El chico de los goggles y la pelirroja de gorro azul.
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Capitulo XIX
La chica del silbato roto y los hermanos de ojos azules.
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Hikari miró a Yamato bajo el reflejo del sol, y sus pestañas parecían más amarillas de lo habitual.; aquella característica le hacía recordar a su mejor amigo Takeru, quien solía meterla en problemas la mayor parte del tiempo con sus bromas.
Debía ser sincera. Caminar al lado del mejor amigo de su hermano le hacía sentir más grande y segura. Una ráfaga de orgullo la invadía, como si hubiera ganado algún tipo de competencia de hermanas menores. Y es que todo el asunto con Yamato no podía ser más trillado.
Cuando tenía ocho años, tuvo un enamoramiento con Yamato, lo usual, ¿qué chica, en su sano juicio, no se enamoraría del rubio de ojos azules con aura de chico malo que tocaba la armónica? Sobre todo cuando solía ir a su casa casi todas las tardes después de la escuela a hacer los deberes con su hermano. No pudo culpar a Sora por haberse enamorado de él en su momento, aunque claro, por siempre estaría en el equipo de Taichi, animándolo a buscar el amor.
Sonrió.
Yamato la miró, su mirada seria y conservadora.
—En algún momento tendrás que dejar de fingir.
Hikari se adelantó trotando un poco, apenas le sacó unos cuántos pasos, el gesto había sido infantil. A Yamato se le antojó muy adorable.
—¿De qué hablas, Yamato-san? —Una inocencia que fácilmente pudo haber practicado frente al espejo.
—Sé que sabes.
—No tengo idea de lo que hablas.
Yamato torció los ojos. Hikari había aprendido a fingir muy bien al lado del mayor burlón que alguna vez conoció. Toda la culpa la tenía Takeru.
—Eto, Yamato-san. Me gusta venir contigo a casa. Se siente como una cita.
Y después de decir eso, Hikari dio un pequeño saltito y besó la mejilla de Yamato. El gesto en sí había sido adorable; Hikari solía hacer eso con Taichi cuando quería molestar a su hermano y sin duda la muchacha buscaba incomodarlo.
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Unos días después, todo fue diferente. Hikari iba en silencio, un halo de melancolía la envolvía. Cuando era pequeña, solía enfermar mucho, en el Digimundo, recordó Yamato, Taichi les contó la historia de cómo casi perdió a su hermana por culpa de un resfriado que empeoró por su culpa.
El recuerdo llenó de preocupación al joven músico.
—¿Te encuentras bien? —preguntó genuinamente preocupado.
Hikari asintió. Levantó el mentón para encontrarse con él y regalarle una sonrisa forzada.
—¿Crees en el karma, Yamato-san?
Y, aunque había preguntado, no se quedó para saber la respuesta.
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La siguiente tarde, Hikari no había intentando fingir. El silencio de Yamato era agradable, era el único que no preguntaba, había dejado de hacerlo desde la única y última vez.
Hubo un resoplido sonoro.
—Ya no tiene sentido que sigamos haciendo esto —le dijo ella, ofreciéndole una sonrisa triste.
—¿Se le ha acabado la gracia al jueguito que se empeñaron a jugar?
Hikari negó efusivamente.
—Ya no hay un motivo. La quieres en serio, ¿verdad?
Yamato asintió.
—Algún día, espero que alguien me quiera así como la quieres a ella. Incluso te ves más feliz.
Yamato no dijo nada. Intuyó que lo que Hikari sentía eran síntomas de un mal de amor.
Llegaron al portal del edificio, la chica tardó en entrar. Usualmente simplemente desaparecía por la entrada, pero aquella vez jugueteaba con el borde de su camisa.
—Entiende que incluso cuando Taichi no esté, siempre puedes contar conmigo para hablar —expresó con la intención de ser un buen hermano mayor, ya que así veía a la no tan pequeña hermana de Taichi.
—Tengo a Takeru, al menos, aún es mi mejor amigo.
Aquello resonó en Yamato. Cuando él se disponía a preguntar, Hikari redujo la distancia entre ellos; el escalón de la entrada la situó casi a su altura y, en un dulce accidente, el beso que se dirigía a su mejilla quedó atrapado en medio de sus labios. Yamato permaneció inmóvil, mientras Hikari se disculpaba, dejando claro que no había pretendido nada, aunque el inesperado encuentro hizo que le temblaran las piernas.
Tras el beso, no volvieron a caminar juntos a casa de la menor.
