Yo-Yo: El bucle de Ishigami Senku

Nota: Al final no terminé cuando quería en aquellas fechas porque, lamentablemente cancelaron el plazo de inscripción y, bueno, me desanimé; sin embargo… ¡necesito darle su final a Yo-Yo.

Nota 2: Para Celeste Kaomy. ¡Feliz cumpleaños! ¡Este es tu regalo oficial de cumpleaños!

Sin más preámbulo… ¡el último capítulo de Yo-Yo!

Y ojalá que Lasso me leyera.

Tercera vuelta: Ella no me pertenece, yo le pertenezco a ella

En el punto al que había llegado, Kohaku estaba por ir a visitarlo en cualquier momento y se quedaría a dormir en su casa, lo que había recordado por suerte, siendo importante preparar todo. Lo había pensado bien y formalizaría su relación con ella. Comprobó los últimos datos e incluso encontró apuntes que había hecho sobre el Efecto Yo-Yo, el cual reflejaba una estructura poco usual y que él mismo no comprendía, ¿qué había cambiado la última vez que había hecho que él no volviera justamente en enero?

Revisó sus pasos y recordó el extraño lugar en el medio del bosque, pensando en que lo mejor sería tomarse el día para investigar, pero primero necesitaba realizar algunas anotaciones sobre todo lo que había pasado.

Así fue como durante toda la noche tomó apuntes e intentó recordar todo lo que había hecho previamente, lo que había cambiado y todas las pautas que fuesen necesarias para él. Terminó exhausto a las 04:23 am, con un montón de hipótesis e ideas no resueltas sobre estas "nuevas oportunidades" que estaba experimentando.

Cualquiera que viera lo que estaba pasando pensaría que Senku estaba completamente loco, por lo que no podía hablar de ello con nadie.

Suspiró.

"Debo estar loco, pero realmente no encuentro una explicación a este asunto" —pensó con desgano y luego revisó su teléfono para analizar las últimas conversaciones con Kohaku.

Notó que definitivamente el año anterior había sido bastante escueto en sus respuestas hacia ella, además de parecer que no tenía ningún interés en continuar a su lado, a pesar de que ella le pedía ayuda con sus cosas de la universidad y se la pasaba escribiéndole y contándole todo lo que había pasado en su vida. Senku simplemente respondía con "Genial", "Ok", "Está bien", o, en el mejor de los casos, "Puedes venir cuando gustes a estudiar". Todo esto lo hizo sentirse terrible por cómo se había comportado, era un grandísimo imbécil y tenía que arreglar las cosas, pero tampoco quería hacer un cambio tan drástico.

"¿Qué debería hacer?" —se preguntó, mirando al techo de la habitación mientras se balanceaba en su silla con un bolígrafo en los labios.

No sentía nada de sueño, así que decidió escribirle a Gen. Según sus cálculos, él habría conocido a la ninfómana loca en unas fechas cercanas a las que se encontraban, así que cabía la posibilidad de que Gen se encontrase en ese momento en los Estados Unidos y le respondiera porque estaría despierto. Envió el mensaje y siguió repasando sus pasos, pero esta vez ya no pensaba en si Kohaku le pertenecía o no.

¿Qué clase de persona había sido que había establecido su segunda y tercera oportunidad con "ella me pertenece" y "ella no me pertenece" como consignas?

"Definitivamente ser un científico te hace ser bastante imbécil, ¿no, Senku?" —pensó sintiendo un poco de rabia con él mismo por las acciones que había tomado.

Una parte de él quería decirle todo lo que había pasado, pero sentía que era tan ilógica la situación.

Miró su teléfono a ver si Gen le había respondido y se dio cuenta que el mentalista ni siquiera había visto sus mensajes.

"¿Qué puedo hacer?" —se preguntó en sus pensamientos.

