Yo-Yo: El bucle de Ishigami Senku

Nota: Si saben cómo soy, ¿para qué me invitan? Pues verán… ¡Lasso sacó una nueva canción! Y yo casualmente tengo una trama rara desde hace un tiempo que quiero escribir. Probablemente esta historia tenga el prólogo, unos cinco capítulos cuando mucho y el epílogo, pero ya veremos cómo me va con ello.

Prólogo: El esquema del bucle

A veces no te esperas que una persona llegue a tu vida y cambie todas las cosas que habías pensado sobre ella. Y este fue el caso de Ishigami Senku cuando conoció a la más adictiva mujer que él pudiera haber imaginado: Yamada Kohaku. Eran unos estudiantes universitarios más, encontrándose en una fiesta común y corriente, él quizás pudo y hasta debió haber rechazado la invitación de sus amigos, pero ese par eran demasiado insistentes y siempre encontraban una forma de sacar a Senku de su zona de confort.

Y es que él no se imaginó que en tan solo una noche él sentiría que esa rubia de ojos color turquesa lograría manipular sus sentidos y hacerlo sentir como si hubiera consumido algún tipo de droga. Su sensual caminar en ese vestido magenta, su absurda fuerza para sostenerlo cuando estaba a punto de caer de un primer piso, su increíble agilidad y su absurda belleza eran la razón por la que Senku se encontraba en ese momento ingiriendo alcohol mientras conducía por la carretera principal, sin importarle señales de tránsito ni ninguna otra cosa. Sin importarle pasarse los semáforos, ¿qué más daba? Nada era peor que el dolor de haberla perdido.

Pero, en retrospectiva, ¿qué había pasado? ¿Cómo Senku había llegado a ese punto en el que consideraba que la peor droga que podría consumir el ser humano era el amor?

Lo primero que sucedió fue, en definitiva, la fiesta en la que había conocido a Kohaku, en donde primero había estado oyendo los chistes estúpidos de Gen, luego Ryusui había contratado unas chicas para hacerles un baile privado en ese balcón VIP en el que se encontraban.

Senku tenía su bebida en la mano, y miraba fijamente a ambos imbéciles acariciarles el trasero a las bailarinas con disgusto, de inmediato rechazó a la bailarina, que se unió a bailarle a Ryusui. Asqueroso. Ambos eran simplemente unos lujuriosos sin remedio. Debió haberse quedado en casa, pero, en definitiva, se había dejado manipular. Taiju se encontraba en la pista de baile, abajo, danzando suavemente con Yuzuriha, mientras Tsukasa hablaba con una chica en la barra, también abajo.

Quizás debió bajar con ellos, pero prefirió quedarse arriba. Se levantó con calma, sosteniendo su bebida y notando que el alcohol estaba empezando a afectarle, pensó en caminar hacia la salida del balcón VIP, ya que el espectáculo era deplorable, pero él nunca había tenido muy buena suerte, así que se tropezó y cayó por el balcón. Pensó que su vida acabaría, pero con una agilidad increíble, una chica como sacada de una película de Holliwood saltó, atrapándolo en el aire, como si él fuese una especie de "princesa en apuros".

Sonrió ante el recuerdo y tomó otro trago de vino, directo de la botella, la cual tenía fuertemente agarrada con su mano derecha, al tiempo que mantenía el control del vehículo con su mano izquierda.

Y sí, esa preciosa mujer era su leona: Yamada Kohaku.

Hablaron y congeniaron de inmediato, y esa misma noche intercambiaron números de teléfono. Ella escuchaba con real interés y con ojos llenos de emoción todas las explicaciones científicas de Senku, lo cual a otra chica quizás le habría parecido una actitud "espantaviejas", pero para ella no era así, ella en realidad estaba interesada y realmente se sentía a gusto mirando a Senku hablar.

Lo segundo que ocurrió fue que la semana siguiente tuvieron una salida al cine y terminaron finalmente yendo al observatorio, donde él aprovechó para hablarle de las estrellas y contarle sobre muchas cosas científicas que probablemente habrían espantado a cualquier chica, pero no a Kohaku, ella realmente era fascinante. A pesar de las diferencias entre ellos, las conversaciones transcurrían con mucha facilidad, era absurdo cómo alguien podía hacer que él quisiera hablarle de tantas cosas, contarle anécdotas y demás.

Viendo las estrellas, él le había contado sobre las diferentes constelaciones e, incluso, para hacerlo más "interesante" le había preguntado cuándo era su cumpleaños, a lo que ella había respondido que el 08 de agosto, y él había mostrado la constelación Leo, a partir de lo cual había escogido empezar a llamarla "leona", además de que el apodo le iba muy bien.

