuerpo, irreflexivamente, vehementes, despertando a los locos abejorros de su estómago.

Se mordió la lengua, reprimiendo una sonrisa engreída.

—¡Bien! —Exclamó Kerry, ahuyentando de golpe la rosada aura que había envuelto a esos dos—Alguien tiene que rellenar el informe.

—Tienes razón—Harry se desinfló con pereza—supongo que me toca.

Draco sacó el aparatito de su bolsillo interior, lo había sentido vibrar buen rato atrás. Dos llamadas perdidas y un mensaje de Blaise. Se apresuró en escribir de vuelta.

"Oye, recógeme"

—Debes estar cansado, Harry—dijo Collin muy cerca de su mentón, captando el notorio hastío en su expresión—¡Yo lo hago por ti!

—Caray Collin, gracias.

Sonrió agradecido antes de volver al rubio, que estaba muy concentrado en su pantallita.

—Te llevo de vuelta—Ni caso—Draco—Lo instó.

El pálido rostro saltó hacia él, cual resorte.

—No es necesario—Se encogió de hombros—Blaise ya-

—¡Draco!

Harry no pudo controlar su ceño, que se contrajo en el acto.

—Viene...

El rubio sonrió a Blaise, que acababa de emerger de una chimenea cercana, sonriendo reluciente y con la frente intacta.

Kerry, que había estado por jalar, se detuvo en su lugar: Dejar al recién llegado, con Harry y Collin, no sonaba sensato.

Harry estrechó los labios para evitar que la bolsa sin comida que era su estómago, asome al exterior de un tirón, luego que Zabini se abalanzara sobre Malfoy.

Cruzó los brazos sobre su pecho, ignorando adrede la sensación de esa mano invisible jaloneando su órgano de mala manera, negado a dejarse subyugar.

No era su asunto que el rubio se sonrojara nerviosamente entre los brazos del otro, o que esos oscuros dedos se enterraran en su melena, jugueteando.

De un momento a otro, el odioso rostro de Zabini, que se había enterrado en el cuello del mas pálido, emergió.

—¡Potter! —Ronroneó encantado, sonriendo, desenredando las rubias hebras al alcance de sus dedos.

Harry gruñó sin dejar de lacerar sus ojos, detallando la mañosa forma con que mimaba el lacio cabello a su alcance.

—Se ven bien juntitos—El italiano señalo a Collin—hay potencial.

—¿Que hablas? —Ladró.

—De ustedes como pareja—Expandió su sonrisa.

El moreno dio un paso adelante, haciendo que Collin se despegue, nervioso.

—Te haré mamarla—despidió con la mandíbula apretada.

—No están, lo pillo.

—¡Déjalo en paz y vete!

—Deberías seguir tu propio consejo, Creevey—Arrastró las silabas el más pálido.

Blaise desvió su atención al origen de esa risita amortiguada que flotó desde algún punto cerca de Potter.

Ahí estaba el de rizos, cruzado de brazos, perezosamente reclinado en otra columna, luciendo inalterable.

Giró hacia él.

—Tú—lo escaneó de pies a cabeza—¿Cómo dices que te llamas?

—No es importante.

—Lo es, ya que te rozas con Draco—Se acercó a él y se plantó delante con toda su altura—Blaise Zabini.

Le tendió una mano

—Lo sé.

—Demuestra un poco de educación, apuesto a que la tienes.

—Kerry—Estrecho la palma frente a él y una corriente de energía le erizó los vellos del brazo.

—¿Solo eso?

Kerry tiró de su mano, pero no cedió.

—¿Es necesario?

Blaise jaló de su extremidad y le paso un brazo sobre el hombro.

—Relaciones sociales, estimado auror.

Agujereó esos orbes castaños levemente nacarados, salpicados de diminutas manchas rojizas.

—Kerry Kenny—Alejó su rostro unos centímetros.

—Un gusto.

El pelirrojo no respondio, lo miró impasible.

—Suéltalo—Llegó un gruñido.

Extendió su sonrisa antes de liberarlo y girar.

—Vamos, Potter—Avanzó hacia él—Dejemos las rencillas atrás.

Harry alzó las cejas.

—Ya te perdoné por lo de mi frente—Le tendió una mano con sus cinco dedos forrados en ostentosos anillos de oro.

"Chupapijas" penso irritado.

—Estoy agitando el pañuelo blanco de la paz ¡Por Draco! Ya que lo veo entero y radiante, como siempre.

—Aparta.

