- Capítulo 7 -
Filo la Filolial Alegre
Filo. Ese era el nuevo nombre que Naofumi le dio al Filolial. Lo sé, no es muy original, pero está bien. Un juguete no necesita un nombre demasiado especial, y mucho menos el mío.
Aunque al parecer no le agrado a mi juguete, ya que pasa todo su tiempo sobre la cabeza de Naofumi y de vez en cuando me mira con odio en sus ojos. Es muy molesto, en serio.
Ambos salieron de la posada para comprar alimentos, ya que Filo necesitaba comer y los frutos de la BioPlanta eran demasiado grandes para ella. Naofumi tomó la decisión de dirigirse a la tienda de Mortal Repugnante con la intención de preguntar al esclavista qué tipo de comida consumen los filoliales y si vendía ese tipo de alimentos.
Por otro lado, yo decidí quedarme en la posada para continuar leyendo libros y seguir aprendiendo sobre la magia.
Dejando a un lado ese tema, solo habían pasado unas horas desde el incidente con la BioPlanta, y Naofumi había comenzado a desbloquear uno de los dos escudos necesarios. Queríamos probar el poder del escudo con las semillas de la BioPlanta, aunque sabíamos que llevaría tiempo.
Después de que tanto Naofumi como Filo regresaran a la posada, pasamos todo un día sin salir. Nos dedicamos a leer libros y observar las tonterías sin sentido de esa ave rosada.
Ya que Filo no había subido de nivel y apenas comía, llegué a la conclusión de que el escudo aún no estaba afectándola con sus bonificaciones de crecimiento. Por lo tanto, al menos durante este día, no tendríamos a un gran ave de dos patas en la habitación.
Eso era algo.
(Día 27)
Hoy era el día, ambos escudos ya habían sido desbloqueados, y al fin podríamos modificar la BioPlanta. Admito que estaba un poco emocionada.
Nos fuimos al bosque con varias semillas de BioPlanta, tratando de pasar desapercibidos para el reino, o al menos para aquellos a quienes podíamos ver. ¿Quién sabe? Tal vez el reino tenga algunos espías ocultos en las sombras. ¡Sería gracioso, ¿no creen?! Porque, ¿en serio piensan que no me daría cuenta de ellos?
Mis ojos pueden verlo todo.
Pero por ahora no hay nadie oculto, así que está bien.
Los tres estábamos frente a un pequeño claro, y no había ningún monstruo a la vista. Naofumi tomó una de las semillas y comenzó a modificarla. Él creía que podía hacer que la BioPlanta fuera más estable.
—Ya terminé. Cambié los atributos que tenía antes por unos menos peligrosos.
—¿Y cuáles eran esos? Solo para recordarlo, me gustaría que hagamos más experimentos con la BioPlanta, y esa información podría ser útil.
—Claro, los atributos de la semilla original eran propagación 9, producción 9, vitalidad 9, inmunidad 4, inteligencia 1, crecimiento 9 y mutación 9. También tenía una casilla de habilidades especiales llamada "Expansión del rango de mutación".
—Listo. ¿Y a cuáles los cambiaste?
—Propagación 4, producción 15, vitalidad 6, inmunidad 4, inteligencia 1, crecimiento 15, mutación 1. La habilidad especial a la que decidí cambiarle se llama "Mejora de Calidad". Creo que con todo esto podremos crear una verdadera Semilla Milagrosa.
—Tal vez. Ahora plántala, ya quiero ver si funciona o si es solo una pérdida de tiempo.
—Si, sí, ya voy.
Mientras una pequeña risa escapaba de los labios de Naofumi, él quitó un poco de pasto del suelo y reveló la tierra debajo. Luego, soltó la semilla.
Todo sucedió tan rápido. En el lugar donde antes no había nada, de repente se alzó un gigantesco árbol, lo que nos obligó a retroceder un poco y prepararnos para el combate. Naofumi levantó su escudo en alto, yo me transformé en mi forma de dragón joven y afilé mis garras, mientras me concentraba para lanzar un hechizo en el idioma de los monstruos. Incluso Filo parecía lista para la pelea, moviéndose de un lado a otro sobre la cabeza de Naofumi. En serio, este monstruo es algo increíble...
Pero nada pasó, ni monstruos, ni tentáculos asesinos, nada. Solo un gran árbol repleto de un único fruto, los tomates, o al menos en apariencia.
—Funcionó.
—Ese escudo no es para reírse, ahora tenemos comida ilimitada.
—¡¿Comida?! ¡¿Eso es comida?! ¡Siii! ¡Padre, dale comida a Filo! ¡Ella quiere esa comida!
Naofumi miró a la exaltada ave monstruo y la señaló con curiosidad.
—¿Qué está diciendo Filo?
—Quiere comer los tomates, pero aún es muy pequeña. Ah, y te ha estado llamando "Padre". Creo que, a menos que pretendas que se acostumbre, deberías aclararle que eres su Maestro. A mí no me escucha por ser mitad dragón.
—Así que era eso, ¿eh?
Con una mano sobre su cabeza, Naofumi le pidió a Filo que se bajara. Ella obedeció sin dudar, y entonces ambos se miraron a los ojos.
—Filo, necesito que entiendas una cosa. Yo soy tu Maestro, no tu Padre. Pero eso no significa que no te quiera, ¿entiendes?
—¡Si, Maestro!
¿Es en serio? ¿Así de fácil? Estúpida ave.
—Y otra cosa... Umbroxia es mi amiga, y aunque no te guste, necesitan llevarse bien. Porque en el futuro, ella te necesitará. Si entiendes a qué me refiero...
—... Aunque sea el Maestro quien lo diga... Que Filo se aparee con un dragón es...
Traduje todo a Naofumi, a lo que él asintió.
—Lo entiendo, pero ¿no crees que, si Umbroxia fuera un dragón, al menos aquellos que los filoliales odian, ella también debería odiarte?
Por un breve instante, hubo duda en el rostro de Filo. Ella se volteó a verme, y yo también lo hice.
—Niña, yo no te odio, pero tampoco te amo. No siento nada por ti, apenas nos conocemos. Ese instinto natural que tienes no me afecta en absoluto.
Cuando Filo terminó de escucharme, volvió su mirada a Naofumi.
—¿La oíste? Ella es diferente, no tienes por qué odiarla. Además, piensa en Umbroxia como si fuera otra humana, como yo. ¿La seguirías odiando?
La ahora tímida cría de filolial bajó la cabeza, pensativa.
—¿Filo?
Pasaron unos segundos, tiempo en el que esperamos la respuesta de la niña. Yo no tenía ninguna esperanza de que algo cambiara, pero al menos había que intentarlo.
Entonces, Filo pareció haber encontrado una respuesta.
—Filo... Filo intentará llevarse bien con... Umbroxia... Filo, lo hará por el Maestro, y también, por Filo. Ella no quiere ser una molestia para el Maestro.
—... Eso fue lo que dijo.
Con su rostro acariciando a Filo, Naofumi sonrió a la pequeña filolial.
—Gracias, Filo. No solo por dejar de lado tu odio, sino por salvarme de... eso. No es que sea algo malo, pero no quisiera que alguien con la apariencia de una niña como Umbroxia me hiciera algo así.
—Filo no entiende, pero si el Maestro quiere que haga algo por él, ¡entonces Filo lo hará! ¡Incluso si tiene que ver con Umbroxia!
Mientras observaba cómo Filo y Naofumi se acariciaban el uno al otro, sentí una leve molestia en mi interior.
Maldita sea, yo quería forzarla, hacerla sufrir y escucharla gritar de agonía. Bueno, supongo que ahora seremos una pareja amorosa... Ugh, qué asco.
Después de eso, seguimos probando con las otras semillas, pero la mayoría fue un fracaso. Los árboles morían al instante o se volvían peligrosos, así que Naofumi los reducía de nuevo a semillas con el herbicida
Pero, ¿qué es lo que yo quería lograr? Esa era una buena pregunta, a la cual si tenía una respuesta. Por el momento, quería explorar los límites de estas nuevas posibles modificaciones.
Sin embargo, si queríamos mantenerlo todo "seguro", debíamos tener precaución al aumentar la mutación y propagación, manteniendo baja la inmunidad y la inteligencia. Esta última era la que más me molestaba, porque podríamos crear un nuevo ser pensante y no lo estábamos haciendo. ¿Quizás algún tipo de Dríada del Bosque? No lo sabía con certeza.
Acordamos con Naofumi intentarlo cuando seamos más fuertes. Por ahora, la idea se quedaba ahí, como una simple idea.
—Ahora, Filo, vamos a hacer que subas unos cuantos niveles.
—¡Siii! ¡Filo quiere ser fuerte como el Maestro!
A partir de ese momento, pasamos todo el día aumentando el nivel de Filo. Sin embargo, debido a que el área carecía de monstruos poderosos, no pudimos subirlo mucho. Por eso, decidimos volar a otros lugares cercanos con mejores monstruos. Optamos por sitios que ya conocíamos y que no estaban muy lejos del reino, ya que no queríamos alejarnos demasiado debido a las Olas y demás.
Hablando de las Olas, solo nos quedaban dos días más, sin contar el de hoy. Filo, será mejor que estés preparada para entonces. No quiero que mi juguete se muera por débil.
Debido a la matanza de monstruos, nuestros niveles aumentaron. Tanto Naofumi como yo subimos solo un nivel, mientras que Filo ya alcanzó el nivel 18. Fue un gran progreso, y mi yo interno envidiaba su rápido crecimiento.
Al finalizar el día, notamos que el cuerpo de Filo había experimentado algunos cambios. Ahora era un poco más grande y tenía una forma más redondeada. Además, sus plumas rosadas habían adquirido un tono más oscuro. Me recordaba a mí misma hace unas semanas.
Los tres nos acomodamos juntos en la misma cama para dormir, aunque Filo se mantuvo algo distante de mí y se colocó encima del cuerpo de Naofumi. A pesar de eso, fue una buena noche.
(Día 28)
Ese día desperté junto a un montón de plumas, o más bien, junto a Filo en su etapa de joven filolial, quien estaba aplastando a Naofumi bajo su cuerpo mientras lo abrazaba con cariño.
Estaba a punto de apartar a Filo del camino, pero entonces escuché la voz ahogada de Naofumi, parecía estar confundido o, al menos, eso era lo que aparentaba a simple vista.
—Ughh... ¿Qué... es... todo... esto?
—Es tu monstruo, creció bastante, por lo que el escudo aún funciona bien en los filoliales.
—Ayú... dame... Umbroxia.
—Eso es lo que iba a hacer, lo siento, todavía estoy un poco dormida.
