Desolación


"Sentía demasiado cansancio por todo el recorrido que tuvo que correr más aun con la tempestad de la lluvia agregándole al pequeño niño que lloraba incontrolablemente en sus brazos.

-Seguramente tú también la extrañas, ¿no es así pequeño? – Yue no podía dejar de observar al infante. – Aunque físicamente seas el vivo retrato de tu padre...hay algo en ti que refleja a Cian.

Ante la mención de la sacerdotisa el peliblanco recordó todos los momento vividos con ella y como los hilos del destino los condenaron al grado de que las puertas de la muerte era lo único seguro que tenían.

-Pronto moriré y junto conmigo mi extirpe. – hablo mientras se refugiaba en una choza abandonada. – Algo me dice que tú serás una nueva esperanza para el mundo de la hechicería no por nada eres el hijo de una sacerdotisa y un ángel caído, pequeño Watanabe.

Yue contemplaba el pequeño rostro sonrojado del bebé que se encontraba dormido en sus brazos, contemplando el gran parecido que tenía con Sukuna sin embargo su aura era completamente distinta tan parecida a la de Cian.

-Tu no estarás solo, si yo no tendré el tiempo suficiente para estar contigo ya tengo en mente quien podrá hacerlo. – cerro los ojos agotado. – Es muy arriesgado, pero solamente ella podrá cuidarte a fin de cuentas ustedes son iguales...solo espero que Kaede-chan pueda protegerte de los demonios que pronto tendrás que enfrentar."

-Por lo que veo no puedes dormir, ¿verdad, Kyo-sama? – la mujer alejo su mirada del ventanal para ver al hombre mirando fijamente el techo de la habitación. – Me imagino que ahora nuestro Clan será el blanco de los Zenin, más al decirle a Gakuganji que ellos piensan traicionarlos.

La mirada cansada del hombre se encontró con la de aquella mujer que por casi un siglo ha estado protegiendo su Clan y a escondidas de este al hijo del caído.

-Deberías de descansar Kaede. – sonrió. – Ha sido una noche demasiado larga, y aunque tu seas una hibrida también necesitas descansar.

Kaede negó mientras se acercaba a la camilla para sentarse y tomar la mano del hombre.

-Ya no es momento para que descanse. – su mirada se encontraba perdida. – De verdad que verla nuevamente fue un golpe muy duro para mí, porque, aunque Miwa Kasumi no sea Cian su aura y alma es la misma. Lo cual hace más doloroso mi fracaso en la misión que Yue-sama hace años me encomendó, de no poder proteger a Watanabe y Jin.

Exhalando un suspiro cansado el peliblanco negó rápido desconcertando a su acompañante.

-Eso no fue tu culpa, era normal que después de enterarse sobre sus orígenes Ryomen Watanabe deseara desligarse sobre quien eran sus padres. El hizo a su manera un bien ayudando a los más necesitados con su poder y respecto a Jin...digamos que no se puede remediar algo que no tenía reparo. Ademas dudo mucho que ella, Cian o Yue te odien.

-Nunca he visto tanta felicidad en los ojos de Satoru-sama. – recordó la mirada del peliblanco. – Espero que al menos en esta época sean felices.

-Lo serán. – puntualizo Gojou. – Puede que no estén juntos siempre pero ahora existe un motivo o un lazo que unirá para toda la vida a Satoru y Kasumi.

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"Cuando les notificaron del altercado que tuvieron Yuuji y Kasumi, se preocupó demasiado. Mas aun al enterarse que el objetivo principal era eliminar a Yuuji, todo esto estaba a punto de descontrolarse y sabia como los demás que los peces gordos estarían más al pendiente del recipiente de Sukuna sin embargo... ¿que pintaba en todo esto Kasumi-san?

-¿Ya te dijeron como se encuentra el abuelo de Gojou-sensei, Kasumi-chan?

Frente a ella se encontraba un Itadori Yuuji demasiado preocupado y lastimado junto a Kasumi-san la cual estaba un poco lastimada, sin embargo, noto algo diferente en el aura de ambos como si...una conexión especial los conectara.

-Nobara-san. – hablo Kasumi mirando a su compañera detrás de Itadori.

El cual su piel se había erizado al darse cuenta de que su amiga estaba ahí.

-Fushiguro me notifico que tuvieron un ataque con una maldición de grado especial y.…vine a ver como se encontraban.

Por la forma de expresarse de Kugisaki ambos jóvenes sabían que estaba enojada, aunque ante Miwa no era enfado lo que tenía su amiga sino...

-Creo que iré con Nanami-san para estar al pendiente de Gojou-sama.

Los ojos que Yuuji le estaban dedicando le pedían que no lo dejara solo con Kugisaki porque sabía perfecto que esta furiosa y siendo honestos también le daba mucho miedo cuando esta se enojaba. Pero...probablemente en estos momentos el enojo de su amiga sea lo menos peligroso para él porque ahora sabían que era los lazos que los unía a Sukuna y sobre todo que no solo los peces gordos están dispuestos a matarlo sino también Kashimo.

-Al parecer los altercados hacia ti y Kasumi-san son más frecuentes, ¿no lo crees? – Itadori dirigió su mirada en la pelinaranja dándose cuenta de que estaban solos. – Y lo más extraño de todo es ¿Qué siempre ocurre en sus citas a escondidas?

Itadori no pronuncio ninguna palabra porque no sabía en que posición se encontraba ahora, y que su vida dependía de un hilo. Sabía que no podría ofrecerle nada a su amiga siendo el contenedor de Sukuna y ahora agregándole que esa maldición es su bisabuelo no ayudaba.

-Tiene que ver con Sukuna, ¿verdad? – la joven miro de reojo al pelirrosado. - ¿Quién es realmente Ryomen Sukuna en tu vida, Yuuji?

La mirada de Yuuji cambio a una más oscura al escuchar ese nombre, Nobara noto como apretaba los puños y veía como este deseaba llorar.

-Simplemente hoy me acabo de dar cuenta que le felicidad nunca estará a mi alcance. – rio amargamente. – Al parecer entiendo porque mi abuelo estuvo solo tanto tiempo hasta morir.

En la mente de Itadori vinieron todos los momentos que vivió con su abuelo, sabía que era un buen hombre y ni que decir de su Otousan el cual había muerto cuando era demasiado pequeño, pero recuerda una sonrisa bondadosa. No podía imaginar que personas como ellos fueran la descendencia de Sukuna, una maldición que ha matado, violado y destruido personas por mera ambición, por...poder.

-Tú no eres como Sukuna. – Nobara coloco su mano sobre la de él, logrando sorprenderlo. – Tu eres mejor que él, no dejes que el comience a tomar el control de tu vida.

-El problema es que mi vida siempre ha dependido de él. – la joven no entendía nada. – Creo que ya entendí porque nací.

