Capítulo 5: Crepitar, parte uno.
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Si aquellos a quienes comenzamos a amar pudieran saber cómo éramos antes de conocerlos, podrían percibir lo que han hecho de nosotros _ Albert Camus.
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El sol mañanero se cirnió sobre su rostro indicándole a su cuerpo que era hora de despertar. Hiruzen, el tercer Hokage abrió sus pesados párpados escaneando los rayos del sol que se asomaban por su ventana. "(Un nuevo mañana llega)" No fue capaz de contener la sonrisa que se abrió paso en sus labios.
Ajustó su cuerpo para sentarse en la cama, talló sus ojos con el fin de borrar la pereza; dejando escapar un último bostezo, caminó hasta la regadera con el objetivo de lavar lo que restaba de su holgazanería. Una ducha fría en la mañana siempre venía bien.
Una vez que estuvo completamente despierto, se dispuso a realizar el resto de sus actividades matutinas. Efectuó algunos estiramientos para mantener su cuerpo activo, se vistió con sus ropas de Hokage y saboreó el nectar amargo de una buena taza de café durante el desayuno.
La comida más importante del día.
Terminando todos sus deberes, caminó hasta la terraza de su hogar con el fin de obtener un poco de aire fresco en sus pulmones.
Cerró sus ojos mientras inhalaba, permitió que la afable brisa de la mañana chocara contras sus facciones. Era un sentimiento extraño, pero podía percibirlo, hoy sería un día especial, ¡Un muy buen día!
Sus párpados se abrieron nuevamente; pudo contemplar la belleza del pueblo, los transeúntes caminar por las calles con el objetivo de llegar a sus trabajos y el bigote mostacho en la cara de Tobirama Senju alzándose desde lo alto del monte de Hokage.
Espera un segundo... ¡¿Bigote mostacho?!
Hiruzen sintió que sus ojos estaban apunto de salirse de sus cuentas mientras admiraba la horrorosa escena grabada en el monte Hokage.
Todos los rostros de los antiguos líderes estaban pintados de pies a cabeza, el honor de una nación profanado y manchado por un montón de dibujitos.
La ira hirvió en su ser como una tetera a punto de estallar, tenía una idea bastante clara de quién era él responsable de esta atrocidad, o mejor dicho, 'quienes' eran los responsables de esta atrocidad.
De esta manera es que el hombre no pudo contener el sonido visceral que surgió en su garganta, un grito que se desarrolló desde lo más profundo de sus entrañas.
"¡ANKOOOO! ¡NARUTOOO!"
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Sentado en una posición de loto justo en la terraza de su departamento, Naruto sintió que un escalofrío recorría toda su columna vertebral. ¿Por qué de repente tenía la sensación de que alguien en algún lugar del planeta quería matarlo?
Dejó que su vista se desviara hacia las cuatro caras grabadas en el monte Hokage; allí fue cuando obtuvo su respuesta, eso hizo que sus labios se torcieran hacia arriba.
"Parece que el anciano tuvo un difícil despertar" Pintar el monumento Hokage fue por decirlo así, la última obra maestra entre él y Anko.
Lo hizo sentir nostálgico, extrañaría los días en los que solo eran ellos dos realizando bromas incesantes por todo el pueblo. Por eso es que ambos tomaron la decisión de ejecutar la broma definitiva, fue como una especie de despedida, un cierre de una etapa.
No lo mal entiendan, por nada del mundo dejaría las bromas por completo, aún seguiría causando estragos junto a Anko de vez en cuando; pero simplemente ya no dispondría del mismo tiempo que tenía antes, por lo que no podría andar ejecutando bromas con la misma frecuencia de siempre. Estaría más ocupado de ahora en adelante y todo eso tenía una explicación.
Se había graduado de la academia ninja, eso fue aproximadamente hace dos días. El tiempo de verdad pasaba volando; transcurrieron cuatro años desde el accidente en el centro comercial, cinco años desde que conoció a Anko.
"¿No crees que nos pasamos un poquito con la broma?" Hablando del diablo. Naruto volteó para mirar a Anko parada en la entrada de la terraza, muy seguramente ella también había sentido el escalofrío de antes ya que lucía ligeramente nerviosa.
Tampoco pudo evitar notar el cambio significativo que tuvo Anko con el pasar de los años; ya no era una adolescente, ahora tenía la apariencia de una mujer en toda regla. Su indumentaria también cambió bastante.
Portaba una blusa hecha de malla que se adaptaba a las curvas de su cuerpo, por encima llevaba un largo abrigo beige con bolsillos en los costados el cual siempre se mantenía abierto. El resto de su atuendo consiste en una mini falda de color naranja oscuro que se mantenía sujetada por un cinturón azul oscuro, también tenía un par de protectores de piernas grisáceos, su protector de frente, sandalias shinobi y finalmente su collar con forma de serpiente colgando de su cuello.
Dejando la apariencia de la muchacha a un lado, Naruto sonrió de forma arrogante mientras contestaba la pregunta. "¿Qué pasa? No me digas que ahora tienes miedo"
Eso hizo que ella rodara los ojos con exasperación, a veces le molestaba que el rubio parecía tener la necesidad de dar una respuesta inteligente cada vez que tenía la oportunidad.
Su enojo duro poco cuando una sonrisa afectuosa se abrió paso en sus labios a la vez que caminaba hacia adelante con el propósito de apoyar sus brazos sobre las barandillas de la terraza.
Una vez que lo hizo, permitió que sus ojos se perdieran en el amanecer mientras reflexionaba para sus adentros.
Ya no era la misma, su vida había cambiado tanto desde la llegada del rubio que ya ni siquiera podía reconocerse, compartió tanto tiempo a su lado que ya no podía recordar cómo era la vida sin él.
Tampoco era como si quisiera recordarlo, su vida era una mierda antes de conocerlo. Pero ahora todo era diferente, apreciaba al mundo de una manera diferente, tenía una mirada diferente; ahora sus ojos desprendían un brilló exuberante incapaz de ser diezmado por cualquier oscuridad.
Nunca más volvió a estar sola, nunca más volvió a tener pesadillas, la oscuridad y el frío de la noche nunca más volvió a mortificarla. Sus inseguridades, complejos, miedos y incertidumbres fueron arrancados de raíz.
Ya no pensaba en la traición de su sensei, mucho menos le importaban las miradas de odio, lo único importante para ella era esa persona que la salvó de las tinieblas.
Observó de reojo a Naruto, el cual tenía los ojos cerrados en una pose de meditación, la hizo sonreír el verlo tan concentrado.
Tenía que admitir que no podía imaginarse un mundo en dónde él no estuviera a su lado. Tantos recuerdos compartidos, tantos momentos juntos; los cumpleaños, las navidades. Despertarse por las mañanas con la vista de su sonrisa, pelear por cosas tan banales como quién tomaba el baño primero o quién lavaba los platos.
