Capítulo Dos,

Mi juicio sobre esas "Masas"

Ya han pasado cinco años desde aquella noche en la que les conté el cuento a mis hermanas, ahora Elsa tiene trece y Anna nueve, y durante esos años no ocurrió algo significante en lo que yo podría clasificar como importante, meramente era más drama feudal y un hartazgo ridículo en lo que respecta.

Lo único importante de esos años fue el hecho sobre que ellas crecieron con naturalidad, juntas como debió de ser, y yo a su lado protegiéndolas de todo y de todos.

Y aun así con lo ocurrido nos habíamos vuelto más unidos de lo que ya éramos, aunque en realidad ellas fueron quienes se volvieron más apegadas así mí, asiéndome sentir extraño por cómo eran conmigo, Elsa era más comunicativa de lo que era, eso me agregaba, pero también me asustaba, y en Anna no cambio mucho, ella seguía siendo ese rayo de sol cálido y agradable permaneciente en él amanecer como el de este día del mes, en el que no hacia tanto frio como a principios del años o a finales, ni tanto color como a mediados del año, no, hoy dentro de algunas horas se celebrará este dichoso día para mi desgracia, el día de mi décimo séptimo (diecisiete) cumpleaños.

Sinceramente este día es un insulto hacia mi ser, porque la realeza en horrorosamente petulante.

Mi décimo tercer, decimo cuatro y decimo quito... cumpleaños, fueron una burla así mí, no lo sabía hasta que cumplí cinco, porque creí que todos los días eran agobiantes, por qué debía de aguantar a estos insufribles sacos de células imaginarios haciéndoles creer que me enseñaban algo tan simple como sumar. "Puedo apagar el sol si así yo lo quisiera ser miserable.", Y a esas palabras las llamaremos el error número uno.

Me había equivocada, de nuevo, y de una manera más burda al no contemperar el orgullo de un padre que es un rey, y el quitarme de encima a todos los maestros y maestras de todo tipo y de cualquier asignatura, porque al hacerlo todos en el reino y fuera del mismo me consideraban un genio desde los seis años, y gracias a eso mi padre Agnarr, presumía a los reinos... espero que no me ponga a competir con los demás príncipes como la última vez. O, a palabras de mi madre Iduna, no queremos dañar las relaciones con reinos, ya que los mismos vendrán y por las ondas que generan, ya hay más de seis barcos acercándose, tiene sentido ya que es medio día y todos en el castillo se están preparándose para mi festejó, al parecer es importante para esos reinos que cumpla la mayoría de edad, para proponer algún tipo de arreglo matrimonial y es algo tan patético, y simplemente imposible, y evidentemente me da igual aún sigo recostado en mi cama viendo el techo, y por primera vez en tres años siento asombro, los ronquidos de Anna no me han despertado.

¿Cuándo tendré mi propia habitación...?, ¿Y por qué siento las precias de mis hermanas tan lejos?

Me pregunto en donde estarán mis hermanitas en el día en que se celebrara mi cumpleaños, ellas aun no me han dicho "feliz cumpleaños hermano", y mi madre ya me felicitado un día antes, aunque sé que lo hará de nuevo, lo hizo después de que dimos una caminata por el pueblo, un día que ella nombro como "madre e hijo", creí que mi padre haría lo mismo, pero no, lo que tuvo que hacer fue despertarme durante la noche para decirme, "ya eres un hombre", ¿Qué le pasa, no me lo pudo decir en el desayuno?, Para después darme una espada que no fuera de madera como las anteriores, y dicha desapareciera después de que mi madre la viera recargada en mi cama cuando intento despertarme en la mañana.

Tengo teorías de lo que le pudo haber pasado al fierro, pero no importa, y ahora que lo recuerdo creo que mi padre me dijo que la escondería de bajo de la cama, no al lado... bueno fue su culpa, para que me despierta en la madrugada.

Y al parecer mi madre se acerca... ¿Por qué camina más rápido de lo usual?, Sigo sintiéndola, acercándose por sus hondas sensoriales, usualmente lo aria por medio del sonido u olfato, pero últimamente me han fallado más de lo usual. La veo por un reflejo y viste uno de sus vestidos morados oscuros, con grabados en dorado en horizontales y verticales de azafranes, y antes de que pudiera ver mis ojos abiertos, ella entra al cuarto abriendo y serrando puerta lentamente sosteniendo una bandeja plateada con mi desayuno por lo que huelo, viniendo hacia mí, seguía sintiendo su mirada en mis ojos, aun los sigo teniendo cerrados y puedo ver la tempera corporal de sus brazos dejar la bandeja helada en la mesa del al lado para luego sentarse a un costado y sentir su mano cálida recorrer mi cabello acariciándolo como siempre lo ha hecho antes de despertarme.