Yuuji se levantó de su asiento.

-Ya me encuentro mejor. – sonrió. – Por favor Nobara dile a Nanami-san que iré al Colegio.

Debía de mantenerse alejado de aquellos que ama, comenzar a trazar una línea para que nadie más saliera lastimado ni Kasumi, ni Gojou-sensei, sus amigos y sobre todo Nobara. Sin darse cuenta la lluvia caía sobre él, apretó los puños llenos de impotencia y dolor, ¿Cómo explicarles a sus amigos que él era un descendiente de Ryomen Sukuna? ¿Qué Kasumi era la encarnación de esa mujer?

-Yuuji. – así como la mente del pelirrosado era un lio también para Nobara lo era.

La joven hechicera era consciente del porque deseaba viajar a Tokyo y sobre todo en continuar con el legado de su abuela sobre la hechicería, pero debía de reconocer que desde su llegada experimento sentimientos que nunca había desarrollado desde una sincera amistad hasta conocer lo que era querer a alguien. Sabía que tarde o temprano los altos mandos volverían a ordenar la muerte de Itadori Yuuji, pero como prometieron los alumnos de Tokyo y Kyoto en ese reunión en el cumpleaños de Hojalata-kun no permitirían eso...

-No nuevamente. – apretó los puños. – No dejare que nuevamente cargues con ese dolor, descarado idiota.

Entonces sin más preámbulos la pelinaranja busco la figura de Itadori por todos lados, sin importarle como la lluvia calaba hasta los huesos. Lo único que le importaba en estos momentos era...

-¡YUUJI! – grito al verlo cruzando la calle. - ¡YUUJI!

El descendiente de Sukuna escucho a lo lejos la voz de Nobara, pero no era posible que ella saliera con esta lluvia simplemente por él. No era tan importante para ella, pero al volver a escuchar su nombre nuevamente algo dentro de él lo detuvo y dándose la vuelta amplio sus ojos a darse cuenta de que no era producto de su imaginación y que ella estaba delante de él, su completamente mojada y su respiración agitada para alcanzarlo. Sus mejillas se sonrojaron al ver como la ropa se adhería a su cuerpo curvilíneo, pero cuando observo el rostro de Kugisaki noto el mismo semblante que tenía cuando descubrieron que no estaba muerto volviéndose a sentir el más idiota de todos.

-¡Eres un idiota desconsiderado! – la joven se acercó más a él. - ¿Por qué nos alejas cuando más nos necesitas?

Esa pregunta lo descoloco, no deseando responderla.

-Nobara es mejor que...

-¿Qué nos alejemos de ti? – soltó con ironía. - ¿Qué dejemos que todo esto de consuma al grado de desear morir?

-Mi destino siempre ha estado escrito desde antes que ingiriera esos dedos. – cosa que es cierto. – Ustedes no lo entenderían, así que por favor...

-¡No entenderemos sino nos explicas imbécil!

Ella ya no soportaba esa situación sabia por su sensei que el amor era la peor maldición de todas sin entenderlo por completo, pero al ver como Fushiguro sufría por su "hermana" deseando que despertara para por fin estar juntos o Maki-senpai esperando el regreso de ese tal Yuta ya que simplemente él tenía un encargo especial o simplemente ver su propia situación donde sino hacia algo al respecto volvería a repetirse la historia con Saori.

-Me gustas. – soltó sin reparo alguno levantando su mirada. – Me gustaste desde la primera misión que realizamos juntos. – fue acercándose al pelirrosado. – Me gusta la manera que te preocupas por mí, en cómo me protegiste cuando peleamos con esos hermanos y.…incluso me gusta que seas tan despistado que no te diste cuenta cuando te dije que fuiste un descarado en instalarte en los pocos asientos que tengo.

A medida que escuchaba cada palabra de Nobara el corazón de Itadori latía deprisa, porque él se estaba negando a la oportunidad de construir una vida y sobre todo en interesarse en alguien románicamente, pero...

-Nobara, yo... – noto como los hombros de ella temblaban y que las gotas que caían en sus ojos no era solo producto de la lluvia.

-No me importa Sukuna o si en el futuro este intenta hacerme daño. – sonrió. – Olvidas que también soy hechicera, puedo defenderme...no más bien defendernos y estoy segura de que los demás te protegerán con su vida contra los altos mandos, así que...- tomo el rostro de Yuuji acercándolo al de ella. – No vuelvas a huir, ¿entendiste idiota?

El pelirrosado asintió y rompiendo la distancia que los separaba ambos se besaron bajo la lluvia sin importar nada ni nadie ni siquiera la maldición que residía dentro de Itadori y que fue testigo de toda esa muestra de amor sintiéndose por primera vez ajeno."

Poco a poco fue abriendo los ojos al sentir un peso arriba de él, sonrojándose por notar como el rostro de Nobara estaba muy cerca del suyo y recordando los momento vividos hace poco con ella; su mano coloco un mechón rebelde detrás de su oreja sonriendo de que por primera vez en mucho tiempo se sintió feliz y anhelando que estos momentos nunca terminen.

-Pero nada es para siempre. – cerro los ojos. – Sukuna, ¿estás ahí?

Dijo esperando una respuesta de la boca que siempre salía en su mejilla cuando la maldición deseaba molestarlo o le respondía con ironías.

-Ya veo así que no te aparecerás aún. – suspiro cansado. – Dejare que este tiempo nos ayude.

Abrazo con más fuerza el cuerpo de la joven percibiendo su olor a esas flores rojas que tanto adoraba su abuelo.

-"No toda la vida podrás evadirme, Sukuna" – cerro los ojos para sumergirse en los brazos de Morfeo. – "Tarde que temprano tendrás que reconocer que tú y yo tenemos un lazo demasiado fuerte".

Lo que sabia Itadori Yuuji es que Sukuna escucho perfecto como lo nombraba y suponía para que deseaba hablar con él, pero ¿Qué se supone que le explica? Ni siquiera el mismo sabía que tuvo descendencia y mucho menos que el mocoso formaba parte de esta.

-El único que podría aclararme esto sería Uraume. – recordó a su fiel sirviente. – Al parecer el bastardo de Kenjaku tiene un plan demasiado trazado y somos una pieza clave, ¡Maldito bastardo!

Exclamo furiosa la maldición rompiendo con sus manos uno de los cráneos que tenía imaginando que al recuperar todo su poder cambiaria de planes y uno de ellos será no solo matar a Gojou Satoru y Kashimo sino Kenjaku es alguien sumamente peligroso y retorcido.

-Juro que me pagaras esto Kenjaku, lamentaras haberte metido conmigo. – una sonrisa sádica se formó en Sukuna en recordar a cierto pelinegro con potencial y que esa joven Kasumi está embarazada. – Al final no puedes predecir todo.