—Aprende de tu amiguito y estréchala, es lo que hace la gente decente cuando saluda o…llega a un acuerdo.

—No tenemos tal cosa.

—Claro que sí, lo acabo de proponer—Rozó la punta de su nariz con un dedo —Y tú vas a aceptar.

—No me toques.

Harry apretó los dientes cuando su piel hormigueó.

—¿Paz?

Blaise ignoró la mano que jaloneaba su túnica.

—Ya vámonos.

—Solo dame un momento, quiero quedar bien con Potter—Respondió frente al ojiverde, expectante.

Harry miró a Kerry de refilón, que se encogió de hombros con una expresión parecida a "Si con eso se larga".

—Ricitos es más listo que tú.

—Se llama Kerry—Gruño Collin.

—A él no le molesta—giró ladino—¿Te molesta?

—Me resbala totalmente.

La expresión del otro reflejaba exactamente eso.

—Qué tipo tan duro—soltó hecho un guasón—¿Y bien? ¿Vas a madurar de una vez?

Harry suspiró y cerró su mano alrededor de la otra, queriendo que se largue de una vez.

—Eso es.

El moreno se soltó casi de inmediato, luego de sentir una extraña corriente de energía.

Su palma comenzó a hormiguear.

Frunció el ceño queriendo escudriñar la mano del otro, pero ya la había metido en su bolsillo antes de girar y alejarse.

—Ahora sí, mi rubio favorito—Enrolló su brazo en el otro—Vámonos.

—Nos vemos—cabeceó Draco hacia el moreno.

Harry deshizo el ceño.

—Igualmente—sonrió.

El rubio elevó las comisuras levemente, mirándolo unos segundos demás.

—¡Se ve que ya son cercanos! —Exclamó el italiano, volteando a su amigo de un jalón—Qué adorable…

Draco se dejó guiar hacia la chimenea, a regañadientes.

Kerry enterró la vista en el suelo cuando el italiano pasó por su lado, rozándolo. Bien podía tomar el sol esperando un motivo para agarrarlo de punto, porque no se lo iba a dar.

Blaise, ya dentro de la chimenea, tiró los polvos flu mientras que más allá, el ojiverde rascaba su palma con insistencia. Dejó ir una sonora carcajada en el último segundo, antes que las llamas lo envuelvan por completo.

Cayó por los túneles junto al rubio.

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—Me pica—gruñó—¿A ti?

Una negación.

—Sentí una leve corriente cuando me toco, aunque, pudo ser mi imaginación—se acarició el mentón, pensativo—Déjame ver.

Harry extendió su palma. ya roja de tanto restriegue.

—No se ve rara—Kerry analizó la palma del ojiverde con cuidado y sostuvo su dedo medio—que grande.

Alzó las cejas.

—¿Es bueno?

—Bueno—Sonrió de lado—muy bueno...

—¡Deja de mirarlo así!

—¿Como?

—¡Como pervertido! —Chilló Collin.

Harry se rio.

—Kerry no hace tal cosa—Negó incrédulo.

—Exacto—sonrió el otro sin dejar de acariciar el dedo contrario—Tu sucia mente te hace ver cosas donde no las hay.

—Si...claro.

—Déjame ver la tuya—atrapó la mano de su colega y rozó la piel, concentrado y ceñudo.

No había nada

—Eres solo tú.

—Supongo que sí—Lo soltó.

—Ahora que me concentro, si me pica algo, una nalga.

—¿De la nada? ¿Te sientes raro?

—Muy raro ¿Me revisas porfa?

—Vale-

—¡No! —el más bajo lo retuvo en su sitio—¡Yo lo hago por ti!

—Nah, tu no.

—¿No querías ayuda? Muestra.

—Quiero que Harry me vea.

—¿Por qué? —Entrecerró los ojos.

—Porque él me pone más.

—Kerry...

Kerry estalló en risas y Harry negó divertido.

—¡Como puedes salir con esas indecencias cuando Harry pudo haber sido hechizado o algo! —se indignó.

—He tenido un día muy duro.

—¡Igual no hiciste nada!

—¿Quien acompañó a Malfoy todo el camino a la enfermería? —Se señaló—Ajá.

—Ahora si te compadezco

—Con un demonio...

Collin sujetó la mano de Harry con las suyas.

—Quédate conmigo, tengo loción hidratante en mi bolso, podría calmar la picazón.

—¡Dale un respiro!

—¡Solo soy amable!