Leyó en voz alta una de las notas que tenía sobre la mesa, sobre lo que había escrito recientemente:

—Curiosamente, cuando pregunté en el lugar donde compré el vino, la forma de evasión de la pregunta fue extraña —citó sus propias palabras—. Ummm… curioso —habló mientras leía nuevamente en su mente. Algo le decía que podía haber algún tipo de conexión entre ese lugar y el Efecto Yo-Yo.

Decidió tomar un baño e investigar en el extraño lugar de la carretera, porque quería indagar qué era lo que había de extraño en ese lugar.

Sorpresivamente, al llegar al lugar, descubrió que no había absolutamente nada ahí, era un terreno abandonado, no había siquiera personas alrededor, parecía como si tuviera mucho tiempo así. Incluso, por la apariencia de los alrededores, parecía que esa parte del bosque no tuviera planes de ser reformulada y, lo que más lo asombraba era que él no recordaba que se tratase de un lugar "nuevo" las veces que había ido. Igualmente decidió no tomarle importancia y apuntar para acudir al lugar meses después.

"Lo mejor será volver a casa" —pensó con tranquilidad y volvió a su auto.

Revisó su teléfono antes de arrancar y vio que Gen le había respondido finalmente a las 10:00 horas.

Mentalista: Hola, Senku-chan, ¿qué tal todo?

No estaba despierto a esa hora, llegué hace un par de días a Japón y he estado con muchas actividades recientemente.

¿Para qué me necesitabas?

*Mentalista envía un sticker de un gato con una sonrisa exagerada*

Senku: No pasa nada importante, sólo quería preguntarte algo.

Igualmente, ¿crees que pueda pedirte investigar unas cosas?

Mentalista: Me extraña que un científico tan importante como tú, quiera que yo, el grandioso mentalista, Asagiri Gen, investigue algo por él.

*Mentalista envía un sticker de un gato con los ojos brillantes de emoción*

Senku: No es ese tipo de investigación, mentalista.

Es que… ¿recuerdas a Kohaku? He estado saliendo cada vez más con ella.

Mentalista: ¡No lo puedo creer, Senku-chan!

*Mentalista envía un sticker de un gato con los ojos brillantes de emoción*

¿Nuestro científico casi asexual se está enamorando?

*Mentalista envía un sticker de un gato enamorado con los ojos formando corazones*

Senku: ¡Métete en tus asuntos, mentalista!

Necesito es que investigues sobre su familia.

¿Dónde viven? ¿Antecedentes de cualquier tipo?

Especialmente antecedentes médicos, por favor.

Y no preguntes más... debo hacer unas cosas.

Senku guardó su teléfono y volvió a su casa, para preparar todo para reunirse con Kohaku.

Empezaría a hacer las cosas bien, de eso no había duda.

Los días pasaron, y Kohaku se acercó cada vez más a él, esta vez sintiéndose mucho más tranquilo de que pudiera estar con ella, decidió disfrutar las cosas, especialmente porque no quería volver a cometer ningún error. Kohaku era la compañera de vida que había elegido y no quería lastimarla, especialmente después de perderla tres veces, quería intentar esta vez hacer las cosas diferentes.

Kohaku lo buscaba y él no podía dejar de sentirse atraído cada vez más. Definitivamente el Efecto Yo-Yo parecía jugar con su mente demostrándole que ambos estaban hechos el uno para el otro.

Era como si fuesen "almas gemelas", como si, en efecto, alguna fuerza superior los atrajera siempre el uno hacia el otro. Y era innegable que él la necesitaba tanto como ella había mostrado necesitarlo a él.

Estaba irracionalmente enamorado, al punto de terminar sus proyectos rápidamente y buscar formas de reunirse con esa leona que atrapaba constantemente sus pensamientos.

Las consultas con Erina fueron esta vez un poco más tranquilas, explicaba que tenía miedo a estar solo, o a perder a alguien importante, pero no explicó nunca el origen de este miedo, era evidente que no podía explicárselo, ¿cómo lo haría? ¿O cómo ella entendería que había repetido varias veces el mismo año de su vida?

