Capítulo 6: Crepitar, parte dos.

XXXXX

Aquí estaba yo... pensando que la magia no existía, y ahora eso todo lo que veo cuando te miro _ Ron Israel.

XXXXX

Naruto estaba confundido, muy confundido. Durante las últimas semanas su vida se convirtió en un cúmulo de emociones que no podía comprender fácilmente.

Permitió que su cuerpo se recostara sobre el suave cesped del campo de entrenamiento número nueve; escuchó las voces de Rock Lee y Tenten discutir en la lejanía pero decidió ignorarlos de momento, tenía cosas más importantes que pensar.

Transcurrieron seis meses desde la graduación de Genin y durante el transcurso de todo ese tiempo, pudo notar que la actitud de Anko hacia él había cambiado de alguna manera. No era capaz de deducir con certeza que fue lo qué cambio entre ellos dos, parecía que seguía siendo la misma Anko de siempre, pero existían ciertos factores de compartimiento que le indicaban que su relación estaba sufriendo una metamorfosis.

Las muestras de afecto aumentaron. Ella estaba siendo aún más cariñosa que antes, hasta tal punto que un día se atrevió a alimentarlo en la boca como si fuera un niño pequeño.

Recordó que casi muere de la vergüenza en aquel momento; pero por alguna razón que no comprendía, él no se opuso. Simplemente abrió la boca y dejó que ella le diera de comer sin oponer ningún tipo de resistencia... Fue demasiado extraño, pero se sintió, ¿Bien?

Sus elogios hacia él también se intensificaron, nunca faltaron los comentarios ocasionales de ella admirando su cabello o resaltando lo guapo que era, lo que a su vez hizo que se encontrara sonrojándose muchísimo más a menudo.

Aún así, ese no era el cambio más significativo, lo que sin lugar a dudas lo dejaba con el aliento atascado en la garganta era la mirada que ella tenía cada vez que lo veía. Estaba llena de tanto cariño, ternura, amor y afecto, que él no pudo evitar sentirse embriagado por todos esos sentimientos.

Le gustó, le encantaba que lo mirara de esa forma.

Ese era exactamente el problema principal, él en realidad no se sentía en desacuerdo con todo esto; es más, se encontró queriendo cada vez más de ella y eso lo estaba asustando mucho ya que no entendía porque estaba siendo tan permisivo con la situación. Tal vez tenía que alarmarse o decirle a ella que se detuviera, pero él no quería que se detuviera, su alma le rogaba que simplemente lo dejara ser.

Así que eso hizo.

Sus abrazos ahora se sentían diferentes, siempre le gustó que Anko lo abrazara pero ahora se sentían distintos, hizo que su corazón se calentara de una manera que era imposible de describir.

Recordó esa sensación electrizante que recorría todo su cuerpo cada vez que ella lo besaba en la mejilla o en la frente, hizo que su interior burbujeara de alegría.

Durante las noches, la vió dormir con una sonrisa en el rostro, demostrando la felicidad que sentía con el solo hecho de que ella estuviera allí.

Era tan dichoso de tenerla.

De repente todo el sufrimiento por el que tuvo que pasar en su niñez valió la pena; si tuviera la oportunidad de volver al pasado, repetiría exactamente lo mismo si ese era el precio a pagar para conocerla de nuevo.

No comprendía qué fue lo que provocó este cambió en ella, pero si estaba conciente de una cosa.

Él también estaba cambiando, sus sentimientos estaban cambiando, su relación estaba cambiando.

Eso le asustaba.

"¡Tenten, lo que estás diciendo no es nada juvenil!" Fue sacado de sus cavilaciones por el grito de Lee, permitió que sus ojos vagaran hacia un costado en donde se encontraba la pareja de Genins discutiendo por alguna razón.

Lee parecía totalmente indignado, Tenten por otros lado, lucía irritada. Se pregunto que era lo que tenía a esos dos tan alterados; si sus cálculos no fallaban, ambos llevaban alrededor de treinta minutos peleando como dos hermanos que se odiaban entre sí.

"¿Por qué tanto escándalo chicos?" Decidió que la mejor forma de obtener respuestas era preguntar directamente.

Tenten lo miró mientras dejaba escapar un suspiro de exasperación. "Estoy tratando de convencer a Lee de que no se puede enamorar de una persona a simple vista" Eso en realidad hizo que Naruto parpadeara varías veces, de todos los temas que esperaba que esos dos estuvieran discutiendo, este no se lo imaginó en lo más mínimo.

"¿Y cómo demonios llegaron a eso?"

Esta vez fue Lee quien contestó. "¡Hoy conocí a una chica en una tienda de flores...!" Era tan entusiasta como siempre. No pudo evitar preguntarse qué hacía Lee en una tienda de flores de todos los lugares posibles, pero decidió que sería mejor guardar eso para más tarde y dejar que el chico terminara.

"¡Ella estaba hablando con otra chica rubia, pero eso no es importante! ¡Lo importante es que le pregunté su nombre, se llama Sakura y aún está en la academia! ¡Cuándo la ví, supe inmediatamente que ella sería mi novia!"

Permitió que una sonrisa creciera en sus labios al ver las payasadas de su amigo, se sentó en el césped al mismo tiempo que negaba con la cabeza. Lee era un chico muy inocente, puro y sin lugar a dudas, con un gran corazón.

Fue una de las razones por las que se convirtió en su amigo en primer lugar. Sin embargo, algunas veces solía ser demasiado aventado con las cosas.

"¿No tienen mejores cosas que hacer que perder el tiempo?" Naruto sintió que su expresión se agriaba mientras escuchaba la nueva voz. Volteó hacia un costado para ver a Neji recostado en uno de los árboles del campo de entrenamiento.

El Hyuga en definitiva era el tipo de persona que menos le gustaba; engreído, irritante, siempre hizo todo lo posible para humillar a sus compañeros de equipo. Era un ser que podías despreciar fácilmente, y eso que aún no estaba mencionando la obsesión que tenía el chico con esa mierda del 'Todos estamos predestinados'

Creía que ya había visto todo de Neji, pero al parecer descubrió un nuevo razgo en él que le desagradaba, entrometido. "Si no quieres escuchar bien puedes largarte" Vió como él le respondía con una mirada sucia que chocó contra su propia mirada fría.

Lucía listo para refutar, sin embargó, no lo hizo. Observó como el Hyuga abandonaba el campo de entrenamiento sin medir palabra alguna; así era mejor para ambos, no quería terminar partiendole la cara al tipo, a ninguno de los dos le convenía eso. Neji porque no quería terminar como un desastre sangriento, y él porque no quería explicarle al Hokage su razón para dejar a un compañero ninja en una camilla del hospital.

"Neji a veces puede ser un poco idiota" Tenten comentó al mismo tiempo que negaba con la cabeza en señal de desaprobación. No pudo estar más de acuerdo con ella.

