Discipline x Reward; Quid Pro Quo.
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A las 9:00 AM arribó al aeropuerto y un par de horas más tarde se encontraba en una inconspicua pensión de la ciudad, allí, tendió su equipaje sobre la cama, eligiendo sus artículos del día. Quería conocer los alrededores, recorrer el centro y hacerse una idea de la clase de lugar que estaba visitando más allá de la información que recopiló de internet. Siendo que el clima era templado, eligió una chaqueta liviana, remera negra, un par de jeans y unos tennis nuevos que compró con efectivo un par de días antes. La gorra para proteger su cabeza y las gafas oscuras le daban cierto aire de misterio, pero en los hechos, cualquiera que lo viese pensaría que se trataba de un turista.
Y tendrían razón.
Luego de almorzar algo ligero se dedicó a visitar los sitios de interés que su guía de viajero recomendaba. Algunos monumentos bastante interesantes, lugares históricos e incluso un hermoso parque en el que más tarde encontraría una merienda antes de regresar a la pensión e irse a dormir.
Repitió aquella rutina por cuatro días y en distintos lugares, comprando poco y nada salvo lo esencial. Al finalizar ese periodo tomó el metro, luego un taxi y luego un bus sin destino aparente. Todos los sitios que vio ese día tenían, como en cualquier ciudad moderna, una infinidad de cámaras de seguridad las cuales registraban sus movimientos, eso hasta que dejaron de hacerlo.
Mientras que las tecnologías de reconocimiento facial eran asombrosas, él no se ocultaba para ser exactos. Un tipo cualquiera sin nada especial a su haber recorriendo una zona de departamentos a cierta hora no era para levantar sospechas, mucho menos de parte de la propietaria que a veces subía fotografías y videos a sus redes. Se trataba de una chica de origen coreano que estaba estudiando fuera del país. Su familia, bueno, en realidad su padre no tenía idea de que esa misma chica en la que invirtió básicamente todo lo que tenía y podía dar se dedicaba a filmar porno con uno de los locales, un tipo de nombre Alex que no contento con revelar el verdadero carácter de esta joven también tomó a la madre de la chica y su hermana menor como sus mujeres.
Nada de eso era exactamente un secreto salvo para el padre de familia, un tal señor Park, y fue la policía internacional la que mediante sus nexos con la policía coreana le dejó saber de lo sucedido.
Pero nos adelantamos, el viaje del turista no ha concluido y le quedan un par más de destinos que visitar.
¿Aquello de poner toda la información personal en redes sociales?, pues, no tenía una opinión negativa de ello. Si alguien deseaba comunicar a los cuatro vientos en donde vivía y lo que comía y con quien se veía pues bien, ese era su derecho y de todos modos, cualquiera que quisiese lastimarles lo haría sin importar o no la disponibilidad de esa información, mas, le concernía tener esa información a mano.
Al turista le resultó provechoso lo descuidada que era la señorita Park a quien reconoció por la breve descripción que se le había dado.
–¿Cómo?–
Ahora la señorita Park contemplaba a aquel desconocido que sin levantar sospechas había entrado junto con Alex al departamento y antes de que pudiese siquiera recibir un puñetazo, le hubiese apuñalado en el cuello con el puto mango afilado de un cepillo de dientes.
El colosal hombre de color trastrabillo y luego cayó de rodillas intentando detener la hemorragia con las manos, luego, se puso pálido y acabó aferrándose a la señorita Park conforme la vida se le escapaba de entre los dedos, todo esto frente al hombre que en menos de cinco minutos hubiese convertido al tal Alex en otra estadística.
–¿Cómo?–, volvió a preguntar con la voz quebrada, sin darse cuenta de que Alex había entrado en shock y de que pronto moriría.
Sin ofrecer respuestas, el intruso le quitó su teléfono antes de que pudiese pedir ayuda y en cuestión de minutos todos los sucios detalles sobre la vida de la señorita Park fueron hechos públicos, no a su leal legión de pervertidos en esas páginas de pago, sino a su verdadero círculo social. Familia, amigos, gente de la universidad y del trabajo, todo en lujo de detalle incluyendo el material que incluía a la señora Park y a la hija menor de esa familia quienes allá, en casa, no tenían ni la menor idea de lo que les esperaba.
–Recibirás muchas llamadas–, susurró aquel hombre al finalizar, –Tu hermana tenía diecisiete cuando se la entregaste a este animal, puede que para algunos eso no haga diferencia pero por lo que entiendo de este país, incluso algunos meses pueden hundir a alguien–
Los ojos de Hana Park se movían erráticamente tratando de comprender lo que sucedía. Parte de su cerebro comprendía que Alex estaba muerto y que su vida privada ya no era privada, que allá en casa, su padre comenzaría a recibir decenas de llamadas para consultar sobre ella y que no tendría explicación, que su madre no tendría forma de justificar lo que habían hecho y que Suni recibiría un trato horrendo de parte de sus compañeros. Una parte de su ser sabía que todo a su alrededor había acabado y a pesar de ello, de la fatalidad a la que se enfrentaba no quería que ese desconocido acabase con su vida.
Aterrada, pateó el cadáver de Alex y se arrastró por el piso rumbo a su habitación, tropezó con la alfombra y con sus propios pies creyendo que llegaría, que allí podría ocultarse y pedir ayuda.
–Olvidaste esto–
El extraño le arrojó el teléfono de Alex el cual ella no pudo agarrar, rebotó en el piso quebrándose la pantalla mientras que el intruso habiendo cerrado ya la puerta avanzó hasta ella.
–Adelante, llama a casa. Explicale a papá lo que hiciste y quizás te perdone a ti y a la zorra de tu madre–
Le castañeaban los dientes y apenas podía sostener el aparato, mucho menos desbloquear la pantalla manchada de sangre.
El piso estaba cubierto de esa sustancia, pegajoso de aquella secreción carmesí que ya no brotaba del cuello de Alex.
–Cuéntale a lo que te dedicas, que eres la zorra de ese tipo y que te encanta. Dile todos esos sucios detalles que Alex comparte con sus amigos–
Hana negaba con la cabeza, ¿cuál era la combinación?, ¿¡cuál!?.
–Le encantará saber lo que sucedió con tu madre, como entre las dos han hecho de todo para complacerlo. De seguro se sentirá feliz de saber que la mujer que ama no es más que una asquerosa ramera y que sus hijas son iguales. Estoy convencido de que le encantará ver en lo que te has convertido tú y su familia–
Temblando, buscó entre los contactos, ¿dónde estaba papá?, ¿¡dónde!?. Debía… Debía llamar a casa y excusarse, ¡decirle que no era cierto!, le diría… Le explicaría que era un… ¿Un engaño?. Tendría que pensar, decir algo, hacer algo. Papá no debía saber lo que ella y mamá hicieron, lo que todo mundo sabía que hicieron…
–Haaaanaaaaa–, entonó el desconocido sonriendo detrás de su mascarilla celeste.
