¡Buenas! Tuve esta última semana relativamente libre y aproveché de terminar esta historia que tenía a medio terminar desde el mes pasado y digo "relativamente libre" porque tuve que preparar unas cuantas cosas durante esta semana para que las dos próximas no se vengan TAN de muerte con evaluaciones... Esto de estar en cuarto año de carrera no está para nada bonito gente jdsoifjdfoijfdos
Inicialmente escribí esto pensándolo como un OneShot, pero luego llegué a la conclusión de que quizás podría ser demasiado para incorporar en un solo capítulo, así que decidí dividirlo en exactamente 3 capítulos uwu
[ Sal conmigo ]
Capítulo 1
.
Podía sentirlo, había comenzado a hacer más frío los últimos días, lo cual se le hizo más que esperable teniendo en cuenta que la llegada del otoño se había hecho oficial en el transcurso de la semana. Pese al persistente frío que debía estar tomando dominio por las afueras, estar sentada al interior de esa pequeña cafetería estaba brindándole el calor suficiente como para que su cuerpo no comenzase a temblar como un tempano de hielo, le bastaba en lo que esperaba a que su rubio compañero de equipo, Naruto, decidiese hacer acto de presencia ante ella, pues aparentemente estaba tomándose su tiempo para llegar y fue tal falta de puntualidad la que la llevó a entretenerse mirando por la ventana en primer lugar.
–Quizás debí sugerir que nos viéramos en su departamento en vez de reunirnos en un lugar público. –Pensó Haruno. Ambos habían estado desempeñando una agenda lo bastante ocupada los últimos días, alrededor de tres semanas aproximadamente, por lo que no habían tenido la oportunidad de poner un freno a sus vidas laborales y reunirse a charlar de meras trivialidades.
De repente, como si lo hubiese invocado por medio de sus pensamientos, avistó a la figura de Naruto Uzumaki cruzar la puerta del apacible recinto, dedicándole una gran sonrisa en el instante en que la vio sentada no muy lejos de él, encaminándose en su dirección para, posteriormente, sentarse en el sitio que frente a ella había.
En lo que una camarera se acercó para tomar el pedido del recién llegado, Haruno tomó la oportunidad y le echó una ojeada rápida a su compañero. Lucía cansado, su pecho subía y bajaba frenéticamente debido al acelerado ritmo de su respiración, haciéndolo jadea ligeramente en busca del aire necesario para reconfortar sus pulmones, además, su rubio cabello estaba algo despeinado, lo cual le permitió suponer que debió de haber corrido hasta aquí y, por consiguiente, se preguntó el motivo de aquello.
Con la ida de la camarera y con ambos a solas, Sakura se cruzó de brazos y enderezándose en su asiento, preguntó. –Por cómo te ves, ¿puedo suponer que algo estuvo reteniéndote en el camino? Estás hecho un desastre.
–S-Sabes bien que no te dejaría esperando aquí sola a propósito, Sakura-chan. –Contestó, alzando la vista para mirar directamente a quien le dirigió la palabra, recuperando, por consiguiente, algo de la compostura que aparentemente había perdido en su camino hasta allí. –¿Te hice esperar demasiado?
–No más de quince minutos. –Comunicó, tomando un sorbo de la taza de té que pidió en el periodo de tiempo que invirtió en esperar la llegada del muchacho frente a ella. –Ahora, ¿vas a decirme qué fue lo que te retuvo tanto o tengo que adivinar?
–Vamos, ambos sabemos que ya tienes la respuesta a esa pregunta. –Comentó el susodicho, procediendo a exhalar un suspiro que dio cuenta del evidente agotamiento que en él estaba manifestándose, dejando caer, además, su cuerpo hacia atrás para establecer contacto directo con el respaldo de su asiento sin mayor cuidado, lo cual pareció causarle gracia a Sakura, quien soltó unas cuantas risitas al verle en ese estado. –No te rías así de mí, Sakura-chan. Es agotador tener que ir de un lado a otro corriendo para perder el rastro de la gente que me ve en la calle, de veras.
