"No muchos conocen lo que en verdad realiza un omega" dijo Starfire, rompiendo el silencio que gobernó la suavidad del viento helado que picó sus mejillas en colores rojos y dorados derretidos en ese prismático amanecer. Su voz parece sobresaltar a los otros dos. Por un momento, parece arrepentida de siquiera haber dicho algo.
Robin no volteó. Sus manos enguantadas terminaron arañando sus brazos ligeramente, cubriéndolo como una reacción tardía por el frío, pasando por alto el tarareo en un pobre apoyo de la alfa, pero sin esperanzas de una conversación. Hay un pellizco en la máscara de dominó con sus palabras desdeñosas muriendo en sus labios. Y terminan en otra alba que podrían haber disfrutado en algún tiempo pasado. Robin simplemente lo siente como otra parte de un encierro.
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Un par de orbes azules pasaron alrededor del desayuno, frunciendo el ceño a la invitación de una conversación que ya debía haber empezado. Reprime un tic por la anticipación, tratando su incomodidad por los ojos perdidos del resto del equipo, inhala y muerde con desdén un pedazo de carne que sabe a ceniza en su boca.
Los aromas si llegaran a invadir su paladar, serían amargos y encierra el entumecimiento que podría convertirse en ardor por palabras y miradas preocupadas de un amigo anterior a la vida titán. Tampoco quiere pensar en eso.
No tiene ánimo de cambiar la densidad de otro plan malévolo o una pizca de rompecabezas que ya no quiere atribuirse. No ha dormido en toda la noche, y pese a una culpa que evade por utilizar el sistema sin permiso, Robin sabe que es justificado. Las palabras de KF revolotean en su cabeza, sumado al recuerdo de voces familiares a través de las cámaras de seguridad internas de la Torre, como cuervos molestos para sacarle los ojos ante la anticipación de una traición que no debería sentirlo tan personal como lo hace.
La voz iniciada por un aliento de Cy son olvidadas cuando la alarma sacude la sala.
Robin traga la aspereza en su boca y toma su báculo. El pecho comprimido en pesadez termina olvidado cuando encuentran el origen de otro villano conocido, bufa, esto está empezando a colmarlo.
"Es Plasmus". Reconoce Cyborg. Y Robin ya está saliendo.
La pelea es más sencilla que anteriores veces, consecutivo en lo que encuentran mejores maneras de manejarlo, todavía está cabreado por las fallas en su contención en prisión y piensa seriamente intervenir en el sistema de su seguridad cuando capta un movimiento en el rabillo del ojo. Con un gruñido que alcanza a alertar a Raven, se mueve, la dinámica se repite, lanzando birdarangs que la máquina esquiva con la agilidad destacable en su programación, para desplazarse en una carrera que bien puede ser otro juego que no lleva a nada más que grabaciones predeterminadas para estallar en cuestión de segundos teniendo la última palabra.
No hay hurto, en ocasiones, y últimamente esto simplemente se está volviendo cada vez más en una arbitrariedad que lo eriza. Pero se permite desfigurar a las máquinas hasta un motín de polvo porque dan mejor pelea y esfuerzo que los maniquíes que Bruce termina pagando.
Escucha el llamado de su comunicador, la voz de Cy es igual de estridente queriéndolo de vuelta, pero sabe que Raven se está encargando de seguirlo de todas formas. La máquina voltea de repente y Robin esquiva en un movimiento solo posible por su contorsión de cuerpo lo que evita un golpe que pudo haberlo noqueado, aterriza al otro extremo, las botas raspando el concreto. Gruñe sacando su bastón desplegable respondiendo con un rechinar de metal cuando logra golpearlo, sonríe en sus adentros, contando los minutos que tendrá para acabar antes de refuerzos innecesarios.