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"Sentía como su cuerpo se estaba desgarrando por dentro, pero debía de aguantar hasta llegar con su Clan y sobre todo para volverlo a ver, no podía irse de este mundo sin antes verlo.

-Por lo que veo el veneno se desarrolló de una manera muy rápida. – una voz detrás de él lo alerto. – Es curioso verte en esta situación, siempre fuiste el más fuerte ante cualquier adversidad, Yue-oniisan.

Lentamente el peliblanco se dio la vuelta para ver a Hajime, notando que no solo estaba cambiado físicamente, sino que el tierno y amable joven con el que se crio había desaparecido, provocando que algo en su interior se desmoronara.

-Hajime. – soltó antes de escupir sangre y caer de rodillas por el dolor.

El nombrado fue acercándose a Yue hasta quedar de cuclillas y cruzar su mirada ahora ámbar contra los azules de Yue.

-Es mejor que no te esfuerces Yue, no si quieres vivir un poco más de tiempo. – a pesar de la rivalidad que tenían no podía alegrarse del dolor de este.

-Para que vivir si las dos personas que más he amado no están conmigo. – sonrió triste. – Perdí a Cian y ahora estoy viendo que perdí a mi hermano también, dime Hajime ¿tanto dolor tenías acumulado para aceptar en convertirte en esto?

-Nunca lo entenderías, Yue. – se mantuvo serio. – Toda mi vida tuve que vivir bajo tu sombra y no sabes lo doloroso que es eso. – a su mente vino Cian. – Incluso cuando la conocimos pensé que ella seria lo único que sería solo mío, pero...me equivoque.

Yue podía ver el dolor en su hermano y como estuvo tan ciego en romper las reglas arcaicas del Clan que no noto el dolor que se encontraba en Hajime.

-Por eso preferí que ella estuviera con alguien más que contigo. – un odio lo inundo en recordar a Sukuna. – Ahora tendremos que vivir sin ella, puede que para ti sea unos días, meses o años en recordarla, pero para mí será una eternidad y cuando vuelva a renacer ahí estaré yo y te prometo Yue que esta vez Cian me amara a mí.

-Entonces yo también te prometo algo. – cerro los ojos por un instante en recordar a Kaede junto al hijo de Cian. – Yo también reencarnare, más fuerte que en esta Era porque seremos uno mismo en ese ser y sin importar nada Cian volverá a enamorarse de mi como yo de ella, solamente que...cortare todo lazo que me ate a ti y sin importarme nada...en la otra vida no tendré piedad de ti.

Cada palabra que escuchaba de la boca de Yue fue como una daga para Hajime, porque, aunque lo negara mil veces aun adoraba con todo su ser a Yue, su ejemplo a seguir y sobre todo su hermano.

-Perfecto hermano. – se levantó para verlo con superioridad. – Entonces me preparare para ese entonces y espero que encuentres esa felicidad sin tener que arrebatármela porque no seré tan condescendiente. Aunque no lo creas yo te amo Yue-oniisan.

Dijo eso ultimo lanzándole un pequeño frasco desconcertando al otro.

-Es una medicina que hará más tolerable el dolor del veneno, pero no es la cura. – se dio la vuelta no sin antes grabarse la imagen de su hermano tendido en el piso mirándolo con sufrimiento. – Adiós Yue y lo siento.

-¡HAJIME! – grito Yue al no ver a su hermano. – Regresa, por favor...regresa...Hajime. – apretó el pasto sin importarle que la lluvia calara sus huesos. – Te prometo que también te salvare, Hajime-baka."

-Hajime. – susurro Gojou mientras contemplaba el cielo de esa habitación.

Dirigió su mirada a Kasumi, tranquilizándose de que aun permaneciera dormida. Sus ojos bajaron al vientre aun plano de ella dándose cuenta de que en esta vida ellos volvieron a enamorarse y ahora tenían un lazo que los unía para siempre, sin embargo, ese sueño fue el último recuerdo de Yue hacia su hermano...

-No creo cumplir esa última promesa. – se incorporó sentándose. – Yo no soy tan bueno como Yue, creo que en eso saque a Hajime. – rio triste. – En esta Era tratare de salvar aquellos que me importan sin importar las consecuencias.

Rápido se limpió las lágrimas que derramo durante su recuerdo, descubriendo que después de todo el daño de Hajime hacia Cian y Yue estos aun le tenían un enorme cariño.

-¿Satoru, estas bien? - miro rápido a Kasumi, la cual lo miraba preocupada. – Recordaste más sobre...Hajime-san, ¿verdad?

-Incluso en su último encuentro no pudo odiarlo, ni maldecirlo. – Miwa noto como las manos de Satoru temblaban. – Siempre fui hijo único. – recordó su infancia. – Ni siquiera tuve compañeros con los que jugar o formar un lazo de hermandad excepto...- vino a su mente Suguru. – Sin embargo, este sentimiento es completamente distinto.

Él no deseaba salvar a Hajime, pero una opresión en el pecho lo inundaba al pensar que algo malo pudiera ocurrirle a la maldición cuestionándose si era porque Kashimo Hajime es parte de él o por el pasado donde Yue lo amaba siendo igual de importante que Cian llegando al grado de perdonarlo.

-"Ni siquiera al final eres capaz de maldecirme, Satoru". – recordó el día en que murió Suguru y después sus manos se tiñeron de rojo. – No entiendo porque me duele tanto ese idiota.

Kasumi acerco su cuerpo al de Satoru acunándolo en su pecho, porque ella sentía lo mismo que él.

-Yue le prometió que en esta vida te encontraría y volverían a estar juntos. – se aferró al cuerpo de Miwa. – Pero también en salvarlo...sin embargo... ¿Cómo puedes salvar una persona que no desea eso? Ni siquiera puede salvar en esta vida a la persona que más llegue a amar.

-¿Te refieres a Getou Suguru, cierto? – sintió como asentía Gojou. – No lo sé, probablemente nunca podremos salvar a todas aquellas personas que nos interesan, pero... al menos poder tener la tranquilidad de que lo intentamos.

El peliblanco levanto su mirada encontrándose con una triste de Kasumi, comprendiendo que ella no solo sentía responsabilidad de ser feliz con él y salvar a Hajime, lo que verdaderamente le importaba a Cian era proteger a su descendencia.

-Dime Kasumi, ¿Cómo le haces? – la joven parpadeo confundida. - ¿Cómo puedes mantenerte cuerda a este grado? Sabes siempre he tenido la ideología que para mantenerse en este mundo debemos de tener unos tornillos zafados.

-No lo se. – Miwa agacho la mirada para que Gojou no notara la sonrisa triste que se dibujaba en su rostro. – Simplemente llego un momento de mi vida donde comprendí que las cosas suceden por algo, no niego que cuando descubrí lo de Sukuna y Cian me rehusé a creerlo.

