Disclaimer: inspirado en Gears of War, Frozen y El origen de los guardianes. Ningún personaje me pertenece, solo mis locas ideas inimaginables.

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Advertencia: Contenido Gore fuerte.

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Sera, un planeta gobernado por una coalición de gobiernos ordenados había sido invadida en sus tiempos de paz por la intrépida y salvaje horda Locust.

Un ejército de seres de piel albina y escamosos, que adoraban a una doctora convertida ahora en reina.

La horda Locust era lo que cualquier ser humano no podrían enfrentar, su despiadado avance de la misma horda era producto de mentes desquiciadas y lideradas por Locust de Élite.

El majestuoso y salvaje general Raam había llegado, su despiadada forma de dar órdenes estaba posicionada como la más sanguinaria de todas.

A lo lejos un trío de soldados observaban con sus rifles a la horda liderada por el despiadado general Locust.

Mirando perplejos mientras descansan, observan como el malvado ser posa una de sus corpulentas piernas recubiertas por su armadura, sobre un pedazo de piedra que alguna vez fue un monumento dedicado a los caídos y a los soldados valientes de las guerras del péndulo.

El trío de cadetes escondidos observan al monstruoso general acompañado de su leal hermano de armas: Skorge, otro sanguinario ser como lo es el mismísimo Raam.

– ¿Los ven?– les pregunta un soldado a sus compañeros, no dejando entre ver su rostro y distorsionando su propia voz por el mismísimo casco.

– Claro. Este son como diez, y con los dos grandotes son doce, bien ¿Qué se supone que haremos, Hans...?– le pregunta el cadete masculino más joven con una expresión no esclarecida por la inexpresión que refleja su propio casco.

– Nada... Aun no, son demasiados y si los atacamos estamos jodidos. Nos superan en número– les informa Hans mientras los centellantes visores de su casco miran al joven chico y a la joven cadete femenina.

Furiosa la chica de armadura ónice, ante lo que probablemente no harán, intenta expresarse sin su casco pero sin quitárselo – Debería estar aquí el coronel, él sabrá que hacer–.

Comprendiendo su molestia, Hans ladea su cabeza y le responde con algo de burla, fingiendo no saber nada – No me había fijado que detrás de tu fachada de soldado, eras rubia. ¿Este…?–.

Hans en ese instante mira fijamente los pocos mechones de pelo que la incómoda cabellera de la chica atraviesan por debajo del casco, siendo en ese instante preciso en que la soldado le responde con un tono de fastidio – Ya sabes como me llamo. Soy Elsa, y me viste unirme a la coalición porque mi hermana fue apartada de mi, por lo mismo. Ser una soldado más... Bien, ¿Aún piensan ambos en dejar de ser cobardes?–.

Firme la joven ante la falta de valor de parte de los otros dos chicos, observa a Hans y el joven de nombre Jack acercarse.

– He nos aquí Elsa, la guerra es cruel y si esos seres nos superan, no será por acobardarnos, nos quedaremos a recibir apoyo– le refuta Jack mientras coloca su mano enguantada en el fino hombro de la joven.

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Pasando por la trágica noche, los grillos y luciérnagas se manifiestan en ese porvenir y dentro de un búnker destruido por las fuerzas Locust que asimismo se van apoderando de la zona.

Detrás de tanto tiroteo, un derramamiento de sangre es efectuado por el grotesco general Raam, quién empala a un soldado que se puso en su camino y sin pensarlo, le arranco la cabeza de un solo jalón para posteriormente lanzarla como bola de basura.

– Raam, la zona ha sido tomada por completo, hay que replegar a más de nuestras unidades– le informa el gigantesco Skorge con su fina y entremezclada voz monstruosa.

El todo oídos gigante le responde con su voz como el viento, pero todavía más grave – De acuerdo, muévanse. Busquen humanos–.

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Dentro del búnker donde se encuentran, Hans, Jack y Elsa están comiendo los pocos alimentos que sus pequeñas mochilas llevaban.

Alimentos conformados por barras de trigo, chocolates y algunos frutos secos.

No consiguiendo consolidar el sueño sabiendo que el enemigo anda cerca, se recuestan después de comer un poco, y con sus carcachas conocidas como rifle Lancer.

En medio de ese momento enternecedor, Jack, se le ocurre llamar a la joven – Elsa– la chica con la mirada perdida y no pudiendo descansar, voltea a ver a su compañero y le pregunta – ¿Qué sucede?– el peliblanco algo preocupado por su futuro le responde – Alguna vez te preguntas cuando terminara esto…– la chica percatándose de que Hans duerme plácidamente y sabiendo que incluso podría ser su última noche con vida, prefiere la joven acercarse hasta Jack y después de sentarse a horcajadas sobre su regazo, le asiente con la cabeza y le responde a su inquietud – No lo sé–.