El robot trata de agarrarlo cuando da un salto en el aire. Pero se desliza con facilidad usando el bastón y cambiando la dirección de una patada que llega a la cabeza del duro metal. No pierde tiempo, cae sobre sus manos y gira las muñecas con el mismo impulso que fuerza sus brazos, con otra patada al pecho lo tambalea para por fin tropezar hacia atrás encontrándose con una caída al vacío de un callejón. Robin se detiene en el borde, escuchando el contundente golpe luego de una caída de tres pisos, voltea por un momento, notando a lo lejos la llegada de los titanes, no están contentos y terminan en la particular mirada desvariada en cansancio y resignación del primer día.
Sin esperar, salta al vacío del callejón, apenas se molesta en sentir el aire de la caída practicada al girar, sus botas de metal sacuden el agua estancada de hace unas noches a tan solo un metro del cuerpo chispeante del robot. Alza una ceja. De inmediato capta pedazos de la máquina que sobresalen y reconsidera si su estructura realmente es tan débil como para ser atravesada por simples pedazos de metal abandonados en estacas.
Con su bastón, golpea el rostro negro con el grabado en el centro un círculo de naranja. Particular color no sobresaliente, pero igual de evidente. Esta vez, como esperó, no encuentra ninguna pantalla con un video entre los circuitos que dejó al descubierto.
Toma la máscara del robot que llamaron comandos, y para cuando su equipo llega, y antes de alguna otra palabra que bien pudo ser un discurso viejo, ordena llevar a la máquina de vuelta a la torre. Nadie le da otra mirada, pero ayudan a satisfacer un capricho que empieza a picarle de preguntas.
Afortunadamente, nadie más comenta este nuevo interés.
No tenía energía para encerrarse. Honestamente, se sentía bastante exhausto para cuando están devuelta a la torre, sintiendo dolores fantasmales en los músculos, Robin echa una mirada al robot que Cy carga sobre sus hombros llevándolo a la bodega de uno de los pisos que albergan armas que ambos utilizan.
Solo sabía el nombre del hombre, y eso fue una casualidad incluso antes de que aparezcan los nuevos robots con esa nueva etiqueta de misterio y las grabaciones reproducidas inmediatamente luego de vencerlos, como si no hubiese esperado otro resultado. Una burla absurda de alcanzar unas expectativas que no pudieron hacerle pensar más en otra figura retorcida del Guason. Sin embargo, siempre lo dejaron con más furia de la que debería si proviniese de un tonto con mucho dinero de tecnología avanzada.
En otra ciudad, tal vez eso hubiese encendido las alarmas.
De todas formas, aunque esta era una ciudad nada atractiva en tecnología o interés particular de ganancia; empezaba a suponer que no terminaba en solo eso. Su repentino silencio y aparecimientos sin nada en manos se pegó en sus pensamientos de forma inquietante.
Apenas mira de vuelta a Raven y Starfire, con una decisión de exploración a fondo que no llegue a mezclarse con asuntos personales reside en la punta de la lengua cuando una voz anormalmente energizada sobresalta a todos los presentes.
"¡Ey, Robin! ¿Quieres jugar?". Beast Boy aparece de algún lado y sacude una caja con una emoción que desbarata la frialdad del ambiente de hace un momento.
Robin aprieta los labios en una fina línea, pero permite desviar la mirada de la repentina estrellada en emoción del cachorro, en un déjà vu al conocerlo la primera vez, y queda igual de confundido cuando reconoce el juego de mesa de un ajedrez todavía empolvado.
Su rostro debe reflejar algo de su incredulidad porque BB chista los labios en broma y levanta en mentón en un tono insultado abrazando la caja. "No, no bromeo con el juego. De hecho, pensé que sería lo único que te interesaría y lo único con la cantidad mínima de jugadores".
Y eso encaja perfectamente en las descripciones apropiadas para un juego que el cachorro del equipo no participaría.
Todavía permanece en silencio, no lo entiende, mirando al cachorro en búsqueda u orden de una explicación. BB suspira pesadamente luego de un breve silencio. Su ánimo mengua y sus hombros caen por si no fuera poco su rostro decaído.