Me acerqué a su rostro aún cubierto de plumas rosas e intenté sacarlo, sosteniéndolo por los hombros. No fue tan difícil, considerando mis niveles, los de Naofumi, y el hecho de que Filo aún estaba en desarrollo. Logré liberarlo sin despertar a esa tonta ave rosa.
Naofumi parecía tener dificultades para respirar.
—Eso fue... intenso. Creí que moriría asfixiado. Gracias, Umbroxia.
—No te preocupes. Ahora, ¿cómo vamos a sacarla de la habitación?
Ambos observamos a la filolial dormilona encima de la cama. Era un milagro que no se hubiera roto por tanto peso.
—Tienes razón, dudo que pueda pasar por la puerta en su tamaño actual. Ha crecido mucho desde ayer.
—Y yo que pensé que mi crecimiento se debía solo a ser un dragón, pero ahora mírala a ella.
Hice una mueca molesta al ver la situación, esta niña iba a ser un problema hasta que tomara su forma humana, si es que lo hacía, claro.
En ese caso, creo que deberíamos venderla a Mortal Repugnante y conseguirnos un dragón. Gaelion podría ayudarnos con eso, ya que tiene muchos hijos. Tal vez incluso tenga un huevo. Pero si esa no es una opción, entonces creo que debería desempeñar mi papel como mitad dragón macho y buscar aparearme con una dragona, o incluso con Filo.
Creo que el hecho de que compráramos a Filo para que yo pudiera aparearme con ella, y que luego quiera preñarla para aparearme con su cría, hace que todo esto pierda sentido. ¿Qué estupideces estoy pensando?
Suspiré. Apenas era por la mañana y ya sentía mi mente agotada.
Solo nos quedaremos con esta ave tonta y listo, humana o no, me voy a aparear con ella.
—¿Deberíamos despertarla? Porque en un par de horas, con su rápido crecimiento, no podremos sacarla ni siquiera por la ventana.
—Si, hagámoslo.
Estuvimos un buen par de minutos intentando despertar a Filo, pero cuando ser suaves no funcionó, Naofumi decidió usar la maldición del esclavo. Eso la despertó de inmediato.
—¡Ahh! ¡¿Qué fue eso?!
Confundida, la filolial observó en todas direcciones hasta que centró su mirada en Naofumi y en mí.
—¿Qué pasó, Maestro?
Le traduje a Naofumi la pregunta y él, con una mano en el rostro, respondió:
—Filo, como aún estás creciendo, creo que vamos a tener que dormir afuera, al menos por un tiempo. De lo contrario, no podremos entrar a la posada nunca más.
—¡Está bien! ¡Filo hará todo lo que diga el Maestro! ¡Porque Filo te quiere mucho, Maestro!
—... Eso dijo.
—De acuerdo, recojamos todas nuestras cosas y guardémoslas en las mochilas. Como ya no tenemos muchos frutos, después de vender la mitad y que Filo se comiera la mayoría ayer, creo que deberíamos deshacernos del resto. Ahora contamos con los que produce la BioPlanta en el bosque.
—¡Maestro, yo puedo comérmelo todo! ¡Tengo hambre!
—... Es lo que dijo.
—Adelante, Filo. Nos harías un gran favor, solo no te comas las semillas. Aunque por si acaso, Umbroxia, ¿podrías vigilarla?
—Claro, no hay problema.
Pasamos un tiempo organizando nuestras cosas, yendo y volviendo del carruaje para dejar todas las semillas. No las dejamos antes por temor a ser robados o algo por el estilo. Cuando estuvimos listos, miramos por la ventana y nos aseguramos de que no hubiera nadie a la vista.
—Bien, Filo, ahora puedes saltar sin preocuparte. Solo ten cuidado de no romper nada, ¿de acuerdo?
—¡Si, Maestro!
El ahora gran filolial joven sacó la cabeza por la ventana abierta, luego el cuerpo, y seguido una de sus patas. Esta flotó en el aire por unos segundos hasta que, con un pequeño pero largo salto, salió con todo su cuerpo hacia afuera. Su aterrizaje no fue silencioso, aunque tampoco destructivo.
Filo nos miraba desde abajo con una gran sonrisa.
—¡Maestro! ¡Filo pudo bajar como pediste!
Luego de traducirle a Naofumi, él gritó hacia Filo.
—¡Filo! ¡Dirígete hacia el carruaje, te veremos allí en unos minutos! ¡Y no te alejes de él!
—¡Siii! ¡Carruaje! ¡Filo tirará del carruaje!
Y así, la gran ave rosa se fue corriendo.
—Esta niña...
—Te agrada, ¿o no, Umbroxia?
—Solo diré que me parece curiosa. Eso es todo lo que tengo para decir.
—Si, claro.
Con una pequeña y suave sacudida de cabeza, Naofumi se dirigió hacia la puerta y salió a través de ella. Yo lo seguí por detrás, pero no sin antes voltear y echarle una última mirada a la habitación.
Ya no quedaba nada que nos representara. La habitación estaba igual de vacía que hace varios días, y, aun así, la consideré mi hogar, al menos por un pequeño periodo de tiempo.
—¿Por qué me estoy poniendo sentimental con esto? Será mejor que deje de perder el tiempo y siga caminando.
Después de todo, este mundo no es mi hogar. Tengo un lugar propio al cual regresar, y ese día todos recordarán mi nombre. Ese día...
... todos morirán.
Continuamos subiendo de nivel a Filo, y durante el resto del día la filolial no paraba de crecer y comer. Para nuestra fortuna, teníamos el árbol de la BioPlanta y muchas semillas, ya que de lo contrario nos habríamos quedado sin dinero al tener que comprar tanta comida. Pero bueno, lo comprendo, yo también fui así en su momento, por lo que no puedo quejarme demasiado.
Durante nuestra pequeña aventura nos encontramos con un nuevo tipo de monstruo planta, los Torrent. Según Naofumi, había tres tipos de ellos, el verde, el azul y el negro.
Luego de que Filo los matara, hicimos que el escudo absorbiera sus partes, y fue en ese momento que nos llevamos una pequeña sorpresa al descubrir sus bonificaciones.
Los escudos obtenidos fueron el Escudo de Torrent con el bono de equipo "Clasificación de Plantas 2", que sería útil para las modificaciones de la BioPlanta, el Escudo de Torrent Negro que otorgaba "Composición de Novato", y por último el Escudo de Torrent Azul con el bono de equipo "Recetas de Composición Intermedia 2".
A diferencia del bono de recetas intermedias anterior, este contenía las mismas recetas que ya teníamos en el libro. Fue una decepción, ya que el libro se volvió inútil y Naofumi lo absorbió para obtener un nuevo escudo, que resultó ser otra desilusión.
Escudo de Libro, bono de equipo, Poder Mágico (Pequeño).
No fue nuestro mejor día, y lo más molesto es que Filo sí se estaba divirtiendo. La muy glotona no podía evitar sonreír como una estúpida frente a mí. Además, nos fue imposible subir de nivel, lo que lo hizo aún más frustrante.
Lo digo en serio, esta ave me saca de quicio.
Por la tarde, Filo ya medía más de dos metros de altura. Su plumaje rosa se mantenía en un tono oscuro y su boca parecía no querer cerrarse. Si no hablaba en un idioma inentendible para Naofumi, ella solo la usaba para comer.
¿Dónde cabe tanta comida? De mi lo entiendo, soy un dragón de más de diez metros, pero de Filo... No me quiero ni imaginar la cantidad de desechos que debe de producir.
No es que yo pueda opinar mucho al respecto...
Debido a que Filo, en su nuevo tamaño de gran avestruz, estaba emocionada y animada, insistió en que Naofumi la montara en su espalda y la dejara llevarlo a recorrer el bosque. Él aceptó, y yo tuve que quedarme a cuidar nuestras cosas. Pasó bastante tiempo y cuando regresaron, ya era de noche. La fogata estaba encendida, y yo los miraba con curiosidad y sorpresa en los ojos.
¿Qué mierda? ¿Cómo es que...? ¿Esa es Filo?
Naofumi seguía montado en Filo, o lo que parecía ser ella, ¿por qué digo esto? Oh, no es nada, es solo que... ¡Filo ahora es un maldito Búho gigante rosado! ¡¿Qué mierda?!
Si bien su altura parece haberse reducido un poco, esto podía deberse a su nueva forma más gorda. Tal vez sus patas no habían cambiado en absoluto, solo fueron "absorbidas" debajo de la nueva carne y plumas. Lo que quiero decir es que ahora Filo se asemejaba más a un búho, un animal de mi mundo, que a un filolial de este mundo. ¡Siendo que ella es un filolial!
Esto sin duda alguna es obra de ese escudo, pero la pregunta es, ¿por qué yo no cambié así? O tal vez lo hice...
Suspiré con cansancio. ¿Para qué me molesto?
Miré a Naofumi, quien todavía estaba montado en Filo, y le dediqué una sonrisa.
—Otro cambio, ¿eh?
—Si... Espero que sea el último.
—Estoy de acuerdo.
El pequeño momento de "paz y tranquilidad" fue interrumpido por el poderoso gruñido del estómago de Filo.
—¡Maestro! ¡Filo tiene hambre! ¡Dale comida a Filo!
Ya que Naofumi aún no podía entenderla, traduje las palabras de la búho rosa para él, a lo que asintió en respuesta.
—Claro, Filo. Hoy por primera vez probarás mi comida, espero que te guste, ya que Umbroxia dice que es muy buena.
—¡Siii! ¡Comida del Maestro!
La agradable noche pasó rápido, y en poco tiempo me encontré acostada junto a Naofumi en mi forma de dragón joven. Sin embargo, Filo aún se sentía incómoda con mi presencia, lo cual resultó en una pequeña discusión sobre quién tendría el privilegio de abrazarlo al dormir.
Al final, Naofumi propuso que se quedaría en medio de nosotras dos, de manera que tanto Filo como yo pudiéramos abrazarlo sin más peleas. Aunque no me agradaba demasiado la idea, decidí aceptarlo por el momento.
Cuando cerré los ojos, la oscuridad me envolvió una vez más reclamándome en su abrazo.
Una vez más, me encontraría atrapada en esa maldita pesadilla...
(Día 29)
... ¿Eh? ¿Qué está pasando?
Aún en la oscuridad, regresé del mundo de los sueños a la realidad debido a un repentino movimiento brusco que me empujó hacia un lado. Intenté abrir los ojos y cuando por fin lo logré, todo se veía de color rosa, lo cual me confundió por unos segundos.
¿Esto es de... Filo?
Largo cabello rosa inundaba mi vista en lugar de plumas, lo cual me resultaba muy extraño... A menos que...
