。・。・。・我が魂は均衡を求める。・。・。・

La doctora carraspeó tímidamente en el marco metálico de su improvisada consulta. Su paciente ya estaba despierto, en verdad no había pegado ojo en toda la noche, después de que ella se marchase se había pasado las horas divagando entre sus pensamientos, pensó que dormir era perder el tiempo, había estado demasiado tiempo descansando.

-Bueno, quería preguntarte, ¿qué te gustaría desayunar hoy? -preguntó ella con cierto tono amable.

Como el chico ya había despertado, el suero no era necesario, podía y debía ingerir alimentos de nuevo por si mismo. Su cuerpo había pasado dos meses casi en standby, si quería empezar con la rehabilitación, debía reponer todas las energías necesarias.

-Arroz, verduras… Siempre comía eso antes del entrenamiento -comentó él, sin darle mucha importancia.

-¿Te gusta lo dulce? -preguntó ella algo tímida, al venir de países diferentes era normal que también difieran en las comidas, pero a ella le encantaba desayunar una taza de leche o chocolate caliente con tostadas y mermelada, era lo normal en Suiza.

-Bueno, no le hago ascos a nada realmente.

Ángela asintió con una sonrisa y se marchó rápidamente por el pasillo. Genji se quedó de nuevo a solas, contemplando el techo, al pensar en comida su estómago rugió de hambre, fue un poco molesto.

Mientras tanto la doctora había preparado dos vasos de chocolate bien caliente en una bandeja, y dos tostadas con mantequilla. Después se encaminó de nuevo a la habitación de su paciente, el hombre se giró a verla de nuevo allí, pero no dijo nada. Ella se acercó a su cama y colocó la bandeja con comida sobre la mesita de noche, lo más próximo a él.

-¿Quieres que te ayude o podrás tú solo? -se ofreció a darle el desayuno al momento de sentarse en su habitual silla.

-No me querría sentir más inútil de lo que ya me siento, la verdad… -murmuró él agarrando con torpeza aquel vaso entre sus temblorosos dedos.

Ángela observó en silencio como aquel hombre se tomaba el vaso de chocolate que le había preparado, hasta casi se había olvidado de beber ella también. Luego comieron ambos en silencio el resto del desayuno.

-Es agradable, la sensación, es como si te calentase por dentro -murmuró él ninja al dejar el vaso vacío sobre la mesita.

-¿En Japón no soléis tomar chocolate caliente? -preguntó ella con cierta inocencia.

-Bueno, creo que de niño alguna vez, pero desde luego que no estaba tan rico como este.

-Por supuesto, el chocolate suizo es el mejor -respondió ella orgullosa, recogiendo su propia comida también- Alguna vez te traeré bombones.

-Estaré encantado de probarlos -asintió él con cierto aire animado.

Ángela le sonrió de vuelta, sabía que no podía hacer milagros con su caso, pero como médico intentaría ayudarlo en todo lo posible a recuperarse poco a poco, física y mentalmente.

-Doctora, sobre lo de anoche… estuve pensando -señaló Genji algo dudoso.

-¿Te refieres a lo de Overwatch? -preguntó en tono más serio.

-Si, creo que he tomado una decisión al fin -continuó él- Quiero unirme a vuestra organización, creo que es lo mínimo por haberme salvado.

-Entiendo Genji, pero quiero que lo pienses más como una manera de ayudar al mundo, a quienes lo necesitan -negó ella.

El ninja se quedó en silencio, toda su vida había sido un desastre hasta ese momento. Nunca se preocupó por otra persona que no fuera él, solo quería divertirse, todas las noches metido en locales de apuestas clandestinas, en karaokes acompañado de las mujeres más guapas de toda la ciudad, peleas entre bandas, nunca había sido un héroe y nunca pensó en serlo. Pero ese era el antiguo Genji, ya no podía volver a Hanamura, y mucho menos ver a su hermano Hanzo de nuevo. Todo aquello había quedado en el pasado, en cierta manera había empezado una nueva vida y era el momento de redimirse.

-Entonces volveré a empuñar mi espada contra aquellos que os amenazan -prometió con decisión.

-Sinceramente, yo siempre aposté por ti Genji -se sinceró la doctora- Sabía que acabarías uniéndote, tarde o temprano…

El silencio volvió a inundar la habitación, Ángela había olvidado todo por un momento, una felicidad interior la abrumaba, al aceptar el trato, ya podría iniciar el proceso de cibernización. Tendría que llamar a Winston y avisarle de todo lo ocurrido hasta el momento, pero ahora había cosas más importantes que hacer.