"Diría que me volví loco, y me enviaría al manicomio" —pensó entre risas en un momento en que le pasó por su mente comentarlo.

Con el pasar de los días, finalmente se reunió con Gen para recibir las informaciones que necesitaba. Y efectivamente confirmó que Ruri estaba enferma, pero no era una enfermedad incurable, pero Kohaku jamás sería capaz de contarle a Senku, de abrirse de esa forma, hasta no confiar plenamente en él. Y lo que él sospechaba era que, desde el principio, ella tuvo miedo de abrirse sobre sus problemas, porque probablemente no quería parecer como si tuviera un interés sobre él más allá del romántico.

Senku se abofeteó mentalmente cuando habló con el mentalista y se sintió la peor basura del universo, porque en ningún momento demostró el suficiente interés en los problemas que pudiera tener Kohaku y en cómo ella lo buscaba como si de un salvador se tratase.

Él necesitaba arreglar las cosas, necesitaba demostrarle que ella era la persona que amaba y lo cierto era que ella no le pertenecía, él le pertenecía a ella.

Decidió dejarla hablar mucho más, y ella se enfocaba principalmente en contarle sobre los peligros a los que ella se exponía, le contaba cómo la enviaban a lugares por ser estudiante de Criminología. Y él, dentro de sí mismo, simplemente pensaba constantemente que era absurdo cómo ella podía esconder un dolor tan grande como la enfermedad de su hermana y los esfuerzos que su familia estaba haciendo para costear todos los tratamientos a pesar de que el dinero no era suficiente, y menos siendo que ambas hermanas estudiaban carreras en universidades importantes.

Supo también que Ruri nunca quiso abandonar la universidad, ni siquiera por su tratamiento, y eso lo llevó a pensar que realmente eran unas chicas que se esforzaban mucho por sus objetivos y por cumplir con sus responsabilidades. Pero no se le ocurría la mejor forma para solucionar las cosas con Ruri, y no quería comentárselo directamente a Kohaku.

Debía haber alguna forma para ayudarla y que consiguiera el dinero a través de algo que ella pudiera hacer.

"Creo que es hora de reunirme con mis amigos" —pensó tomando su celular.

*Conversación del grupo: El Reino Científico*

Senku: Los necesito.

Grandulón: ¡Senku! ¡Dime qué necesitas e iré de inmediato!

Capitán Capitalista: ¡Ja-ja!

¡Francois! ¡Esto tiene que quedar para la posteridad!

Oído Prodigioso: Ya, Ryusui, déjalo hablar.

El mentalista: Senku-chan… ¿en qué podemos ayudarte?

Senku: Necesito organizar alguna actividad benéfica o lo que sea con un premio grande. El premio debe ser de unos 5 millones de yenes. Y debe ganar Kohaku.

Oído Prodigioso: ¿Para qué necesitas esto, Senku?

Grandulón: ¡Yo ayudaré en lo que pueda, Senku! ¡Y Yuzuriha también!

El mentalista: ¿Es para ese problema de su hermana?

Capitán Capitalista: ¿Y qué obtendremos como beneficio?

El Primate más Fuerte: Ella es buena peleadora, podríamos organizar un torneo de artes marciales y decir que es un evento benéfico.

Si participamos entre todos y ponemos un premio así de grande, supongo que participará.

El mentalista: Puedo pedirle ayuda a mi pequeña mapache anémica, su mejor amiga tiene una fundación para ayudar a los mexicanos ilegales en los Estados Unidos y tiene contactos con otras fundaciones grandes que podrían respaldar la actividad.

Pasaría totalmente desapercibido plantearlo así, Senku-chan.

Capitán Capitalista: ¡Ja-ja!

¡Yo pondré el dinero para el premio y me encargaré de apuntar como si fuese un evento benéfico planificado por el Conglomerado Nanami!

