。・。・我が魂は均衡を求める。・。・

Con aire despreocupado Tracer se había despedido de ella y había desaparecido en la habitación contigua a la suya. Mercy había reservado dos habitaciones en aquel hotel lejano a considerarse de lujo, pero tampoco quería un sitio de mala muerte. Ya estaba anocheciendo cuando el servicio de habitaciones había llamado a su puerta para entregarle la cena. Agradeció con una sonrisa a la mujer que le dio aquella bandeja de comida, pero una vez cerrada la puerta la dejó en una mesa apartada. En esos momentos lo último que quería hacer era comer, tenía un nudo en la garganta y en la boca del estómago.

Su mirada recorrió la habitación buscando algo, algo con lo que pasar el tiempo hasta el día siguiente que saldría en busca de su compañero. Sus ojos se toparon con la puerta del baño, una ducha para despejarse no resultaba mal plan, tal vez conseguiría apartar un poco la ansiedad que peleaba por dominarla a cada segundo que volvía a recordar la noticia en la base de Overwatch.

Con paso lento caminó hacia el cuarto de baño y cerró la puerta de madera a su espalda. La habitación era pequeña, una ducha empotrada en la pared, un váter, un lavabo y un espejo… tampoco necesitaba mucho más. Se deshizo de sus prendas y las arrojó al suelo, sobre el mueble había un conjunto de toallas blancas impecables, lo usaría para secarse más tarde.

Encendió el agua caliente y con un largo suspiro se adentró bajo aquel líquido tibio que prometía unos breves instantes de relajación. Ángela divagaba entre tantos pensamientos, que sentía que en cualquier momento su cabeza iba a estallar, se abrazó a sí misma, se sentía tan pequeña y frágil. Todo aquello la superaba, pese a ser fuerte y considerarse una persona brillante, se veía incapaz de enfrentar lo que estaba por llegar en las próximas horas.

Desconocía cómo sería su futuro reencuentro con Genji. Tal vez él había cambiado, tal vez él no deseaba verla, tal vez la odiaba por todo lo que le había hecho a su cuerpo. Tal vez y solo tal vez él aún la anhelaba, echaba de menos su compañía, aquellas noches juntos en la base, esas tazas de chocolate caliente que le preparaba después de cada entrenamiento.

¿Volvería a escuchar su risa?

¿Volvería a verle sonreír?

¿Tendría el placer de verlo feliz de nuevo?

Su puño golpeó la pared de azulejos de su izquierda, pero el agua había silenciado el ruido sordo. Mercy sintió una pesadez en los hombros, se dejó caer hacia el plato de la ducha lentamente, hasta acabar en cuclillas sobre la superficie blanca. Admiró el agua escurriéndose por el desagüe, pensó que ojalá fuera tan fácil para ella escapar de todo eso.

Su felicidad y paz ahora eran tan lejanas, tanto que sentía la necesidad de llorar al recordar los últimos momentos que pasó junto a él. Sin saberlo, había sido la única persona en ver la verdadera personalidad de Genji, y a su vez el ninja fue el primero en conocer a la doctora tal y como era. Peleó durante mucho tiempo por no dejar rienda suelta a sus sentimientos, por no dejarse llevar por los impulsos, pero cada vez que le veía reír, contar alguna anécdota de cuando era niño, hacer alguna broma para provocar su sonrisa, Ángela sentía una calidez en el pecho que jamás había experimentado con nadie. Amar a alguien en mitad de una guerra es difícil pero es un acto valeroso, aunque aquella persona sea tu paciente.

Cinco minutos más arrodillada en aquella posición le valieron para aclarar sus ideas y levantarse finalmente para aclarar el jabón y acabar la ducha. Tras secarse un poco el pelo con una toalla, anudó otra a la altura del pecho para volver a la habitación y peinarse antes de dormir. Había dejado un improvisado pijama doblado sobre la cama, se sentó junto a las prendas y comenzó a tararear una canción por lo bajo mientras desenredaba su rubia cabellera.

Aquella acción fue extrañamente relajante, tanto que al acabar sintió unas profundas ganas de dormir. Dejó todo en el baño de nuevo y deshizo las sábanas para acostarse por fin después de aquel largo día. Aquella tela blanca olía a suavizante de marsella, por gusto propio era su favorito. Así que se acurrucó abrazando a la almohada y decidió cerrar los ojos hasta la mañana siguiente, desconociendo que unos ojos rojos la vigilaban atentamente desde la ventana recién abierta de la habitación.

。・。・我が魂は均衡を求める。・。・

Estaba como en una nube, se sentía flotando sobre aquel colchón, todo era tan suave y agradable. No quería abrir los ojos, había olvidado esa sensación, la última vez que la vivió fue cuando se despertaba al lado de Genji cada mañana. Su característico olor inundaba la almohada, las sábanas, el colchón, desde luego que si era un sueño no quería despertar jamás.

Echaba de menos sentir el aliento del ninja sobre la piel de su cuello, escuchar sus quejidos al despertar porque realmente quería remolonear un poco más con ella en el dormitorio, quería escucharle pronunciar su nombre de nuevo, ansiaba acariciar su mejilla sana, entrelazar sus dedos, peinar su cabello… Aquello parecía tan lejano, era un sueño que una vez tuvo el placer de disfrutar.