La joven alzó el rostro incapaz de contener las lagrimas, no podía pedir ayuda, no sabía a quién acudir, como detener lo que estaba pasando.
–Olvidaste tu teléfono–
Solo entonces cayó en cuenta que el teléfono que tenía entre las manos no era el suyo, que se sabía la combinación de Alex porque el tipo siempre usaba la misma clave de cuatro números debido a que cambiaba de equipo constantemente.
Supo que era imposible llamar a casa, y por como sonaba su propio teléfono ya no le quedaba tiempo para esconder lo que había hecho.
–A la policía–, sugirió el intruso, –Me temo que es tarde para tu novio pero quizás logres salvarte–
Hana gritó e intentó alejarse en vano, resbalaba por la sangre, estaba empapada en ella y en su propia orina.
Ya sus dedos apenas podían sostener el teléfono mientras que aquel intruso, ya teniendo el equipo de Alex a su disposición y sin contraseña se dedicaba a espiar todo lo que allí había.
–Ohhh interesante, veamos que opina la gente de esto–
La señorita Park se las arregló para escapar a su habitación azotando la puerta en su camino, no que hiciese mucha diferencia porque el desconocido la siguió en todo momento y se las arregló para evitar que ella pusiese el seguro.
–La madre de Alex lo está defendiendo y te culpa a ti y a tu madre, escribió que tu hermana menor mintió sobre su edad y que todo lo hicieron para meterlo en problemas, ¡pero sus amigos están muy impresionados!, supongo que al menos eso cuenta Hana Park–
–¡Ya callate!–
Instinto de supervivencia, o se corre o se lucha y se acarrean las consecuencias hasta el amargo final. Hana Park, desde que vio morir a Alex y fue consciente de la destrucción de su reputación había estado huyendo, tratando en vano de alejarse de su peculiar verdugo quien ni siquiera había explicado qué demonios tenía en su contra.
Ahora, Hana Park luchaba, o al menos lo intentaba.
Para su crédito, era un tanto más alta que su asaltante, eso le dio una ligera ventaja al momento de arrancarle la mascarilla y encontrarse frente a frente a un desconocido.
–Oh Hana–, murmuró el muchacho, apenas un niño, sonando verdaderamente arrepentido, –Supongo que de verdad es hora de terminar–
El mango de aquel cepillo no era ni particularmente largo ni pesado pero si muy afilado, tal como un aguijón. Penetró el vientre de Hana Park que cayó sentada sobre su cama y presa del pánico no pudo hacer mucho más que rodar sobre el colchón y abrazarse a si misma.
–Quiero que sepas–, le dijo aquel niño inclinándose junto a ella, –Que iba a dejarte ir. Mi asunto aquí era con Alex y tú eras más que nada una casualidad. Es una pena, en serio que lo es el que te hayas involucrado con ese animal. Verás Hana Park, odio a los tipos como Alex e hice mi misión en la vida asesinarlos, siento que es una labor divina y como buen americano no podía echarme atrás, lo entiendes, ¿verdad?, el tipo violó a tu hermana y tú lo permitiste, tú y tu madre lo permitieron–
Hana Park ya no escuchaba, se había recluido en su propio mundo para acallar la voz del extraño. No quería escucharlo, no quería saber nada de nadie.
–Quedate aquí, en tu habitación. No necesitas salir, no hay nada ni nadie haya afuera, ninguna cosa que pueda preocuparte–
Temblando y mortalmente aterrada balbuceaba incoherencias incluso cuando el intruso aquel la cubrió con una manta, cerró las cortinas y apagó las luces.
–Ve a dormir–
Y mientras Hana Park era acosada por la psicosis de un desconocido, esa persona, el turista, arrastraba el cuerpo de Alex al baño.
Tardó un par de horas en terminar y empacar. Había cortado la ropa que traía en tiras que guardó en un par de bolsas plásticas y había también limpiado las suelas de sus tennis, todo esto mientras estaba desnudo en la ducha, junto al cuerpo del animal al que había desangrado.
Debido a que la vestimenta de Alex le quedaba demasiado grande y estaba arruinada, tuvo que pedir prestado algo del armario de la señorita Park. Se contentó con un conjunto deportivo que le quedaba ligeramente holgado, incluyendo también el calzado. Estaba seguro de no haber dejado atrás muchos rastros valiéndose de un par de guantes y algo de adhesivo con el que proteger las yemas de sus dedos mientras que su cabello debajo de la gorra estaba recogido por una malla. Suprimiendo el asco, no solo desnudo a Alex, sino que con el lápiz labial de Hana Park le escribió en el pecho que era un violador y otras cosas para luego castrarlo y arrojar su miembro por el retrete.
Contrario a lo que se pudiese pensar, ninguna de estas cosas fue por placer ni venganza ni nada por el estilo. La brutalidad empleada no revelaba la pasión del atacante ni un motivo personal sirviendo más que nada como una forma de justicia y una pantalla de humo para las autoridades.
Era necesario para aquel desconocido mantener a raya sus emociones, sin importar lo difícil que pudiese ser.
La cámara de seguridad del pasillo no identificó al personaje que siguió al invitado de la señorita Park adentro de su departamento, pero sí a la joven que salió tiempo después vistiendo como la misma de la dueña del departamento, y para el momento en el que a la madre de Alex se le ocurrió pedir ayuda ya era tarde. Su hijo obviamente estaba muerto y Hana Park, a quien atacó mientras que la ambulancia se la llevaba no podía explicar lo sucedido. Todo eso ocurrió mientras que la supuesta atacante visitaba una tienda a varias cuadras de distancia, se mudaba de ropa y asumía una nueva identidad.
Al día siguiente el turista salió de los límites de la ciudad, visitó las áreas rurales colindantes y compró un par de obsequios para su padre allá en Corea, luego abordó el avión de regreso y resumió su rutina normal, sintiéndose un poco más maduro por haberse atrevido a salir del país por su cuenta.
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–¿Qué haces aquí niño?–
El hombre que lo interrumpió lucía como un vago, con grandes ojeras, el cabello alborotado y una desalineada barba decorando su muy amargado rostro.
–Hey, esté lugar no es para chiquillos. Mejor vete, es peligroso aquí por las noches–
Reuniendo todo su coraje negó con la cabeza, sus pequeñas manos sosteniendo el marco agrietado de aquella ventana en la segunda planta de ese edificio.
–¿Así que no he?, pues me tiene sin cuidado. Si quieres ver a las rameras es asunto tuyo, pero chico, ¿no crees que tus padres se molestarían si te atrapan?–
El rostro de Suk se oscureció, y apuntando a un grupo que caminaba por allí dio a entender al vagabundo que no estaba allí por morbo.