–Es una vía pública, Naruto, cualquiera puede verte si pasas por ahí, pero no puedes comparar a la gente en general con un grupo aparte que se toma la molestia de seguirte en cuanto se percata de tu presencia. –Ante la formulación de tales palabras, un nuevo quejido de malestar provino de la boca de Naruto. –Por tu reacción, supongo que aquellos grupos de chicas hormonales estuvieron dándote problemas otra vez.
–¡Por supuesto que así fue! –Exclamó, haciendo uso de la intensidad precisa como para que su conversación continuase manteniéndose entre ellos en lugar de extenderse hasta los oídos de cualquier otro que estuviese cerca de ellos dentro de la cafetería. –El maestro Iruka me advirtió hace un tiempo que esto podría llegar a pasar, pero no pensé que sería tanto.
–Bueno, después de todo lo que ha pasado en estos años, supongo que se puede decir que es esperable que la gente se comporte de esta manera. –Comentó Haruno. –No creí que recibir toda esta atención terminaría disgustándote tanto.
–Yo… No es que me moleste. –Comenzó, pasándose la mano suavemente por la nuca mientras desviaba su vista, durante un breve periodo tiempo, en dirección hacia la mesa, esto en señal de incomodidad. Era como si le costase trabajo hallar las palabras correctas para expresar las ideas que en su cabeza estaban forjándose ante el tema en cuestión. –Digo, se siente bien recibir algo de reconocimiento luego de haber pasado varios años siendo tratado como una paria, ¿sabes?
Naruto había iniciado con un buen punto, después de todo, era cierto que durante la mayor parte de su vida lo único que recibió de parte del resto de la Aldea fue un profundo rechazo y discriminación, no solamente era aislado constantemente, sino que también oía sin descanso una serie de improperios que, sin duda, acabarían marcando a cualquiera. Sakura tenía vagos recuerdos de haber presenciado esa clase de escenas en su niñez, cuando aún eran unos desconocidos, ver a Naruto caminar sin compañía por las calles bajo las fulminantes miradas de los mayores acompañadas de insultos llenos de desdén ante cualquier palabra o acción que viniese de su parte era demasiado, ridículo si se le permitía decir, ver a un sin número de adultos descargar su ira en contra de un niño pequeño… era inaceptable, independiente de los motivos.
–¿Entonces? ¿Cuál es el problema?
–¿Acaso no es obvio? El problema está cuando todas esas intervenciones pasan a ser igual de molestas que una astilla en el trasero sin generar algún tipo de escándalo.
Sakura era consciente que, por la dirección que había tomado aquella charla trivial, debería de mostrar algo de respeto ante lo que Naruto estaba expresando, pero se vio incapacitada de contener unas cuantas carcajadas al oír la reciente analogía que de su compañero había provenido. Tener esa clase de ocurrencias en momentos de seriedad eran típicas de él, era algo a lo que ya estaba acostumbrada, así como Naruto ha dado cuenta de acciones que lo vuelven merecedor de una buena llamada de atención por su parte a través de los puños, también conseguía sacarle alguna que otra risa de vez en cuando y en el momento más inesperado.
–Sakura-chan... No te rías, estoy hablando en serio. –Anunció, adoptando una típica cara de perrito abandonado para desencadenar en ella una sensación de culpa por su comportamiento, aparentemente, pero eso solo consiguió divertirla todavía más.
–L-Lo siento, pero si usas esa clase de comparaciones, no reírme resulta bastante difícil. –Justificó, secando con su dedo la lágrima que amenazaba con caer desde la comisura de su ojo.
Pese a sus palabras, aquella expresión de lástima seguía manteniéndose intacta en el rostro de su rubio compañero, quien, evidentemente, no parecía haber desistido de sus intentos por causar algún tipo de emoción en ella más allá de la gracia.
–Deja de mirarme de esa manera, podrías hacer la cara que se te dé la gana y aun así no lograr nada. –Expresó la joven, orgullosa. –Eres consciente de eso, ¿no?