Pero en mitad de aquella alucinación de su cabeza, él la volvió a hablar. Ángela abrió los ojos consternada, pues la voz de Genji fue apenas un susurro de dolor. Cuando miró el techo supo que no estaba en su cuarto en aquella casa de Suiza, ni tampoco en el laboratorio de Overwatch, solo pudo ver la agrietada pintura que decoraba la habitación del hotel donde se hospedaba.

Estaba segura de que algo o mejor dicho alguien la había hecho despertar, y no se confundía. Al pasear sus ojos por la estancia pudo distinguir aquellas luces rojas de en mitad de toda aquella oscuridad. Su corazón se aceleró, separó los labios para decir algo pero apenas tomó aire, algo lo cortó tan veloz como el sonido. Una larga y afilada espada apuntaba directamente a su garganta, la escasa luz de la luna que entraba por la ventana se reflejaba en la hoja metálica del arma que sujetaba el ninja de forma amenazante.

Ángela lo miró, no podía ver su rostro ni sus facciones, pero supo que él si podría verla a ella y no se confundía, pues sus sus ojos mejorados traían incorporados visión nocturna. Desde luego que no esperaba aquel recibimiento por su parte, pero entendía que estuviera enfadado con ella y con algo de resquemor porque al fin y al cabo lo había transformado en un monstruo, una completa máquina de matar sin sentimientos.

–Genji…–la rubia pronunció su nombre con cierto temor de desatar su ira una vez más.

El ninja dudó unos segundos, la doctora se sintió algo aliviada de que su cabeza no acabara rodando por el suelo, sabía que contra él no tenía oportunidad ninguna de pelear, pero tampoco quería enfrentarse a la persona que amaba.

–Lo siento por todo, me hubiera gustado decirte todo antes de que te marchases del laboratorio, pero… –su voz se quebró al recordar lo duro que había sido aguantar los últimos meses sin saber absolutamente nada de él, ni siquiera de si seguía con vida o no.

Genji dudó, pero volvió a envainar la espada con un rápido giro de muñeca, el metal chirrió al rozar con la funda colocada en su espalda. El núcleo de su pecho comenzó a parpadear un poco, aquello estaba conectado a sus constantes vitales y aparentemente iba al mismo ritmo que sus latidos. Tenía una lucha interna contra sus propios impulsos.

–Entiendo perfectamente que estés enfadado conmigo, si estás así ahora es mi culpa –Mercy siguió disculpándose mientras la cabeza del chico solo era una maraña de ideas.

–Te equivocas, y yo también me he equivocado –negó él, interrumpiendo el bajo llanto de la médica, su voz apenas era un susurro– Ya no me queda tiempo Ángela, debo advertirte de…

Un sonoro clic proveniente de la espalda de Genji lo hizo callarse de golpe, apretó la mandíbula por el dolor y enterró sus dedos en las hebras oscuras de su cabello para calmar el impulso de destrozarlo todo. Otra vez aquello, otra vez aquella furia inundaba su cabeza, otra vez rememoraba el día de su casi muerte, el día que despertó en la casa de Ángela, todo el dolor que aguantó hasta poder controlar las prótesis y su nuevo cuerpo, todas las veces que se miró con asco al espejo.

Volvió a abrir los ojos y mirar a Mercy, ella estaba asustada y miraba a todos los lados en la oscuridad, pues los led rojos de su traje se habían apagado cuando entraba en "modo berserker" o así lo había llamado Moira. En efecto, ese impulso asesino era su propia invención, aprovechando la operación de la columna vertebral, instaló un mecanismo remoto para lanzar descargas a su conexión neuronal, despertando el lado más emocional del cerebro, provocando un cúmulo de emociones que solía estallar en furia y rabia contenida, y en el caso de Genji era lo que más le sobraba. Nunca pudo controlar sus propios sentimientos, pero en ese momento no iba a permitir que la doctora matase a Ángela, aunque tuviera que dar su propia vida si la ponía en peligro.

–¿Genji? –preguntó la doctora Ziegler, levantándose de la cama, intentando buscar la silueta de su ex paciente entre tanta oscuridad.

Genji respiraba agitado pero como había entrenado tanto en controlar el ruido que provocaba su propio cuerpo, ella no podía escucharlo. Retrocedió unos pasos, la ventana estaba tan cerca, y el mango de su espada también, su mano se alzó peligrosamente entre tantos espasmos pero fue solo para apoyarse en el marco y levantar una pierna para salir al exterior.

–Márchate, Ángela, vete antes de que me obliguen a hacerte daño… –fueron las últimas palabras del ninja antes de dejarse caer por la fachada y desaparecer del cuarto.

Mercy se quedó unos instantes en silencio, él ya se había marchado pero seguía con el cuerpo en tensión. No pudo verle pero por su voz notó que estaba peleando contra algo más grande, contra su propia voluntad. Genji no era así, por muy enfadado que estuviera con ella, jamás habría levantado su espada cuando una vez prometió protegerla hasta el final. Ató cabos y supo que todo era un plan pensado por Moira, nadie sospecharía de ella si era aquel vengativo ninja el que acababa con su vida, pero no iba a dejárselo tan fácil. Había viajado a Italia para ver a Genji, y estaba dispuesta a traerlo de vuelta aunque aquello desatase una guerra dentro de Overwatch.

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