"Estuve pensando en lo que dijiste. Eh, uhm, en lo que no debería cambiar nada…".
Entonces, Robin no puede evitar reconocer la presión en su nuca, su expresión se endurece volteando a las chicas, Raven está tan desconcertada con el impulso del cachorro repentino, pero su mirada cae en la esperanza vívida de Starfire que ella no logra desviar a tiempo.
Algo hace clic.
Vuelve a Beast boy, viendo esperanza y timidez en sus dedos pulsando el juego. Su resolución aun así permanece en pie.
"Será en otro momento, BB". No ocurre la dureza desdeñosa, pero tampoco espera una repuesta. Su presura, basándose en el hecho de su incapacidad de soportar la desilusión que hallará descubierta, lo lleva a escapar de la sala pasando de largo el regreso de Cy.
Extrañamente, no puede evitar creer que esto fue un abandono injusto en lugar de una protección justificada.
Pero no tolerará otra manipulación recubierta de una empalagosa cercanía con el cachorro. El solo pensamiento quiere extirpar algo del conocimiento general de los omegas sobre su cercanía y cariño con cachorros.
Por supuesto, esto no funcionará con él, se apresura a decidir. Por ahora, vuelve a sus pensamientos de mayor importancia y en lo que es mejor que tratar de animar a un cachorro.
Robin no puede evitar gruñir a fuego lento, asemejando cualquier emoción en el temblor de su garganta. La frialdad de la noche congela sus dedos en medio del teclado, las líneas del texto se desdibujan a medida que pasan las horas y eso desafortunadamente desacelera su trabajo.
Nada, no encontró nada. Tal como la noche anterior, y la noche anterior a esa.
Por poco resbala en la pelea de hoy, literalmente, y el robot del enigma personaje conocido como Slade le concedió un video hablando de sus habilidades y eficiencia por primera vez en una semana de atracos y persecuciones sin sentido. Recuerda la voz profunda de la silueta robusta y una paciencia en un rostro y un único ojo que refleja la nitidez de la palabra "control" que chirrió sus dientes por la presión cada vez más incontenible de la rabia que comenzó a bullir.
No solo eso. También soportó el regaño de Cy por casi tropezar con un acantilado en una mala descoordinación de sus reflejos. No es que haya sido particularmente a causa de la cafeína y un par de horas de sueño, se inclina más por la cantidad de barro de una lluvia torrencial en la que los sacó la alarma matutina que llevó a perseguir a un solo robot corriendo con locura por la ciudad y despistando a los titanes con bombas básicas. Solo él pudo o le permitió ser el único capaz de seguirlo, pisándole los talones y escapando de sus desvíos.
El robot tomó un chip de una de las empresas de tecnología Wayne que lograron recuperar.
Pero de todas formas, Cy se descontroló con la inseguridad de separarse del equipo cada vez que un nuevo desorden en la ciudad surgió luego de su tiempo de permanecer taciturno.
Robin hizo una mueca, saliendo de sus recuerdos, llevando una mano enguantada masajeando el centro del dolor sembrado en medio de su pecho, con cuidado de no forzar sus costillas en respiraciones hondas para aliviarlo.
Sacude la cabeza para serenarse, tragando el sabor de la amarga incompetencia de los últimos días. Al menos, se consuela, sus compañeros de equipo accedieron darle algo de espacio, no es que el cachorro realmente tenga la intención de hacerlo, hace dos días que no deja de querer sacarlo de su cuarto y oficina de medio tiempo. La cercanía solo le permite percibir algo del aroma curioso y diferente al estrés que antes emitía. No lo entiende, luego de la conversación que tuvieron parece más interesado en una cercanía que Robin no permite, la mayor parte de ello a solas, sin los demás a la vista, no es ingenuo al pensar que no están allí para escuchar cualquier progreso.
