Cuando Severus volvió en sí, le dolía todo el cuerpo en múltiples grados de intensidad1 y la cabeza le palpitaba de manera horrible contra el cráneo. En ese instante, hubiese preferido estar inconsciente.
El dolor no era tan intenso como el de la Maldición Cruciatus, pero Severus tenía heridas físicas en este momento: un chichón en la nuca y el cuerpo muy magullado, sobre todo la garganta.
Los recuerdos lo inundaron al instante. Todavía estaba tumbado en la resbaladilla2 abollada a la que lo había tirado el hombre de pelo largo con el brazo protésico de metal. El propio cuerpo de Severus había sido el que había abollado la resbaladilla de metal, y tenía un par de partes afiladas clavadas en el cuerpo.
El chico. Potter. ¿Dónde estaba? Era evidente que los muggles lo habían secuestrado, pero ¿con qué propósito? ¿Sabían lo importante que era para el mundo mágico? La gran mayoría de los muggles no sabían nada de magia, por supuesto, pero parecía más que una coincidencia que fueran a por el Niño que Vivió.
Severus buscó a tientas su varita y no la encontró por ninguna parte. Intentó invocarla con un Accio, pero no pasó nada. ¿Qué, en el nombre de Merlín…?
¿El atacante se había llevado su varita?
El profesor de Pociones se levantó de su cráter en la resbaladilla, con el cuerpo dolorido que protestó con ferocidad por el movimiento. Por si acaso, examinó el suelo en busca de algún rastro de su varita, por si el encantamiento sin varita sólo no hubiera funcionado.
No había rastro de ella, al parecer, el atacante se la había robado. Severus frunció el ceño con furia: estar sin su varita era lo último que necesitaba en ese momento.
Por lo que parecía, el atacante se había ido.
Tampoco se veía a Potter por ninguna parte. Así que el atacante había conseguido secuestrar a Potter y ahora mismo estaba con el mocoso en Merlín sabe dónde. Estaba claro que no había tomado el coche que Severus inutilizó, pero ya podría haber recorrido una buena distancia a pie —el hombre era desmesuradamente rápido— o tal vez incluso haber conseguido otro vehículo.
En cualquier caso, las probabilidades de que encontrara al hombre, y mucho menos de que lo alcanzara, sin una varita, eran demasiado escasas.
No era así como Severus pensaba que iba a transcurrir la noche. Esperaba encontrar con rapidez al mocoso Potter y dejar que Dumbledore le encontrara otro hogar, ya que sus parientes estaban, en efecto, muertos.
Los dos atacantes que había petrificado seguían inmóviles en la calle. La situación no era, ni de lejos, tan grave como pudo haber sido si no hubieran estado ahí. Debería ser fácil averiguar dónde planeaban llevarse al chico, que suponía era donde se encontraba su socio armado de metal. Sin embargo, sin varita, Severus no podía despetrificarlos ni contenerlos si intentaban huir.
Alzó el brazo que utiliza para su varita a la calle y convocó al Autobús Noctámbulo. Si tuviera otra opción en ese momento, lo habría elegido en lugar del Autobús Noctámbulo.
El autobús púrpura de tres pisos podía ser utilizado por Squibs como la señora Figg, por lo que no necesitaba una varita para convocarlo. Además, parecía que el atacante había decidido dejar el dinero de Severus con él. Tal vez pensó que los galeones eran oro de los tontos.
El autobús púrpura de tres pisos apareció con un estruendo en la calle y tanto el coche abandonado como los dos cuerpos petrificados de los matones fueron arrojados mágicamente fuera del camino del autobús.
El vehículo behemoth3 chirrió a una parada sin ninguna consideración al momento. El conductor salió mientras Severus comenzaba a intentar cargar con los dos secuestradores petrificados. Su propio cuerpo dolorido protestó, e incluso si estuviera en la mejor condición sería difícil cargar a los voluminosos hombres.
El conductor pareció un poco confundido por estar ayudando a Severus con su "equipaje", pero el Maestro de Pociones se inventó una historia que involucró abundantes cantidades de Whiskey de Fuego y estúpidas apuestas de duelos.
Por desgracia, Severus también tuvo que pagar los pasajes de los atacantes. El Autobús Noctámbulo estaba lleno de camas en ese momento, en lugar de la colección de sillas desparejadas que tenía durante el día. Después de empujar a sus dos cautivos (que parecían estatuas) a las camas, Severus se sentó en una tercera. No había forma de que pudiera dormir en esta cosa.
—¿A dónde? —preguntó el conductor.
—Al Caldero Chorreante —contestó Snape, pensaba usar Polvos Flu desde allí.
