Pueblo Paleta es un lugar hermoso, completamente verde con un pasto que por las mañanas desprende el más bello aroma y árboles fuertes y majestuosos. La pureza de su aire lo hace un lugar ideal para vivir y envejecer tranquilamente, la simpatía y amabilidad de sus habitantes es fuera de este mundo, en este pequeño pueblo nació el hombre que se convertiría en un héroe recordado por la eternidad.
Lunes por la mañana, el sol acababa de salir por el horizonte y los Dodrios lo anunciaban con su canto, los Pidgeys comenzaban a volar y los Ratattas a salir de sus madrigueras.
En una casa de este pequeño pueblo el despertador sonaba con intensidad, señalando así que un joven entrenador debía salir del mundo de Cresselia, marcando también, el inicio de un nuevo y bello día.
A pesar de la insistencia del despertador, el joven no daba señales de despertar, por lo que un pequeño ratón amarillo recientemente despertado con cola en forma de rayo, no tuvo más opción que liberar una potente descarga eléctrica hacía su entrenador, como era costumbre los resultados fueron inmediatos.
Un fuerte grito se escuchó por toda la casa.
—Parece que al fin ha despertado—Dijo una bella mujer de cabello y ojos marrones mientras preparaba el desayuno.
El chico yacía tirado en el suelo, justo al lado de su cama con la piel chamuscada mientras pequeñas chispas salían de su cuerpo y unas pequeñas lagrimas asomaban de su ojos marrones claros, a pesar de todo el tiempo que había pasado con el pequeño roedor aún no se acostumbraba del todo a sus fuertes descargas eléctricas.
—G-gracias p-p-por despertarme am-amigo —Tartamudeaba el chico mientras se reincorporaba.
"Pika pi" era la respuesta del ratoncito, que en su lenguaje se traduciría como "De nada".
Una vez totalmente recuperado y vestido para iniciar el nuevo día, el joven salió energéticamente de su cuarto, bajó las escaleras para así poder llegar a la cocina de su hogar, donde se encontraba su madre que terminaba de preparar el desayuno.
—Buen día, Ash—Saludó la madre al chico con una sonrisa en la cara, terminando de colocar los benditos alimentos en la mesa.
—Buenos días, Mamá—Devolvió el saludo Ash mientras se sentaba preparado para comer el desayuno, que consistía en una generosa cantidad de panqueques acompañados de huevos y tocino, un cliché, sí, pero eso no quitaba que se vieran deliciosos…
Con una gran velocidad, Ash se zampaba cada panqueque que tenía en el plato, uno tras otro, siguiendo con los huevos y por ultimo con el tocino, finalizando el glorioso desayuno con un gran trago a su vaso de agua, puesto recientemente por su querida madre, quien apenas comenzaba a desayunar.
Dejando de lado su plato, el joven de Kanto se paró rápidamente de su asiento, mientras su amigo amarillo se subía a su hombro y dijo con rapidez:
—¡Ya me voy!—
Para después correr hacía la puerta, abrirla y posteriormente cerrarla de golpe, dando inicio así a su entrenamiento diario. Su objetivo, el laboratorio del profesor Oak, donde se encontraban todos sus Pokémon.
—Este niño, siempre tan inquieto—Dijo para sí misma la señora Ketchum con una pequeña sonrisa en el rostro.—Lo dejo en sus manos, profesor…
El laboratorio del profesor Oak, objetivo de nuestro protagonista, se encuentra en lo alto de una colina de este hermoso pueblo y cuenta con un gran patio donde cuida a los Pokémon de los entrenadores. El famoso Samuel Oak, dueño de este lugar, además de su tarea como investigador también se encarga de entregarles a los jóvenes de la región de Kanto su Pokémon inicial, entre los que se encuentran Bulbasaur de tipo planta, Charmander de tipo fuego y Squirtle de tipo agua. Ash no había recibido ninguno de estos 3, en su lugar obtuvo a un terco Pikachu del tipo eléctrico que con el pasar del tiempo, se convirtió en su inseparable amigo.
La brisa matutina del pueblo meneaba los alborotados cabellos azabaches del chico, que corría a toda velocidad, saludando a cada persona que veía por el camino con gran entusiasmo y felicidad.
Terminando por fin su recorrido, Ash llegó al laboratorio donde toco la puerta y gritó con fuerza:
—"¡Profesor Oak!"