—Ya pasará—El moreno recuperó su extremidad sin dejar de sonreír—Más me preocupa el papeleo.

—Relájate—lo miró con adoración—y déjalo en mis manos

—El papeleo ¿No?

—Ya vete—Le dio un codazo al pelirrojo.

—Te falta correa.

—Harry...—Collin abrazó al moreno y hundió la cara en su pecho, drogándose con su olor natural—Nos vemos mañana.

—Gracias, Collin. Hasta mañana.

El más bajo se alejó por el pasillo, sonriendo.

—¡También adiós! —Grito Kerry, pero no fue escuchado. El otro flotaba entre nubes, sonrojado y estúpidamente feliz de haber apachurrado al ojiverde a cada oportunidad.

—Sobre Malfoy...—Kerry sonrió ladino—¿Paso algo? —El ojiverde lo miró inquisitivo, olvidando su mano de repente.

—Si pasó, de hecho.

—¿Qué cosa?

—Depende—Se inclinó hacia el—¿Te queda comida?

—No, pero cocinare volviendo del gym.

—Entonces, lo sabrás—ensanchó la sonrisa—más tarde.

Harry se desinfló.

—Dale.

—Te veo luego—Soltó antes de girar y pararse en la zona de aparición.

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—¿Que le hiciste?

—Nada—Enroscó el brazo en su cintura—¿Cómo fue la cosa?

—Perfecto, y dime de una vez.

—No hice "nada"—respondió luciendo ofendido.

—No me trago tu teatro.

—No querrás saberlo, en serio.

Draco se soltó y tomó la baranda de la escalera, con intención de llegar a su habitación.

—Lo sabía...

No pudo avanzar más porque el otro lo presiono contra la superficie, gruñendo en su oreja:

—¿A dónde vas con tanta prisa?

Su respiración acarició agradablemente su piel.

—Suéltame—Siseó, resistiendo los temblores de su cuerpo—Tengo que cambiarme y-

—No tienes nada que hacer hasta la cena…—apresó su lóbulo con sus labios—pero yo si tengo un plan en mente…—Mordisqueó la protuberancia.

Draco soltó un gemido involuntario y lo empujó bruscamente, azorado. Eso le había hecho temblar las rodillas.

—Dije que no—Frunció el ceño.

El otro solo se emocionó más.

—A que le tienes miedo—Susurró plantándose muy cerca, sin ceder espacio—¿A qué te guste y no quieras dejarme...?

Desabotonó la parte superior de su túnica, exponiendo sus definidos pectorales, y sonrió ladino.

—¿Te has estado drogando? —Draco rebotó de sus ojos a su nariz repetidas veces, empecinado en no mirar—Y ponte ropa debajo, te vas a resfriar

—Puedo conseguir—Se mordió el labio ignorando lo último— ¿Te gustaría así? ¿Drogados hasta la mano?

—Sabes que no pasará, te quiero como a un hermano-

—No—gruñó Blaise y tomó su suave y perfecto rostro entre sus manos—No soy tu puñetero hermano.

Estrelló sus bocas.

—¡nnnog lo eh...gues! pe-pedo—boqueó por aire—¡practicammmmhh...

Un poco de su saliva casi pasa por el otro conducto cuando una escurridiza mano apresó su paquete, y comenzó a frotar sobre la tela, candorosamente.

Apretó los ojos y la imagen del ojiverde flasheó tras sus parpados.

Se escurrió del agarre al segundo siguiente.

—Voy...—Jadeó—...a hechizarte.

—Porque no soy el miope

—Exacto.

El italiano retrocedió despacio.

—Te lo pierdes—Suspiró antes de subir los escalones.

El otro lo siguió, ceñudo.

—Eso intento, y rindete de una vez.

—Sí, si...—Torció la boca, mosqueado. Abrió la puerta de la habitación y se inclinó hacia adelante—Toda tuya.

—Gracias—Se detuvo en el marco—Andas como crup en celo ¿Hace cuánto no follas?

El otro alzó una ceja

—¿Te estas ofreciendo? La respuesta es sí.

—No, idiota.

—Bueno, ayer follé, pero tenerte cerca me hace querer más.

—Dejaré de cruzarme contigo.

—Inténtalo si puedes.

—¿Es un reto? Sabes que no me gusta perder.

Blaise blanqueó los ojos.

—Lo dejo, por ahora.

—No "Por ahora", no te quiero sobre mis partes "por siempre".

—¿Y sobre tu cuello?