–Ay, tan dura como siempre, Sakura-chan…
Sakura contuvo la risa que, una vez más, amenazaba con salir a través de su boca y, en su lugar, curvó una suave sonrisa mientras se disponía a darle otro sorbo a la taza que tenía frente a ella.
–Pero ya volviendo al tema. –Comenzó, segura de las palabras que próximamente formularía. –¿Tan irritante te resulta todo eso?
–Si con irritante estás refiriéndote a los grupos de chicas siguiendo hasta mi sombra, pues sí, lo es, unas ocasiones más que otras. Hasta ir al mercado para comprar la despensa del mes se ha vuelto más caótico. –Dijo, frunciendo el ceño, esperando a que la joven kunoichi que le hacía compañía le contestara de regreso, dando cuenta, de este modo, que comprendía de lo que hablaba, pero su silencio acabó por demostrar lo opuesto, lo cual lo llevó a agregar. –La diferencia en la forma en que me tratan es enorme, no es nada comparado a cómo me trataban los demás en la academia.
–¿En la academia dices?
–Pues claro, digo, no miento cuando digo que hoy me siguen a todas partes cada vez que pueden. Sé que cuando teníamos trece años habría probablemente me habría gustado tener esa clase de atención, pero esto ya me parece excesivo. –Explicó Uzumaki, casi exasperado ante la falta de comprensión de Sakura frente al tema.
–Con que cuando teníamos trece… Ha pasado mucho tiempo desde entonces, ¿no te parece?
De repente, fue como si toda la adrenalina que del cuerpo de Naruto había estado apropiándose estuviera regresando del lugar del que vino, poco a poco dejó de sentir la necesidad de espetar quejar por la boca y los acelerados latidos de su corazón comenzaron a desacelerar su compás, todo gracias a la delicada sonrisa en los labios de Sakura, era casi nostálgica, aparentemente por haber estado rememorando el pasado.
Una risita divertida, pero sutil a su vez, se deslizó a través de los labios de Naruto. –Ni lo menciones, en ese entonces ni siquiera era capaz de hacer un clon de sombra decente, era un desastre.
–Pero siempre volvías a intentarlo de todos modos, supongo que eso no ha cambiado en ti. –Contestó Sakura, acomodando un mechón de cabello por detrás de su oreja. –Tampoco olvido lo loco que volvías al pobre maestro Iruka con todas las travesuras que hacías.
–Lo dices como si hubiera sido el mismísimo diablo en persona, aunque debes de admitir que pintar yo solo los rostros de piedra de los Hokages sin que nadie se diera cuenta tiene su mérito. Además, él no fue el único que perdió la cabeza en esa época, ¿recuerdas? –Antel a inquisitiva mirada de Sakura al no comprender el significado de sus últimas palabras, Naruto se animó a continuar. –Todas las chicas, incluyéndote, estaban obsesionadas por Sasuke, iban a donde sea que él fuera, casi como me ocurre a mi ahora.
–Hey, tampoco fue para tanto...
–¿Que no fue para tanto? –Preguntó, incrédulo. –Era igual que ver a un grupo de polillas volar hacia la luz.
Sakura guardó silencio, aparentemente avergonzada por la mención de aquella parte de su pasado, lo cual fue motivo de gracia para Naruto, quien se atrevió a continuar la conversación por esa misma línea.
–Recuerdo perfectamente el día que nos volvimos Genin, ¿sabes? –Comentó. –Todas estaban de pie alrededor de él mirándolo y cuando intenté hablar contigo pasaste de mí completamente, bueno, todas lo hacían.
Puede que en su momento le pareciera molesto, pro ahora que ya habían pasado los años, se le hacía divertido mirar hacia atrás y recordar cómo solía ser dejado en un segundo plano por las chicas a su alrededor por la mera presencia de Sasuke, quien era tratado como si fuera el último vaso de agua en medio del desierto. No obstante, claro está, su amigo no parecía disfrutar demasiado de dicha atención o solo era indiferente a ello.
