El domingo antes de entrar a Hogwarts los Potter estaban de visita en la madriguera, Harry estaba tranquilo, había una comida familiar en la que estaban invitados también los aurores guarda del turno y los que no estaban en servicio, normalmente no iban a la madriguera, a Harry le gustaba la privacidad pero era cumpleaños de uno de sus hombres y Molly ofreció la casa para el festejo. Para Harry todo iba muy bien hasta que pasó su mirada por Lily, estaba ausente y cuando parecía estar en su centro parecía ansiosa.
Ginny intentó hablar con ella, pero Lily simplemente le dijo que esta estaba preocupada porque había discutido con sus amigas la última vez que salieron, cosa que era una completa mentira porque en la actualidad Thomas era su único amigo.
Ginny le dijo que no se preocupara, que a veces los amigos se pelean, que lo viera en su padre y el tío Ron que habían tenido peleas muy fuertes durante su época de estudiantes. Como fuera Lily se las arregló para alejarse de su madre.
Merlín, se sentía tan mal y es que había hecho algo estúpido y horrible.
Tres semanas atrás, sintiéndose desplazada por Draco hizo, o más bien dejó pasar un detalle minúsculo y a la vez enorme. Después de haber hecho el amor con un distraído y ausente Draco fue a tirar el preservativo aprovechando que tenía que ir a tomar un baño notó que el preservativo estaba goteando. Lo revisó y vio que estaba roto.
— Joder. — Había murmurado en el baño y se planteó seriamente regresar a la habitación y comentarle lo sucedido, tomar medidas como tomar una poción de emergencia o una pastilla, lo que fuera. Y de pronto se encontró con una emoción dentro de ella que no reconocía.
¿Egoísmo? ¿Alivio? Ella no sabía que era aquello que sentía, pero un pensamiento que en ese momento le pareció la idea más genial del mundo atravesó su mente.
"Así él se quedará conmigo"
Ahora tres semanas después ella se sentía nefasta, ella era nefasta no cabía duda y estúpida, porque la inseguridad le llevó a tomar la decisión de no decir nada y ahora que llevaba una semana de retraso cuando ella era una chica super puntual lo único en que podía pensar era en irse a ahogar al rio o dejar que un animal de Hagrid se la comiera.
Es que no le importaría tragarse un bote entero de veneno para que nunca nadie se enterara, sobre todo porque después de ese día Draco le volvió a dar una vuelta de tuerca a todo. Ya no estaba tenso, ni callado y había vuelto a ser cariñoso y atento. Le pidió disculpas pues sabía que la había dejado de lado un poco y dijo que todo se debía a un proyecto de la empresa Malfoy, que agosto fue un mes importante para la empresa por varios contratos de expansión y que incluso iba a tener que viajar en octubre a Alemania para firmar un par de contratos y de ahí se iba a ir corriendo a California pues también tenía que firmar unos documentos para la empresa vinícola que tenía con su amiga Pansy.
Ahí notó dos cosas:
1.- Draco amaba tanto los negocios como a las pociones.
2.- Ella era una completa estúpida.
— Joder. — Dijo esta vez en voz alta cuando ya era tarde, estaba en su cama y a la mañana siguiente tendría que levantarse temprano para ir a Kings Cross. Igual y sólo era una falsa alarma y se había retrasado por el estrés o algo, o tenía uno de esos famosos quistes. La verdad prefería cualquier cosa a la opción que rondaba su cabeza.
Como a media noche, ella sin poder dormir bajó a la cocina a ver si había sobrado algo de la cena, no pudo evitar ver con cierto orgullo que su padre estaba revisando unos documentos en la mesa de la cocina.
— Hola, papi. — Dijo ella con su voz más tierna.
Su padre volteó sorprendido y luego le sonrió.
— ¿Qué haces despierta todavía? Mañana tienes un largo viaje que hacer.
— Lo sé, pero me dio hambre. — Harry le sonrió. Podría haber heredado la estatura baja de los Potter, pero tenía el estómago de una Weasley — ¿Qué haces?