Los orbes grises relampaguearon con irritación.

—Te patearé el trasero.

—Nos vemos en la cena—Sonrió y giró sobre sus talones antes que le escupa en la cara.

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—Hola—Harry alzó una mano, sonriendo—¿Cómo va—Clint abrió los ojos al máximo y se escabulló en el acto, aterrado—...todo?

Hizo una mueca, inconforme.

Le habría gustado preguntar por el horario del rubio. Al parecer, no sería posible. Miró a través de la amplia ventana, la noche había caído.

Mejor dejar de holgazanear.

Volvió al frente y sujetó la polea, resignado e inexplicablemente desdichado, como si lo hubieran pinchado con una agujita cual globo a punto de estallar.

Bufó con ironía.

Antes, hubiera dado hasta su despellejada mano con tal de no cruzarse en su camino. Pero ahora, luego de hacerlo gemir repetidas veces dentro de su solitaria habitación, no podía dejar de ansiar tener a Malfoy muy cerca.

Todo el tiempo, y de preferencia sin ropa. Su polla punzó, emocionada.

Ahí iba de nuevo...

Se frotó la cara con frustración, pensando en cosas muy feas y asquerosas, procurando bajar su libido.

A su mente vino la vez que se agarró a golpes con Mclaggen en la sala de entrenamiento su primer y único día como equipo. Este había soplado su putrefacto aliento en su nariz, dispuesto a asesinarlo con el hedor.

Arrugó el ceño y se tronó el cuello.

En respuesta, lo volteó con un gancho y le rompió la columna a punta de patadas. Eso fue todo, cuando volvió de la semana de suspensión, ya tenía nuevo compañero.

Este había sido un tío flacucho y alto que adoraba perderse a mitad de cada misión para irse a ligar.

Lo que le había reventado, no era que tuviera esposa o lo dejara solo, sino que se presentara ante sus trampas como el íntimo amigo de Harry Potter, y les narrara alucinantes orgias (a su lado, por supuesto) que nunca habían tomado lugar con la finalidad de llevárselas a la cama.

Se enteró de eso un día, cuando un tío del Departamento de Aprovisionamiento le pidió unirse a esas "desenfrenadas juergas", con su mujer, porque "No la quiero engañar" y "Somos tus fans".

Harry no había querido explotar tan de inmediato, y ganarse otra reprimenda, así que dejó pasar las payasadas de su colega lo que demorara en rebasar su vaso. Es decir, dos semanas.

Había estado tomando solo en una cantina, cuando el otro se auto invitó de repente. La curiosidad por que se interesara en mantener una conversación de más de dos frases con él, y sin mujeres de por medio, lo dominó, así que le dio cuerda.

Pero no duro mucho. A los minutos llegó una tía en poca ropa que se sentó en sus piernas sin dejar de manosearlo, entonces su colega le guiño un ojo, soltando un fanfarrón "Como te dije, Harry y yo somos íntimos", antes de proponer un trio.

Achacó al alcohol que todo se volviera borroso por unos momentos y que, al salir de trance, diera con que el lugar ya no era una cantina, sino un muladar al aire libre.

Los flashes por todos lados casi lo cegaron, así que se desapareció ahí mismo.

Nunca supo el mal que hizo, pero la primera plana del profeta al día siguiente "¿Salvador o latente homicida?" le dio una idea. Tampoco supo más de su ex-colega.

Lo desactivaron por dos semanas antes de asignarle otro compañero a la vuelta, que metió la pata en su primera misión de encubierto. Luego llegó otro, que se cansaba muy rápido y perdía cada dos por tres a la hora de batirse a duelo. No contó las veces que los salvó a los dos por los pelos.

Ese pasó a la historia, igual de rápido que los demás. Siguieron muchos, uno tras otro, en fila india, al punto que dejó de preguntar por sus nombres.

Y entonces un día, llegó Kerry, con su actitud silenciosa, recelosa y pesimista.

Al inicio (internamente y cuando mosqueado) le había parecido un cobarde. Sus "Podríamos morir, Potter" y los "No te seguiré sin un plan" cada que se lanzaba a la acción, lo habían irritado más de lo normal. También esa cautelosa sombra en sus ojos cuando lo veía hacer magia sin varita, o sus miradas escandalizadas cada que usaba las manos para "interrogar" a los presos: "¿Quieres que escupa la verdad o sus intestinos?".