–Oh niño, ¿la conoces?. Mira, a veces los adultos tienen que hacer cosas que no quieren y bueno, quizás es la única opción que tiene–
Suk negó enfurecido, sacó su teléfono del bolsillo sacudiéndose de ira y le enseñó a la mujer que caminaba allí abajo.
–Tu madre entonces, y ella te envía esto–
El tipo se mostró incómodo y luego se sentó junto a Suk, palmeando el piso agrietado y ofreciendo una sonrisa.
–El nombre es Mae Chul pero puedes llamarme Chul–, se presentó aquel vagabundo extendiendo la mano.
Suk tomó asiento junto al tipo y viendo una oportunidad única le contó todo, desde el día en que su madre se enfrentó a esos abusivos hasta que desapareció por completo de su vida.
Al acabar, el pobre Suk lloraba. Revelar a una persona todo lo que había sentido y pensado le resultó liberador, se estaba sacando una enorme espina del corazón que llevaba mucho tiempo aquejándole. Chul en tanto solo se dedicó a escuchar el relato, sin poder evitar comparar la situación del niño a la propia.
–Bueno, no eres el único–, comentó palmeando en el hombro a Suk, –Digamos que te entiendo mejor de lo que te imaginas niño, y bueno, por lo que ves, yo soy el resultado de no superar esa clase de cosas–
Suk vio al vago aterrorizado, ¿acaso eso le esperaba?, ¡él no quería vivir así?, tan solo deseaba recuperar a su madre y tener una vida normal y que esos vagos jamás volvieran a molestarlo.
–Supongo que no le has dicho a tu papá–
Suk bajo la cabeza avergonzado.
–Bueno, lo entiendo. No es fácil hablar de esas cosas. Yo mismo no le he dicho a nadie. Desde que Hana hizo lo que hizo lo perdí todo y acabé viviendo así, y eso…–
El chico empuñó las manos y golpeó el piso, ¡no es justo!, quería decir refunfuñando en voz baja y golpeando también las paredes.
–Lo sé chico, lo sé pero mira, no vas a acabar como yo–, prometió Chul lleno de confianza, –¿Sabes?, tu madre es una idiota por hacer lo que hizo, ¡es ella quien no te merece!, y debes confrontar a tu padre y yo te ayudaré–
Suk alzó una ceja, ¿recibir ayuda de ese tipo?, ¡pero si ni siquiera tenía en dónde vivir!. Era descabellado el esperar que alguien que usaba harapos y no se duchaba a menudo pudiese hacer que la madre de Suk regresase a casa.
–Tienes razón–, murmuró Chul olfateándose a si mismo, –Creo que todavía tengo las llaves de mi viejo departamento. Voy a darme una ducha, cambiarme de ropa y luego, pensaremos en la forma de confrontar a tu padre. Esto ha ido demasiado lejos y es hora de ponerle un alto–
Suk fue arrastrado por el vago aquel escaleras abajo preguntándose en qué demonios se había metido y si acaso, ese loco de verdad lo ayudaría.
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Ya de regreso en casa, Suk demoró cerca de un mes para llevar el segundo obsequio a la persona que le había ayudado a planear el viaje.
–Me dicen que es muy bueno, mi padre me dejó probar pero no mucho. Espero que te guste también–
–Pues no sé mucho de vinos–, comentó su benefactor examinando la botella, –Pero si tu padre lo cree entonces debe ser excelente, y dime, ¿qué opinas de mi obsequio?–
–Me encantó, ¡gracias!–
Eran nimiedades pero estaba contento con ello. El vino no era realmente costoso y los confites tampoco eran tan finos, mas, lo que contaba era el gesto, una honesta e inequívoca muestra de aprecio entre amigos.
–¿Escuchaste las noticias?, hubo un asesinato en Estados Unidos–
Chul sacudió la cabeza, –Bueno, Estados Unidos es un país enorme. Deben haber muchos asesinatos todos los días–
Suk ladeó un tanto la cabeza, –Es que hay un coreano involucrado, alguien de la ciudad–
–Oh, cuéntame–
–Bueno, va así–, comenzó Suk, –Una chica que había ido a estudiar a estados unidos se involucró con un tipo de allá, y bueno, se hicieron amantes. La cosa es que no solo fue esa chica, sino que después su madre viajó a verla y también comenzó a acostarse con el tipo e incluso metieron a la hermana menor de la chica. En fin, dicen que alguien le dijo al padre lo que estaba pasando y que el tipo contrató un asesino para viajar a América y… Ya sabes–
–Homicidio por encargo–, concluyó Chul bastante serio, –Vaya… Bueno, ¿mató al tipo o qué?–
–Ese es el asunto–, siguió Suk,–El tipo ese está muerto, lo apuñalaron en el cuello y se desangró, pero lo que sucedió con la hija es diferente–
–¿Cómo diferente?–
Suk se aclaró la garganta mostrándose incómodo, –La hija de este tipo, una tal Hana Park, ella grababa porno con el otro tipo, el americano, luego hicieron lo mismo con su madre y con la hermana. El asunto es que Hana al parecer no sabía que Alex compartía todo lo que hacían y que vendió fotografías de su propia hermana menor, es decir, según ella en su página no se revelaba su identidad porque siempre se cubría el rostro pero Alex, su amante, no censuraba nada–
–Conocí a una Hana Park–, murmuró Chul pensativo, –Vaya quizás sean la misma, que bueno que ya no me relaciono con esa persona–
–Eso pudo salvarte la vida amigo–
–Y que lo digas hermano, entonces, ¿también murió Hana?–
Suk negó con la cabeza, –No pero estuvo cerca. El asesino le dio una estocada en el vientre pero fue superficial, igual, supongo que debe doler muchísimo y que en esas circunstancias de verdad creerías que vas a morir, pero no, sigue viva y la están enjuiciando allá en Estados Unidos, por por lo de su hermana menor–
–También conocí a Suni, no puedo creer en lo que estaba metida–
–La policía de allá no sabía qué hacer, es decir, ¿el culpable?, muerto. Esa chica, Suni, vive aquí y según dicen la contactó alguien de Interpol porque técnicamente fue traficada por su propia familia, Hana al parecer está internada y a la espera de juicio, la señora Yang mi Park se enfrenta a un divorcio y una posible condena y el señor Park… Pobre señor Park, viejo, esa es quizás la peor parte–
Chul tragó saliva palideciendo, –Eso lo explica, lo vi el otro día y estaba cambiado. Intenté conversar con él y se veía terrible–
–¿Quizás deberías ver si hay algún familiar que pueda ayudarlo?–, sugirió Suk.