Comer palomitas mientras miraban películas juntos, salir a entrenar por las tardes en el bosque de la muerte, alimentar a las serpientes del 'Nido' o pasar el resto del día realizando bromas a los ciudadanos estúpidos.
Cada día era una nueva aventura cuando vivías junto a él. Se encontró deseando que esto durara para siempre; nunca pensó que su vida se llenaría de tanta alegría, jamás pensó que volvería a conocer lo que era la felicidad.
En el pasado, ella creyó que moriría sola y que pasaría el resto de sus días siendo atormentada por sus errores, pero entonces apareció esa mancha rubia para llenar de colores su mundo, para demostrarle que siempre tendrías otra oportunidad para volver a sonreír.
Ahora sabía muy bien en dónde estaba su camino; justo aquí. No importa a dónde fuera él, ella lo seguiría.
A pesar de toda la plenitud que estaba sintiendo en este momento, fue incapaz de no fruncir levemente el ceño cuando recordó un dato que estaba dejando pasar por alto... '¿Por qué alguien tan hiperactivo como Naruto estaba meditando?' Seguro te preguntarás.
Bueno, eso tenía su respuesta. Resulta que después de ese accidente que sufrieron en el distrito comercial, Naruto no volvió a hacer el mismo. Anko se alegró de que al menos no de mala manera.
Seguía brillando como siempre, seguía teniendo ese fuego, esa calidez que solo él podía tener. Pero ahora sabía cuando tomarse las cosas con seriedad, era conciente del mundo que lo rodeaba y los peligros que existían en él.
También se tomó su entrenamiento ninja de una forma muy personal. Al parecer, el verla lastimada marcó un antes y un después en el rubio ya que se estableció el propósito de volverse lo suficientemente fuerte para no permitir que nadie volviera a hacerle daño.
Nunca lo dijo en voz alta, pero ese hecho en realidad la hizo sentirse muy conmovida. Recordó cuando el rubio declaró a los cuatro vientos con esa determinación que lo caracterizaba, que la próxima vez sería él quien la protegiera. No hace falta decir que después de eso ella se volvió un desastre enrojecido.
Sacudió levemente la cabeza para olvidar el recuerdo antes de que volviera a sonrojarse, ¡Ella era una kunoichi fuerte! ¡No una damisela en apuros!
Decidió dejar eso de lado por ahora. Retomando el tema anterior, ella fue la que más contribuyó en el entrenamiento de Naruto; permitió que la academia se encargara de enseñarle lo básico mientras ella se centraba puramente en la labor de convertirlo en una fuerza imparable.
Ella fue brutal, despiadada y no mostró compasión, amaba al chico pero eso no era una excusa para consentirlo. Cuando hablabas de formación ninja no podías conformarte con nada menos, tenías que ir hasta el límite de tus capacidades físicas todos los días.
A pesar de todo ese sufrimiento, él nunca se quejó, nunca se rindió, nunca mostró debilidad. Eso hizo que su admiración por él aumentara.
Con el paso de los años las habilidades ninja de Naruto fueron aumentando cada vez más y más, hasta el punto que ella podia decir sin ninguna duda que el chico se había convirtió en un verdadero shinobi.
Estaba segura que podría vencer a la mayoría de chūnins de la aldea sin ningún tipo de problema y eso que ella aún no estaba mencionando su Kekkei Genkai.
'Elemento cremación' Así fue como lo nombró. Era sin lugar a dudas una habilidad única que se encargó de elevar su nivel de fuerza hasta el punto de poder compararse con algunos jōnins. Aún desconocían de donde provenía o cómo fue que lo obtuvo en primer lugar, pero la capicidad de invocar llamas mucho más fuertes que las convencionales resultó ser algo muy útil.
El nivel destructivo que alcanzaría el chico cuando fuera mayor, hizo que incluso ella se estremeciera.
Pero ese no fue el único cambio que tuvo el rubio ya que su apariencia también obtuvo diferencias muy considerables en comparación a cuando era un niño.
Ya no era chaparro, no, más bien todo lo contrario. El chico alcanzaba actualmente una altura de un metro con sesenta y cinco centímetros; solo dos centímetros por debajo de ella. Eso sumado al hecho de que su físico en realidad era bastante robusto, hizo que ella se preguntara qué demonios le estaba dando Akairy de comer al chico para que creciera de esa manera.
Supuso que el chakra del zorro junto a los múltiples entrenamientos a los que fue sometido también tenían algo que ver.
La vestimenta del rubio consistía en un traje ninja estándar utilizado para misiones de infiltración. Un Shinobi shozuko sin capucha de color negro azulado que portaba el kanji para flamas grabado justo en la espalda con letras blancas sumado a un cinturón de tela de color blanco que mantenía la prenda en su lugar. El traje contaba con una ligera abertura en la parte alta del pecho, lo que permitía vizualizar la camiseta de malla metálica que portaba debajo, sus antebrazos tambíen estaban cubiertos por unos calentadores de red que se ajustaban a su dedo medio gracias a un anillo de tela. En la zona de la tibia, sus dos piernas estaban protegidas por un par de polainas reforzadas con placas de acero; finalmente su atuendo finalizaba en una medias de color blanco que eran cubiertas por unas sandalias de paja shinobis.
No pudo evitar sentirse complacida consigo misma después de ver que había logrado influenciar al rubio con su gusto por las prendas de rejilla, era bueno saber que todos esos años de esfuerzo valieron la pena.
Ella también se encargó de mantener el cabello de Naruto recortado en los costados para darle un aspecto más limpio pero sin perder ese toque de rebeldía que caracterizaba sus puntas rubias.
El resultado que tuviste cuando juntabas todos los factores anteriormente dichos, era que tenías a un chico bastante atractivo con una apariencia que no hacía para nada justicia a su edad verdadera. De forma inconciente se encontró preguntándose que tan guapo se vería él cuando creciera.
Sacudió la cabeza de forma violenta, su rostro también adquirió un ligero tinte rojo por los cavilaciones que estaba teniendo. Se reprendió a si misma por pensar en él de esa manera, eso estaba mal, puede ser que no lo aparentara pero seguía siendo un niño.
"(Uno muy lindo...)" Anko se llevó las manos a la cara cuando sintió que su rostro se calentaba de forma furiosa. ¡¿De dónde demonios vino eso?!
No era la primera vez que tenía pensamientos como estos cuando se trataba del rubio; era extraño, le calentaban el pecho y la hacían sentir confundida.