En fin, todo eso, lo había sulfurado en demasía. Y las emociones negativas de ese entonces no le hicieron poner especial atención a que, aun y con todo, su colega lo seguía tras cada descabellado impulso que le saliera del orto, enfurruñado a morir.

"Di lo que quieras, no iré contigo" Y se aparecía a su lado de inmediato. "Me importa un carajo que hayas muerto una vez, yo no poseo tal habilidad" Pero se tiraba de la escoba tras él, temblando. "Si me acaban matando, volveré como fantasma para hacerte sufrir, no querrás ver lo que es eso" y se dejaba capturar por traficantes junto a él, frunciendo el ceño.

"Me da que es una trampa ¡Es una trampa! ¿¡No escuchaste?!"

Lo peor de todo, era que el ojicastaño y sus corazonadas, casi siempre daban en el clavo. Y esa vez no fue la excepción, habían caído en una trampa.

Se la cargaron juntos, espalda con espalda. Pero no acabo bien, porque Kerry lo envolvió con su cuerpo al caer del octavo piso de un edificio, protegiéndolo a costa de su vida:

Al despertar, vendado y entubado en San Mungo, le informaron que el pelirrojo había sido encontrado bajo el, sin piernas, nadando en su propia en sangre y totalmente inconsciente. Sus pulmones habían sido atravesados por sus propias costillas, al igual que otros órganos internos.

No la había palmado por poco.

Harry no pudo dormir de la culpa que lo acometió las siguientes noches. Así que, una vez recuperado, lo visitó a diario, hasta que, finalmente un día, el pelirrojo despertó, sobresaltado. Conectaron miradas, y sintió un alivio tan grande de verlo en esa cama vivo y coleando, que no se contuvo de apresarlo entre sus brazos, sonriendo.

En ese instante fue consciente de lo mucho que ya lo estaba estimando

Recuerda haberse disculpado torpemente por su pobre control emocional, y obtenido como respuesta una sonrisa torcida y un ronco "No te me pongas cursi, Potter".

Ese evento marcó un antes y un después en su relación.

Las siguientes veces fue menos animal y más juicioso (no con sus objetivos, que Harry adoraba llevarse al cuartel enteros o en partes con la intención de hacerlos vomitar información), es decir, empezó a hacerle más caso, dando con que, milagrosamente, dejaron de sufrir tantos accidentes.

Kerry nunca trajo a colación la vez que casi muere por su culpa, u otro tema parecido, en realidad nunca hablaba de cosas tristes, hasta la fecha. Con el tiempo, comprendió que el pelirrojo no le guardaba rencor porque, simplemente, tenía tanta oscuridad en su corazón como él, autocontrol.

Como sea, su actitud recelosa perdió fuerza, y las veces que saltaba, la ignoraba olímpicamente. Sabía que sus muecas eran pura fachada intentando disimular lo mucho que se preocupaba.

Al final iría tras él, así como estaba seguro que se lamería la boca más tarde o que escucharía sus preguntas sobre Malfoy.

Quien, por cierto, había estado estupendo en todo sentido. Verlo en acción había sido un deleite, como el suave perfume que ingresó por sus fosas nasales cuando lo abrazó por detrás, enterrándole toda su...comida podrida, fea y maloliente.

Llena de moho y gusanos, igual que el curry olvidado en su mesa la vez que se fue de misión por tres semanas. El olor esparcido había sido una puta pesadilla.

Se levantó en busca de las mancuernas.

Y así, correteando entre su libido y el decoro, transcurrió hora y media.

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Finalizó su rutina igual de cachondo que cuando entró, y salió en busca de comida, tratando de ignorar el molesto picor en su palma.

Ingresó al supermercado, enumerando ingredientes. Solo le faltaba especias, papa, zanahoria...y, si, solo eso. Sería un guiso simple. A Kerry le gustaba la pechuga y la calabaza.

Que ya no tenía, la necesitaba para el jugo.

Sostuvo dos frutas, una con cada mano, intentando decidirse mientras su mente volvía a cierto tema que no había dejado de rondar por los rincones de su mente desde que entró al establecimiento.

¿Cuál sería el mejor escenario para conocer un poco más a Malfoy?

¿Invitarlo a cenar? No tenía nada de guarro, lo hacía con cualquiera de sus amigos. Cocinarle algo no estaría mal, se sabía unas cuantas recetas que involucraban el horno.

¿Le gustaba su comida siquiera? Nunca había hecho un comentario al respecto.