— Revisando un caso. — Dijo con tono cansado. — Le he estado dando vueltas y sólo me he topado con una pared, con muchas paredes.
— ¿Qué sucede? — Su padre la miró con cierta desconfianza. No debería de decirle nada sobre sus misiones a su hija, pero después pensó que tal vez ella podría saber algo del chico, al parecer su familia no estaba muy unida y no le prestaban atención al chico, mucho menos cuando él se mudó a vivir por su cuenta y también había perdido contacto con sus compañeros apenas salió de Hogwarts, y nadie tenía ni idea quién podría ser el Shadow maker. Lily era popular, ella podía saber algo, aunque fuera pequeño.
— Sólo promete que no se lo dirás a nadie.
— Prometido.
— Lo digo en serio, no quiero a nadie en Hogwarts hablando de eso.
— Ya dije que sí. Anda, cuéntame.
— Está bien, es sólo que hace un par de semanas cuando me llegó la misión de última hora, asesinaron a alguien con magia negra. Era un chico que acaba de salir de Hogwarts.
Lily se puso muy seria.
— ¿Un recién graduado? ¿Quién era?
— Al parecer era un compañero de Albus, Alex Torres. Estoy pensando en ir a preguntarle sobre él. — Ella sacó un resoplido de risa.
— Papá, a veces puedes ser tan insensible con respecto Albus, sé que a veces parece que no tiene corazón, pero lo tiene.
— ¿A qué te refieres?
— A que si hubiera una fila de gente que tuviera motivos para hacerle daño a Alex Torres, Albus sería el primero en una larga lista de gente que incluye alumnos de las cuatro casas.
— ¿Tenía mala relación con los estudiantes?
— Era un acosador. Siempre le hacía cosas muy malas a la gente, y el único que le soportaba era Scorpius Malfoy, pero no creas que eran muy amigos tampoco, sólo lo aguantaba porque quería apartarse de Albus.
— ¿Qué sucedió exactamente entre ellos? Me refiero a Scorpius y a Albus.
— Albus se le confesó y la amistad se fue al hoyo. En cuanto dijo esto Lily notó que su padre se tensaba.— Ohh vamos, no me digas que no sabías. No es como si fuera algo malo tampoco.
— Sí sabía, pero no sabía que Albus lo sabía...
— Ellos siempre lo saben, sólo se engañan a sí mismos. No sé qué mosco le picó a Scorpius, pero al final, entre que Scorpius le ignoraba y los abusos de Torres no me extraña que se haya querido ir de Hogwarts, la vida ahí era lo más parecido al infierno para Albus.
— ¿Por qué nunca nos dijo nada? Es decir, no nos agrada mucho la idea, pero somos su familia. Lo íbamos a aceptar de todos modos, aún si su primer amor fuera un Malfoy, lo único que queremos su madre y yo es que los tres sean felices con quienes ustedes quieran de verdad. — Lily no creía que eso fuera cierto, pero no dijo nada. Finalmente se levantó a servirse un bocadillo.
— Albus no confía nadie. — Dijo ella sirviéndose algo de leche y galletas. — Albus puede admirarte y quererte, pero no confía en ti, o en mamá, en James o en mí, siempre fue diferente. El único en quién confió fue en Scorpius y él le dio la espalda, creo que esas son heridas muy traumáticas y difíciles de sanar.
— Entonces, el que haya querido irse al mundo muggle...
— No sé porque se fue al mundo muggle. — Le interrumpió. — Pero lo que sí sé es que tal vez mi hermano necesite todo ese tiempo para sanar. Volverá en navidades, para entonces tal vez esté más calmado y quizá nos hablará sobre Scorpius, y aunque le moleste un poco tienes razón, si quieres saber un poco más de Torres no estaría de más que fueras a hablar con él a Londres. A fin y al cabo tú vas al ministerio todos los días.
— Tienes razón, quiero hablarle, hablar bien. Y aunque no quiero molestar a Albus, lo de Torres es urgente, al parecer todo se debió a que el chico le dio la espalda a un tal "Shadow Maker" y fue un ajuste de cuentas. Lo investigaré a fondo, no podemos dejar que magos oscuros plaguen de nuevo Reino Unido.