-Bueno, cuando quieras empezamos con la rehabilitación, tengo que explicarte todo lo que he estado pensando en estos meses para ayudarte a recuperar la movilidad.

-Tampoco tengo mucho más que hacer -indicó en tono de burla, señalando al cuarto con la mirada- Podríamos ahora.

Ángela se acercó al hombre y apartó con delicadeza la sábana blanca que lo cubría, solo iba vestido con ropa interior blanca que ella misma le había puesto, pues vino con todo roto y ensangrentado. En situación normal pasaría frío pero su casa estaba demasiado bien climatizada al vivir en plena montaña. Lo ayudó a colocarse en el borde de la cama, retirando con cuidado las vendas que había colocando en lo que anteriormente fue amputado, una fina línea rosa delimitaba la zona sana por debajo de la articulación de ambas rodillas, realizó así la operación porque sería más fácil colocar una prótesis.

Genji no había mostrado emoción alguna en ese momento, ya se estaba haciendo a la idea de haber perdido la capacidad de andar, como ninja era lo peor que podría pasarle pero a la vez estaba entrenado en mantener la serenidad. Por desgracia, su brazo derecho no estaba en mejor estado que sus piernas, este había sido completamente amputado. Ángela no tuvo otra opción cuando se encontró con todo el miembro gangrenado, pero no perdía la esperanza en que lo ayudaría también con ello.

-¿Sientes algo? -preguntó ella con su particular tono médico, iba palpando con sus dedos desnudos la zona de la cicatriz ahora rosa.

-No -negó él.

-¿Nada de nada? -repitió ella- Cualquier punzada de dolor, o incluso mi tacto.

-Nada de nada, doctora -volvió a negar él hasta que Ángela comenzó a apretar su rodilla.

-Ahí noto cierta presión, pero es como… es raro, como si me tocasen con un algodón -intentó explicarse de forma algo torpe- Lo siento, no sé cómo describirlo bien.

-No te preocupes, era justamente lo que buscaba -asintió ella volviéndose a incorporar, con mano ágil tomó una pequeña libreta de algún bolsillo de su bata blanca y apuntó con un bolígrafo un par de cosas.

-Has perdido sensibilidad en la incisión, pero al menos llevar prótesis no te será tan molesto, hasta que te acostumbres, claro -confirmó ella.

-Supongo que es algo positivo -respondió él algo confundido.

-Si y mucho, ahora sí quieres empezamos a hacerte las medidas para las piernas -indicó la doctora.

-Por supuesto.

Ángela fue a buscar una silla de ruedas de su almacén y se encaminó al cuarto para recoger a Genji de nuevo. Tenía todo preparado en el laboratorio para hacerle el molde de las piernas y poder ajustar las primeras prótesis que usaría hasta que, diera el paso de operarse, pero para ello quedaban aún unos meses, cada persona cura diferente. No podía iniciar ese proceso sin saber que su cuerpo era completamente apto. Lo último que deseaba era que el sistema de Genji rechazase el policarbonato, ahí ninguna operación podía salvarle de quedar postrado en cama para siempre.

-Ven, agárrate como puedas -indicó ella al extender sus brazos para agarrar con cuidado su paciente, él la miró confundido y abrió los ojos de golpe cuando la mujer lo alzó en brazos con toda la normalidad del mundo, luego lo colocó con extrema suavidad en la silla de nuevo.

-¿Qué? Incluso los médicos tenemos que entrenar -le dijo ella guiñandole el ojo después de acomodarlo.

-La verdad que ha sido impresionante -se sinceró el ninja, era la primera vez que una mujer lo cargaba.

Principalmente era él quien cargaba a las chicas que conseguía seducir, todo esto para luego tirarlas en la cama de alguna lujosa suite de un hotel, pero desde luego que no iba a decir eso en voz alta. Estaba seguro de que Ángela conocía su historia, pero quería dar una pequeña mejor imagen de lo que pensaban de él.

Después de aquello, ninguno pronunció palabra alguna hasta que la doctora lo llevó a la sala donde guardaba sus aparatos electrónicos. Con la misma habilidad que mostró antes, levantó al ninja a pulso y lo colocó sobre una camilla, esta era metálica y un poco más incómoda.

Genji admiró la sala en silencio, en una de las paredes había múltiples pantallas donde había dibujos de anatomía humana y mucho texto que no consiguió descifrar, en otra en grande parpadeaba el logo de Overwatch, y la que le llamó la atención era una donde su nombre estaba escrito en grande, al lado había unos extraños dibujos o ecuaciones, las matemáticas no habían sido nunca su fuerte.

