¿Están saliendo?
Capítulo cinco: MephiLand.
La elección de Izumo parecía la mejor. No sólo pudo reiniciar el concepto que los demás tenían sobre ella, también obtuvo algunos elogios e incluso hubo compañeras que le dijeron haber dejado atrás una desgracia para encontrar al chico correcto. Es decir, alguien que cuidaba tanto de ella tendría que ser un buen partido, seguro.
Con toda la conmoción se sintió completamente satisfecha. La mejor parte de ser la «empleadora» del convenio, era que Rin cooperaba siempre cuando hiciera falta. Además no tuvieron que ser demasiado cariñosos delante de nadie porque su interacción resultaba más bien tranquila ante el resto.
Su plan se desarrolló sin dificultades, permitiéndole desempeñar excelentes resultados para cada asignatura durante las pruebas. Incluso hubo clases en las que quedó a la par de Yukio.
Mientras festejaba las calificaciones, Shiemi se acercó a ella llena de sonrisas—. Felicidades Izumo. Has quedado en los puesto más altos de todo el curso.
La aludida levantó el rostro de forma orgullosa, encuadró las hojas de los test sobre su pupitre encogiendo sus hombros como si fuera lo más natural del mundo. Le había costado bastantes desvelos de repasos como para sacar una mala nota. Ante la conversación, otras chicas se reunieron alrededor para elogiarla.
—Cielos, eres increíble Izumo. Tienes las mejores notas, un historial escolar excelente y un novio estupendo. Me pregunto cómo logras equilibrar todo —murmuró alguien. El resto estuvo de acuerdo preguntándole cómo le fue a Okumura.
Izumo sintió un poco de timidez para responder. El chico apenas había conseguido notas aprobatorias en sus exámenes. Aunque las demás tampoco le dieron demasiada importancia, alegando que él era un deportista grandioso e incluso fue elegido para representar a su colegio en una competencia venidera. Tras esa revelación, la chica de cabello púrpura se sintió ligeramente… Extraña.
¿Por qué ella no sabía que él iba a hacer algo tan importante?
De acuerdo, no era su derecho tener curiosidad. Ellos solo hacían negocios respecto a su noviazgo falso, así que no era de su incumbencia el itinerario próximo del chico. Sonrió; fingiendo que ya lo sabía, luego escuchó como cada una hablaba sobre lo que le daba la gana. Al menos hasta que Shiemi retomó la palabra—. Por cierto, el grupo está planeando ir a MephiLand para celebrar que terminamos los exámenes. También vienen ¿verdad?
Kamiki puso una expresión rígida. Para ser francos, desde que cambiaron a su amiga Paku de instituto, no se relacionaba con otras personas además de algunas conversaciones -bastante- esporádicas, porque le era difícil entablar amistades. Incluso no consideraba a Moriyama una amiga como tal, la gente asumió su cercanía porque compartían habitación pero ella estaba lejos de admitir tal vínculo entre ambas.
Con eso, significaba también que pocas veces realizó eventos grupales. Resultando un poco vergonzoso rechazar al sentirse fuera de lugar con sus compañeros en un ámbito que no fuera escolar. Se mordió el labio ponderando las opciones aunque todas las excusas viniendo a su mente eran de mala calidad. Intentando parecer comprensiva, se giró hacia el pupitre trasero para llamar a Rin.
El chico se encontraba discutiendo con Suguro antes de poner atención a Izumo—. ¿Sucede algo?
—Las chicas dicen que el grupo planea ir a MephiLand el fin de semana ¿Quieres ir?
Rin parpadeó con cierta sorpresa, estaba a punto de preguntarle lo mismo—. Si quieres ir. Está bien para mí.
Los demás intercambiaron miradas ante su «coqueteo», emitiendo risitas—. Hey, dejen de presumir y díganos si vienen o no —exclamó alguien. Entonces Izumo confirmó su asistencia, sintiéndose nerviosa de pronto. Era la primera vez que hacia algo con tanta gente.
Llegado el fin de semana, Kamiki se encontraba contemplando los conjuntos de ropa disponibles para su día. Se supone que iban a un parque de diversiones, necesitaría algo cómodo que cubriera su cuerpo lo suficiente para subirse a cualquier atracción. Descartó las faldas tomando el overol y las medias oscuras al final de la cama. En lugar de dejarse las coletas, recogió todo su cabello en un apretado rodete sobre su cabeza mientras esperaba la respuesta de Rin. Acordaron llegar juntos al evento para mantener la farsa.
No sabía explicar la sensación; incluso si esto no era una cita sobre ellos, era inevitable la pequeña expectativa. Cuando él pasó a recogerla cerca de su dormitorio se dio cuenta de que lucía mucho mejor con su ropa civil que con el uniforme.