"Era la leona más preciosa que he visto en mi vida" —pensó Senku, tomando otro sorbo de su vino y virando hacia la izquierda en una calle, tras lo cual había visto que se dirigía a las afueras de la ciudad. Igualmente continuó ese camino.

Esa cita había terminado siendo muy graciosa, salvo porque ella tenía la absurda idea de que él dejaría de decirle leona sólo porque ella dijera que "no era una leona". Y tras eso habían continuado saliendo algunas semanas más, con unas ciertas "interrupciones" porque los horarios de ambos eran pesados y no permitían dedicarse tanto tiempo. Hasta que, luego de tres meses saliendo, Senku había decidido invitarla a conocer a su padre: otro grave error.

Y eso era lo tercero que había pasado, ya que, al llevarla a casa de su padre, ella se había convertido en la "nuera ideal" de él y su esposa Lillian. Decían que eran la mujer más genial que Senku pudiera haber conocido, y lo era, no había nadie que pudiera superar a Kohaku, pues no habría en el mundo nadie como ella.

Las visitas a casa de Byakuya y Lillian, que Kohaku conociera a su pequeño hermanito, que con el tiempo Senku también conociera a la familia de ella, le habían hecho creer que, quizás, sólo quizás, las cosas iban demasiado en serio. Y sí, en este punto Senku había sido un completo imbécil.

Así que la cuarta cosa que había sucedido era justo esa: Senku se había asustado por el rumbo que tomaban las cosas y un irracional miedo al compromiso que había desarrollado tras ver que Kohaku cada día era más importante en su vida. Sus amigos la amaban, incluso los entrometidos de Gen y Ryusui. Los amigos de ella habían llegado a llevarse bien con el grupo de Senku, incluso. Todo era magnífico, pero el amor era algo ilógico y que podría llegar a volverlo irracional.

—Y aquí estoy, más irracional que nunca. ¡Kukukuku! ¡Diez billones de puntos para ti, Ishigami Senku! ¡Eres un completo idiota! —se recriminó a sí mismo, hablando a la nada.

Así era como Senku había cometido uno de los más grandes y tormentosos errores de su vida, al decirle a Kohaku: "El amor es algo demasiado problemático, y necesito concentrarme en mis planes, leona", inicialmente dando por terminada la relación en ese momento, pero con la premisa de que podrían seguir siendo amigos. Y era cierto, él la quería mucho y anhelaba conservar su amistad, aunque no estuvieran juntos como pareja.

Y, con ello, habían concluido los diez meses de irracional relación de Senku y Kohaku.

Pero justamente ese era el quinto evento clave, que él había pensado que ella simplemente permanecería ahí, sonriéndole como siempre, atendiéndole como siempre, mientras él continuaba con sus actividades científicas para concluir su proyecto donde propondría la terraformación lunar a los científicos de la NASA. Y, a pesar de la devoción que Senku sabía que Kohaku tenía, ella no fue capaz de aceptar tenerlo cerca como amigo, después de haber estado juntos en más de una forma.

Sus amigos se habían quejado, lo habían llamado loco, habían asumido que Senku era el más grande imbécil de la existencia.

—¡Y no dudo que lo sea! —exclamó, nuevamente hablándole a la nada, y luego dando un sorbo grande al vino, el cual se acabó en ese momento.

Abrió la ventana y arrojó la botella hacia un lado. ¿Qué importaba en ese momento contaminar o lo que sea? Quizás merecía algunas horas en prisión, también. Continuó conduciendo, ya estaba afuera de la ciudad y en las inmediaciones sólo veía bosque a su alrededor. Unas lágrimas escaparon por sus ojos y de inmediato las secó, sin parar de conducir.

Y sí, Kohaku estaba devastada y él no lo notó sino hasta un par de semanas después, cuando se la encontró en una fiesta en la casa de Gen, en la que celebraban el cumpleaños de la científica loca con la que Gen había empezado a salir hacía poco. Por primera vez vio a su radiante y preciosa leona quien parecía una diosa normalmente, convertida en una especie de clon de la novia del mentalista, con unas ojeras enormes y una cara completamente pálida. Senku habló con ella y ella pareció feliz, como siempre, de hablarle.

Y así cometió otro error, siendo esto el sexto evento catastrófico, pues la invitó a su casa esa noche, ambos algo afectados por el alcohol, pero completamente dispuestos a entregarse mutuamente como siempre.