Cuando el dolor se desvaneció a algo más tolerable se levanta de su asiento, decidiendo tener algo de aire. El que sea medianoche no es impedimento salir a la azotea de la torre.
Se sentó con las piernas cruzadas, tomando los extremos de su capa para cubrirse de lo peor del frío a esas horas. Llovió hace poco, la humedad agravaría dolores en los huesos, pero está lo suficientemente decidido para permitirse un momento a solas.
Incluso la vista del alba, una que disfrutaba solo, fue seguido en control de los demás del equipo. A pesar de no conversar directamente, siente sus miradas la mayor parte del tiempo en que salen de la torre.
Su cabeza se hunde entre sus hombros, contemplando el descanso de la ciudad a la que protege, no es igual a la exploración que hacía en Gotham, el paisaje es diferente en su totalidad y eso le obligó a extrañar la contaminación lumínica y los edificios altos fácilmente accesibles para sus columpios.
Recuerda en el fondo la admiración de su anterior mentor, igual que su silencio al permanecer con la mirada lejana de la ciudad, palabras no dichas, no necesarias, para saber su obstinada resolución de proteger a la gente en su medida.
Presiona más sus piernas encerradas en sus brazos, cubierto como una silueta empequeñecida que Bruce tomaba y dedicaba serenidad.
Volviendo al presente. De hecho, esta vista en contemplada calma le trae recuerdos a la ciudad de Clark.
No puede encontrar más que melancolía en el pensamiento.
Hace casi dos años que no ve a nadie de la Liga, nadie de su vida anterior más que sombras a través de una pantalla.
Se pregunta, con una mezcla de emociones, si Jason Todd-Wayne tomó esa vida que dejó también.
"¿Robin?"
No puede evitar tensarse y girar a la nueva compañía que se acercó a su lado. La piel verde apenas es visible a través de la única iluminación del cuerpo celestial a sus espaldas.
Beast Boy tiene los ojos empequeñecidos, sus cejas se hunden en un pellizco no usual. Robin tarda en descubrir las manos alzadas sobre su figura, como si la intención de tocarlo estuviese a medio camino antes de encontrarlo reaccionando.
El gruñido se detienen también, Robin se remueve desenganchando sus dedos presionados contra su cuerpo enroscado. Tales desconexiones son más habituales. No reconoce los ojos verdes todavía más expresivos que se movieron a sus brazos magullados. Agradece la protección de la capa por la privacidad de su piel.
"¿Qué quieres?" Es brusco, pero su intento de ahuyentar a su vigilante de sus acciones cae cuando su voz apenas sale en un murmullo audible, sus dedos se inquietan por otro escape como una primera alternativa de otra falla. Pero no se mueve, tan estático por la vergüenza que es tomarlo desprevenido y en un estado del que se acostumbra en la soledad de su habitación insonorizada.
BB se le queda mirando un rato más, Robin espera alguno de esos intentos de conversación, no sucede, en cambio, sus ojos bajo la máscara se abren ligeramente cuando el cachorro lo deja en paz, tan entusiasmado hasta ahora de sacarle palabra al omega, el cachorro silenciosamente vuelve su vista a la ciudad.
El silencio no es incómodo, y esa es otra parte de su estupor. Por más que espera, no encuentra el ambiente cerrado de encontrar palabras para que Robin comparta algo.
Los ojos aciano no dejan la postura de BB, igualmente consciente que eso envía corrientes de incomodidad en el cachorro que permanece tercamente quieto. No se lo espera, y piensa fugazmente que es admirable resistirse a un castigo silencioso de desmenuzar tus intenciones, una aprendida del directo Batman.
Finalmente, Robin deja este rompecabezas, en particular, por el dolor de cabeza resurgiendo, guardándoselo para Slade.
El frío no es demasiado para volver a la torre, al menos eso cree porque el calor de su cuerpo parece cobrar fuerza a medida que los minutos pudieron convertirse, en algún momento de la noche, en horas.