Ya medio despierta, intenté incorporarme, apartando el cabello de mi rostro. En ese momento, me di cuenta de que estaba siendo abrazada por dos pares de brazos provenientes de direcciones diferentes.
Un par de brazos pertenecían a Filo, como era de esperar, mientras que el otro par pertenecía a Naofumi.
Ellos lucían tiernos mientras dormían, con sonrisas tontas y pacíficas en sus rostros. Y Aunque resultara extraño, sentí el impulso de abrazarlos, pero no lo hice.
No, no era el momento para eso, ya que algo importante ocurrió. Filo, quien hasta hace poco era solo una cría de filolial, luego de crecer y subir unos niveles al fin logró cambiar a su forma humana. Mi preciado deseo sobre ella se había cumplido.
Ahora ella lucía como una niña de diez años, con piel blanca, además de un par de alas rosadas y cabello largo del mismo color.
Es... perfecta. Con esto podré practicar con su cuerpo sin problemas.
—Mi juguete... Eres tan linda, tengo tantas ganas de comerte entera.
Sentí como mi entrepierna comenzaba a calentarse, mis ansias de dominio se elevaban en lo alto, y como la saliva se escurría por mi boca.
Tantos escenarios, tantas formas de tortura, tantos gri... Y entonces, me detuve.
Es cierto, no habría gritos ni súplicas, solo caricias suaves, besos amorosos y abrazos llenos de cariño. Todo porque se lo prometí, a él... a Naofumi.
Mi motivación cesó y murió en ese preciso instante.
—Mierda.
Fue entonces que escuché a Naofumi despertarse.
—... Oh, buenos días, Umbroxia. Veo que te has levantado tem...
Miró hacia abajo y notó a Filo. Al principio, pareció no darse cuenta de quién era, muchos menos al ver su nueva forma en ese estado de desnudez total. Sin embargo, su expresión cambió cuando vio las alas y el cabello de la niña, lo cual me hizo creer que la había reconocido.
—... ¿Filo?
—Si.
—Ah...
Naofumi se levantó y caminó hasta una de las mochilas. Sacó una manta que habíamos comprado hace tiempo y la colocó sobre el cuerpo de Filo para cubrirla. Luego, volvió a mirarme.
—Ahora... Ahora pueden hacerlo... ¿No?
Con esperanza y vergüenza reflejados en su rostro, lo único que pude hacer fue asentir con la cabeza en respuesta.
Si, exacto, en este momento y para mi sorpresa, lo último que quería pensar era en... eso.
Odio esto... Te odio, Umbroxia.
—¡Filo tiene hambre! ¡Mucha hambre, Maestro!
—Sí, sí, solo espera un poco. Apenas acabas de despertarte, relájate.
—¡Pero Maestro! ¡Filo se siente feliz porque ahora el Maestro puede entender a Filo!
La niña filolial, ahora despierta y animada, no podía dejar de gritar y correr alrededor nuestro. Era como si su forma humana la hubiera vuelto más torpe y molesta.
Mientras Naofumi hacía todo lo posible para calmar a la niña y, al mismo tiempo, preparaba el desayuno con carne de monstruo y los frutos de la BioPlanta, yo intentaba evitar caer en una crisis existencial.
¿Forzar o no a Filo? ¿Saciar mi hambre dracónica o continuar con lo prometido?
Es tan difícil tener una relación y, al mismo tiempo, evitar desagradar al otro...
Un suspiró salió de mi boca.
—Por cierto, ahora que ella puede convertirse en humana, tendremos que hacerle un vestido, igual que el mío.
Naofumi, quien aún estaba ocupado preparando el desayuno para todos, asintió en mi dirección.
—Es cierto, lo había olvidado. Solo esperemos que la joya de la rueca no se rompa otra vez.
—Si... No quería recordar eso.
—Lo siento...
—No, está bien. Lo superaré algún día.
—... Bien.
Con una agradable sonrisa en el rostro, Naofumi continuó preparando el desayuno mientras Filo seguía corriendo y gritando sin cesar.
Por alguna razón, ya no resultaba tan molesto. Al menos, su alboroto serviría para distraerme de esos pensamientos amargos.
Varios minutos más tarde, después de haber desayunado y guardado todas nuestras pertenencias, decidimos que era hora de regresar a la ciudad. Solo había un problema, Filo.
—¡Maestro! ¡Filo quiere que la montes! Siempre montas a Umbroxia, ¡no es justo!
Con una expresión nerviosa en el rostro, Naofumi miró a su alrededor, asegurándose de que no hubiera nadie escuchando y que pudiera malinterpretar la situación. Esto me hizo soltar una risa divertida.
—¡Filo! No digas "montar", mucho menos en público. No quiero que me acusen de ser un Lolicon.
—Filo no lo dirá, ¡pero solo si dejas que Filo te lleve!
—…Pensé que ya habíamos hablado de esto, pero está bien... Hoy será el turno de Filo.
—¡Siiii! ¡Filo ganó!
La niña filolial saltó de alegría y comenzó a correr por todas partes. Aunque su pequeño cuerpo estaba cubierto con la manta de antes, sabía que en el momento en que se transformara en su forma de monstruo, al igual que me sucedió a mí, esa pobre manta se reduciría a pedazos.
Y eso es lo que sucedió en ese mismo instante.
—¡Filo! ¡Te dije que no te transformaras con la manta puesta!
Al escuchar los gritos de Naofumi, Filo observó su cuerpo y notó la manta destrozada que colgaba sobre ella.
—Oh, Filo lo siente, Maestro. Filo... Filo volverá a su forma humana.
—No... Está bien, Filo, puedes quedarte así por ahora.
—¡¿En serio?! ¡Siii! ¡Filo te quiere mucho, Maestro!
De un momento a otro, la enorme y corpulenta ave rosada corrió hacia Naofumi y lo abrazó con fuerza, sofocándolo entre sus plumas y haciéndolo perder poco a poco el conocimiento.
Es una idiota...
Me acerqué a ambos, ahora en mi forma de dragón adulto, y separé con facilidad a Filo de Naofumi. Como resultado, la filolial comenzó a protestar.
—¡Nooo! ¡Maestro es de Filo! ¡Umbroxia, suelta a Filo!
Dejé a un casi inconsciente Naofumi en el suelo, y sostuve a Filo entre mis manos, luego la acerqué hacia mi rostro. Ahora nos veíamos directo a los ojos. A pesar de la creciente furia de la pequeña filolial, yo me mantenía en un estado de calma y serenidad.
—Primero, casi dejas a tu Maestro sin aliento, es decir, casi haces que muera. Segundo, él no es tuyo, sino mío, al igual que tú. El único motivo por el cual estás con nosotros es para mí uso personal, nada más. Que eso no se te olvide, ¿entendido?
Podía ver cómo las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos. ¿Es en serio?
—¡Eres mala y mentirosa! ¡El Maestro eligió a Filo porque es especial para él! ¡Así que deja de mentir!
—...
Me estoy comenzando a molestar, pero solo un poco.
—Piensa lo que quieras, no me importa... Solo asegúrate de no hacerle daño, o tendremos un gran problema.
Le dirigí una última mirada fría a la filolial. A pesar de que ella aún contenía las lágrimas, asintió.
—Eso está mejor.
Una vez terminado el discurso, dejé a Filo en el suelo y volví a mi forma humana. Cuando vi a Naofumi, él ya se había recuperado y al parecer había presenciado toda nuestra conversación.
—Bueno... ¿Nos vamos?
—Claro.
—Si, Maestro...
Naofumi montó a Filo mientras yo tiraba del carruaje en mi forma de dragón joven. Durante todo el viaje, podía ver y sentir la envidia de la filolial. ¿Tanto deseaba este carruaje?
En serio, los filoliales son criaturas tan extrañas.
Cuando entramos a la ciudad, Naofumi recibió miradas extrañadas por parte de los mortales debido a Filo, ya que nunca habían visto un filolial con esa forma y tamaño, pero eso fue todo.
Después de detenernos frente a la tienda de magia, hicimos que Filo cambiara a una forma más pequeña, justo como yo solía hacer antes. Esto era para que pudiera entrar al interior de la tienda sin usar su forma humana desnuda. No hace falta decir que Filo no tuvo ninguna objeción al respecto.
Esperamos nuestro turno en la corta fila de mortales, y cuando llegó nuestro momento, la anciana sonrió al vernos.
—Hola, Jóvenes. ¿En qué puedo ayudarles esta vez?
—Bueno...
Desde el interior de su capa, Naofumi sacó a Filo y la sostuvo en la palma de su mano.
—Oh, más hilo mágico, supongo.
—Si, seria de mucha ayuda.
—Bien, síganme, ya conocen el lugar.
A partir de entonces, tuvimos que pasar por el mismo proceso, con la única excepción de una joya rota, lo cual fue algo bueno. Sin embargo, lo malo sucedió cuando Filo se negó a crear más hilo mágico debido a su cansancio. Yo entendía cómo se sentía, ya que había pasado por lo mismo, pero no podía permitir sus tonterías, no ahora.
Estuve a punto de intervenir, pero Naofumi se me adelantó.
—Filo, esto es para ti, lo sabes, ¿verdad? ¿No te gustaría tener un vestido igual de hermoso que el de Umbroxia?
—¡Maestro! Pero Filo prefiere su forma de filolial. Filo solo quería ser humana para poder hablar contigo.
—Y lo entiendo, pero ser humana tiene muchas ventajas, como poder estar con nosotros en la posada y no estar sola afuera.
—Filo... Cree que el Maestro tiene razón... Filo no quiere estar sola.
Con la cabeza baja y una expresión triste, la filolial aceptó las palabras de Naofumi.
—No te sientas mal, Filo. Mira, si haces esto, te prometo que hoy comerás una deliciosa cena. ¿Qué opinas?
Esto animó a la niña al instante... Que criatura tan sencilla y fácil de manipular eres, Filo.
—¡¿En serio?! ¡Siiii! ¡Más comida del Maestro!
—Si, sí, ahora sigue creando hilo mágico.
—¡Si! ¡Filo dará lo mejor de sí misma!
Con la motivación por las nubes, Filo creó todo el hilo mágico necesario. Al terminar, estaba muy cansada, por lo que Naofumi permitió que durmiera en su mano mientras tomaba su forma de filolial cría.
A partir de entonces, hicimos lo mismo que antes. Fuimos a la textilería, realizamos nuestro pedido y, después de pagar, nos dirigimos con la animada sastre. Esta se emocionó aún más al ver a Filo, y al igual que la última vez, midió su cuerpo y su forma monstruo. Sin embargo, a diferencia de mí, Filo no explotaría la tienda la transformarse.