Veo sus labios moverse y el sonido viajar para hablarme.

"Cariño ya despertaste", me afirma sin preguntar con su voz calmada. Me muevo fingiendo seguir dormido para que asuma que sigo cansado por lo de ayer... "Bueno, al parecer sigues dormido, esperaba mostrarte tu nueva habitación. Bueno que lastima, creo será para tu próximo cumpleaños", término mientras fingía estar decaída serrando sus ojos.

Por favor, en serio crees que caeré en un truco tan simple, ¿Con quién cree que trata la reina?, Pero y sí es real, despertar... ¿Es un digno sacrificio?

Bueno aquí voy. "Buenos días, ma", le dije alargado la (a).

A lo que ella abre los ojos entusiasma. "Oh mi pequeño ya despertó", me hablo mientras se tapa la boca con su mano fingiendo evidente sorpresa, "¿Cómo está mi príncipe?", Me pregunta acariciando mi barbilla.

Esto debería de ¿Avergonzarme o enojarme?, Pero increíblemente no lo hace, sin embargo, aun así, debo de comportarme acorde a mi edad y en la época en la que esta se desarrolla.

"Ma, ya no soy un niño" contesto a su pregunta.

Se que solo me habla así cuando ambos estamos solos, pero no por eso mi ego desaparecerá... y veo esa mirada.

Sus ojos se desvían así abajo evitando los míos. "Lo sé, lo sé", me contesta.

Bien ahora debo de alegrarla.

Sonrió y continuo. "Ahora que recuerdo ma, creo que te escuche, no sé si fue mi imaginación, pero...

"No si fue tu imaginación, querido", rápidamente me contesta.

"Aun no me has dejado terminar ma."

"Ah cierto, está bien... continua."

"Dijiste algo sobre una habitación, me podrías decir más sobre eso"

"¿Habitación?, Hum... ¿De qué hablas cariño?"

"Ha, graciosa. Cuando dormía oí que dijiste que me darías mi propia habitación.

Ambos nos veíamos a los ojos, ella me sonreía y yo tenía mi mirada seria de hijo enojado en ella a sabiendas que esto era una guerra y uno ganaría.

"Seguramente aun soñabas..." me habla entonado su voz.

Me habla entre líneas, y tenía razón no fue buen argumento, así que la tercera guerra había comenzado, y... ¡Al carajo con el monologo interno!

Me arte, "¿Por qué?", Inquiero.

"¿Por qué?, ¿Qué?, Me dice mientras se acerca a mi cara y meda un beso en la frente. "Cariño aun no, tu y tus hermanas necesitan estar juntos, y hablando de ellas, ambas me dijeron que fueras al salón, creo que te tienen una gran sorpresa. Así que apresúrate en desayunar y en cambiarte, debemos de abrir las puertas para recibir a los invitados de los reinos."

"Quiero otra audiencia con la reina", le dijo fingiendo seguir molesto, a lo que ella de nuevo acaricia mi barbilla mientras se levanta dirigiéndose a la puerta.

"La reina estará ocupa durante toda la semana", me contesta, "Y por cierto no querido que te vistas todo de negro, o la reina tendrá que castigar al príncipe, como la última vez", me termina diciendo después de cerrar la puerta.

Entiendo, entiendo...

Que me vista todo de negro dice.

Termino mi desayuno, y antes de salir de la habitación veo mi reflejo en el espejo estando ya vistiendo utilizando uno de mis tantos sacos negros largos igual que los pantalones y un adorno de color blanco que se utiliza en el cuello y antes de abrir la puerta siento seis presencias alrededor de los dos pasillos que interceden con la habitación haciendo de esto una pecera para mí, y obviamente está era la principal razón del porque no me daban mi propia habitación, salgo del cuarto sin ser visto o crear sonido, y al dirigirme al salón bajo las escaleras observando la decoración que adorna este lugar, a lo que los rayos del sol me molestan haciéndome voltear a la ventana y ver a la multitud.

Sinceramente me dan asco, y no lo digo solo por ellos, si no por aquí en aclaman… a mí.

Llego al salón el cual es donde Anna canto esa canción cuando tenía quince o catorce años, y ahora que me pregunto ellas no han hecho algo semejante, excepto por Iduna, pero ella solo canta la canción de cuna, no más.