Lily acarició la mano de su padre.
— Sólo cuídate ¿sí? Me gusta tener papá.
Harry le sonrió.
— Haré lo que pueda Lily. — Dijo para darle un beso en la frente.
Al día siguiente en la estación sus padres y James fueron a despedirla. Lily se sorprendió de ver al mayor de sus hermanos, aunque se habían visto en vacaciones él había iniciado su semestre hacía un mes como todas las universidades mágicas y se tomaba la academia de Aurores muy en serio como para faltar un día, pero él simplemente la despeinó y le dijo que se cuidara.
Ella le dio un abrazo fuerte.
— Nos veremos en Navidad. — Le dijo su hermano antes de dejarla ir. Ella besó su mejilla y se abrazaron fuerte. Albus no estaba ahí, pero la noche anterior, antes de acostarse le había mandado una lechuza con un mensaje y un pequeño estuche de sombras con tonos tierra mate y metalizados. Era raro que Albus le mandara algo, jamás le había mandado algo, pero el mensaje decía que una chica de su colegio se había teñido el cabello de rojo y que comenzó a usar un maquillaje de esos tonos y pensó que se le verían bien.
En el tren, ladeó la cabeza hasta tocar con ella el vidrio de la ventana, y se puso pensativa. En la fiesta de cumpleaños de Hugo en la madriguera, antes de que Albus se fuera a Londres (en casa lo vio muy poco tiempo porque su casting/examen de admisión en la escuela de drama era en Mayo, después regresó a casa para verla durante las vacaciones pero sólo por un par de semanas ya que el sistema de educación de su colegio comenzaba las clases los últimos de Julio y él tenía que regresar e instalarse bien), le pareció que estaba muy tranquilo, muy feliz.
Era la primera vez que lo veía integrado a la familia, charlando con los mayores; ciertamente con los más jóvenes no hablaba mucho, habían sido muchos años de estar físicamente cerca pero emocionalmente lejos, sin embargo los mayores parecían estar notando su esfuerzo por ser un Potter- Weasley más, todos consideraban que su actitud había mejorado bastante, incluso le preguntó por su T.I.M.O's y habló un rato con Rose con quién no se llevaba bien desde que habían entrado a Hogwarts, él le pidió disculpas por haberse alejado de ella, de preferir a otro antes que a ella y por ser borde con ella cuando la pelirroja sólo se había preocupado por él. Rose había estado confundida y por ello lo comentó con Lily y James, pero ninguno supo que decirle sobre éste nuevo Albus.
Por la noche, se fijó que Albus había salido botella de whiskey en mano con dirección al rio que estaba cerca. Había un árbol y una piedra muy grande dónde Albus solía sentarse, era parecido a el espacio en el que se iba a comer los sábados con Scorpius, cuando estaban en Hogwarts y todavía eran amigos.
— ¿Papá sabe que estás bebiendo? — Le preguntó ella. Él le sonrió.
— No es como si lo hiciera siempre, es que me marcharé en nada y me da algo de nostalgia.
— ¿Lo extrañas mucho?
— No lo sé...es cómo...no se supone que lo hiciera, él dejó de hablarme desde año nuevo y nos alejamos, ha pasado tanto tiempo y aún lo siento, no es como si todo el día estuviese pensando en él, sólo me llegan momentos ¿vale? Pero esos momentos...me duelen, sean recuerdos malos o dulces, da lo mismo, ambos me duelen, pensé que con el tiempo lo olvidaría.
— Independientemente del amor, una amistad así, no creo que se olvide tan fácil. — Dijo ella pensando en sus amigas con las que ya no hablaba.
Al llegar a Hogwarts y después de un incidente en el tren, la bienvenida, la selección y el banquete Lily subió a su habitación, donde las chicas permanecían firmes en no hablarle, bien, ella se lo había buscado y lo merecía, pero Draco valía la pena.