Entonces recordó la extraña conexión que compartía con Yuuji comprendiendo que al menos ella tenía a su Okasan, aunque fue poco tiempo y a sus hermanos, en cambio el pelirrosado tuvo que ver morir a su Otousan y después a su abuelo, aunque de este último comprendía que su muerte fue la llave para su libertad.

-Pero entendí que la vida no es color de rosa. – tomo el rostro del peliblanco. – Tampoco es blanco y negro simplemente tiene diferente tonalidades, las cuales debemos sobrellevarlas para entender nuestra felicidad.

-Quien te escuchara pensaría que tú eres la más madura de nosotros dos. – comento divertido. – Kasumi, muchas gracias.

Miwa alzo las cejas sin comprender porque Satoru le agradecía, pero cuando sintió como la abrazaba posesivamente, pero eso se fue a segundo término de un momento a otro Satoru volvía a besarla con desesperación y anhelo. Conectando los lazos que por décadas e incluso un siglo permanecieron de ambos, entiendo perfecto que pasara lo que pasara ellos permanecerían juntos.

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"No podía creer el infierno que sus ojos estaban presenciando, el pueblo que una vez Cian-sama se encargo de proteger incluso involucrándose con el Rey de las Maldiciones se encontraba lleno en llamas, se podía percibir el olor a sangre, destrucción y sobre todo dolor.

-Esto parece el infierno. – susurro horrorizada Kaede al ver todo eso. – Por desgracia el deseo de tu Okasan no podrá cumplirse pequeño.

Sus ojos grises observaron como el primogénito de Sukuna dormía plácidamente, después de haber tratado por todos los medios tranquilizarlo, ya que al parecer el infante presentía la falta de calor maternal.

-Watanabe-chan prometo nunca dejarte solo, pase lo que pase siempre estaré ahí para protegerte. – la pequeña hibrida sonrió a final de cuentas ellos eran de la misma especie. – Solo me pregunto, ¿Qué clase de poder desarrollaras?

-¡AUXILIO! – escucho como alguien pedía ayuda, pero debía de ser precavida y esconderse ante cualquier situación. - ¡POR FAVOR ALGUIEN AYUDENOS!

Kaede se escondió en un callejón detrás de unos barriles distinguiendo como una mujer corriendo mientras sostenía a un pequeño en brazos. Por inercia apretó mas en su pecho al pequeño, en eso los gritos fueron más latentes porque...

-Cállate mujer tus gritos aturden. – una voz ronca y peligrosa se escuchó, identificándola de inmediato.

Ante sus ojos se encontraba Ryomen Sukuna en todo su esplendor, la maldición fácilmente media mas de los dos metros, su cabello rosado desordenado, esos extraños tatuajes en su cuerpo, los cuatro brazos y como parte de su lado derecho mostraba otro rostro. Era simplemente aterrador.

-"No puedo creer que un pequeño tan adorable sea hijo de ese monstruo". – Kaede comenzó a sudar frio, mas al ver como esa mujer de pronto le arrojaba piedras y todo lo que se encontraba en su camino a la maldición.

En cambio, Ryomen Sukuna no veía a la mujer o los patéticos intentos que estaba haciendo para protegerse, su mirada azul se mantuvo fija en el pequeño bulto que esa humana abrazaba. Viniendo inevitablemente la figura de Cian embarazada de ...lo que sea que concibieron, sabía que no amaría a ese mocoso y seria un estorbo, pero...no lo ayudaría a futuro haber mantenido con vida a ese niño o niña.

-¡TODO ES CULPA DE ESA MALDITA MUJER! – grito la mujer. – SI LA RAMERA DE CIAN NO NOS HUBIERA TRAICIONADO ESTO NO ESTARIA PASA...

No pudo continuar hablando porque Sukuna le corto la cabeza, comenzaba a sentirse asqueado de estar en este pueblo patético que Cian tanto amor.

-Si supieras lo repugnante y asqueroso que pueden ser los humanos. – se puso de cuclillas para ver al mocoso el cual irónicamente sonrió al verlo, volviendo a él esa mezcla de emociones. – Fue mejor que murieras Cian, este pueblo no vale la pena.

Se levanto dejando ahí al crio, dejando sorprendida a Kaede porque no vio ningún rastro de Sukuna en asesinar a ese bebé, pero ¿Por qué? De pronto iba a acercarse para ayudarlo, sin embargo, se detuvo al visualizar a Uraume. Ella sabia perfectamente quien era ese joven, y que debía estar cautelosa si en algún momento se encontraran porque si existía alguien sin escrúpulos peor que Sukuna era el albino.

-"Sus ojos carecen de emociones, es como si no sintiera nada". – la pequeña estaba verdaderamente asustada, pero lo que presencio la dejo helada.

El pequeño que Sukuna le había perdonado la vida comenzó a llorar mas fuerte, llegando a molestar a Uraume que sin dudarlo utilizo un dominio de hielo en el infante congelándolo y de pronto el lugar se tiño de rojo. Dejándole unas enormes ganas de vomitar a Kaede, quien vio como ese monstruo sonrió sin ninguna pizca de arrepentimiento diciendo lo siguiente:

-Yo que tu me largaria si deseo que ese engendro viva más. – sus ojos se conectaron con los rojos de este y sin decir ninguna palabra mas ambas maldiciones desaparecieron. – Porque a final de cuentas Sukuna-sama no perdona la vida de ningún ser.

Diciendo esto en tono de burla Uraume se retiro para seguir con su señor, pero no sin antes dedicarle una mirada de desdén a los híbridos.

-Eso no es lo que me pareció ver. – dijo con tristeza Kaede mientras miraba el cuerpo sin vida del bebé que Sukuna había perdonado su vida. – Al parecer tu nacimiento cambiara de alguna forma al rey de las maldiciones.

El pequeño Watanabe parpadeo sin entender a la niña, que sin esperar mas se fue de ese pueblo y esperaba nunca volver a cruzarse en el camino de Ryomen Sukuna...pero que equivocada estaría...

Los años pasaron y claramente también los de Watanabe, era sorprendente como el pequeño adquiría rápidamente los conocimientos acerca de la hechicería y lo espiritual, era todo un prodigio, pero lamentablemente su crecimiento tardaba mucho cada diez años el infante cumplía uno haciendo cada vez más difícil la estancia de ambos en un pueblo fijo. Ahora habían pasado cien años de la muerte de Cian y Yue-sama incluso aún no se conocía el paradero de Hajime-sama declarándolo en la historia de la hechicería como un traidor, ella aun estaba recibiendo ayuda del Clan Gojou siendo esta financiada por la descendencia de la hermana menor de Yue y Hajime: Haruka. Sin embargo, ellos se trasladaban a lugares donde la hechicería no fuera algo común, pero lamentablemente esto ocasionaba disturbios del pequeño con otras personas porque desde hace años Watanabe podía ver maldiciones es más incluso comenzó a pelear con ellas por mero placer.