Los primeros rayos del sol naciente frente suyo molestan sus pestañas abriéndose de nuevo, hace una mueca, ¿en qué momento se quedó dormido?
Escucha una fuerte inhalación a su lado. BB mira con maravilla la vista y Robin no puede creer que el cachorro que se quejaba de una pequeña lluvia o una ventisca que arruinaría su día realmente se haya quedado a su lado tanto tiempo. Sin desearlo, inhala, porque la cercanía que BB jugó para prácticamente estar hombro con hombro mientras dormía es suficiente para conseguir algo de ese aroma de cachorro, se encuentra sumergido en una felicidad y tranquilidad que pudo haberlo derribado si no estuviera medio recostado.
"¿Por esto siempre solías quedarte aquí?" Beast Boy gira con una sonrisa colmilluda naciente de sus transformaciones animalescas, si sus ojos abiertos en esa emoción cruda irradiaran el mínimo porcentaje del sol, Robin estaría todavía cegado.
Se cubre los ojos, gimiendo de dolor por la posición que estuvo por horas que prácticamente supera su cantidad de macurca de la mañana.
BB retrocede, las orejas puntiagudas caídas en una disculpa silenciosa. Tose en su puño, reflejando la acción nerviosa que adquirió de Cyborg. "Oh, sí, debí despertarte para volver, pero, bueno, creí que deseabas verlo" se encoge de hombros puntuando con la cabeza. "Uh, también me quedé dormido, te hubiese traído algo más por el frío".
Robin masajea puntos de dolor mayores de su cuello, apenas escuchando, pero aprovecha a ponerse de pie en medio de los murmullos para mantener una distancia aceptable cuando un mareo repentinamente fuerte lo cuelga pronto de una pantera verde, no es un mejor rescate, y definitivamente no ayuda golpear su estómago contra el lomo del animal. Robin entrecierra los ojos, mirando el rostro del felino, que logra expresar aún esa disculpa en sus ojos oscuros. No está seguro a qué esta vez, pero agradece en silencio que no haya sido ninguna mano para sujetarlo.
Los ojos le pesan, lo siente en sus huesos haber probado, por primera vez en lo que parecieran semanas, un sueño sin sueños ni pesadillas superadas por un no saludable insomnio prolongado. Pero resiste el impulso de tomar una oferta de recostarse en el pelaje cálido y solo lo digna a tomarlo como un apoyo cuando vuelven a adentrarse en la Torre. Nota la última mirada de BB devuelta al alba antes de adentrarse. El camino es borroso a sus habitaciones, pero todos permanecen dormidos y en silencio mientras pasan por los pasillos, el calor a su lado definitivamente no ayuda a que sus ojos se cierren cada cierto tiempo.
"Deberías dormir", serían las palabras si pudiese adivinar de la expresión determinada en el felino cuando quiere desviarse al cuarto de investigación donde desmanteló la máquina de Slade hace unas noches. En cualquier otra situación, cualquier otra persona, Robin habría pisoteado fuerte, pero, se permite pensar que ahora, al menos, no tiene fuerza para luchar contra lo único que lo mantiene en pie.
El pensamiento de verse como un líder sumergido en miseria por un simple sueño no lo retuerce de incompetencia por primera vez desde que le dieron el puesto. Presiona sus ojos pese al dolor de cabeza para aclarar los números para ingresar a su habitación. BB no menciona sus últimos tropiezos, más bien asiente con la cabeza y da gruñidos como un apoyo de mantener los ojos abiertos hasta que pueda terminar en el colchón. Sus ojos están vidriosos cuando el felino se convierte de vuelta en el cachorro, quien busca cubrirlo con algunas mantas adicionales que encuentra en un armario abierto.
Bueno, piensa, viendo el mundo oscurecerse con el movimiento del cachorro fingiendo no curiosear por demás su cuarto, aun sin entender la intención tan clara ahora de acercarse al cachorro, decide como mínimo que le deberá el juego que desee, entonces.