Sintiéndose algo frustrada emprendió la escritura de una carta para Draco y para sus padres. Después caminó hasta la lechucería para mandarlas.
o-o-o-o-o
A eso de la una de la mañana Draco todavía se encontraba despierto en su despacho. Su madre estaba con él discutiendo la lista de invitados y el menú del banquete de una fiesta de caridad que harían para grupo Malfoy. Lo complicado de ese tipo de eventos es que sería con la fracción muggle del grupo Malfoy.
¿Cómo es que el grupo Malfoy tiene una fracción muggle?
Simple.
Los Malfoy, aunque eran una familia rigurosamente sangre pura desde antes de los años del medioevo se habían forrado de dinero haciendo servicios a la corona británica dándoles la realeza muchas tierras, y emprendieron negocios con ellos. Cuando se impuso el estatuto internacional del secreto algunos Malfoy, comenzaron a hacer negocios que no reportaban al ministerio, comenzando así una red de negocios si bien no ilegales en el mundo muggle, estaban prohibidísimos en el mundo mágico. Con el pasar de los siglos, aunque los Malfoy se hacían cada vez más mugglefóbicos, la ley que protegía el secreto se hizo más blanda conforme la gente en el poder se hacía más promuggle, por lo tanto, después de algunas reformas los Malfoy pudieron hacer sus negocios sin temor de ir a prisión por ello. Lo que dejó en consecuencia millones y millones de libras, euros y dólares.
Estaban llegando a un acuerdo sobre unos hojaldres rellenos de pechuga de pollo cuando una lechuza picoteó la ventana. Draco hizo un movimiento con la mano sin despegar los ojos de la carta del postre para abrir las ventanas y la lechuza entró, se paró en su escritorio y estiró la pata.
Draco miró la lechuza y se alarmó internamente pues no podía mostrar emociones frente a su madre. Cogió la carta y la lechuza se fue acostumbrada a no esperar mensajes de vuelta. Lily y él siempre hacían sus cartas con calma.
Su madre se le quedó bien y él hizo como que revisó el remitente.
— Hans. —Dijo con una ligera sonrisa. —La leeré mañana, hoy estoy muy cansado para preocuparme por negocios.
Narcissa asintió y siguieron con la lista de postres.
Pobres e inocentes hombres. Pensó Narcissa.
Ella conocía bien las lechuzas de los Andersen, como todas las lechuzas de los sangre pura tenían el sello familiar en cintas de cuero amarrados a las patas. Esa era una lechuza muy pequeña, poco majestuosa para pertenecer a un Andersen y mucho más para una persona tan pretenciosa como Hans que heredó esa mala cualidad de su madre. Tenían la misma personalidad de Draco a los 13 años. Suspiró en su interior. Su hijo le estaba ocultando algo y ella averiguaría qué.
Media hora más tarde Narcissa emprendió el camino hacia sus habitaciones y Draco por fin pudo soltar un suspiro de alivio.
Sacó la carta de su cajón y la leyó. Le hizo sonreír casi inmediatamente.
Primer día de sexto año y estoy flipando.
Hoy, unos críos de primero se han peleado en el tren, pero como son idiotas y creo que sangremuggle, no conocían ningún hechizo de verdad, así que todo fue como una gran explosión de magia. Thomas no hizo nada para detenerlos, a pesar de que es un prefecto. Parecía divertido y al final uno terminó con cabeza de rábano japonés y el otro con piernas de pulpo.
Hicieron la selección así, el profesor Flitwick se negó a volverlos a la normalidad hasta después de la cena, un maravilloso castigo disciplinario pues como se pelearon antes de ser seleccionados no podía bajar puntos a ninguna casa. Por cierto, el nabo japonés ha quedado en Gryffindor y el pies de tentáculos en Hufflepuff.
Han presentado a tu sustituta, al parecer la profesora Taylor se va a quedar en Sudán, su investigación en el colegio de pociones de Sudán le extendió la beca otro año, me imagino que la investigación está arrojando buenos resultados y bueno, nos ha tocado una mujer que no se ve nada agradable. Se llama Suzanne Scott. Tendrá como cincuenta años, pero tiene el corazón más muerto la señora Norris II, o al menos esa impresión ha dado, ha pasado completamente de Hagrid y del profesor Longbottom y eso es una grosería para nuestra casa.
