"Apártate" demandó una voz fría y carente de sentimientos con impaciencia.
"¡No, por favor, a Harry no, a él no!" Suplicó otra voz femenina.
"¡He dicho que te apartes!" Volvió a exigir.
"¡NO, NO, ALÉJATE DE ÉL!"
"Avada Kedabra" y todo quedó en silencio, pesado y cargado de tristeza. Solo roto por el suave sollozo de un pequeño bebé.
La atemorizante figura se acercó a la cuna, donde se encontraba el niño, levantó la vara de madera que llevaba en la mano como hizo un minuto antes con la mujer y pronunció.
"¡Avada Kedabra!"
"¡HARRY NOOOO!"
Una cegadora luz verde iluminó toda la habitación que se volvió a asumir en el más ensordecedor silencio.
El hombre que acababa de llegar, de alborotado cabello azabache, cayó de rodillas ante el cuerpo de la mujer que yacía inerte en el suelo, se llevó las manos a la cara totalmente mortificado hasta que escuchó el suave sollozo del bebé una vez más. Con las pocas fuerzas que parecían quedarle se apoyó en la cuna para ver al niño.
"Harry…" Murmuró acercando su mano a la suave mejilla del bebé. "Estás… mi bebé… estás… ¿pero cómo?" Se preguntó a sí mismo, el hombre agarró en brazos al pequeño que sollozaba quedito, como si, de algún modo, su pequeña mente de bebé supiera el terrible hecho que acababa de presenciar.
El mayor se abrazó a Harry mientras se sentaba en el suelo con las piernas encogidas mientras apoyaba los labios sobre el alborotado cabello del niño, comenzando a sollozar.
"¡JAMES! ¡LILY! Oh no…" El azabache levantó la vista hacia esa voz familiar. "James…" en el umbral de la puerta de la habitación se encontraba otro hombre alto, de cabello negro y penetrantes ojos grises, que miraban con absoluta tristeza la escena.
"S-Sirius… Yo… yo no llegué…" lloró desconsolado pegando al bebé más a su cuerpo. "L-Lily se… Intentó salvarlo…"
"James yo… Esto es culpa mía… yo…" Dijo el recién llegado.
"No, es mía…" Habló secamente James mirando el cuerpo inerte de la mujer mientras gruesas lágrimas recorrían sus mejillas.
"No es…"
"Confié en él y peor aún no estuve ahí con ella…" Dijo y se puso de pie lentamente con el niño en brazos, que ahora dormía completamente ajeno al mundo en los brazos protectores de su padre.
"Mataré a Pettigrew…" masculló Sirius sintiendo como su sangre hervía de solo pensar en aquella persona.
"No… No vayas a tomar venganza… no ahora…" Dijo James.
"!Pero-!"
"No…" el azabache no apartaba los ojos de la cicatriz que ahora adornaba la frente del pequeño rostro de Harry. "Ahora mismo debe estar huyendo el muy cobarde."
Sirius no estaba entendiendo nada pero ahí reparó en el pequeño Harry en brazos de James, estaba perfectamente, vivo y no había rastro del señor oscuro.
"Cómo ha…"
"No lo sé" dijo James secamente. "Pero sea como sea, Harry ha sobrevivido y el señor oscuro ha desaparecido…" Sirius quedó atónito ante esas palabras. El señor tenebroso se había ido, y eso de algún modo lo había logrado Harry, ¡Harry Potter!
"Y… ¿Qué vas a hacer ahora…?" Preguntó el de ojos grises.
"Desaparecer…" Musitó. James levantó la vista hacia Sirius y habló muy seriamente. "Harry y yo tenemos que desaparecer, Sirius… debemos irnos a vivir lejos. Vivirá con los muggles lejos del mundo mágico…"
"James… ¿estás seguro de lo que dices?" Preguntó preocupado.