Esperó la respuesta del profesor… Esperó… Esperó… Y esperó…
—¡Profesor ¿Esta ahí?!—Gritó con todas sus fuerzas.
Al no obtener ningún tipo de respuesta, el entrenador se dio cuenta de que algo no estaba bien, decidió girar la perilla de la puerta del laboratorio que para su sorpresa, estaba abierta, lo cual lo hizo preocuparse aún más.
—Entremos amigo…—Le dijo Ash a Pikachu con seriedad.
—Pi…—Contestó el roedor, mientras comenzaba a generar pequeñas chispas de sus mofletes rojos y redondos, esperando lo peor.
El entrenador empujó con suavidad la puerta, tras entrar se quedó impactado por lo que vio. Todo el lugar era un desastre, papeles tirados por todo el piso; una de las computadoras completamente destruida; un estante derribado sobre un montón de fragmentos de vidrio que antes eran diversos objetos y por último; Poké Balls tiradas y esparcidas por el piso, algunas cerradas, otras abiertas y varias simplemente destruidas.
Decidido a no hacer ningún tipo de ruido, se colocó de puntillas y comenzó a caminar sigilosamente, evadiendo los trozos de cristal y las Poké Balls tiradas hasta que, después de unos metros, un fuerte y característico olor lo alcanzó, su Muk.
Al percatar el olor de su Pokémon, ya no le importó mucho hacer ruido y corrió rápidamente al lugar de donde provenía tan fétido aroma, llegando así, a la sala de comunicaciones/descanso donde se encontraban los teléfonos junto con unos cuantos muebles, entre los que estaban un sofá, una pequeña mesa y un televisor, roto. Tirado en el piso de dicha habitación, se encontraba el profesor Oak, con Muk a su lado que lo movía un poco cada cierto tiempo.
—¡Profesor!—Exclamó Ash asustado, dirigiéndose rápidamente hacía el hombre.
—¡Muk! ¡Muk!—La felicidad de Muk al ver a su entrenador era notoria, al fin un humano podría encargarse del problema.
—¿Qué pasó aquí, Muk?—Interrogó el azabache, agachándose para atender al profesor.
El Pokémon comenzó a hablar en su idioma, por lo que el entrenador no entendía mucho, sin embargo las palabras de Muk llamarón la atención de Pikachu que comenzó a hablar con el sobre lo sucedido. La conversación de las dos criaturas de bolsillo proseguía al tiempo en el que Ash movía ligeramente al profesor con la esperanza de que despertara, pero sin obtener ninguna respuesta. Una vez terminada la charla entre los dos Pokémon, Ash se dirigió a Pikachu rápidamente.
—¿Hubo algún tipo de asalto?—Preguntó el entrenador, recibiendo una respuesta negativa por parte de sus dos amigos.—¿Una disputa?—De nuevo la respuesta era negativa— Entonces… No queda de otra… Tendremos que preguntárselo directamente ¡Pikachu usa impactrueno en el profesor!—Ordenó.
Siguiendo las órdenes de su entrenador, el roedor electrocutaba fuertemente al hombre mayor, obteniendo un sonoro grito por parte de este. Afortunadamente, estaba vivo. Después de varios minutos de absoluto silencio y suspenso, el profesor comenzó a reincorporase.
—¡Profesor ¿Se encuentra bien?!—Dijo el chico con preocupación y alegría en su voz.
—Muchacho… eres tu…—Finalmente había respuesta por parte de Oak que había terminado de levantarse del suelo con ayuda de los Pokémon y el nativo de pueblo Paleta.
—¿Qué sucedió aquí, profesor?—Era hora de saber porque todo el lugar estaba patas arriba.
Samuel tomó asiento en el sofá y se sobó un poco la cabeza para después comenzar a hablar:
—Ha sido una semana muy difícil…—Dijo a secas.
—¿A qué se refiere con eso?—La curiosidad era evidente, él iba al laboratorio todos los días para entrenar, pero nunca había visto al profesor en mal estado.
—Veras muchacho… Hace unas semanas conseguí un huevo Pokémon, de una especie nativa de Kanto.
—¿Un huevo? ¿Cómo es que no sabía nada de el hasta ahora?