–Bueno, pero ahora todo es diferente, quizás esta sea la oportunidad que necesitas.
–Ah, ¿oportunidad? ¿para qué?
–Estoy diciendo que quizás deberías de aprovechar esto que consideras tan molesto para voltearlo a tu favor y conocer a alguien, digo, no pierdes nada con intentarlo.
–No creo que me fascine demasiado la idea de conseguir pareja de esa manera.
–Oh, vamos. –Enunció Sakura, despreocupada, dejando que su cabeza se girase en dirección al ventanal a su lado para distinguir lo que yacía a través de ella mientras recostaba su rostro sobre la palma de su mano, utilizando su codo como soporte sobre la mesa. –Eres un buen hombre, ¿sabes?
–¿Eso te parece?
–Por supuesto. –Afirmó, despreocupada. –No solo eres, tienes muchas otras cualidades que te hacen destacar, cualquier chica sería afortunada de salir contigo.
–Entonces sal conmigo.
De repente, los latidos del corazón de Sakura parecieron detenerse durante unos momentos junto con su respiración, para, posteriormente, acelerar a acompasar de una forma exorbitante y su cuerpo se volvió rígido… con tan solo la formulación de tres simples palabras, su mundo pareció ponerse de cabeza, viniéndose encima de ella.
–¿Eh, c-cómo dices?
–Lo que oíste, Sakura-chan. Dije que salieras conmigo.
La simpleza reflejada en las respuestas de Naruto era alucinante, hasta hace unos insignificantes segundos lucía como alguien completamente irritado y, a su vez, agotado por la serie de vivencias que su popularidad le había traído, pero ahora ahí yacía él, sentado frente a ella con tan solo una mesa interponiéndose entre ellos, esa mesa era lo único que la mantenía separada del shinobi que ahora persistentemente establecía contacto visual con ella.
Se quedó muda, incapaz de apartar sus ojos de aquella intensa mirada que esos azules ojos estaban dedicándole. Su primera impresión fue intervenir y espetar que no se refería a sí misma cuando le respondió de esa manera tan confianzuda unos momentos atrás, pero las palabras simplemente no brotaban de su garganta, era como si se hubiera quedado seca.
Naruto, sacando provecho de su persistente silencio, agregó. –Acabas de decir que cualquier chica sería afortunada de salir conmigo ¿no es así? Entonces… –El joven shinobi deslizó suavemente su mano sobre la mesa hasta alcanzar la ahora temblorosa mano de Sakura, tomándole desde sus dedos. –¿No te gustaría bueno acaso ser tú esa chica tan afortunada?
Luego de unos segundos más de un extenso silencio que para Sakura parecieron un eterno martirio, segundos en los que su corazón parecía estrellarse contra su pecho, Naruto, de repente, cambió su semblante por completo y se echó a reír a carcajadas de tal modo que la desconcertó. Ya no estaba sujetándola de la mano, sino más bien limpiando sus propias lágrimas, las cuales se asomaron por sus ojos a causa de la risa.
–T-Tranquila, solo estaba jugando contigo. –Comentó, aún entre risas. –Cielos, tendrías que ver la cara que tienes ahora mismo, Sakura-chan.
Mientras que las palabras parecían fluir como el agua por la boca de Naruto, para Sakura estaba dándose lo contrario en todos los aspectos posibles, su silencio persistía y se limitó a observar a su compañero, patidifusa, era como si no pudiese creer lo que acababa de pasar. Las frases que el esbelto shinobi había formulado para ella en respuesta de su inusual sugerencia referente a la búsqueda de una potencial pareja romántica no fueron más que una inocente broma para él, quien estaba tan ocupado disfrutando de los efectos de su actuar que no se percató de lo que desencadenó más allá... Su corazón latía desbocado y sus mejillas habían adoptado un sutil tono rojizo, estaba ruborizada, ensimismada en el modo en que las palabras de Naruto permanecían en su cabeza dando vueltas una y otra vez sin descanso al punto de marearla, esto al no poder ser capaz de manejar aquel flujo del pensamiento.