El chillido de exasperación que dejó escapar seguramente captó la atención de Naruto ya que él ahora tenía los ojos abiertos. "¿Pasa algo?" La pregunta la tomó con la guardia baja, casi la hizo saltar de su lugar.
"¡No! ¡N-no tengo nada!" Tal vez su negación salió con un poco más de fuerza de la que era necesaria.
"¿Ok?" El chico no parecía muy convencido, pero decidió dejarlo pasar por esta vez. Internamente se pregunto por qué ella se estaba sonrojando ahora.
"D-De todos modos..." Anko carraspeó su garganta en un intento de recuperar la compostura.
"¿Qué carajos estás haciendo?" Decidió que dirigir el tema de conversación en otra dirección sería una táctica adecuada para olvidar lo que había estado pensando anteriormente.
"Estoy... Meditando" Él habló como si estuviera diciendo algo evidente.
"Si pero..." Dejó que su rostro cambiara hacia una expresión consternada. "¿Por qué lo estás haciendo exactamente? ¡Eso se ve tan aburrido!" La sola idea de estar sentada durante horas, con los párpados cerrados y sin hacer absolutamente nada, hizo que se espantara.
Ella juraría que estaría dormida a los dos minutos de comenzar.
Naruto por otro lado, parecía divertido por la reacción de la mujer. Ciertamente la meditación era una práctica que no estaba hecha para la mayoría de personas, mucho menos para Anko, sabía que la pelimorada prefiriría mil veces cortarse una pierna antes que estar sentada sin hacer nada por más de cinco minutos, ella era sencillamente demasiado energética para eso.
Sonrió levemente, bien podría abrumarla con una explicación larga y aburrida. "Lo hago porque la meditación es de suma importancia en el control de las emociones, calma tú mente, también te ayuda a formar un mejor lazo espiritual con..."
Lastimosamente no fue capaz de terminar su monólogo ya que sintió que unos brazos se envolvían alrededor de su espalda, provocando que dos montículos de carne chocaran contra él.
Se sonrojó como una tormenta al reconocer lo que eran.
"¡Aburridoooo!" Anko exclamó de forma infantil mientras abrazaba al rubio, estaba tan concentrada en su actuación de niña pequeña que no se dio cuenta que estaba frotando sus pechos contra su espalda.
Naruto sintió que el aliento se le quedaba atascado en la garganta, su corazón parecía a punto de salírsele del pecho, su rostro se tornó tan rojo como una remolacha mientras percibía como las dos esferas carnosas se frotaban contra su cuerpo.
Esto era algo que lo había estado atormentando constantemente durante los últimos años. En el pasado, cuando ella solo era una adolescente, digamos que nunca fue considerada como una chica super dotada; por este hecho es que ambos se acostumbraron a las muestras de afecto físico cercanas, como lo eran los abrazos.
En ese momento no existió problema alguno, pero todo eso cambió drásticamente cuando los activos delanteros de Anko tomaron la decisión de comenzar a crecer hasta el punto de adquirir un tamaño bastante respetable.
Eso sumado al hecho de que a la pelimorada le gustaba usar ropa bastante ceñida al cuerpo y que él estaba entrando en la etapa de la pubertad, hizo que se encontrara teniendo pensamientos impuros con respecto a ella de manera inevitable.
Que ella fuera tan afectuosa con él tampoco ayudó mucho con el problema. Incluso recordó que hubo noches en dónde fue incapaz de dormir.
"¡Por cierto!" Anko continuó con su actitud infantil, siendo totalmente inconciente de su incomodidad. "Tengo que preguntarle a Akairy con que te está alimentando para que crezcas así, tu espalda se siente más ancha ahora"
"(El burro hablando de orejas)" Fue el primer pensamiento que tuvo. Pudo sentir como la mujer profundizaba más el abrazo, provocando que su cerebro llegara hasta el límite.
"Si... Yo tengo que preguntarle lo mismo..." Sus labios se movieron de forma involuntaria, causando que sus pensamientos quedaran expuestos para que Anko los conociera.
"¿Qué?" Ella sonaba genuinamente confundida.
"¡Nada!" Grito con desesperación al darse cuenta de su desliz. Rezó internamente para que Anko no lo hubiera escuchado, no quería que pensara que era una especie de pervertido o algo por el estilo.
"¿Eh?" La pelimorada frunció el ceño mientras intentaba averiguar por qué él estaba actuando de forma tan retraída. La palabra 'timido' y el nombre de 'Naruto' nunca fueron dos cosas similares, era impropio.
No le tomó mucho tiempo decifrar el misterio cuando finalmente se dio cuenta de la posición en la que se encontraban, o más precisamente, en donde se estaban precionando sus dos amiguitos. Ahora su sonrojó tenía todo el sentido del mundo.
"¡L-Lo s-siento!" Ella rompió el contacto físico poniendose de pie de un salto, su rostro se convirtió en un desastre enrojecido al mismo nivel que el del rubio, sino más.
Se reprendió a sí misma por sus acciones, aún estaba aprendiendo cómo debía manejarse cuando se trataba de sus dos activos. En el pasado ella era una chica un tanto 'plana', así que se le hizo bastante complicado lidear con el cambio de aires.
No quería incomodarlo de esa manera, pero estaba tan acostumbrada a estar tan cerca de él que a veces terminaba olvidando por completo que ella ya no era una mocosa, ahora era una mujer.
Pero fue algo que no pudo evitarlo, había estado tan perdida en el calor que exudaba la espalda del chico que ella simplemente se movió de manera inconciente para estar más cerca de él.
Recordó lo ancha y fuerte que sentía, como parecía encajar perfectamente en sus brazos, además que...
Se sacudió por segunda vez en ese día. Allí estaban esos pensamientos otra vez, la estaban volviendo loca.
"N-no... N-no te p-preocupes" Naruto contestó de manera torpe mientras hacía un esfuerzo para recuperar sus cinco sentidos.
La atmósfera entre los dos se vió envuelta en un silencio incómodo en dónde ambos hicieron todo lo posible para evitar la mira del otro. El sonrojó que cubrió sus rostros era un testimonio de lo apenados que se sentían.
Dejando escapar un suspiró de exasperación, Anko fue la primera en cansarse de esto. ¡Ambos se conocían desde años! No iba a empezar a actuar de forma tímida ahora.
"Entonces..." Habló al mismo tiempo que se movía para sentarse frente a él. "Hoy te reuniras con tus compañeros de equipo para el examen final ¿Cierto?"
Naruto sintió que se animaba al escuchar eso, su vergüenza anterior fue olvidada temporalmente cuando recordó los sucesos que transcurrieron el día de ayer.
Luego de su graduación, tuvo que acudir a la academia ninja en donde le asignaron un jōnin sensei y en donde conoció a quienes serían sus nuevos compañeros de equipo.