-Kaede-sama. – escucho el grito de Watanabe mientras ingresaba a la cabaña. – Dime, ¿nuevamente nos mudaremos de pueblo?

Los ojos de ella se conectaron con los del pequeño sintiendo como le partía su corazón detectando su tristeza. La apariencia de Itadori Watanabe era casi idéntico a Sukuna exceptuando sus ojos azules.

-Watanabe-chan. – toco la mejilla del pequeño. – Lo siento cariño, sabes que difícilmente permanecemos en un lugar fijo.

-Es por lo que somos, ¿verdad? – soltó melancólico. – Sabes un chico me dijo hace tiempo que mi apariencia le aterrorizaba a su abuelo porque era idéntico a un tal Ryomen Sukuna.

Esa declaración asusto de sobremanera a Kaede.

-Según era una maldición milenaria que causo mucho daño y sufrimiento a todo el mundo. – Watanabe puso su mano debajo de la barbilla como si estuviera recordándolo. – Hace como cincuenta años que el fue sellado, ya que tan poderoso era su poder que no pudieron eliminarlo por completo. Kaede-sama... ¿qué somo precisamente nosotros? ¿Por qué no envejezco como alguien común? ¿mis padres eran como yo? ¿Quiénes eran? ¿Cómo se llamaban?

Estas y un sinfín de preguntas mas dejaron atónica a Kaede, no podía simplemente decirle a "Watanabe oye sabes era un hibrido y el abuelo de ese niño tenía razón tu eres demasiado parecido a Ryomen Sukuna porque eres su hijo y tu madre fue juzgada por pensar que era su concubina, pero en realidad ella..."

-Nosotros somos unos híbridos. – debía de ser clara. – Tu eres hijo de una maldición y una humana, por eso tu crecimiento es más lento físicamente, pero se que tienes una mentalidad mas madura. Tus padres...ambos están muertos igual que los míos, pero ellos te amaban profundamente. – al menos Cian lo anhelaba y Yue-sama lo protegió. – Por el momento solo puedo decirte esto, por favor se paciente y veras que pronto podre aclarar todas tus dudas.

Kaede abrazo con fuerza a Watanabe sabia que todo sería demasiado doloroso para él, pero esperaba que al menos con esto el infante se tranquilizara un poco...que tan equivocada estaba...

-La lluvia no deja de parar. – soltó observando el cielo nublado en el gran ventanal del hospital. – Es como si el cielo estuviera llorando, como una predicción.

Se encontraba agotada tanto física como mentalmente.

-Vaya que eres pesimista Kaede, ni siquiera yo que tengo que soportar esta comida de muerto tengo ese aspecto lúgubre. – soltó Gojou Kyo mientras tomaba un poco de su gelatina y al probarla hizo una mueca de disgusto. – Por cierto ¿viste las noticias de esta mañana?

Kaede dejo de observar el clima para mirar la seriedad de aquel que por poco tiempo se había convertido en su único amigo. Sabia perfecto a que se refería y que posiblemente sus enemigos estaba mas cerca de lo que imaginaban.

-Si. – soltó mientras se sentaba al lado del peliblanco. – Es una noticia que en los corredores no dejan de hablar, el asesinato de la familia Miwa.

Kyo asintió preocupándose de que todos se encontraban corriendo peligro ahora, podía presentir que pronto algo arrastraría al mundo que conocen ahora a la desgracia.

-Le asigne un guardaespaldas entrenado a cada uno de los hermanos de Kasumi-sama. – suspiro. – Lo mas seguro que el responsable de eso haya sido Hajime-sama.

Cerro los ojos recordando aquel joven que solía admirar tanto a su hermano, pero que su egoísmo por obtener la mujer que este amaba lo orillo a este destino.

-¿Qué pasara con Kasumi-sama cuando se entere el Clan de su embarazo? O mas bien... ¿Qué haremos con los peces gordos?

-Sin importar quien sea el padre la escuela de hechicería la vetará ya que no acepta a mujeres embarazadas por las misiones y entrenamientos. Solo quedarían los peces gordos que indagarían mas acerca de quien es Kasumi y su relación con nuestro Clan.

Gojou Kyo imagino varios escenarios y cada uno ellos mostraba que no seria nada grato para los Clanes Kamo y Zenin tal concepción incluso podrían tacharlos de conspiradores.

-La única opción es que uno de ellos abra los ojos y desee ayudarnos.

La mujer miro con un gran signo de interrogación, cosa que divirtió mas al hombre quien simplemente comenzó a reír.

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Se encontraba completamente sonrojada y avergonzada, ¿Cómo es posible que toda la mañana ella y Satoru...?

-Aun sigues pensando en eso. – soltó divertido el peliblanco mientras acomodaba todo en la mesa de esa habitación para... ¿desayunar? ¿comer? – Ya te dije que es normal entre parejas tener sexo por lo menos cinco veces seguidas incluso más, además por fin estamos tomando un respiro después de todas las misiones que nos han encomendado.

Kasumi entendió a lo que se refería Satoru mas que las misiones o deberes que tenían ambos, fue su separación lo que estaba haciendo al hechicero mas meloso y apegado en ella. Cosa que era cierta, pero también era algo que Satoru no podía sacar de su cabeza y era el descubrimiento del embarazo de Miwa, sabia perfectamente que ese niño o niña era de él sin embargo ellos eran muy cuidadosos en protegerse.

-"Aunque posiblemente pudo ser ese día que terminamos". – pensó abrumado ya que el día que termino con Kasumi fue un idiota.

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos porque vio como Kasumi rápidamente corría al baño, asustándolo porque se escuchaba claramente que estaba vomitando. Acercándose se sentó con ella mientras sostenía su cabello y tocaba suavemente su espalda.

-Lo siento. – dijo abrumada porque aún sentía mucho malestar. – Es solo que...cuando destapaste la comida el olor fue demasiado intenso, no se que me esta pasando.

-Shhh...tranquila. – Gojou coloco la cabeza de Miwa en su pecho. – Simplemente estas cansada por todas las emociones y sucesos que nos han estado pasado. No tienes porque discúlpate. Todos hemos estado bajo mucha presión.

Tocaba delicadamente la piel de Kasumi, deteniéndose siempre en su espalda baja porque sabia que la piel de ella se erizaba por esa zona como si aun no estuviera segura de que a él le gustaba todo de ella.