Chul asintió resoluto, –Conozco a la tía de Hana, la hermana del señor Park. Creo que ya debe estar enterada de todo pero preguntaré de todos modos. No debería estar solo–
–Claro–, respondió Suk, –Digo, el tipo es el único inocente en todo esto, la policía investigó sus finanzas, sus correos, llamadas, todo. Estuvieron una semana entera en su casa revisando todo lo que tenía y lo único que descubrieron era que trabajaba demasiado y que su mujer era un monstruo–
Ambos se quedaron en silencio por unos minutos.
–Sabes, aquí también pasó algo–, comentó Chul chasqueando los dedos, –Dicen que fue una venganza entre pandillas aunque todavía no están seguros, ¿quieres que te cuente?–
Suk asintió intrigado.
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–Ok, primero lo primero. Nunca sigas a desconocidos sin importar lo que digan. Vivirás más tiempo así–
Suk resopló por la nariz y se cruzó de brazos, como si de verdad tuviese algo que aprender de alguien como Chul.
–Segundo. Está bien pedirle ayuda a alguien en quien confíes, sean tus padres, algún familiar o tus maestros, incluso un amigo. No es sano guardarse las cosas–
No pasó por alto la ironía de que quien lo decía hubiese desaparecido de la vida de todo mundo por seguir a una mujer por casi la mitad del globo solo para que le escupieran en el rostro y volver a casa derrotado.
–Tercero… Venganza, ¿quieres hacerlos pagar?, entonces tienes que hacerlo tu mismo, solo que mejor no lo hagas chico… Debe haber alguna mejor manera de hacer las cosas si es que no te sientes capaz de dejarlo ir y créeme, no tengo intensión de hacer eso último–
¿Venganza?, pues a decir verdad, Suk lo había pensado pero era realista al respecto. Esos tipos eran más altos, más fuertes y tenían dinero mientras que Suk solo era Suk.
Esa era una gran desventaja a la hora de vengarse.
–Te propongo esto–, siguió Chul apareciendo con ropa limpia y un teléfono casi nuevo, –Mira, tienes que deshacerte del que tienes. Tu madre no va a detenerse chico y esos tipos tampoco, así que vas a aceptar este teléfono que encontré por casualidad como tu equipo regular, y el viejo lo usarás para guardar todo lo que esa mujer envíe, pero no lo verás, ¿entendido?–
Suk alzó las manos sopesando el asunto y… No tenía nada.
¿Cuál era exactamente el plan?, eso quería saber. Qué harían respecto a la madre de Suk y la tal Hana y Alex.
–Eso es niño, mira, es simple. Te faltan un par de años para alcanzar la mayoría de edad y tendrás que pensar como adulto, y yo tengo que ponerme serio también. No puedo dejar que lo que esa perra me hizo me hunda de por vida. La idea entonces es que en este tiempo trabajemos en nosotros. Hay que decirle a tu padre para que pueda divorciarse, incluso si espera un par de años para que tu madre no intente hacer ninguna tontería como llevarte a vivir con esos tipos, y mientras, yo retomaré mi vida y bueno, pondré las cosas en orden–
–¿Y luego nos vengaremos?–
Chul sonrió muy a su pesar, –Vaya, así que puedes decir más de una oración. Sí chico, si al cabo de dos años sigues creyendo que es necesario, si tu madre no se detiene por las buenas o si Hana se vuelve a meter conmigo, entonces nos vengaremos pero en ese caso, más bien será por defendernos. Es más noble así si lo piensas–
–Porque ellos seguirían lastimándonos, lo entiendo–
–Buen chico–, lo felicitó Chul, –Pero hay que asegurarse de que no nos atrapen, así que haremos algo que vi en una película–
Suk inmediatamente se mostró escéptico, una película no era exactamente una buena fuente de ideas porque bueno, la ficción era una cosa y la realidad otra. No funcionaban del mismo modo.
–No estoy pensando en nada alocado–, rectificó Chul, –Y no espero que se haga, pero si lo hacemos tú te encargas de lo mío y yo me encargo de lo tuyo–
–Pero sabrán que nos conocemos–, respondió Suk, –Si fuese entre completos desconocidos podría funcionar pero así nos van a atrapar–
–Eso–, rebatió Chul, –Es algo que solucionaremos en su momento, y solo si es necesario chico, esperemos que nunca llegue ese día–
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Había dejado de fumar, claro, tenía que tomar en cuenta los beneficios a su salud y todo eso. Un corazón más fuerte, pulmones limpios y todo aquello que lo haría vivir más y mejor, pero vaya que necesitaba un cigarrillo…
–El peso de la responsabilidad, ¿he?–, se puso a charlar notando la cajetilla abandonada en el tablero del auto, –Maldito infeliz, tienes justo lo que quiero y no puedo tener. La vida es cruel viejo, la vida es injusta y deja que hijos de puta como ustedes caminen entre la gente buena y decente como si fuesen iguales a ellos, como si no apestasen a mierda… –
Pisando el acelerador se perdió entre las curvas de la carretera atravesando las incontables luces incandescentes sobre el río de brea negra de esa fría noche suya. Había dormido antes bajo esas estrellas, completamente desorbitado, perdido, en estado de fuga y musitando para si mismo conforme sus dedos se tornaban morados y negros y su lengua se retorcía dentro la boca, y vaya que no lo extrañaba.
Pero la noche era su hogar, y la carretera le recordaba a su madre.
Le hubiese gustado verla sonreír más, hacerla feliz si quiera un poco, aunque suponía que al final, alguna alegría le hubiese concebido, un merito que mereciese ese departamento para que al menos no se congelase en las calles, incluso cuando no era dueño de sus pensamientos y vagaba con el corazón roto y los labios parchados por el alcohol.
Vaya que necesitaba un cigarrillo…
–Es un buen chico y ha crecido como no tienes idea, está más alto, claro, jamás será un candidato para la NBA pero no muchos lo son–
Le enorgullecía hablar del chico, de lo mucho que había madurado y bueno, quizás exageraba con lo del crecimiento. Al parecer Suk venía en ese tamaño y con esas facciones, algo más femenino que otros chicos de su edad lo que tal vez explicaba porque era el blanco de tantos abusivos, al menos, hasta que el chico se defendía con los puños.
Tenían corazón ese niño, mucho corazón.
Chul revisó el mapa integrado al vehículo y confiado en que eventualmente lo rastrearían redujo la velocidad para internarse en una nueva ruta. Su plan, sencillo a más no poder, consistía en abandonar el carro y hacer el largo y posiblemente mortal recorrido a un pueblo cercano desde donde abordaría un autobús que lo llevaría a casa. Como no tenía teléfono ni nada, dependía por completo del dinero en sus bolsillos, el cual le daría exactamente para su pasaje y algo de comer para así no congelarse. Quería ser como ese famoso asaltante de aviones, el que había saltado y desaparecido para siempre y si todo le resultaba, también sería el caso con su persona.