Está prácticamente inconsciente en el momento que BB voltea al murmullo de su líder, pero sus ojos se iluminan de todas formas.
Horas después, luego de recordar cómo llegó a su cuarto y apenas reprimiendo una migraña al verificar perder más de la mitad del día y dos atracos a la ciudad cuando da cuenta que Cy desactivó la alarma de la ciudad que conectaba su cuarto, enfurruñarse no es parte de su día, resuelve, al volver a activarlo con un suspiro. Se alista, con más energía que semanas anteriores.
No hay tensión en sus hombros, por lo que desea aprovechar hacer cualquier otra actividad que no incumba a Slade.
Desafortunadamente, no puede salir hasta que exista otro problema con la ciudad. En su camino al campo de entrenamiento cerrado en uno de los primeros pisos, no escuchó ni encontró a nadie en el camino, lo que empieza a preocuparlo. Así que encuentra totalmente justificado el hecho de derribar automáticamente al cachorro que se acercó por detrás. Su máscara refleja su sorpresa al encontrarse con el báculo apuntando el cuerpo caído.
"¿Beast boy?".
"Uh, nada de cercanía, lo sé. Ay" se frota el mentón que ya empieza a colorearse en un verde más oscuro. Mientras intenta levantarse se arrastra por el objeto que dejó caer en su tropiezo, todo bajo la mirada de Robin que lo ve como un halcón. "Pensamos que seguías dormido. De hecho, deberías seguir dormido". Se queja.
"¿Dónde están los demás?".
Beast Boy voltea levantándose de un salto, Robin apenas capta una cola atigrada verde cuando vuelve a desaparecer tras suyo. Volviendo a los ojos verdes que vuelven a tender la caja más atrevidamente a su cara y hace una pregunta que suena más una cortesía.
"¿Quieres jugar?". Y como si incrementara la tentación, mueve la caja sonando las piezas en el interior.
Robin alza una ceja, y debe haber tenido algo gracioso por la risa del cachorro.
Beast boy era una de las pocas personas que se dignaba a mostrar interés en este juego prometido pese a su promesa tácita de estar dispuesto a compartir cualquier otra, incluso si no conocía algunas reglas o movimientos de las piezas.
Sin embargo, incluso luego de aprender las reglas, no desistió.
Era evidente que no era bueno en esto.
Robin dio una mirada silenciosa para no intervenir la franja de humo que bien pudo haber salido de la cabeza de BB, centrándose preferentemente con su curiosidad de la habitación a la que lo llevó para jugar, según él, "no ser molestados". Si la torre seguía en silencio y sin alarma de la ciudad por más que Robin verificaba los sistemas, parecía una conspiración conjunta de la ciudad para tener este momento de callado silencio y concentración que tomaría por horas en este juego.
Robin todavía no comprende la decisión de BB de adentrarse aquí, pero no objetó en contra cuando preguntó si estaba bien.
No es un almacén por el tumulto de cosas que a nadie en la Torre pertenecen, ni un lugar empolvado lo suficiente para decirlo abandonado y deteriorado por los meses sin uso. Sin embargo, por lo que tenía entendido, para Beast Boy sigue siendo un lugar privado, especialmente por quien la habitó hasta que desapareció, escapando de ellos por un miedo del que nadie estaba preocupado.
Sale de sus pensamientos cuando escucha una pieza sonar contra el tablero de madera.
"¡Me rindo!", grita sin sentirse deteriorado en lo absoluto por el tiempo en concreta evaluación. Robin baja la mirada para encontrar la pieza del rey contraria caída a un lado. "Uhm, debí tomar más en serio cuando dijiste que no estaba listo, yo–".
"¿Por qué quisiste jugar?".
BB detiene su diatriba, mirándolo con atención, como si esa pregunta no la estuviese esperando realmente. Robin muerde el interior de su boca, no deseando retroceder.