El autobús salió disparado hacia delante a una velocidad vertiginosa y todas las camas se deslizaron hacia la parte de atrás. Severus no entendía por qué aún no les habían aplicado encantamientos adhesivos para que permanecieran en su sitio; frunció un poco el ceño, luego vio un resplandor de terror en los ojos de los posibles secuestradores petrificados, eso hizo que su ceño fruncido se relajara, sólo un poco.
Tras un viaje en autobús que —si bien fue angustiantemente imprudente— por fortuna había sido rápido, Snape y sus dos cautivos petrificados fueron dejados frente al Caldero Chorreante.
Severus llegó a su oficina con los dos cautivos y los depositó en el suelo de piedra.
Dumbledore llegó al despacho de Severus antes de que éste pudiera decidir si llamaría o no al director.
—Severus, ¿dónde está Harry? —preguntó Dumbledore—. No se han resuelto sus nuevos arreglos de vivienda. Sin las protecciones de sangre que le proporcionó su tía, corre peligro ante los partidarios de Voldemort.
—Ya está en peligro —Severus le informó al anciano—. Estaba a punto de interrogar a estos dos, implicados en un aparente secuestro. —Miró a sus petrificados cautivos.
Había sido obvio que Potter había estado aterrorizado. Su grito, así como el ataque de magia accidental lo habían hecho evidente. Y ahora estaba con el miembro más peligroso del grupo de tres secuestradores.
Aunque el chico era hijo de James Potter y a Severus desde luego no le caía bien el mocoso, tenían que rescatarlo. ¿Quién sabía lo que le estarán haciendo en ese momento?
Con suerte estos dos podrían darles algunas respuestas.
Los dos matones gimieron de manera ruidosa cuando los despetrificaron mientras estiraban sus rígidos cuerpos. Severus se debatió si conjurar cuerdas para atarlos, pero no eran una amenaza como lo había sido el tercero. Esta vez ni siquiera tenían armas, ya que Severus los había desarmado.
—¿Saben quién era el chico que se llevaban? —les preguntó Dumbledore con voz tranquila, como si aquello no fuera un interrogatorio sino una simple charla. Severus se había estado preguntando lo mismo —eran muggles, al fin y al cabo, qué utilidad tenía el Niño que Vivió para ellos—, pero ¿por qué Dumbledore no había preguntado de inmediato dónde estaba Harry?
Los hombres permanecieron en silencio.
—¿A dónde pensabas llevar al chico? —exigió Severus con dureza. De nuevo, silencio. Quizá era hora de sacar el Veritaserum. Eso los haría hablar.
—... Hail HYDRA —murmuraron los dos matones, a destiempo3, antes de morder algo que tenían en la boca.
Casi de inmediato comenzaron a experimentar lo que parecían ser convulsiones y ataques cardíacos al mismo tiempo. Severus agarró un par de bezoares y se los metió en la garganta a los secuestradores. Al parecer, el veneno que habían utilizado era increíblemente rápido y ya parecían casi muertos para cuando lo hizo.
Los bezoares actuaron sobre el veneno que parecían haber utilizado. Los hombres jadearon y se estremecieron, pero ya no estaban al borde de la muerte.
Parecían muy confundidos cuando se dieron cuenta de que seguían vivos y lucieron bastante desagradecidos.
Severus abrió la boca de uno de los hombres y le vio un hueco en la dentadura junto con restos de un diente postizo. Severus había leído que en los ejércitos muggles se utilizaban píldoras suicidas para las personas que corrían un alto riesgo de ser capturadas. ¿Estos dos hombres pertenecían a algún tipo de ejército? ¿Por qué estarían interesados en Potter?
Por lo que parecía, no había más dientes falsos con píldoras suicidas.
En cualquier caso, con voz sedosa pero peligrosa, Severus les dijo: —No vuelvan a intentarlo.
Se dirigió a sus estanterías y tomó un par de frascos de Veritaserum. El Ministerio de Magia tenía normas estrictas sobre el uso de la poción reveladora de la verdad, pero no tenían por qué saberlo. Además, estos hombres serán desmemorizados una vez que tuvieran lo que necesitaban, ya que eran muggles y no deberían saber nada de magia.
Los hombres intentaron mantener la boca cerrada, aunque lo más probable era que no supieran lo que hacía la poción. Severus vertió un poco de la pócima de la verdad en la boca del hombre y le puso una mano encima para que no pudiera escupirla. El hombre tragó a regañadientes y Severus repitió el proceso con el otro secuestrador.
—¿Por qué secuestraste a Harry Potter? ¿Adónde lo llevabas? —exigió Severus.