Lee por otro lado, tenía una expresión desanimada, muy probablemente causada por el rechazó de su compañero. No quería ver a su amigo entristecido, así que optó por distraerlo un poco. "Volviendo al tema anterior, dijiste que se llama Sakura, ¿Verdad?" El efecto fue inmediato, los ojos de Lee regresaron a la vida mientras asentía como un tonto.

Naruto llevó una mano a su mentón de forma pensativa, escarbó en lo más profundo de sus recuerdos en busca de alguna chica en la academia que se llamara Sakura, su mente repasó los rostros de todos los estudiantes en los grados inferiores que aún podía recordar. Sin embargó, por más que lo intentó no halló nada, no tenía ni idea de quién era la chica.

"¡Naruto dime que me apoyas en esto!" Tenten se abalanzó sobre él con ojos suplicantes, indicándole que él era el último recurso para convencer a Rock Lee, no obstante, no tenía idea de que bando tomar, no es como si supiera mucho del tema después de todo.

Llevó una mano a la parte posterior de la cabeza. "No lo sé Tenten, no soy un conocedor cuando se trata de cosas romantic..." No fue capaz de terminar su oración ya que la imagen de cierta pelimorada apareció instantáneamente en su cerebro.

Se sacudió con fuerza al mismo tiempo que el calor llegaba a sus mejillas.

No entendía de dónde había venido eso, pero no pudo evitar estar ligeramente consternado, ¡Eso no era correcto! Las palabras 'Romantico' y el nombre 'Anko' eran dos cosas que no deberían ir juntas. Pero curiosamente, o mejor dicho, extrañamente, su cerebro tuvo la brillante idea de sumar los dos.

Eso era raro.

Sin que él fuera conciente, Tenten se percató de su momento de debilidad; fue muy interesante para ella, por decir lo menos. Juraría que nunca antes había visto a Naruto sonrojado, era algo bastante impropio de él.

Siempre lucía tan serenó, imperturbable y eso a veces le molestaba; no tener la capacidad de crear una reacción en el chico. Por esta razón es que ella no contuvo la sonrisa que creció en sus labios cuando esta maravillosa oportunidad tocó su puerta. Naruto sonrojado, muy probablemente porque pensaba en alguna chica, ¡Oh sí! ¡Ella se aprovecharía de esto! Nunca lo vió venir, pero tampoco dejaría pasar el chance de burlarse de él.

"¡Mira nada más Lee!" Naruto fue sacado de sus cavilaciones por la voz juguetona de Tenten; lo supo en un instante, cuando vió la sonrisa diabólica de la chica fue conciente de que nada bueno saldría de esta situación.

Lee por otra parte parecía curioso, muy probablemente el pobre no tenía ni idea de todo lo que ocurría. "¿De qué hablas Tenten?" Si fuera posible, la sonrisa de la niña se amplió aún más.

"Pues parece ser que Naruto está pensando en una chica" Entonces soltó la Bomba. El rubio sintió que sus mejillas se enrrojecían sin que el pudiera detenerlo cuando la imagen de Anko surgió una vez más en su mente.

Allí estaba de nuevo, se estaba sonrojando al pensar en ella, ¡¿Por qué se sonrojaba al pensar en ella?! ¡Ésto no tenía ningún tipo de sentido!

"¡¿De verdad?!" Escuchó que la voz de Rock Lee sonaba totalmente incrédula.

"Ujú..." Tenten contesto con los brazos entre cruzados. "Cuéntanos Naruto ¿Exactamente en quién estabas pensando?"

Quería que la tierra se lo tragara, necesitaba desaparecer en este mismo instante, pero al parecer su cerebro estaba tan confundido con la bruma de emociones que lo atacó de repente, que olvidó por completo que era un jodido ninja.

Algo si era seguro, no podía permitir por ningún medio que esos dos se enteraran que estaba teniendo este tipo de pensamientos sobre Anko; si eso pasaba, lo molestarían con eso por el resto de sus días. Después podría buscar una explicación a sus sentimientos, primero tenía una misión entre manos.

Se demostró que su tiempo se estaba acabando cuando escuchó que ellos ya estaban indagando en nombres.

"¿Crees que sea Hiyori? La de la academia" Tenten comentó con una mano en el mentón, ganándose una negativa por parte de Lee.

"No, lo dudo mucho, nunca mostró interés en alguna chica de la academia. Tiene que ser alguien fuera de allí"

Sintió que un escalofrío le recorría la columna vertebral cuando Lee dijo eso, estaban demasiado cerca de descubrirlo. Como una nota tardía, se dio cuenta de que en realidad era bastante sencillo deducirlo, después de todo Anko era la una chica con la que compartía todo su tiempo. Aún así, debía buscar una forma de desviar la atención.

"¡C-chicos de verdad no est-toy pensando en nad..." Sintió que su frustración crecía aún más cuando Tenten le arrojó un trapo empapado de sudor en la cara, evitando que pudiera intervenir.

"¡Oh, oh, oh! ¡Lo tengo! ¡Lo tengo!" Su sangre se congeló al oír eso, removió la toalla de su cara solo para mirar que Rock Lee saltaba de arriba abajo como un alumno que pedía el permiso para hablar.

"¿Qué hay de esa chica con la que está siempre? Anko"

Su corazón se detuvo. 'oh mierda'.

Ambos voltearon a verlo con miradas inquisitivas. Quería gritarles que no era así, quería refutar que no era lo que pensaban, pero lo sabía muy bien; ya era tarde, lo habían descubierto.

Peor aún, ellos tenían una idea equivocada de todo esto.

"Su silencio dice que acertaste Lee, ¡Dame esos cinco!" El dúo chocó las palmas en una muestra de celebración, de verdad le estaba fastidiando que ambos lucieran tan contentos con su sufrimiento.

"Esto no es lo que parece" Trató de defenderse de la marea que sabía que se aproximaba, sin embargo sus esfuerzos no sirvieron de mucho cuando Tenten se acercó pasando un brazo por encima de sus hombros.

"¿No es así? A mí me parece que estás terriblemente enamorado de ella, no me imaginé que te gustaban las chicas mayores Naruto" Sintió que su corazón se aceleraba por alguna razón, ¿Él enamorado de Anko?

"E-ella no m-me gusta" Por tercera vez en ese día, percibió que sus mejillas volvían a enrojecerse. ¿Por qué su voz sonó tan vacilante cuando dijo eso? A él no le gustaba Anko... ¿Verdad?

¡No! No debía pensar de esa manera, solamente estaba confundido, si, solo era eso.

¿Él enamorado de Anko? ¡Pfff! Como si eso fuera posible. Aunque, ahora que lo pensaba detenidamente, tampoco era como si no tuviera razones para estarlo; al fin y al cabo ella tenía muchos atributos que le fascinaban, era hermosa, divertida, inteligente, cariños...