Sensaciones nuevas comenzaban a despertar lentamente, su cabeza se ocupó un largo rato pensando sobre ellos dos, caminando juntos hacia la salida de la Academia. Tomaron un autobús que los dejaba en la entrada de MephiLand guardando silencio todo el trayecto. Al llegar, la mayoría se encontraba conglomerada cerca del ingreso.
Cuando se acercaron al grupo, no fue sorprendente ver a Shima u otros chicos acompañado a alguien de su salón. Sin embargo justo hoy parecía una batalla entre las dos parejas del momento. Shiemi corrió hacia ella llena de emoción, la rubia estaba encantada con la presencia de su roomie.
—Estamos casi todos, creo que es buen momento para entrar —se adelantó una de las chicas instando al resto para hacer fila en la boletería. Rin se quedó detrás de Izumo comenzando a charlar con Konekomaru sobre algunos avances del manga que ambos leían, dejándola un poco de lado.
Más al frente estaban Shima y Shiemi siendo acaramelados, provocando que los ojos de todos alternaran entre ella y ellos. Incómoda, eligió concentrar su atención en su teléfono móvil. No quería interrumpir a Okumura porque se veía alegre mientras discutía con el de anteojos algunas técnicas del protagonista de su historia.
Tras ingresar, el contingente se reunió para elegir la primera parada. El sitio estaba repleto y dudaban poder moverse todos en la misma dirección, eligiendo armar grupos más pequeños e irse por su cuenta. Sin otra alternativa, Izumo tuvo que seguir a Rin al no ser capaz de integrarse con alguien más. Sobre todo porque ellos venían como pareja.
Se mantuvo detrás de él sin saber qué hacer en medio de sus conversaciones con Suguro y Konekomaru, comenzando a arrepentirse de venir aquí. Al tiempo que caminaban observó las puntas de sus zapatos sintiéndose cada vez más avergonzada, inclusive contempló la idea de fingir malestar estomacal para volver a la Academia.
Sin embargo, sus maquinaciones se vieron interrumpidas cuando depositaron una diadema adornada sobre su cabeza, levantó la vista encontrándose un gran algodón de azúcar delante de ella. Al moverlo, contempló el rostro sonriente de Okumura—. ¿Y esto? —inquirió sintiendo las mejillas calientes.
—Es para ti.
La de cabello púrpura estaba a punto de rechazarlo con orgullo hasta que notó los ojos sobre ellos—. Ejem, gracias —se vio obligada a apreciar, intentando no dar importancia a la sensación cálida de no ser completamente ignorada por él, aun si solo fingían salir.
—Bueno Okumura, supongo que nos vemos luego —dijo Bon alzando la mano en señal de despedida. El de ojos azules también se despidió de ambos con cierta reticencia.
—¿Ya se van? —cuestionó ella sintiéndose un poco mal por no dejar que Rin se divirtiera con sus amigos. Al menos él los tenía—. No te preocupes por mí, tengo planeado descansar en uno de los restaurantes del parque. Vé con ellos.
Rin sonrió ampliamente al oírla, estaba a punto de agradecerle cuando notó la tristeza disimulada en los orbes carmesí. Extendiendo su mano en dirección de la joven, le ofreció— ¿quieres venir? —Izumo levantó la vista llena de confusión, a punto de rechazar el gesto con disgusto. No obstante, la sonrisa tranquilizadora de Okumura parecía como si intentara alentarla.
Oprimiendo sus dudas, por primera vez tomó la mano de un chico sin sentirse abrumada o como si fuera un comportamiento cuestionable. Los dedos de él se afianzaron para guiarla entre la gente. A lado, Bon no pudo evitar bromear—. Entonces traerás a tu novia a las emociones fuertes. Será mejor que la abraces por si empieza a llorar.
Sin esperarlo, aquel comentario inició una fogata en su interior. Ella no iba a llorar.
El cuarteto se dirigió hacia la montaña rusa como punto de partida. No era la primera vez que Izumo venía, simplemente no eran la compañía a la que estába acostumbrada y tuvo algunos problemas para mostrar lo divertido que resultaba montar los vagones de la rápida atracción. Pasado un tiempo se desencadenó una especie de competencia entre la chica y el amigo de Rin. Este último comenzó a darle ánimos en todas las actividades donde estuvieron.
Por primera vez, Izumo dejó atrás las preocupaciones de su poca habilidad social y se dejó guiar por Rin a todas partes. Él no hacía más que tomarla de la mano para no perderse, dejándola disfrutar con libertad como si fueran amigos desde siempre.