–En fin, la historia es simple–, explicó a su copiloto, –Conozco a a este grupo de idiotas que se metió con un niño y como todos los idiotas que abusan de los niños lo llevaron demasiado lejos y por demasiado tiempo, aunque la madre haciéndose parte del grupo sí fue una sorpresa–
En el asiento de atrás, los otros dos pasajeros habían dejado de prestar atención lo que poco y nada importó a Chul. De todos modos no esperaba que esos tipos tuviesen buen gusto.
–Como iba diciendo, terminó involucrada con estos tipos lo que francamente me parece una idiotez, es decir, ¿cuatro imbéciles metiéndose con un crío que no les llega ni a las rodillas?, eso ya es asqueroso, pero que además tengan que ocultarse detrás de sus familias ya los vuelve repugnantes. ¿En qué iba?, ¡claro!, la madre de este niño abofeteó a uno, la amenazaron con expulsar a su hijo de la escuela porque uno de ustedes es familiar del director o algo y aquí estamos–
Deteniendo el carro junto a un lado de la carretera encendió las luces de emergencia, salió y rodeando el vehículo fue hasta el asiento del pasajero.
–Como iba diciendo, esta perra debe estar loca. Se volvió la "amante" de los bullys de su propio hijo y eventualmente se fue de casa, pero como es una perra y ustedes son hijos de perra, no contentos con atormentar al pobre niño no vieron nada mejor que hacer que enviarle al chico la evidencia que cualquier otro hubiese utilizado para enterrarlos–
Min o Lee o como demonios se llamase el tipo con nariz de goblin despertó al caer contra la nieve, vio a un desconocido utilizando un pasamontañas y blandiendo un hacha.
–Robé esto de ese obeso director, el cerdo tiene buen equipo de campamento, muy costoso así que espero que sepan apreciarlo chicos porque créanme, esto les va a doler–
Nariz de duende trató de gritar, claro que lo intentó pero el calcetín en su boca era un impedimento, no que hubiese hecho mucha diferencia estando los cuatro en medio de ningún lugar.
Chul se dedicó no a matar, sino a lacerar. Lo necesitaba vivo por un tiempo, el suficiente como para crear una atmósfera convincente, y mientras nariz de mosquito lloraba y ensuciaba sus pantalones fue que pudo sacarle a los otros dos todos esos sucios y vergonzosos detalles que no compartirían bajo ninguna otra circunstancia.
Dinero e información, mucha información sobre aquel tío de niño bonito y todo lo que había tenido que hacer para proteger al chico dorado. Chantaje, extorsión, nombra un delito y ten la seguridad de que lo hicieron. La improvisada corte de justicia estaba en sesión y Chul estaba teniendo el momento de su vida haciendo el papel de juez.
–¿Quién sigue he?, necesito voluntarios, alguien valiente, alguien… Como tú–
Fortachón fue el segundo en partir por motivos de conveniencia, el tipo era mejor peleador que sus amigos y podría oponer resistencia, aunque en los hechos, también el suficiente sentido común como para correr lo que de hecho intentó hacer sin mucho éxito gracias a uno de los trucos más viejos del mundo.
La verdad es que con lo apresurado que estaba Chul olvidó comprar con que atarles los pies así que en un desplante de ingenio les ató los cordones de los zapatos.
–Increíble que haya funcionado… –, murmuró al arrastrarlo también a la nieve antes de destrozar sus tobillos.
Con fortachón no tardó mucho, ya se estaba cansando y no era la atracción principal, eso y en realidad, el tipo no sabía mucho. Era un cabrón fuerte y malvado y por eso niño bonito y el nariz de duende lo mantenían cerca.
–Dos a la cajuela y luego vas tu, Ji-hu Lee–
Niño bonito, Ji-hu Lee, era el hijo predilecto de una familia de buena situación, todos bien posicionados gracias a una serie de contactos que los ubicaba en distintas posiciones provechosas. No por nada se le permitía actuar de manera impune en el colegio del que su tío era director, mismo tío que se aseguraba de que ninguna queja afectase a su sobrino favorito con tal de no invocar la furia de sus padres.
La verdad era que Ji-hu Lee había arruinado junto con sus amigos a muchas, muchas personas, por lo que Chul esperaba existiesen también muchos sospechosos, incluso tomando en cuenta las pistas que dejaría atrás. Después de todo no existía el homicidio perfecto, pero con dejarlo incompleto bastaría.
–Bien, señor Ji-hu Lee, de lo siguiente depende que lo deje seguir vivo. Necesito que haga una llamada a una de sus mujeres, la última de ellas. Necesito que la llame y lea las instrucciones que voy a detallar para que sean entregadas a su familia–
Ji-hu temblaba, y asintiendo con la cabeza aguardó a que la llamada conectase con su destinatario. La mujer en cuestión, la madre de Suk, escuchó atenta las instrucciones del rescate. En donde dejar el dinero y el número al que llamar para recibir más instrucciones, horarios tope y de regalo una linda fotografía de niño bonito a punto de ser ejecutado.
–Bien, ya lo hice. ¿Podemos irnos por favor?–
Chul no pudo evitar la mueca de desagrado, ¿incluso a punto de morir ese mocoso engreído lo veía en menos?. Hubiese estado impresionado si viniese de parte de otra persona.
–Claro chico, ya acabó–
Levantó el hacha de campamento, pequeña y flexible, y la clavó en medio de la cabeza de Ji-hu Lee, una, dos, tres veces, y mientras que el chico que en realidad tenía casi su misma edad contemplaba absorto la sangre que manaba de su cabeza, le dio un cuarto golpe en medio del rostro partiendo así sus labios.
–Ya se acabó… –
El rescate, ¡el rescate no existía!. La cantidad que había pedido era ridícula, nadie la pagaría, y las condiciones de entrega eran irrisorias. El cuerpo de nariz de duende fue al asiento del conductor mientras que fortachón y niño bonito iban a la cajuela, bien atados y llenos de moretones.
Arrojó los teléfonos en el camino, no sin antes desbloquear el de Ji-hu Lee y transferir todo el dinero que le fue posible a distintas personas incluyendo a fortachón y Pinocho, y en especial a esa ramera que ahora tendría que estar dando explicaciones a la familia Lee sobre los fondos del bastardo ese que todavía se retorcía en la cajuela.
–… D.B Cooper, ¡ese era el nombre del sujeto!–
Sintiéndose bastante satisfecho consigo mismo, Chul se internó en la noche llevando su equipo de supervivencia. El pueblo al que se dirigía quedaba a una buena distancia y requeriría de todas sus energías para llegar con vida, no fuese que terminase como aquel famoso ladrón de aviones, ese que hizo el robo perfecto y que nadie nunca volvió a ver.
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–¿Crees que mi papá vaya a estar bien?–
Chul Mae no tenía ni la menor idea de qué decir, porque vaya, el chico había confrontado a su padre con evidencia del adulterio constante y repetido de la madre y el pobre hombre que de seguro ya lo sabía no quería aceptarlo. Le tomó más de dos horas a Chul calmar al pobre sujeto por el bien de Suk y aún así, no estaba seguro de que hubiese sido suficiente, motivo por el cual no se había ido.