"(¡NO!)" Naruto estrelló su cabeza contra el duro suelo del bosque, la fuerza del golpe fue tal, que incluso surgieron algunas grietas en el terreno. ¡¿Qué demonios le estaba pasando?!

"(Si, él está totalmente perdido)" Tenten pensó mientras se alejaba y se cruzaba de brazos. Era evidente para todos que su amigo tenía intereses amorosos por la pelimorada, simplemente era demasiado terco para ver la realidad. "(Los niños son tan tontos)"

"¡Josh! ¡Ésto facilita muchísimo las cosas!" Naruto sacó la cabeza del suelo cuando Lee saltó delante de él con sus ojos brillando intensamente.

"Dime Naruto, ¿Qué sentiste cuando miraste a la señorita Anko por primera vez? ¿Fue amor a primera vista?"

Él quería gritarle que se equivocaba, que estaba entendiendo todo mal, quería de decirle que no amaba a Anko de esa manera... Pero no pudo hacerlo.

Su boca se cerró con un click cuando su mente regresó al pasado, rememorando como fue la primera vez que conoció a la pelimorada. Recordó que tenía miedo, temor de estar siendo engañado; pero eso fue solo al principio, absolutamente todo cambió cuando él la miró a los ojos. Recordaba lo que sintió la primera vez que los vió, ojos marrones como el chocolate mirando directamente a través de su alma, derribando todas sus barreras.

Recordó ver su rostro brillando bajo los rayos de la luna, sus mellones morados cubriendo su delicado rostro, su piel ligeramente pálida ser besada por la luz de las estrellas; su interior se llenó de un fuego crepitante que no fue capaz de entender en aquel entonces, lo único que sabía y el único pensamiento que tuvo en ese instante, fue que estaba frente a la chica más hermosa del mundo.

"Y-yo no estoy seguro..." Respondió casi de forma automática, estaba demasiado exhortó en su propio mundo que no se percató de las palabras que escaparon de su boca.

"¡No lo está negando!" Naruto sintió que se encogía de vergüenza cuando el grito de Tenten hizo que se diera cuenta del desliz que cometió.

Se llevó las manos a la cara en un intento de ocultarse del mundo que lo rodeaba. Era oficial, ellos no lo dejarían vivir después de esto, sería molestado hasta la muerte.

Aunque, extrañamente eso no le importaba, lo que verdaderamente lo hizo sentir mortificado era una pregunta que se repetía una tras otra vez en su cabeza... ¿Por qué no lo negó? ¿Por qué fue tan difícil hacerlo? ¿Por qué se sentía tan bien simplemente dejarlo ser?

"(Ella no me gusta...)" Se repitió con terquedad, pero por alguna razón, ni siquiera él podía creer que eso fuera verdad, sencillamente sonaba...

Incorrecto.

XXXXX

El departamento de tortura e interrogatorio era sin lugar a dudas un sitio muy poco adecuado para personas de estómago débil.

A veces podías percibir los gritos de agonía que provenían desde las salas de interrogatorio, que a diferencia de su contra parte, (las salas de tortura) estas no estaban insonorizadas.

¿Por qué las salas de tortura estaban insonorizadas y las de interrogatorio no? Te estarás preguntando, sencillo. Este era el método que utilizaban para acostumbrar a los nuevos reclutas, para acostumbrar a las personas que apenas estaban iniciando en el trabajo con labores más sencillas, como la administración o el decodificado.

No podían darse el lujo de tener miembros débiles en sus filas, todos debían tener la capacidad de trabajar a plena capacidad. Incluso si de manera ocasional, escuchaban gritós de fondo.

Barbarico, pero efectivo. Era capaz de ver por qué a Anko le gustaba este lugar, siendo la chica sádica que era, aquí se encontraba en su elemento, como un pez dentro del agua.

Naruto se abrió paso a través de los pasillos de TI con un bento de comida en la mano. Como se estaba haciendo de costumbre últimamente; Anko iba tarde al trabajo, la mujer a penas tuvo tiempo de tomar una tostada antes de salir corriendo del departamento como alma que lleva el diablo.

Ella olvidó su almuerzo, así que, siendo el buen chico que era, decidió prepararle algo y llevárselo al trabajo.

No era su primera vez por estos pasillos, ya había venido por aquí un par de veces; la pelimorada siempre fue una persona bastante despistada, se encontró olvidando cosas importantes muy a menudo, así que él tendría que asumir la labor de socorrista y traerle esas cosas a ella.

Giró en una esquina ignorando las oficinas ejecutivas, entabló rumbo fijo al lugar en dónde sabía que Anko estaría. Mientras lo hacía, no pudo evitar estremecerse un poco cuando los recuerdos de la charla que tuvo ayer con sus amigos aún seguían frescos en su mente.

Después de esa reunión junto al equipo nueve, el resto del día se convirtió en un desastre; no solo fueron las burlas de sus amigos, sino que tampoco pudo mirar a la pelimorada a la cara ya que cada vez que lo intentaba, esos pensamientos extraños sobre ella volvían a atormentarlo una vez más.

Era raro, siempre pensó que ella era una chica hermosa, incluso se encargó de señalarlo varías veces, pero ahora eso lo hacía sentir distinto, no pudo evitar que su rostro se calentara cada vez que pensaba en ella.

En algunas situaciones se encontró enviándole miradas ocasionales cuando no se daba cuenta, sus ojos trasaron las curvas en sus caderas y más de una vez se encontraron vagando por lugares en los que no deberían.

Lo atribuyó a las hormonas, eso y que ella siempre utilizaba ropa bastante suelta cuando estaba en casa. Aún así, eso no lo hizo sentir menos asqueroso, no debía mirar a Anko de esa forma, estaba muy mal, era indecoroso.

Pero cada vez se le resultaba más difícil y esa charla que tuvo con el equipo nueve no hizo nada más que empeorar las cosas. Tenía que encontrar una forma de lidear con sus sentimientos o Anko iba terminar matandola si se enteraba de los pensamientos que estaba teniendo sobre ella.

Fue sacado de sus cavilaciones cuando finalmente llegó a su destino. El comedor de las instalaciones.

Dejó que su mirada escaneara los alrededores en busca de su objetivo; allí la encontró, sentada frente a una de las mesas con su cabeza hundida sobre la superficie de madera. Se veía desanimada, teorizo que era producto del hambre.

No estaba sola, dos hombres le hacían compañía; los conocía muy bien, después de todo era muy fácil reconocer a los dos jefes del departamento de tortura e interrogatorio. Ibiki y Inoichi.

Vió que los dos hombres estaban degustando de sus propios almuerzos sin importarles en lo más mínimo que estaban comiendo delante de una muy hambrienta Anko.

