。・。・我が魂は均衡を求める。・。・

Una suave voz lo despertó, aquel tono femenino tarareaba una canción infantil, recordó a cuando era un crío y su madre le cantaba antes de irse a dormir. Pero aquella persona también le estaba acariciando suavemente el cabello, agradecía poder sentir aún algo aunque fuera mitad máquina.

Sus ojos decidieron abrirse tras cinco minutos de haber recuperado la consciencia. Al principio le molestó el exceso de luz, probablemente era de día, pero luego no tuvo palabras para describir lo que vio después. Una figura igual de radiante lo miraba con una amplia sonrisa en su rostro.

¿Estaba muerto?

¿Estaba vivo?

Extrañamente si aquello era la muerte, no era tan desagradable. En cierta manera le agradaba, era tan cálida y agradable, le recordó a la única vez que fue feliz en vida.

–Por fin despiertas, Genji –Ángela había pronunciado su nombre con tal cariño que sintió un cosquilleo en el estómago artificial.

Definitivamente estaba vivo y agradeció poder estar con ella una vez más.

。・。・我が魂は均衡を求める。・。・

Antes de tener ninguna conversación profunda, ella insistió en que comiera el plato que le había entregado en una bandeja, luego lo dejó solo en el cuarto pues tenía que hablar con Tracer de todo lo ocurrido. Genji torció el gesto, odiaba comer con tenedor pero en un país europeo no tenía otra opción, tampoco quería comportarse como un crío mimado al que no le gusta la comida y monta una rabieta.

Un rato después Ángela volvió a entrar al cuarto y cerró con cuidado a su espalda, el ninja la miraba atento, se sentía extraño al verla sin su habitual bata, solo vestía un conjunto de ropa oscura para evitar miradas curiosas.

–Gracias, una vez más doc-Ángela –se corrigió torpemente, desatando una pequeña risa de la mujer.

–Al final me estoy aficionando a salvarte –bromeó ella, apartando la bandeja de comida vacía sobre un mueble para poder sentarse en el borde de la cama y estar más cerca del hombre.

–Pero también tengo que disculparme, he sido un idiota –murmuró cabizbajo.

–Genji, entiendo que estuvieras confundido al iniciar tu nueva vida, no te culpes por ello –negó ella de forma amable.

El hombre dudó, alzó su mirada para chocar contra aquellos ojos azules.

–Pero dejé que Moira actuase como le diera en gana conmigo. Esa no es la clase de entrenamiento que he tenido.

Ángela se cruzó de brazos y negó suavemente con la cabeza. Un mechón de pelo rebelde cayó sobre su mejilla.

–Hay ocasiones en las que podemos luchar, otras no. Y no eres más débil por ello.

Él estaba dubitativo, pero alzó la mano para colocar su cabello de vuelta, detrás de la oreja.

–Pero te he puesto en peligro, no me lo puedo perdonar.

Mercy lo miraba atentamente tras ese gesto lleno de cariño, había sido totalm por inercia.

–No hay nada que perdonar, sé a lo que he venido… –le susurró, ladeando la cabeza para rozar su mano, aquel contacto fue como una pequeña descarga eléctrica.

–Si no fuera por ti, hubiera muerto allí.

Ella se mordió el labio, Moira había cuidado demasiado bien sus pasos. Aquella misión fue demasiado arriesgada, y tuvo suerte de involucrar a Tracer, pues si ella no hubiera desactivado aquel dichoso programa, ambos habrían muerto en la cirugía.

–Habría hecho eso y más por salvarte.

Pero ahora Genji seguía vivo gracias a ella, le daba igual lo que hubiera puesto en peligro por ello, Tracer podía escapar rápidamente, pero ella se hubiera quedado a su lado sin dudar.

–Te debo la vida, Ángela –sus palabras fueron tan serias como sinceras.

Ella se acercó un poco más a él, tomando su mano con cuidado.

–Prefiero que me lo pagues disfrutándola conmigo Genji.

Él tragó en seco, tan alto que seguramente la doctora lo habría escuchado. Estaba nervioso, realmente ambos lo estaban. La tenía tan cerca en ese momento.

–Yo… –separó los labios para decir algo pero se quedó en silencio, otra vez observado por su mirada azul.

–No hace falta que digas nada más, lo entiendo –le mandó callar con cierto cariño, posando un dedo sobre sus labios, había sido un acto reflejo pero no se arrepentía.

–No es eso…

Los dos se miraron fijamente, ambos pensaron lo mismo, ambos anhelaban lo mismo. Tanto tiempo separados, tanto sufrimiento de por medio. Y ahora podrían tener un momento íntimo por fin, sin guerras ni problemas de por medio.

Mercy inclinó su cabeza hacia el hombre, que también había ladeado el cuerpo en su dirección, sus narices chocaron con cierta torpeza, pero ella sonrió antes de que sus labios se rozaran siquiera.

