Disclaimer applied.


Demashitaa: Kasai.


Advertencia: Esta es la continuación de una de mis historias Demashitaa: No Hai. Creo que no es necesario leer la historia anterior, para entender esta, pero sería mejor que así fuera.

Aclaraciones para los que no han leído No Hai:

Identidades secretas de los chicos: Brick: Makoto Him Butch: Koiji Him, Boomer: Hotaru Him

Taiga fue el villano principal de mi fic anterior y Ken Kimura, el actual villano, es su hijo (Ambos fueron creados por mí, por lo tanto, no son canónicos, pero son parte de la base de mi universo)


Escape


Después de lo que le pareció una eternidad, lograron sobrevolar la tormenta que ahora permanecía bajo ellos. Bubbles había hecho un trabajo excelente manteniéndolos a salvo de rayos y vientos peligrosos que habrían acabado con ellos como simples moscas. Después de la ardua labor, la rubia había desfallecido en el aire y hubiera caído en picada a la tormenta de nuevo si no hubiera sido por Butch que logró cogerla en el aire y ahora la llevaba sobre sus hombros.

Él mismo, aún permanecía algo aturdido de todo el ruido, luz, agua y viento que al habían sido expuestos. Aunque le había ayudado a disipar la nube de oscuridad que se había instalado en su mente en la isla, ahora escuchaba un constante sonido de estática en lo profundo de sus oídos. Todos estaban algo aturdidos y con los cabellos encrespados. El único que parecía que había sido medianamente revitalizado en aquel circo era Boomer.

Le hubiera encantado seguir volando con esa tranquilidad que el cielo azul les ofrecía después de todo lo que habían pasado, pero Brick sabía que tenían que apresurar el paso. Ahora con la mente despejada, sin HIM exigiéndole al oído que acabara con el mundo para redimirse de su traición, podía procesar mejor la situación en la que estaban y joder, que estaban en un maldito aprieto del que no sabía cómo putas iban a salir bien librados de ahí.

―Hay algo que no me cuadra. ―Dijo en voz alta.

Todos se giraron a verle, incluso Miyako medio somnolienta.

― ¿El qué? ―Preguntó Blossom.

―Si va a ascender al poder desde Estados Unidos porque es la actual potencia mundial ¿Por qué cojones viaja hacia Tokio? ― Aunque aquella pregunta pareció sembrar curiosidad en los demás, el rojo vio en los ojos de su contraparte que su pregunta no le sorprendía.

―Dilo. ―Casi exigió sintiendo la necesidad de aumentar la velocidad de su vuelo.

―Son solo conjeturas, pero-

―Dilo ya, Blossom. Estamos en una guerra y vamos perdiendo.

Ella suspiró.

― ¿Venganza? ― Cuestionó Butch ― Ken es idiota y siempre ha culpado a la ciudadanía de Tokio por "humillar" a Taiga... aunque no sé de qué manera.

La rosa negó.

―Yo también lo creí al principio, pero desde que llegamos al Triángulo me di cuenta que nosotros seguíamos viendo esta guerra como una batalla de niños. Ken está jugando un juego que se ha estado entretejiendo desde hace años y va mucho más allá de Taiga. Taiga solo fue un peón sacrificado en esta historia.

Prosiguió.

―Es verdad que Ken va a ascender al poder, pero solamente porque el que realmente tiene el poder está incapacitado para hacerlo. HIM está débil. ¿Qué es lo único que hay en Tokio que podría ser una razón sensata para desviarse hasta Tokio en vez de ir directamente hacia la Élite norteamericana?

Blossom examinó las miradas de su equipo, la mitad parecía todavía no pillarlo.

― ¿Hay otro depósito de Rayos Z en Tokio?

―El profesor ―Sorprendentemente Boomer que usualmente no entendía nada a la primera, parecía haberlo pillado. ―Coño, el profesor.

― ¿Mi papá?

―Así es.

―Pero ¿Qué dices? ―Cuestionó Buttercup alterada. De pronto, el pequeño Ken se había vuelto blanco como el papel.

―Nadie en este mundo entiende los rayos Z y los metahumanos* mejor que el profesor. Todo lo que Taiga tenía bajo su poder, todo lo que hacía, era una réplica de lo que el profesor ha hecho, y es el mismo camino que está siguiendo Ken. El profesor ha pasado estudiando los rayo sus afectados durante casi una década. Cualquier cosa que pueda necesitar o desear, el profesor puede dársela. No solamente lo necesita para su uso personal, sino para HIM.

De pronto Brick recordó algo.

