Fic

Los chicos de Candy

Por Mayra Exitosa

Capítulo I

Vida complicada

1999 Inglaterra.

- Sabes bien que nunca hemos tenido nada entre nosotros, de hecho no hay un nosotros, has estado creando fantasías por años, sencillamente ahora crees que es el momento de hacerlo realidad, pero sabes Elisa, entre tú y yo no hay un ápice de compatibilidad, tu coeficiente intelectual dista mucho de una capacidad mental para asumir las consecuencias de la realidad que no quieres aceptar, si crees que mi Tía creerá eso de que hay algo entre nosotros, te equivocas, ella piensa con la cabeza y si la usa, así que aunque le jures que estuve contigo. Te mandará sacar de su casa con la seguridad.

- Eres un… un… ¡tonto! Nadie en el mundo te querrá como yo.

- Eso puedes apostarlo. William sonreía irónicamente. Pensaba, un cerebro pequeño para un cuerpazo de mujer, un desperdicio de vida constante.

Elisa obligaba a que todo lo que deseaba se le cumpliera, que si quería un hombre, se le rindiera y escoger a William era su mayor logro, un empresario genial, discreto y caballeroso, conocido en el mundo por sofisticado y serio, un hombre bastante atractivo, alto y sobre todo con una mentalidad de genio en los negocios, ya que la fortuna que le heredaron sus padres, la multiplicó en menos de seis años, convirtiéndose en un joven multimillonario.

William Albert había ganado becas sin necesitarlas cuando fue estudiante, destacado deportista europeo, un hombre amable y discreto en cuestión de gustos, sus estudios eran ejemplares dando orgullo a la mujer que lo cuidó desde niño, una tía celosa, presumida y colmada de conocimientos, refinación, de cultura, haciendo que William su sobrino fuera el mejor de los regalos, cuando le fue entregado por su madre antes de morir de una triste enfermedad.

1979 Escocia

Tres hombres seguían a una mujer que se escapaba para ir a un lugar privado, al parecer iba sola, pero nunca llegó… pues los tres la atraparon y la escondieron hasta dejar en ella el dolor más grande que a una mujer le puede pasar…

- ¡Suéltenme! ¡Se los suplico! ¡No!

Un grito desgarrador y las lagrimas de Elroy brotaban al no poder olvidar esa imagen de hace 20 años… Después seguía recordando tantos detalles…

… "Elroy… solo tú puedes amar a mi hijo como yo… confío en que velarás por él y lo guiarás para que sea como su Padre… el único hombre al que he amado. …

-Te lo Juro Pauna, daré mi vida por verlo realizado como el mejor hombre y que estés orgullosa de él."

Para Elroy fue un compromiso enorme y una bendición, su matriz sufrió una infección y su ginecólogo declaró que jamás podría ser madre, que tenía que declararle esto al hombre que llegará a casarse con ella. Avergonzada por su actual situación, decidió guardar silencio y dejo a su prometido Dimitri Hampton, con la idea de que su matrimonio no podía ser.

… "Lo siento tanto Dimitri, nuestra relación no tiene futuro, lo cierto es que… no puede ser.

-Elroy, mi amor ¿Estas bromeado? Te amo más que a mi vida, no puedes decirme esto, no ahora que ya teníamos planes de casarnos, formar nuestra familia, tu hermano ya me había aceptado, nos llevamos muy bien. ¡No!

- Es definitivo Dimitri"

Con un amargo dolor Elroy dejo libre a su amado para que fuera feliz con una mujer que si le diera hijos, pero este jamás se caso con nadie, su corazón solo aceptaba a la mujer perfecta, eso para él era Elroy.

Ella recordaba con una sonrisa cuando recibió a su sobrino y su tutela. Pauna sabiendo su infertilidad, decía en su embarazo que el hijo de ella sería de ambas, la dejó estar a su lado en todo momento y cuando nació la nombro madrina de William.

… "Eres más que mi hermana, Elroy, tu y yo somos… las madres de mi hijo. Una sonrisa ocultaba algo Pauna, ya estaba enferma y el embarazo complicó su estado de salud, pero se lo ocultó todo el tiempo a los Andrew, ella no sería quien evitara el orgullo de su marido, un hijo o hija que diera el fruto del gran amor que sentía por su mujer. ¡Un heredero! Su amor por Elroy y su situación de infertilidad, era lo idóneo para que al tomar la decisión de no casarse, si ella moría, su hijo sería un Andrew amado por su cuñada, la familia que realmente cuidaría de su hijo."