Genji tragó saliva cuando notó esa suave caricia en su piel imberbe, ella era tan cuidadosa hasta para besarlo, mil y una sensaciones recorrieron su cuerpo al completo, al menos el que aún sentía humano.

Ninguno se despegó del otro en los siguientes segundos, el ninja anhelaba tanto el tacto de Ángela, y ella deseaba su aliento de nuevo contra su piel. Tras aquel suave y tímido beso, querían más, pero el cuerpo pedía un poco de oxígeno.

El rostro de Genji volvía a ser serio, su mirada era triste. Separó de nuevo los labios para hablar antes de que retomasen el contacto.

–Tengo que informar a Overwatch de los planes de Moira.

–Shh, ya lo he hecho yo –Ángela rió– Es que llevas dos días en cama descansando.

El ninja se mordió un poco el labio inferior, aquella mujer era maravillosa en todos los sentidos.

–No sé qué haría sin ti –susurró, aunque aquello era más pensamiento interior propio.

–Puedo decir lo mismo –le respondió a aquella duda.

Ambos se miraron de nuevo, apenas un segundo después sus labios volvían a chocar de nuevo, pero esta vez a un ritmo más salvaje. Genji deslizó su mano sana por el cuello de ella, acariciando su cabello, la metálica la puso en su espalda para empujarlo más contra él. La doctora echaba de menos aquello, pues hacía tanto que el hombre no la tocaba así.

–Me da igual si esto está mal, si no debería tener sentimientos, a tu lado me siento más vivo que nunca –murmuró él entre los besos que estaban compartiendo.

Ángela se separó un momento para mirarlo, sentada sobre el regazo de él con cuidado, Genji no quería que se separase ni un segundo más.

–Vaya, eso es precioso –dijo ella, acariciando la mejilla herida de su paciente, la piel era irregular por las cicatrices curadas pero igualmente el tacto era tan agradable.

–Tu mirada lo es mucho más, nunca nadie me había visto a como lo haces tú –siguió hablando él, dándole un beso en el lateral de la mano que aún tenía sobre su mejilla.

–Pues es que eres una persona maravillosa, tendrías que metértelo en la cabeza. El amor a veces es… caprichoso. No podemos elegir a quien amar, ni que nos corresponda.

–Pues agradezco el camino que me ha conducido a estar contigo.

–Qué exagerado eres, no soy para tanto –negó ella, con una modesta sonrisa en el rostro.

–Eres todo eso y más, eres mi razón de vivir –respondió el ninja con cierto tono triste.

Ángela se arrimó a él un poco más, aunque seguía sobre su regazo, lo atrajo a su pecho para besarle el cabello y acariciarlo lentamente. Genji se quedó quieto un poco más, podía escuchar el latido de su corazón, iba un poco acelerado, posiblemente el suyo estaba igual.

Luego se separó, acarició por última vez su mejilla y se volvió a inclinar para retomar el contacto con un tierno beso. Los labios de ella permanecieron cerrados hasta que decidió dominar el beso, tomó a Genji del mentón con la mano libre y profundizó aquello recorriendo con la lengua el labio inferior de él. La respiración de ambos estaba agitada.

Se separaron de nuevo para tomar aire, las frentes de ambos chocaron con un suave golpe, Genji no podía borrar la sonrisa que cruzaba su rostro. Los últimos meses de su vida habían sido tan tormentosos, tan tristes. Un vacío se había creado en el interior de su corazón y le había estado consumiendo por dentro poco a poco, lo que no sabía es que aún lo seguía teniendo.

Ni con la luz que aportaba Ángela en su vida, esa sed de venganza hacia Hanzo jamás desaparecería. Pero no volvió a pensar en ello en las horas siguientes, pues estuvo terriblemente ocupado recordando cada recobeco del cuerpo de la doctora, como bien había memorizado antaño.

Tras varios besos más, ella suspiró sobre los labios del paciente, él sabía lo que significaba aquella sensación, y si aún conservara cierta parte humana, posiblemente tendría una erección más que dolorosa por todas las caricias que estaban compartiendo.

Una parte de su cabeza se sintió mal por haber aceptado la operación de la doctora, pero realmente tendría sentido eliminar cualquier tentación cuando tú vida iría destinada a ser el mejor asesino del mundo. Así lo había asumido, había perdido esa parte de su humanidad, no podría unirse físicamente con ella nunca más, pero su corazón estaba enlazado al suyo para toda la vida.

–Nuestra…¿relación? –dudó por el uso de aquella palabra– Creo que va mucho más allá que una simple unión física.

Ángela se quedó en silencio mirándolo, acariciaba con cariño el cabello de su nuca. Pero él deslizó la mano por su muslo de forma traviesa, ella levantó las cejas.

–Pero eso no quiere decir que no pueda usar los dedos y la lengua –Genji río con cierta timidez.

La doctora se puso algo roja por la insinuación pero estaba más que dispuesta a aceptarla. Anhelaba más que nada volver a sentirlo tan cerca.

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