-Tienes razón. – cerro los ojos mientras sus fosas nasales se impregnaban del aroma de Satoru. – Ademas dentro de poco regresare al Colegio de Kyoto. – era un mar de emociones. – Me duele dejar a las personas que me han ayudado y aprecio, aunque también extraño a Momo-chan, Mai, Kamo, Mechamaru incluso a Todou.

Sonrió feliz, pero en Gojou en cuanto Kasumi menciono al joven conocido como Mechamaru algo en su interior le molesto e inevitablemente las palabras de Mei vinieron a su cabeza.

-Mechamaru te aprecia demasiado. – soltó serio. - ¿alguna vez lo has visto físicamente?

Extrañada por esa pregunta Kasumi levanto su barbilla observando un semblante completamente serio de Gojou.

-Mmm...no nunca he visto al verdadero Mechamaru, pero deseo hacerlo incluso conocerlo mejor. – sus ojos brillaron, pero no era ese tinte que desprendía cuando veía a Gojou. – Yo personalmente considero a Mechamaru como mi mejor amigo, posiblemente sea porque ambos ingresamos a la escuela de Hechicería sin tener descendencia con magia. Pero creo que la vida de él ha sido muy difícil.

-Sumergirnos en nuestros defectos es lo que hace detenernos para avanzar en el futuro. – abrazo con mas fuerza a Miwa. - ¿alguna vez te llamo la atención alguien de tus compañeros?

Esa pregunta hizo las mejillas de Kasumi se sonrojarán y comenzara a boquear sin entender porque a estas alturas Satoru le estaba cuestionando eso. Sin embargo, sus reacciones lo molestaron un poco, además ¿Cuándo el gran Gojou Satoru ha sentido celos por alguien?

-Nunca he sentido mas que amistad por mis amigos y eso incluye a Mechamaru. – su tono fue serio y un poco ofendido ante las dudas de su pareja. – Simplemente me da tristeza ver como alguien tan joven se sumerge en la soledad, mas con las habilidades que tiene como hechicero, sabias que puede controlar marionetas extremadamente pequeñas con poco cantidad de energía maldita.

Sin darse cuenta Miwa Kasumi acababa de abrirle los ojos a Gojou de quien posiblemente sea el traidor puede que sea una teoría muy apresurada, pero algo le dictaba que Mechamaru era alguien de quien debían de cuidarse.

-"Mahito es una maldición que distorsiona no solo el cuerpo sino el alma de las personas" – recordó las palabras de Nanami la primera vez que él se encontró con esa maldición. – "Lo que me sorprende es que ha sabido cada paso que damos, como si tuviera la delantera sobre todo con Itadori-kun."

-Satoru... ¿acaso dudas de mí? – la pregunta llena de miedo de su novia lo saco de sus pensamientos.

-No cariño. – beso rápido la frente de Kasumi. – Simplemente pensaba lo adorable y tierna que eres con los del sexo opuesto.

Miwa no entendía a lo que se refería Satoru, pero en cambio para el hechicero todo estaba muy claro Mechamaru era el posible traidor solo era de confirmarlo y para eso necesitaba de Utahime, aunque conociendo a la hechicera se negaría a la sola idea de que alguien de sus alumnos haya sido el traidor. De pronto el estómago de Kasumi rugió provocando que esta se sonrojara y los pensamientos funestos desaparecieran para después soltar una sonora carcajada.

-Andado que la comida se enfriara. – sin mas contratiempos Satoru cargo a Kasumi en estilo nupcial para colocarla en una silla cerca de la comida mientras el servía un poco de lo que pedía. – Tomate primero ese jugo y luego come poco a poco, ¿de acuerdo?

-Si, muchas gracias, Satoru. – las mejillas de Kasumi aun estaban rojas.

Cosa que no entendía Gojou habían hecho casi de todo en la cama y al parecer el pudor era algo que siempre caracterizaba a su joven... ¿novia? Bueno sería lo más lógico tomando en cuenta el tiempo que han estado saliendo y además hace tiempo se dio cuenta que su destino era Kasumi porque ella se había convertido en su peor maldición. Aquella que sin dudarlo la protegería, no por nada solicito después de mucho tiempo la ayuda de alguien.

-¡ESTA DELICIOSO! – exclamo feliz mientras iba comiendo uno a uno de los platillos que había escogido el peliblanco, pero se detuvo al ver como Gojou la miraba divertido. - ¿Ocurre algo?

Cuestiono dudosa, pero al ver como Gojou negaba se sintió continúo degustando cada uno de los platillos, pero a su mente vinieron todas las veces que Satoru trataba de saber mas de su vida y no lo solo sobre Cian sino de su propio pasado, uno que era muy doloroso.

-Satoru, recuerdas que hace tiempo me preguntaste sobre...mis cicatrices. – esa palabras dejaron que Gojou dejara de comer para ver el semblante sombrío de Kasumi. – Bueno...como sabrás yo provengo de una familia muy...humilde.

Miwa sonrió al recordar los poco momentos felices que vivió con sus progenitores.

-Mi Otousan era de una familia acomodada, pero le retiraron su apoyo en cuanto se caso con mi Okasan. Ellos eran felices y tenían una vida tranquila, pero al nacer yo...las cosas fueron complicándose para ambos sobre todo para mi Otousan.

-Kasumi...yo creo que...

-Cuando nací muchos se sorprendieron por mi color de cabello y ojos, pero sobre todo muchas personas dudaban que mi Otousan fuera mi Otousan. – apretó los puños al recordar los desplantes que sufría su madre. – Posiblemente desde ahí la relación de mis padres comenzó a quebrarse.

Sabia que contar todo esto era doloroso y que estaba rompiendo con la magia que tenia junto Gojou en estos momentos, pero debía de continuar.

-Me imagino que cuando cumpliste cuatro años comenzaste a ver maldiciones, ¿verdad Kasumi?

La chica sintió triste.

-Eso fue lo peor de todo cuando comencé a ver maldiciones me asustaba mucho, incluso lloraba y algunos me tildaban de loca. – se rio. – Tanto que mi Okasan por recomendación de una sensei fui a terapias donde me diagnostico que todo era producto de mi imaginación, la falta de amigos y los problemas que estaban atravesando mis padres.

-En ocasiones la sociedad es demasiado cruel incluso con los niños.

Por instinto Gojou tomo la mano de Miwa como una muestra de apoyo.

-Cuando nacieron mis hermanos pensé que todo sería diferente, pero…lamentablemente no, era como si no existiera para mi Otousan las únicas veces que se dirigía hacia mi era para comprarme tinte negro y teñirme el cabello. Hasta que un día…llegue feliz por un dinero que gane para ayudar en casa, pero mi Otousan solo me ignoro y pensé tontamente que si brincaba para sorprenderlo como solían hacerlo mis hermanos sonreirá y me abrazaría, sin embargo...me tomo fuertemente del rostro para empujarme a una mesa de vidrio que teníamos. Lo último que recuerdo era a mi Okasan llorando en un charco de sangre...no corrección de mi sangre.