—Nos ordenaron llevar al Activo de vuelta al aeropuerto una vez que extrajera al niño Potter. —El segundo secuestrador pareció sorprendido en extremo de que esas palabras acabaran de salir de su boca. Snape sonrió con ligereza cuando el otro secuestrador le envió a ese una mirada indicándole que se callara.
—¿El Activo? —preguntó Dumbledore. Severus supuso que el secuestrador se refería al exasperante hombre del brazo metálico que había conseguido vencer de alguna manera a Severus en un duelo.
—El Soldado del Invierno —dijo el primer hombre, pareciendo tan sorprendido como su compañero por soltar lo que era obvio se suponía que era información clasificada.
Sin embargo, cuando preguntaron quién era el Soldado del Invierno, los dos no tuvieron mucha información, aparte de que estaba "funcionando mal" por parecer enojado, como si se supusiera que el Soldado ni siquiera podía experimentar emociones, y mucho menos mostrarlas. Por la forma en que hablaban de él, estaba claro que ni siquiera lo consideraban una persona.
Revelaron algo vago sobre borrar los recuerdos del Soldado con una silla, aunque aparentemente estos dos nunca participaban en ello y rara vez se relacionaban con el Soldado. ¿Desde cuándo los muggles habían inventado algo que tenía el mismo efecto que un Obliviate?
Uno de los secuestradores especuló en voz alta, por supuesto sin control sobre su lengua, que quizá el Soldado no había ido al avión.
Estos secuestradores no fueron tan informativos como Severus había esperado y sus posibilidades de encontrar a Potter se redujeron por cada segundo que pasaba.
El Activo ya debería estar a bordo del avión en lugar de estar sentado en un coche aparcado. El trayecto hasta su destino era de diecisiete minutos, y ya habían pasado veintidós. Pero a las 0159, se dio cuenta de que estaba siguiendo órdenes equivocadas y no estaba conduciendo hacia el destino.
Permaneció inmóvil en el coche aparcado durante 5.1 minutos, con la cabeza palpitando mientras la batalla entre misiones se libraba en su mente sin su consentimiento. No es que su consentimiento se tuviera en cuenta para algo.
Las armas no podían dar su consentimiento, sólo hacían lo que estaban hechas para hacer.
A menos que desertaran.
DA LA VUELTA. VE AL AEROPUERTO.
La misión amartilló aún más fuerte en su cabeza, casi a gritos, mientras estaba sentado en el coche inmóvil.
ENTREGA A POTTER. REGRESA A LOS CONTROLADORES PARA MANTENIMIENTO. COMPLETA LA MISIÓN.
El Activo no podía oírse a sí mismo pensar por encima del bramido de la misión. Eso era bueno. Su trabajo no era pensar, era completar misiones.
Incluso cuando volvió a empezar a poner el coche en marcha, la nueva misión contrarrestó una vez más la misión oficial. Por desgracia, aumentó de volumen para coincidir con la misión.
NEGATIVO. MANTÉN LA RUTA ACTUAL, NO REGRESES AL AEROPUERTO.
Las dos misiones continuaron discutiendo, y el Soldado añoró la paz y la tranquilidad de tener un solo conjunto de órdenes que obedecer.
El Activo prendió la radio en un intento por ahogar la nueva voz en su cabeza que sabía no debía obedecer. Pero la voz demandaba obediencia, igual que la misión oficial.
Si pudiera deshacerse de la voz no oficial el tiempo suficiente para entregar al niño, sus superiores lo curarían y todo volvería a la tranquilidad.
Recorrió las frecuencias de la radio. Por supuesto, ninguna de ellas coincidió con las frecuencias de los dispositivos de comunicación de HYDRA. Incluso si lo hicieran, era muy probable que las contraseñas hubieran cambiado.
No podía contactar con sus superiores y decirles que vinieran por él porque estaba por desertar y poner en peligro la misión. Seguro lo castigarían, pero también lo arreglarían.
Muchas de las diferentes emisoras de radio emitían ruidos que sonaban como jóvenes siendo castrados. Si no fuera por los chirriantes rasgueos de guitarra al fondo (las guitarras no sonaban así en absoluto, qué había mal en esta), se habría preguntado si de algún modo había captado las frecuencias de una sala de interrogatorios en lugar de lo que, con toda probabilidad, se suponía que era música.
La música de tortura sólo hizo que su cabeza palpitara más, y no hizo nada por opacar las voces, por lo que se saltó esas estaciones de inmediato. Los informes meteorológicos y de tráfico al menos contenían información útil, aunque no había tráfico en aquella tranquila calle lateral.
GIRA A LA IZQUIERDA. Dirigió la misión en la siguiente intersección.
GIRA A LA DERECHA. Contestó la nueva voz, que sonaba igual de autoritaria.