No compartieron ni una sola migaja; no pudo evitar hacer una mueca, eso era cruel.

Mientras se acercaba al grupo, escuchó que una conversación entre ellos tenía lugar.

"¡Vamos chicos! No tienen porqué ser tan tacaños" Anko se quejaba de que sus compañeros no quisieran compartir ni siquiera un poco.

Vió a Inoichi negar con la cabeza. "La última vez dijiste lo mismo y te comiste todo el bento, no caeré de nuevo" Ese comentario fue respondido con un gemido de angustia por parte de ella.

Ibiki fue el primero en percatarse de su presencia. "Deja de llorar Anko, el mocoso ya te trajó el almuerzo"

El efecto fue instantáneo, la pelimorada dejó que su cabeza abandonara su posición agachada para levantar la vista; cuando lo miró, sus ojos se llenaron de tanto brillo que se le hizo imposible no sonreírle en respuesta. "Hola..."

Nada más terminar su saludó, Anko lo abordó en un fuerte abrazo mientras lloraba lágrimas de anime. "¡Naruto eres mi héroe! ¡Pensé que moriría de hambre! ¡Para empeorarlo todo, esos dos sujetos desagradables me estaban torturando!" No pudo evitar burlarse de sus payasadas a la vez que le devolvía el abrazo, ella sin lugar a dudas era una persona única.

Ibiki por otra parte, siendo el experto en psicología que era; supo inmediatamente al ver la interacción delante de él que lo mejor sería dejar a esos dos solos. Se preparó para una huída discreta, lanzó un suave pisotón por debajo de la mesa al pie de Inoichi para que indicarle al otro hombre que era hora de irse, esperaba que él tipo fuera lo suficientemente inteligente para entender su indirecta.

Sin embargo, subestimó el nivel de idiotez de su camarada.

"¡Auch! ¡¿Por qué me pisas?!" Ibiki rodó los ojos detrás de la cabeza al ver qué el estúpido de Inoichi arruinó por completo sus planes de una salida sigilosa, a veces se preguntaba cómo demonios el hombre se convirtió en su mano derecha siendo alguien tan denso.

Sabiendo que ya no quedaba de otra, Ibiki atrapó a su amigo por el chaleco y lo arrastró fuera de la sala del comedor; durante todo el proceso, Inoichi se encargó de dejar muy en claro su descontento por el trato tan brusco de una manera bastante vulgar, dejando atrás a un rubio y una pelimorada muy confundidos por todo el desarrollo de los acontecimientos.

"¿Qué les pasa a esos dos?" Naruto expresó sus pensamientos en voz alta

"No lo sé, ambos son raros" No pudo estar más de acuerdo con ella. Los dos jefes del departamento de TI siempre se caracterizaron por se un dúo poco ordinario, supuso que lo mejor sería no darle tantas vueltas al asunto.

Una vez que eso estuvo solucionado, ambos se sentaron en la banca del comedor uno al lado del otro, con Anko arrebatandole el bento de las manos y escudriñando su interior para comprobar la comida.

Katsudon.

Observó como la pelimorada estaba casi babeando de anticipación, lo hizo felíz saber que ella le gustaba su cocina. Todo eso era crédito de Akairy, la anciana se encargó de implantarle en el cerebro todo tipo de platillos y de mostrarle la magia que existía en la preparación de cada uno de los ingredientes.

Gracias a ella fue que pudo entender lo fascinante que era cocinar, existía algo único en el hecho de poner todo tu esfuerzo detrás de cada plato con el objetivo de repartir alegría en los corazón de los demás.

En su caso, le tocó vivir esa experiencia con Anko; intentó enseñarle varias veces, pero simplemente ella no contaba con la paciencia que se requería para aprender a cocinar. Por esa razón es que él fue el encargado de preparar todas las comidas del día cuando estaban en casa, y en cada una de esas ocasiones, ella tenía la misma mirada que tenía ahora mismo.

Apreciación pura.

Era una sensación extraordinaria ver como el rostro de la pelimorada se encendía de alegría con cada platillo que le preparaba, lo hizo querer esforzarse cada vez más.

Observó como Anko rompía unos palillos, daba un agradecimiento y luego comenzaba a devorar la comida con una sonrisa que amenazaba con partirle la cara. "¡Delicioso!" Un sentimiento cálido invadió su pecho mientras le veía sonreír con tanta felicidad.

Si, en definitiva amaba cocinar para ella.

"Y entonces..." Decidió trar algún tema a colación. "¿Cómo está yendo el trabajo?"

Ella tarareó pensativamente antes de contestar. "Complicado, ayer atraparon a un pobre diablo que intentó robar el pergamino de jutsus prohibido de la torre Hokage. Aún no hemos logrado que suelte toda la información pero estamos cerca... Creo que se llama Mizuki o algo así"

Parpadeó para procesar la nueva información. Mizuki, por alguna razón recordaba haber escuchado ese nombre en alguna otra parte solo que aún no podía deducir dónde. Luego de un rato de reflexiones, finalmente lo golpeó.

Era uno de los profesores de la academia, uno que le caía muy mal por cierto, no era más que un idiota que lo miraba igual al resto de los aldeanos. Recordó que una vez el tipo se hizo cargo de la clase de lanzamiento Shuriken, ese día el muy mal nacido le entregó herramientas desgastadas para que fallara la prueba a propósito. Sin embargo, el hombre tuvo que morderse la lengua ya que fue capaz de atinarle a todas las dianas en el centro incluso con los shurikens en muy mal estado.

La mirada horrorizada en el rostro del chūnin al precenciar que su plan no sirvió para nada, fue muy satisfactorio, por decir lo menos.

"Lo conozco, era uno de los profesores de la academ..." Naruto detuvo su pedorata con una gota de sudor bajando por su nuca cuando se percató que Anko ni siquiera estaba prestándole atención, lucía mucho más interesada en seguir devorando el contenido de la caja de bento.

"¡Podría comer esto todo el tiempo! ¡Tu cocina es la mejor Naruto! ¡Tendre que asegurarme de que me pidas matrimonio cuando crezcas!"

Sintió que sus mejillas ardían cuando la palabra, 'matrimonio' se asimiló en su mente. ¿En qué estaba pensando la pelimorada al decirle eso? ¿Él y Anko casados?

De forma inconciente, se encontró teniendo una imagen mental de ellos dos parados en un altar, provocando que su sonrojo se oscureciera diez veces más.

Lejos de querer desviarse de esta línea de pensamiento, comenzó a reflexionar sobre como sería una vida de casados junto a la pelimorada. Eso provocó que llegará a una conclusión muy curiosa.

Ellos ya parecían una pareja de casados.

Discutían como una pareja dentro de un matrimonio; vivían juntos, durmieron juntos, comían juntos, hacían los quehaceres de la casa juntos. Veían películas mientras se abrazaban, ella le dio de comer en varias ocasiones, se repartieron muestra de afecto a menudo.