A medida que Kasumi iba narrando su vida, Satoru comenzó a sentir una ira inmensa por el hombre que fue padre de Kasumi. Ella no merecía ese trato, es más cualquier niño no merece tal desprecio de un padre, agradecía internamente que ese hombre estuviera muerto porque de no ser así él mismo hubiera terminado con su vida.

-Tu no te merecías ese sufrimiento Kasumi. – se levanto de su asiento para abrazarla y limpiar con sus dedos las lágrimas comenzaron a desbordar. – Lo que te dio la vida fue un don.

Miwa sonrió al escuchar decir eso.

-Pero yo fui la causante de que mi Otousan muriera. – Satoru negó.

-No tu padre fue responsable de su propio destino. – la abrazo con fuerza. – Él no vio lo maravillosamente hermosa que es su hija, porque tu eres tanto bella por dentro como por fuera Kasumi. Incluso eres mas madura que yo…porque has sabido perdonar.

La joven iba a cuestionarle a Satoru sobre eso, pero de pronto en las noticias comenzaron a transmitir el deceso trágico de una familia sorprendiendo al escuchar...

-Al parecer la familia fue brutalmente asesinada. – comento la reportera mostrando el hogar de esa familia siendo extrañamente conocida para Kasumi. – Miwa Ichiro junto con su madre, esposa e hijos fueron asesinados y calcinados dentro de su domicilio, la pregunta aquí seria ¿Quién fue el causante de tal atroz acto? ¿El hombre tenia una deuda o enemigos? Esto porque a medidos del mes pasado el negocio familiar presento una cris económica de la cual nunca podrán saber si hubieran recuperado.

Kasumi dejo de escuchar a la reportera, no podía creer que su familia paterna estuviera muerta ¿Quién se atrevió a hacerles daño? Pero inmediatamente vino a su mente una persona, y lo mismo pasaba con Satoru.

-Fue Hajime. – cargo a Kasumi para colocarla en la cama, ya que tantas emociones en un día no era nada bueno para su condición. – Kasumi... ¿estas llorando?

La joven no respondió simplemente se aferro mas al pecho de Gojou, porque esto era una advertencia. Sabia que no era cercana a su abuela, tíos o primos, pero nunca les deseo el mal a pesar de sus acciones, Hajime no estaría tranquilo hasta tenerla de eso estaba segura, pero... ¿realmente estaría dispuesta a sacrificarse por el bienestar de otros? O sería tan egoísta para simplemente permanecer al lado de Satoru sin importarle el futuro.

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Lo mismo estaba ocurriendo en estos momentos con Kento Nanami el cual no podía dejar de observar a Suki, era simplemente perfecta ante sus ojos. Sabía que era egoísta de su parte desear tener a alguien mientras se encuentra en este oficio, pero al parecer las palabras de Gojou por fin estaban surgiendo efecto en él.

-¿No puedes dormir? – Kento negó. – Nanami-kun ¿puedo hacerte una pregunta?

El rubio solo asintió mientras acercaba más el frágil cuerpo de la castaña al suyo.

-Tu y Gojou-san pueden ver las mismas cosas que Kasumi-chan, ¿verdad?

Aquello dejo sin palabras a Nanami y es que deseaba mantener a Suki lo mas lejos posible del mundo de Jujutsu, pero al parecer su actual novia no era tan despistada como creía.

-Si. – fue directo. - Lo que Miwa-chan, Gojo y yo vemos son maldiciones. – se incorporo en la cama. – Son creadas por energía maldita o negativa y con el paso del tiempo pueden volverse demasiado peligrosas. – a su mente vino Mahito.

-Y ... ¿pueden morir? – estaba angustiada no deseaba que le pasara nada malo a Nanami o Kasumi. – Dime, esas cosas ¿pueden matarlos?

Cuando se prologo el silencio la pregunta de Suki fue respondida, otorgándoles un momento por demás incomodo.

-Si, no importa que grado o años tengamos dentro del mundo de la hechicería. – a su mente vino la sonrisa de su mejor amigo y como esta se transformo el día que murió. – Siempre estamos a la deriva de que un día podemos morir.

-¿Has pensado en retirarte?

-Lo hice y no funciono. – rio amargamente. – Al final del día esto es lo que soy Suki, un hechicero de primer grado y mi único objetivo es proteger a los no hechiceros y a las nuevas generaciones.

Eso era cierto, no podía dejar un trabajo tan asfixiante a los jóvenes; no cuando tienen sueños que cumplir o metas.

-He visto morir en mis brazos a muchas gente incluso personas que estimo. – cerro los ojos recordando a Yu y Getou. – Y aun así debo de permanecer del lado correcto para seguir buscando mi propio camino. Entiendo que ahora al saber la verdad no desees estar conmi...

La joven no dejo que terminara, porque Suki se arrojó a besarlo con necesidad como si al saber esto la joven estuviera aceptando el destino de ambos.

-Entonces déjame ser parte de este el tiempo que dure. – dijo mirándolo a los ojos, entiendo por fin el aire melancólico que rodeaba al hombre. – No importa lo que suceda mientras estemos juntos me enfocare en hacerte feliz, Nanami-kun. Sabes ¿Por qué? – Kento negó aun impresionado. – Porque te amo y amar es aceptar a la persona tal y como es.

Ahora fue el turno de Nanami en besar a la joven, no podía creer lo afortunado que era en tenerla y por primera vez en su vida estaba agradecido con Gojou por ese consejo.

-Yo también te amo. – dijo. – Te prometo que finalizando este año nos iremos a vivir a un lugar tranquilo.

-¿Dónde? -cuestiono inocente la joven.

-No lo sé, tendré que pensarlo. – lentamente se coloco sobre el cuerpo de la castaña que gustosa le dejo un espacio entre sus piernas. – Pero será un lugar tranquilo para vivir el resto de nuestras vidas.

Suki asintió y dejándose llevar ambos volvieron a entregarse en cuerpo y alma.

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"Se encontraba deambulando de un lugar a otro, simplemente no entendía como la humanidad estaba evolucionando en estos 220 años seguían los asesinatos, robos, violaciones y guerras sin sentido como si una vida valiera mas que otra. Pero lo que dejaba con un sabor amargo cada vez que despertaba era darse cuenta de que Cian aún no había reencarnado, por eso se encontraba de lugar en lugar esperando percibir al menos un poco de su poder espiritual.

-¿Qué es esto? - de pronto sintió una pequeña cantidad de energía espiritual muy similar a la de Cian. - Tiene que ser ella.

