Hola! Ya que esta semana NO habra actualizacion de Lado Ciego del Amor tendran un capitulo extra de esta historia. El proximo lo subire el sabado.


No soy dueña, SM sí :-)

Capítulo 4

Crepúsculo:

Sus besos eran tiernos y suaves. Bella estaba tan aturdida que no respondió con sus propios besos, pero no se alejó de él. Después de unos minutos más de atacar su boca con besos intensos, Edward se alejó unos centímetros de su rostro. Él la miró a los ojos de nuevo, al igual que Bella, Edward estaba más allá de las palabras.

No entendía qué tipo de sentimiento lo impulsó a besarla de nuevo. Apenas la conocía, pero había algo en ella que lo atraía, que hacía que le agradara; Desde el primer momento que la vio, no supo por qué, pero la deseaba, y esos sentimientos no deseados y confusos fueron los que lo hacían actuar como un imbécil hacia ella.

De repente, la sacó de la habitación y la dirigió hacia el jardín.

El jardín estaba protegido por muros de piedra de dos metros de altura. El perímetro de la cerca estaba lleno de macetas de flores de margaritas, rosas y otras plantas colgantes que Bella no pudo identificar. Edward se sentó en uno de los bancos y le sonrió a Bella y luego miró a su derecha.

"¿No te encanta?" le preguntó, finalmente rompiendo el silencio.

Ella miró en la dirección en la que miraban sus ojos.

"¿Qué la pared?" preguntó Bella sarcásticamente.

"No, tonta, los colores del cielo en el crepúsculo" le dijo.

"Todo lo que puedo ver es que está oscureciendo, Edward" dijo.

"Mira otra vez, Bella, y esta vez mira hasta que realmente veas" la interrumpió con impaciencia.

"¿Mirar qué?"

"Hazme caso" espetó. "Soy un chico moribundo, compláceme ¿sí? Sólo abre los ojos y concéntrate"

Bella cerró la boca con fuerza, respiró hondo y miró alrededor del jardín.

Las sombras se habían alargado con la puesta del sol. El aire estaba en calma y olía a hierba y rosas. Respiró hondo dejando que el dulce aroma de la noche llenara sus pulmones. Pero ella no vio ningún color. Bella pensó que tal vez su enfermedad y sus medicamentos estaban arruinando su cerebro.

Sintió su mano sobre su muñeca mientras tiraba de ella para sentarse a su lado. "Sigue mirando, sigue mirando" Edward le susurró al oído.

"No verás colores brillantes. Sólo verás los tonos pálidos y apagados de la luz que se desvanece. Pero son espectaculares. Hay dos o tres colores diferentes de lavanda, ¿Puedes verlos?"

Mientras él hablaba, ella de repente comprendió. Todavía era de día, pero se veía diferente. El césped parecía más oscuro como una alfombra de terciopelo. Ella se quedó mirando, viendo realmente el cielo crepuscular por primera vez. Edward tenía razón, había colores pálidos, fantasmales, pero delicadamente hermosos a la luz del día que se desvanecía. Era encantador y era la primera vez que Bella lo notaba.

"Siéntelo," dijo Edward suavemente.

Bella suspiró y una profunda sensación de paz la invadió. La luz mortecina pareció suavizar todo el jardín, convirtiéndolo por un momento en un lugar casi místico. A lo lejos oyó el canto de los pájaros; Ella curvó los labios y sonrió.

Edward se rió suavemente, "Ahora ves la diferencia, ¿no?"

"Nunca lo había notado antes", susurró Bella, no queriendo romper la magia del momento con voces fuertes. "Es tan hermoso, y los pájaros, había olvidado cómo suenan los pájaros"

"El crepúsculo no es el mejor momento para escucharlos. Espera hasta la primavera, entonces los pájaros nocturnos cantan."

"Los pájaros nocturnos, ¿qué son esos?" Ella lo miró con recelo, preguntándose si se estaba burlando de ella.

"Quién sabe qué clase de pájaro son. Todo lo que sé es que a veces cantan lo suficientemente fuerte como para mantenerte despierto la mitad de la noche. Recuerdo que me acostaba en la cama a las dos de la madrugada, exhausto de estudiar, y esos pájaros se levantaban como un maldito mariachi. Solía volverme loco, pero luego me empezaron a gustar"

"Nunca los he oído"

Edward se encogió de hombros. "Entonces debes estar sorda, cantan lo suficientemente fuerte como para sacarte del coma" bromeó, pero a Bella no le gustó su elección de palabras.

Sus palabras la llevaron a la realidad lo suficientemente rápido, ella frunció el ceño.

"Honestamente, ¿tienes que ser tan grosero?" Bella dijo frustrada.

"Es un don" Él sonrió, "Está bien, está bien, lo siento. Empecemos de nuevo" Edward se puso serio y se aclaró la garganta.

"¿Qué puedo hacer por ti, Princesa Bella?"

Ella puso los ojos en blanco, "Para empezar, puedes dejar eso."

"Tus deseos son órdenes" Ella ignoró su sarcasmo ya que necesitaba un favor.

Él y sus argumentos del día anterior le habían movido la conciencia. Pero ella no estaba dispuesta a decirle eso. Tenía que entregar un informe sobre un libro en septiembre, era parte de su tarea de verano y notó que él tenía muchos libros en su habitación, se preguntaba si le prestaría uno.