Ahora que lo pensaba, lo único que faltaba para que fueran una pareja en toda regla era que ambos se... Besaran.

Naruto estrelló su rostro contra la superficie de la mesa con el objetivo de borrar las imágenes que estaban llegando a su cabeza, provocando que la pelimorada se sobresaltara por la acción tan repentina.

¿Besarse? ¿Qué demonios estaba mal con él? ¿Acaso estaba perdiendo la razón?

"¿Todo bien?" Respondió la pregunta de Anko con un gemido doloroso.

"Perfectamente bien..." Su voz salió como un susurro ahogado ya que su cara aún se encontraba sobre la mesa.

Ella se encogió de hombros, si él decía que estaba bien entonces le creería. "De todos modos, gracias por la comida, pero ya tengo que volver al trabajo"

Levantó la mirada para apreciar que Anko tenía razón; la caja de bento estaba vacía, eso en realidad fue bastante rápido, ¿O acaso fue que él estuvo pensando por demasiado tiempo? Podría ser una combinación de las dos.

De todas formas, eso no era tan relevante; por otro lado, las palabras de ella hicieron que recordara que estaba olvidando algo que si era importante.

"Casi lo olvidó..." Metió una mano dentro de su traje con el objetivo de sacar un pergamino que guardaba allí. "Toma esto, te ayudara a sobrevivir el resto del día"

Anko no tenía que mirarlo dos veces para saber instantáneamente cuál era el contenido que almacenaba el pergamino con etiqueta morada; el rubio siempre utilizaba los pergaminos con etiqueta morada para almacenar una única cosa.

Palitos de dango.

Naruto observó con creciente diversión como la pelimorada le arrebataba el pergamino de las manos con una mirada soñadora, casi podía jurar que podía ver las estrellas brillar en sus ojos.

Sabía que la chica reaccionaría de esta manera, después de todo, ambos compartían una obsesión casi inhumana por los palitos de dango. Los comería todos los días si no fuera porque Akairy se la pasaba molestandolo la mayoría del tiempo para que cuidara su alimentación. Tampoco es como si quisiera quejarse, gracias a la insistencia de la anciana es que ya no era un enano.

Pero, si existía algo que él no se esperaba en lo más mínimo, eso era las siguientes palabras que pronunciaría la pelimorada.

"¡Esto es increíble Naruto! ¡Podría besarte ahora mismo!"

Por segunda vez, su cerebro se quedó en blanco. Los pensamientos que había estado teniendo con anterioridad regresaron a él con el triple de fuerza, provocando que su sistema nervioso hiciera corto circuito.

Inconcientemente, y de forma casi hiptotica, su mirada se movió para observar detenidamente los labios de la pelimorada. En contra de todo lo que quería, a pesar de que deseaba reprocharse a si mismo por esto, se encontró preguntándose cómo sería besarla.

Se cuestionó como se sentiría la sensación de sus labios chocando contra los suyos, ¿Serían cálidos? ¿Serían suaves? ¿Cuál sería su sabor?¿Ella sería del tipo cariñosa o agresiva al besar? Siendo la Anko que conocía, perfectamente podría ser las dos.

Su curiosidad alcanzó los límites cuando comenzó a imaginarse una escena en dónde él le robaba un beso bajo la luz de las estrellas. ¿A ella le gustaría si la besaba? ¿Qué tan bueno sería en eso? ¿Torpe? ¿Delicado? ¿Apasionante?

"¿Ves algo que te guste?" Anko muy seguramente debió percatarse de la mirada indiscreta que tenía sobre sus labios ya que la mujer ahora lo miraba con una expresión llena de picardía.

¡Perfecto! Estaba triplemente muerto, ella iba a matarlo por estar viéndola de esa forma. Se maldijo internamente por ser tan estúpido, simplemente tenía que perderse en su viaje astral mientras admiraba los labios de la mujer y tenía pensamientos de adolescente puberto.

¡Eres un genio Naruto!

¿Por qué permitió que esos pensamientos tuvieran rienda suelta en primer lugar? Era extraño, nunca sufrió algo como ésto con ninguna otra chica, ¿Por qué con Anko era diferente? ¿Por qué se le hizo imposible...?

¡Oh no! ¡Espera un segundo! ¡Ella se estaba acercando! ¡Su rostro se estaba acercando! ¡¿Por qué ella se estaba acercando?!

"¿No te estás tomando en serio lo del beso verdad?" Ella se inclinó hacia adelante, apoyando un codo en la rodilla y descansando su mentón sobre su mano, su rostro estaba a centímetros de la cara del rubio mientras hablaba con un tono seductor.

Naruto sintió que se atragantaba al verla tan cerca, su corazón palpitaba tan rápido que juraría que en cualquier momento se le saldría del pecho. No pudo evitarlo, fue como una reacción inconciente, pero su mirada se encontró admirando los labios de la mujer por segunda vez, estaban tan cerca que podría atraparlos si tan solo se estiraba un poco más.

¡Espera un segundo! ¡¿En serio estaba pensando en besarla?! ¿Ella estaría bien con eso? ¿Podría hacerlo?

"Por qué si es así..." Sintió el aliento de la mujer chocar contra sus labios, provocando que cada fibra de su cuerpo se estremeciera. "Quizás... Pueda regalarte al menos uno"

¡¿Qué?! Fue el pensamiento más coherente que pudo reunir en ese momento, ¿Ella de verdad estaba bien con todo esto? ¿No le molestaba? Eso planteó otra duda en su mente, ¿De verdad quería esto? ¿Deseaba un beso de ella? Llegó a una conclusión bastante rápido.

Él quería hacerlo, ¿Por qué quería hacerlo? No tenía idea, pero si ella lo besaba allí mismo tampoco se quejaría de eso.

Sin embargo, tan rápido como todo comenzó, así tambien se fue; la actitud burlesca de Anko fue reemplazada por una sonrisa más controlada, no hubo ningún tono seductor detrás, solo calidez, cariño.

La chica acortó la distancia dándole un beso en la mejilla, aunque Naruto no se perdió de que ese beso fue depositado un poco demasiado cerca de la comisura de sus labios, prácticamente rozandolos.

La sensación envío escalofríos por su espalda, fue como un pulso electrizante que sacudió todos sus nervios. Eran cálidos y muy suaves, le gustó.

La vió alejarse de él mientras reía como una niña, ella parecía feliz. Quiso decir algo, preguntarle qué significaba esto, no quería que todo terminara así nada más. "¿A-Ank-ko por q-qué t-tú...?" Pero las palabras no salían, era como si sus labios hubieran sido cosidos, su lengua no era capaz de seguirle el ritmo a su cerebro.