Kerry no dejaba de alabarlo cada que cenaba en su casa ¿Malfoy también lo haría? Si intentaba algo nuevo ¿Se chuparía los dedos hasta el fondo? Con su juguetona lengua enredada en...

Su polla salto de solo imaginarlo así, metiéndose comida a la boca…con los dedos, sobre la mesa del comedor, sin ropa.

Sonrió bobalicón.

—Mamá...—Parpadeó volviendo en sí, se había quedado mirando a la nada—ese señor me está mirando.

La señora posicionada tras la niña frente a él, entrecerró los ojos con aversión.

—Que miras—Torció la boca con desagrado.

Carraspeó.

—Na-nada, lo-

—¡Quítate! Antes que llame a seguridad.

—¡Lo siento!

Se alejó hacia la sección "Verduras" con las dos calabazas, escapando del "Lolicón de mierda" que persiguió su espalda.

Se perdió entre los estantes, dispuesto a no perder más el tiempo.

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Draco salió de la ducha de muy buen humor.

¿Razón? Simple. El pelirrojo sinvergüenza había estado en lo cierto, Creevey no había tenido una cita con Potter. Eso había sido un secuestro.

Por otro lado, había dejado al moreno anonadado.

Tarareó mientras revolvía su closet en busca de algo cómodo. Extendió una cafarena de algodón color mostaza y asintió, complacido.

Si, había hurgado sutilmente en sus recuerdos de la noche anterior (no había aguantado la curiosidad) dando con que Potter había caído redondito en su chapucera trampa, sin huevos para chotearlo, todo un santurrón.

Se había dejado arrastrar al interior del local para terminar borrando su raya sobre su asiento sin otra opción que ahogarse en alcohol, mirando algo por sobre la cabeza de Creevey con mucha insistencia y fingiendo interés en la insulsa charla de manera casi dolorosa.

Hasta que su vejiga no aguanto más y se piró al baño, el resto era historia.

Ya vestido, se tiró a la cama cerrando los ojos, regocijado, evocando al moreno y su increíble pinta de golfo, diciéndole que era increíble.

Su pecho se infló mientras metía su mano bajo la ropa.

Le gustaría tenerlo encima en ese instante, sin ese caliente uniforme, con toda su "gloria" dentro de él.

Se mordió la boca y cerró los ojos, palpando su sexo. Estaba duro, durísimo, con solo recordar su respiración en su oreja, llenándolo por detrás.

El pestillo sonó de la nada y procedió a tirarse de la cama a toda velocidad, al borde de un paro cardiaco.

La puerta se abrió y Blaise asomó medio cuerpo.

—Tenemos tallarín al pesto para…—Parpadeó ante un Draco despeinado, tirado en el suelo de mala forma y con el pecho agitado—¿Que hacías?

—¡Largo! —Se sentó bruscamente con las mejillas ardiendo y le aventó una pantufla.

No llegó a dar, la puerta se había cerrado casi de inmediato.

—¿Que bicho te ha picado ahora? —Llegó desde afuera.

—En serio ¡te mataré!

Se calzó disgustado.

Ya se le había bajado toda la emoción.

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—Te llevadé en mi bolsicho.

Kerry masticaba cada bocado a medias, animadamente, como apurado por acabar con todo antes que alguien se lo quitara.

Harry se carcajeó con ganas a su lado, su mentón apoyado en la mano que no irritaba.

—Entonces ¿Qué tal la idea?

—Com sinceguidad—Dejó su cuchara a un lado, y lo encaró con la boca medio llena— no cdeo que prefieda un restaugante pudiendo comeg esto.

—Mira que eres increíble—Extendió su mano picosa y barrió un poco del guiso que chorreaba en la cara del otro, desde su labio inferior hasta casi llegar mentón—Hazlo con calma.

Kerry tragó de golpe todo el contenido en su boca.

—¿Me estas calentando?

—¿Por quitarte un poco de comida con el dedo?

—A eso, mi estimado—Sonrió de lado—se le llama ligar con sutileza.

Harry bufó, incrédulo.

—No estaba enterado—Se encogió de hombros y jalo una servilleta.

Se la extendió.

—Ahora no te estoy ligando ¿cierto?

—A veces me pregunto de que trinchera has escapado.

—No todos somos tan acertados como tú para ciertos asuntos.

Harry despeino su melena distraídamente antes de meter su cuchara llena y sacarla vacía, lamiendola con gula. Estaba cagado de hambre.

—Si lo sigues haciendo, no respondo.

—Ahora que.