El chico observando fijamente a la joven algo triste por no poder hacer aún más real su relación y con un sentimiento de soledad y tristeza, procede la joven a levantarse de sus piernas y sentarse a su lado, en tanto, Jack le pregunta – ¿Has oído hablar del sargento?–.

La rubia, no sabiendo a que se refiere, le pregunta girando su cabeza en un sentido de confusión – ¿Cuál, sargento?– el peliblanco mientras mira el metal verde del interior del búnker le refuta a su interrogante – Marcus Fenix–.

Confundida y después de recordar a quién se refiere, Elsa mira a Jack y le dice – Oh, ya se a quién te refieres. El famoso héroe de las guerras del péndulo. Bueno, mi padre estuvo ahí, junto a él…–.

Jack al escuchar ese pequeño relato, termina asintiendo lentamente mientras con su mano enguantada toma la pequeña mano de Elsa y en tanto le expresa con una mueca de insatisfacción – Si muero, Elsa, quiero que incineres mis restos–.

Expectante ante lo que dijo, la rubia también algo preocupada le pregunta al peliblanco – Jack, ¿Y si yo muriera, qué harías?– exponiéndole con énfasis algo de miedo, Jack después de tragar saliva le dice – No lo sé. Para una cadete muy sexy como tú, aun no lo sé– siendo en ese momento justo en el que Elsa aparta su mano del agarre de Jack le informa con algo de pena – Si muriera aquí, en medio de esto, quiero... quiero que Hans me entierre o me incinere, creo que será lo mejor que seguir en un tormento putrefacto– después de analizar lo dicho por la chica, la misma Elsa se acuesta junto a Jack en la cama, y mientras lo abraza con mucho cuidado.

Mirando el grisáceo techo del búnker, Elsa le pregunta – Jack, ¿Crees que sea el final?– no queriendo admitirlo, y sin mirarla le contesta – No hay final ante nada. Siempre habrá tortura eterna asegurada– asintiendo lentamente y mientras siente la barbilla de Jack en su cabellera rubia, la chica poco a poco va cerrando los ojos, mientras trata de dormir.

– No creo que haya apoyo. Según tengo entendido, Hans, debieron llegar hace trece horas los refuerzos. Creo que nos quedaremos aquí... A morir como héroes y ser recordados como simples mortales– le reprocha a un Hans cansado que solo le asienta firmemente a la despampanante rubia.

Desmotivada, Elsa se gira y cambia su posición, acostando su robusta armadura sobre Jack, y permitiendo que Hans se acerque para dormir al lado de ambos.

– A parte de tu hermana, Elsa, veo que estuviste enamorada, ¿De quién?– la rubia tratando de descansar y mientras cierra sus ojos, le responde con pereza al pelirrojo – Mi vida es lo de menos, unirse a esto, coger con un tal Alistair Krei o algo así, en fin... Bueno ya te conté lo mío, ¿Qué hay de ti?–.

Aferrando a su insípido pasado, el pelirrojo le dice muy decepcionado y en respuesta a su interrogante – Lidiar con doce hermanos, unirse también a esto, descubrir que todos murieron durante los ataques de esas bestias, y otras cosas–.

Cansados los tres, Jack levanta de su posición en su pecho a Elsa, en tanto los dos hombres la abrazan a esta última.

Cercanos a Morfeo, Jack le pronuncia en forma de alabanza a la rubia – Elsa, eres como la porcelana... Ves la luna, y sabes que te ilumina todo a tú alrededor, e incluso te ilumina a ti, gatita–.

Sintiéndose admirada, abraza a Jack, mientras esté le corresponde el gesto y de manera repentina, Hans también se une y la abraza por la espalda a la rubia.

Quedando dormidos los tres y probablemente esperando a que haya un mañana.

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Elsa habiéndose quedado dormida de manera profunda, intenta abrazar a Jack y a Hans, pero estos ya no se encuentran en la cama.

Al levantarse lentamente, los llama a los dos chicos – Hans, Jack…–.

Dándose cuenta de que están vigilando, Jack le pregunta – Espero que hayas dormido bien, ¿No tuviste ninguna pesadilla?– asombrada ante la preocupación que Jack y Hans tienen, la rubia le contesta al peliblanco, negando con la cabeza y acercándose a ambos mientras recoge y empuña su arma – Chicos, se encienden, desparecen y al final todo eso que conocen se desvanece de una noche a la mañana. Claro que no tuve ninguna pesadilla. Estoy bien, Jack– con un gesto de fatiga Hans le afirma con la cabeza, y le agrega – Los mañanas se convierten en ayer, siempre... Esta soledad que los tres tenemos es una... Basura–.

