Capítulo 1:

Sol de Verano

Las noches en ciudad Canterlot se caracterizaban por ser tranquilas y serenas la mayor parte del año, difícilmente se escuchaba algún sonido que perturbara la paz y el silencio de la noche. Era muy extraño encontrar a alguien que estuviera fuera de la cama a altas horas de la noche, no porque fuera peligroso, sino porque a sus habitantes no les interesaba estar despiertos durante la noche. Sólo hacía falta que el sol se pusiera para que la oscuridad y el silencio reinarán, dejando que la ciudad pareciera un pueblo fantasma.

Aquella era una de esas noches, con la luna llena en el cielo acompañada de miles de estrellas, las luces de las casas y edificios completamente apagados y todos sus habitantes sumidos en los sueños más profundos.

En medio de toda aquella tranquilidad, una estrella fugaz atravesó el cielo estrellado. Pero aquella no era una estrella fugaz normal, no sólo por el brillo color rosa que desprendía y la rapidez con la que cruzaba el cielo, sino también por los giros y vueltas que realizaba sin parar y sin poseer una dirección definida. ¿Qué tipo de estrella fugaz haría eso?

—¡AHHHHH! —gritó una voz femenina proveniente de la estrella fugaz. —¡Altoooooo! —exclamó de repente.

En ese momento la "estrella fugaz" se detuvo abruptamente, revelando ser nada más que una chica con un vestuario un poco raro abrazada a un extraño bastón dorado flotando en el cielo, pero lo que más llamaba la atención de la chica era sus extrañas orejas de poni y el cuerno brillante que yacía en su frente. Pero, ¿quién era ella? ¿por qué estaba volando? ¿a que se debían sus orejas y el cuerno en su frente?

Todo esto comenzó en la Celebración del Sol de Verano, precisamente un poco antes del amanecer, con una chica de pelo largo y azul recogido en una cola de caballo, piel color lavanda, ojos morados y gafas negras y gruesas, su nombre era: Twilight Sparkle. Quién a pesar de no querer ir a la celebración de todas formas tuvo que ir, pues sus padres se encontraban muy ansiosos de ir y ella temía lastimarlos diciéndoles que no quería ir, así que tuvo que acompañarlos.

—¿No te encanta la celebración? —exclamó Night Light, padre de Twilight.

—¡Es tan divertido! ¡Hay tanto que ver y hacer! —dijo Twilight Velvet, madre de Twilight.

—¡Si! ¡Yuju! —dijo Twilight aunque en un tono no muy convincente, pensaba que estaría mejor en casa leyendo algún libro.

—¡Guau! —ladró Spike, el perro mascota de Twilight, quien se encontraba en sus brazos.

—¡Oh vamos, Twilight! Intenta divertirte un poco. —intentó animarla su padre.

En ese momento, el sonido de unas trompetas llamó su atención, era el anuncio de que el sol estaba a punto de salir. Twilight se dirigió entre la multitud que se encontraba agrupada frente a un curioso monumento: hecho completamente de metal en color dorado, con una punta en forma de luna creciente y rayos triangulares sobresaliendo a su alrededor cómo rayos solares.

El sol comenzó a salir detrás de las montañas, dejando que su majestuosa luz atravesara aquel monumento dorado y asombrando a todo el que lo viera, una vista sin dudas espectacular. La audiencia se puso a celebrar alegremente, aplaudiendo y gritando de emoción, no había quien no pensara que dicho acontecimiento había sido un gran espectáculo.

«Lo he vuelto a ver.» pensó Twilight y se quedó mirando el cielo un rato más.

Ella ya había visto aquel suceso en más de una ocasión, pero siempre era igual, nadie más podía ver eso.

—¡Twilight! —la llamaron sus padres que aprovecharon que la gente se estaba dispersando para ir a dónde se encontraba su hija.

—¡No te alejes así! —dijo su madre.

—Es cierto que ya no eres una niña pero no nos dejes solos de esa forma. Al menos avísanos, quieres. —dijo su padre divertido.

—Lo siento. —respondió Twilight.

—Bueno, ¿a dónde vamos primero? —dijo su padre con una clara emoción en su rostro.

El resto del día Twilight se la pasó al lado de sus padres, y aunque en un principio estaba renuente a divertirse, fue inevitable que disfrutará de toda la diversión que la celebración ofrecía y para la hora del almuerzo, una bella sonrisa permanecía imborrable en el rostro de Twilight, ella hubiese querido permanecer así un poco más pero la felicidad le duró poco.

—Mira, ¿esas no son tus compañeras de escuela? —le dijo su madre a Twilight mientras señalaba a dos chicas que se encontraban cerca de un puesto de palomitas. —¿Por qué no vas a saludarlas y pasar el rato con ellas?