―Los depósitos de rayos Z. ―Le miraron con confusión. ―El profesor sabe dónde están. No creo que sea consciente exactamente de que son, pero lleva estudiándolos años. Él mismo nos lo dijo cuando Butch reveló las visiones de las coordenadas que había tenido.

―Esto es malo, muy malo. ―Dijo Buttercup. ―Y para colmo ese idiota nos lleva más de una hora de ventaja.

―Si Himeko siguió el plan que ella misma ideó, eso debe comprarnos algo de tiempo. Deberíamos poder alcanzarlos pronto.

Ante el comentario de Boomer todos asintieron, tranquilizándose levemente. Sin embargo, se preguntaron cómo podrían enfrentarse a Ken con el desgaste tan grande de energía que llevaban encima.


Minutos después de sobrevolar la tormenta la nave comenzó a comportase de manera extraña. 10 minutos más tarde comenzó a descender estrepitosamente después de que algo explotara en el motor. Se vieron forzados a aterrizar en Las Bahamas con el motor de la nave echando humo, haciendo ruidos aparatosos y con Ken soltando maldiciones al aire.

Había apagado la cámara de su traje. "Esos idiotas no verán como caigo prácticamente en picado hacia una estúpida isla antes de llegar a mi destino" Había dicho malhumorado intentando controlar la caída.

Himeko, desde el asiento de copiloto había apretado los labios en un intento por ocultar sus sentimientos encontrados.

Horas atrás, había creado un plan de escape para los RowdyRuff y las PowerPuff y si todo había salido bien, no importaba si la cámara del traje de Ken estaba encendida o no. Sus enemigos no verían nada porque seguro ya estaban en camino. Al pensar en cómo deliberadamente había traicionado a Ken no podía evitar sentir que un malestar crecía dentro de ella. Lo hice por su bien. Pensó. Sin embargo, cuando el motor de la nave explotó, no pudo evitar pensar que tal vez había ido un poco lejos.

Parte del plan había sido atrofiar el motor de la nave lo justo para que pudiera sobrevolar la tormenta, y Ken no sospechara de ella o algún guardia del bunker, sino de la tormenta. Por la manera en cómo maldecía la lluvia parecía que el plan había dado resultado. Sin embargo, comenzaba a arrepentirse.

¿Estaba bien lo que había hecho? ¿Qué tal si los héroes de Tokio no cumplían su promesa y mataban a Ken? ¿Qué tal si la mataban a ella? De las tres heroínas no podía dudar, pero, ¿Los tres hermanos cumplirían su promesa? ¿Qué pasaba si Ken se daba cuenta que lo había traicionado? ¿La mataría entonces él? Comenzó a plantearse su valor real para todas aquellas personas realmente. ¿Era acaso un simple peón listo para ser desechado cuando culminara su utilidad?

― ¡Himeko! ―Salió de su ensimismamiento cuando Ken gritó en su dirección. ― ¡Ven acá y arreglemos esto ahora!

Himeko salió de la chamuscada nave, llenándose las botas de arena y agua salada. Cuando se acercó al motor, Ken hurgaba en su interior de malos modos.

―Mataré a Yamada en cuanto me encargue de esos estúpidos héroes. ―Gruñó. ―Se supone que su trabajo es monitorear estos cacharros para evitar esto.

―Tal vez no fue su culpa. ―Sugirió.

Tras 40 minutos varados en el lugar, estaban listos para emprender vuelo nuevamente. Fue cuando los vio en la lejanía y comenzó a entrar en pánico. Ken pareció ver su semblante porque dirigió su mirada al mismo lugar que ella.

―No… ―Murmuró, con una voz de ultratumba que le erizó los vellos del cuerpo. ― ¡No, maldita sea, no!

De los nervios tal vez le hubiera dado un ataque de pánico, pero la voz de chico llamó su atención.

―Si por alguna razón tenemos que luchar contra ellos, vuelve a la isla y ponte a salvo, aún no estamos lejos.

Himeko giró su vista al chico que cerraba rápidamente el motor.

― ¿Ponerme… a salvo? ― Parpadeó expectante de una explicación.

―No tienes experiencia en combate, no la suficiente aún.

Ella no le quitaba la mirada de encima y el rodó los ojos.

― ¿Qué? ¿Acaso quieres morir?

Ella negó, con el corazón desbocado.

―Ahora, larguémonos de aquí.


En cuanto Ken logró divisarlos, él y Himeko se dirigieron a ingresar a la nave nuevamente. Blossom dio orden de acrecentar la velocidad y se dividieron en la formación que habían acordado al planear su estrategia de ataque. De primero Boomer, por ser el más rápido con habilidad de ataque a larga distancia, detrás de él Brick, Butch y Buttercup, y al final, Bubbles y ella con Ken y Kuriko en sus espaldas.