La sastre, como antes, nos informó que comenzaría a hacer la ropa una vez que llegara la tela y nos aseguró que estaría lista para el día siguiente por la tarde. En serio, esta mortal amaba su trabajo. Mi respeto hacia ella se mantenía firme.
Con todo ya terminado, tomamos el carruaje y nos dirigimos al bosque, al mismo lugar en donde se encontraba el árbol de la BioPlanta.
¿Por qué no regresar a la posada? No queríamos pagar por demasiada comida debido a Filo y a mí, y aunque pudiéramos llevar los frutos de la BioPlanta a la posada, era un trabajo tedioso. Por eso decidimos quedarnos a un lado del árbol y acampar ahí.
Tampoco era un problema, en especial para Naofumi y Filo, ya que podían usar mis plumas como cama y almohada. No me importaba en lo absoluto, de hecho, lo prefería de esa forma.
Tuvimos la deliciosa cena prometida por Naofumi, y debo admitir que las mejoras del escudo son increíbles. Después de cenar, me sentí muy satisfecha y, al igual que Filo, mi cuerpo sucumbió al sueño.
Las pesadillas no tardaron en llegar...
(Día 30)
Nuevo día y nuevas cosas por hacer. Hoy era la fecha acordada con Erhard para retirar nuestros nuevos equipos, además de que debíamos visitar la sastrería por la tarde para recoger el vestido de Filo y demás.
Por eso, lo primero que haríamos después de desayunar y esperar hasta el mediodía sería ir a la tienda de armas. Ahí es donde nos encontrábamos en este momento.
Mientras Naofumi y yo lucíamos como siempre, Filo había adoptado su forma de cría filolial y parecía muy cómoda descansando sobre la cabeza de Naofumi. Debo admitir que sentí un poco de envidia.
Al entrar en la tienda, el herrero nos recibió con una sonrisa en el rostro, como si nos estuviera esperando. Supongo que ese era el caso, ya que un conjunto de armadura y una espada estaban colocados en el mostrador. Ambas se veían muy bien, por cierto.
—Que bien, ya están aquí.
—¿Esas son nuestras?
—Si, las terminé ayer por la noche, fue más rápido de lo que estimé. Pero, en fin, ¿quieres probártela, Naofumi? Tú también, Umbroxia, la hice a tu medida justo como la anterior.
Naofumi caminó hasta el mostrador y observó con fascinación en el rostro cada parte de su nueva armadura.
La Armadura Estelar de Eterion era una amalgama de telas blancas y verdes, metales plateados y pieles en tonos marrones y negros, resultando así en una combinación de materiales interesantes.
Esta tenía guantes de color negro, así como hombreras elaboradas con una mezcla de hierro mágico y otros metales plateados. A su vez, las piezas protegían tanto los brazos como el pecho. Y sus placas metálicas parecían estar colocadas de forma estratégica, otorgando una mayor defensa y cobertura.
Los zapatos, elaborados con pieles de cuero y otros metales, ofrecían protección y comodidad, envolviendo las pantorrillas de quien la usara, en este caso Naofumi, con más placas de metal para una defensa adicional. Debajo de estas piezas, se encontraban pantalones de color verde, junto con otras prendas en tonos similares y negro.
En realidad, tenía muchas cosas y resultaba tedioso describirlas, ya que también desconocía detalles sobre varias de ellas.
¿Qué? Soy una Bruja, no una herrera, mucho menos una caballero. Como dije, lo único que ocupa mi cabeza es aprender más sobre la magia, también Naofumi, y el resto de cosas que no quiero pensar.
—¿Qué te parece? Es un buen trabajo, ¿verdad?
—Si, es genial. Gracias, Erhard.
El Herrero sonrió ante las palabras de Naofumi.
—¿Qué esperas? Ve y pruébatela. Mientras tanto, Umbroxia, aquí tienes tu nueva espada.
Con eso dicho, Naofumi se fue al probador y yo me quedé a solas con Erhard, observando y probando la espada.
—¿Te gusta? Es una gran espada, así que te será muy útil en la Ola.
—Es... buena. No sé mucho de armas, mucho menos de espadas, pero puedo decir que es un espléndido trabajo. Gr... gracias.
—No es nada. El simple hecho de que utilicen mis creaciones para salvar al mundo es más que suficiente para mí.
Cuando Naofumi regresó varios minutos después, traía puesta el conjunto de armadura, se veía grandioso. Pero esa visión fue arruinada por los gritos de una niña tonta.
—¡Si! ¡Maestro, te ves increíble! ¡Filo cree que te ves muy brillante!
—Filo sí que está animada.
—Y apenas comenzamos el día...
Esta niña me vuelve loca, pero no en el sentido que debería.
—¿Y? ¿Qué opinas? Una gran mejora, ¿o no?
—No puedo negarlo, esta armadura es mucho mejor que la anterior. Tan solo imagina lo que podrías hacer con partes de monstruos más poderosos, como, no sé, de nivel 40 o más alto.
—Eh, eh, eh, para el carro ahí. Soy un buen herrero, pero no el mejor herrero. Si tan solo conocieras a mi maestro, él sí que puede hacer cosas grandiosas.
—¿Tu maestro?
—Sí, él nos enseñó a Tolly y a mí, junto con muchos otros aprendices, sobre el camino del herrero. Pero la mayoría lo abandonaron, ya que tenía serios problemas de deudas y era un mujeriego.
» Al final, cuando solo quedé yo, ya que Tolly tuvo que irse por asuntos personales, mi maestro dijo que ya me había enseñado todo y también se fue. Unos días después, llegaron varios hombres exigiendo el pago de sus deudas. Fue un momento bastante duro, si tengo que decirlo.
—Ya veo...
La expresión de Naofumi cambió de alegría a lástima por Erhard. En serio, ¿quién puede tener un maestro así? Ni siquiera yo le haría eso a mí aprendiz, si es que tuviera alguno, y eso que estamos hablando de mí, alguien que desprecia a todos los mortales.
Si ese mortal no hace todo eso por odio hacia los demás, entonces es solo un gran idiota.
—Pero cambiando de tema. Veo que compraron un nuevo monstruo, un filolial. ¿Tienen planeado subirlo de nivel antes de la próxima ola, a pesar de que solo quedan dos días?
—Ah, sobre eso no te preocupes. Filo ya se encuentra en el nivel 24. La compramos hace varios días y hemos estado trabajando en subirla de nivel desde entonces.
—Aunque se ve tan pequeña.
Naofumi rio ante el comentario del ignorante Herrero.
—No, te equivocas, esta es solo una forma que le dije que tomara. Filo en realidad es un filolial adulto de dos metros de altura y varios metros de ancho. Si quieres, puedo hacer que te lo muestre.
Aunque todavía confundido, Erhard asintió para indicar que estaba de acuerdo.
—Solo ten cuidado de que no rompa nada.
—¿Oíste, Filo?
—¡Sii! ¡Filo no romperá cosas!
La pequeña filolial saltó desde la cabeza de Naofumi hasta el suelo, asegurándose de que hubiera suficiente espacio, y se transformó en su forma adulta. Esto sorprendió un poco a Erhard, pero no demasiado.
—Ahora lo veo. ¿Cuántos días de nacida tiene?
—Tres, sin contar hoy. La compramos el mismo día que llegamos a la ciudad.
—... Te lo juro, Naofumi... siempre logras sorprenderme. Primero con Umbroxia y ahora con esta niña.
—Fue más gracias al escudo que otra cosa. Desde que tuve a Umbroxia, he obtenido varias bonificaciones para el crecimiento de mis monstruos y esclavos.
—Entiendo. Entonces, ahora que tienes un filolial, Umbroxia ya no necesitará tirar del carruaje.
—Si, Filo podría hacerlo.
Oh, es cierto. De esta forma, esa niña dejará de verme con envidia, y podré pasar más tiempo junto a Naofumi. ¡Gracias, Filo! ¡Eres muy considerada!
—¡¿Carruaje?! ¡¿Filo va a tirar de un carruaje?! ¡Siii! ¡Filo ama los carruajes!
Aún en su forma filolial adulta, Filo comenzó a moverse de la alegría y a gritar con su voz de niña monstruo.
—Por cierto, ella puede transformarse en... Ya sabes, ¿en una niña humana?
Una expresión amarga envolvió a Naofumi.
—Si, ella puede...
—Entonces ya no tienes de qué preocuparte, ¿verdad?
—... Supongo.
Filo, aún alegre por su nueva actividad, ignoró por completo la conversación que se estaba teniendo sobre ella y sobre mí. Por otro lado, yo seguí escuchando, aunque molesta con mi situación.
—Vamos, intenta alegrarte un poco, Naofumi. Ahora ella ya no podrá hacer más bromas al respecto.
—Pero... Aunque me digas eso, solo el pensamiento de que ambas tienen la apariencia de dos niñas pequeñas. Yo...
—Eso...
Por un momento, Erhard miró a Filo y luego se fijó en mí. Yo intenté sonreír, pero no pude.
—Seré gentil. Después de todo, yo... lo prometí.
Que asco, ¿por qué me siento tan enferma? ¡Yo solo quiero apareamiento rudo y salvaje! ¡Quiero escuchar sus gritos de dolor, saborear su llanto, beber su sangre! ¡Yo deseo que Filo sufra bajo mi dominio! ¿Por qué es tan difícil de entender? Ni siquiera estoy pidiendo demasiado... Maldita sea mi nueva vida.
Solté un profundo suspiro, largo y cargado de cansancio.
Volviendo a la charla...
La mirada de Erhard, que antes estaba puesta en mí, ahora se dirigía de nuevo hacia un Naofumi lleno de dudas.
—... Solo no las veas, es mejor así, a menos que eso sea lo que te guste. En ese caso, yo no puedo decir nada.
Creo que nunca había visto a Naofumi sentir tanto asco como lo estaba sintiendo ahora mismo.
—¡Por Dios, no! No por estar rodeado de dos niñas voy a ser un Lolicon. Es culpa de este escudo extraño.
—Tal vez el escudo es el que tenga ese fetiche.
Erhard comenzó a reír de su propio chiste, y Naofumi le siguió, aunque un poco más apagado.
—Bien, si eso es todo, los espero la próxima vez que necesiten nuevo equipo o algo más. Hasta entonces, cuídense los tres. ¿Entendido?
—Claro. Gracias otra vez, y hasta luego.
—Adiós.
—¡Nos vemos, Señor de Cabeza Brillante!
Filo, ahora de vuelta a la realidad, se transformó en su forma de cría y saltó de nuevo a la cabeza de Naofumi.