Como Kohaku había dejado los anticonceptivos al separarse, Senku le había comprado una pastilla del día después, pero precisamente por todo el estrés que tenía y sus cambios fisiológicos secundarios a la depresión, la pastilla no había hecho efecto. Y, teniendo en cuenta su mala suerte y su estúpida idea de no querer un compromiso serio, ella había asumido que lo mejor sería no decirle que estaba embarazada, lo que había sido el tercer error cometido por ambos.

Pasó por un sitio que tenía atendimiento en el vehículo, lo cual era extraño, porque se supone que estaba en medio del bosque, y colocó su voz lo más "normal" posible, mientras pedía una botella de vino. ¡Oh, sí! ¡Esa noche iba a borrarse lo más que pudiera, porque nada de lo que había pasado después de ese sexto evento había tenido ni un milímetro de sentido!

La depresión de Kohaku se había acentuado, creyendo que lo mejor sería no decirle nada a Senku y pensando en que esa noche juntos había sido un error de ella. Pero en realidad él tampoco había intentado hablarle nuevamente y pensaba que estaban "bien" y que, quizás, sólo "quizás", la relación podría funcionar porque de igual forma Kohaku no era una chica molesta como podrían llegar a ser otras que requerían atención constante.

Y eso lleva al séptimo evento: por la misma depresión de Kohaku, requirió una hospitalización poco después, encontrando que el embrión que estaba creciendo en ella no tenía signos vitales y, tras la muerte de su bebé dentro de ella, había decidido lanzarse por un puente días después. Sí, Senku era tan imbécil que había llevado a la muerte a la mujer que amaba. En consecuencia, y por más que quisiera repararlo, él estaba devastado y merecía la muerte como la sucia sabandija que era.

Dio un trago a la bebida y aceleró.

—¡Hoy es un gran día para morir! —exclamó, emulando la frase de una famosa película que en ese momento no recordaba el nombre.

Dio otro trago y sintió cómo su cabeza daba vueltas, al tiempo que el bosque parecía volverse borroso. Siguió tomando y pisó el acelerador al máximo. Vio que en el reloj del auto daban las 00:00 horas.

La fecha: 25 de enero de 2025.

Ese día se cumplía un año de haber conocido a Kohaku en esa fiesta.

"Si tan solo no hubiera ido" —pensó con pesar.

Y no supo cómo pasó, no supo en qué momento el freno falló, no supo cómo el carro se desvió. Sólo lo sintió girar de repente, supo que había chocado con algo, pero no sabía con qué. Cerró los ojos ante la inminente muerte.

Pero nada pasó.

Sintió cómo alguien lo atrapaba de repente, mientras de la nada aparecía un bullicio y de fondo una música algo fuerte.

—¡JA! ¡Casi te matas, chico cebollín! —exclamó una voz que él conocía, con la misma frase que le había dicho cuando la había conocido.

Abrió los ojos.

Estaba cara a cara con Kohaku, quien lo estaba cargando como "princesa" y lo miraba con una sonrisa altiva.

Miró hacia los lados y repentinamente estaba en el mismo lugar.

Observó el reloj de pared del antro y tenía una información que lo horrorizó en ese momento:

Fecha: 25/01/2024.

Hora: 00:01 horas.

Tenía que estar soñando.

Holis… sí, no he terminado mis otros fanfics, no he avanzado con varios de ellos, algunos los tengo sin avanzar desde hace dos o tres meses, pero aquí estoy… trayendo otra historia porque, sinceramente no pude evitarlo. La nueva canción de Lasso me enamoró, y me hizo muy feliz. Anhelaba muchísimo escribir algo más (aparte de Un Millón como Tú) que reflejara las canciones de Lasso. Pero bueno… no se había dado la oportunidad.

Con la nueva canción, pues nada, llegó a mí esta curiosa inspiración. Perdón por lo exagerado con lo de que Kohaku se suicidaba, no era mi intención hacerlo, originalmente esa no iba a ser la trama, pero bueno. Senku tiene ocho eventos para cambiar, así que vamos a ver cómo fluyen los demás capítulos.

Como saben, Dr. Stone y sus personajes no me pertenecen, pertenecen a Inagaki y Boichi, yo sólo los utilizo para crear estas historias tan dementes que muchas veces me salen de un lugar en donde no me pega el sol. Lo único que me pertenece son mis OCs, uno que conocerán en el primer capítulo los que no leen Dear Diary, pero los que lo leen deben estar imaginándose quién es.

En fin… me despido sin nada más que agregar.

No olviden dejarme sus comentarios que me motivan a seguir escribiendo. Los amo.