No pudo evitar lucir entristecido cuando se dio cuenta que ni Tenten ni Rock Lee serían sus compañeros ya que ambos fueron emparejados con el prodigio de la clase, Neji Hyuga.
Fue algo decepcionante, había tenido la esperanza de ser emparejado al menos con alguno de sus amigos, en cambio sus compañeros eran un tal Jogō y una chica llamada Azumi.
¡Perfecto! No conocía a ninguno de los dos, en realidad no existía nada relevante en ellos que le llamara especialmente la atención.
Pero su jōnin sensei... Eso era una historia muy distinta.
"Así es..." Dio un asentamiento de aprobación. "Kakashi sensei nos dijo que estuviéramos en el campo de entrenamiento siete a las cinco de la mañana, también nos dijo que no desayunaramos nada o íbamos a vomitar, pero dado que llegó tarde el primer día, teoricé que solo es una táctica para obligarnos a realizar el examen con el estómago vacío. Es muy probable que llegué tarde también hoy, por eso decidí que no tenía sentido presentarme allí temprano"
Anko escuchó toda la explicación con una mirada críptica, debía admitir que su teoría sonaba bastante acertada, era muy posible que tuviera razón.
Hizo una leve mueca de disgusto al pensar en el hombre que sería el nuevo sensei de su rubio.
Hatake Kakashi, no le gustaba el tipo, no era más que un pervertido y un vagabundo. Rezó internamente para que Naruto no se viera influenciado por esas cualidades tan repugnantes.
Dios sabía que si ese tipo intentaba corromperlo ella se aseguraría de torturarlo hasta la muerte.
"No sé que está pensando el anciano al asignarte ese maldito espanta pájaros..."
Expresó su disgustó. Le fastidiaba que alguien que no fuera ella supervisara el entrenamiento del rubio, por un momento incluso tuvo la esperanza de que Sarutobi le diera la oportunidad de instruirlo por si misma una vez que se graduara de la academia.
Era cierto que el trabajo en TI le exigía mucho tiempo, ¡Pero ella era una tokubetsu jōnin por Dios! ¡Podría haberlo hecho!
"Sé que no te agrada..." Observó como él se encogía de hombros. "Yo mismo puedo decir que parece bastante idiota, pero es considerado como uno de los mejores jōnin de la aldea por alguna razón, el anciano sabra sus motivos"
Ella no parecía satisfecha con la respuesta, Naruto seguramente se percató de su molestia ya que se apresuró a extinguir sus temores.
"¿Tienes miedo de que el tipo sea una mala influencia?" Habló con esa sonrisa que siempre utilizaba cuando veía a través de ella.
¡¿Cómo carajos él tenía la habilidad de leerla tan fácilmente?! La comprendía tan bien que a veces daba miedo. Dejó caer sus hombros en señal de derrota mientras un leve puchero se abría paso en sus labios; no tenía que contestar la pregunta, su reacción decaída fue respuesta más que suficiente.
Naruto tuvo que contenerse para no abrazar a la mujer allí mismo, ella podía verse tan malditamente tierna cuando lo quería. "Difícilmente podría terminar como Kakashi, solo piénsalo, no es algo que vaya conmigo"
Ella dejó escapar un suspiro de derrota, se sentía un poco más tranquila después de escuchar eso. Tenía razón, él era muy diferente a Kakashi, también era muy poco probable que alguien tan terco pudiera ser influenciado tan fácilmente.
Aún así, seguía teniendo algunas dudas.
Fue sacada de sus cavilaciones cuando escuchó algunas risitas por parte del rubio, eso hizo que su curiodad se encendiera ¿A caso se burlaba de ella?
"¿Qué es tan gracioso?" Pregunto de una manera un poco más acalorada de lo que tenía planeado inicialmente.
Al parecer él no se percató de su tono ya que no se inmutó en lo más mínimo. En cambio, la miró directamente a los ojos con una sonrisa cariñosa. "Nada, nada... Solo estaba pensando en que me gusta tu abrigo, hace juego con tus ojos"
Anko fue tomada por sorpresa ante el comentario tan repentino, de todas las cosas que esperaba que él dijera, un alago no estaba en su lista.
Pudo percibir el leve calentamiento en sus mejillas que le indicaba que estaba a punto de volverse a sonrojar. Tuvo que maldecir internamente al rubio, fue tan difícil superar su vergüenza anterior para que él simplemente viniera y arrojara todo ese esfuerzo por la borda.
"N-no es para tanto" Trató de restarle importancia, no quería convertirse en un desastre penoso de nuevo, al menos no tan rápido.
Sin embargó, se dio cuenta bastante pronto que él tenía otros planes en mente.
"¡Claro que lo es!" Declaró con ferocidad. "Tus ojos son hermosos"
'Hermosa'. Anko sintió que el corazón le latía a mil por hora mientras las palabras que acaba de escuchar se repetían una y otra vez en su cabeza.
No solo fueron las palabras en si, sino también la manera en que lo dijo. No hubo segundas intenciones detrás, tampoco un deseo de hacerla avergonzar a propósito; él simplemente habló con completa sinceridad. Lo que dijo, lo dijo desde lo profundo de su alma, no mintió.
Él verdademente creía que sus ojos eran hermosos.
No fue capaz de detenerlo, en contra de su voluntad, su rostro ardió en llamas una vez más, pero esta vez su intensidad fue incluso mayor.
A este paso terminaría rompiendo un récord.
Al ver que ella se estaba sonrojando, Naruto finalmente comprendió lo que acaba de decir, causando que sus mejillas también se tiñeran con un leve color rojo.
Se maldijo internamente por tener ese mal hábito de 'hablar primero, pensar después'. Sencillamente tenía que escoger este momento para empezar a divagar de lo linda que era Anko y luego soltarlo sin más.
¡Perfecto Naruto, eres un genio!.
Queriendo ahorrarse la vergüenza venidera, se apresuró a hacer su salida. Y-ya me voy, hasta luego" Le dio un rápido abrazo a Anko antes de salir corriendo del departamento.
La pelimorada apenas pudo registrar la huída del chico, aún se encontraba demasiado aturdida como para ser capaz de pensar en dos cosas a la vez, ahora mismo su atención se encontraba por completo en otra parte.
Se llevó una mano al pecho mientras sentía que un calor electrizante sacudía todo su cuerpo, el fuego creció en su interior quemando cada rincón de su alma; no comprendía muy bien que era esta sensación que estaba experimentando, aún así, sus labios se curvaron instintivamente hacia arriba.
Felicidad, su corazón bailaba de jubiló mientras un único pensamiento perforaba su mente.
Quedó grabado para siempre en ella.
"Él creé que soy hermosa..."