Con eso hecho, los tres salimos de la tienda y regresamos al bosque para esperar hasta el atardecer. Durante ese tiempo, seguí aprendiendo nuevos hechizos junto a Naofumi. Él ya había comenzado a sentir la magia y pudo aprender su primer hechizo sin necesidad de los libros.
El hechizo era Guardia Faust, un hechizo de apoyo que aumentaba de forma temporal las estadísticas defensivas del objetivo. Era muy útil, pero eso no significaba que él dejaría de aprender, su arsenal debía ampliarse aún más.
Creo que también necesitamos saber las afinidades mágicas de Filo, pero ella es una cabeza hueca y no creo que quiera leer libros... No sé, tal vez luego. Por ahora, nos enfocaremos en subirla de nivel y nos dedicaremos a aprender más entre Naofumi y yo.
De esa manera, el tiempo siguió su curso y entonces llegó el atardecer.
Cuando fuimos a recoger el vestido de Filo, la mortal seguía con su actitud característica y las ojeras evidentes de haber trabajado toda la noche.
La vestimenta de Filo era tan buena como la mía.
Al igual que mi vestido, este era de una pieza y blanco en su mayoría, y con esa gran cinta en el centro, la cual era azul y dorada. El moño coincidía con el color azul de los ojos de Filo, y todas las demás decoraciones sobre la tela blanca también seguían este mismo color. Sin embargo, debajo de la tela, todo cambiaba, ya que predominaba el color rosa en su totalidad, haciendo juego con el cabello y las alas de la pequeña filolial. Estas últimas sobresalían a través de una amplia abertura en la espalda, justo como en mi vestido.
En fin, a Filo le encantó su nueva ropa, pero aun así prefería mantenerse transformada en filolial todo el tiempo que pudiera. En esa forma, la ropa mágica se fundía con su magia y solo quedaba el moño azul en su cuello, al igual que en mi caso.
El resto del día estuvimos con la misma rutina, niveles y magia, y gracias a esto Filo aumentó su nivel al 26, y solo porque encontramos áreas con monstruos "poderosos". En cuanto a mí y Naofumi, pudimos subir un nivel cada uno, y ahora estábamos en el nivel 37.
Esto era tan frustrante, ¿por qué tenía que ser tan difícil para nosotros? Y todo porque en las cercanías del reino no había monstruos tan fuertes, al menos no comparados a nuestros niveles actuales.
Ya quería terminar con la Ola e irme a explorar, no solo Melromarc, sino el mundo entero.
La noche llegó una vez más. Con los tres tirados en el suelo pastoso y unidos por un gran abrazo, nos fuimos a dormir.
Otro sueño... Otro recuerdo...
Me encontraba en mi hogar, o al menos en lo que alguna vez fue mi hogar.
Estaba contemplando el inmenso lago frente a mí. Era hermoso en su simpleza, con sus aguas transparentes repletas de peces de diferentes colores. El fresco viento acariciaba mi rostro, mientras el cielo soleado y las escasas nubes adornaban aún más el paisaje.
Y a mi lado estaba ella, mi Trea.
—Mami, ¿no te gustaría explorar el mundo?
—Ya lo he hecho antes, Trea. Hace mucho tiempo, te lo dije, ¿recuerdas? El mundo ya no tiene nada más que ofrecerme, excepto por sus avances mágicos, pero son pobres en comparación a los míos.
—Pero, ¿cómo lo sabes? Tal vez haya cosas nuevas.
—Oh, nunca te lo dije, pero cada década visito un país y extraigo información mágica de las mentes de los eruditos locales. Después de eso, me retiro, ya que no me siento cómoda en multitudes.
—¿No está mal hacer eso?
—Depende de cómo se mire. ¿Para qué utilizarán ellos ese conocimiento? ¿Para la vida o para la muerte? Pero, ¿en realidad importa qué opción elijan seguir? Al final, todo termina en la muerte. Por eso, prefiero tomarlo y asegurarme de que esta valiosa información no se pierda.
—Mmm...
Trea, con su pequeño cuerpo de diez años, se sentó en el suelo y empezó a reflexionar sobre mis palabras. Yo, por supuesto, me senté a su lado.
Con una mano en su barbilla y una mirada concentrada, siguió pensando durante un tiempo, hasta que al final pareció llegar a una conclusión.
—Creo que mami tiene razón.
—Eso es obvio, porque yo...
—Aun así.
Me interrumpió, pero al darse cuenta de ello, me miró con una expresión de arrepentimiento. Yo solo le sonreí en respuesta.
—Tranquila, Cariño, fue mi error. Puedes continuar.
—Gracias, Mami.
Se aclaró la garganta y continuó hablando.
—Pienso que, aunque todo termine como dices, no sería malo decirle a esa persona lo que está sucediendo. Podrías pedírselo de forma amable y directa. ¡Incluso podrían intercambiar conocimientos! Si de todas formas se perderá en la nada, no estaría mal dar algo a cambio. Así no sería injusto, creo.
Con una sonrisa de orgullo, utilicé mi magia para levantar a Trea del suelo y la senté sobre mi regazo. La abracé con cariño y le di un beso en la cabeza.
—Noo, Mami. ¡Me haces cosquillas!
—Trea, eres un ser tan hermoso y amable, este mundo no te merece y muchos menos yo. Gracias por ser mi hija.
En un principio, la sonrisa de Trea se expandió llena de felicidad, pero pronto cambió a una expresión de preocupación. Fue entonces cuando me di cuenta de por qué. Yo había comenzado a llorar.
¿Por qué estoy llorando?
Ah, es cierto. Trea me recuerda mucho a mí misma de hace años.
Cuando aún tenía esperanza en ellos... En los mortales.
—Mami, ¿te sientes bien?
Aún preocupada, Trea se dio la vuelta y se aferró a mi cuerpo en un cálido abrazo lleno de cariño.
Para calmarla, coloqué una mano sobre su cabeza y la acaricié con suavidad, mientras con la otra me limpiaba las lágrimas.
—Si, cariño. Mami está bien.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo, y yo nunca rompo una promesa.
Con su linda carita ahora ensuciada por las lágrimas, Trea levantó la mirada desde mi abdomen y me dedicó una sonrisa.
—Mami, te amo. ¡Te amo muchísimo!
—Yo también, cariño. Te amo con todo mi ser.
Y así, con un fuerte abrazo madre e hija, reafirmamos nuestro amor.
La oscuridad me iba soltando, pero las lágrimas de ese recuerdo no me abandonaron...
(Día 31)
Cuando desperté, me encontré llorando. Para mi fortuna, era la única despierta en ese momento.
—Ese maldito recuerdo. Lo odio con todo mi ser.
Viendo que estaba atrapada bajo el abrazo de Naofumi y Filo, decidí seguir así un poco más, observando el cielo y pensando en lo que haría hoy. Al menos hasta que ellos despertaran.
El día fue tan monótono, lo único que hicimos fue lo de siempre, desayunar, matar monstruos, intentar subir de nivel, cosa casi imposible con los monstruos tan débiles que encontrábamos, y aprender más hechizos Faust, bueno, los últimos que quedaban en los libros.
Por la noche, observaba el cielo estrellado junto a Naofumi. Ambos estábamos sentados sobre el pasto, Filo por otro lado, se encontraba durmiendo en su forma humana en el regazo de Naofumi.
—Umbroxia, ¿crees que sobreviviremos?
—Lo haremos, pero si aún no te sientes del todo seguro. Podría darte algo para que si lo estés.
—¿Qué cosa?
—Mi poder.
Al principio, Naofumi me miró confundido, pero luego comprendió a lo que me refería.
—¿Estas segura? Nunca lo hemos probado, y no quiero que desperdicies tu magia en vano.
—Si no lo intento entonces jamás lo sabremos, y tampoco es que vaya a darte toda, solo será un poco. Ahora, muéstrame tu escudo.
Aunque dudoso, él movió su brazo derecho hacia mí. El escudo de Hierro Mágico se mostraba en todo su esplendor.
—Espero que la aceptes.
Reuní un poco de mi magia normal y elemental y la infundí en el escudo. Para mi sorpresa y agrado, este las aceptó sin problemas.
—¡Wow! De repente aparecieron muchas cosas.
—¿Qué es?
—Varias notificaciones del escudo, como..."Energía Desconocida Detectada", "Analizando Energía", "Energía Mágica Aceptada", "Creando rama única de escudos a partir de la Energía", "Rama Única Creada" y "Escudo de la Oscuridad Divina: Condiciones únicas Cumplidas".
¿Cómo? ¿Acaso dijo "Oscuridad Divina"? ¡¿Podría ser que mi poder fuera tan grande como para ser considerada un Dios?! ¡Oh, tal vez solo estaba cerca de serlo! ¡Lo sabía! Soy increíble. ¡En sus repugnantes caras, mortales asquerosos!
—Los efectos de este escudo son... ¡¿Qué demonios?!
—¿Qué tiene? ¡Dime!
Me sentía tan emocionada como Naofumi. ¿Y cómo no estarlo? Incluso en este mundo, un Arma Sagrada reconocía mi poder. Eso era más que suficiente para alimentar mi ego y hacerlo crecer aún más.
Naofumi comenzó a enumerar los efectos que poseía el nuevo escudo.
—Escudo de la Oscuridad Divina, con el Bono Exclusivo de Equipo: Resistencia a las Sombras (Absoluta), Defensa Mágica 8. También posee el Efecto Especial de Equipo: Locura de la Bruja (Media), Máxima Pesadilla, Presencia Maligna, Conexión Profunda. Además, cuenta con algo aparte llamado la Bendición Oscura: Escudo del Erudito... Son demasiados efectos... No sé qué decir...
Con una gran sonrisa en el rostro, me acerqué a él y lo abracé mientras hablaba.
—Di gracias, eso es lo único que necesito.
—Entonces, Umbroxia, gracias por esto y por todo lo demás.
Él correspondió a mi abrazo y me dedicó una de sus hermosas sonrisas.
—Por lo que puedo ver, este es el único escudo de la rama que hay. Para usarlo, solo se requiere el nivel 1, y el tiempo de desbloqueo es de unas pocas horas. Debería tenerlo disponible antes de la Ola de mañana.
—Me alegro por ti.
Y así, como si nada extraordinario hubiera pasado, volvimos nuestra mirada hacia las estrellas. Eran tan espléndidas como siempre.
Con el paso del tiempo, el cansancio comenzó a invadirnos y, como ya era costumbre, nos acomodamos para dormir juntos, con todos sobre mí.
Esto era vida, una buena vida.
Las Olas se aproximaban, y a pesar de la paz que sentía, la ansiedad crecía en mi interior. Pero, en el fondo, era solo una ansiedad estúpida.
(Día 32)
Hoy era el día, la tan esperada y temida Ola de la Calamidad iba a estar en Melromarc dentro de...