"¡Gracias por traerme el almuerzo! ¡Te veo más tarde en casa!" Le sonrió de una forma tan brillante que se le hizo imposible no maravillarse de su sonrisa.

Ella se marchó del lugar apresuradamente; dejándolo solo, solo y muy confundido con sus sentimientos.

Se dio cuenta ahora de que su rostro estaba tan rojo como una remolacha, su pecho ardía como una casa en llamas, percibió el distintivo revoloteo de las mariposas en su estómago. Conocía muy bien esta sensación, sabía que era lo que su corazón dictaba, pero simplemente no podía creer que eso fuera posible.

Se pronunció sentencia, una absoluta, de la cual no podía seguir escapando.

Mientras yacía allí, sentado en el comedor de TI, no pudo evitar sentirse, ¿Decepcionado?

A él de verdad le hubiera gustado besarla.

XXXXX

Naruto contempló las estrellas que iluminaban el cielo nocturno desde la terraza de su departamento. Si había algún lugar en el apartamento que él podía describir como su favorito, sin ninguna duda diría que era éste.

Amaba presenciar tanto el amanecer como el anochecer, así como también disfrutaba de admirar las estrellas. La vista siempre fue maravillosa, purificó su alma, era como una herramienta que siempre lo ayudaba a despejar su mente y aclaraba sus emociones.

No vestía su ropa shinobi ordinaria, decidió cambiarse a un atuendo más cómodo para estar en casa, unos pantalones pijama de color azul marino y un suéter manga larga de color negro.

Bastante simple, pero ese era el objetivo en primer lugar, estar cómodo.

Luego de visitar a Anko en el trabajo, el resto de su día fue bastante rutinario. Acudió al campo de entrenamiento siete para entrenar con Kakashi, luego fue al distrito comercial para conseguir una película de terror para su próxima sesión de cine; no hace falta resaltar que el vendedor se mostró en conflicto al ver que el zorro demonio quería comprar en su tienda, pero solo hicieron falta un par de quemaduras de primera grado para que el hombre diera el brazo a torcer.

Y finalmente pasó el resto de su tiempo en el departamento; hizo la cena, se ducho, meditó durante un larga rato, vió una película, volvió a meditar. Cosas hogareñas.

Tenía que admitir que se sentía agotado, lo cual era una declaración bastante asombrosa cuando considerabas sus monstruosas reservas de chakra, literalmente era un barril de energía andante. Sin embargo, Kakashi siempre encontró la manera de llevarlo al límite en cada entrenamiento, no estaba equivocado cuando le dijo a Anko que el tipo no era uno de los mejores Jōnin de la aldea por nada.

Las apariencias engañaban; era flaco, vago, un adicto al porno y totalmente inmaduro, pero el muy bastardo era insufriblemente fuerte. A eso súmale un gran intelecto en combate y allí tenías la razón por la que siempre terminaba hecho un desastre después de cada uno de sus sparring.

El nivel del peliplata aún estaba lejos de su alcance, pero se estaba acercando con cada día. Una vez que lo hiciera, se aseguraría de que el Jōnin pagara por todas las horas de sufrimiento por las que tuvo que pasar, era una promesa.

Dejando eso de lado, no le quedaban muchas cosas por hacer más que esperar a que Anko regresara del trabajo.

La mención de la pelimorada hizo que su mente regresara a esa interacción que tuvieron en el departamento de TI, también rememoró todos los acontecimientos ocurridos durante los últimos meses.

No era estúpido, había tenido mucho tiempo para reflexionar las cosas y al final llegó a una conclusión más que evidente sobre qué era lo que estaba sintiendo con respecto a ella.

Aún así él era terco, estaba seguro que no existía una persona en la faz de la tierra que fuera más terco que él, ni nunca existiría. Por esta razón es que decidió que aún necesitaba una última confirmación, una última charla con Anko, solo así podría aclarar la bruma de emociones en la que se vió envuelto durante los últimos meses.

Abandonó sus reflexiones cuando escuchó que la puerta principal se abría; sabía muy bien quién era, así que caminó hasta la sala de estar para darle la bienvenida.

La encontró parada en la entrada del departamento, lucía demacrada y realmente agotada, su postura estaba ligeramente jorobada hacia adelante, imitando la apariencia de un zombie. El trabajo de seguro hizo un número en ella.

Sonrió cálidamente antes de saludarla. "Bienvenida" Escuchó que Anko le respondía con un gruñido casi animal.

"Por favor dime que está lista la cena, porqué estoy a dos pasos de colapsar..." No pudo evitar reírse un poco al ver lo desesperada que estaba por tomar un descanso. Bien podría ayudarla con eso.

Se acercó a la chica, tomándola por uno de sus brazos y pasándolo alrededor de sus hombros para que ella pudiera apoyarse en él. "¿Día largo en la oficina?" Sintió como ella precionaba su mejilla contra la suya mientras le respondía con un asentamiento medio somnoliento.

"No tienes ni idea..." Guío a la mujer a través del departamento hasta llegar a la cocina, dejó que ella se sentara a la mesa mientras él se encargaba de servirle la cena.

No ocultó la mueca de satisfacción que cruzó por su rostro cuando la expresión abatida de Anko cambió a una llena de vida apenas vió la comida. Era definitivo, nunca se cansaría de ver esa reacción.

"Hoy te ves más cansada de lo normal ¿Qué fue lo que ocurrió para que terminaras en ese estado?" Decidió preguntar al mismo tiempo que depositaba el plato delante de ella, vió como los ojos de la chica se encendían antes de comenzar a escarbar en los alimentos.

"Esos mal nacidos de Ibiki y Inoichi se largaron porque supuestamente tenían una emergencia que resolver... Aunque un sexto sentido me dice que eso no era nada más que una excusa para saltarse el trabajo..." Ella escupió con todo el rencor que pudo reunir. "Así que adivina a quién le tocó hacer todo el papeleo sola"

Hizo una mueca al escuchar su historia, eso era algo bastante cruel; por lo general las oficinas del departamento de TI solían sobrecargarse con montañas colosales de papeleo, lo cual era una carga bastante pesada para sus trabajadores, más aún si eras jefe de un sector en específico como lo era el caso de Anko.

Saber que la pelimorada tuvo que realizar no solo su trabajo, sino también el de sus dos compañeros; los cuales eran los líderes de las instalaciones, por lo tanto eran las personas que tenían más papeleo por firmar, hizo que se compadeciera de ella.

Vió que Anko se frotaba constantemente los hombros, muy posiblemente estaban contracturados por estar tanto tiempo sentada. Queriendo ayudarla un poco, caminó hasta pararse detrás de ella y comenzó a darle un masaje ligero en los trapecios.