Corrió tan fuerte como sus pies se lo permitían, debía de encontrar esa fuente y saber si al fin su amada Cian había renacido en una Era donde no se encontraba Yue ni siquiera Sukuna, donde podrían tener un nuevo comienzo. Pero se detuvo abruptamente al ver como Uraume salía disparado del lugar... ¿entonces ese hijo de puta sigue vivo? Los lamentos de alguien en el callejón le advirtieron que el joven no solo venia de dar un paseo sino en aniquilar a...

-Esto tiene que ser una maldita broma. – soltó impresionado Hajime y es que frente de él no se encontraba nada mas ni nada menos que...- Tu eres el hijo de Cian.

El joven tenia una apariencia de no más de veinticinco años su piel nacarada, su extraño color de cabello rosado y cuando trato de visualizarlo se quedo congelado...ese joven portaba con los mismos ojos cielos de su madre. Al parecer Uraume vino para matarlo, y al parecer no le funciono muy bien.

-¿Tu eres igual que ellos? – Kashimo enarco una ceja sin comprender. – Tu también piensas en matarme por lo que soy.

Frente a sus ojos no había nadie más que...

-Por lo que veo eres el mas callado. – soltó divertido Watanabe mientras escupía sangre. – Al parecer ese es el precio que debo de pagar…por ser hijo de ese monstruo de Ryomen Sukuna.

La forma tan despectiva y llena de odio en que decía el nombre de su progenitor hizo sonreír a Kashimo.

-Por lo que veo odias a tu padre. – se puso de cuclillas para estar a la altura del pelirrosado. – Eso es bueno, tu padre me arrebato algo que era mío.

-Esa maldición no solamente le ha arrebatado algo a usted. – apretó los puños. – A mi me ha arrebatado la libertad y a mi Okasan la mato.

Los ojos azules del chico cambiaron al mencionar a su madre.

-Hoy es tu día de suerte niño. – una luz amarrilla apareció en el brazo de Hajime el cual coloco cerca del agujero de Uraume le ocasiono al chico. – Te daré la oportunidad de vivir, solamente no olvides esto...tu estas vivo por los pecados de tu padre y por el amor de Cian, sabes ¿Por qué?

Watanabe negó con la cabeza, ya que estaba comenzando a tener un profundo sueño.

-Porque el amor es la peor maldición de todas y tu eres una de ellas.

Diciendo esto el peliblanco desapareció ".

-No entiendo porque ese día no lo mate. – susurro Kashimo mientras tocaba delicadamente la mejilla sonrojada de Kasumi. – Eres tan perfecta y hermosa.

Había entrado en la gran ventana de esa habitación en cuanto no percibió la energía maldita de Gojou, pero en cuanto ingreso al lugar supo de inmediato que ellos nuevamente estuvieron juntos. Toco algunas marcas que eran visibles en el cuello de Kasumi y que se perdían en el nacimiento de sus pechos, haciendo un trayecto con sus dedos como si deseara conocer el camino que lograba satisfacer a la joven.

-Yo que tu no bajaba mas esa mano. – sonrió cuando percibió una energía maldita parecida a la de él. – Pensé que no volveríamos a verte. – Hajime se dio la vuelta encontrándose con unos ojos cielo. – Al menos no tan pronto.

-Que te puedo decir no me gusta permanecer mucho tiempo encerrado. – camino lentamente hacia la salida. – Dime, ¿ya le dijiste que esta preñada?

Satoru arrugo el entrecejo ante la forma primitiva que su ancestro decía el embarazo de Kasumi.

-Salgamos. – comenzó a caminar. – A mi tampoco me gusta estar mucho tiempo encerrado.

Ambos peliblancos salieron de la habitación, pero en lugar de salir al corredor o algo. Se encontraban afuera usando ambos su infinito para que la lluvia no los mojase.

-Tu los mataste, ¿no es así? – Hajime sonrió porque sabia a quienes se refería. – Para que pregunte lo obvio si tu nunca le has consultado nada a ella, ese fue uno de tus mayores errores en el pasado y al parecer estas volviendo a repetirlos.

Ante esa respuesta Kashimo apretó los puños.

-Una vida mas o una vida menos no tiene importancia para mí, además esa familia la lastimo. No entiendo porque lloro esa muertes, ellos se lo merecían.

Un escalofrió recorrió a Satoru al observar por primera vez fijamente los ojos de Kashimo Hajime, eran fríos como el hielo sin ninguna pisca de humanidad en él siendo tan parecidos a los de...Getou Suguru.

-Eso es porque Kasumi no es igual que nosotros, ella aun tiene cordura y es tan buena que incluso te ha perdonado.

Aquello descoloco a Kashimo, sabia que necesitaba el perdón de la chica para comenzar de nuevo, pero... ¿cómo hacerlo su ella era lo que mas deseaba en el mundo?

-Te daré un consejo Gojou Satoru... no te hagas ilusiones de que su futuro será diferente, a diferencia de hace mil año existe algo o mas bien alguien que ha estado controlando los hilos del destino y cuando por fin logre obtener lo que tanto desea incluso mi existencia corre peligro.

-Si te estas refiriendo a Sukuna, déjame decirte que...

-¿Y quién demonios hablo de Ryomen Sukuna?

La forma divertida en que Kashimo se expreso asusto a Gojou, sino era Sukuna el mayor enemigo para ellos... entonces ¿Quién era?

-Espero que tengas un largo sueño...Gojou.

Sin decir una palabra más Kashimo Hajime desapareció de su vista llegando a molestarlo de sobre manera ya que al parecer ese sujeto solamente daba acertijos inconclusos. En eso su teléfono vibro mostrando el numero de la única persona que pensó en no necesitar su ayuda.

-Se quien posiblemente podría ser el traidor. – no tenia tiempos para andar con rodeos y bromas. – El traidor es... Mechamaru.

Esa declaración dejo helada a Utahime, porque el tiempo reloj comenzaba a girar ante un suceso que posiblemente nadie este preparado y que seguramente conllevara a la desolación.


Notas de autor: Lamentó haberme demorado tanto en actualizar este fin, pero la verdad he estado demasiado atareada con mi trabajo y vida personal que casi lo dejo abandonado. Tuve que releer varias partes para no perderle el hilo, ya que es le tengo mucho cariño porque es el primer fic que escribí de GojouxMiwa y deseaba darles un capítulo más. Espero actualizar pronto ya que como dije solo quedan 2 capítulos más los cuales serán muy emotivos para todos los personajes.

Mil gracias por todo su apoyo en cada momento que se toman para leer y dejarme un review, así como darle la bienvenida a aquellos lectores nuevos del fic gracias por su apoyo y amor por este shipp tan peculiar pero hermoso en Jujutsu Kaisen.

Sin mas me despido,perdonen uno que otro error ortográfico.

Besos y abrazos.

TheOtherDestiny ;).