Supongo que lo que más me enfada es voltear a la mesa de profesores y no verte ahí, sonriéndome o mirándome de reojo mientras hablas con otros profesores.
Te extraño mucho Draco. En quince días se hará la primera visita a Hongsmeade, ¿Podrás venir a verme?
Draco meditó intensamente cómo debía responder la carta, por supuesto que iría a verla, pero también quería decirle un montón de cosas bonitas. Decidió que debía escribir la carta por la mañana, pues salir a su lechucería tan noche podría ser sospechoso y honestamente ya estaba comenzando a ver borroso del sueño.
o-o-o-o-o
— Lulu. —Dijo Narcissa Malfoy al entrar vestida ya con un camisón de seda color palo de rosa. Lucius se encontraba leyendo "A todos los chicos de los que me enamoré" y a pesar de que iba a comentarle algo serio no pudo evitar comenzar a reír. No pudo evitar pensar que Lucius no había cambiado nada desde que eran pequeños. Sólo que ya no vestía de chica ni peinaba su cabello con rizos.
Lucius bajó su libro y miró a Narcissa extrañado.
— ¿Pasa algo? ¿No se pusieron de acuerdo con el color de la mantelería?
— Lo ha dejado completamente a decisión mía, pero nos ha costado decidirnos por los postres. Sin embargo, no es eso de lo que venía a hablarte. Lu, ¿No has notado algo raro en nuestro hijo?
Lucius hizo un gesto marca registrada Malfoy, uno que decía "Not Bad", que quería decir que sí lo había visto hacer cosas raras, pero no TAN raras.
— Ayer lo vi entrando con Theo a su laboratorio, llevaban un féretro.
— ¿Un féretro?
— Estaba grabado con la insignia de los Nott, así que pensé que era asunto de Theo, no me gusta preguntarle.
— Le das alas muy anchas a tu ahijado.
— Para eso son los padrinos. Es una lástima que el padrino de Draco haya muerto tan joven.
— Severus hizo un buen trabajo supliendo a Rosier.
— Sólo porque era tu amigo. —Narcissa sonrió. —¿Pero a que viene la conversación? ¿Le has visto hacer algo raro?
— Está ocultándome cosas.
— Un hombre tiene derecho a guardar secretos de su madre.
— Las únicas cosas que no me ha dicho son de cuando perdió la virginidad y o de cuando salía a ver a fulanas antes de que se enamorara de Astoria.
— Y de alguna manera te enteraste...
— Es mi hijo, uno tiene derecho de mandarlo vigilar con elfos si es necesario.
— Tiene cuarenta y tres años, Narcissa.
— Eso no le da derecho a hacer lo que quiera.
— Ya, no pienses más en ello. Mejor durmamos. Recuerda que mañana tenemos que ir con los Blackqueen.
— Sí, está bien.
Ya acostados y con las velas apagadas, Lucius abrazó a su mujer para quedar abrazados de cucharita.
— Narcissa...— Dijo Lucius en la oscuridad.
— ¿Humm?
— No vayas a mandar a ningún elfo, se enojará.
Narcissa sonrió.
— Los padres estamos para hacer enojar a nuestros hijos.
Lucius emitió una suave carcajada.
— Haz lo que quieras entonces.
o-o-o-o-o
Por la mañana Draco hizo varias cosas, entre ellas enviar una respuesta a la carta de Lily y adelantar algo de trabajo de oficina pues no iría. Había quedado con Theo y Greg en su laboratorio, Theo por involucrado y Greg por curioso. Blaise y Pansy habían vuelto a California con sus adorables niños y por lo tanto la mansión se había quedado silenciosa, eso le preocupaba y por ello había redoblado la vigilancia a Scorpius quién no parecía ir mejorando, sino que estaba empeorando. Era como si hubiese estado en shock todo ese tiempo y apenas haya caído en cuenta de lo que verdaderamente le había ocurrido.