Sus manos querían tirar del volante a la izquierda y a la derecha al mismo tiempo, y por un momento se preguntó si al intentar hacer ambas cosas y acabaría destrozando el volante.
En lugar de eso, atravesó el cruce sin girar en ninguna dirección.
Lo que ocurría con el Activo no era como un arma que había fallado, era peor, como un misil que se desvió de su curso, un misil que fue pirateado. Desde luego, él mismo no había optado por desertar.
Había sido obvio que los escoltas se habían preocupado por su mal funcionamiento cuando había informado de la extraña sensación en el pecho y de las visiones de la persona rubia y delgada (en una visión había sido un niño, pero en otra un hombre). El Soldado no había informado de las órdenes contradictorias y no autorizadas. No habían sido órdenes entonces, sólo una vocecita que, hasta hacía una hora, había sido capaz de ignorar.
El camino que recorría su coche reflejaba la batalla en la mente del Soldado. Aceleró hacia el aeropuerto varias veces —el trabajo del Soldado era completar la misión— pero siempre falló y había cambiado de ruta antes de que pudiera siquiera ver la zona de aterrizaje o el avión de HYDRA.
Incluso si llegara al avión, estaba lo bastante averiado como para no poder pilotarlo hasta la base.
En el asiento trasero, Potter alternaba entre dormitar y mirar por la ventanilla, con la caja de jugo en el portavasos del asiento infantil. En un momento dado, señaló la ventanilla con un dedito y dijo algo sobre un autobús morado. El Activo se preguntó por un segundo si el niño había estado alucinando, porque parecía estar despierto en vez de dormido, pero los niños tenían una imaginación desbordante, así que quizá sólo se tratase de eso.
El niño pareció esperar que le gritaran por imaginar un autobús morado, a HYDRA no le gustarían esas tonterías, pero de momento no importaba.
De alguna forma, el Activo se alejó del aeropuerto. La cabeza le palpitó con más fuerza, como si lo castigara por haberse rebelado. El incumplimiento de la misión no había sido intencional de su parte.
SE REQUIERE REINICIO.
No podía reiniciarse a sí mismo, no podía darse las palabras de activación a sí mismo. Se requerían controladores. Hasta que llegara a la silla o a sus controladores, su mal funcionamiento continuaría.
La mente del Activo dolía de forma horrible, pero de una manera diferente a como lo hacía después de la silla. En ese momento estaba demasiado saturada, y la lucha entre las misiones lo habían agotado mentalmente. Después de la silla, su mente siempre estaba vacía, a la espera de ser llenada con la siguiente misión.
Su cuerpo tembló ahora de manera involuntaria, similar a cuando salía de la criogenización, aunque no tanto porque al menos ahora no estaba todo gélido. En todo caso, en ese momento estaba cálido, casi era un cambio bienvenido.
A las 0626 horas, el Activo se detuvo frente a un edificio situado junto a unas colinas a cierta distancia de la carretera. Las colinas parecían tener algún tipo de sistema de poleas, aunque no lucían como si pudieran soportar cargas especialmente pesadas.
A menos que se tratase de una base de HYDRA, había estado siguiendo la misión no oficial que debería haber ignorado.
Había que admitir que HYDRA era aficionada a tener bases en medio de la nada, pero era muy probable que una base HYDRA no se anunciara como un lugar para ir a esquiar. A diferencia de otras bases, ésta no estaba demasiado lejos de la civilización, pero las colinas la hacían parecer un poco más aislada.
El lugar aparentaba estar abandonado, lo que tendría sentido si realmente fuera una pista de esquí. Era agosto, no había nieve.
De todas formas, barrió la zona en busca de cualquier tipo de micrófono o equipo de vigilancia. Había una cámara en la colina, pero eso era todo.
Un reconocimiento más rápido pero minucioso por parte del Soldado confirmó que no se trataba de una base de HYDRA, sino de un pequeño establecimiento de esquí. No había ningún tanque o silla aquí para él, sólo una cabaña y colinas.
Esa debió haber sido su señal para irse, no para entrar en la cabaña, pero no pudo controlarse. Siguió intentando entregar a Potter como debería, pero su mal funcionamiento se mantuvo. Sus controladores estarían furiosos, como debía ser. Se merecería cualquier castigo que le dieran, lo aceptaría sin protestar, como siempre lo hizo.
Si no entregaba a Potter a sus controladores, como le ordenaba la nueva misión, ¿qué se suponía que haría con el niño? Potter seguro moriría si se le dejaba aquí, solo. ¿Cuál era el objetivo final de esta misión no autorizada? Si no había informe a los controladores, ni criotanque, ¿tenía siquiera un fin esta falsa misión?