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Mimi se dirigió a los camerinos cuando Takeru, al regresar, le dijo que su hermano había ido a buscar sus pertenencias. Tuvo que escabullirse debido a que había sido considerada "persona no deseada" en la escuela donde Yamato daba su concierto. Quería encontrarlo antes que pudiera hablar con los demás, decirle que había soltado delante de todos que eran novios y, también, preguntar si realmente lo eran.
Una sensación de emoción la invadió, ya que finalmente su relación podría salir a la luz, aunque sabía que aún había obstáculos por delante, obstáculos que tendría que superar para alcanzar su "final feliz". Ya se imaginaba la conversación con Sora, llena de lágrimas y emociones intensas.
Había un par de fans comentando sobre lo triste que estaban debido a que el concierto no pudo terminar. Cuando llegó a la habitación asignada al grupo, se detuvo frente a la puerta. Desde el interior, escuchó la voz de Hikari.
Mimi suspiró profundamente, consciente de que los demás ya conocían su secreto, pero al menos el juego de la menor estaba llegando a su fin, eso la confortaba. Sin embargo, lo que realmente llamó su atención fueron los gritos que provenían del interior; parecía una acalorada discusión.
Intrigada, Mimi acercó su oído a la puerta y escuchó las palabras que se intercambiaban:
—¿ Entonces qué debo hacer para que dejes de mirarme de esa manera?
—Lamento que esto haya sucedido, nunca fue mi intención...
—Sé que aquel beso no fue un accidente. Sé que sentiste algo. Yo... Yo...
Mimi no pudo resistir más y giró el pomo de la puerta, harta de escuchar frases incompletas. En ese instante, lamentó profundamente haberlo hecho. Los brazos de Hikari rodeaban el cuello de Yamato mientras él la sostenía por la cintura. Mimi se quedó sin palabras, desesperada por decir algo, pero solo logró dar media vuelta y salir corriendo. A lo lejos, la voz de Yamato continuaba resonando.
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Inquieto, Yamato se aventuró por las aulas del piso, buscando a Mimi con creciente ansiedad. Sin embargo, sus esfuerzos resultaron en vano, pues Mimi había desaparecido por completo. Fue Hikari quien, preocupada, con una creciente culpabilidad, decidió llamar a Sora y darle un resumen rápido de la situación. En un abrir y cerrar de ojos, localizaron a Mimi en uno de los baños del colegio, donde la encontraron llorando amargamente, no podía creer que Yamato no la había estado tomando en serio.
Al ver a Sora, Mimi corrió hacia ella en busca de consuelo, sollozando sobre su hombro hasta que finalmente se quedó sin lágrimas que derramar.
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Dejó caer sus llaves sobre la mesa, Takeru lo miró sin decir una palabra.
—Mimi no quiere verme —susurró Yamato, su voz llena de melancolía y culpa.
Takeru soltó un pesado suspiro antes de responder:
—Hikari tampoco quiere verme.
El hermano mayor miró a su hermano con una mezcla de preocupación y curiosidad, esperando ansiosamente una explicación que no tardó en llegar.
—Comencé a salir con una chica —explicó Takeru, su tono de voz reflejaba una mezcla de arrepentimiento y confusión—. Pero, parece que todo se complicó con Hikari a causa de ello. Los juegos que compartíamos, eran solo eso, juegos, pero ella los tomó en serio. Pensó que… creí que ella me conocía; pretendía que fueran bromas inocentes y le he hecho daño sin querer.
Ishida movió el cabello de su hermano en un gesto de consuelo. Aunque aún los veía como los niños que solían ser, comprendía que estaban creciendo y enfrentando las complejidades del amor, con sus decisiones impulsivas, sus desilusiones y los corazones rotos que formaban parte inevitable del proceso de crecimiento.
Rió irónicamente, reconociendo la extraña similitud con los Yagami, otra vez un Ishida-Takaishi le rompía el corazón a un Yagami, aunque no lo hubiera deseado.
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Notas de autor: Un poco de contexto en todo el asunto de los Ishida, Mimi y Hikari, creo que es la primera vez que no hay Taiora en un capítulo, pero supongo que era necesario para desarrollar la subtrama y personajes secundarios.
He ido arreglando los capítulos quitando y añadiendo sentido a la historia. Al final, decidí poner a Menoa como la ex novia de Taichi y no a Cath, porque la idea era el paralelismo entre una pelirroja y otra, cuando comencé el fic, Menos no existía. Sigo editando los capítulos.
Subiré estos días de forma seguida porque tengo ya los capítulos y con mi suerte seguro se me borran o pasa algo, además que ya es tiempo que esto acabe.
Gracias por sus rr,
G.