¡Francois! ¡Prepara todo!

¡Es mi deseo!

Francois: Deseo=Justicia.

Yuzuriha: Yo me encargaré de la ropa que usaremos todos.

Empezaré a preparar los bocetos para enviártelos a tu correo electrónico.

Senku: ¡Kukukuku! ¡Diez billones de puntos para todos!

¡Lo dejo en sus manos!

*Fin de la conversación*

Senku en ese momento supo que podía estar tranquilo, porque contaba con sus amigos. Ahora necesitaba intentar ahondar en los sentimientos de Kohaku, así que decidió empezar por lo más simple.

—Es hora de buscar a Erina y pedirle su apoyo para saber cómo demostrar el interés necesario en los problemas de Kohaku —se dijo a sí mismo, mientras veía hacia el techo.

El tiempo estaba pasando y él necesitaba vencer al reloj.

Esta vez haría lo que fuese necesario para demostrarle que no la abandonaría, pasara lo que pasara. Porque ya él tenía claro que ella no le pertenecía, él le pertenecía a ella.

Esta vez, el control psicológico fue menos enfocado a olvidar a Kohaku, sino a intentar entender más de sentimientos. Se frustró algunas veces con terapias como el mindfulness enfocado en meditar para entender sus propios sentimientos, pero él necesitaba recuperar a Kohaku y si todas esas tonterías de carácter pseudocientífico como la meditación, la introspección y demás servían de algo, las utilizaría. Esta vez él sentía que no requería como tal medicamentos; sin embargo, Erina insistió varias veces en mandarlo el psiquiatra, así que finalmente accedió y le indicaron medicamentos para dormir.

—No necesito estas cosas para dormir —aseguró Senku al ver la prescripción de alprazolam.

—¿No necesitas? ¿Y las ojeras por qué son? —indagó el doctor.

Y fue en ese momento en el que Senku se dio cuenta de que estaba intentando hacer todo tan correctamente que había descuidado su propia salud.

Y aceptó la indicación realizada…

Ya no pasaba días trabajando, ya no se enloquecía por tomar estimulantes, ya lograba cumplir con horarios eficientes al alternar el trabajo con el sueño. Pero decidió seguir haciendo apuestas para obtener el dinero necesario para convertirse en "patrocinador" del evento benéfico que estaba organizando con sus amigos y que estaría arreglado para darle la victoria a Kohaku, aun cuando ella todavía no había hablado con él sobre lo que ocurría a Ruri.

Tenía que sanar en todos los sentidos si quería ayudar a sanar a Kohaku. Y fue por eso por lo que decidió hacerlo todo bien y esforzarse dando lo mejor de sí mismo.

Esta vez nadie moriría… y Senku se encargaría de ello.

Y por fin llegó nuevamente a que lo tercero que había pasado, pero esta vez la presentó ante sus padres buscando darle confianza. Tanto Byakuya como Lillian adoraron a Kohaku, como él perfectamente sabía que sucedería y él estaba empezando a sentir que esta vez todo saldría bien, su percepción de las cosas era que existían mayores probabilidades de que ella se soltara y fuese capaz de hablarle sobre el problema de Ruri, y definitivamente Senku necesitaba que eso sucediera.

Y sucedió… después de tres visitas a casa de sus padres y de mantener una postura comprensiva, tratando de escucharla de vez en cuando un poco más de lo que había hecho en otras ocasiones, finalmente Senku consiguió que la conversación se diera orgánicamente, una noche en que habían quedado en dormir juntos después de una cena con Byakuya y Lillian.

—Senku, yo… quiero decirte algo.

Él la miró fijamente, y a la expectativa de lo que fuese a decir.

—Puedes hablar, leona, sabes que puedes decirme lo que quieras.