"Necesito que me prestes un libro"

Sus ojos se abrieron con sorpresa, "¿Tienes que entregar un análisis de un libro?"

"Sí, te lo iba a pedir ayer, pero tu petulancia y groserías me molestaron mucho. Me mantuvieron despierta la mitad de la noche" le dijo.

¿Qué me pasa? Por qué demonios le dije eso, aunque fuese verdad Pensó.

"Me halagas" Edward infló su pecho con arrogancia. "Obviamente, tengo un efecto mayor en ti de lo que pensaba"

"No dejes que se te suba a la cabeza" Bella le dijo.

"Teniendo en cuenta la montaña rusa emocional en la que he estado desde que me arrestaron, Bart Simpson podría haberme afectado fácilmente.

"Tu conciencia te está molestando, ¿eh?" le preguntó en broma.

"Mi conciencia está perfectamente tranquila. Como no iba a robarme las gafas en realidad, ¡no tengo nada de qué preocuparme!" Dijo con altivez.

"Entonces, ¿me vas a prestar el libro o no?" ella le preguntó, Edward suspiró y se levantó. Bella notó que tenía que usar la parte superior de la mesa de picnic para estabilizarse.

"Vamos" ordenó con brusquedad. "Vamos a mirar en mi estantería"

Tardó casi diez minutos en regresar a su habitación. Se desplomó en la cama, respirando con dificultad, tan pronto como entraron.

"¿Estás bien?" Bella preguntó preocupada.

"Por supuesto que no estoy bien" dijo Edward con voz áspera, tosiendo. "Si estuviera bien, no estaría aquí"

Hizo un gesto hacia la estantería, "Echa un vistazo. Voy a descansar un minuto".

Ella lo estudió por un momento, notó la determinación de su mandíbula, lo escuchó suspirar y su respiración se hizo lenta. Finalmente, cuando parecía haber vuelto a la normalidad, se dio la vuelta.

Bella vio un libro de John Wyndham, su autor favorito, que aún no había leído.

Agarrándolo, se volvió hacia él. "¿Puedo tomar prestado este?"

El asintió, "Pero asegúrate de regresármelo"

"¿Te gusta Wyndham?"

"¿Estaría en mi estantería si no fuese así?" Edward preguntó con total naturalidad, mientras se hundía en las almohadas.

"También me gusta Heinlein, ¿Alguna vez has leído Extraño en tierra extraña?"

Bella hizo una mueca, "No me emocionó. Pensé que era un poco aburrido"

"¿Estás bromeando? Es uno de los mejores libros de ciencia ficción jamás escritos" argumentó Edward.

"¿De verdad?" ella se burló.

En segundos Bella estaba sentada en la cama de Edward teniendo una de esas maravillosas discusiones que sólo los verdaderos amantes de los libros podían entender. Durante la siguiente media hora compararon, argumentaron y discutieron docenas de libros y autores diferentes. No dejaron de hablar hasta que Rosalie llegó con la bandeja de la cena de Edward.

"Estamos tarde esta noche" señaló Rosalie mirando a Bella mientras dejaba la comida de Edward.

Bella miró su reloj, "¡Dios! Son las siete y cinco. Lo siento Rosalie, perdí la noción del tiempo. No volverá a suceder"

"El tiempo vuela cuando la estás pasando bien" chirrió Rose con indiferencia.

"Bella no la estaba pasando bien" sonrió Edward. "Estaba perdiendo en una discusión"

"En tus sueños, Edward," se burló Bella. "Continuaremos esto mañana. Voy a perder el autobús si no me pongo en marcha"

Pero la verdad era que Bella la había pasado bien. Durante todo el camino desde el hospicio hasta su casa, Bella pensó en Edward: Edward y sus besos, en el crepúsculo y las cosas que le mostró en el jardín. Edward era muy inteligente y a veces la hacía sentir tonta porque no sabía ver más allá de lo que tenía en sus narices.

Ella todavía no sabía qué pensar de su confesión, pero de algo estaba segura: él también le gustaba y mucho.

Bella llegó a casa esa noche y notó que sus padres no estaban allí. En la isla de la cocina había una nota dirigida a ella:

Bella, tuvimos que trabajar hasta tarde. Estaremos en casa mañana. Hay dinero para comida para que cenes. Recuerda cerrar con llave antes de irte a dormir.

Con cariño, mamá y papá.

Había treinta dólares dentro de la nota, así que Bella pidió algo de italiano y fue a prepararse para dormir mientras llegaba la comida. Se fue a la cama después de comer pensando en que sus padres nunca la habían descuidado así. Se sentía como si viviera sola.

¿Por qué el cambio repentino?

Ella no entendía su comportamiento; Recordó los buenos tiempos con el corazón apesadumbrado. Lágrimas silenciosas acompañaron los recuerdos de ella y su hermana jugando con sus padres en el patio trasero. Atrás quedaron aquellos días felices; Todo cambió cuando Leah se enamoró de Paul y quedó embarazada. Charlie y Renée la trataron como escoria y la echaron cuando no quiso abortar.

Se meció hasta dormirse aun con lágrimas en sus ojos mientras soñaba con su hermana.