–¿Chul?–
–¿Recuerdas cuando nos conocimos chico?, estabas tratando de ver a tu madre luego de que desapareciera por semanas. ¿Recuerdas cómo te sentiste?–
Suk asintió lentamente, –Bueno, sí–, contestó en un hilo de voz, –Todavía me cuesta aceptar que no me quiera, supongo que es igual de difícil para papá–
Chul le sacudió el cabello al chico.
–Tu papá es un buen hombre, pero ahora está herido. No quiero mentirte, tomará mucho trabajo para los tres el sobreponernos a esto pero oye, tomaste el primer paso–
–Es que ya no quería seguir mintiendo–, dijo el muchacho.
Chul lo entendía, claro que lo hacía. No le había dado los detalles de lo que Hana le hizo, como lo humilló a más no poder y destruyó su confianza.
La verdad, es que no quería que nadie supiese mucho menos Suk. El chico tenía un buen corazón y eso no siempre era algo bueno.
El padre de Suk, el señor Mok Pae, apareció. Todavía cabizbajo, avergonzado, pero al menos se veía un tanto más compuesto.
–Chul Mae, ¿cierto?. Gracias por ayudar a Suk–, le dijo el hombre dando una leve reverencia.
Chul se apresuró a devolver el gesto, –No hay de que señor Pae, Suk es un buen amigo–
Mok Pae trató de sonreír a pesar del dolor, era como si luego de padecer una grave enfermedad por mucho tiempo al fin pudiese moverse y abandonar la cama. Dolía, pero al menos, tenía la cabeza clara, había recordado lo que era importante, quien era importante.
–He pensado en lo que debo hacer, con esta evidencia no creo que haya problemas para divorciarme de Young-mi y que no me quite la custodia de Suk, pero para estar seguros, y como no ha tratado de contactarnos, preferiría esperar a que Suk cumpla los dieciocho y cortar definitivamente contacto. No me gustaría que ella o esos tipos traten de entrometerse en la vida de mi hijo–
No era la solución óptima, pero algo de razón tenía el señor Pae. No sabían qué esperar de esos sujetos y no se arriesgarían a poner a Suk en medio de una batalla legal.
–Y Suk–, siguió el señor Pae, –¿Podrías perdonarme hijo?–
El chico vio a su padre con nuevos ojos, su viejo que estaba cansado y con el corazón roto pero todavía en pie. Era… Era valiente, Suk quería ser valiente también, quería sentirse orgulloso de si mismo.
–Claro papá–
Chul los vio abrazarse con una sonrisa, el chico ese estaría bien. Suk y su padre se merecían algo de felicidad luego de todo lo que les había pasado y quizás, no sería necesario tomar el otro camino, al menos, eso creía Chul, hasta que le probaron lo contrario.
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–Ok, presta atención chico. ¿Recuerdas tu viejo colegio?, ¿al director?, pues lo arrestaron hace unos días–
Suk abrió los ojos de par en par, era cierto que el tipo no era ángel de su devoción pero de allí a imaginarlo como un criminal existía un gran salto.
–Sí sé lo que te imaginas, "¿Cómo podría ser ese tipo un criminal?" pues espera, porque se pone mejor–
Chul buscó su teléfono y le enseñó las fotografías que alguien más le había enviado, –Pues resulta que el tipo cubría a su sobrino, de seguro lo conociste el tipo siempre estaba acosando a todo mundo como típico criminal de poca monta, o al menos eso creían porque al bastardo este lo secuestraron junto con sus amigos. Alguien, no sabemos quién, los emboscó en una de las propiedades de su familia. Los golpearon, los maniataron y luego los llevaron en auto por un camino rural–
–Wow–, dijo Suk, –Oye… Ese es el tipo, ya sabes, ese tipo…–
Chul le puso una mano en el hombro a su amigo, –Está bien chico, ¿recuerdas lo que hablamos?–
Suk respiró hondo para calmarse, –Claro, es solo que todavía duele–
–Eso es normal Suk–, le consoló Chul, –Solo recuerda que tu padre y yo estamos para ti en todo momento, y que tu madre es la única que se pierde ser parte de tu vida chico–
Suk puso su mejor sonrisa, tenía que ser valiente, sabía que podía serlo.
–¿Mejor?–, preguntó Chul, –Si quieres podemos hablar de otra cosa.
Suk negó con la cabeza, –Está bien, me iba a enterar tarde o temprano y bueno, explica el motivo de que mi papá haya estado algo callado estos días. Debe estar preocupado–
–Trabajaremos en eso–, prometió Chul, –En todo caso, ¿dónde iba?, ¡ha sí!, el secuestrador hizo que ese pequeño bastardo llamase a alguien de confianza y le dio un montón de instrucciones para que su familia pagase un rescate por su cabeza, la familia al ver el monto fue a la policía y usando su influencia salieron a buscarlo esa misma noche–
Chul se puso serio, –Chico, los encontraron muertos a ese tal Ji-hu Lee y sus amigos. Lo pusieron en la cajuela de su propio auto junto con otro de los chicos mientras que al más grande lo colocaron en el asiento del chofer, al menos eso dice la policía, ¿pero quién sabe?, su familia ha silenciado lo que sucedió–
–¿Y creen que fueron pandilleros?–
Chul se sacudió de hombros, –¿Quién sabe?, han mencionado pocos detalles como eso de los teléfonos que encontraron perdidos en la nieve y mucho dinero de la cuenta de Ji-hu Lee que fue a dar en las manos de sus amigos y también, y lo siento chico, tengo que decírtelo. Tu madre también recibió dinero de esa cuenta y fue la última persona con la que Ji-hu habló–
–¿¡Mamá estuvo involucrada!?–
Suk se cubrió la boca y palideció.
–Chico, tranquilo. Nada es definitivo así que por favor calmate–, pidió Chul abrazando al muchacho, –La interrogaron pero al parecer no sabe nada, la policía no tiene idea de si acaso le pagaron a sus amigos o fue alguien más. Ji-hu y toda la familia Lee tienen muchos enemigos, de seguro alguno se canso de esperar y bueno, iba a terminar así Suk, tenía que acabar así–
–Así que… A los malvados de verdad les llega su castigo–, entonó Suk en voz baja.
–Así parece chico, así parece…–
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Quería ver madurar a ese chico, conocer todo su potencial.
Necesitaba para ello hacer muchas cosas, convertirse en una mejor persona, alguien más fuerte, confiable.
Alguien en quien Suk pudiese confiar.
–¿Esa es Hana?–
Chul tragó saliva y se atragantó con la rabia.