[00:00:10]
Exacto, en tan solo diez minutos. Un gran escalofrío recorrió mi cuerpo, mis plumas se erizaron y mi cabello se puso de punta. Mi cola comenzó a moverse de forma involuntaria, mientras una intensa emoción invadía mi alma por completo.
Yo no era la única en este estado, tanto Naofumi como el resto de mortales a nuestro alrededor mostraban distintas emociones, miedo, ansiedad, excitación, entre otras más. La única que se encontraba indiferente ante la situación era, como no, Filo, quien actuaba igual que siempre.
—Nos preparamos durante todo un mes para este día. Lo lograremos, estoy seguro de ello.
La voz nerviosa de Naofumi resonó a mi lado mientras continuaba hablando, intentando convencerse a sí mismo. En respuesta, tomé su mano y la apreté con leve fuerza, transmitiéndole así el mensaje de que no está solo en todo esto.
Él me miró con gratitud desde arriba y esbozó una sonrisa.
—Umbroxia...
—¡Maestro, no te preocupes! ¡Filo te ayudará en lo que sea que necesites!
Volteó la mirada hacia la niña alada, quien también sostenía su mano con firmeza.
—Filo...
Después de reforzar la confianza de Naofumi, nos mantuvimos en la misma posición durante los siguientes minutos, esperando ansiosos la llegada de la Ola.
[00:00:02]
Dos minutos, eso era todo lo que nos quedaba.
Sentí cómo Naofumi apretaba mi mano con más fuerza.
[00:00:01]
Pensé en todos los hechizos que había aprendido, en toda la experiencia en combate con espadas que pude adquirir, en mis niveles y en mi poder. Me dije a mí misma que no, hoy no moriría. No volvería a experimentar la muerte nunca más.
Ahora tenía otro objetivo que cumplir, mi anhelada venganza contra aquellos bastardos que me derrotaron, y en especial contra esa maldita mortal.
Trea... voy a matarte.
Con la mente clara y mis pensamientos en orden, esperé a ser teletransportada al sitio donde tendría lugar la Ola.
[00:00:00]
Un gran estruendo retumbó por todo el mundo.
Y entonces, de un instante al otro nuestros alrededores cambiaron. Ya no estábamos en la ciudad, sino en un bosque.
La teletransportación se había completado.
—¿Están bien las dos?
Aún tomados de las manos, Filo y yo asentimos con seguridad a Naofumi.
—Ahora, ¿dónde est...?
Pero antes de que pudiera continuar, Naofumi observó al cielo y se quedó sin habla.
—El cielo...
Cuando levanté la mirada lo comprendí. Todo se estaba quebrando. La vista que antes teníamos del hermoso cielo celeste y soleado, ahora había sido reemplazada por una visión roja y tétrica, con varios y enormes agujeros negros. Me hacían recordar a los caparazones de una especie mortal en mi mundo.
—Así que esto es la Ola.
—Maestro, a Filo no le gusta...
—Lo sé, Filo, por eso tenemos que solucionarlo. Pero primero, me gustaría saber dónde nos encontramos.
Miramos todo lo que nos rodeaba, y en el momento en que descubrí el lugar, vimos a varias figuras correr en una misma dirección. Eran los Héroes y sus grupos de seguidores mortales.
—Estamos en Riyute, la primera aldea que visitamos en Melromarc. ¿Puedes verla? Allí está.
Después de que Naofumi confirmara mis palabras, lo vi mirar con horror cómo el resto de los Héroes se alejaban en dirección opuesta.
—¡Esperen un momento, Chicos!
Esto fue en vano, los Héroes ignoraron sus llamados y se dirigieron hacia lo que parecía ser el origen de la Ola.
Mientras tanto, desde las gigantescas grietas en el cielo, cientos de monstruos caían al suelo como una lluvia torrencial, y todos se apresuraban hacia la aldea mortal.
En ese instante, una bola de luz brillante se elevó en el cielo. ¿Qué era eso? ¿Una señal de los Héroes para los caballeros del reino? En mi mundo, se utilizaban conjuros, hechizos y artefactos mágicos con el mismo propósito, por lo que no era algo extraño, mucho menos en esta situación en particular.
Aun así, no creía que esos mortales llegaran a tiempo para proteger a los aldeanos. Estábamos bastante lejos de la ciudad y la amenaza de los monstruos parecía inminente.
Bueno, no es que me importe. Los mortales mueren todo el tiempo, esa era mi opinión al respecto. En cuanto a Naofumi...
—¡Malditos egoístas! ¡Umbroxia, Filo! ¡Vamos a la aldea!
—¡Si, Maestro!
—Claro.
Sin perder más tiempo, corrimos en dirección a la aldea.
Naofumi, incluso después de ver la verdad sobre los mortales, sigues mostrando tu amabilidad. Solo espero que algún día entiendas que todo esto es inútil... Justo como yo lo hice.
La aldea de Riyute, el segundo lugar al que Naofumi y yo fuimos para aumentar nuestro nivel, ahora estaba siendo invadida por monstruos de todo tipo.
Sus habitantes corrían despavoridos, mientras los pocos caballeros que quedaban luchaban con todas sus fuerzas para defenderse. Sin embargo, parecía ser una batalla desigual y si nadie más intervenía, todos estaban condenados a morir.
Qué suerte tenían de que estuviéramos allí, el mejor equipo del mundo. El Héroe del Escudo, Naofumi Iwatani, la Filolial Rosada, Filo, y la increíble, espectacular y poderosa Bruja DragónFilolial, Umbroxia.
¡No se preocupen, Mortales Inmundos! ¡Hemos venido a socorrerlos! Y, por supuesto, esperamos ser recompensados por ello.
Con las presentaciones concluidas, Naofumi comenzó a gritar sus órdenes con determinación.
—¡Umbroxia, Filo! ¡Vayan a evacuar a los aldeanos! ¡Yo distraeré a los monstruos!
No me gusta ese plan, dejar a Naofumi solo es... No, debo confiar en él. ¡Confío en Naofumi!
—¡De acuerdo!
—¡Claro, Maestro!
Y así, nos dividimos en dos grupos. Filo me acompañaría en su forma de filolial adulta, mientras que yo correría junto a ella en mi forma humana. Mientras tanto, Naofumi se quedaría atrás enfrentando a los monstruos.
Hubo varios grupos de aldeanos corriendo en la misma dirección, y nosotros los seguimos para ayudar a evacuar a aquellos que no podían salir por sí mismos de sus casas.
Entonces vimos a uno de los mortales, parecía ser el líder de la aldea, ya que estaba dirigiendo la evacuación. Filo y yo nos acercamos a él.
—¡Todos, diríjanse hacia la mina abandonada y asegúrense de no dejar a nadie atrás!
Cuando nos detuvimos frente al mortal, este nos miró con confusión en su rostro.
—Somos del grupo del Héroe del Escudo, estamos aquí para ayudar en la evacuación.
—¿El Héroe... del Escudo dices?
La duda se reflejó en el rostro del mortal, como era de esperarse, considerando la reputación que Naofumi y yo teníamos. Mortales Estúpidos.
—Bien, de cualquier manera, agradeceremos toda la ayuda que podamos obtener.
Bueno, al menos hay mortales inteligentes en esta aldea.
—Aún hay personas intentando escapar de los monstruos. Los caballeros no fueron suficientes para retenerlos y algunos han llegado hasta esta zona. Necesito que rescaten a esas personas y eliminen a todos los monstruos que puedan. Les ruego por favor que salven a mi gente.
El mortal bajó la cabeza en señal de sumisión, y yo, por supuesto, acepté su petición con una sonrisa arrogante en el rostro.
—Déjenoslo a nosotras. Vamos, Niña.
—¡Si!
Ambas salimos corriendo de allí y, con nuestros agudos sentidos de monstruo, buscamos a los mortales en los alrededores. No resultó ser una tarea tan difícil, ya que sus gritos de pánico delataban con facilidad su ubicación.
—¡Ayuda, por favor! ¡Quien sea! ¡No quiero morir!
Una patética mortal se encontraba tirada en suelo y a punto de ser destrozada por un... ¿Muerto? Vestía armadura y espada, por lo que debía ser un caballero o algo. No tenía idea de qué clase de monstruo era, solo que debía morir, otra vez.
Desde lo lejos salté hacia el monstruo y agitando mis alas en el aire volé hacia él, con mi espada sujetada en un firme agarre, la balanceé en dirección de su cuello y lo rebané.
El extraño monstruo cayó al suelo, pero aun así su cuerpo continuaba moviéndose, sin cabeza. Qué espeluznante y fascinante a la vez.
Los cortes continuaron hasta que no quedó nada, y la mortal que había estado presenciando todo esto, me miró con terror puro en los ojos. Ahhh, que deliciosa expresión.
—Llévatela, yo me encargo del resto, pero no tardes demasiado.
—¡Claro, Umbroxia-Onee-chan!
Filo tomó a la mortal y la subió a su espalda, luego se fueron a gran velocidad.
—¿Me acaba de decir "Onee-chan"? Eso es bueno, ella empieza a quererme. No, espera, yo no quiero eso... ¡Mierda! ¡Salgan pensamientos bonitos! ¡Yo quiero sangre y gritos de agonía! ¡¿Entendido?!
Comencé a calmar mi mente y a concentrarme en el objetivo actual.
—Será mejor que continúe con esto.
Entonces, seguí matando cosas y ayudando a los mortales. El trabajo se hizo más fácil una vez que Filo volvió conmigo, solo para irse otra vez a dejar a los nuevos mortales rescatados por mí.
Al no ver u oler a nadie más, creí que ya habíamos terminado, pero en ese momento sentí un aroma particular.
¿Filolial? No es de Filo, así que deben ser de la aldea o algunos salvajes. La última vez que vinimos a la aldea pude ver una granja con esas cosas, ¿debería sacarlos también?
Bueno, sí con esto la recompensa mejora lo haré.
Corrí hacia la fuente del olor y tenía razón, era la granja de antes con algunos filoliales en el gran corral y otros en el interior de la construcción.
En el instante en que me vieron, sus expresiones cambiaron de calmadas a confundidas y luego a enojadas.
—¡Dragón! ¡Es un dragón!
Dijo uno de los filoliales, era de color marrón, y su voz la delataba como una hembra.
—¡Aléjate de nuestro territorio, Sucio Dragón!
Este otro que hablaba era un macho, sus plumas amarillas se erizaron en mi dirección.
—Solo vengo a sacarlos de aquí, ¿no se dieron cuenta de que todos están evacuando por la Ola? Así que, no sean idiotas y síganme.
—¡Cállate, Dragón! ¡No nos alejarás de nuestro hogar!