Si no estaba ocupado con algo lloraba todo el tiempo, y sino dormía. La mayor parte del tiempo dormía. Draco ya no sabía ni cómo hablarle. Si trataba de hablar con él sobre el tema Scorpius huía hecho un nudo de nervios histérico y dejando tras de sí un mar de lágrimas. '
Después del desayuno llegaron sus invitados.
Theo y Greg entraron tras él al laboratorio, que estaba donde otrora estuvieron las mazmorras.
El lugar tenía ese olor a laboratorio de pociones tan característico, pero además exudaba magia oscura. Muchos de los estudios de Draco eran sobre aquellas artes o las bordeaban, a menudo sus amigos bromeaban con que hubiese sido un buen medimago sino se hubiera casado tan pronto con Astoria, y sí, prefirió pasar con ella todo el tiempo posible ya que desde que comenzaron su relación ella le habló de su enfermedad. Ser medimago hubiese ocupado el doble de tiempo de estudios, y él prácticamente había acabado con su razón buscando una manera de curarla, una manera de hacer que estuvieran siempre juntos.
Y ahora, Theo venía con esa maravillosa y escabrosa idea.
Revivir o más bien recrear a Anthea Nott, de soltera Katsaros.
Anthea Nott era la madre de Theo, una mujer frágil que murió en el parto dando a luz a Theo, nacido en una isla griega perteneciente a la familia de su madre. Después de su muerte, Aedus Nott volvió a Reino Unido con su hijo y el cuerpo de su esposa, sepultándola en el cementerio de la mansión Nott.
Theo había tenido esa idea poco después del asesinato de Torres, un aire de inspiración. No con la muerte precisamente, sino más bien con su apariencia de mujer. Pocas veces había tomado apariencia femenina y cuando lo hacía tomaba una que no llamaba la atención. Pero le confesó que llegando a mansión Nott volvió a tomar la apariencia de Galatea, y se enamoró. Creyó que tal vez así se vería su madre, ya que Theo no se parecía a ningún Nott según los retratos y Galatea era simplemente la versión femenina de Theo. Así que se obsesionó.
Nunca había conocido a su madre, y su padre hundido en una profunda depresión destruyó todo indicio de su existencia, lo único que tenía y la razón de que supiera su nombre era su tumba. Theo jamás conoció a los abuelos Nott, estos habían muerto y su padre no le permitió entrar en contacto con su familia en Grecia. No tenía a nadie en el mundo, su padre había muerto en prisión, la mujer a la que amaba no era su esposa y por lo tanto sus hijos eran bastardos.
Theo caminó al fondo del laboratorio donde había una mesa metálica. En él, estaban los huesos ya limpios perfectamente ordenados.
— Esto parece un programa de forenses. —Dijo Theo que había visto mucha televisión cuando estaba en su casa de Londres con Belle y sus hijos.
— No sé qué sean esos, pero estoy seguro de que no pueden devolverles la vida a los muertos. —Dijo Draco poniéndose unos guantes blancos con una sonrisa en la cara. —El tratamiento al que los someteré les devolverá el calcio, pero antes necesito algo tuyo.
— ¿Puedes anestesiarme?
— Sí, bueno, según las investigaciones que he hecho, no pasa nada por estar dormido.
— Está bien.
— ¿Seguros de que será ella? —Interrumpió Greg.
— No, será la misma alma ya que sus huesos son lo que la atarán a este mundo, pero en lo demás es como si volviera a nacer, no recordará nada; incluso tendrá que volver a aprender el lenguaje. Y ni siquiera será totalmente como era en realidad, ya que en su sangre habrá genes Nott. La ventaja de eso es que los genes Nott son menos débiles que los Katsaros.
— ¿Debería enseñarle griego?
— No lo sé, tal vez puedas pensarlo mientras se realiza el proceso, tendrás tres meses hasta que su cuerpo esté terminado. — Usó su varita para llevar a los huesos de Anthea a un caldero muy grande, del tamaño #15. La poción en el caldero llevaba siete días hirviendo a fuego lento, era color purpura y olía a hierbabuena, clavos, pimienta y flores nocturnas.