Al escuchar ruidos en el búnker, como si alguien caminara sobre él, los tres chicos se mueven lentamente de su posición y llegan hasta donde están sus cascos, después de eso se los colocan y se preparan para lo que viene.

– Si voy a morir, no lo hare sola. Me acompañaran hasta la eternidad– les comenta la rubia tranquilamente y con una voz no muy fuerte.

– Ya lo creo Elsa. Vamos a morir todos juntos...– desde adentro, los tres chicos escuchan murmullos de la horda de bestias inmundas y con ello logran oír un audible – ¡Humanos!–.

Sabiendo que han sido descubiertos, los muchachos preparados recargan sus armas y en eso el cobrizo alude casi listo para la acción – ¡Nos descubrieron! Bueno, Jack, Elsa el momento ha llegado... fue un placer haberlos conocido en esta y única vez, compañeros...– en respuesta, la rubia le corresponde con unas palabras muy similares – Igualmente– y asimismo también Jack les corresponde – Un gusto…–.

El trío de chicos al instante miran mutuamente y perplejos como chispas y metal se empiezan a desprender producto de una motosierra enorme, la cual corta la puerta del complejo antes de que intenten de una vez por todas, los Locust entrar.

Con algo de miedo, Hans mira a Jack y en eso le asienta y luego le pide a la joven – Elsa, ¿Puedes quitarte por un momento el maldito casco?– confundida, la chica se quita su máscara y al hacerlo, Hans la noquea con un solo golpe, en tanto con ayuda de Jack la esconden dentro de una caja de provisiones enorme y vacía.

Al instante y despertando aterrada, les pide una justificación, mientras Jack le coloca unas piedras y algo de cargamento pesado del búnker para que no pueda salir – Hans, Jack, ¿Qué demonios hacen?–.

Convencidos de que ella tiene más para vivir que ellos, Jack le dice – Elsa. Eres hermosa, sabes que en el cielo no creo que haya tortura, en el infierno tampoco, pero si la hay, juro que allá es perdonada la inocencia– preparándose para recibir a los enemigos, Elsa les grita – ¡Hans, Jack, déjenme salir! ¡Quiero pelear a su lado!–.

Sintiendo una lastima dejarla sola y encerrada en la caja, Hans le informa como última cosa – Lo siento Elsa, no tenemos que perder nada porque todo nos lo han arrebatado–.

Aterrada, mira desde un pequeño orificio, lo que sucede afuera.

Observa como un enorme estallido resurge como fuego en el bunker, haciendo que los dos hombres se cubran y empiecen el tiroteo contra los desagradables reptiles humanoides Locust.

Durante el duro combate uno de los salvajes seres exclama – ¡Humanos!– también gritan con su gruesa y monstruosa voz – ¡Mueran homínidos!–.

En medio de esa intensa guerra, Elsa se tapa los oídos.

Asimismo la intensidad de la guerra los hace perder los estribos a Hans y Jack, teniendo un comportamiento donde prevalece la cordura, el disparar, el rebanar, el cortar, el mutilar, el descuartizar, entre otras.

Después de un largo tiroteo Hans y Jack abandonan el búnker con el fin de que no descubran a Elsa.

Su arriesgada decisión los lleva a enfrentarse con más soldados de la hondonada.

Tan sumidos en distraer a los enemigos voluminosos, hace que las balas se vayan acabando lentamente.

En ese instante el pelirrojo al tratar de recargar su arma se percata de que ya no tiene munición – ¡Jack!– el peliblanco atendiendo el llamado de Hans, se gira y le grita en respuesta – ¡¿Qué pasa?!–.

Hans mientras está a cubierto le contesta con dificultad por el estruendoso ruido de las armas – ¡Ya no tengo balas!– dándose cuenta de que necesita ayuda, Jack en una carrera de su posición a la posición de Hans, le termina dando la poca munición que también tiene – Yo tampoco, es lo único que me queda– le muestra su poco suministro – Creo, que ya nos tocó la hora de morir...–.

Encarando a los enemigos, ambos hombres se quitan sus cascos y se levantan ante los enemigos.

Sudando, atemorizados y llenos de sentimientos de "es hora", miran la caja donde encerraron a Elsa, sabiendo que ya no tienen escapatoria, asimismo musitan al mismo tiempo los dos chicos – Adiós, Elsa…–.