En ese momento, Bubbles agradeció que Kuriko hubiera recordado los suministros que había preparado antes de que Himeko los emboscara dos días atrás. Había guardado justamente 6 pequeños frascos de néctar* (un líquido azul celeste con la capacidad de regenerar heridas y revitalizar a todo poseedor de rayos Z que lo necesitara) que les habían devuelto algo de energía a todos. Y aunque no se sentía especialmente renovada, esperaba que fuera suficiente para llegar a Tokio. Por lo menos ahora no tenía que viajar hasta casa en la espalda de Butch, como un costal de papas.

Boomer, al notar que la nave de Ken y Himeko emprendía vuelo, pronto ganó terreno sobre el resto del equipo. El rubio lanzó un rayo de electricidad a la nave en un intento de detenerla.

― ¡Cuidado imbécil! ¡La vas a estropear! ―Gritó Brick.

Normalmente hubieran tirado a matar, pero parte de la emboscada que habían ideado en pleno vuelo, involucraba robar la nave de Ken para que Butch y Buttercup pudieran llevar a Ken y a Kuriko a salvo a Tokio, y buscar un lugar seguro para esconder al profesor mientras los restantes del equipo intentaban detener a Kimura, si era posible, antes de llegar a Tokio.

Sin embargo, el rayo que Boomer envío a la nave solo sirvió para hacer que se tambaleara y descendiera velocidad, intentando evadir los ataques del rubio.

― ¡Estoy tirando solo para disminuir su velocidad, pero necesito un relevo! ¡Ayúdame idiota!

Brick pareció comprender el mensaje y tan pronto como relevó al azul en su misión de atacar la nave, Boomer pudo acrecentar la velocidad con Butch y Buttercup siguiéndole lo más de cerca que su velocidad les permitió acercarse al relámpago azul de Tokio.

Blossom apretó la mandíbula nerviosa, volando lo más rápido que pudo con Kuriko sobre su espalda. Debía seguir de cerca del segundo grupo, pero lo suficiente lejos como para que Kuriko y Ken no pudieran salir lastimados.

A los pocos minutos Boomer logró alcanzar la nave. La cogió de la parte baja, tirando con fuerza para parar su vuelo y aunque logró hacerlo bastante bien, no fue hasta que llegó el segundo grupo que con la ayuda de Butch y su fuerza sobrehumana lograron obligar la nave a aterrizar. A medio camino a tierra, Ken salió de la nave dispuesto a dar pelea, con Himeko siguiéndole detrás.

Fue el momento de Brick de fungir como distracción mientras Butch y Buttercup ingresaban a la nave. En ese momento, ella y Bubbles incrementaron la velocidad lo más que pudieron. Les rezó a todos los santos habidos y por haber que mientras volaban cerca de los hermanos Him y sus enemigos ninguno de los adolescentes resultara herido. Para cuando Kimura se dio cuenta de lo que sucedía, Boomer le interceptó con Brick a su lado.

―Sobre mi cadáver, estúpido de mierda ―Le espetó el pelirrojo con coraje. Tenía un repertorio gigante de insultos que moría por escupirle al imbécil.

― ¡No, NO! ―Gritó, atacando a los dos hermanos junto a secuaz mientras ellas se encargaban de cerrar las puertas de la nave con los verdes, Ken y Kuriko dentro de ella.

Blossom y Bubbles intercambiaron miradas con Butch y Buttercup, preguntándose si sería la última vez que los verían.

―Los vemos en Tokio. ―Estableció Butch, como si no hubiera otra opción disponible. Ella asintió. Miró a Kuriko.

―Recuerda la promesa que me hiciste. Mamá y papá deben saber.

Y tras depositar un rápido beso en su frente, cerró la puerta de la nave


Butch piloteó la nave lo más rápido que pudo. Había pasado casi 1 hora piloteando como un psicópata hasta que la voz de Buttercup le sacó de su ensimismamiento.

― Hace 40 minutos que nadie nos sigue, baja la velocidad un poco. ―Casi suplicó, con la mirada puesta en los asientos traseros. Miró por el espejo a los dos chicos que venían cogidos de la mano lívidos y con una mirada de terror, los cinturones puestos.

Carraspeó. Disminuyó la velocidad solo un poco, lo suficiente para que sus pequeños y humanos acompañantes no llegaran muertos del susto a Tokio. Pero lo suficientemente rápido para que no los alcanzaran. En cuanto lo hizo, todos soltaron un suspiro.

Miró el GPS de la nave de Ken observando su ubicación: Sinaloa, México.