"Sí… es… lo mejor para mantener a Harry lejos de todo esto…"
"Iré contigo entonces…" James se quedó mirando a su amigo seriamente. "Si crees que voy a dejar que ese chico no conozca a su padrino estás equivocado." Ambos hombres se miraron sin decir nada más.
Unas horas más tarde ya habían enterrado el cuerpo de la esposa de James. Lily Potter, la madre que dió su vida por salvar la de su hijo de las garras de Lord Voldemort. El azabache conjuró unas flores con su varita en la tumba de su mujer y se despidió de ella ya que partiría con su hijo y con Sirius lejos de allí y dudaba que alguna vez volviera a ver la tumba. Era demasiado doloroso. Y para cuándo el sol empezó a salir, James Potter, Sirius Black y el pequeño Harry Potter se habían alejado de Godric's Hollow.
Ya era noticia en toda la comunidad mágica, todos saltaban de alegría y regocijo. Hacían fiestas, moragas y bailes mientras levantaban sus copas bajo los cánticos: ¡El señor oscuro murió! ¡Larga vida a Harry Potter, el niño que vivió!
Pero bajo toda esa felicidad y desdicha también se ocultaban grandes penas.
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La tetera sonaba por el agua que ya estaba caliente rompiendo el silencio que se cernía sobre la sala. un hombre alto de cabello castaño ocultaba su rostro entre sus manos. Sus hombros subían y bajaban a trompicones, como si le costara respirar con normalidad. Se apartó las manos de la cara revelando una mirada cansada e hinchada, como si hubiera estado llorando por un largo rato.
Se limpió el rostro cubierto de cicatrices con las manos y con un movimiento de varita apagó el fuego de la tetera. En ese momento escuchó rugir las llamas de su chimenea y se giró de un brinco en dirección a la sala, donde vió desvanecerse las llamas esmeraldas que dieron paso a una hermosa mujer de cabello negro, un poco por debajo de los hombros, y unos intensos ojos plateados.
"Remus…" Dijo la recién llegada entre lágrimas.
La mujer llevaba un bulto en los brazos que apretaba contra su pecho en una actitud protectora.
"¡Eleonor!" Saliendo de su sorpresa, el castaño se acercó a la mujer que parecía que iba a caer al suelo en llanto en cualquier momento y la abrazó.
"Remus… Lily está…" Intentó hablar pero el llanto la entrecortaba y no era capaz de pronunciar palabras.
"Lo sé" Mencionó sin soltar el abrazo.
"¡Vieron su tumba, Remus!" Dijo con el llanto renovado. Remus se apartó un poco y agarró el bulto que la mujer llevaba en brazos por miedo a que a la morena se le fuera a caer.
Una bebé, muy pequeña, que no debía llegar a los cuatro meses de edad, dormía ajena a toda la situación. El hombre llevó a la criatura hasta una cuna que había en la misma sala donde se encontraban, la dejó con suavidad debajo de las mantas y volvió a girarse a la mujer que lloraba desconsolada.
Remus tuvo que aguantar las ganas de llorar él también. Su corazón se oprimía en su pecho y todo le daba vueltas.
Aún no podía creer que sus amigos estuvieran muertos.
"¿Has hablad- has hablado con el profesor Dumbledore?" Preguntó ahogando un sollozo pero no recibió respuesta. "Nos serviré un té… acabo de preparar un poco, te ayudará a calmarte… y a mi también" Murmuró esto último.
Unos cuarenta y cinco minutos más tarde ambos adultos estaban sentados en un par de sillones de la pequeña sala de estar. Eleonor sujetaba una taza caliente de té con ambas manos, pero sin llegar a beber y Remus le daba el último sorbo al suyo antes de colocarlo sobre el platito que había en la mesa baja, con una expresión muy seria.
"¿Eso te ha dicho Dumbledore?"
"Sí…" respondió la mujer más tranquila mirando con tristeza su taza de té aún sin probar.