—No es realmente que no lo hayas visto, de hecho, pasaste a un lado suyo más de una vez, solo que tus ganas por entrenar no te hacían ver nada mas de eso, es normal que no hayas reparado en él—De verdad, ese chico era un despiste total cuando estaba emocionado…
—Ya veo... ¿Pero qué tiene que ver el huevo con todo esto?—Un destrozo de tales proporciones no podía ser causado por un ser que ni siquiera estaba vivo, aún.
—Ya lo veras...—El profesor se levantó del sofá y comenzó a caminar fuera de la habitación. —Sígueme.
Ash se apresuró a alcanzar al profesor, seguido por Muk y Pikachu, que se dirigía a su principal zona de investigación, un lugar lleno de maquinaria, notas, archivos, herramientas y muchas cosas científicas que el muchacho no tenía ni idea de para que servían.
Al llegar a dicho lugar el profesor se dirigió a lo que parecía ser una gran incubadora adornada con detalles naranjas y blancos, que abrió al pulsar un botón rojo. Dentro del artefacto se encontraba un huevo de tonalidades rojizas con espirales en la base que permanecía inmóvil, tenía un brillo único que hacía que pareciera que emitía luz propia.
—Wow… Es muy bonito…—Exclamó el entrenador con asombro.
—Puede que sea bonito pero es el huevo más inquieto que jamás haya visto—El profesor se dirigió hacía el huevo y lo tomo entre sus manos, este comenzó a moverse frenéticamente ante el tacto del hombre.
—¡Es increíble! Debe de agradarle mucho profesor, ¡mire como se mueve!—Los ojos del chico estaban que echaban chispas, no era para menos, ver a un huevo con tanta energía era un espectáculo maravilloso.
—Más bien diría que es lo contrario...—Estas palabras dejaron un poco descolocados a Ash y Pikachu.
—¿A qué se refiere?—Preguntó el entrenador mientras se acercaba al profesor.
—Sostenlo por mí—Acto seguido, Oak depositó el huevo en las manos del azabache, logrando con esto que el huevo dejará de moverse de forma violenta, siendo que ahora el movimiento era suave, como si estar en las manos de Ash fuera algo reconfortante.
El huevo comenzó a desprender una agradable y cálida sensación demostrando así su felicidad.
—Durante estos últimos días, debido a la ausencia de Tracey he estado tratando de cuidar del huevo, pero siempre que lo toco se pone realmente inquieto, esto empeoro los dos últimos días llegando al punto en el que se ponía a rodar por todo el laboratorio… Parece que realmente no le agrado.
—¿El laboratorio quedo así por obra del huevo?—La idea de que todo fuera culpa del huevo aún no le cuadraba del todo al entrenador Pokémon.
—No realmente… Verás, me quede haciendo unos pequeños trabajos muy entrada la noche, y me dio por ver el estado del huevo, cuando lo toque se puso como loco y comenzó a rodar por todo el lugar, era demasiado rápido para estos viejos huesos por lo que decidí pedir ayuda a algunos de tus Pokémon, logramos atrapar al huevo, pero en el proceso todo termino hecho un desastre y por el cansancio me termine quedando dormido…
La explicación del profesor solo hizo que una pequeña gota de sudor bajara por las cienes de Ash y Pikachu.
Por otra parte el saber que un huevo podía decidir quién le agradaba y quien no simplemente por el tacto era sorprendente, demostrando así la desconocida naturaleza de varios Pokémon. Ese era un día lleno de sorpresas que aún tenía mucho que ofrecer.
—Parece que le agradas mucho a este chico... Decidido, eres el elegido para llevar a cabo esta misión—El profesor le dio la espalda al entrenador y comenzó a buscar algo en específico, mientras este asimilaba un poco lo que estaba escuchando.
—¿Misión? ¿De qué habla, profesor?
—Veras, tengo un primo que actualmente vive en la lejana región de Alola y quiero hacerle llegar ese huevo que tienes entre manos, pero como sabrás, no puedo despegarme del laboratorio dadas mis responsabilidades—Respondió el profesor mientras ponía una incubadora de tamaño normal en una mesa cercana, indicándole a un atónito Ash que colocara al huevo en dicho aparato—De todas formas te lo hubiera pedido tarde o temprano, así que muchacho, ¿estás dispuesto a tomar este encargo?—Finalizó con una gran sonrisa llena de seguridad dirigida hacía el entrenador.