―Estos cacharros sí que pueden volar, eh. ―Murmuró. Aunque ellos podían recorrer distancias incluso aún más rápido, le sorprendía lo que la tecnología y la ciencia podían crear.

El ambiente de la nave comenzó a aligerarse.

― ¿Todo bien atrás, enanos? ―Preguntó Butch.

― ¿Por qué lo dices? ¿Por qué casi nos matas de un infarto? ―Dijo Ken, con una voz más parecida a la de Kuriko que a la suya.

Esta vez los dos verdes rieron.

―A ver si así aprenden a no entrometerse en nuestras misiones otra vez, renacuajos.

Fue turno de los adolescentes de reír con nerviosismo. Ken balbuceó un par cosas inentendibles. En ese momento, Buttercup se sintió casi feliz de sentirse a salvo, pero al instante la invadió la culpabilidad.

Y sus amigos… ¿Estarían bien?


Brick se deshizo de los restos de su chaqueta mientras observaba gran parte de Miami Beach destruida por la reciente batalla.

Habían frenado el avance de Ken en las Bahamas mientras Butch escapaba con Buttercup para poner a salvo a los dos niños y al profesor en Tokio. Sin embargo, durante la primera media hora les había resultado difícil detenerlos. Aunque eran 4 contra 2, su equipo estaba en desventaja. Llevaban casi una semana viajando y luchando de aquí para allá. Habían sobrevivido por los pelos al Triángulo. Cuando por fin la nave de Ken estuvo fuera de su campo de visión, se sintió con la libertad de respirar más pausadamente.

Media hora después, llegaron a Miami en medio de la batalla y él había aterrizado forzosamente sobre la arena de Miami Beach creando un enorme cráter y destrozando unas cuantas bases salvavidas. Desconocía donde estaban su hermano y las dos chicas, pero por el humo que alcanzaba a divisar a los adentros de la ciudad, suponía que les había ido tan bien como a él.

Una explosión que hizo retumbar la arena donde estaba parado lo alertó. Más polvo y humo del este de la ciudad comenzó a ser visible desde el cielo. Las olas detrás de él se volvieron gigantes y las voces de pánico de los civiles comenzaron a alzarse cada vez más. No dudó en emprender vuelo hacia el lugar de donde provenía la explosión y cuando por fin hubo llegado, logró pescar a Boomer que caía en picada hacia el suelo y no hacía mucho amago de estabilizar el vuelo.

Divisó a Blossom poniendo a salvo a civiles mientras Bubbles les hacía frente a los dos villanos sola. Dejó a Boomer en el asfalto mientras este intentaba recomponerse e intentó por todos los medios emprender vuelo para ayudar a la rubia, pero las piernas le pesaban como acero.

―Joder. ―Gruño, jadeando. ― ¡Joder! Esto no puede continuar así.

―Están al borde. ―El murmullo de Boomer a su lado le hizo girar la vista a él con molestia.

―No tienes que recordármelo.

Él negó.

―Hablo de Ken y Himeko. ―Entonces Brick miró a sus contrincantes dándole pelea a Bubbles. Aunque la azul tenía un semblante agotado le hacía frente a los dos villanos ella sola, manteniéndolos a raya, quienes, al igual que ella lucían abatidos por la batalla que no cesaba. ―No controlan sus poderes lo suficiente, no tienen condición física. Tú mismo lo dijiste hace días en Egipto.

Por la adrenalina del momento, Brick lo había olvidado. Ken era novato en esto. La única razón por la que lograba hacerles frente era que su equipo y el mismo tenían semanas enfrentándose a situaciones estúpidamente ridículas. Tan solo los últimos dos días y medio en el triángulo estuvieron a punto de arrebatarles la cordura. Tenían días sin comer, sin transformarse, consumiendo energía así sin más.

En ese momento Bubbles cayó en picado hacia ellos. La explosión sobre el suelo terminó por formar otro cráter en la calle enviándolos lejos. Sobre ellos, algo explotó y si no hubiera sido por el campo de fuerza de la azul tal vez ese imbécil les hubiera causado algunas quemaduras graves.

―Blossom tiene un plan ―Musitó jadeando sin dejar caer los brazos, que temblaban levemente sobre su cabeza por el esfuerzo de mantenerlos a salvo y darles unos cuantos segundos de privacidad para hablar.

Brick se acercó a ella con Boomer detrás.

―Explícate.

―No me dijo qué se refería. ―Un hilo de sangre comenzó a correr por su nariz. ―Sólo me pidió que aguantáramos hasta que volviera.