"¿Encontraron la tumba de Lily detrás de la casa… y nada más?" Volvió a preguntar Remus mirando con la misma expresión seria.
"Lily estaba enterrada en el jardín trasero de la casa pero no había rastro de nadie más…" Explicó Eleonor levantando la vista hacia el castaño. "Remus, ¿crees que James sobrevivió junto a Harry?"
"Es lo más probable" Mencionó con un atisbo de esperanza en su voz. "¿Quién más habría enterrado el cuerpo de Lily?"
"¿Tal vez Padfoot?" Remus hizo una pequeña mueca molesta al escuchar el mote.
"tss ¿él no era el guardián de los Potter?" Masculló.
"Remus…" Intentó hablar la morena pero Remus se levantó de su asiento para ir a ver a la bebé que se había despertado. "No puedes estar insinuando que Sirius vendió a los Potter a quien-tú-sabes?"
"¿Y quién más?"
"¡Remus!" El castaño se giró hacia la niña para evitar seguir hablando con Eleonor.
La bebé solo miraba de lado a lado con curiosidad, Remus se fijó en las pequeñas marcas en la cara de la niña, tenía el rostro muy pálido, como si se estuviera poniendo enferma. Él también hacía varios días que llevaba pálido y muy cansado. Supiró con pesar y se giró a la mujer sentada en el sillón.
"En unos días será Luna llena, déjala conmigo" Mencionó y la morena le miró atenta.
"Moony, aún es un cachorro cuando se transforma… yo puedo-"
"Es mejor que se quede conmigo, mi lobo no le hará nada, más sabiendo que es suya" Dijo y acarició la suave mejilla de la bebé.
"Como quieras Moony" Dijo y volvió su mirada de nuevo a su té que seguía sin probar.
Ambos adultos estuvieron varios minutos sin decir mucho más. No tenían ganas de hablar y ambos sabían que si decían algo probablemente terminarían discutiendo. Así siguieron durante un largo rato, Eleonor se ofreció a lavar las tazas, podía hacerlo con magia, pero una parte de ella sentía la necesidad de hacer algo y mantener la mente en otra cosa. Remus por su lado, hacía reír a la bebé con pequeños gorgoritos, jugando con ella.
Siguieron en ese ambiente cómodo pero silencioso, solo roto por las risitas del bebé ante los juegos de Remus, hasta que escucharon a alguien en la puerta principal.
Remus y Eleonor miraban hacia la puerta fijamente. El castaño le dió la bebé a la mujer cuando pegaron a la puerta y las mandó al piso de arriba. Cuando la mujer se perdió de la vista de Remus este se giró y fue a la puerta con varita en mano.
La abrió lentamente y quedó mudo, dos personas que conocía bastante bien, una de alborotado cabello azabache y ojos avellanas tras unas redondas gafas y la otra de lago cabello negro y ojos de un penetrante gris. Ambos le miraban con sorpresa, como si no se hubieran esperado que les abriera.
"Remus" dijo James con una sonrisa triste. "Me alegra tanto que estés bien, amigo… yo…" Pero no pudo terminar de hablar, Remus se le lanzó encima en un aplastante abrazo del que se alegró de no llevar a Harry encima porque lo habrían espachurrado. Sirius miraba todo un poco en la distancia cargando a Harry que hacía gorgoritos contento.
Tras ese corto pero emotivo saludo, Remus le dijo a la mujer que seguía en el piso superior que podía bajar.
Los últimos rayos de sol del día comenzaron a teñir el cielo de naranja cuando los cuatro adultos se acomodaron en la sala de estar donde unas horas antes Eleonor y Remus habían tomado té.
"Entonces fue Peter… No me lo puedo creer…" murmuró Eleonor mientras acercaba más a la bebé a su pecho.
Sirius estaba pensativo sentado al lado de ella, sujetaba a Harry que intentaba agarrar un bote de tinta que Remus tenía en la mesita y que parecía haber llamado mucho su atención, pero se revolvía molesto porque su padrino no le permitía acercarse lo suficiente.