Luego de pasear por todas partes, el grupo nuevamente se reunió dispuesto a regresar. Izumo venía hablando sobre su excelente puntería y la forma en que le ganó a los tres chicos durante el tiro al blanco mientras caminaban hacia el resto. Una vez con ellos se movilizaron rumbo a la salida.
No obstante, Shiemi se percató del carrusel a su izquierda encontrándolo hermoso—. Escuché que es una tradición tomarte una foto frente al carrusel de MephiLand —señaló el lugar donde varias personas -parejas en específico- realizaban poses románticas para ser capturadas con el espectáculo de luces y caballos a su espalda.
—Lo dices porque tienes con quién tomarte una foto —se quejó otra compañera. Ante el comentario el resto dejó ir una risa. No fue de extrañarse que se detuvieran a observar cómo otros visitantes incluso se besaban para su fotografía. Al verlo, Izumo sintió las mejillas calientes. ¿Cómo podían hacer algo así en público?
Repentinamente Kamiki sintió que depositaban un celular en sus manos seguido de la petición de Moriyama—. Izumo ¿podrías tomarnos una foto? —la aludida abrió los ojos como si le estuvieran pidiendo una barbaridad, más, las miradas cayendo a su alrededor le impidieron negarse como decidió apenas hicieron la petición.
Si quería que todos dieran la vuelta a la página respecto a ser abandonada y traicionada, tendría que guardarse la hostilidad haciendo como si fuera un asunto menor. Sin otra alternativa sostuvo el aparato con una pequeña sonrisa. Shiemi le agradeció llevándose a Shima cerca del carrusel para posar abrazados, viéndose como su fueran una especie de romance de algún drama televisivo.
La de cabello púrpura capturó varias tomas conservando sus pensamientos a raya. Desafortunadamente, cuando estaban a punto de volver, el joven de cabello rosa atrajo a la rubia en un nuevo abrazo solicitando una fotografía extra. Y sucedió, él besó a Shiemi delante de todo el mundo.
Sintiéndose ligeramente desplazada por los vítores que algunos presentes lanzaron para la enamorada pareja, solo pudo aguantar sus ganas de abandonar la escena y seguir capturando el momento. Finalmente ambos regresaron hacia el grupo mientras Moriyama agradecía la amabilidad de Izumo.
Ella quería desaparecer de ahí.
—Izumo, Rin; deberían aprovechar la ocasión y tomarse algunas fotos también —sugirió Shiemi sujetando su brazo. Kamiki se puso repentinamente a la defensiva alegando que era innecesario. Pero la rubia no fue fácil de ahuyentar comenzando a enumerarle buenas razones para hacerlo. Al final, el asunto terminó con la de ojos carmesí parada junto Rin -quien no tuvo mucha opinión-, justo frente al carrusel.
Bien, podía tomar una foto conmemorativa. Ambos se pararon hombro con hombro haciendo señales de victoria con los dedos, desatando una oleada de resoplos y ligeros abucheos haciéndola preguntarse. ¿Qué era tan grandioso de besarse en público? ¿Por qué ella recibía abucheos mientras los otros dos eran elogiados?
Su orgullo herido no hizo más que crecer conforme veía los rostros burlones de algún curioso transeúnte diciéndoles que no fueran tímidos. Al escanear la concurrencia se encontró con la mirada condescendiente de Shima e inevitable fue recordar sus palabras durante la ruptura.
Ojalá encuentres a alguien que pueda mantener la distancia y ser tu novio al mismo tiempo, aunque creo que eso va a estar difícil.
Apretó los labios. Detestaba que el pensamiento colectivo fuera el mismo que el de Shima.
Con curiosidad miro a Rin, quien había estado a vera intentando detener las peticiones con ademanes de negación, sin apartarse de ella. Gracias al impulso de su ego despreciado estiró uno de sus brazos alcanzando la nuca del chico y lo atrajo un poco hacia si misma al tiempo que se paraba sobre las puntas, tomando los labios masculinos con los suyos.
El resto abrió los ojos de forma desmedida sin poder creer que la chica conservadora hiciera tal cosa, Shiemi casi olvidaba tomar las fotografías por la impresión. Los curiosos comenzaron a aplaudirle por su beso e incrementaron los ruidos de festejo cuando Rin giró completamente hacia Izumo abrazando su cintura, correspondiendo con los ojos cerrados. La chica se dejó dominar por el extraño sentimiento brotando dentro de ella, añadiendo el otro brazo para completar la tierna imagen.
Delante del carrusel en MephiLand, Izumo dio su verdadero primer beso a Rin Okumura, con un montón de gente dándoles aplausos y fuegos artificiales estallando en el cielo.
Continuará…