—¡Si!
En serio, ¿todos los filoliales son tan estúpidos? Al menos Filo tuvo la inteligencia suficiente para aceptarme, claro, Naofumi influyó mucho, pero aun así... ¿No entienden que van a morir si no escapan?
Qué criaturas más frustrantes.
—¡¿Qué está pasando aquí?! ¡¿Por qué tanto alboroto?! ¡Relámpago Negro exige saberlo!
Un filolial negro con una patética mirada molesta en los ojos, se acercó a nuestra posición. Cuando me vio sus ojos se tornaron furiosos. A su lado, otro filolial un tanto más viejo me miraba solo con molestia.
—¡Dragón! ¡¿Cómo se atreve un asqueroso dragón a entrar al territorio de Relámpago Negro?!
Si, era un idiota.
—Te lo repetiré como al resto de tus descerebrados compañeros. Sus vidas están en peligro, hay cientos de monstruos surgiendo de esas grietas en el cielo, y si no se van de aquí van a morir.
Al oír mis palabras, todos los filoliales miraron hacia arriba y presenciaron las enormes grietas de la ola, y a su vez a algunos de los monstruos que salían de ellas.
Como era de esperar la mayoría de ellos comenzaron a temblar de miedo.
—¡¿Qué hacemos?! ¡Sombra Chocolate no quiere morir así!
—¡Llama Amarilla tiene miedo!
Los dos filoliales que antes se veían tan furiosos y arrogantes, ahora cedían ante el miedo como las miserables criaturas que eran.
Por cierto, su dueño debe ser muy malvado para darles nombres tan estúpidos. Al menos Filo es sencillo y agradable al oído, en cambio estos... que asco.
—¡Tranquilícense! ¡Relámpago Negro vencerá a este inmundo dragón y ayudará a escapar a todos de aquí!
—¡Relámpago Negro!
—¡Si! ¡Llama Amarilla te pide que acabes con ese dragón invasor!
—Garra Veloz cree que deberíamos escucharla, es peligroso irnos sin ayuda.
—¡Silencio, Anciano! ¡Relámpago Negro sabe lo que hace!
No, solo eres un idiota.
Fue entonces, que el grito de la esperanza resonó en mis oídos.
—¡Umbroxia-Onee-chan!
¡Filo! Nunca tuve tantas ganas de verte como ahora, solo espero que puedas convencer a estos... ¡Estos Imbéciles!
Cuando Filo se acercó a mí en su forma de filolial adulto, todos los demás filoliales dejaron de gritarme y solo la miraron a ella. Estaban estupefactos.
—¡Es...! ¡Ella es...!
Así es, Filo es una filolial como ustedes y...
—¡Es la Reina Filolial!
Espera, ¿qué?
Miré confundida a los filoliales, luego a Filo, y regresé mi mirada a los filoliales.
—¿Filo es una Reina? ¡Siii! ¿Qué significa eso?
Ahora sí que estaba molesta, me sentía como una ignorante. ¡Y nadie me hacía sentir así!
—¡Oigan, Estúpidas Aves! ¡¿Qué mierda significa eso?! ¡¿No se supone que Fitoria es la Reina Filolial?!
El filolial anciano me observó confundido, pero entonces pareció comprender mis dudas.
—¿Ella no es Fitoria?
—¡No! Ni siquiera la conozco. Esta es la cría filolial del Héroe del Escudo.
—¡Filo es Filo!
—Garra Veloz entiende...
El filolial anciano lo pensó por un momento, fue cuando pareció llegar a una conclusión.
—Entonces esta filolial es una Candidata a Reina Filolial, la Reina Fitoria estará interesada.
—¿Candidata a Reina? ¿En serio? ¿Por qué?
—No existen otros filoliales como ella, a parte de la Reina Fitoria, nadie sabe el por qué, pero es así. Es la primera vez que Garra Veloz ve a un filolial como ella. Así de única es esta Filo. O eso es todo lo que Garra Veloz sabe.
Así que Reina Filolial, ¿eh? Que interesante. Tal vez, no sé, solo surge una Reina Filolial cuando es criada por un Héroe. Si el anciano dice la verdad, y Filo es especial, entonces debe ser por eso.
Unas pequeñas risas surgieron en mi interior.
Ya quiero conocer a esta Fitoria, si es tan antigua como Gaelion dijo que es, puede que ella tenga más información valiosa sobre este mundo que cualquiera.
Por ahora, me aprovecharé del nuevo poder de Filo para mi beneficio.
—¡Escuchen, Filoliales! ¡Esta Candidata a Reina Filolial está bajo mi cargo! ¡Así que, toda palabra que yo diga es una orden de su futura Reina! ¡¿Entendido?!
Los filoliales al escucharme, voltearon la mirada de nuevo hacia la imponente Filo, ella solo asintió con fuerza.
—¡Filo dice que escuchen a Umbroxia-Onee-chan!
Aún con resentimiento en los ojos, los filoliales aceptaron las órdenes de Filo.
—Bien, ahora que estamos en paz, déjenme sacarlos de aquí.
Levanté mi nueva y poderosa espada y destrocé la cerca de madera frente a mí. Los filoliales eran libres.
—¡Síganme! ¡Ya desperdicié demasiado tiempo por su culpa!
De esa forma, nos unimos en un solo grupo y nos dirigimos hacia la zona de evacuación. Aunque para entonces no había nadie, por lo que tuvimos que ir a la mina abandonada fuera de la aldea. Lo bueno es que conocía el camino.
Ahí fuimos recibidos por el líder de la aldea, quien al ver a los filoliales llamó a uno de los mortales dentro de la mina, este corrió y con una sonrisa en el rostro y lágrimas en los ojos, saltó a abrazar a los monstruos.
—¡Chicos, están bien!
—¡Maestro!
Todos los filoliales se unieron en un gran abrazo con su maestro, esta era un escena agradable de ver... Pero solo un poco.
El mortal se giró a vernos, aún con su tonta sonrisa en el rostro.
—¡No sé cómo puedo agradecerles esto!
—Es simple, solo recuerda que el grupo del Héroe del Escudo te ayudó. Ahora debemos irnos.
—¡Maestro! ¡Filo y Onee-chan están en camino!
Varios minutos más tarde y ya estábamos en el interior de la aldea, los monstruos aparecían por todas direcciones.
—¡Tenemos que encontrarlo!
—¡Maestro!
Por cada monstruo que matábamos aparecían más, pero solo eran una molestia, una que ya me estaba comenzando a enojar.
—¡Veamos si esto les gusta!
Cambié a mi forma dragón joven y sostuve mi espada con la boca, no estoy tan demente como para morder a esas cosas asquerosas y muertas, aun cuando hubiera otros tipos de monstruos, como abejas o insectos gigantes. Todos me parecían repugnantes.
Mueran, mueran, ¡mueran! ¡Todos ustedes, mueran!
Los cadáveres se apilaban en cada esquina, pero eso no importaba, solo quería encontrar a Naofumi y asegurarme de que estuviera a salvo.
—¡Escudo de Ataque Aéreo!
¡Esa es la voz de Naofumi!
—¡Allí está!
—¡El Maestro! ¡Filo encontró al Maestro!
Corrimos a gran velocidad en la dirección del grito y ahí lo vimos, a Naofumi, con su escudo en lo alto y rodeado de tres monstruos muertos gigantes.
—¡No toquen a mi Maestro!
La primera en atacar fue Filo, con una de sus patadas pudo destrozar la cabeza de uno de los monstruos. Luego, seguí yo con mi espada.
—¡Mueran de una vez, Escorias!
De vuelta a mi forma humana, volé hacia el monstruo y le corté las piernas, entonces ataqué de nuevo, solo que esta vez a su cabeza. No quedó nada cuando terminé con ella.
—¡Umbroxia! ¡Filo!
Naofumi soportó el siguiente ataque del monstruo y fue en ese momento que tanto Filo como yo atacamos a la grotesca criatura.
—¡Aléjate de él, Bastardo!
—¡Nadie molesta al Maestro de Filo!
El asqueroso monstruo, ahora caído sobre el suelo y con todas las extremidades cortadas o pulverizadas hasta la nada, se quedó en silencio para la eternidad.
La sonrisa de Naofumi se elevó hacia arriba al vernos.
—Eso fue un poco excesivo.
—Tenía que demostrar mi punto.
—¡Umbroxia-Onee-chan tiene razón!
Una expresión divertida apareció en el rostro de Naofumi.
—Con que Onee-chan, ¿eh?
—A mí no me mires, es cosa suya.
—Claro...
Entonces, el sonido de más monstruos nos sacó de nuestra charla.
—Será mejor que volvamos a lo nuestro.
—Opino lo mismo.
—¡Filo quiere pelear!
Los mismos tipos de monstruos se acercaron a nosotros, solo que esta vez en mayor cantidad. Pero jamás nos vencerían.
—Yo soy la Bruja Umbroxia y la fuente de todo poder. Te ordeno que escuches y obedezcas mis palabras. ¡Sombra Aniquiladora! ¡Umbral Tenebroso Faust Total!
Múltiples esferas de magia oscura, o de sombras en este caso, salieron disparadas en dirección de los monstruos y eliminaron a varios de ellos. Ese era el efecto del "Total", aunque requería una buena pequeña porción de mi maná, o MP.
—Yo soy la fuente de todo poder. Escucha y obedece mis palabras. ¡Protégelos! ¡Guardia Faust Total!
La protección extra del hechizo de Naofumi nos rodeó a todos, él también había aprendido este tipo de lanzamiento de hechizo.
Estábamos a punto de atacar, cuando eso sucedió... Algo muy inesperado.
—Filo es la fuente de todo poder. Escucha y obedece sus palabras. ¡Arrasa con ellos! ¡Tornado Faust Total!
Tres tornados de más de tres metros aparecieron frente a Filo y fueron lanzados en dirección de los monstruos, muchos de ellos volaron por los aires y fueron destrozados hasta la muerte.
Tanto Naofumi como yo miramos sorprendidos a la niña filolial.
—Filo, ¿cuándo aprendiste a hacer eso?
—A mí también me gustaría saber. Pensé que no se te daba el leer, y tampoco tenemos libros de hechizos de viento...
» Debimos comprarlos esa vez que fuimos con la mortal a hacer el hilo mágico, no es que lo olvidara, solo que no sabíamos tu afinidad, y tampoco quería que Naofumi gastara más dinero. Con eso de hacer tu vestido y todo lo demás.
—Para ser sincero, me olvidé por completo de eso.