El efecto fue instantáneo, observó como ella se derretía en sus manos mientras dejaba escapar un gemido de alivio. "Eso se siente bien... Si, justo allí" La pelimorada cerró los ojos dejando que su cuerpo se relajara bajo las caricias de las maravillosas manos del rubio; de repente todo el esfuerzo realizado valía la pena, todo su cansancio ya no parecía la gran cosa.

"Puedo ver que no estabas exagerando..." Naruto comentó con asombró a la vez que continuaba con el masaje. "Puedo sentir varios nudos aquí"

Sabía que ella estaba cansada, pero no se imagino que sus hombros estuvieran tan tensos, eso hablaba de la gran carga de estrés que tenías que soportar cuando eras líder de la división de inteligencia.

Hizo una nota mental para nunca inscribirse en el departamento de tortura e interrogatorio, solo el hecho pensar en todo el papeleo que tendría que soportar hizo que le diera dolor de cabeza, admiraba a Anko por especializarse en algo tan complicado.

Al principio pensó que ella tendría problemas ya que nunca se caracterizó por ser una persona estudiosa, pero la pelimorada le demostró que podía llegar a ser una mujer muy aguerrida cuando quería serlo.

Era una de las cualidades que más le gustaba de ella.

"Si bueno..." Anko contesto a duras penas, estaba demasiado sumida en la sensación relajante de sus masajes como para concentrarse en otra cosa. "Gajes d-del oficio" gimió un poco cuando él tocó un punto sensible en sus omóplatos.

Naruto sonrió al ver esa reacción, ese fue un nudo bastante difícil de tratar. Como una nota tardía, se percató de que ella había terminado con su cena hace un tiempo atrás.

Sin embargó, la alegria le duró poco al rubio cuando observó que una mirada lejana se apoderaba de los ojos de la chica. Conocía muy bien lo que significaba esa expresión, la utilizaba cada vez que se sentía melancólica.

Existía algo que la estaba molestando y no estaba dispuesto a hacerse el de la vista gorda. No le gustaba que estuviera desanimada, no dejaría que ella se hundiera en lo que sea que la estuviera afligiendo.

"Algo te está molestando ¿Quieres compartirlo?" Vió como ella se sobresaltaba un poco, lo más probable es que no esperaba que él se diera cuenta tan rápido. Aún así, recuperó la compostura fácilmente.

La pelimorada se movió para entrelazar una mano con la suya, evitando que pudiera proseguir con el masaje. Observó que la chica estaba dudando así que le dió un ligero apretón en la mano para indicarle que todo estaría bien, él estaba allí para ayudarla en lo que fuera.

Anko lo pensó por unos momentos más antes de hablar. "¿Recuerdas ese tipo Mizuki del que te hablé?" Dio un asentamiento de confirmación.

"Verás... Resulta que el bastardo estaba trabajando con... "Ella estaba dudando otra vez. No pudo evitar preguntarse qué había averiguado de ese sujeto para verse tan mortificada; lo que sea que fuera, parecía ser algo serio.

Todas sus interrogantes fueron contestadas cuando escuchó el siguiente nombre. "Orochimaru..."

Oh, eso lo explicaba. De repente esa actitud abatida en su rostro tenía todo el sentido del mundo, la pelimorada se vió obligada a revivir recuerdos oscuros de su etapa como aprendiz del Sanin.

Lo hizo sentir enojado, odiaba al tipo con cada fibra de su ser por todo lo que hizo pasar a Anko, ahora también se encontraba deseando que ese tal Mizuki muriera en una celda abandonada.

Mataría al Sanin algún día, era un promesa, nunca faltó a sus promesas. Lo asesinaría lentamente, lo torturaria por cada pecado que se atrevió a cometer en contra de su ser amado, estaba completamente seguro de eso.

Pero por ahora su prioridad era Anko, debía encontrar una forma de hacerla sentir mejor. "Supongo que no quieres hablar del tema ¿Verdad?" Ella dió un asentamiento algo dubitativo, indicándole que había estado en lo cierto.

Naruto se partió la cabeza pensando cómo podría animar a la mujer, hasta que finalmente una idea lo golpeó con fuerza.

Ella observó con curiosidad como el rubio salía corriendo del comedor solo para regresar segundos después con un objeto en sus manos. "¡Mira!" Él levanto el objeto delante suya para que pudiera verlo con claridad.

Una cinta VHS.

"Conseguí esa película de terror que tanto querías ver, también hay algunos paquetes de palomitas en la despensa que podemos utilizar" Entendió inmediatamente qué era lo que el rubio estaba intentando con esto; fue un gesto tonto, bastante simple.

Sin embargo, fue suficiente para hacerla reír como una tonta, suficiente para hacerla feliz. Él siempre supo que botones precionar para hacerla sentir mejor.

También recordó que el rubio odiaba las películas de terror, le tenía pavor a los fantasmas. Era un miedoso en toda regla y aún así él siempre se sacrificó para pasar el rato con ella.

Le encantaba lo considerado que era, siempre fue un caballero, incluso cuando no se daba cuenta.

De repente el tema de su sensei ya no tenía relevancia, no mientras su rayo de luz estuviera aquí.

Naruto presenció el cambió de actitud de Anko con algo de confusión al principio, pero no se tardó en acompañarla ya que una sonrisa comenzó a crecer también en sus labios.

Se alegró de que ella parecía estar mejor ahora, pensó que tal vez tendría que poner un poco más de esfuerzo para lograrlo pero tampoco se quejaría, ella estaba bien y eso era lo único que le importaba.

Vió como Anko dejaba de reír para mirarlo con ternura, la chica jugueteó con el cuello de su suéter como si estuviera arreglandolo para que se viera más formal.

"Ya te he dicho lo lindo que eres, ¿Verdad?" Eso provocó que se sonrojara levemente, llevó una mano detrás de la cabeza para frotarse la nuca mientras reía con algo de nerviosismo. "Si, un par de veces" Su respuesta causó que la chica soltará una leve risita.

Ella se acercó y depósito un beso en su mejilla antes de volver a hablar. "Me daré una ducha, tú prepará el cine, ¿Ok?"

Antes de que su mente pudiera procesar el beso que acaba de recibir por segunda vez en ese día, Anko desapareció por la puerta del comedor sin dejarle tiempo para poder dar una respuesta. Esa mujer se estaba mal acostumbrando a dejarlo siempre sin palabras.

Se sacudió para recuperar la compostura, ahora no era momento para avergonzarse, tenía una misión para cumplir. Así qué ni corto ni peresozo, se puso manos a la obra.

Movió los sillones de la sala para juntarlos entre sí, luego apagó las luces, movió la mesita de juegos para que quedara en una posición entremedias del sillón y el televisor. Preparó las palomitas en el microondas para después colocarlas en dos tazones; evidentemente se aseguró de que Anko tuviera el tazón más grande.

Consiguió algunas gaseosas del refrigerador para terminar colocando todos los objetos encima de la mesita.