—No me llames leona —se quejó ella y él simplemente sonrió ladinamente, mientras esperaba que ella dijera lo que quería decir—. Mi hermana está enferma y… no sé si sobreviva —soltó directamente y, aunque esto era algo que Senku ya conocía, no pudo evitar sorprenderse por la forma en la que ella lo había dicho—. Quiero darte las gracias por hacerme parte de tu familia, porque… —La voz de Kohaku se quebró en ese momento—, porque… me haces tener fe. —Kohaku sollozó fuertemente ante estas palabras—. Me haces sentir que tendré un lugar para volver en caso de que ya no tenga a Ruri a mi lado.

El llanto de Kohaku se hizo presente de forma profusa, de sus ojos emergían enormes lágrimas y en ese momento él simplemente se mantuvo a su lado y tomó su mano.

—No perderás a tu hermana, estoy diez billones por ciento seguro —expresó Senku apretando su mano y mirándola, aparentando la actitud de fortaleza que solía mostrar a todas las personas—. Prometo ayudarte a sanarla y no me detendré hasta alcanzarlo —esta vez los ojos de Senku demostraron una total decisión y el rostro de Kohaku reflejó una total esperanza.

Y así fue como Senku le habló a Kohaku del evento benéfico y el premio que este evento tenía.

—¡Ja! ¿Así que debo vencer a Tsukasa? —preguntó ella emocionada, ya más alegre que momentos atrás—. Sé que será difícil, pero me anima muchísimo esta oportunidad… ¡empezaré a entrenar ahora mismo!

Y efectivamente, esa noche Kohaku pasó toda la noche entrenando en la sala… y Senku no podía dejar de verla maravillado, y volvió a reafirmar que ella no le pertenecía, él le pertenecía a ella.

El Efecto Yo-Yo por primera vez no hizo de las suyas negativamente, y cada encuentro entre Senku y Kohaku los hacía más unidos, mientras él seguía ayudándola a entrenar, proponiéndole estrategias y ella le dedicaba sonrisas motivadoras que lo hacían sentir demasiado feliz por poder estar a su lado.

Byakuya y Lillian también empezaron a ayudar en los entrenamientos para que Kohaku se preparara y hasta la misma Ruri se unió a los entrenamientos, junto con Chrome que se divertía muchísimo burlándose de Kohaku diciéndole "gorila". Senku sentía que su familia se hacía más grande con todos ellos reunidos por un bien común, y se preguntó más de una vez por qué había sido tan imbécil las ocasiones anteriores.

Y así también llegó la fecha del evento y, pese a que estaba arreglado, realmente Kohaku le dio una buena batalla utilizando toda su fuerza para vencer a Tsukasa, incluso el primate más fuerte tuvo que reconocer que era una peleadora excepcional. La victoria de Kohaku fue ovacionada en televisión nacional y esto les abrió las puertas a muchas oportunidades, al tiempo que el dinero recibido le permitió finalmente ayudar a la curación de su hermana.

Senku sintió que por primera vez estaba haciendo las cosas bien y la alegría de Kohaku era la mayor prueba de ello.

Sí, estaba totalmente seguro de que ella no le pertenecía, él le pertenecía a ella.

Así que la cuarta cosa que había sucedido se vio transformada por el Efecto Yo-Yo. Por primera vez Senku había logrado permanecer junto a la leona, sin temores, mientras trabajaba en sí mismo a la par con Erina, quien parecía estar satisfecha con la evolución de su paciente, pese a que Senku realmente sentía un gran temor de que todo lo bueno repentinamente cambiara.

Los temores de Senku se reflejaban en las consultas cada cierto tiempo.

—Hay días en que pienso que a Kohaku podría pasarle algo y realmente quisiera poder estar cerca para protegerla de alguna forma —relató alguno de esos días.

—¿Y por qué piensas que podría pasarle algo? —indagó Erina con tranquilidad, mirándolo apremiante.

"Porque ya ha muerto tres veces" —pensó Senku, pero bien sabía que no podía mencionar nada relacionado con el Efecto Yo-Yo.