― ¿Se ha ido? ―Boomer gruñó. Miles de preguntas se agolparon en su mente. ¿Cuál era el plan? ¿A dónde se había ido? ¿Cuánto tiempo le tomaría? Ellos no estaban soportando más. Estaba pensando en lo impensable: si no lograban derrotar al dúo en ese momento… necesitarían huir.

Como una confirmación de su teoría, Bubbles se desplomó en el acto. El campo de fuerza desapareció y el polvo, gritos y humo les recibieron nuevamente.

―Ponla a salvo. ―Brick miraba fijamente a los dos villanos levitando jadeantes sobre ellos. Him mayor apretó los puños pensando en la descabellada situación que los había puesto Blossom. Tendrían que aguantar ahí hasta que ella volviera, porque él no iba a salir de Estados Unidos sin la pelirroja. Además, confiaba en la inteligencia de su contraparte. ―Hay que contenerlo mientras Blossom regresa.

Boomer notó que no dijo detenerlo, sino contenerlo, pero prefirió no decir nada. De todos modos ¿Qué iba a decir?

Tomó a la rubia en sus brazos y siguió la orden de su hermano ante las protestas de ella.


Aunque parecía imposible después de todo lo que habían vivido, los dos adolescentes se habían quedado completamente dormidos en los asientos traseros tan pronto como Butch dejó de pilotear como si quisiera matarlos.

Por su parte Kaoru no podía pegar el ojo, estaba demasiado alterada, demasiado aterrada. Sus amigos estaban a kilómetros de ellos arriesgando la vida para ganarles algo de tiempo. Se preguntaba en qué condiciones estaban. Ella, a pesar de haber tomado el néctar de profesor y aunque sus heridas habían sanado, comenzaba a sentir como el revitalizante efecto se apagaba, el cansancio comenzaba hacer mella en ella nuevamente. Y lo único que había hecho en las últimas 2 horas y media, había sido ser copiloto de su contraparte. El resto de su equipo estaba en una batalla en el Mar Caribe. Si es que seguían ahí.

Por otro lado, ellos surcaban el Océano Pacífico. El bendito Océano Pacífico en una nave que tenía casi 3 horas volando a 4000 KM/H y que no tenían ni puta idea de si llegaría en una sola pieza al otro lado del mundo y que, si por alguna emergencia tenían que parar, no encontrarían más que litros y litros de agua bajo ellos. Obviamente podían volar hasta Tokio, pero… ¿Cómo recorrerían medio Pacífico a pleno vuelo sin poder parar con dos críos sobre sus espaldas?

No entendía porque Butch había decidido ir en esa dirección y no en la contraria. Tal vez en el momento no lo había pensado y para cuando surcaban cielos latinoamericanos, era demasiado tarde para volver atrás.

La mano de Butch sobre la suya la sacó de sus pensamientos bruscamente. Ella giró la vista hacia él y por inercia y nerviosismo apartó la mano.

―Lo siento. ―Dijo. ―Tienes 15 minutos mirando al frente como si fueras a colapsar.

Ella parpadeó. Ese gesto de parte de él había sido compasivo, casi amoroso. Buttercup había notado el cambio en él desde que hablaron en aquella aula, de eso, hacía tal vez una semana… le parecían siglos. Sin embargo, también había notado que desde que habían llegado al Triángulo, el cambio en él había sido todavía más pronunciado.

―Estoy bien, solo… solo estaba pensando en todo… ―Murmuró, sin saber bien que decir. Se quedaron en silencio con los leves ronquidos de Ken y los balbuceos de Kuriko de fondo.

―Yo también he estado pensando.

― ¿A qué se debe el milagro? ―Bromeó en un intento de calmar sus nervios. Para su suerte Butch no lo tomó a mal y sonrió con cansancio.

―A ti, supongo. Estaba pensando en nosotros.

Estupefacta.

No pensaba que en medio de todo lo que pasaba, Him mediano le fuera a sacar aquel tema en ese preciso instante. De pronto se dio cuenta de que viajaba sola junto a él y no podía escapar a ningún lado. Y que ella misma había aceptado la misión.

Butch, que había estado mirando hacia el frente, giró su vista hacia ella ante lo cual, Buttercup apartó la suya rápidamente, sonrojada.

―Se que no es momento ―Continuó. ―Se que prometí no presionarte. ―Su mirada volvió al frente. ―Pero…

Cayó un instante.

¿Cómo explicarle? ¿Cómo explicarle que no quería cometer el mismo error de la batalla pasada con Taiga? ¿Qué no quería arriesgarse a morir sin ella? ¿Qué ver a sus hermanos felices con sus contrapartes correspondientes le había hecho despertar el anhelo de no querer perder más el tiempo? ¿Cómo le explicaba que se estaba transformado en un estúpido cursi sin sentido y que sin importar cualquier situación en la que estuvieran, ella era lo único que tenía en la cabeza?