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"¿Se puede saber por qué eliges estas horas para interrumpir en mi casa?" Kurenai Yūhi, mejor conocida como la dama Gentjutsu de Konoha, habló con una voz que demostraba su descontento.
Anko sonrió nerviosamente mientras se encontraba en el extremo receptor de toda su molestia. Le parecía que la otra mujer solo estaba siendo dramática, eran las doce del medio día, tampoco era tan temprano.
Conoció a Kurenai durante la realización de los exámenes de jōnin, en ese momento ambas decidieron hacer equipo juntas para aumentar sus chances de pasar la prueba; no hace falta decir que la táctica fue todo un éxito cuando al final lograron obtener el ascenso.
Desde ese entonces, ambas se volvieron muy cercanas, hasta el punto de decir que eran mejores amigas. Por esta razón es que tomó la decisión de acudir a ella con el fin de distraer su mente.
Necesitaba borrar (Al menos de forma momentáneamente) la charla que tuvo con Naruto de su cabeza, si no lo hacía entonces terminaría loca.
Todo fue tan confuso, sus emociones se convirtieron en un revoloteo imparable, su corazón latía con rapidez cada vez que pensaba en el rubio; necesitaba despejarse, tomar algo de aire.
De esta manera es que terminamos en esta situación, con ambas sentadas en la mesa del comedor mientras compartían una taza de café, con una Anko muy nerviosa y una Kurenai un tanto enojada pero también con mucha curiosidad.
La dama Gentjutsu comenzó a preocuparse un poco al ver qué su amiga comenzaba perderse en su propio mundo ignorando por completo su pregunta anterior, paracería totalmente fuera de sí.
Eso la extraño, era raro ver a Anko de esta forma. La hizo preguntarse qué rayos la había agitado tanto para que pareciera tan abrumada.
Oh bueno, sencillamente podía preguntar.
"Muy bien Anko, ¿Vas a decirme que te pasó? ¿O seguirás mirando a la nada como una zombie?"
La pelimorada se sobresaltó cuando fue sacada de su ensoñamiento de forma tan repentina; regresó al mundo de los vivos solo para observar que la otra mujer la miraba con una ceja levantada, una expresión inquisitiva.
"E-estoy bien Kurenai ¿Qué te hace pensar lo contrario?" Intentó sonar convincente pero el leve flaqueo en su voz le indicó que falló dolorosamente.
¡Perfecto! Le estaba dando más razones a su amiga para un interrogatorio, lo que menos necesitaba ahora era eso.
Sin embargó, ese tren de pensamiento fue interrumpido cuando Kurenai señaló la taza de café que ella tenía en las manos, provocando que su curiodad despertara.
"Anko, tú odias el café"
¡Ohh mierda! Abrió levemente los ojos al recordar ese dato súper importante que había dejado pasar por alto. Estaba tan perdida en su propio mundo que olvidó que detestaba el sabor amargo del café.
Tenía que buscar una forma de solucionar esto, una manera de apaciguar las sospechas de su amiga.
"S-si bueno... Solo es una taza" Vió que su respuesta fue la peor que pudo elegir cuando la mujer comenzó a negar con la cabeza.
"Te equivocas, esa no es tu primera taza, ¡Es la cuarta!" Kurenai levantó cuatro dedos en el aire para enfatizar más su punto.
Anko parpadeó como una lechuza ante la nueva información, dejó que sus ojos se dirigieran a un costado de la mesa en donde tres tazas de café vacías la señalaban de manera acusativa. ¡¿En qué instante ella se tomó las otra tres?! ¡Ni siquiera se dio cuenta!
Al contemplar que ella no tenía la intención de soltar la sopa; la paciencia de la pelinegra llegó a su fin, estaba dispuesta a llegar al fondo de todo esto a como diera lugar. Si no quería decirlo de forma explícita, entonces existían otros métodos para conseguir respuestas.
"Veamos ¿Es un chico?" Comenzó a tantear el terreno.
Anko soltó un bufido burlesco. "¿Un chico? Naaaa ¿Por quién me tomas?" Sin embargo, un leve brilló pasó por delante de sus ojos.
Eso le indicó que no estaba equivocada del todo, solo tenía que buscar otro enfoqué.
Una idea llegó a su mente haciendo que una sonrisa se dibujara en sus labios. "Ya veo... ¿Cómo se llamaba ese chico que vivía contigo? ¡Cierto! Naruto, así es como se llama ¿No?"
Su amiga comenzó a sonrojarse ante la sola mención del nombre, provocando que la dama Gentjutsu tuviera que reunir toda su fuerza de voluntad para no gritar, ¡Bingo! Justo allí mismo. Había dado en el clavo.
"S-si, así se llama ¿Q-qué hay con eso?" La pelimorada se estaba poniendo nerviosa bajo la mirada escudriñadora de la mujer; tenía una idea de lo que ella pretendía con estas preguntas.
No le gustaba para nada.
"¿Qué hay con él? ¿Tiene novia? ¿O ha tenido una?" No se esperó en lo más mínimo esa pregunta, tampoco entendía muy bien por qué la idea de ver a Naruto en una relación hizo que se le revolviera el estómago.
"No, nunca ha tenido una relación... Al menos que yo sepa" Sintió que un nudo le estrujaba el corazón ante el pensamiento, cabía la posibilidad de que él hubiera estado involucrado con alguien y sencillamente prefirió no contárselo.
Fue inexplicable para ella, pero la hizo sentir un cúmulo de emociones negativas. Se sintió enojada, triste, por alguna razón, también traicionada.
No tenía sentido, pero la sola idea de verlo con una chica le desagradó totalmente.
Sin embargo, todas esas emociones se irían por el desagüe con las siguientes palabras que Kurenai estaba por pronunciar. "¿De verdad? Bueno eso es extraño, siendo alguien tan atractivo uno pensaría que ya tendría novia... ¿No será más bien que quizás él esta enamorado de ti?"
Todo se volvió blanco, luego el mundo entero se llenó de colores. Cuando finalmente asimiló lo que su amiga acaba de decir, su rostro estalló en diferentes tonos de rojo mientras negaba rotundamente.
¿Cómo se le ocurría decir algo como eso? ¿Naruto enamorado de ella? ¡No era posible! ¡No podía ser posible! Aunque ahora que lo pensaba, la idea no le desagradaba. Al fin y al cabo, él era lindo, protector, cari...
"(¡NO!)" Se reprendió con fuerza mientras se negaba a terminar esa oración. ¿Qué rayos estaba pasando con ella?
"K-Kurenai no digas cosas como esa, Naruto jamás estaría enamorado de mi, es algo tonto" El sonrojo nunca se borró de su rostro.
Sin que ella lo supiera, la pelinegra sonrió internamente de forma diabólica al mismo tiempo que se preparaba para dar el último clavó en el ataúd.