—Puedes pasar todo el tiempo que quieras con ellas, solo no llegues muy tarde a casa. ¿De acuerdo? —le dijo su padre.

—De acuerdo... —respondió Twilight abrazando un poco más a su mascota.

Twilight se separó de sus padres y caminó hacia dónde se encontraban las dos chicas, pero cuando volteó y notó que sus padres no la miraban, desvió su camino y se fue hacia otro lado de manera que aquellas dos chicas no se enteraron de la presencia de Twilight.

«De la que me libré.» pensó Twilight mientras corría entre la multitud. «Lo último que quiero es tener que lidiar con mis compañeras de clase el día de hoy, ya tengo suficiente con tratar con ellas en la escuela.»

Pronto Twilight llegó hacia la entrada del planetario y decidió darse un paseo por él, no sin antes meter a Spike en su mochila, pues no permitían perros en el planetario.

Al caminar por el planetario pudo darse cuenta que el lugar estaba decorado acorde a la celebración: serpentinas de colores brillantes, globos en forma de sol, el piso decorado con alfombras arcoíris y exposiciones relacionadas con el sol: su composición, la formación de un arcoíris, los eclipses...

Twilight pasó un largo tiempo admirando las exposiciones, leyendo con sumo cuidado y un gran interés cada una de las descripciones y el folleto que tenía a la mano.

Luego de un rato llegó hacia el centro del planetario dónde se encontraba la exposición principal referente al solsticio de verano. En el techo había maquetas representando el planeta en el momento del solsticio en diferentes épocas del año, así como cintas de colores decorando el lugar y la misma alfombra arcoíris. Y en el centro del lugar resaltaba enormemente una maqueta que representaba la salida del sol frente al planetario.

Al ver la hora en su teléfono, Twilight se dio cuenta que se estaba haciendo tarde, por lo que decidió regresar a la salida.

Justo cuando estaba poniendo un pie fuera del planetario un brillo color rosa llamó su atención. Al voltear a un lado suyo se encontró con un espejo de cristal pegado a la pared: con el marco en forma de una herradura, una vidriera con la imagen de un poni encima del marco y pequeños escalones adornados con herraduras, de allí era de donde provenía aquel brillo.

Como si la estuvieran llamando, la chica caminó directamente hacia él. Al intentar tocar el espejo en lugar de un cristal liso se encontró con con lo que parecía ser la superficie de un lago.

—¡Ah! —exclamó Twilight luego de tropezarse y terminar atravesando el espejo sin querer. —¿Pero qué...? —dijo ella al ver que se encontraba en el suelo de un lugar un poco extraño.

Se levantó del suelo y comenzó a caminar por el lugar, podía ver a su alrededor un espacio abierto de colores dispersos y pequeños destellos en la lejanía, casi parecía como estar en el espacio exterior pero por alguna extraña razón Twilight sentía un suelo bajo sus pies.

«¿Qué es este lugar?» pensó ella.

En medio de la habitación, sobre un pedestal de cristal arcoíris, se encontraba un pequeño cofre de madera con la figura de un unicornio encima de la cerradura, que era de dónde provenía la luz. Lentamente acerco su mano hacia el cofre cuando...

¡Ring! sonó el teléfono de Twilight, su madre le había enviado un mensaje: «¿Te estás divirtiendo?» . Fue entonces que se acordó que ya era tarde y debía irse, le respondió el mensaje a su madre diciendo: «Sí, mucho. :)» . Y justo cuando estaba a punto de irse, volteó a mirar al cofre sin saber porque tenía la extraña sensación de que no podía dejarlo ahí.

Ya era de noche cuando Twilight llegó a casa: una casa grande de dos pisos, en tonos de púrpura oscuro y rosa, con muchos patrones y diseños en forma de estrella.

Fue directamente a su habitación y dejó su mochila sobre su escritorio, luego tomó un libro de su estante privado y se sentó en el asiento junto a la ventana de su cuarto, siendo acompañada por Spike, que se recostó cerca suyo.

Desde la ventana podía verse claramente como la luna y las estrellas brillaban en el cielo, justo cuando Twilight estaba a punto de empezar a leer su libro una tenue luz rosa comenzó a brillar desde su mochila.

—¡Guau! ¡Guau! ¡Guau! —comenzó a ladrar Spike al notar dicha luz.

—¿Qué pasa Spike? —reaccionó Twilight ante los ladridos del can.

Al ver la luz, Twilight se dirigió hacia su mochila y la abrió provocando que la luz fuera más brillante. Buscó en su mochila hasta encontrar aquel pequeño cofre de madera.

—¿Qué hace esto aquí? —dijo Twilight consternada pues no recordaba haber traído consigo aquel objeto.