—Filo lo aprendió por si sola. Un día Filo vio a Onee-chan aprendiendo hechizos, y como ella quería que lo aprendiera también, Filo se esforzó. Filo no entendía los libros, ¡pero Filo vio los hechizos en su mente! ¡Solo concentró su magia y Boom! ¡Nuevos hechizos!
—Oh, eso explica muchas cosas. A mí me sucedió igual, la primera vez que sentí la magia el hechizo apareció en mi mente.
—Yo también pasé por lo mismo.
Comencé a comprender aún más cómo funcionaba la magia en este mundo, era parecido al mío. Mientras que para los mortales humanoides era un poco más difícil de aprender, para los monstruos era puro instinto, ya sabían cómo sentir la magia. Justo al igual que las Brujas, justo como yo.
—Los monstruos se están acercando, y la Ola aún no termina. Chicas, ya saben qué hacer.
—¡Atacar!
—¡Vengan, Monstruos Feos!
—¡Las defenderé con mi vida si es necesario!
Una nueva batalla había comenzado, pero para nuestra fortuna no duraría mucho tiempo. Aunque el "por qué" fue lo que me hizo enojar, no, más bien, ¡me hizo sentir furiosa!
—¡Maestro! ¡Use el escudo!
—¡Ahora, protégenos!
Naofumi asintió a nuestros pedidos y nos rodeó con la habilidad "Prisión de Escudos", una habilidad obtenida del Escudo de Tubería, era muy útil y más en estos casos.
En su mano, Naofumi sostenía el Escudo de la Oscuridad Divina, su gran protección mágica le serviría en esta ocasión, ya que estábamos siendo atacados desde el cielo, y no por los monstruos.
Una lluvia de fuego llegó desde lo lejos e impactó sobre nosotros y todo a nuestro alrededor. Cuando el sonido se detuvo, Naofumi deshizo la habilidad de su escudo.
Al ver a los responsables de toda esta destrucción, la ira despertó dentro de nosotros, incluso en Filo, aunque en menor intensidad.
—¡Bastardos! ¡¿Qué creen que están haciendo?! ¡Estamos protegiendo la aldea!
Todos los monstruos estaban ardiendo, cayendo y muriendo, las construcciones que antes yacían destruidas ahora también comenzaban a quemarse. Al final, si nadie hacía nada, no quedaría aldea en la que vivir.
¡Pero eso me importaba una mierda! ¡Porque esta basura se atrevió a atacarnos! ¡Malditos caballeros de Melromarc, voy a matarlos a todos!
Frente a nosotros, estaban reunidos un gran grupo de caballeros con sus estúpidas armaduras y sus arrogantes sonrisas.
—El Héroe del Escudo, ¿eh? Eres duro.
La basura mortal escupió en nuestra dirección y comenzó a acercarse a nosotros. Voy a matarlo, ¡quiero que muera!
El odio recorría todo mi interior, como si algo se hubiera encendido, una llama ardiente e incontrolable.
Y justo cuando iba a atacar, con mi espada firme y un instinto asesino inigualable. Una mano se posó sobre mi cabeza, y así como si nada, esa llama se extinguió.
Era Naofumi, ahora entre Filo y yo, nos estaba acariciando, intentaba tranquilizarnos.
—Ahora, ¿qué iba a hacer? Ah, es cierto...
Un aura maligna salió disparada desde el Escudo de la Oscuridad Divina y rodeó a Naofumi, quien a su vez les envió una mirada de muerte a los mortales. Estos retrocedieron un paso, aterrados por tal visión.
—Mortales...Que esta sea la última vez que hagan tal estupidez, o nada impedirá que mueran de la forma más atroz y dolorosa posible.
El líder de los caballeros, aún con miedo en sus ojos, se dignó a hablar. Como la escoria que era.
—¡¿Te...?! ¡¿Te atreves a amenazarnos, Héroe del Escudo?! ¡¿A nosotros, los caballeros de la Corona?!
Una sonrisa espeluznante y perfecta apareció en la boca de Naofumi.
—Oh, claro que no. Solo estoy diciendo que no los protegeré de...ellos.
—¡¿De qué demonios estás...?!
Pero su repulsiva voz se quedó atrapada en su garganta, porque la vista de más monstruos acercándose a nuestra dirección y la posibilidad de una muerte repentina, hizo que sus cuerpos se helaran de terror.
—¿Ahora lo ven? ¿A qué no parecen lindos? ¿Tal vez quieran abrazarlos? Puedo irme con mi equipo y...
Uno de los caballeros gritó aterrorizado.
—¡No! ¡Por favor, Héroe del Escudo! ¡Perdone nuestras ofensas anteriores! ¡Pero, quédese, se lo suplico!
Naofumi observó al caballero con una mirada evaluadora, este solo era un joven, de estatura promedio y no parecía tener más edad que el propio Naofumi. Era una basura a mis ojos, pero al menos conocía su lugar como ser inferior.
—¡Tú...! ¡Silen...!
—Bien.
La gran mayoría de los caballeros miraron esperanzados a Naofumi. ¡Si! ¡Véanlo por lo que es, un ser Superior! ¡Ríndanse y póstrense ante Mi Naofumi!
—Seré misericordioso y los salvaré de la muerte.Por ahora.
A partir de ese momento, nos dedicamos a eliminar monstruos junto a los repugnantes caballeros. Los habitantes mortales de la aldea ya habían sido evacuados a la mina, por lo que ya no eran un problema.
Unas horas más tarde, las grietas comenzaron a cerrarse, hasta que al final no quedó ninguna, solo el hermoso cielo soleado del atardecer.
La Ola en sí misma no resultó ser difícil en absoluto. De hecho, diría que fue fácil, pero eso se debe en un principio a nuestros niveles y habilidades. Incluso los Héroes idiotas, que se enfrentaron al "Jefe" de la Ola, una Quimera No-Muerta, criatura que desconozco por completo, los escuché decir que fue fácil vencerla.
Tal vez las Olas no sean tan difíciles después de todo, o quizás se vuelvan más fuertes con el tiempo. No tengo idea, pero lo descubriremos en la siguiente Ola.
Mientras nosotros tres permanecíamos juntos y en silencio excepto por los comentarios animados de Filo, los demás grupos de Héroes eran elogiados por los caballeros, en especial aquella escoria que intentó matar a Naofumi, el líder de los caballeros.
Aún tengo tantos deseos de descuartizarlo vivo.
—Muy buen trabajo, Héroes. Gracias a sus esfuerzos, pudimos superar la amenaza que representaba la Ola. En agradecimiento, el rey ha preparado un banquete en su honor. Serán recompensados por sus esfuerzos allí, así que, por favor, acompáñennos.
¿Por qué habríamos de asistir a su banquete de mierda? No nos interesa estar en la misma habitación que esos asquerosos mortales.
O al menos eso era lo que yo pensaba, pero Naofumi tenía otras ideas en mente.
—Debemos ir, necesitamos el dinero. El último pago por Filo y su vestido nos costó mucho. Además, nos darán las quinientas monedas de plata por mes que prometió esa Basura. Eso nos ayudaría a recuperarnos por completo.
Basura, je, ese apodo le queda muy bien al Rey Inepto.
Justo entonces, uno de los aldeanos con su voz nos llamó a acercarnos, bueno, varios de ellos. Curiosos, los tres caminamos en su dirección.
El primero en iniciar la conversación fue Naofumi.
—¿Qué necesitan?
Un mortal, el líder de la aldea, quien estaba evacuando a los aldeanos antes, se acercó un poco a nosotros.
—Muchísimas gracias. Si no hubieran estado aquí, no habríamos sido capaces de salvar a todos.
—No es nada. Solo queríamos ayudar, eso es todo.
—Son bienvenidos a venir a nuestra aldea cuando quieran, solo esperen un tiempo a que sea reconstruida.
—Si quieren... No sé, tal vez podríamos ayudarlos con eso, al menos por un tiempo.
¿Eh? ¿Naofumi? Nunca hablamos de esto. ¿Y las Olas? Necesitamos más niveles, y ya alcancé el nivel 40, la ascensión de clase es crucial. Se qué eres amable, pero aun así...
Yo lo miré, y él notó mi mirada.
—Por favor, Umbroxia.
Me susurró por lo bajo.
... Bien, como sea, solo espero que esto no nos afecte demasiado.
Asentí para hacerle saber que estaba de acuerdo, a lo que me dedicó una de sus típicas sonrisas.
—¡¿Lo dice en serio?! ¡Se lo agradecemos, Héroe del Escudo! Será un honor recibirlo en nuestra aldea.
—Gracias, pero como dije, no es nada. Me gusta ayudar.
Los mortales presentes realizaron una reverencia y se marcharon del lugar.
—Bueno, creo que será mejor que sig...
Antes de que Naofumi pudiera continuar su frase, unos molestos gritos se escucharon en las cercanías.
No, por favor no otra vez.
—¡Mi Reina, espere! ¡Relámpago Negro y el resto de nosotros deseamos despedirnos de usted!
—¿Esos son filoliales?
—¡Son los de hace rato! ¡Hola de nuevo!
—¡Nos vamos! ¡Ahora!
Tomé las manos de tanto Naofumi como Filo y comenzamos a seguir a los grupos de mortales que caminaban devuelta a la Ciudad del Castillo.
—¡Filo les dice adiós!
—¡Espere un momento! ¡Mi Reina!
—¡Corran!
—¡Mi Reina!
Y así, fue como nos dirigimos a un banquete, un lugar que era mucho mejor que estar rodeada de estos idiotas. O al menos, eso pensé al principio...
Nuevo capítulo, y por fin llegamos a la segunda Ola de Melromarc y la primera de nuestros queridos "Héroes". ¿Qué les pareció? ¿Creen que la describí bien o faltó más batalla?
En cuanto al nuevo Escudo de Naofumi, el Escudo de la Oscuridad Divina, traté de equilibrarlo lo suficiente para que no sea un escudo "invencible". Sin embargo, planeo incorporar algunas características interesantes en el futuro, así como también introducir otra "debilidad" para mantener el equilibrio. Será un arma muy crucial en los próximos capítulos, y Naofumi no será el único en tenerla.
Por cierto, si se preguntan el por qué el cabello y plumas de Filo ahora son rosados, esto se debe a que no comió la carne del jefe de esta Ola, la Quimera, al menos no mientras estaba creciendo. Por lo tanto, esto no cambió su cabello a rubio y sus plumas a blancas. Esta explicación se encuentra en el manga y novela de Yari no Yuusha cuando Motoyasu adquiere un nuevo filolial y le da de comer la carne, lo que cambia el color de ambas cosas, como mencioné antes.
Espero que hayan disfrutado del capítulo y estén preparados porque vendrán cosas aun más interesantes, ¡eso se los aseguro!
Ahora, ¡Bye! ¡Bye!