"Estás un poco colorada Anko... ¿No será qué... eres tú la que está enamorada de él?"
Eso la finiquito por completo, su cerebro dejó de funcionar.
La posibilidad comenzó a dar vueltas, revoloteando alrededor de ella. ¿Estaba enamorándose verdaderamente del rubio? Juntó todas la piezas en su lugar; sus sonrojos, los momentos incómodos, como su corazón parecía latir más rápido cuando él le decía algo lindo, su necesidad casi patológica de estar cerca de él casi todo el tiempo...
Llegó a una conclusión que hizo que abriera los ojos con incredulidad.
"¡No! ¡No! ¡No!" Sacudió la cabeza como si fuera un animal rabioso. "¡Él no me gusta! ¡No lo hace! ¡Estás loca!"
Kurenai no pudo evitar preguntarse si eso se lo estaba diciendo a ella o si estaba hablando consigo misma, supuso que un poco de ambas.
"¿Estás segura? Al principio lo decía en broma pero viendo tu reacción estoy comenzando a pensar que de verdad estás loca por él" Sintió que una gota de sudor se deslizaba por su nuca mientras veía a la pelimorada actuar como una quinceañera enamorada.
Nunca en todos sus años de vida creyó que vería este lado de la mujer; fue desconcertante, por decir lo menos.
"¡¿Por qué parece que estás tan de acuerdo con todo esto?!" Anko por otro lado, se vió envuelta en una crisis existencial medio provocada por los nuevos sentimientos que estaba experimentando y medio provocada por la falta de reacción de su amiga, ¿Cómo podía hablar del tema como si fuera una charla ociosa sobre el clima?
"¡Él solo es un niño!" Ese comentario hizo que Kurenai rodara los ojos con exasperación, la pelimorada a veces podía llegar a ser demasiado densa.
"¡Ay por favor!" Dejó en claro su irritación. "Tampoco es tan joven que digamos, solo son seis años de diferencia, él crecerá eventualmente"
La mandíbula de Anko casi toca el suelo cuando esas palabras pusieron fin a la discusión, Intentó buscar una forma de refutar la afirmación pero no se le ocurrió nada.
Inconcientemente, se encontró imaginándose como se vería un Naruto de dieciocho años. Si de por si él ya era bastante atractivo y muy bien parecido con tan solo trece, ¿Qué podía esperarse cuando creciera?
Sintió que el vapor estallaba de su orejas ante la imagen mental que recibió.
Abofeteo sus mejillas con fuerza para recuperar la compostura; no estaba bien que pensara en el rubio de esa forma, era incorrecto. "¡Él no me gusta!" Lo dijo más para si misma que para nadie más.
"Si claro, sigue negando lo evidente"
¡Maldita mujer! Era eso lo que quería gritarle a su amiga por estar haciéndola pasar por esto. La razón por la que vinó a visitarla en primer lugar era para olvidarse del ajetreo emocional que sufrió en la mañana, en vez de eso, había terminado incluso peor.
Aún así, tenía que darle la razón a la pelinegra en una cosa. Algo andaba mal con ella, estos sentimientos no provenían de la nada, todos ellos eran causados por culpa de su compañero de cuarto.
No era estúpida, sabía muy bien que significaban las señales, pero ella era extremadamente terca, se rehusó a creer lo que su corazón le indicaba.
Le atemorizó la idea, pero necesitaba confirmar si sus sospechas eran ciertas, tenía que llegar al fondo del problema o terminaría necesitando un psiquiatra.
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"¡¿Qué quieres decir con que no pasaste?!" El grito de indignación de Anko resonó por todas las paredes del restaurante de Akairy, desencadenando en que la anterior menciona se quemara con una de las ollas al no esperarse en lo más mínimo ese arrebato.
Naruto se rascó el odio con el dedo índice para comprobar si su tímpano estaba reventado o no. Después de verificar que todo seguía en su lugar, dejó escapar un suspiro de cansancio; sabía que se aproximaba un dolor de cabeza.
"Quiero decir exactamente eso Anko, no pasé la prueba Genin..."
Ella apretó la mandíbula tan fuerte que podía jurar que sus dientes castañaban.
Luego de su conversación con Kurenai, ella partió al departamento de TI y se dispuso a realizar todos sus tareas cotidianas por lo que restaba del día.
Una vez que cayó la noche. Ella se había comprometido anteriormente con el rubio para que se encontraran en el restaurante de Akairy; así él podría contarle todos los detalles de la prueba Genin al mismo tiempo que celebraban por su nuevo ascenso.
Así es como nos remontamos a la situación actual, con una Anko muy enojada estando a punto de correr en busca de ese insípido de Kakashi para darle una lección, y un Naruto que buscaba una forma de narrarle todos los hechos transcurridos sin que ella explotara en el proceso.
Dado el panorama actual, sus esfuerzos no estaban sirviendo de mucho.
"¿Antes de que estalles de nuevo puedes dejarme terminar?" Las palabras del rubio hicieron que Anko cerrara la boca, pero no antes de lanzar una o dos maldiciones silenciosas. ¡Le daría un minuto al chico! ¡Solo un minuto para explicarse! Luego iría y quemaría vivo a ese maldito espanta pájaros.
"Lo que pasó fue esto..." Naruto decidió que el mejor curso de acción sería dar una explicación rápida y resumida, no quería poner a prueba la paciencia de la mujer.
"La prueba consistía en esto, Kakashi tenía dos cascabeles, nosotros teníamos que quitárselos.
Como solo habían dos cascabeles significaba que solo dos de nosotros podríamos pasar, y él que no obtuviera un cascabel, regresaría a la academia... Sin embargo, deduje bastante rápido que todo era una farsa para crear riñas entre nosotros y que el propósito final de la prueba era el trabajo en equipo, así que intenté convencer a mis dos compañeros de eso, pero resulta que ambos no eran más que un par de idiotas que creían que podían hacer todo por si mismos, por eso fue que a pesar de todos mis esfuerzos terminé reprobando de igual manera por culpa de esos dos..."
Habló tan rápido que literalmente sus pulmones se quedaron sin aire, causando que tuviera que lanzar largas respiraciones para asegurarse de no morir por falta de oxígeno.
Después de toda esa explicación, Anko lejos de tranquilizarse, más bien lucía diez veces más furiosa; definitivamente estaría matando al hombre por esto. Naruto ni siquiera tenía la culpa por fallar la prueba, fueron sus compañeros de equipo los que eran demasiado imbéciles para no entender el propósito real del examen, ¡Incluso cuando él se los dijo!
Decir que eran tontos era un eufemismo.