Lentamente abrió el cofre con la luz cegando sus ojos por un breve instante.

De repente, un extraño ser con la forma de un unicornio diminuto se materializó de aquel brillo ante los ojos de Twilight. De cuero rosa claro, crin y cola con mechones morados y blancos, y marcas de estrellas moradas en sus costados, repentinamente abrió sus ojos color morado mirando directamente a la chica.

—¡AAAHHHHH! —gritó Twilight. —¡Un bicho! ¡Un-un poni diminuto! ¡Un poni-bicho!

—¡Guau! ¡Guau! ¡Guau! —ladraba Spike sin parar al ver la reacción de su dueña.

—No tengas miedo, Twilight. —habló el extraño ser con una voz suave y dulce tratando de calmarlos a ambos mientras levitaba usando su cuerno.

—¡Y habla!

Twilight se alejó rápidamente hacia la puerta aterrada y comenzó a palpar el suelo con su mano una y otra vez sin dejar de mirar a la extraña criatura.

—Escucha Twilight, sé que todo esto te parece algo extraño, pero... —dijo la criatura mientras flotaba esquivando los saltos de Spike, que intentaba proteger a su dueña.

Finalmente, Twilight encontró un vaso de vidrio que se encontraba por ahí, lo tomó y con él, atrapó a la criatura.

—Está bien, si eso te hace sentir segura. —dijo la criatura.

—¿Qué eres y cómo sabes mi nombre? —preguntó la chica extrañada mientras Spike le comenzaba a gruñir nuevamente.

—Mi nombre es Sparks y soy un Lil Pony. Ahora, permíteme explicarte. Los Lil Ponies otorgamos la capacidad de hacer magia.

—¿Magia? Espera un momento. Esto es algún tipo de broma, ¿no es así? tú eres en realidad un holograma o algún tipo de robot muy realista.

—Nop. Soy muy real y estoy aquí para ayudarte a usar la magia del Miraculous del Unicornio.

—Claro... —dijo Twilight mientras lentamente tomaba su teléfono y...

—¡Espera! —dijo la criatura, mientras desaparecía del vaso y reaparecía enfrente de Twilight.

—¡AH! —exclamó Twilight ante la impresión tirando su teléfono, mientras que Spike corría hacia la espalda de su dueña espantado.

—Lo siento Twilight, pero no puedes decirle a nadie sobre esto. Nadie debe saber que existo. —dijo Sparks flotando frente a su rostro.

—¿Cómo hiciste eso? —preguntó Twilight intrigada.

—Los Lil Ponies podemos usar algo de magia dependiendo del talento de nuestro portador. El tuyo es el talento de la magia.

—Okay. —decía Twilight intentando tranquilizarse. —Entonces, dices que eres ¿ "mágica" ? —dijo Twilight aún escéptica.

—Sip.

—¿Qué podré hacer magia?

—Efectivamente.

—Y, ¿cómo llegaste a mi habitación exactamente?

—Fue gracias al anillo, el Miraculous del Unicornio. —dijo Sparks señalando al pequeño cofre que se encontraba en el suelo.

—¿El Miraculous del Unicornio? —dijo Twilight y lentamente fue hacia el cofre.

Twilight tomó el cofre del suelo y al mirar adentro vio un anillo dorado con un cristal en forma de una gota cuadriculada en color púrpura.

—Cuando una persona con el potencial para usar magia ecuestre tiene contacto con un Miraculous, este crea un Lil Pony. Es por eso que estoy aquí.

Nuevamente el anillo comenzó a brillar provocando que Twilight soltará el cofre y mágicamente el anillo apareció puesto en uno de los dedos de su mano izquierda.

¡Ding! ¡Dong! Sonó el timbre de la puerta.

—¡Deben ser mis padres! —exclamó Twilight al escuchar el timbre y se fue hacia la puerta de la habitación. —Quédate aquí Sparks. —le dijo Twilight antes de irse.

—Está bien Twilight. Solo no le vayas a decir nada a tus padres sobre mí y la magia, insisto, nadie debe saber que existo.

—Umm...okay. —dijo la chica un poco dudosa saliendo de la habitación y yendo a recibir a sus padres seguida de Spike.

Sus padres habían ido de compras al centro de la ciudad y en cuánto entraron a la casa se fueron directamente a la cocina para preparar la cena.

En la cena, Twilight no pudo evitar quedarse un poco inquieta por todo el asunto de la magia, simplemente no podía creerlo. Pero lo que más le inquietaba era lo que Sparks le había dicho acerca de no decirles a sus padres acerca de la magia.