Se sentó en el sofá admirando su obra, dándose una palmadita mental por su trabajo bien hecho. Ahora solo faltaba esperar a Anko.

Se confirmó que no tendría que esperar mucho cuando escuchó el sonido del grifo cerrándose y nada más unos minutos después, la pelimorada salió del baño para entablar rumbo fijo a su habitación con el objetivo de terminar de arreglarse.

Transcurrieron algunos segundos posteriores antes de que Anko hiciera acto de presencia en la sala de estar, portando un nuevo atuendo y algunas sábanas en sus manos. "¿Todo listo?" Preguntó tan alegré como siempre.

No pudo evitar sonreír al verla. El cambio más significativo en ella no era el short de pijama morado ni la blusa de tirantes azul que portaba, lo que verdaderamente dejaba a Naruto boquiabierta cada vez que la veía de esta manera, era su cabello.

Se encontraba suelto.

No estaba restringido por la cola de caballo que ella utilizaba casi siempre; los mechones morados se mecieron libremente sin nada que los limitara, abrazando las delicadas facciones de su rostro y cayendo detrás de sus hombros de una forma totalmente desordenada. Era una vista maravillosa.

Era hermosa, pero no solo eso, esta era una parte de ella que permanecía oculta para todo el resto del mundo, una parte que solo él tenía el derecho de mirar.

Fue una sensación fantástica, saber que todas las puertas de su alma estaban abiertas para que él las mirara, y que solo él tendría ese privilegio. Era algo único.

En definitiva, no pudo evitar sonreír como un idiota. "Todo listo"

Dieron inicio a la película. Movió las sábanas para que ambos pudieran refugiarse debajo de ellas; una vez que lo hizo, Anko no perdió el tiempo, la chica se abalanzó sobre él abrazándolo por el cuello y depositando una mejilla sobre su hombro. Él contesto su acción abrazándola por la cintura, causando que sus cuerpos estuvieran aún más cerca.

Ambos vieron la película comentando opiniones de vez en cuando sobre la misma, además de realizar estiramientos ocasionales para poder alcanzar la comida.

A medida que transcurría el tiempo, Naruto tenía que admitir una cosa, la película estaba resultando ser extremadamente aburrida. Tuvo un inicio decente, lo suficiente para asustarlo, pero conforme avanzaba la cinta cada vez se volvía más incoherente y aburrida.

Anko debió haber pensado que la película era más buena de lo que en realidad era, ya que se encargó de dejar muy en claro su decepción cada vez que una escena estúpida aparecía en la pantalla.

Eso fue solo al inicio, ahora parecía más cansada que otra cosa; una mirada rápida le dijo que ella estaba punto de quedarse dormida mientras lo abrazaba.

Muy seguramente el cansancio del trabajo, sumado a lo aburrido que era la película, le estaba pasando factura.

"Podemos quitarla si quieres" Vió que negaba con la cabeza.

"No... Está bien..." Ella contestó en un estado somnoliento mientras se acurrucaba más cerca de él.

Se encogió de hombros, si ella insistía en terminar la película por más mala que fuera, no existía nada que pudiera hacer.

Sin que él fuera conciente de ello, una mirada extraña se apoderó de los ojos de Anko mientras observaba su rostro. "Naruto..." Volteó a ver la pelimorada con curiosidad.

"No suelo decirlo muy a menudo pero..." Ella recostó la cabeza sobre su pecho. "Eres muy importante para mí..."

Naruto sintió que su pecho se calentaba al oír eso, no fue capaz de evitar que un ligero tinte apareciera en sus mejillas. Él lo sabía, era conciente de que era la persona más importante en la vida de la pelimorada; así como ella en la suya, pero era muy diferente cuando lo escuchabas directamente.

Lo hizo felíz, saber que era tan importante para ella como ella para él. Sin embargo, no entendía muy bien por qué Anko decidió decirle esto justo ahora; tampoco es como si quisiera interrumpirla.

"Siempre estás cuidándome..." Ella cerró los ojos, lucía lista para quedarse dormida en cualquier momento. "Me mimas, te preocupas por mi, eres atento, considerado... También muy guapo"

Anko estaba más dormida que despierta en este punto. Aún así, Naruto no fue capaz de contener el sonrojo que crecía cada vez más en su cara con cada palabra que salía de la boca de la mujer.

Allí estaba de nuevo, esa sensación extraña en su pecho, ¿Por qué parecía que su corazón estaba apunto de estallar? El pulso le latía a mil.

Garganta seca, estómago en llamas, un jardín floreciendo en su interior; sentidos desorientados, casi emborrachados, nervios entumecidos. Se sintió como una mota de polvo insignificante que flotaba en un inmenso océano de estrellas.

Sabía muy bien lo que significaba. ¿Hasta a dónde llegaría su terquedad?

Fue puesto a prueba por las últimas palabras que pronunciaría ella antes de quedarse dormida. "De verdad..." Salió como un susurro, como una caricia, como un viento delicado. "Te amó..."

Su barrera se quebró.

Naruto se aferró a la mujer que dormía en sus brazos de una forma casi posesiva. Pero lo que más destacaba en él no era eso, sino la sonrisa que partía su rostro de un extremo a otro.

Sonreía como un niño pequeño. "Ella no me gusta" Comenzó a reír como un imbécil.

¿Qué sentido tenía seguir ocultandolo? Finalmente hizo las pases con sus sentimientos.

Se estaba enamorando de Anko.

Que irónico, se estaba enamorando de la misma persona que le salvó la vida.

La misma chica que le dio una razón para vivir ahora era la misma chica que hacía que su corazón se agitase con vehemencia.

Debió verlo venir, era obvio que terminaría de esta manera, era imposible que no se enamorara de ella después de todo lo que vivieron juntos.

Eso estaba bien. Ella era su rayo de luz, en medio de su miserable vida, ella fue quien lo hizo recuperar la esperanza; la persona que le enseñó lo que era la felicidad, la que le enseñó a amar. La persona más increíble que había conocido nunca, tenía que asegurarse a estar a su altura, no podía conformarse con menos.

Permitió que sus dedos trazaran el sello de maldición que Anko portaba en el cuello. Odiaba esa maldita cosa, la detestaba con toda su alma, le repugnaba lo que ese bastardo hizo con ella.

Lo haría pagar por eso.

Le arrancaría ese maldito sello del cuello, luego mataría a Orochimaru. Allí sería cuendo entonces, y solo entonces, se ganaría él derecho de caminar a su lado.

No descansaría ni un solo día hasta lograrlo, ella valía toda la pena el esfuerzo.

Se acurrucó más cerca de la mujer, permitiendo que las garras del sueño también lo reclamaran.

Su afable sonrisa no se desvaneció cuando sus ojos se cerraron. "Ella no me gusta..."