Pero lo que en verdad la hacía poner el grito en el cielo, era que ese mal nacido de Kakashi se atrevió a reprobar a Naruto incluso cuando no tenía ningún tipo de culpa. Descubrió el propósito de la prueba, si tuviera otros compañeros lo habría logrado, debería haberlo dejado pasar.
No era justo que por culpa de esas dos ratas él también tuviera que ser arrastrado.
"¡Estoy arrancándole la cabeza a ese bastardo!"
Clavó un Kunai sobre la mesa para dejar más en claro su punto; su comida yacía olvidada a un lado, de repente no tenía hambre, lo único importante para ella en estos momentos era reflexionar sobre las mil maneras diferentes en las que torturaría al hombre.
Naruto finalmente logró recuperar todo el aire que sus pulmones perdieron anteriormente solo para ver que los ojos de la pelimorada gritaban a toda voz sus intenciones asesinas. Incluso había comenzado a filtrar un poco de intención de matar, provocando la incomodidad de los demás clientes.
Lo mejor sería que interviniera rápido antes de que ella hiciera una locura. "Anko..."
"¡Voy a cortarle las orejas!"
"Anko..."
"¡Le trituraré los huesos y luego se los arrojaré a mis serpientes!"
"¡Anko!" No fue hasta el tercer llamado que ella se detuvo, parecía completamente lista para protestar así que se apresuró a apagar todas sus dudas con una sola oración. "¡Reprobé la prueba pero eso no significa que dejaré de ser un Genin!"
Eso hizo que Anko parpadeara un par de veces, dejó que su ira disminuyera mientras permitía que el rubio terminara la explicación. "Continúa"
Vió como su rostro se derretía de alivio antes de contestar. "Dado que fui el único que descubrió el propósito de la prueba y que demostré que tengo algunas habilidades interesantes, Kakashi decidió tomarme como su discípulo hasta que los alumnos del próximo año terminen la academia. Tampoco tendré que regresar a la escuela o dejar de ser un ninja, simplemente seré colocado en la lista de espera"
Eso en realidad... Sonaba bastante bien para ella.
Permitió que su kunai regresara a la funda al mismo tiempo que analizaba la situación. La decisión que tomó el peliplata con respecto a todo fue lo suficientemente acertada para que ella lo dejara vivir, al menos por ahora.
Naruto seguiría siendo un ninja, también estaría recibiendo la capacitación adecuada, solamente que no podría ejercer misiones al no contar con un equipo como tal. Eso hizo que ella sonriera, si el rubio no estaba tomando misiones aún, ¡Eso significaba que ambos tendrían un año más para pasar tiempo juntos! Sintió que su humor se rejuvenecía ante esa revelación.
"Lo suficientemente bueno para mí..." Habló mientras utilizaba sus palillos para tomar un pedazo de comida, de repente su hambre había regresado con toda su fuerza. "Solamente tengo un problema... Si técnicamente no pasaste ¿Entonces qué estamos celebrando ahora?"
Naruto permitió que sus labios también dibujaran una sonrisa cuando comprobó que la alegré y jovial Anko había regresado. Ahora que lo pensaba, quizás debió iniciar con esa noticia desde el principio, así se hubieran evitado muchos problemas.
Se encogió de hombros, el pasado era pasado. "Estamos celebrando que ahora tenemos un año más para que el dúo de bromistas infundan terror en los corazones de los aldeanos" La sonrisa de Anko se ensanchó al oír eso.
"¡Ohhh si! Eso suena como algo digno de celebración"
Él no pudo evitar burlarse al ver las payasadas de su amiga. Negó levemente con la cabeza mientras llevaba algo de comida a su boca.
"Cambiando de tema..." Movió sus palillos con facilidad. "¿Qué hiciste por el resto del día? ¿TI?"
Ella lo pensó un poco, rememoró todos los acontecimientos ocurridos durante su día en busca de uno que valiera la pena para traer a la conversación.
Se quedó quieta como una estatua cuando uno en específico invadió su mente. '¿No será que eres tú la que está enamorada de él?'
El aliento se le quedó atascado en la garganta cuando recordó las palabras de su amiga, un leve tinte rojo se formó en sus mejillas.
¡Perfecto! Otra vez había perdido el apetito.
Dejó que su mirada vagara discretamente sobre el chico, analizando sus razgos; sus mellones rubios siempre rebeldes, sus ojos azules tan profundos como el océano, su piel ligeramente bronceada, sus hombros anchos, sus marcas de bigote.
Al percatarse de su mirada, Naruto dejó de comer momentáneamente para enviarle una sonrisa radiante que hizo que su corazón se acelerara.
A su mente volvieron recuerdos de la primera vez que vió esa sonrisa; fue en el bosque de la muerte, cuando se encontraron por primera vez, lo recordaba perfectamente como si tan solo fuera ayer.
En aquel entonces ella estaba sola, destrozada por dentro, su vida era miserable, no tenía ninguna razón para ser feliz. Su alma no era nada más que un hueco vacío, la ausencia de un corazón la volvió fría y antipática.
Pero entonces allí fue cuando lo encontró, un pequeño niño sonriendo mientras se comía sus raciones de dango, ¿Quién lo hubiera imaginado? Aquel rubio se convirtió en su héroe, se transformó en la luz que le devolvió la vida.
Esa sonrisa sanó su corazón marchitado, derritió todas sus barreras. Recordó que fue lo que sintió la primera vez que la vió, era exactamente lo mismo que estaba sintiendo ahora mismo.
Le pareció la sonrisa más hermosa del mundo, cada razgo en él le parecía magnífico.
Allí estaba esa sensación de nuevo, el aleteo en su estómago, el calor formándose en su pecho, sus mejillas enrojeciendose. Esta vez no bloqueó sus sentimientos, los dejó fluir.
Necesitaba obtener una respuesta, estaba muy cerca de lograrlo, solo necesitaba un empujón más.
"Naruto... Sobre ésta mañana" Su cometario hizo que él dejara de comer, observó como se ponía nervioso instantáneamente.
"¿S-si? ¿Qué hay con eso?" Comenzó a reír al mismo tiempo que se rascaba la nuca. Conocía ese gesto bastante bien, era un tick que realizaba cada vez que se sentía nervioso u avergonzado.
Teorizó que él simplemente tenía miedo de que ella lo golpeara por haberla hecho avergonzar, aunque también podía jurar que vió... ¿Un poco de rojo en sus mejillas?
Ella sacudió la cabeza, dejaría eso para después, tenía cosas más importantes entre manos. Ahora mismo estaba por hacer algo que tal vez la haría arrepentirse más tarde, pero era necesario. "Cuando me dijiste aquello en la terraza... ¿De verdad piensas eso? ¿C-crees que soy l-linda?"