El cerebro de Ash estaba sobre saturado, ¿Región de Alola? ¿Un primo? ¿Viajes? Demasiada información en poco tiempo no era bueno, así que dijo lo primero que se le vino a la mente.
—Me rehúso
Una respuesta muy previsible sin duda alguna, ni Oak ni Pikachu se sorprendieron por lo dicho por el joven entrenador.
—¿Estás seguro de lo que dices, muchacho? Estamos hablando de una región que jamás has visitado, nuevos retos y Pokémon
—Realmente estoy muy agradecido de que me esté dando la oportunidad de llevar acabo tan importante tarea, pero recuerde que hice una promesa hace un año y no pienso romperla—Ash hablaba en serio, muy en serio y su rostro era una muestra de ello.
Al oír estas palabras la mente del profesor lo llevo al pasado, más exactamente a lo que había pasado hace un año, después del regreso del azabache de la región de Kalos, cuando escuchó lo que jamás creyó escuchar en su vida.
Hace un año...
—Voy a dejar los viajes—Soltó de golpe un Ash de 16 años mientras introducía un tenedor en un gran plato de espagueti.
Los presentes en la cena de esa noche, es decir: Delia Ketchum, Samuel Oak, Gary Oak, Tracey, Mister Mime y Pikachu se quedaron helados al escuchar esta declaración, excepto este último.
—Espera, ¿Escuche bien? ¿TU, vas a dejar de viajar?—La incredulidad en la voz del rival y amigo de la infancia de nuestro protagonista era notoria.
—No será para siempre, claro está, tal vez unos dos o tres años como mínimo—Contestó mientras seguía comiendo.
—¿Y qué harás en esos dos años?—Tracey había acompañado a Ash en su viaje por un tiempo y lo conocía de al menos cinco años, el tiempo suficiente para que el comportamiento del chico fuera increíblemente inusual.
—Me quedaré en pueblo Paleta y entrenare con los Pokémon que tengo actualmente—Decir todo eso con tanta tranquilidad, era algo sobrenatural, más si hablamos de quien hablamos.
—Hijo, ¿estás seguro de lo que dices?—Ni siquiera Delia que era su madre y lo conocía mejor que nadie se esperaba semejante decisión.—Desde que iniciaste tu viaje no te has quedado en el pueblo por más de un mes ni una sola vez, y ahora, quedarte aquí por más de dos años…
—Estoy completamente seguro de esto, mamá—Ash había dejado de comer para ver a todos los presentes— He estado viajando por más de 6 años y fue en mi último viaje cuando me di cuenta de que si aspiro a ser Maestro Pokémon debo volverme mucho más fuerte. A pesar de las posiciones que he logrado en las distintas ligas soy demasiado débil para entrar al mundo de la elite, es por eso que he decidido que me dedicare al más duro de los entrenamientos para llevar mi fuerza a otro nivel.
La mirada determinada y seria del entrenador de pueblo Paleta los dejaba ver la convicción y fuerza de sus ideales.
—¿Tu sabías de todo esto Pikachu?—Si alguien sabía de las decisiones que tomaba su hijo respecto a sus Pokémon, ese era su mejor amigo e inicial, pensó Delia.
—Pika—Respondió el ratón amarillo que se encontraba en el piso del comedor mientras movía la cabeza en señal de afirmación y se llevaba un pedazo de su comida Pokémon al hocico.
Se formó un silencio incomodo por unos segundos, el joven entrenador quería saber que opinaban sus seres queridos con respecto a su decisión, la tensión era tanta para el que sudor comenzó a bajar por su cara. Hasta que alguien rompió el silencio.
—Si eso es lo que quieres, querido, por mi está perfecto. Te apoyare en cada decisión que tomes—Una dulce y amable sonrisa se formó en el rostro de Delia, el amor maternal es lo máximo.
—No podemos hacer nada para cambiar tu opinión—Esta vez era Gary quien hablaba, haciendo notar con sus palabras que lo apoyaba completamente.
—Esto es algo que te hará madurar como persona, Ash, si estuviéramos en contra de ello no podríamos llamarnos a nosotros mismos tus amigos—Tracey había hablado, solo faltaba una persona que no había abierto la boca ni una sola vez desde el inicio de esa conversación, el profesor Oak.