-Como ves, llevo meses estudiando todo esto -rompió la doctora por fin ese silencio, estaba ocupada yendo y viniendo por toda la sala, tomando materiales.

Después de unos minutos, volvió junto al ninja con varias cosas en la mano, film transparente, una esponja azul, un cacho de tela y un cubo pequeño con agua.

-Sé que no entiendes mucho de medicina, pero quiero explicar igualmente todo. En las primeras semanas o meses después de una amputación, el muñón tiende a hincharse, tu operación fue hace dos meses, así que esa inflamación ya ha pasado, te he vendado todo este tiempo ambas piernas para evitar que se deformen al terminal de curarse, para que se ajuste mejor a la prótesis cuando despertases -explicó ella con diligencia, él solo asintió en silencio- Ahora te haré un molde a la forma de la pierna para ajustar el resto y que no quede más larga o te sea incómodo para andar

Ángela tomó una especie de plástico esponjoso de color azul y lo colocó sobre la cicatriz rosa de su piel, la presionó con cuidado y esta se quedó pegada sin dificultad, eso servía para hacer la extremidad algo más larga y que no quedase justo al colocarla. Después tomó una tela de color carne que usó para envolver aquello y parte de su mulso hacia arriba.

Posteriormente, colocó un poco de film transparente sobre la tela, y por último era el momento de colocar el yeso de secado rápido. Ya tenía preparadas las tiras a un lado de la camilla, solo debía mojarlas en el cubo que trajo y colocarlas sobre el plástico, envolviendo la pierna del hombre por completo.

-Lamento que todo parezca tan arcaico, en los laboratorios de Overwatch esto directamente se hace con un escáner 3D y te lo imprime casi al momento, pero aún no tengo permiso de llevarte allí, por lo que tengo que apañarme con lo que tengo por casa, literalmente.

-En realidad solo pensaba en agradecerle por todas las molestías que se está tomando por mi -negó Genji, sus palabras eran sinceras, no intentaba quedar bien delante de ella.

-Es mi trabajo, no es una molestia -respondió Ángela al terminar de colocar el yeso sobre el plástico- Me gusta ayudar a la gente.

-Eso es admirable.

La doctora sacó un pequeño secador para acelerar el proceso con el yeso, ya que era muy tedioso esperar a que terminase de secarse. Después con una tijera cortó desde arriba hasta la rodilla, para poder tener la articulación bien marcada y que no se rompiese el molde. Tras esto, retiró todo lo que le había colocado sobre la pierna y finalmente se quedó mirando la piel que había quedado un poco manchada de blanco.

-Tal vez luego debería darte una ducha -indicó con toda la naturalidad del mundo.

-¿Cómo? -aquella afirmación lo tomó por completo por sorpresa.

-Bueno, ahora que has despertado me podrás ayudar un poco, antes era algo más tedioso asearte -respondió Ángela con cierto tono burlesco.

-¿Asearme? -pregunto Genji algo confundido.

-Claro, llevas aquí dos meses, no creerás que te iba a dejar postrado ahí oliendo mal. Sabes, el cuerpo humano sigue generando residuos aunque no esté funcionando del todo. ¿No te has preguntado por qué tienes las uñas o el pelo corto? ¿O por qué no hueles mal? -explicó ella entre risas- Te he tenido que bañar varias veces, sobre todo cuando viniste, después de la primera operación que te realicé para estabilizarte.

-Oh… -fue lo único que pudo pronunciar al procesar toda aquella información.

Luego se reprochó un poco mentalmente, era un hombre adulto, no debía sentir vergüenza por todo aquello, ella nunca lo haría para aprovecharse ni con mala fe, hasta dónde la conocía sólo había estado ayudándolo siempre.

-Y bueno, luego está la sonda renal..-siguió ella.

No tenía especial interés en que le explicase cómo había estado haciendo sus necesidades todo ese tiempo, ya que al estar en coma el cuerpo no genera los mismos residuos que al estar comiendo y digiriéndolo normal. Pero igualmente con el tiempo, por la ingesta de líquidos, habría tenido ganas de orinar.

-Creo que prefiero no saberlo -contestó él.

-Está bien, volvamos al cuarto de nuevo -respondió ella terminando de colocar las cosas que había desordenado en su laboratorio.

Más tarde volvería a trabajar en las prótesis, a estas alturas ya había recibido todos los pares que había encargado a Torbjörn, de lo más básico para aprender a andar y moverse a algo más avanzado, como caer desde grandes alturas o correr grandes distancias. Lo único que quedaba era ajustarlo a las medidas que había hecho ahora.

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