Las palabras salieron con dificultad de su boca. Conocía lo suficientemente bien al rubio para saber que sería exactamente lo que respondería; ella necesitaba escucharlo, necesitaba oírlo salir de sus labios una vez más.
Sin que ninguno de los dos fuera conciente de ello, Akairy asomó la cabeza desde detrás de la cocina, luciendo realmente interesada por la conversación que estaba teniendo lugar.
Anko observó como Naruto se relajaba después de que ella dejara en claro cuáles eran sus intenciones. "¿Eso es lo que te preocupa?"
Ella dió un asentamiento, causando que él le sonriera con esa calidez y cariño que solo él podía llegar a trasmitir.
De verdad amaba su sonrisa.
"¡Claro que lo pienso!" Su corazón volvió a acelerarse cuando lo escuchó hablar con tanta convicción. "No solo eso, estoy plenamente seguro que eres la chica más hermosa del mundo"
No oyó ningún indicio de duda en su voz, esos ojos azules le devolvieron la mirada indicándole una única cosa.
Él creía en esa declaración como si fuera una verdad absoluta.
Sintió que sus entrañas ardían cuando las mariposas que revoloteaban en su estómago estallaron en llamas. No necesitaba un espejo para saber que su rostro muy posiblemente parecía una remolacha ahora mismo.
Tampoco le importaba, estaba demasiado exhorta en esa sensación que crecía poco a poco en su interior. Primero fue como una chispa, luego se transformó en un fuego rugiente que acarició su piel con ternura.
Ella tenía su respuesta.
Antes de que Anko pudiera volver a orientarse en la realidad, la voz de Naruto volvió a irrumpir. "Por cierto ¿Me das un poco de eso?" Miró que el rubio señalaba el pedazo de pollo que se encontraba en su plato; ella se encogió de hombros, no lo quería de todos modos.
Tomó la comida con sus palillos, luego se movió para depositarla en el plato del rubio. Sin embargó, nunca llegaron a su destino.
Abrió mucho los ojos cuando Naruto atrapó su mano, guío los palillos hacia el frente, y alcanzó el pedazo de pollo con un bocado.
Comiendo directamente de los palillos... De sus palillos.
"¡Esto está muy bueno!"
No presto atención a la declaración, su mirada no se despegaba del objeto que sostenía en la mano. Ella había estado comiendo con ellos anteriormente...
¡Naruto se metió en la boca los palillos que ella estaba utilizando! ¡Eso solo significaba qué...!
"(Un beso indirecto...)" La sangre subió a su rostro, su mano tembló levemente al mismo tiempo que su expresión se volvía incrédula.
¡Ese rubio era un idiota!... Su idiota...
¡Pero aún así seguía siendo un idiota! ¡¿Ahora cómo se suponía que ella comiera?! No, esa no era la verdadera pregunta.
¡¿Cómo demonios se le ocurría comer de los mismos palillos que ella?! ¡¿Acaso no sabía lo que eso significaba?!
Pensó en pedirle unos nuevos a Akairy.
Sin embargo, ella no lo hizo.
Observó el objeto en su mano con curiosidad casi morbosa; se encontraba tan hipnotizada en sus cavilaciones que no se dio cuenta cuando comenzó a moverse para tomar una ración de su comida.
Guío los palillos lentamente hacia su boca hasta que finalmente llegaron a su destino.
Saboreó la comida en su paladar, al mismo tiempo que mantenía los palillos atrapados entre sus labios más tiempo del que era necesario.
Cuando finalmente se percató de sus acciones, comenzó a sonrojarse como una tormenta, pero no removió el objeto de su boca. Ya no le importaba, quizás en el pasado se habría regañado a si misma mientras baluceaba como una loca.
Pero ahora era diferente, había hecho las pases con sus sentimientos.
"Ya vuelvo, tengo que ir al baño" La voz del rubio la sacó de su ensoñamiento, ella observó como él se marchaba con paso pausado dejándola momentáneamente sola.
O eso era lo que creía inicialmente hasta que una nueva voz llamó su atención. "Un beso indirecto" Levantó la mirada para ver que Akairy estaba justo frente a ella, mirándola con estrellas en los ojos.
Anko se encogió en su asiento al darse cuenta que la anciana había visto todos los eventos transcurridos, los palillos fueron removidos lentamente de su boca mientras agachaba la mirada como un niño que fue descubierto con la mano atrapada en el frasco de galletas.
"¡Akairy!" Chilló de forma ruidosa, era conciente de que estaba a punto de ser molestada hasta el cansancio.
No pudo evitar pensar que esa anciana tenía que aprender a respetar la privacidad de los demás, que comieran en su restaurante no era una excusa para que ella escuchara sus conversaciones.
La mágica por otro lado, negó con su dedo índice mientras una sonrisa se abría paso en sus labios. "Nada de eso chica, no hay razón para lucir avergonzada, estoy seguro que los dos harán una linda pareja"
La pelimorada sintió que se volvía aún más pequeña en su rincón, deseó que la tierra se la tragara en este preciso momento.
Al parecer Akairy tuvo la maravillosa idea de darles su bendición a ambos.
¡A penas había descubierto lo que sentía hace solo unos minutos! ¡Necesitaba más tiempo para procesar todo! ¡No la bendición de una anciana chiflada a la que ella veía como una madre!
"Él no me gusta..." Akairy quería refutar eso, pero al ver la sonrisa que crecía en las facciones de la pelimorada supo que no tenía que hacerlo.
Anko llevo una mano a su pecho al mismo tiempo que sonreía como una tonta; su confusión se borró por completo, las dudas también desaparecieron, todo era mucho más claro ahora.
Se estaba enamorando de Naruto.
Bastante curioso, se estaba enamorando de la misma persona que le sanó el corazón, la que le enseñó como sonreír de nuevo, la que le devolvió las ganas de vivir.
Su pequeño gran héroe. ¿Cómo no se dio cuenta antes? Era ilógico que no se terminara enamorando después de todo lo que el chico había hecho por ella.
La cuidó en las noches oscuras, la abrazó cuando necesitaba un hombro en el cual llorar, la consintió como si fuera una niña, soportó sus berrinches sin quejarse ni una sola vez, se encargó de recordarle lo hermosa que era todo el tiempo, siempre se preocupó porque ella estuviera bien.
La miraba con tanto cariño, amor y fascinación que simplemente era inevitable que no se terminara enamorando de él.
Eso estaba bien, no pretendía seguir ocultandolo más, no lo retendría. Dejaría que creciera, que florezca, y al final, solo el tiempo dictaría que deparaba para ellos dos.
Ella sería paciente; lo esperaría, contaría cada uno de los días, valía la pena esperar por él.
Su rostro se tiñó de rojo mientras reía como una niña pequeña. "Él no me gusta"