Todos miraban expectantes al profesor, esperando su respuesta. Cuando por fin abrió la boca todo se había vuelto más tenso.
—Si Ash quiere esto de corazón, solo nos queda apoyarlo lo más que podamos—Dijo mientras se llevaba un trozo de carne que acababa de cortar a la boca.
Los ojos de Ash se iluminaron, contaba con el total apoyo de las personas cercanas a él.
—Muchas gracias a todos…—Dijo mientras se limpiaba pequeñas lágrimas que amenazaban con salir y esbozaba una radiante sonrisa.—Les prometo que cuando vuelva a salir del pueblo seré tan fuerte como un campeón de una liga regional
Con alegría, la cena continuó acompañada de risas y anécdotas de los presentes.
—Soy completamente consiente de tu decisión, muchacho. Pero tu promesa tiene una laguna—Las palabras de Oak tomaron desprevenidos tanto a Ash como a Pikachu.
—¿A qué se refiere con eso?—La curiosidad del chico era evidente.
—Dijiste que no saldrías del pueblo hasta que fueras tan fuerte como un campeón regional
—Eso dije, si…—Una pequeña gota de sudor frío resbaló por la cara del entrenador.
El profesor comenzó a quitarse la bata de laboratorio para posteriormente doblarla cuidadosamente, quedándose solamente con su camisa color rojo.
—Puede que me conozcas como el viejo profesor Oak, pero déjame recordarte que en mi época dorada no solo fui el campeón de la "Meseta Añil", si no que también me reconocieron como uno de los entrenadores más fuertes del mundo.—Ash nunca había visto al profesor con ese gesto tan serio, estaba totalmente impactado.—Resolvamos esto afuera, iré contra ti con todo mi poder.
Los ojos del azabache se abrieron de par en par, ni siquiera se había dado cuenta del momento en el que el profesor había salido de la habitación para poner rumbo a su patio. El cuerpo del joven entrenador se movió por sí mismo, estaba… muy emocionado.
El profesor caminó un poco, hasta llegar a su cuarto de comunicaciones/descanso y luego abrió la puerta que conectaba el interior del laboratorio con los terrenos donde se encontraban las creaturas de los diversos entrenadores de pueblo Paleta. Era como si los Pokémon de Ash supieran de la batalla que estaba a punto de librarse, ya que todos ellos se encontraban esperando a su entrenador y al profesor justo al frente de la salida/entrada, mirando con seguridad y determinación al hombre que se había ganado su respeto, esto solo hizo que Ash pudiera espabilar por fin.
—Charizard, Sceptile, Heracross, Snorlax, Krokodile e Infernape, tenemos una batalla que ganar—La mirada del joven Ketchum había cambiado completamente, se podría decir que estaba encendido.— Lo siento Pikachu, esta vez vamos en serio.
El roedor no puso queja alguna y simplemente bajó del hombro de su entrenador, dándole el relevo a sus seis compañeros anteriormente mencionados que se dirigían al lado del chico.
El profesor al ver esto decidió que era hora de llamar a sus fieles amigos; con un sonoro silbido los arboles comenzaron a sacudirse fuertemente, el viento a soplar con intensidad y el agua del lago más cercano a alborotarse.
Del bosque salieron tres Pokémon; un Venusaur; un Exeggutor y un fornido Tauros, del agua salieron otros dos; un Blastoise más pequeño de lo normal y un feroz Gyarados rojo distinto a todos los demás, mientras que del cielo cayó un enorme Charizard, de al menos 3 metros.
Una sonrisa se formó en el rostro de Oak, al igual que Ash, estaba completamente emocionado por lo que se avecinaba, podía empezar a sentir la adrenalina en sus venas.
—Muy bien, muchacho ¡Has que recuerde la emoción de los combates!—Todo el equipo de Oak se puso en posición de combate, esperando a ver quién sería el primero en ir.
—¡No planeo contenerme ni un poco!—Los seis Pokémon de distintos lugares de origen rugieron ante las palabras de su amigo, no era una batalla que estuvieran dispuestos a perder.
—¡Snorlax/Tauros, a combatir!—Con un montón de Pokémon como testigo, el combate más emocionante para ambos entrenadores había iniciado, y solo uno podía ganar.