No lo entendía, quizá ellos se alegrarían de tener una hija que hiciera magia y la apoyarían sin lugar a dudas. Y aún así, Sparks parecía muy preocupada al respecto, como si algo malo fuera a pasar, pero ¿qué cosa? Al final, decidió no decir nada hasta no tener más información al respecto. En eso otro pensamiento llegó a su cabeza y si de casualidad, su supuesta conexión con la magia tenía que ver con eso.

—¿Está todo bien, hija? -le preguntó Twilight Velvet a su hija al ver que se encontraba muy pensativa.

—¿Qué?... ¡Ah!, sí mamá. Es sólo que me quedé pensando en la celebración. —le respondió Twilight instintivamente.

—No me digas. —le dijo su padre mientras comía.

—¿Y qué te pareció? —le preguntó su madre.

—Maravillosa, como siempre. —respondió Twilight.

—Aún recuerdo cuándo viste por primera vez el sol salir. Te quedaste semanas investigando sobre la celebración. ¿Te acuerdas, amor? —le comentó su madre en tono nostálgico.

—Sí, me acuerdo muy bien. —dijo su padre y continúo comiendo.

—Aunque luego lo dejaste. ¿Por qué fue hija?

—Umm, simplemente me aburrí de eso, es todo.

—Ya veo. ¿Y qué hiciste con tus compañeras? —preguntó su madre.

—Oh, ya sabes disfrutar de las actividades y todo eso. —respondió Twilight con una sonrisa nerviosa.

—Me alegro tanto por ti, hija. Ya me estaba preocupando de que no tuvieras amigas con las cuales divertirte. No todo son libros y estudios, ¿sabes?

—Sí, lo sé mamá. —dijo Twilight un poco abatida.

Al terminar de cenar, Twilight regresó rápidamente a su habitación junto con Spike, no sin antes desearles las buenas noches a sus padres. Twilight entró y cerró la puerta con llave, para que nadie les interrumpiera e inmediatamente se recostó un poco sobre la puerta dejando ir un suspiro.

—¿Estás ahí Sparks? —susurró Twilight mirando a su alrededor.

—Sí, aquí estoy. —dijo Sparks saliendo de su escondite dentro de un cajón y levito para estar cerca de Twilight.

—Bien Sparks. Primero que nada, explícame, ¿por qué no puedo decirle a nadie sobre ti y sobre la magia?

—No estoy segura de por qué Twilight, pero el anillo, por alguna extraña razón, parece tener algún tipo de hechizo atado a tu identidad mágica.

—¿Un hechizo? ¿Qué hechizo es ese? ¿Y para qué o por qué lo tiene?

—No lo sé. Lo que sí sé es que, siempre y cuándo no le digas a nadie que haces magia, tú magia no será afectada.

—Okay. —dijo Twilight no muy convencida pero decidió ignorarlo y decidió fijarse en algo más importante. —Bueno, entonces dime ¿Cómo llegó ese cofre a mi mochila?

—No lo sé, sólo sé que lo tienes y que debo ayudarte a usar la magia del anillo.

—Entiendo. —dijo Twilight decepcionada de no obtener respuestas más claras a sus preguntas.

—Lo siento, Twilight. Todo esto debió haber sido muy repentino y desconcertante para ti. Creo que lo mejor es que descanses, mañana te explicaré con más calma todo acerca de la magia. Por ahora es mejor que vayas a dormir.

Y era cierto, luego de un largo día, la muchacha se sentía realmente cansada. Pero a pesar de ello, se le hacía muy difícil poder dormir pensando en todo lo que acababa de pasar siendo lo que más le inquietaba el saber si existían otras personas con magia que ella no conocía.

Ya era muy tarde, la habitación de la chica estaba a oscuras y no se escuchaba ningún sonido dentro, sólo la respiración de su perro, que se encontraba en el colchón junto a la cama, y la de Sparks, que estaba sobre la almohada. Lentamente el tiempo pasó y pronto Twilight comenzó a cerrar sus ojos hasta quedar profundamente dormida.

Mientras tanto, de vuelta a aquel extraño lugar, un curioso ser se acercó hacia el pedestal, ahora vacío, donde Twilight había encontrado aquel cofre y dijo:

—Así que, ya encontraste a un portador digno, ¿no es así?


N/A: He aquí mi primer fanfic, por fin me decidí a escribirlo y publicarlo, llevo siglos teniendo esta idea y también siglos tratando de escribir tan sólo el primer capítulo. A pesar de ello en verdad quiero seguir escribiendo la historia y ver hacia donde me lleva, y aunque me gustaría mantener la mayor parte de los elementos de mi historia como un misterio por el momento, me temo que debo advertirles que eventualmente habrá un romance (o al menos eso planeo) y puede que no les guste el que planeo desarrollar, así que, quedan advertidos. Con todo y eso espero que les haya gustado, o de menos se hayan entretenido un rato. Gracias por leer y hasta la próxima. :)