"Bueno, yo… ya te lo dije".
"Nunca antes deseaste pasar tiempo conmigo a solas", el cachorro baja la mirada, la culpa arrugando su piel joven. Robin tiene que evitar golpearse a sí mismo, porque, de hecho, debería estarlo, debió imaginar que la misión que le dieron a BB fue tomada en serio, que su compañía simplemente fue–.
"No me refería a eso", Robin vuelve a mirarlo. Las orejas caídas reflejando parte de su tristeza ocultando sus ojos es algo que no espera, BB toma una pieza del ajedrez, como una distracción de sus palabras que suelta. "Cuando fui a verte, fue porque los demás dijeron que debía de dejar de evitarte. No me había percatado que lo notaste, no hasta que los demás me lo dijeron y me echaron en cara que te debía una disculpa".
Beast boy presiona en un puño la pieza. "Mis padres siempre dudaron de los omegas, nunca tuve ninguna duda antes, y tenía miedo que… suceda algo, supongo" se encoge de hombros, viendo cualquier otra cosa lejana menos a Robin.
Con el silencio que sigue, es evidente que no compartirá más, pero Robin puede leer que el cachorro todavía teme lo que sea que tenga en mente, y pese a ello hay culpa de hacerlo.
Sus ojos cubiertos miran alrededor, el mutismo que llena su espacio cubierto por los movimientos de BB jugando con la pieza de un caballo, esperando un regaño o un cierre abrupto, o simplemente cualquier cosa. Una anticipación nerviosa.
Robin exhala en silencio, como si no fuera capaz de evitar recordar el envío específico de Beast Boy antes de encontrarlo dudando frente a su habitación. No entiende todavía por qué lo temió tanto en ese entonces y ahora se lo revela a medias. Al alejarse de todos, BB fue el único que no le dirigió la palabra y apenas lo veía, sumado a la atención no deseada de los demás, todo terminó doliendo por el cambio tan radical, especialmente –y desconcertantemente– del cachorro que nunca antes tuvieron una relación más cercana que la de protección como mayor entre ambos.
Si los demás lo notaron, y asumieron que fue una facultad amena por su calidad de omega, lo sacó de sus casillas, pero no tenía por qué estrellarse con el cachorro.
En lugar de eso, no dejó en manos de nadie más la culpa de la separación de su equipo. Por más que doliera, ser un omega simplemente fracturó su equipo que en ambas partes desean aparentar que no sucedió.
Sus hombros caen, relajando lo tenso que capta los ojos verdes del cachorro.
"No era necesario intentar esto, BB", habla. Porque eso espera que es el juego, demostrar algo de pena en relación con la anterior vez, a su opinión de alejarse y ser más consciente que Robin se fijó como otro golpe personal.
Está a punto de levantarse y volver a lo que sea que pensó hacer antes de arrastrarse de su habitación, cuando BB se levanta en un santiamén.
"¿Deseas jugar alguna otra cosa?", insiste presuroso. "No encontré nada más en la bodega, pero–".
"Es suficiente, sería mejor que lo hagas con Cy", dice Robin. Está por tomar la puerta cuando BB lo intenta una vez más.
"¿podría acompañarte en otro amanecer? Uhm, les diré a los demás que no intervengan, o-o puedes hacerlo solo. No hay problema con eso, simplemente-". Calla cuando Robin gira.
Beast Boy se siente culpable, y no parece bastar que acepte sus disculpas por segunda vez. Robin se masajea el puente de la nariz, es absurdo insistir demasiado. ¿Acaso hay una sorpresa desagradable que estalle en la vuelta de la esquina como para seguir distrayéndolo?
Como si leyera sus pensamientos. "Los demás seguramente llamarán pronto, puedo alejarlos. No entrarán aquí".