Los dos Pokémon del tipo normal se lanzaron el uno contra el otro con gran velocidad, uno cargando un puñetazo rodeado de un aura congelante, mientras que el otro atacaba usando su poderosa cornamenta mientras que un resplandor rosa salía de esta indicando que Cabezazo Zen estaba siendo usado, al momento de impactar ambos ataques un gran golpe se escuchó en todo pueblo Paleta…
El sol estaba terminando de ponerse, dándole una tonalidad naranja al cielo haciendo que se viera más hermoso de lo normal. En el patio del profesor nueve pokémon se encontraban debilitados con heridas por todo el cuerpo, mientras que otros tres se mantenían apenas en pie con una respiración agitada y varios golpes, moretones y raspones. Oak se encontraba tumbado en el pasto justo al lado de sus Pokémon, todos ellos inconscientes, debido al cansancio de la batalla que había durado horas enteras; mientras que Ash estaba recargado en un árbol completamente agotado con sudor por todo su cuerpo y la respiración entre cortada, al igual que el profesor.
—Esa… fue… la mejor… batalla que he tenido… nunca—Dijo Ash mientras se limpiaba el sudor del rostro, al tiempo que su Krokodile se desplomaba en el suelo debido a la intensidad de su combate.
—Digo lo… mismo…te has… hecho muy fuerte—Los ojos del profesor estaban cerrados, tanto esfuerzo no era bueno para su viejo cuerpo.—Hace mucho… que no… sentía… la adrenalina… de las batallas…
Todos los Pokémon que se encontraban reunidos para ver el impresionante combate que acababa de concluir miraban con sorpresa y admiración tanto a los entrenadores como a los Pokémon que habían hecho gala de toda su fuerza y técnicas. Pikachu y sus compañeros de batalla se acercaron a Ash para felicitarlo por su gran desempeño y por su victoria.
—¡Pika pi! ¡Pika pika! ¡Pikachu!—El roedor estaba emocionado y un tanto triste, definitivamente le hubiera gustado ser parte de ese duelo.
Todos los amigos de Ash se encontraban diciendo cosas en su respectivo idioma, unos adulando a su entrenador, otros molestos por no haber sido elegidos para el combate, pero en general, todos estaban felices porque al fin el chico había cumplido su promesa.
Pasaron varios minutos, los suficientes para que los monstruos de bolsillo debilitados despertaran y para que Charizard y Sceptile que estaban muy débiles recuperaran un poco su fuerza. El sol había desaparecido y la luna había llegado. Los entrenadores se reincorporaron para darle la mano a su rival en señal de respeto mutuo.
—Entonces, muchacho ¿Tomaras la misión?—Dijo Oak mientras terminaba de estrechar la mano del chico.
—Cuente con ello—Una sonrisa se formó en la cara del azabache, que contagió inmediatamente al profesor, provocando una sonora carcajada en ambos.
—¡¿Qué fue lo que pasó aquí?!—Tracey estaba incrédulo, se había ido por solo dos días a ciudad Celeste por un encargo del profesor y al regresar todo el lugar era un desastre.
—Oh, Tracey, bienvenido—Dijeron los entrenadores al unísono.
Por el horizonte se podía ver un avión que estaba a punto de aterrizar en la isla de Melemele ubicada en la región de Alola. El rostro de Ash y Pikachu estaba pegado a la ventana del transporte aéreo viendo con asombro el nuevo lugar al que llegarían, había pasado tanto tiempo desde que habían salido de su pueblo por última vez que ya ansiaban tocar suelo. El azabache retiró su rostro de la ventana y se recargó en su asiento, recordando lo previo a su actual situación.
—Entonces, ¿Cuando me voy?—Preguntó Ash tras haber recibido un sermón junto al profesor por parte de Tracey sobre el orden y la limpieza.
—Hace unos días compre tu boleto de avión, si todo sale bien despegaras mañana a primera hora.—Contestó Oak, poniendo rumbo al interior del laboratorio.
Al entrenador le había dado curiosidad lo dicho por el profesor, ¿cómo sabía con tanta seguridad que estaría dispuesto a viajar? La curiosidad no duro mucho.
Grata fue la sorpresa de Ash al ver a su madre sentada en el sofá del laboratorio bebiendo una pequeña taza de té.