Espero haber desecho de esa parte de ese insufrible musical.

Escucho a ambas niñas murmurando entre sí de tras de la puerta, y espero que no sea otro muñeco de nieve, porque esta vez lo que vaporare más rápido, aunque me justaría tener una escultura de hielo de mí de nuevo, voy a decirle a Elsa que lo haga. Intento abrir la puerta, y no puedo, esperare, no quiero romperla de nuevo, veo el piso de madera y miro mi reflejo por segunda vez y no hay simetría en él, así que ajusto lo que llevo en el cuello, y escucho el sonido de la puerta abriéndose, y es Anna quien me recibe.

¿Y porque está manchada de pintura?

"Hermano, ¿Estas listo?", Me pregunta Anna seriamente entre serenado sus ojos.

"Listo para que", le contesto mientras me ponía a su altura.

"Para deleitarte con una obra maestra", me decía haciendo lo mismo que yo.

"Por supuesto."

Sierra y habrá de nuevo la puerta con la ayuda de Elsa, ambas corren a los extremos de dos listones tirando de ellos y el telón enfrente mío cae, revelando una pintura de dos niñas y entre ellas un niño, los cuales estaban de espadas viendo el horizonte nevado.

Recuerdo cuando dibujé ese momento.

Ambas sonríen, pero puedo ver el nerviosismo en sus ojos.

"Te gusto." Hablaba Anna con orgullos. "Vez Elsa te dije que se iba a quedar sin palabras."

"Anna. Espera, guarda silencio", le contesta Elsa.

Supongo que ahora es mi turno.

"Elsa, Anna", comencé a lo que ambas me voltean a ver rápidamente. "Es hermoso."

Ambas corren y saltan hacia mí, y los tres compartimos un abrazo por bastante tiempo.

"Vez le encanto" termina Anna.

"¿Tiene nombre la obra?", Pregunto.

"Esperamos que tú se lo pusieras", me contesta Elsa.

"Bien, luego se los dire."

El monstro y las princesas

Pasaron tres horas desde que recibí el regalo de mis hermanas y mientras espero a que nos presenten.

"Denle la bienvenida a el rey Agnarr y a la reina Iduna de Arendelle." Hablaba el hombre que siempre se me olvidaba su nombre. Todos aplauden, después de que terminara, sigue. "Ahora denle a bienvenida a la princesas, Elsa y Anna de Arendelle." Lo mismo todos aplauden, y ahora siguió. "Ahora quiero un gran aplauso para el príncipe...

El agudo sonido de mi oído me impide oír mi nombre convenientemente.

Paso al frente saludando con una de mis tantas sonrisas falsas.

Solo siento asco por estos humanos.

Si soy sincero no quisiera convertirme en rey, porque al más mínimo insulto declararía la guerra a todos los reinos, y obviamente ganaría, pero para eso tendría que administrar más reinos, y ese jurado me obligaría a contraer matrimonio con alguna reina o princesa de algún reino de esos, y el solo pensar eso es asqueroso, pero y si no existiera ese jurado.

Todos aplauden y brindan por lo dicho.

Los cinco estamos frente de la multitud, y cuando me iba a ir al bufet siento la vista de mi madre caer encima mío, veo sus ojos y está muy molesta, me regaña con la vista, pero mi padre esta entre los dos, así que no puede hacerme nada.

¿Oye espera a dónde vas, pa?

Ambos murmuran entre sí, y antes de que mi padre vaya así algún rey genérico, lo detengo. "Pa, ¿A dónde vas?", Pregunto sonriendo.

"Descuida hijo, sé que eres fuerte. Lo resistirás", me contesta.

Voy a resistir que... no, no otra vez.

Mi padre se va, y mi madre me ve directo a los ojos.

"Cariño ven necesito hablar contigo en privado...", me habla con una voz delicada y sonaste.

Me resigno, así que la sigo, pero una mujer la detiene.

¿Y ella quién es?

No sabía que los extras podían tener pensamientos propios.

"Disculpe molestarla reina Iduna, pero me gustaría que mi hija, Riona tomara el primer baile del príncipe."

Uh... pobre de esta reina y princesa, cualquier madre estuviera orgullosa de que su hijo bailara con una niña de su edad, pero mi madre es algo posesiva, pobre de ellas, mi madre no dejara que cualquier niña...

"Me encetaría."

...Toque a su principito, ¿Qué?

"Gracias reina Iduna", Le contesta la mujer. "Hija."