—No lo sé, supongo que debo tener algún trauma reprimido que ocasiona que tenga miedo de establecer vínculos sólidos con alguien y piense que perderé a esa persona, o alguna de esas cosas ilógicas que ustedes dicen a sus pacientes —se quejó él, sabiendo lo que ella diría, porque no era la primera vez que hablaban del tema.

—A veces te cierras mucho a las posibilidades del tratamiento psicológico, Senku, yo estoy aquí para ayudarte, y tú simplemente intentas aparentar fortaleza con esa actitud, cosa que conmigo no funciona —señaló ella, con dulzura, a pesar de lo severas que él sabía que eran esas palabras.

Lo interesante de Hiragizawa Erina, desde el momento en que la había conocido, era que ella siempre mantenía una actitud cariñosa, incluso aunque él se comportara como un imbécil y la tratara mal. Y aunque él sabía que esa cordialidad exagerada era necesaria para su trabajo como psicóloga, resultaba desagradable al momento de hablar con ella, porque llegaba a percibirla como alguien "sin personalidad".

—Y tú a veces pareces un personaje de relleno, simplemente —se burló él, como en ocasiones hacía.

—Podría ser, supongamos que soy tu NPC favorito, ya que sigues viniendo a mi consulta, así que tan mala no soy —le siguió el juego ella, como en otras oportunidades—. Y bueno, ya casi termina tu hora —dijo ella mirando el reloj—. Así que te dejaré tres tareas.

La psicóloga alzó tres dedos en dirección de Senku y él la miró con fastidio mientras se rascaba el oído con el meñique.

—Sí, sí, haré las tareas…

—La primera es que necesito que intentes decirle lo que sientes a Kohaku, es decir, tu miedo de perderla. —Bajó un dedo—. La segunda es que escribas en una hoja los pros y los contras de tu relación con Kohaku y lo traigas para hablarlo en la próxima consulta. —Bajó otro dedo—. Y la última, pero no la menos importante, es que medites treinta minutos al día pensando en cómo podrías alejar los pensamientos negativos respecto a perder a Kohaku.

Senku bufó.

—A veces creo que terminaré odiando el mindfulness —expresó él levantándose—. ¿Es todo?

—Así es.

—Bueno, me voy.

Pese a ello, Senku cumplió con todas sus tareas, porque su meta en esta nueva oportunidad era convertirse en una persona idónea para estar con Kohaku.

Y luego finalmente aconteció Senku el quinto evento, llegó el cumpleaños de la científica loca de Gen y Senku y Kohaku llegaron juntos a la fiesta, esta vez con energías renovadas y una Kohaku totalmente radiante y feliz. Pero lo mejor había sido que en esa fiesta habían ido Chrome y Ruri, ambos demostrando su felicidad y hablando de que Ruri estaba casi totalmente recuperada y que simplemente estaría en observación mientras terminaban de hacerle los exámenes.

Esas noticias lo hicieron feliz, Senku no podía evitar sentir una enorme tranquilidad porque por fin las cosas parecían ir en un mejor rumbo y también pudo pararse en un balcón con Kohaku a ver las estrellas.

—No te he dado las gracias —habló ella de repente, interrumpiendo una interesante conversación sobre las estrellas y la importancia que tenían muchas de las constelaciones conocidas.

—¿Las gracias por ayudarte a aprobar todos tus exámenes, leona? —se quiso burlar ella.

—¡Ja! ¡Yo puedo aprobar mis exámenes por mí misma! —presumió ella—. Tú sólo me ayudaste a obtener mejores calificaciones —añadió—. Pero no me refería a eso… —habló con más serenidad—. Gracias por ayudarme con lo de Ruri. Me llenaste de esperanzas y me hiciste ver que para la ciencia nada es imposible… aunque también haya que tener dinero para lograrlo.

