Habían pasado tres meses desde que Alice se había ido, Dante cada día se esforzó por mejorar su estilo único de cocina
pero habiendo siendo supervisado por su padre. Ese día en especial el niño estaba extrañamente muy feliz, la razón era que había llegado la primera carta desde Dinamarca.
"Dante, asegúrate de cuidarte y dormir temprano. Escribe adecuadamente para que tu padre y yo podamos enviar la carta mañana" Akiko estaba abrazando a su hijo, a lado suyo Alessandro terminaba con un traje que usaba en muy pocas ocasiones.
"Vamos Dante, no puedes abandonar a
tu padre así...otro día puedes responder esa carta pero siento que moriré de aburrimiento en estos eventos sociales, tienes que acompañarme" El padre estaba totalmente derrotado y con aura pesimista; Dante solo se reía de las payasadas de su padre, pero también era notorio que estaba entusiasmado por ir a escribir la carta para su rival.
"Deja al niño, vámonos de una vez" Akiko estaba feliz de poder ir a un evento
donde varios chefs renombrados iban a reunirse, aunque su restaurant no era tan llamativo pero aun así era reconocido por las habilidades de ambos padres. Akiko quien había estado a punto de graduarse en Totsuki, y Alessandro que tenía grandes habilidades comparables a varios chefs graduados de la misma academia.
Dante felizmente estuvo escribiendo la carta; pasaron una, dos, tres horas desde que sus padres habían salido y el pequeño estuvo dando vueltas por todo el restaurant, intento cocinar algunos platos sin que sus padres se dieran cuenta y también leyó las recetas secretas de su padre.
Al final Dante se aburrió y termino sentado esperando la llegada de sus padres, expectante frente a la puerta y parecia que la espera valió la pena cuando por fin la puerta sonó, el niño fue corriendo y abrió la puerta.
"¿Eres Dante Greco? No tienes que temer, soy un oficial del gobierno" Un hombre vestido formalmente se presentó frente al niño, se agacho a la altura de Dante para evitar asustarlo.
"Eh-ah, sí. Yo soy Dante" El niño tartamudeo y se presentó, intento agacharse de acuerdo a la formalidad japonesa pero fue detenido por el oficial, Dante levanto la mirada y
solo pudo encontrarse con una mirada de lastima.
"Lamento informarte esto...pero...tus padres han fallecido en un accidente automovilístico, lo siento mucho" El oficial se preparó para consolar los llantos de Dante, pero el niño solo se quedó parado sin expresión alguna.
"...Sé que es difícil de creer pero necesito que me acompañes" El oficial se acercó
a Dante pero nuevamente el niño seguía solo parado. Cuando la mano del oficial lo alcanzo, Dante solo siguió caminando sin intentar oponerse.
Los siguientes minutos fueron parcialmente olvidados por el niño, el solo recordaba haber respondido algunas preguntas
de los oficiales, quienes se mostraban preocupados por la falta de expresión del niño. Danto por otro lado seguía intentando creer que todo lo que había sucedido
era una broma, él no sabía ni por donde comenzar a procesar lo que había pasado.
"¡Maldita sea! ¿Me estás diciendo que el
niño no tiene ningún familiar y que tenemos
que mandarlo a un orfanato? El pequeño ha sufrido demasiado ¡Maldición! ¡Maldición!"
El mismo oficial que recogió a Dante, estaba gritando en su oficina mientras leía los documentos que trajeron sus oficiales. E
"Lo lamento Señor" Con esas palabras el destino de Dante fue decidido, el niño siguió mecánicamente a los oficiales para ser dejado en un orfanato de la prefectura de Chiba, la misma donde solía vivir con sus padres.
Lentamente pasaron dos años desde los padres de Dante murieron y varias cosas cambiaron con el tiempo, el restaurant Greco termino cerrado, su aspecto fue deteriorándose pero se conservaba mejor de lo esperado y esto fue por el cuidado que solían darles los dueños de las tiendas aledañas que tuvieron una buena relación con Akiko y Alessandro.