"Príncipe," ella se inclina y habla de nuevo. "Mi nombre es Riona, me concedería este baile.

Veo a mi madre. "Me encantaría", contesto entonando mi voz, "Pero antes debo de quitarme esto del cuello, me ahorca"

"Claro", me contesta.

Me alejo unos metros de ellas y mi madre me toma del brazo susurrándome al oído.

"Este será tu castigo por desobedecerme, y más te vale no pisarle los pies apropósito, me escuchaste jovencito, y no creas que esto se ha terminado.

Es algo severa cuando está molesta.

Vuelvo al lugar de esa princesa, me da una sonrisa, y la tomo su mamo iniciando el vals.

La preocupación de una madre.

Mientras veía a mi hijo prepararse para bailar con esa niña me molesto, quería que tuviéramos el primer baile, pero ese su castigo, sé que no le gusta que lo toquen personas que evidentemente no conoce.

Siempre fue así desde que nació.

Veo a la reina del reino del este que me pidió el baile, viniendo así mí, y muy seguramente me pedirá que lo case con su hija, cuando mi hijo cumpla un año más.

Que desagradable...

"Me alegra que su hijo aceptara la propuesta del primer baile a mi hija, reina Iduna. Y si no es grosero de mi parte... me gustaría hablar del futuro de nuestros hijos.

Esta es la doceava vez que me piden esto, pero, aun así, ¿Qué es lo que se creen estos reinos al venir y pedirme esto de una forma tan insultante?

"¿El futuro?", Contesto de forma hilarante.

"Claro, a mí y a mi esposo nos encantaría tener una audiencia con usted y el rey Angarr. Quisiéramos que oyeran nuestra propuesta, sé que muchos otros reinos ya han hablado con usted, pero...

La tomo del brazo tranquilamente haciendo que para con su absurda petulancia.

La veo directo a los ojos. "Escuche con atención. Este es el cumpleaños de mi hijo, de mi único hijo varón, así déjeme simplificar que le he dicho a los demás reinos. Mi hijo no está a la venta y no dejare que su hija manche su inocencia. Tengo entendido que usted solo tiene hijas, así que no me podrá comprender, pero descuide la hare entender. Cuando se tiene un hijo no quieres que se le acerquen ninguna mujer de baja moral, la única razón por la que acepte que su hija bailara con él, es porque es un castigo...

"Reina Iduna, entiendo que quiera..."

Cómo se atreve a interrumpe... en mi reino.

"Reina Fiona, ¿Ha entendido... lo que trato de decir?

Ella asiente para luego inclinarse e irse.

Dejo de escuchar el sonido de la música por un momento, e inicia el primer baile, volteo a ver a dos hijas y ambas siguen comiendo chocolates, y luego veo a mi esposo hablando con algunos reyes, y veo de nuevo a mi hijo bailar el vals que yo misma le enseñe.

Ah... mi amado hijo.

Él siempre ha sido diferente a todos ya sean niños de su edad o adultos, desde que lo sostuve por primera vez supe que él lo seria.

No sé porque, solo lo sentía.

A medida que él crecía era más notable su asertividad, no importaba que fuera, ya sean estudios, disciplinas de conducta o lenguaje, él en todo sobresalía abismalmente, él era una muralla imposible de alanzar, incluso los generales y soldados del reino me decían constantemente que mi niño tenía talento para la espada, ¿Qué significa eso?, Me cuestionaba, es bueno que un niño de seis años sepa usar algo tan peligroso, y obviamente esto a Angarr le encanto presumir de nuestro hijo, el solo imaginar a mi hijo pelear con otra persona usando una espada no fue necesario, porque ocurrió cuando estaba en una junta con el sindicato y cuando había terminado la junta, fui así donde estaban, y vi a mi hijo de seis años golpear con una espada de madera a un guardia, ¿Cómo es eso posible?, No quería que mi hijo fuera violento, cuando iba así él vi que estaba quieto mirando la espada y la tira al piso diciéndole a su padre."No me gusta".

Y así fue desde que nació, siempre me tenía preocupada por todo lo que hacía.

Mientras crecía el constantemente desaparecía, así que opte por decirles a los guardias y mucamas que lo vigilarán dentro y fuera del castillo, porque por alguna razón siempre sabia cuando me acercaba. Ellos me decían que no así mucho, caminaba o saludaba, simple etiqueta. Les pregunté si tenía amigos, o amigas, me dijeron que no, él no decía más de una oración a una sola persona, así que pensé que mi hijo era tímido, y al parecer lo era, pero no, fingía serlo.