Mantente alejado de HYDRA. La voz lo dijo como si no sólo tuviera que mantener alejado al niño, sino que tuviera que mantenerse alejado él mismo. El pensamiento era casi incomprensible.
La misión sonó más fuerte en su cabeza como en protesta. VUELVE A LA BASE. ENTREGA EL PAQUETE. INFORMA EL DEFECTO.
¿Lo estarán buscando sus controladores, ahora que no estaba en la base con el chico? No debería haberles puesto las cosas tan difíciles para encontrarlo.
El Soldado no optó por ignorar la misión y volver a funcionar mal, pero lo hizo.
Desabrochó a Potter, que dormía, luego lo sacó del asiento del coche y recogió la mochila y las bolsas antes de dirigirse a la cabaña. Las cerraduras eran sencillas, por supuesto, pero cerró la puerta tras de sí. La probabilidad de que alguien —incluido HYDRA— los encontrara aquí era baja y no había nadie dentro del edificio.
La única parte desafiante de esta misión hasta el momento había sido que seguía desertando, porque esta no era la misión real.
La parte principal del interior de la cabaña se dividía en una gran sala de estar con varios sofás, chimeneas y un comedor, con obvia capacidad para muchas personas. La cocina estaba separada por una puerta. Hacia el fondo había varias habitaciones para huéspedes, cada una con un cuarto de baño.
El Activo dejó la comida en una de las mesas y entró en un dormitorio. Dejó al niño dormido en la cama. Potter se chupaba el pulgar de una de las manos vendadas mientras dormía. No era un bebé, pero aún era bastante joven, sólo tenía cuatro años y veintidós días. Parecía incluso más joven de lo que realmente era.
Le quitó el abrigo al niño, las botas y las viejas gafas, dejando a Potter con el resto de la ropa nueva.
Aunque el cambio de ropa de Potter había ayudado, el niño seguía sucio. Su carita aún estaba manchada de lágrimas secas y mocos, y su boca tenía restos de bilis alrededor junto con la nueva adición de jugo de manzana seco de la caja que le dio el Soldado en la tienda.
Bañar al niño tendría que esperar, Potter estaba dormido y el Soldado funcionaba sólo al 58%, muy por debajo de los niveles aceptables.
El Soldado no se quitó el chaleco táctico, pero sí la sudadera con capucha robada y sus armas (incluidas las pistolas de los escoltas).
Acomodó con cuidado sus armas y se estiró en el suelo junto a ellas, cerca de la puerta. Si algo llegaba a amenazarlos, no podía perder el tiempo recogiendo sus cosas.
Una cama sería demasiado cómoda para dormir. No estaba seguro de cuándo fue la última vez que había dormido en una cama, o si alguna vez lo había hecho.
Esto era al menos un 9000% mejor que la criogenización, e incluso tenía un techo sobre su cabeza. Hacía un poco de calor, pero el calor era preferible al frío.
Establecer el sueño: 4 horas. Su cabeza siguió latiendo de agotamiento por la batalla interna entre las misiones, así que fue fácil obedecer esa orden, aunque se la haya dado la nueva voz en su cabeza en lugar de sus controladores.
Se despertó 2.4 horas más tarde cuando algo golpeó. Sus sueños de estar encaramado e los árboles con rifles de francotirador desaparecieron con rapidez al darse cuenta de lo que lo rodeaba.
El Soldado se levantó al instante, recogió un cuchillo con su mano de carne y hueso, una pistola con su mano protésica, y escaneó la habitación en busca de señales de peligro. La luz del sol entraba por la ventana, por lo que no necesitó gafas de visión nocturna.
Potter estaba sentado en el suelo, era evidente que se había caído de la cama, salvo que el Activo se había asegurado de ponerlo en el centro para evitar que eso ocurriera. ¿En serio el niño se había movido lo suficiente como para llegar al borde y caerse mientras dormía?
Unos grandes ojos verdes miraban aterrorizados al Soldado. Entonces el niño se puso de pie y huyó hacia el armario, metiéndose en el interior y cerrando la puerta tras de sí.
Tras asegurarse de que no había ninguna amenaza, el Activo enfundó sus armas y abrió de un tirón la puerta del armario. El chico temblaba con la cabeza apoyada en las rodillas, de seguro los pantalones estaban llenos de mocos y lágrimas. El Activo tomó la cabeza del chico y la levantó para evitar que ensuciara su ropa nueva tan pronto.
—Me acabo de 'espertar, zeñor... no quedía eztar en la cama —balbuceó Potter. Claro que se había despertado ahí, ahí es donde lo había puesto el Activo.
Miró a Potter con atención, la caída habría sido insignificante incluso para un adulto normal, pero la cama era más alta que Potter. Al Soldado no le extrañaría que el chico estuviera magullado tras aquella caída—. Informe de estado.