"Hola Dante ¿Has regresado para volver a intentarlo?" Una señora que vendía algunos ingredientes marinos noto a un niño que caminaba con la cabeza agachada, no era la primera vez que las personas del lugar notaban al pequeño solitario pero era una vista a la que no se podían acostumbrar.
"Oh, Buenas tardes Sra. Tanaka. Solo he venido a ver un poco, tengo que regresar temprano al orfanato" Por las calles que llevaban al restaurant, caminaba un niño de 10 años y con el cabello rubio desordenado, cargando algunas bolsas con ingredientes culinarios y con una notoria falta de motivación.
"Ya veo, ojala lo logres pronto...Adiós Dante" La Sra. Tanaka solo pudo ver con lastima las manos de Dante, que tenían vendas mal colocadas y que intentaban ocultar todas las quemaduras y heridas que sufrió el niño.
"Estoy en casa" Dante entro en el restaurante sin esperar una respuesta, paso alrededor de las mesas y sillas que acumulaban polvo con el pasar del tiempo, el niño solo siguió de frente hasta llegar
a la cocina donde aún estaban todos los implementos, que usaron sus padres, perfectamente conservados y también era el único lugar limpio que existía en todo el restaurant-casa.
Durante algunos minutos Dante se dedicó a limpiar el lugar él solo, solo se concentró en la cocina y también lavo sus utensilios, sacándose las vendas en el proceso y mostrando algunas quemaduras no tan graves. Cuando tenía todo preparado,
Dante cogió su bolsa y empezó a sacar sus ingredientes que incluían hígado de ternera,
cebolla, harina, mantequilla y otras especias para el plato que estaba preparando; luego tomo el recetario de su padre al mismo tiempo que el niño tomaba su cuaderno desgastado, lleno de notas.
Cuando confirmo que tenía todo listo; comenzó preparando la polenta (harina de maíz hervida), con movimientos refinados revolvió la sémola de maíz y cuando pasaron cerca de 15 minutos uso solo una mano para revolver la olla, y la otra mano la uso para humedecer una tabla cercana; la precisión de sus movimientos eran tanta que la polenta nunca llego a formar grumos ni a pegarse a la cacerola. Una vez pasaron otros 5 minutos, Dante, vertió la pasta en la tabla húmeda y usando la percepción de sus dedos logro aplanarla uniformemente.
Cuando termino de preparar, Dante cogió
el hígado y lo palpo, con ojos cerrados, por algunos segundos; una vez abrió los ojos, tomo un cuchillo y con destreza, a pesar de ser la primera vez que usaba hígado, corto el hígado y retiro los tendones, obteniendo
al final rodajas finas que espolvoreo con harina.
Luego sofrió la polenta en mantequilla, dándole formas de esfera. Una vez se doraron las puso en un lugar aparte. Y comenzó los pasos finales para su plato,
al mismo tiempo que freía ligeramente el hígado en mantequilla y aceite de oliva, todo esto acompañado de 4 hojas; también ponía rodajas de cebolla en un sartén diferente, con mantequilla, cuando la cebolla había dorado hecho una botella de vino blanco que conservaba de su padre, luego agrego sal y pimienta.
Durante el proceso era obvio que el aceite varias veces cayó sobre el brazo de Dante, pero en ningún momento el niño se retiró y solo seguía mirando los ingredientes que preparaba.
Ambos ingredientes, hígado y cebolla,
terminaron de prepararse al mismo tiempo y juntándolos ambos, el aroma del plato se hizo presente en toda la cocina y cualquier
cliente habría babeado con solo oler la majestuosidad del plato. Cuando estuvo todo preparado, Dante, sirvió el hígado acompañado con las rodajas de polenta.
"Hmmmm, aun no es suficiente...padre
lo preparaba mejor, hasta que llegue ese día..." Dante solo le dio una probada al plato antes de desecharlo totalmente, el niño se acercó a su cuaderno y comenzó a hacer algunos apuntes sobre los pequeños detalles que consiguió del que consideraba un experimento fallido.