Mirando ella perpleja lo que harán les grita pero no la escuchan.

Intentando salir de la caja no puede evitar contenerse y en eso empieza a llorar.

No queriendo que ambos mueran, observa como ambos jóvenes sueltan sus armas y encaran a los enemigos con sus únicas manos.

Hans casi al borde del llanto le dice a Jack – No dejaremos sola a Elsa, no nos separaran nunca de ella...–.

Los Locust al darse cuenta de que el ataque de los dos había cesado, se dirigen a la posición de los dos chicos y en eso, Raam les ordena mientras señala – Traigan a esos humanos–.

En el tiroteo 15 Locust muertos, de los casi 80 que se apoderan de la zona.

Sin siquiera notarlo, un Drone Locust se acerca poco a poco, trepa la cobertura donde yacen Hans y Jack, y al darse cuenta de ambos, deduce y logra percibir que parece ser que se han rendido – ¡Humanos débiles!– ambos hombres se asustan ante lo dicho por el ser escamoso, y sin tenerle miedo lo encaran.

Elsa escondida, escucha a Jack gritar furioso – ¡Aléjate asqueroso, hijo de puta!–.

En ese instante otro Drone aparece y con su compañero toman a ambos hombres como rehenes.

En el forcejeo, Hans es capturado por el cuello, aprisionándoselo y Jack es inmovilizado del brazo.

Como cautivos, el cobrizo ante la situación les exige con miedo y furia – ¡Suéltenos malditos, hijos de perra!–.

Elsa mirando con sordidez el momento escucha a Jack gritar furioso en el forcejeó – ¡Suéltenme, huelen horrible!– no prestándoles atención, el Drone que tiene a Jack en su poder le grita con un gruñido – ¡Humano inútil!–.

Ante su resistencia, ambos son llevados ante Raam y Skorge, este último toma a Jack del cuello arrebatándoselo de un jalón al Drone.

Raam por su parte también toma al cobrizo y lo levanta por los aires.

Teniendo una altura enorme de casi 2 metros con 80 centímetros, hace parecer a Hans insignificante, al igual Jack parece una hormiga en manos del monje Kantus.

Sin siquiera mediar palabra, Raam empala del abdomen a Hans.

Horrorizada Elsa, mira como la sangre roja de Hans empieza a brotar de la enorme herida que le propinó el malvado general.

Su sangre de Hans sin detenerse empieza a expandirse rápido por la abertura, el cuerpo de este se desangra y queda inmóvil ante lo que parece ser una espada pero en lugar de eso se trata de una daga, asimismo voltea a ver a Jack, quién asustado ante su destino similar al de Hans se retuerce en la mano de Skorge y logra desenfundar un cuchillo con el que logra lastimar la muñeca del monje Kantus, este al instante lo suelta y en eso le exclama en un gruñido – ¡Humano!– de una patada, Skorge lo inmoviliza y lo somete contra el suelo fácilmente.

Adolorido, observa como el líder de los monjes Locust toma su bastón enorme y con motosierra, y en vano intentando escapar el peliblanco, arrastrándose, no lo consigue.

Elsa al escuchar los gritos de Jack empieza a sollozar, quiere salir del escondite y salvarlo.

Al dirigir su mirada, observa por el orificio, como Skorge acciona la motosierra y continuando su carnicería.

Sin remordimiento alguno el malvado monstruo, le termina amputando en una línea recta la mano derecha al peliblanco, el cual antes, había recibido un corte del arma en la espalda.

Gritando y mostrándose muy aterrado, inclusive adolorido, Skorge riendo con sadismo le amputa con su arma, otra extremidad, en este caso: la pierna derecha.

Llorando Jack, mira fijamente hacia donde está Elsa y mientras observa, Skorge lo atraviesa como una aguja de lado a lado, en tanto, Jack deja caer su cabeza al suelo con un dolor insoportable.

Su sangre al brotar con tanta fuerza, es un deleite para los perros Locust conocidos como Desgraciados.

Aterrada, intenta gritar pero no lo consigue debido a que no se puede delatar y también porque ha quedado petrificada.

Observando a Jack todavía con vida, y respirando entrecortadamente dice en un murmullo – Jack…–.

Por otro lado, Raam mantiene a Hans todavía en su cuchillo, después de observar a Jack, ya no pudiendo moverse, lo saca de un empujón al pelirrojo, y lo deja caer a este a lado del peliblanco; ambos sin poder moverse – Elsa– débil, tose sangre Hans, mientras musita una y otra vez el nombre de la blonda – Elsa, me muer... ro... ah...–.