Potter se le quedó mirando, confundido, con la boca un poco abierta. Tal vez los anteriores controladores del niño, los Dursley, no le habían pedido informes de estado.
El Activo volvió a intentarlo, preguntándose cuántas veces tendría que reformular las frases para que el niño las comprendiera. HYDRA castigaría al niño por no entender—. ¿Estás herido?
—¿N… no...? —La respuesta era más por confusión que por inseguridad—. Yo en zherio no decuerdo ir a'da cama, señor. Lo siento.
—Yo te puse allí —respondió el Soldado. ¿Por qué le daría pánico a Potter por estar en una cama?
Se encontró con Potter mirándolo tan incrédulo como si él acabara de decirle al chico que era un bailarín de ballet en lugar de un soldado.
—Pero... uzte eztaba en e' shuelo, señor —Potter se aventuró a responder en voz baja, como si debiera haber sido al revés—. Es shu cama. No se supone te eztuvieda allí.
—No es mía. La cama es demasiado blanda —gruñó el Activo. Al cabo de un rato, hizo una pregunta que le había estado rondando por la cabeza desde que había encontrado al chico. Por lo regular, no se le permitía hacer preguntas sin permiso, pero ya había estado desertando en gran medida.
—¿Por qué te diriges al Activo como señor? —No se merecía ningún honorífico, pero Potter seguía usándolo.
—Tío Vernon dize que teno que se' r...rezhpetabable con la gente normal.
La idea de que el Soldado fuera normal era casi risible, pero el Soldado nunca se reía, ni siquiera mostraba una sonrisa. Si lo hiciera, sería castigado, tal vez incluso aniquilado. ¿De verdad Potter consideraba normal a un asesino altamente entrenado con una prótesis en el brazo izquierdo?
—O'vidé que she llama A'tivo, señor —Potter se disculpó con su habitual voz tranquila. La única vez que el niño había sido ruidoso fue cuando los escoltas lo agarraron.
El Activo no tenía nombre, sólo denominaciones como eso o Soldado del Invierno, pero no corrigió al chico. No importaba si Potter creía que era su nombre.
El Activo metió la mano para agarrar al chico, que se tensó como de costumbre, pero se relajó un segundo después. Cuando el chico se dio cuenta de que lo llevaban de vuelta a la cama, se retorció.
—No. Los fenómenoz no tienen camas como da gente normal —dijo Potter como si al Activo se le escapara algo obvio.
¿Por qué el niño seguía refiriéndose a sí mismo como un fenómeno? Era cierto que el niño no era normal —estaba bajo de peso y era mucho más callado que su primo—, pero fenómeno no parecía ser un calificativo adecuado.
Potter regresó corriendo al armario en cuanto fue dejado en el suelo. El Activo había observado cómo el mayor de los Dursley había arrojado al niño al armario bajo las escaleras, y el niño había estado durmiendo allí. Tal vez el dormitorio de invitados con todos los juguetes rotos no había sido el de Potter, y el pequeño había pasado toda su vida en el armario cuando no se le necesitaba.
Una vez más, le recordó al Activo cómo lo metían en el tanque criogénico cuando no era de ninguna utilidad para sus controladores.
Si Potter quería dormir en el armario, al Activo no debería importarle.
Pero Potter no durmió. En lugar de eso, el niño volvió a asustarse de repente, como si acabara de recordar que había hecho algo malo—. Ya te devantashte. Se zupone que voy a'zher el desayuno, pero la tía Tuna no me dezpetó po'que ezte no ez mi armario.
¿Acaso Petunia Dursley le había estado encargando a Potter todas las tareas de la cocina cuando ni siquiera era lo bastante grande como para alcanzar bien la estufa? Además, ¿con qué frecuencia se le había permitido a Potter comer la comida que le habían hecho preparar?
—Sé hazer güevos y tozhino y modonga y toshtadas. Pero la última vez hice un dezast'e con los panquequez. —El chico se estremeció, de seguro había recordado el castigo que le impusieron por eso. Pareció arrepentirse de haber mencionado el desastre, como si fuera a ser castigado de nuevo por haberlo mencionado.
El Activo no recordaba haber tenido cuatro años, pero dudaba que lo hubiesen dejado acercarse a una estufa encendida, y mucho menos que lo obligaran a usarla.
Se preguntó si habría o no tenido cuatro años con aquel chico rubio y escuálido de su visión.
Al cabo de un rato, Potter miró con vacilación al Activo—. ¿Qué quiede come', señor A'tivo, señor?
Al Activo nunca se le había ofrecido la posibilidad de elegir nada, ni siquiera lo que comería. Cuando había estado con sus controladores, el hecho de si comía o no dependía por completo de si éstos estuvieran enfadados con él, y cuando se le permitió comer, ellos decidieron qué, cuándo y cuánto.