Desde el día en que Dante perdió a sus padres, el niño también perdió la confianza en sus habilidad, ahora no había nadie que lo guie ni que le enseñe; aun así Dante, luego de superar su depresión, quería respetar las memorias de sus padres y por eso intento copiar los platos que preparaban antes, lo intento varias veces pero nunca llego a cocinar algo que considerara digno de servirse en el restaurant. Lentamente el niño solo busco la perfección y encerró con la idea de que solo sirviendo los mejores
.
platos, podría rendir homenaje a la memoria de sus padres.
Paam* Justa cuando Dante estaba a punto
de desechar lo que había preparado, la
puerta principal del restaurant fue abierta
con fuerza extraordinaria, el sonido hizo
eco en toda la habitación y sorprendió al pequeño niño.
'Maldita sea, nunca espere que alguien entrar a este lugar. Me confié al dejar la puerta sin seguro, solo espero que los vecinos se hayan dado cuenta' Dante corrió en dirección a la puerta, pero cuando
llego la vista que encontró fue totalmente inesperada.
"¿Esto ese un restaurant? No lo parece. Oye tú, llama al chef y que prepare algo" En la puerta estaba paradas dos niñas, una con cabello castaño claro corto y otra con un inusual cabello azul, que tenía atado en dos coletas. La mandona era la de cabello azul, que desprendía un aura de Ojou-sama.
Por algunos segundos, Dante no supo que responder y solo término mirando a las dos niñas que tenía enfrente. El concurso de miradas fue interrumpida por el sonido del estómago rugiendo de la niña peliazul.
"...Este restaurant está cerrado, no hay chef. Por favor cierren cuando se vayan" Dante
se dio la vuelta nuevamente, camino en dirección a la cocina pero nunca espero que la Ojou-sama oliera el aroma del plato que había preparado.
"Oye, este olor es de comida. Además la
Sra. de fuera dijo que aquí había un gran chef" La Ojou-sama camino en dirección a la cocina, sin importarle cuanto Dante intento detenerla. La acompañante por otro lado solo podía agacharse pidiendo perdón a Dante, para luego seguir a la Ojou-sama
Cuando las dos niñas llegaron a la cocina, empezaron a babear pero fue más notorio en la Ojou-sama, quien miraba el plato e imaginaba que este brillaba atrayéndola lentamente. Tomo el tenedor listo para probar el plato, pero Dante rápidamente lo retiro y miro con disgusto a la peliazul.
"...Te dije, no hay chef y esto solo es un experimento fallido, nada más y no merece ser servido en una mesa" Dante se alejó con el plato pero nunca espero que la Ojou-sama probara la comida directa del sartén, cuando el niño estaba a punto de quitarle el sartén se interpuso la acompañante.
"Lo siento...pero Aki-sama necesita comer
por su hipoglicemia. No se preocupe, pagaremos" La niña abrió los brazos interponiéndose en el trabajo de Dante, al
final la insistencia hizo que Dante cediera
solo por una vez.
"...Esa comida es basura, no deberías comerla" Dante solo se alejó mientras ponía el plato frente a la Ojou, luego fue a limpiar sus implementos y termino envolviéndose las vendas, al final solo espero a que terminaran de comer para que se fueran.
"Ufff, estuvo delicioso ¿Quién cocino esto? ¿Por qué trabajaría en esta pocilga?" La peliazul miro alrededor buscando al creador de la comida, incluso en su mansión no existían chefs de ese nivel pero la búsqueda no dio frutos. Al final solo pudo ver al mismo niño mientras agachaba la mirada y
apretaba los puños.
"...LO sé, este lugar se está cayendo y no puedo salvarlo, pero tampoco puedo servir ese plato imperfecto...eso sería insultar las memorias de mis padres, quienes quisieron levantar este restaurante. Ahora váyanse" Dante se levantó y lavo el plato que uso la Ojou-sama, luego de preparase nuevamente el niño se fue siendo seguido por las dos niñas que parecían haber entendido el mensaje detrás de las palabras de Dante.