–Es… Es su hermana menor–, escupió, –Es Suni, ¿pero cómo?–
Suk frunció el ceño, entendía que lo que veía era malo pero no sabía porqué Chul estaba destrozado si había superado a Hana…
–¿Suni?–, preguntó el chico, –Espera un segundo, Suni es la hermana menor de Hana, la que es como de mi edad… –
–Así es chico–, contestó Chul, –Hana, Sunni y la señora Park. Alex las consiguió a las tres–
–No lo entiendo–, cuestionó Suk anonadado, –¿Cuál es el objetivo, qué quiere de ti?–
Chul escupió al piso y borró la fotografía junto con los mensajes de Hana que se preguntaba cuándo volvería a verlo.
–¿Chul?–
Era igual que la madre del niño, Hana, Yang mi y Sunni Park eran iguales a Young mi. No quería generalizarlas, entendía que no todas las mujeres eran así pero tener el infortunio de toparse con una familia entera que si lo era lo dejó estupefacto.
–Oye tranquilo, mi mamá todavía hace lo mismo–
Tuvo que controlarse para no azotar el teléfono contra el piso.
–Pero pensé… Creí que estabas usando el nuevo teléfono Suk, ¿cómo es que tiene tu número?–
Suk desvió la mirada, –Me llamaron el otro día de la oficina del director y mamá estaba allí. Dijo algo sobre ser más cuidadoso con mis cosas y me hizo darle mi nuevo número, incluso fue a casa por un par de horas y se marchó antes de que papá pudiese verla–
–¿Estaba acompañada?–
Suk asintió tímidamente.
–La estaban esperando afuera, se estaban riendo y luego, cuando estuvo en casa la fueron a buscar–
Chul no podía o mejor dicho, no quería creerlo.
Esas personas nunca se detendrían, no dejarían de hacerles daño, de perseguir a ese pobre chico.
Eran igual a Hana y Alex, eran monstruos, eran plagas, eran el enemigo.
–Niño, ¿qué te parecería conocer el extranjero como regalo de cumpleaños?–
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–Chico, tenemos una última parada antes de visitar a tu papá–
Suk asintió y subió al auto, el camino se le hizo corto viendo el hermoso paisaje. Había extrañado su país allá afuera a pesar de haber recorrido muchos lugares diferentes y haber aprendido muchas cosas interesantes.
–¿Pensando en tu viaje, he?, pues sí es un país interesante, aunque no sé si me acostumbraría a vivir allá–
–Te entiendo–, respondió Suk, –Hay muchas personas diferentes y todos son tan… ¿Efusivos?. Igual, extrañaba mi hogar pero al menos ahora sé que puedo desenvolverme bien por mi cuenta–
–¡Y eso es genial chico!–, le felicitó Chul tomando un desvío para llegar a su destino.
–Bueno–, murmuró el hombre estacionando el carro y descendiendo, –¿Vamos?–
Junto con Chul, Suk siguió un sendero cubierto por árboles hasta una casa bastante sencilla, ambos pasaron junto a la edificación y se encontraron con que daba con una pequeña laguna. Allí, había una tercera persona contemplando la quieta superficie azul.
–Suni Park, ha pasado mucho tiempo–
La chica aquella bien oculta debajo de un sweater con capucha se tensó, y dando vuelta lentamente enfocó sus enrojecidos ojos en los dos hombres vestidos de negro que habían aparecido cerca de la propiedad de su abuela.
–Eres tu, Chul Mae, ¿también has venido para burlarte?, o quizás quieres cogerme como los otros–
Demasiado desafiante para alguien a quien no le quedaba dignidad, de todos modos, nada con lo que Chul no pudiese trabajar.
–Eras una niña idiota entonces y lo sigues siendo ahora, no es sorpresa que siguieras los pasos de Hana–
Vio las mejillas encendidas y la condenación a flor de piel. Quería maldecirlo, gritarle y decirle que se fuera al diablo. No necesitaba las burlas ni los comentarios soeces de Chul ni de su amiguito, ya suficiente tenía de todo el mundo.
–¿Qué pasa?, ¿te comió la lengua el gato!, ¡ya di algo!–
La joven avanzó hasta la pareja con la mano en alto dispuesta a abofetear al viejo amigo de su hermana. En su mente, una de las muchas excusas que tuvo fue culpar a Chul por no detener a Hana a tiempo. De seguro, imaginó que de ser Chul más hombre, más directo, entonces Hana no hubiese sucumbido por ese tipo al igual que lo hizo ella misma e incluso su madre.
Antes de que pudiese lograr su cometido, Suk la detuvo atajando su muñeca.
–Hey chico, dejala–, pidió Chul, –No es como si le fuese a tener miedo a la hermanita de Hana–
–¡Tienes mucho coraje para venir a reírte de mi, Chul Mae!–
–He–, replicó Chul riendo, –Podría decir lo mismo de ti Suni, la verdad a estas alturas ya te hacía cortándote las venas o algo así de dramático. Dime, ¿Hana todavía no sale del hospital?, porque no creo que pueda ocultarse allí para siempre–
Suni Park abrió los ojos de par en par temblando de pies a cabeza, luego, abrió la boca y gritó al mismo tiempo que le daba un puñetazo en la cara a Chul.
El hombre dio un par de pasos en falso pero logró recuperar el equilibrio, –Wow–, dijo sobando su mandíbula, –Nada mal Suni, nada mal, y ahora que sabemos que no quieres morir podrías emplear lo que sea que te mantiene viva en algo mejor, como ir a pedir perdón a tu padre–
Todo el fuego dentro de la muchacha se extinguió de inmediato, y morosa dio media vuelta para irse.
–¿Papá?, ese hombre ya no es mi padre, él mismo me lo dijo. Me corrió de casa cuando se supo todo al mismo tiempo que mamá fue apresada. Es por eso que me estoy quedando aquí con mi abuela, y ella me detesta por lo que hice así que no, no voy a ir a pedirle perdón, no hay nada que pueda hacer para que me perdone–
–¿De verdad lo vas a dejar solo?–, intervino Suk, –¿En serio?, eres la única que queda, ¿y te vas a rendir?–
Suni arrugó la nariz al contestar, –No veo cómo ese sea problema tuyo. No tienes idea de lo que me esta pasando así que por favor no te metas–
–Mi madre me hizo lo mismo que ustedes le hicieron a su padre–, sentenció Suk, –Y por mucho más tiempo, de hecho, de no ser por Chul no creo que hubiese durado tanto–
–¿Chul?–, preguntó Suni observando al nada impresionante amigo de su hermana, –Hana solía hablar bien de él pero… Bueno, ya sabes lo que pasó. Hana y mamá perdieron el control, y yo también, y ahora mi vida se acabó, todo se fue al carajo…–
Chul alcanzó a Suni y le dio un leve apretón en el hombro, la chica lo vio confundida, sin saber cómo interpretar ese gesto.