¿Por qué lo hacía?

Y todo eso ocurrió desde que nació Elsa, él cambio un poco ya no era como antes, ya no me abrasa o me pedía que lo cargara, lo único que hacía era estar a mi lado sujetándome durante algunas semanas, como si tuviera miedo de que yo me fuera a alguna parte sin él, aun así creía que era yo, era mi culpa por pensar eso porque durante esas semanas después de mi embarazo el dolor de cabeza era más intenso al igual que el abdominal, me cansaba más rápido, pero al primer día de la tercera semana del posparto el dolor desapareció.

Creí que tal vez fue culpa de ese desmayo que tuvo, jamás en toda mi vida había sentido tanto miedo.

Era la primera vez que le sucedía algo como eso, nunca se había enfermado, jamás había estornudado, ni siquiera por el polvo. Puede a ver sido muy precipito lo que pensé aquella vez, pero creí que lo perdería, creí que me lo iban a quitar por culpa de mi segundo embarazo.

Ver su piel más pálida y ver sus venas, y su sangre de tras de sus uñas...

No quiero recordar eso, no... no quiero.

Mientras crecía Elsa seguí creyendo eso, por dar a luz a una niña con poderes, creí que ese bosque me castigaba, él jamás me pidió sostenerla, sin embargo, al pasar del tiempo, veía que él la protegía de todo.

Mi hijo realmente ama a sus hermanas.

Un peso ya se había quitado de encima, pero recordé el Boque Encantado, realmente quería olvidar esa parte de mi vida, ya no me importaba la tribu donde había nacido.

Tenía un esposo que amaba con todo mi corazón y tres hijos maravillosos.

¿De qué servía recordar esos días?

El tema surgió cuando de nuevo Angarr vio a las niñas jugar y mencionar un bosque encantado, sinceramente creí que no se lo contaríamos a las niñas, no era necesario, en ese momento mi hijo se encontraba dormido, así no importaba ya que a él ya se lo habíamos contado cunado tenía cuatro años, aún recuerdo su adorable carita al contarse, sin mostrar ningún interés o algún asombro por lo que le habías contado a diferencia de mis hijas, mi hijo era y es todo lo contrario.

Pero cuando lo iba a hacer Anna le grita diciendo que era verdad lo que decía su padre.

No entendí al principio, pero después de esa noche supuse que mi hijo les había contado la historia, y Anna al ser curiosa encontró libros sobre el bosque, cuando me di cuenta lo que trato de decir me alarme, pero inmediatamente me calme. Mi hijo les había contado la historia como un simple cuento, no como si hubiera pasado en realidad, eso me hizo sentir tanta alegría, ya que él lo entendí como algo ficticio a tan corta edad.

Eso no debió de haber sorprendido en absoluto, pero aun así lo hizo.

Su lenguaje era perfecto, siempre sabía que decir, pero había ocasiones en las que realmente no lo entendía. A los poderes de Elsa, los llamaba: Manipulación de hielo y nieve, a nuestras culturas las llamaba, "delirios facticos de constructos totalitarios". Me pregunto que pensara al saber que su madre viene de una tribu que utilizaba a espíritus naturales.

Las matemáticas nunca fueron un problema, en el arte era un erudito, en la escritura no había nadie que lo superara, ya sea cuentos, literatura o poesía, incluso componía piezas musicales, y claro eso me hacía sentir infinitamente orgullosa, sin embargo, también me preocupaba.

Sé que, en esta sociedad, los hombres de su edad ya piensan en casarse al igual que las mujeres, pero para mí sigue siendo ese niño, que le pedía que me llamara "mami", y nunca lo hiso. Su mirada analítica provocadora, su voz que cambia de tonos dependiendo de con quien hablara, su caminar elegante pero siempre alerta de su entorno y con ese orgullo que siempre veía, él cree que no me doy cuenta, creo que se le olvida quien le dio la vida.

Mi precioso hijo, ¿Fue alguna vez un niño?

Sinceramente no quisiera que se fuera, pero cuando tuvimos un día madre e hijo, me pidió algo de lo que debería de estar orgullosa, pero solo siento tristeza, pero no deje que él variara fue difícil ya que siempre sabe cómo me siento.

Me pidió sí podía ir a otro continente a estudiar.

¿Cómo le podrías decir que no?

Solo me ha dicho a mí, y espera decirlo a su padre y hermanas cuando terminara su festejo.

"No quiero que termine este día..."