—Estar cerca de ti es un constante tirón en los huevos.

—Has soportado cosas peores—Sonrió burlón—Sobrevivirás, tú y tu increíble talento para sobrellevar el dolor.

—Mídete, esa frase acaricio mis testículos antes de entrar por mi oreja.

—¿Ahora no te puedo dar un puto cumplido?

—No es la acción en sí—Se reclinó hacia adelante—...es de quién viene, Potter.

—Sigo perdido.

—Mejor.

Sonrió torcido y regresó a su sitio para llenar su boca de nuevo.

—Querías que te soborne con comida y he cumplido—lo miró, expectante.

—Lo que pasó es que—barajeó la idea antes de soltarla—parece que le desagrado a Malfoy, y mucho.

Harry lo miró, pensativo. Recordó al rubio y su actitud antes de envolverse en el caso, saltando a su yugular cada que chocaban.

Con él y Collin, era entendible, por su pasado. Pero ¿Con Kerry? No se conocían de nada.

—¿Por qué lo dices?

—Me mira feo—Lo miro planamente.

—¿Te mira feo? —Repitió.

El pelirrojo miro al anfitrión de la casa con soltura, dispuesto a no soltar toda la sopa. No le convenía que Potter sepa que habían sido pillados. No podría seguirles el paso con el numerito.

El rubio no se inmutó cuando, implícitamente, ventiló que sabía sus sentimientos por Potter, y tampoco saco al fresco su vergonzoso comportamiento cuando borracho.

Siguió actuando como si nada.

Eso era mutua conveniencia, no habían necesitado un intercambio de palabras para entenderlo.

Fingiendo ignorancia, Malfoy tendría al moreno en la liga, sin posibilidades de negar que era gay. Y Kerry lo necesitaba colaborando, y definitivamente, no abriendo la boca sobre sus recuerdos.

Su intuición le gritaba que no mueva la ficha. Las cosas estaban bien así, con el rubio y el ojiverde en el mismo asfalto.

—Supongo que esta celoso—Se encogió de hombros—porque ando cerca de ti. Así que, sé amable conmigo y no nos vuelvas a dejar solos.

Harry se quedó en silencio unos segundos antes de bufar.

—Ni siquiera sabemos si le gusto, y Collin también anda cerca de mí, pero ya viste: lo salvó sin dudar—Negó—No tiene motivos, no te conoce, lo único que sabe de ti, es lo que he comentado, que te quedas a dormir y esas cosas.

Eso explicaba el odio gratis que recibió cuando se presentó ante él.

—Entonces ¿eso es todo?

—Sí, luego llegamos donde Collin y lo salvó.

—¿Mas jugo?

—No preguntes, solo sirve.

Se mordió la boca cuando el moreno le dio la espalda, abrió la refrigeradora y se inclinó hacia dentro, buscando un poco de hielo. Su delgado pantalón se pegó a su trasero y piernas.

—Sabes...creo que deberíamos hacer algo con Collin.

—Uhm...—Harry era corto de entendederas, pero asintió, captando a la perfección a qué se refería—Tienes razón, es descuidado, se pone en riesgo con facilidad.

La voz desconcertada del pelirrojo llego hasta él mientras sacaba el hielo y lo vaciaba en la jarra de vidrio.

—¿Que diantres hablas?

—De Collin y su inexperiencia para…—Lo miro estático por un segundo antes de agregar—¿Tu no?

—No—Se desinfló, socarrón—Me refería a sus sentimientos por ti.

El moreno se acercó con jarra en mano y un brillo curioso en los ojos.

—Cierto, Malfoy comento algo sobre eso, pero no entendí una mierda ¿Me lo traduces?

—Bien, te hare el favor, no sin antes recalcar—Se apartó un rizo de la frente—que esto ya lo saben todos, menos tú.

—No me digas.

—Sí, ahí va: le gustas a Collin.

Silencio.

—Entonces Malfoy lo estaba picando un poco y ya— Negó Harry, divertido

—No, le gustas de verdad. Puedo asegurarlo.

—¿Porque me abraza?

—Y te mira como si te fuera a tragar con sus redondos ojitos.

Bufó.

—Él siempre ha sido así—Blanqueó los ojos.

—A ver, todo el puto Ministerio—Abrió las manos como si sostuviera una gran e invisible pecera con las manos—especialmente tu promoción, lo jode contigo ¿Qué opinas de eso?