Y lo peor de todo… que no le importaba en lo que se estaba convirtiendo.

― Podríamos morir. ―Terminó por decir, como si eso fuera suficiente explicación para sus pensamientos. Permanecieron callados nuevamente hasta que Kaoru rompió el silencio.

― Tal vez… tal vez tengas razón. ―Él la miró rápidamente. ―Pero, si quieres hablar de ello, entonces será después de derrotar a ese imbécil. No antes.

La repentina sonrisa del chico se desvaneció. Frunció el ceño.

― ¿Si escuchaste que podemos morir?

― Entonces sobrevive. ―La mirada que le dedicó fue retadora. Como diciéndole "Atrévete a morir, imbécil y te reviviré solo para poder matarte yo misma"

Sonrió imperceptiblemente mirando al frente de nuevo.

Muy a su manera, Matsubara le estaba pidiendo y haciéndole prometer que volvería a ella sano y salvo.

―Vale.

―Ahora pon este trasto en piloto automático, y cambiemos lugares. Necesitas un relevo.


Blossom había llegado en el momento justo y todo pasó demasiado rápido.

Él, Brick, y Bubbles (Quien al final había vuelto a la batalla) llevaban lo que le parecían años tratando de neutralizar a sus enemigos esperando a que apareciera la pelirroja y justo cuando él involuntariamente se transformó y cayó en picado al suelo en un chillido sorprendido (nada varonil y masculino, debía admitir con pesar), Blossom apareció en un avión de caza lanzando misiles en dirección a Ken quien al recibir el inesperado impacto fue lanzado al mar a kilómetros de ellos.

La pelirroja voló hacia ellos mientras el piloto del avión se encargaba de Ken.

Pronto, un escuadrón de aviación llegó a relevarlos.

Miyako y él, que había sido pescado de un brazo por ella, miraban estupefactos lo que sucedía. Brick miró a la pelirroja como pidiendo una explicación.

― ¿Esperan un boleto de abordaje? ¡Rápido, debemos irnos!

Sin rechistar, volaron tan rápido como pudieron, después pedirían explicaciones.

A medio camino Blossom paró el vuelo y Brick se detuvo al darse cuenta.

― ¿Y ahora qué pasa?

Ella miraba a Himeko, que tras haber perdido de vista a Ken, intentaba localizarlo desde las alturas.

― ¡Blossom, no tenemos tiempo para esto!

― ¿Vienes o te quedas? ―Himeko balbuceó claramente contrariada. Sabía que si quería dejar a Ken ese era el momento. El problema era que ella no estaba segura de querer hacerlo.

― Yo… yo no…

― ¡Blossom! ―Apuró Brick. La ojirosa suspiró, y sin más, emprendió vuelo junto a Brick.

Tan solo entrar al avión, se transformaron, jadeantes.

¡Now! ¡Let's leave, let's leave, let's leave!

Blossom gritó ordenes al piloto mientras ellos se recomponían. Boomer miró detrás de él y sintió un nudo en el estómago al ver el estado en el que habían dejado a la ciudad americana. También podía ver a una muy lejana distancia humo desde algo que el suponía, era Las Bahamas.

Por lo menos, le consolaba saber que Ken estaba tan incapacitado como ellos para seguirlos o seguir destruyendo más a su paso.

― Blossom ―Le llamó Brick. ― ¿Qué cojones significa esto?

Ella se dejó caer a lado de la rubia.

―Fui a la embajada japonesa de Miami. Les expliqué la situación y me permitieron llamar al alcalde. Las explosiones y desastre en la ciudad avalaron mi testimonio.

― ¿Para qué llamaste al alcalde? ―Cuestionó Boomer, no entendiendo de qué manera su anciano casi abuelo les había sido de ayuda.

―Le expliqué la situación. Le pedí que… le pedí que le llamara al primer ministro de Japón para que le pidiera un avión de caza al gobierno americano para transportarnos a Tokio. Por eso me tarde tanto, debió costarle bastante.

Y, Blossom sabía que, a pesar de todo, habían cedido bastante rápido. ¿Quién diablos se atreve a pedir un avión de guerra prestado, así como así? Sabía perfectamente que la batalla había sido su sello de veracidad al momento de hablar.

Tras unos segundos asimilando la información Brick rio. Rio fuerte.