Yaciendo en el suelo, Hans cierra sus ojos poco a poco para no volverlos a abrir nunca más – Elsa...–.

Herido Jack, lo toma de la mano con su mano izquierda en tanto le dice – Hermanos hasta el final...–.

Inmovilizados y aparentemente muertos, los Locust abandonan la zona, en tanto sus líderes, el general Raam y Skorge se movilizan y continúan con su misión.

Al ser muchos Locust, uno de ellos se acerca y finaliza con la vida de Jack – ¡Muere!– el peliblanco sin nadie que lo ayude y prácticamente muerto, le contesta adolorido y sabiendo su tráfico final – Adelante, hazlo...–.

Llorando Elsa, escucha un disparo.

Al fijarse por el orificio descubre a un Drone Locust con una pistola y dándole el tiro de gracia a Jack.

Petrificada ante lo que vio, y en ese instante, Elsa se da cuenta de que los hombres que amo, no la habían encerrado porque no supiera pelear, sino porque ella tenía una vida por delante, una vida que no debía desperdiciar.

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Después de que los Locust habían abandonado la zona, Elsa, logro remover con su fuerza el peso de los objetos que la mantenían aprisionada dentro de la caja.

Caminando y mirando a todos lados una vez afuera de la caja, se acerca hasta los dos chicos – Hans, Jack...– con sus ojos brotando lágrimas sin parar se acerca a Jack y sin más, Elsa lo abraza – Jack…ahora estarás en un lugar donde habrá un mañana, siempre– manchándose de sangre, besa la mejilla inexpresiva de Jack, en tanto le dice – Te quiero mucho...– no pudiendo conmoverse por ver a Hans, sin otra, se acerca la rubia y le dice también – A ti también Hans… Te quiero–.

Negando que todo haya sido una pesadilla, Elsa se reincorpora y mientras camina por la sombría oscuridad del lugar, musita – Voy a matar a esos hijos de perra…– en ese instante mientras recoge un rifle Lancer se dirige a la dirección de dónde vienen llegando los helicópteros; los cuales son ni más ni menos que los refuerzos, dando a entender la poca preocupación que tiene la coalición hacia sus hombres.

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– Elsa, gatita, despierta...– dice Hans en compañía de Jack mientras la mueven con el fin de que se despierte, mientras está durmiendo plácidamente en su cama.

Despertándose algo sorprendida, Elsa mira a Hans y a Jack, y al instante una vez que los ve, exclama muy aliviada – Dios, pensé que todo era real. Todo se trató de un sueño. Creí que estaban…–.

Después de mirarla mutuamente, no pueden evitar los dos chicos reírse a carcajadas, en tanto Jack interviene y le informa con burla – Elsa, te lo digo en serio. Deja de jugar Gears of War, por un tiempo, ¿Si?–.

Continuando con sus risas, Elsa suspira algo apenada, pero en ese instante los toma del cuello a ambos chicos y los besa en las mejillas.

A uno primero y al otro después.

– Ustedes son los mejores amigos que he tenido– les dice la rubia, en tanto los dos chicos la miran mutuamente y le dicen – Te queremos Elsa, nunca lo olvides–.

Elsa sabía que no permitiría que les pasará nada a ambos, pues lo que miró, solo se trató de un juego convertido en pesadilla.

Si, solo era eso, una estúpida pesadilla.

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Notas del autor:

Hola, lector nuevamente.

Les traigo una idea que ya había hecho antes, pero mejorada, bueno, este fic fue publicado originalmente en Fanfiction, pero después de un tiempo lo borré, luego lo publique en Wattpad, pero está vez lo mantuve ahí en la página.

Como una reestructuración en mi perfil les traigo la versión de ese fic de Hermandad, de la plataforma de Wattpad, pero mejorado.

Los cambios son los siguientes:

En la idea original, solo eran Hans y Elsa, de hecho el fic en Wattpad es Helsa.

Para esta nueva versión, corregí mucho texto, e inclusive al agregar a Jack Frost, muchas líneas fueron modificadas.

En el fic original, aparece al final del fic, como un cameo, Marcus Fenix y Dominic Santiago protagonistas de Gears of War. Para esta nueva versión, todo se trató de puro jugar Gears, en pocas palabras, un sueño, de hecho hace unos meses tuve un sueño en el que estaba en Gears 5 y los personajes se salían de la televisión para continuar matándose.

Como último punto, está nueva versión es exclusiva de Fanfiction, la versión original de Wattpad no tendrá ningún cambio.

Y bueno, espero que les haya gustado, nos leemos pronto.

Saludos.