Era evidente que Potter compartió la misma experiencia. Al menos, el Activo no se había visto obligado a cocinar y servir la comida a sus controladores mientras su propio estómago gruñía de hambre, como había visto hacer a Potter la noche anterior. La idea le hizo sentir como si estuviera hirviendo por dentro, con otra avería en el pecho, pero no había sufrido ninguna lesión o dolencia real, que él supiera.
—Graziaz por el jugo —Potter dijo de repente mientras agachaba la cabeza.
—Vamos —ordenó el Activo tras recoger el resto de sus armas y guardarlas en sus fundas. Abrió la puerta y vio que no había moros en la costa, aunque en realidad no había esperado que alguien los hubiera encontrado en ese lugar.
Potter lo siguió de forma obediente. Había estado dormido cuando llegaron esa mañana, así que era la primera vez que veía la cabaña.
—¿E'zu casa? —Preguntó, al parecer antes de poder contenerse.
—No —respondió el Activo. Potter frunció un poco el ceño, confundido, pero no hizo más preguntas y siguió al Activo hasta el gran comedor.
Una vez ahí, el chico miró a su alrededor de inmediato, era obvio que había esperado que lo obligaran a cocinar algo y se preguntaba qué hacer. Miró al Activo con expectación, pero éste se dirigió con grandes zancadas hacia las bolsas que había sobre la mesa y empezó a sacar los alimentos que había robado de la tienda.
El Activo no se había dado cuenta de que había tomado tanto, ni de que tendría tantas opciones. Había magdalenas y frutas envasadas, barritas de cereales, sopas enlatadas y mucha más comida que el Activo no recordaba del todo haber agarrado. Incluso pan en envoltorios transparentes.
No había controladores que le dijeran lo que tenía que comer, o que le autorizaran a hacerlo. No había estado autorizado a obtener esta comida, pero tampoco estaba autorizado a estar ahí.
El Soldado se quedó mirando el surtido de comida.
Elegir comida para Potter fue fácil. El chico no había sido capaz de digerir la barrita de proteínas de la noche anterior (en parte pudo haber sido por haber ido rebotando de un lado a otro mientras el Activo trotaba), pero se había bebido todo el jugo en las primeras horas de la mañana. El Activo abrió una lata de sopa pinchándola con su mano metálica y arrancó la tapa. La sopa estaba tibia.
A Potter no pareció importarle, ni siquiera parecía pensar que podía comérsela mientras el Activo le pasaba la lata.
No compró cucharas en la tienda Tesco, pero encontró algunas en la cocina, junto con cuencos.
—¿Shopa? —preguntó Potter, como si comerla en el desayuno fuera ridículo. El niño se tapó la boca con rapidez.
—Sí, Potter —respondió el Activo. Con suerte el niño podría alimentarse solo, sin ensuciar nada, pero el Activo le daría de comer con la cuchara de ser necesario—. Estás bajo de peso.
El niño volvió a mirarlo sin comprender.
—¿Potter? —preguntó el chico, como si ni siquiera supiera su apellido, o tal vez solo estaba confundido de que lo llamaran así. Los Dursley lo habían llamado casi siempre "chico" la noche anterior.
—Te llamas Harry James Potter —respondió el Activo. Algo en el nombre James le resultaba familiar de una manera que no pudo comprender. Sin examinar más a fondo ese pensamiento, empujó el cuenco con un poco de sopa de tomate hacia el chico. El estómago de Potter era sin duda pequeño y no podría contener toda la lata, y el Activo no iba a desperdiciar el resto—. Come.
—Pero yo no de hizhe e' dezayuno —le dijo Potter. El Soldado le ordenó comer de todos modos.
Potter pareció estar totalmente confundido, pero no protestó y comió la primera cucharada, derramando sólo un poco. Sus ojos se abrieron de par en par cuando probó la primera cucharada de sopa de tomate, cerró los ojos de felicidad y soltó un leve gemido.
Estaba claro que había tratado de evitar derramar la sopa, pero a veces cayó un poco sobre la mesa. El chico al menos se había inclinado sobre la mesa para que no le cayera sobre el regazo.
—No eztá comiendo... —comentó Potter—. ¿Qué tiede que te prepare? —Estaba claro que este niño no retenía información sin que se lo repitieran varias veces. Era casi una suerte que no estuvieran en HYDRA en ese momento. Si el Soldado necesitaba repetir cosas simples como que el niño no necesitaba hacerle el desayuno, entonces HYDRA necesitaría repetir las cosas y se enojarían con el niño. El niño saldría herido cuando se enfadaran.