La sonrisa que Kohaku le dio en ese momento valió cada maldito segundo que Senku pudiera haber dedicado a que llegara ese momento. Y efectivamente ella no le pertenecía, él le pertenecía a ella.

Y por primera vez no cometió el sexto error, y efectivamente ella estaba feliz y él también… llegó diciembre y los planes serían pasarlos en familia, junto con Lillian y Byakuya, la familia extendida que ahora tenían, incluyendo a Ruri y Chrome.

Por cómo iban las cosas, y considerando que se estaban cuidando bien, Senku finalmente consiguió estar tranquilo de que Kohaku no estuviera embarazada, por lo que también consiguió evitar el séptimo evento. Kohaku no había salido embarazada y no había perdido al bebé. Para el 4 de enero de ese año, por primera vez había llegado ella completamente feliz a ese fin de año. Estaba tranquilo y sabía que podría respirar con total tranquilidad por primera vez.

El 8 de enero del 2025 por primera vez Senku pudo sonreír tranquilo al ver que Kohaku no había muerto el 7 de enero, sino que había amanecido a su lado y lo miraba con esos ojos turquesa que siempre le mostraban devoción. Le sonrió y le entregó una pequeña cajita.

—Puedes abrirla cuando salga, yo… debo ir a un lugar —mencionó él con tranquilidad y se rascó el oído con el meñique mientras se incorporaba para salir.

—¿A dónde vas?

—Debo hacer algo que tengo pendiente, no te preocupes… y puedes responderme cuando regrese.

Dicho esto, caminó hacia el baño para alistarse y salir de la habitación. Por primera vez el Efecto Yo-Yo había tenido una resolución diferente y él por primera vez había podido continuar su vida con renovadas esperanzas, que incluían la posibilidad de tener a Kohaku como su compañera de vida, porque ella no le pertenecía, él le pertenecía a ella.

Fue al lugar que deseaba ir: el extraño local en medio de la carretera debía estar construido en ese momento… y nuevamente descubrió que ese lugar estaba totalmente vacío. No existía absolutamente nada en ese terreno y él no pudo evitar empezar a reír como loco en la nada, pegado al automóvil en el que había estado viajando hasta ahí.

—¿Qué clase de broma de mal gusto es esta? —habló al aire, como si esperara tener alguna respuesta proveniente de la nada.

Dio unas vueltas por el lugar y finalmente sólo gritó:

—¡Te vencí, Efecto Yo-Yo! ¡Entendí que Kohaku no me pertenece, yo le pertenezco a ella!

Y, dicho esto, subió al auto y volvió a su casa… quería conocer la respuesta de Kohaku a su petición de matrimonio.

Porque definitivamente lo que más anhelaba Senku era pasar el resto de su vida a su lado, no esperaba en ese punto ya nada más, ni siquiera saber cómo se había producido el Efecto Yo-Yo en su vida.

¡Y así termina la última vuelta! ¡Hemos llegado a nuestro hermoso y delicado final! ¡Por fin podrán estar tranquilos de que nuestra linda parejita tuvo su final feliz!

¿Quedan dudas? Lo sé, pero por eso dije que luego haría un epílogo, en el epílogo representaré la boda y probablemente alguna conversación asociada.

Como saben, los personajes de Dr. Stone no me pertenecen, le pertenecen a Inagaki y Boichi, los únicos que me pertenecen son mis OCs, que en esta historia serían Elise y Erina. ¿Qué les parece mi psicóloga preciosa? La amo muchísimo, es uno de los personajes que más he disfrutado crear.

Espero que puedan dejarme comentarios, que me motivan a seguir escribiendo y, como ya saben, este final fue para mi preciosa Celeste Kaomy, la parte 2 de su regalo de cumpleaños.

A pesar de ello, saben que son mi mayor motivación, aunque sean poquitos lectores, los valoro muchísimo. ¡Besos! ¡Y muchas gracias! ¡Los amo mucho!