— Huele bien. — Dijo Greg. —Huele a algo que me comería. — Los chicos sonrieron. Greg siempre pensando en comida.
Sumergidos los huesos, Draco se giró hacia Theo quien comenzó a quitarse el saco. Después la camisa y luego la camiseta interior.
Greg doblaba la ropa mientras que el rubio se giraba a buscar un hacha.
— ¿Poción o hechizo? —Preguntó el rubio ya con el arma.
— Poción. —Dijo dando un trago largo. La porquería esa estaba muy afilada. Draco se volteó entonces a una estantería y tras buscar un par de frascos encontró un frasquito de cristal con un líquido azul claro.
El sueño de las flores. Un producto de Grupo Malfoy. Sedante fuerte y de larga duración. Usado en San Mungo para anestesiar a los que entraban a cirugía o por mujeres de clase alta que querían dormir a sus maridos o hijos con motivos diversos. No dejaba rastros pues se volvía transparente al entrar en contacto con otras sustancias y no era dañino para el organismo. Era como el sueño de las flores, pasaba desapercibido.
Le tendió la botella a Nott y éste la bebió de inmediato. Greg lo sostuvo para que no se cayera.
— Ponlo en la plancha Greg. — Dijo yendo en esa dirección con la pesada hacha. Su amigo llevó a Theo de princesa hasta la plancha y ahí le estiró el brazo izquierdo.
— Cuando se lo cortes ¿Cuánto tardará en salirle uno nuevo?
— Tres días.
— ¿Belle sabe?
— No, por eso lo estamos haciendo a principio de semana y no a fines, para cuando le toque estar en casa ya estará como nuevo.
— Ya veo. — Dijo sosteniendo firme el brazo. Draco alzó el hacha y la dejó caer separando la carne de la carne y los huesos de los huesos. Inmediatamente sacó su varita y paró el espectáculo de sangre cerrando la herida de Nott para después lanzar el brazo al caldero antes de que al tejido se le ocurriese morir. Las llamas se encendieron más y el olor de la carne comenzó a mezclarse con el de las hierbas.
— Definitivamente huele a algo que me comería.
Draco se rió.
— ¿Draco, por qué no vuelves a la vida a Astoria?
El rubio dejó de reír y miró a su amigo.
— No, no me atrevería.
— ¿Por qué?
— Para empezar, necesitaría un brazo de su hermana o de Scorpius y además...le amo demasiado todavía como para traerla de vuelta a sufrir su enfermedad otra vez. Hacerla renacer no le curará.
— Theo ama a su madre.
— Theo no le ama, todavía no la conoce. Él sabe que será doloroso, porque ella no sabrá quién es él y eso también sería horrible en mi caso. Ella no recordaría que me amó, que lo dejó todo por mí y, que tuvo un hijo al que amaba. Definitivamente no es algo que haría.
— Ya.
o-o-o-o-o
Poco después Draco, un inconsciente Theo y un nervioso Greg salieron del laboratorio. Greg tomó a Theo en brazos y lo sacó de la casa por medio de la red flú mientras que Draco avisaba a sus padres que saldría con los chicos y que volvería por la tarde, pero se topó con que sus padres también salían. Antes eso no hubiera representado un problema, pero ahora estaba Scorpius. Sus padres le miraron mal por descuidar al niño, pero por suerte el fantasma favorito de la casa hizo aparición y sugirió que medicaran a Scorpius y dejaran a los elfos cuidarle en la sala de juegos con la excusa de una limpieza general en las habitaciones, la sala de juegos era un lugar donde no podía hacerse daño más que con las hojas de los libros y todos estuvieron de acuerdo.
No sabían que iba llegarle una visita inesperada al pequeño Malfoy.
Cada quién iba a sus cosas, el fantasma a buscar arañas, los más mayores a tomar café con los Blackqueen y Draco a ocultar sus pequeños secretos, con pequeñas mentiras.