El Activo no pudo elegir él mismo qué comer, porque él no elegía nada. Ni siquiera eligió desertar, porque sabía que no debía hacerlo. Debería abandonar este lugar, llevar a Potter ante sus controladores y caer de rodillas para aceptar cualquiera que sea el castigo antes de que su mente sea borrada y probablemente también fuera castigado después.
Ayer por la tarde había comido una barrita de proteínas, pero se la habían proporcionado sus controladores.
Por razones desconocidas, su mano se cernió sobre una ciruela. Las ciruelas eran una buena fuente de vitamina C, y en Inglaterra estaban de temporada en agosto.
Poco a poco, recogió la ciruela y se la comió, y luego una magdalena procesada. Se suponía que el Activo no debía opinar sobre las cosas, pero ambas eran infinitamente preferibles a las barritas de proteínas.
Cuando Potter terminó, tenía un poco de sopa untada alrededor de la boca, y todavía estaba algo sucio de antes. El Soldado recordó de forma vaga haber pensado esta mañana que el chico necesitaba un baño.
Cuando se lo dijo, Potter empezó a lloriquear. De la balbuceante explicación del chico acerca de que sólo Dudley se bañaba, se enteró de que la tía de Potter le había dado al chico duchas frías. Potter murmuró algo acerca de que su "tía Tuna" también iba a cortarle pronto el cabello, y era evidente que tampoco le gustaba.
El Activo condujo al chico, reticente, al cuarto de baño anexo a la habitación en la que habían dormido y le quitó la ropa a Potter. Al menos la ropa nueva se había mantenido bastante limpia.
El Soldado no creía que las duchas dolieran tanto como la manguera que sus controladores solían utilizar con él, pero el chico tembló tanto ante la perspectiva que acabó llenando la bañera de agua.
Mientras bañaba al chico, Potter pinchó con curiosidad la prótesis del Activo, como si ese brazo no fuera un arma que podía matarlo con facilidad. Como si el Activo no pudiera hacer lo mismo.
Era... extraño. La gente o solía tenerle miedo o le daba órdenes. A veces eran ambos, pero Potter no era ninguno de los dos, y le había regalado al Soldado algunas sonrisitas más esa mañana.
Aunque era muy ineficaz y algo desordenado, no impidió que Potter chapoteara en la bañera. El agua no salpicó lo suficiente como para salir de la bañera, pero sí consiguió humedecer un poco el chaleco táctico y las mangas remangadas del Activo.
Cuando el chico volvió a estar limpio, el Activo dejó el agua en la bañera. La idea de no desperdiciarla parecía casi instintiva. Podía usarla para sí mismo, más tarde, pensó mientras regresó a vestir al niño.
N/T: Por si no lo notaron, estos capítulos tienen un tamaño descomunal, en serio, sólo este abarca casi 6000 palabras, estuve a nada de posponer la traducción para mañana, pero estos días estaré ocupada y no estoy segura si tendré oportunidad después. Por cierto, descubrí como poner números chiquitos para las notas de traductor :D
(1) Literal dice numerous pains (numerosos dolores), pero, otra vez, no tiene sentido. Así que decidí dejarlo como que le dolía todo el cuerpo en múltiples grados de intensidad, al menos así fue como lo interpreté.
(2) Creo que no lo mencioné la última vez, pero ocupo "resbaladilla" en lugar de "tobogán" porque el segundo lo asocio más a los que son en forma de tubo, y por cómo quedó Severus ahí tumbado, no creo que haya sido uno de esos. Además de que los toboganes suelen ser de plástico.
(3) The behemoth of a vehicle, ellos tienen una forma particular de hacer alegorías, lo mantuve en lugar de "monstruoso o descomunal" porque, bueno, no quiero cambiar demasiado las palabras si puedo.
(3) ¿Existe alguna palabra que sea antónimo de "simultáneo"? Lo único que pude hallar fue "a destiempo".
EDIT: Esta es una nota sólo para acá, porque es aquí donde alguien hizo el comentario. Me niego a ponerla en inglés para que esa persona la entienda, si quiere saber, que investigue:
Persona, en el primer capítulo hay una muy larga nota de autor donde aclaro que esta NO ES MI HISTORIA, también aclaro que es una traducción y que cuento con la AUTORIZACIÓN del autor, todas mis historias están en las 3 siguientes plataformas: AO3, FANFICTION y WATTPAD.
Comprendo que hay gente odiosa a la que le gusta robar historias, a veces con la excusa de "compartir", lamentablemente muchas veces no ponen de forma correcta los créditos y lo más lamentable es que ni siquiera piden permiso. Hasta ahora, yo jamás he publicado algo que no sea 100% mío sin permiso y jamás lo haré.