― Estás loca, estás completamente loca. ―Dijo, sin poder creerlo. En la batalla él solo había sido capaz de pensar en donde sería su siguiente golpe y cual tenía que esquivar. Y ella había planeado todo aquello en cuestión de minutos y les había salvado el culo a todos. ―Pero te debemos que nuestro trasero esté a salvo por el momento.

―Sí, bueno…no sé cuál fue el costo. Antes de aceptar el trato el primer ministro me advirtió que el sacrificio era alto. No sé si fue monetario o de otra índole… pero no tenía otra opción. Además… no creo que lo atrapen. Los americanos no conocen a Ken, llegaron demasiado tarde.

―Sea como sea, nos salvaste el culo allá atrás.

―Brick tiene razón Bloss. Si no lo detienen por lo menos sabemos que tiene que regresar al Triángulo. No puede ir volando hasta Tokio en el estado en el que está.

Blossom quiso decir que Ken tenía casi tanta tecnología para recuperarse como ellos en Tokio, además de otra nave en perfectas condiciones para viajar del Triángulo a Tokio en pocas horas, pero prefirió callar.


Cuando llegaron al laboratorio se sorprendieron de ver a Mina ahí. La chica tomaba un té de tila para calmarse pues al parecer desde que ellos habían salido de su Isla, no había parado de tener flashazos de lo que pasaba con ellos, por lo que no estaban tan sorprendidos de recibirlos.

Como doble confirmación, horas atrás el alcalde había llamado alertándolos porque Blossom había llamado desde Miami para pedirle que le consiguiera un avión de caza para volver a Tokio y que se prepararan para abandonar el laboratorio pues tenían la teoría de que Kimura estaba tras el profesor. Butch no pudo dejar de pensar que la chica estaba loca, pero por lo menos se había asegurado de que el resto del equipo llegaría a salvo al laboratorio. Y lo había conseguido.

Ya después pedirían más explicaciones.

Después de que el profesor recibiera a los dos adolescentes entre abrazos, duras reprimendas y haber castigado a Ken hasta sabrá Dios que fecha, se dieron cuenta de que estaban listos para trasladarse a otro lugar. Los esperaban con litros de néctar, artefactos médicos y otras cosas más empacadas listas para ser trasladadas a otro lugar seguro.

Todo gracias a las visiones de Mina.

El único problema era que cuando todas las miradas se dirigieron a él para preguntar a donde iban, se dio cuenta que no tenía ni puta idea de donde llevarlos.

―Yo tengo una idea ―Suspiró Kaoru, cansada de todo aquel circo. ―Pero debo hacer una llamada primero.


Tras 4 horas volando, por fin divisaron tierras japonesas.

Miyako sentía que la cabeza le daba vueltas. Tenía una herida en el brazo que se había puesto púrpura y de la cual seguía saliendo sangre a Dios dar, un moretón en la mejilla y miles de raspones en el cuerpo. Sus amigos no se encontraban mejor que ella, sin embargo, tan pronto como surcaron el cielo de Tokio y su comunicador tuvo señal, se pusieron en marcha. Necesitaban localizar la nueva ubicación de los demás, suponiendo que todo había ido de maravilla para los verdes y habían completado la misión en una pieza.

Cuando el rostro de Butch apareció en la pequeña pantalla del comunicador, suspiró de alivio.

―Estamos llegando a Tokio. ¿A dónde tenemos que ir? ―El pelinegro se veía mucho más descansado y revitalizado, probablemente porque el profesor se estaba haciendo cargo de ellos.

― ¿Recuerdan que hace unos días Kaoru huyó de mí al internado de su tía? ―Los presentes fruncieron el ceño.

― ¿Qué tiene eso que ver ahora, idiota? ―Riñó Brick.

―Bueno, pues aquí es donde estamos.

― ¡¿Qué?!

Mientras el moreno les explicaba que la alcaldía era un lugar demasiado obvio, y sus propios hogares eran ideas aún peores, habían terminado optando por pedirle a la tía de Kaoru que evacuara su internado de emergencia y los dejara montar un laboratorio improvisado ahí.

Horas atrás la alcaldía había lanzado un comunicado oficial advirtiendo a la ciudadanía de no salir de casa en las próximas horas pues se esperaba un próximo ataque como el de días anteriores, lo que había facilitado el proceso de repentina "clausura" del internado de yoga. Obviamente Kaoru también había tenido que revelarle la verdad de su identidad a su tía.

―Pedir tantos favores nos dejará en la ruina. ―Murmuró Boomer, pero todos sabían que no tenían muchas opciones. Su enemigo conocía todos los lugares que podían considerarse seguros para ellos.