—Que todo el mundo, empezando por El Profeta—Se sirvió un vaso, despreocupado—piensa que tengo inclinaciones homicidas y suicidas

—Pero, Potter—Alzó las cejas—Es verdad.

—Claro que no—Blanqueo los ojos—Si no sueltan que le gusto a Kingsley, es porque, en fin—Murmuró—La gente habla tonterías.

—Joder, hasta el que trae almuerzos por delivery lo sabe.

—¿Hilton?

—El mismo, es su tema favorito cuando se enzarza con Ryan.

—Bueno, lo creeré cuando salga de su boca—Se encogió de hombros, y le ofreció el vaso al otro.

—No puede ser...—susurró divertido ante la renuencia—¡Me rindo contigo!

Harry se recostó en su silla, perezoso.

—Como te decía, Collin necesita participar más en los casos, para agarrar experiencia.

—No lo recomiendo.

—¿Tus motivos?

—El principal y no puedes obviarlo a la ligera, es que apunta mal al orinar.

El otro lo miró descreído.

—¿Te fijaste en cómo descarga?

—Inevitablemente, y te aseguro que, si yo se lo sostuviera, ni una gota asomaría de su taza.

—Que diestro—Lo picó con sarcasmo.

—¿Te lo demuestro? —Vació su vaso y se lamió la boca—Podrías quedar ciego de la impresión.

Harry largó una carcajada, tirando la cabeza hacia atrás.

Kerry repasó su manzana de adán con efervescencia y desvió la vista cuando se enderezó.

—Esta vez, podrías estar en lo correcto—Se acarició el mentón, recordando—No es tan bueno con los duelos, alterné una lucha con él durante los entrenos y…si, admito que falta práctica.

—¿Practica? Tiene que nacer y pasar por Hogwarts de nuevo—Harry no aguantó la risa de nuevo mientras el otro lo señalaba con un dedo—Morirá a la primera, te acordaras de mi ¡Esta cantado!

—Que exagerado eres a veces.

El pelirrojo desistió con eso de hacerlo entrar en razón y vació su plato. Se recostó contra el respaldar, satisfecho.

—¿Cama?

—Eres el anfitrión perfecto.

Harry negó de nuevo, resoplando.

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Luego que Kerry se encerrara en la habitación de invitados, hinchado como una pelota. Harry procedió a darse un merecido baño.

Embadurno su cuerpo con espuma, relajadamente, y apresó su sexo con deseos de finalmente, conseguir una erección.

Pensó en Malfoy, su insolente boca…y sus libres cabellos alrededor de su rostro.

Su frustrada erección finalmente floreció, y su sexo se alzó orgulloso.

Lo tomó entre sus manos y apresó con fuerza, mordiéndose la boca, no queriendo despertar a nadie con sus gruñidos.

Presionó el glande, boqueando, y de pronto...la picazón de su mano se disparó hasta lo insoportable.

Soltó su sexo maldiciendo en voz baja y se miró la palma, contrito. Se estaba llenando de pústulas a una velocidad alarmante.

No pudo contener un rugido de rabia cuando una figura se terminó de dibujar sobre su piel.

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—¡HIJO DE PUTA!

Kerry saltó de la cama con el aullido de la habitación contigua.

Abrió la puerta y asomó con pereza, al mismo tiempo que el otro emergía de su habitación dando un portazo.

—¿Harry? —Se froto los ojos y luego los abrió al máximo.

El moreno estaba en el pasillo, desnudo a excepción de una toalla en su cadera, mojado, jadeando y sosteniendo su muñeca con fuerza.

—Cu-culero de porquería…—resopló, echando espuma por la boca, rojo de cólera.

Kerry se acercó de inmediato. Medio caliente, medio alarmado

—Muestra—Intentó extender la palma, ignorando el húmedo pecho que subía y bajaba con fuerza en la punta de su nariz, pero esta se escondió tras un puño.

—Le daré una paliza…

—Potter—Sujeto su rostro—abre.

El ojiverde apretó la boca y asintió enfurruñado.

Soltó su mentón, pero sus ojos no volvieron a esa mano. Como un imán, se dispararon solos hacia las muchas gotitas que surcaban su pecho y hombros.

. —Me estaba…bañando y…

"Contrólate"

. —…de pronto, apareció…esta mierda.

Despegó su mirada con esfuerzo y la posó en la palma frente a él, donde un tatuaje de ponzoñosas pústulas formaba una figura.

.i.

Inclinó el rostro y apretó los dientes, ahogando su risa descontrolada.

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