Nota antes de la historia: aviso de autolesión.
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No sabe cuándo comenzó a hacerlo, quizá nunca hubo un comienzo propiamente dicho; el sufrimiento, los golpes y la sangre lo habían acompañado toda su vida, desde su más tierna infancia. (El orfanato causó un daño que nadie podía ver). No era raro que no supiera vivir sin ellos y es por eso que se hizo adicto a herirse. Ya no sabía cómo pararlo o si debía hacerlo.
Era simple, fácil, desde acudir al peligro el primero en las misiones hasta resquebrajarse las muñecas y las piernas en la penumbra de su cuarto. Después de todo, las cicatrices más recientes siempre eran fáciles de ocultar, su propio trabajo era cómplice de ello. A veces dejaba de comer sólo para sentir un dolor diferente.
Quizás nunca supo que estaba mal porque nunca nadie se lo había advertido o siquiera se había preocupado por él. Al fin y al cabo, él tenía dieciocho años y era todo un adulto. Ciertas cosas no se dicen, no se comentan; se dan por hecho.
Quizás Atsushi pensaba que la agencia ya lo sabía, que como no hubo reacción por su parte, quizás, quizás estaba bien lo que hacía. Que era, de hecho, su obligación acometerlo. Que el dolor debía acompañarlo siempre porque era parte de él, como castigo o como amigo (sigue sin saber la diferencia).
El daño está en todo su ser, impregnado en sus huesos y desprende un espeso desconsuelo que lo ahoga. Es lo que se merece, dice.
Pero, Kyoka vive con él ahora.
La vergüenza y el miedo al trauma hicieron que ahora se escondiese para hacerlo, en el baño o en su cuarto. Esperar a que ella no estuviera. Inventar algunas excusas. Escabullirse.
¿Por qué hay tantas manchas de sangre en el suelo…?
Ahora tenía que ahogar el dolor y los sollozos. Ocultarse. Morderse más el labio.
Ahora, con ella ahí, se pregunta si está bien lo que hace. Se pregunta qué es lo que ha cambiado y se pregunta por qué llora de culpa por las noches si lo que hace está bien, si nadie le ha dicho lo contrario. El pensamiento se despista cuando la primera gota de sangre cae.
Llora, de nuevo.
Y se hace otro corte en el brazo. El dolor eléctrico del metal vibra en sus venas, frío.
Quiere tragarse la cuchilla.
Las lágrimas no le proporcionan descanso.
Pero, daba igual. Estaba destinado a que se descubriera, porque sus cajones estaban llenos de cuchillas y él, a diferencia de Dazai, no utilizaba vendas para ocultar lo que en realidad pasaba.
La convivencia hace que se descubran los secretos del otro. Era cuestión de tiempo. Porque las heridas se acumulaban cada vez más en menos tiempo y los mayores de la agencia empezaban a contarlas, preocupados.
Un día, decidieron que sólo realizaría trabajo de oficina por un tiempo. En un acto desesperado de engañarse a sí mismos y refugiarse bajo la idea de que esas heridas, esos cortes, eran tan solo gajes del oficio, que desaparecerían.
Atsushi sólo lloraba.
Al poco, la inevitabilidad hizo que pronto Kyoka lo descubriera. Quizás la niña había escuchado las alarmas de los adultos, o simplemente fue casualidad.
Las llamadas en la puerta fueron el aviso que Atsushi necesitó para darse cuenta del tiempo que llevaba encerrado en su habitación. Los segundos entre los toques y el abrir de la puerta no fueron suficientes para poder reaccionar.
Su mundo se vino abajo. Puede que el de ambos.
Ella no gritó, pero sus ojos estaban fijos en sus manos, en la herramienta.
Atsushi apretaba su muñeca izquierda cada vez con más fuerza. Las lágrimas se acumulaban y se mezclaban entre el flujo rojo.
El metal cayó al suelo.
No recuerda mucho de aquella noche; las voces de la chica, el tiempo pasar sin poder percibirlo bien, el sonar del teléfono y sus brazos cubiertos de sangre seca.
Mueve la cabeza para ver llover tras la ventana.
Se fijó en que la luz de la habitación estaba encendida ahora.
Estaba tumbado en el suelo de su habitación cuando vio unos hombres acercarse; su vista estaba algo borrosa por el shock. Sintió cómo le hablaban suavemente, cómo las manos de ellos le acariciaban el pelo. Eran Dazai y Kunikida. Se sintió un poco en casa.
Cerró los ojos y se dejó acunar mientras Dazai, sentado muy cerca de él, le limpiaba las heridas. El olor a agua oxigenada inundó el lugar. Kunikida se agachó para pasarle vendaje a Dazai. No dijo una palabra.
El roce de las vendas se sintió como una caricia. Sin embargo, salió del trance en ese preciso momento y sólo pudo echarse a llorar abruptamente debido a una culpa que le corrompía el pecho y el alma. Una culpa que no sabía de dónde procedía. Dazai apretó el brazo que acogía al muchacho y miró al otro adulto, éste se sentó a su lado, manteniendo una pequeña distancia en un intento de no agobiar.
Atsushi mantuvo el llanto durante varios minutos, sin saber cómo sentirse. ¿Qué estaba bien? ¿Qué estaba mal? ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Por qué lloraba tan desesperadamente? ¿Qué hacían allí ellos dos? ¿Qué era lo que realmente estaba ocurriendo? ¿Qué significaban las cicatrices? ¿Por qué el abrazo de Dazai se sentía tan cálido y cercano, como si entendiera por lo que estaba pasando?
Quizás sus vendas también significase algo, de otro modo, distinto e igual.
No podía saber si mañana se olvidaría lo ocurrido, si todo mejoraría o si caería en un pozo aún más profundo. Pero, en ese momento, escuchando el ruido de la lluvia lejos y las suaves palabras de apoyo de ellos, en la calidez de un abrazo que lo comprendía y bajo la atenta mirada de gente que lo quería, quiso creer que mañana (tendría el permiso) se sentiría mejor.
Por suerte, hoy no estaba solo. Puede que esa fuera la diferencia respecto al pasado.
Nota del autor: Si has llegado hasta aquí, muchas gracias por leer.
Siempre me ha gustado mucho pensar en Dazai y Kunikida cmo figuras fraternales para Atsushi, en las buenas o en las malas. Me gustaría profundizar en la relación de la ada con cada uno de los miembros, pero no acabaría nunca.
Así mismo, quiero remarcar que estoy muy poco suelta escribiendo y que lo echo mucho de menos (a los fics que escribía con trece años, esos que ahora dan vergüenza ajena, pero que escribía cada uno sin apenas esfuerzo). Ojalá, ojalá pueda subir algún otro one-shot dentro de poco (porque aparentemente es lo único que sé escribir) y es un misterio para mi saber de qué fandom será, seguramente bsd(?).
De nuevo, gracias por leer!.