–Pues sí, todo se fue al carajo. Te viste envuelta en una mala situación, tomaste pésimas decisiones y acabaste arrepintiéndote de todo, y ahora nada tiene sentido y crees que sería más sencillo acabar con todo, pero no lo harás, porque todavía tienes miedo de morir o mejor dicho, no quieres que acabe en realidad, al menos no así. Yo ya estuve allí niña, ya lo hice y salí no tan ileso–
–No te recuerdo así–, susurró Suni, –Eras mucho más… ¿Compuesto?, más serio e introvertido. Hana decía que le costaba que te abrieras con ella. Mi hermana te quería mucho–
–Niña–, replicó Chul, –Eso fue en el pasado, mirame, no estoy bien, de hecho, de no ser por el chico–, apuntando a Suk, –Ni siquiera estaría vivo. El asunto es simple Suni, puedes elegir si quieres ser la chica del video y quedarte así, sintiendo pena por ti misma, o si quieres vuelve a ser la Suni Park de antes y enmienda las cosas con tu padre, además chica, piensa que de de las tres eres la menos culpable. Era responsabilidad de tu madre y tu hermana cuidarte, ellas son adultas y maldita sea, ¡Hana es tu hermana mayor!, debió protegerte de Alex, debió advertirte, no dejarte ser parte de lo mismo–
Conversaron un rato más hasta que Suni prometió considerar lo que Chul y Suk le dijeron, luego, ambos hombres se dirigieron a la residencia Pae a celebrar, porque la vida era buena. Estaban vivos, se sentían bien y les quedaba mucho por delante.
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–No sé si tenga la fuerza para hacerlo–
–Entonces no lo hagas–
Suk se limpió la comisura de los labios librándose así de la saliva espumosa que allí se había acumulado.
No sabía si podía hacer lo que debía hacer, si tendría la fuerza para matar.
–Podemos detenernos chico, dejar todo como está. No te lo recriminaré nunca, lo prometo–
Suk sabía que su amigo le decía la verdad, y al mismo tiempo…
–No–, negó con convicción, –No va a acabar así. Esos tipos son personas horrendas, son… Son monstruos, y nadie hace nada para detenerlos–
–Aún así–, replicó Chul, –Es un gran peso que cargar, son vidas humanas. Podemos decir que son monstruos, porque ante nuestros ojos eso es cierto, pero ambos sabemos que siguen siendo humanos–
–Lo entiendo–, dijo Suk, –Entiendo por fin lo que implica viajar hasta allá y lo acepto. Fue demasiado lejos cuando involucró a esa chica–
Chul suspiró cansado, sintiendo en sus huesos que pagaría un alto precio por lograr su revancha.
–La pandilla de Ji-uh Lee caerá y todos los que lo protegieron serán expuestos, incluyendo a tu madre–
–Y el amante de Hana Park será asesinado, ni ella ni su madre o su hermana podrán seguir ocultándolo–, sentenció Suk.
Chul y Suk pactaron ese día los términos del contrato, no hablar de ello nunca, ni siquiera en secreto, cumplir a cabalidad con lo acordado y no acobardarse. Aquellos que estaban marcados morirían y solo entonces todo sería olvidado.
Un acuerdo con sangre selló el destino de muchas personas bajo la inmisericorde voluntad de una serpiente de dos cabezas, una serpiente que se desplazaba bajo un sol negro.
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Suni Park regaba las flores de su pequeño jardín, aquel que tenía bajo el marco de la ventana de su habitación.
–Hija, baja a cenar–
Dejando de lado su regadera, se calzó sus pantuflas y descendió al primer piso. Su padre seguía estando demasiado delgado, comía muy poco y eso la preocupaba pero planeaba arreglarlo ahora que tenía todo el tiempo del mundo a su disposición.
–Toma asiento–
Obedeciendo, se ubicó a la derecha de su padre y ambos cenaron juntos. El señor Park, debido a los sucesos acaecidos el año anterior había dejado de trabajar con tanta intensidad para enfocarse en si mismo mientras finalizaba su divorcio, y contrario a lo que la señora, o mejor dicho, ex señora Park creía, Suni se las arregló de convencer a su padre de darle una segunda oportunidad.
–Tendré que llamar a esos dos para agradecerles, ¿y quién sabe?, quizás a papá le convenga tener más amigos–
La tarde que Chul la confrontó, consideró seriamente ponerle fin a todo hasta que se dio cuenta que de verdad no quería ser la Suni en la que se había transformado estando allá en Estados Unidos, oh claro, podía culpar a Alex y tenía motivos de sobra para hacerlo, así como podía culpar a su madre y hermana pero al final, sucumbió, y ahora le tocaba salir y lo hizo pidiendo ayuda de muchas personas.
Sin que lo supiera Chul Mae había hecho arreglos con una de sus tías para organizar sesiones de terapia para ella y para papá, solo entonces supo que el mismo Chul por un tiempo recibió tratamiento antes de desaparecer. Su historia, según lo poco que conocía involucraba un desastroso encuentro con Hana y Alex, encuentro del que Chul Mae nunca compartió detalles.
La historia de Suk era muy similar y según Chul, fue porque vio en ese chico alguien demasiado parecido a si mismo que tuvo el impulso de encaminar su vida.
–Tiene un buen corazón al igual que tu Suni, es por eso que no quería que ninguno de los dos perdiera el camino como yo–, le había contado en una de las raras ocasiones en las que charlaban.
En fin, gracias a la intervención de su tía pudo volver a hablar con papá para luego volver a casa y recuperar su familia.
A decir verdad, Suni estaba muy contenta de estar de regreso incluso si solo eran los dos.
Con Hana hablaba muy poco, todavía tenía problemas legales allá en Estados Unidos y no sabía si algún día se atrevería a regresar a Corea. A veces preguntaba por Chu pero Suni, por respeto, decía no saber nada del viejo amigo de su hermana.
Con su madre la relación empeoró drásticamente, hablaban poco y se veían mucho menos y en nada ayudaba el hecho de que Suni hubiese preferido quedarse con su padre. Por lo que sabía, Yang mi también era una suerte de reclusa lo que no parecía ser gran castigo salvo por un detalle.
La mujer todavía amaba a su marido, o al menos creía amarlo y la distancia le dolía.
Suni de todos modos no discutía de esas cosas con su padre. Su madre tendría que aprender a valerse por su cuenta al igual que Hana, ojala sin arrastrar a nadie más con sus egoístas decisiones.
–Entonces, ¿cuál es el veredicto?–
Viendo el rostro de su papá que se había esforzado tanto por preparar la cena, Suni supo que la respuesta sería la misma de todas las noches.
–Estuvo delicioso, ¡gracias!–
Había tomado una decisión, una muy importante y creía no haberse equivocado.
Tendría que agradecerle a esos dos algún día.