Remus por su parte parecía a punto de vomitar, se había puesto completamente pálido y se negaba a mirar a Sirius a los ojos. ¿Y cómo hacerlo? Hacía solo unas horas que había insinuado que su amigo los había traicionado.
Pero no había sido él, sino otra persona quien Remus también consideraba su amigo, Peter, Peter Pettegrew, wormtail, la rata asquerosa había vendido a Lily y James a lord voldemort. Pero para su mala suerte, Harry y James sobrevivieron al ataque y su señor oscuro había sido vencido de algún modo inexplicable por Harry Potter. Ahora esa rata se debía estar escondiendo en algún lugar sabiendo que si se acercara a cualquiera de ellos lo matarían y tampoco podría refugiarse entre los mortifagos porque lo culparían de la caída de su señor.
"Y… ¿qué vas a hacer James?" Dijo Eleonor sacando a Remus de sus pensamientos.
"¿Eh?"
"¿Qué vas a hacer ahora?" Dijo rodando los ojos exasperada. "Harry será conocido en todo el mundo mágico, escribirán sobre él en los libros de historia, todo el mundo conocerá su nombre…" mencionó preocupada sin apartar la mirada del niño.
"Lo sé" respondió James mirando a su hijo igual que aún seguía enfrascado en agarrar el bote de tinta y tironeaba en los brazos de Sirius. "Por eso nos vamos a ir…"
"¿Os vais?" Preguntó Remus metiéndose de lleno en la conversación "¿A dónde?"
"Sí, lejos, iremos a la vieja mansión de la familia Potter en Transilvania…" respondió James. "Allí estaremos apartados del mundo mágico y protegidos"
Remus recordaba pasar algunas vacaciones en esa mansión, estaba apartada de la mano de Dios rodeada de bosque y solo había cerca un pueblo muggle donde unos jóvenes merodeadores pasaban los días de fiesta.
"En realidad…" James se pasó la mano por la nuca en un gesto incómodo. "En realidad venía a preguntarles si iban a venir" soltó.
"¿Ir a donde?" Preguntó Eleonor extrañada.
"A transilvania con nosotros y antes de que te niegues Moony" añadió al ver que su amigo iba a negarse en rotundo. "Has pasado allí lunas llenas, sabes que esa mansión está perfectamente preparada. Tu hija y tú estaréis bien" dijo.
Remus cerró la boca buscando alguna excusa para oponerse, pero no la podría encontrar, a causa de su licantropía no tenía trabajo, por lo que siempre estaba sin dinero, era solo gracias a que Eleonor era la persona más amable que había conocido en su vida después de James y Sirius que le daba algo de sustentabilidad. Sería lo mejor para su hija y la de Eleonor, Samantha.
No tendría que preocuparse por el dinero ni la comida, ni las transformaciones. Pero aún así todavía no podía aceptar…
"¡Perdóname Remus!" Dijo de repente Sirius sobresaltando a todos, incluso a Harry.
"¿C-como…?"
"Perdóname, no sé… no sé cómo desconfié de tí… y por mi culpa ahora Lily está…" el moreno de repente calló, había soltado lo que llevaba dándole vueltas en la cabeza desde que Remus abrió la puerta de su casa y abrazó a James.
"Yo… yo… Solo… solo si tú me perdonas a mí por haber desconfiado yo de tí" Dijo Remus, sintiendo como si todo el peso de culpa que estaba cargando se lo quitaran cuando Sirius asintió con una sonrisa.
"Entonces dime Remus… ¿Vienes?" Preguntó James nuevamente, ahora que parecía que la tensión se había disipado un poco.
Eleonor vio a Remus asentir con una sonrisa en los labios, y soltó una carcajada cuando Sirius se levantó de golpe con una mancha negra en el pantalón y con Harry completamente cubierto de negro y un bote de tinta en la mano.