Sin embargo, no hicieron más preguntas y tan solo aterrizar y agradecer al piloto, usaron lo poco que les quedaba de fuerza para volar hacia donde Butch les había indicado.

Una entrada triunfal hubiera estado bien después de dos días desaparecidos, debatiéndose entre la locura y la cordura, pero sólo lograron llegar a trompicones y desplomándose en el acto.

―Dios mío. ―El profesor corrió junto a Butch y Mina para ayudarlos a levantarse.

Habían desaparecido solo un par de días, pero habían perdido peso. Todos tenían al menos una herida preocupante y algunas no tan viejas se había reabierto. Lo que quedaba de sus ropas, estaban chamuscadas y sucias. Miyako llevaba su chaleco amarrado a un brazo, seguramente en un intento de parar algún sangrado.

―Muero de hambre.

Una gota apareció en la cien de los presentes tras escuchar al rubio. Increíblemente, había cosas que nunca cambiaban sin importar la situación.

―Primero trataremos sus heridas. Mina, ¿Podrías, eh… encargarte de la comida? ―La chica depositó al rubio sobre un tapete de yoga y no rechistó más. Salió en busca de algo con qué alimentar a los héroes.

― ¿Mina? ―Balbuceó Blossom medio inconsciente mientras el profesor la recostaba en un tapete para yoga y comenzaba suplementarle uno de sus sueros especiales para infectados con Rayos Z vía intravenosa. Butch se encargaba de Miyako. Notó que, a su lado, Kaoru permanecía dormida con un suero igual al de ella. El ajetreo que habían armado al llegar ni siquiera la había despertado.

―Es una larga historia, pero… sólo diré que debí creerte desde el principio.

Y sin más se fue, seguramente a atender a los demás.

Blossom quería hablar: preguntar por su hermana, pedir explicaciones, intercambiar experiencias y planear una estrategia porque sabía que Ken atacaría tan pronto como pudiera; sin embargo, las palabras morían en su boca. Sentía como si un camión la hubiera arroyado y la hubiera hecho mermelada de PowerPuff. No había sido consiente del estado tan débil en el que estaba hasta que sintió que llegó a la seguridad de Tokio. A la seguridad de casa, con el profesor atendiendo sus heridas, y su equipo completo.

Entonces dos ojos miel aparecieron borrosamente en su campo de visión. Quiso llorar, pero se contuvo. Quiso decir algo, pero se estaba quedando dormida.

―Hablé con mamá y papá. Ellos… están bien, alterados, pero bien. Creo que todavía no pueden creerlo… ―Murmuró. ―Me pidieron que no te dejara sola.

Entonces sí, un par de lágrimas corrieron por sus mejillas. Un sentimiento de paz la inundo antes de perder la consciencia.


Volví, y está vez volví para terminar Kasai. El próximo capi está listo y es el final, así que estaré publicándolo la próxima semana.

Lamento muchísimo la demora, pero como siempre les he dicho, estoy determinada a terminar esto, aunque me cueste mucho tiempo hacerlo. A todos los que están todavía por aquí, gracias. Por ustedes es que sigo escribiendo.

Por otro lado, en este capi me esforcé por investigar de alguna terminología militar, distancias, y montonal de cosas para que pudiera tener lógica y realismo aun dentro de la ciencia ficción, pero se que hay cosas que simplemente solo pueden pasar en el universo de Miss Nutella como atravesar el pacífico en unas cuantas horas. Por favor no me juzguen :3 Es lo bonito que crear tu propio universo, hacer realidad lo que te venga en gana jajaja.

En otros temas… como les he comentado antes, tenía planeado otro long-fic, la continuación de este, y la entrega final, sin embargo, les admito que, aunque quiero esforzarme por ser más constante, temo que me vuelva a tomar tanto tiempo darle seguimiento y terminarlo. Por favor díganme que opinan.

Tengo 2 capítulos del próximo fic escrito, así cómo también la trama de otro long-fic que está centrado más que nada en la caricatura original, pero como les digo, me he estado replanteando el continuar con ambos.


*Metahumanos: Este término es parte del universo de DC Comics pero me lo he robado :3 Me pareció genial que otra forma de llamar a los infectados con rayos Z sea justamente esta.

*Néctar: Ese también me lo robé, esta vez de la mitología griega y Percy Jackson. Es la bebida de los dioses, y cuando un semidiós lo bebe en pequeñas cantidades, básicamente cura heridas y devuelve un poco de salud y energía al que lo come. Pero si se come demasiado puede matar porque pues, es para lo dioses. Me he he inventado la versión científica que es la del profesor :3

como extra fact, los aviones de guerra si que pueden volar a 3000 KM/H