Simple, para cualquiera tomar ayuda cuando no lo requiere, honestamente comienza a reconsiderar siquiera tolerar esta libertad breve de silencio y compañía, pero la última parte lo distrae, mirando de nuevo alrededor.
"¿Por qué me trajiste aquí?" BB eleva la mirada, y voltea alrededor.
"Es el único lugar donde no molestaría si volvían a buscarte, eh, no lo pensé mucho".
Robin tantea lo imposible de cubrir esta mentira, pero sus pies siguen pegados al suelo, por más que reflexione volver a sus actividades y real o no, no puede olvidar lo sucedido esta mañana, aunque amarañe su estómago. Decide decir lo que realmente piensa desde hace mucho. "Lo cuidaste bien desde que se fue".
"Sé que ella volverá", contrarresta casi de inmediato. El cambiaformas lo mira con osadía, inhala como una forma de darse las fuerzas de las palabras. "Volveremos como antes, Robin".
Incluso si no es conmigo, piensa, pero lo reprime al fondo de su mente. Sonríe, ligeramente, pero lo hace, porque quiere permitirse creer que es cierto, que Beast Boy por un momento podría opinar lo mismo. Porque lo harán, de una forma u otra, y aunque su equipo no lo considere, no lo apartarán de esto.
Oye pasos al final del pasillo, pero termina cerrando la puerta.
Mirando al cachorro que espera alguna respuesta que no tiene, se reclina en la puerta con los brazos cruzados; decide seguir el juego, si eso en verdad apartará la tensión en el ambiente cada vez que ingresa a la sala central de mando, porque extraña los viejos tiempos y no las caras sombrías de lamento y lástima de los demás titanes, y porque se encargará de buscar una solución.
Finge que la sonrisa de BB, buscando de inmediato una esquina de la habitación donde acumuló otras clases de actividades por compartir hasta la llegada de la cena y un parloteo que no esperó sentirlo familiar y cómodo que se asienta sobre sus hombros; no retuerce algo en él que no es desagradable.
La distracción y su llegada a la sala devuelta, encontrando miradas de bienvenida y desconcierto, esta vez no pican con el recordatorio evidente, se permite ignorar su conocimiento a cambio de la expresión más apacible de sus amigos.
No hay ceños fruncidos ni órdenes subyacentes, cada vez motivado por la energía devuelta del cachorro del equipo. Robin negará su alivio, pero esto es lo que busca y se permite soñar por una vez que no existen castas como tal, nada más que villanos que vencer y el disfrute de la compañía joven con la que conviven.
Por primera vez desde que su casta fue revelada, el dolor en su pecho no se presentó en todo el día.
N/A: ¡Sí vuelvo a las publicaciones! Para quienes no estén enterados. Ya acabé de escribir la primera parte de toda la historia (Terminé toda la historia en notas, solo me faltan desarrollarlos en capítulos) A partir de aquí, tengo escrito hasta el capítulo 19, que serán publicados cada semana lo que tardará como 3 meses, durante ese tiempo espero haber terminado de escribir la segunda parte.
Como regalo también dibujaré pequeñas escenas como un cómic (pueden verlo en mi instagram con el mismo nombre de usuario). Perdonen si mis dibujos son horribles en perspectiva y mal hechos, eh.
Oh, dos cosas más. La historia tendrá escenas muy crudas cuando aparezca Slade, y daré debidas advertencias en esos capítulos para que puedan saltarlo si lo desean. Esas empiezan desde el capítulo 14.
Y añadí el Birdflash no pude resistirme mientras desarrollaba el resumen de toda la historia que acabé hace un tiempo. Así que habrán unas cuantas interacciones que halagan a la pareja. Nada serio y parece platónico, aunque los demás se dan cuenta que no lo es. Pero la trama principal no se enfoca en ellos, lamentablemente. (Posiblemente, haga drabbles en Au con esta historia para la pareja, porque honestamente, es preciosa).
Espero que existan comentarios. ¡Hasta la siguiente semana!