—¡Mamá! ¿Qué haces aquí?— La señora Ketchum dejó su taza de té en la mesa para posteriormente levantarse y caminar hacía su hijo, colocando sus manos sobre los hombros de este, dándose cuenta de lo mucho que había crecido al ser ahora más alto que ella.
—Ya sabía que esto pasaría, después de todo el profesor y yo lo planeamos hace varios días—Contestó con su característica sonrisa.—Además de que su batalla fue muy ruidosa, todo el pueblo sabe de ella.
Esto hizo reír nerviosamente a Ash, para posteriormente girar la cabeza hacía el profesor que lo miraba con una pequeña sonrisa en el rostro.
—Déjame aclararte, muchacho, que nuestra batalla anterior fue completamente en serio, yo iba con la intención de ganar—Aclaró Oak mientras se ponía su bata de laboratorio.
—Mamá... profesor...— No tenía palabras para describir lo que sentía en ese momento, sus figuras paternas habían ideado un plan para que por fin pudiera salir del pueblo... Sabiendo que las palabras no expresarían su gratitud, se limitó a decir:—Gracias...
—No tienes por qué darlas, hijo/muchacho.
—Cierto, partirás mañana muy temprano, así que debemos irnos a casa, tienes que cenar, asearte y alistar tu equipaje, usted también profesor—No era una sugerencia, era una orden. Las madres son muy aterradoras.
Los dos hombres no podían decir nada para objetar eso, así que se limitaron a asentir mientras tragaban saliva.
—Por cierto hijo, te compre esto hace un tiempo y creo que es hora de que lo tengas—Delia se retiró del lado de su hijo para ir tras el sofá en el que anteriormente estaba sentada, revelando una caja de cartón sellada con cinta adhesiva que entregó a Ash.
El chico se apresuró a abrir la caja con una idea de lo que podría ser, efectivamente, acertó. Dentro del trozo de cartón había una camisa azul de rayas horizontales blancas, una gorra roja con negro con detalles blancos, un pantalón corto de color marrón oscuro con rojo, unas deportivas azules con blanco y celeste y una mochila negra con celeste, para su sorpresa esta vez no había guantes incluidos en su vestimenta.
—Es increíble, mamá... ¡Me encantan, muchas gracias!—Ash seguía observando con ilusión su indumentaria, al fin podría cambiar las ropas que había usado en Kalos.
—No es nada, querido.
—Bien, muchacho, te encargo la seguridad del huevo de ahora en adelante, no me decepciones—Oak puso la incubadora individual con el huevo dentro en las manos de Ash.
—¡Daré mi mejor esfuerzo!
Después de regresar a casa y dormir un par de horas, el azabache alisto su equipaje en su nueva mochila, aseguro el huevo y partió rápidamente al aeropuerto más cercano ubicado en Ciudad Plateada, desgraciadamente no le había dado tiempo de visitar a su gran amigo, Brock. Tras subir al avión se quedó dormido lo suficiente para recuperar el sueño perdido, comió y durmió de nuevo, para posteriormente llegar a la situación actual. La distancia entre Alola y Kanto sí que era grande.
—Atención pasajeros, estamos a unos minutos de aterrizar, les recordamos que recojan su equipaje y agradecemos su preferencia a Aerolíneas Kanto—La voz de la azafata por el altavoz era lo que Ash quería escuchar, estaba tan cerca de una nueva aventura.
Tras aproximadamente ocho minutos, las llantas del avión tocaron suelo y una escalera fue colocada justo al lado de la puerta, evidentemente el primero en salir del avión fue el entrenador. Una parvada de pequeños pajaritos de color rojo con negro y blanco de largo pico acompañados de un solo Pokémon parecido a una cría de lechuza volaron por encima de la cabeza del entrenador, esto solo lo dejo más emocionado de lo que ya estaba, creaturas que nunca había visto antes, el viaje se puso interesante muy rápido.
Ash tomó todo el aire que pudo y gritó:
—¡HOLA, ALOLA! ¡ASH KETCHUM HA LLEGADO!
—¡PIKA PI!
Pues bueno, hasta aquí el primer capitulo de este mi primer fan fiction que espero les guste, poco a poco iré actualizándolo, ¡hasta la próxima!
(Algunos detalles: No me vi en la necesidad de mencionarlo en el capitulo, pero varios de los Pokémon de Ash han evolucionado)