Elroy siendo soltera, al no tener pareja, su hermano nombro a su joven aprendiz de nombre George Johnson que fuera el padrino y que acompañara a su hermana ante el altar al bautizo de su primogénito, que él no tendría ninguna responsabilidad, solo sería por acompañarla, después de eso lo envió a Francia a estudiar y pago todo para que fuera administrador de sus bienes.

William estaba feliz, su hijo era idéntico a su amada esposa, no importaba que no se pareciera a él o a su hermana, lo importante es que sería un hombre fuerte, formal y orgulloso. Con el paso de los años, su rostro parecido a su madre, pero todo su cuerpo, estatura y mentalidad eran tal cual al padre. William Andrew el único hermano de Elroy, murió cuando su hijo cumplía siete años, antes perdió a su madre al cumplir tres, dejando a su amorosa Tía Elroy como la mujer al frente de los negocios y de la educación completa de su sobrino, heredero universal Andrew.

Elroy cerraba sus ojos con un suspiro, los años habían pasado y el odio de los Hampton había crecido, Dimitri jamás se casó pero su hermana Sara Hampton contrajo matrimonio con Robert Legan, tuvieron una hermosa y mimada hija, Elizabeth Legan Hampton, la mal criaron cumpliéndole todos sus caprichos, Dimitri no le agradaba como la consentían, su forma estricta y responsable no coordinaba con la forma de ser de Robert y Sara; sin embargo Dimitri al darse cuenta que su hermosa sobrina deseaba cazar al sobrino de Elroy, lo considero un reto personal. Mismo que apoyaba a su sobrina diciendo lo inteligente que era al poner los ojos en ese joven.

Elroy sabía que el problema seguía creciendo desde su rechazo a su amado Dimitri, ahora su sobrina lo tomaba personal y formaba una alianza con su tío para conquistar a William Albert Andrew. Sentada en su escritorio viendo los estados financieros de su sobrino y de cómo manejaba con maestría las cuentas y las inversiones, este multiplicó en tan poco tiempo lo que ella intentó en más de diez años, su sobrino William definitivamente era la encarnación de su hermano y al recordar la llamada donde aclaraba el acoso de la joven Legan, no dudaba en apoyarlo, pues la joven belleza, solo eso tenía.

La facilidad de Elisa para engañar a todo el mundo mostrando una forma femenina y recatada, mientras su doble vida iluminaba la fiera interior que gozaba de los placeres nocturnos y compradora compulsiva de joyas que la hicieran sentir aun más deseable.

Elroy lo sabía, pero nadie lo quería aceptar, tener una sobrina así era un problema de Dimitri no de ella. Su suerte era contar con William, un joven con valores, libertades responsables y sobre todo astuto, cuando le dijo como resolvería la situación, la dejo perpleja, pero no le negó nada, desaparecer de la vida social y la sección europea, para abrir los mercados norteamericanos, escondiéndose de todos y a la vez, manejando desde un tercer punto las inversiones, fueron detalles que jamás se le hubieran ocurrido a Elroy, su sobrino dominaba ampliamente dividirse en tres era algo que la sorprendía. Ella dominaría los negocios familiares desde Escocia. George sería quien presenciara en Europa y en América, mientras él sería el cerebro de las operaciones financieras, a través de los mercados internacionales desde un punto desconocido en América.

Elroy confirmaba con George su orden,

- George, William tiene negocios en América, se irá de aquí lejos de esa mujer, sé que lo está siguiendo y sé también porque lo quiere.

- Por supuesto Madame. El sabe también como deshacerse de ella, aun con toda sus habilidades jamás superará a nuestro muchacho. Elroy se sentía apoyada por George, aun que se llevaran varios años, ambos siempre vieron el bienestar de William como los padrinos de este, eso era algo que compartían ampliamente, con los años George se enteró del romance de Dimitri y Elroy, jamás supo la separación, pero al conocer a Elisa, pensó que el hombre pudo ser un libertino que intentó jugar con los sentimientos de Elroy y por eso ella jamás lo acepto.

El poder de la familia de Elisa era tal como el poder de la familia de William, pero había un abismo de valores y confianza entre ambos, por tanto William jamás la vio con ojos de amor.

Con el paso de los años Dimitri Hampton el tío de Elisa elevó su fortuna, se dedico a los negocios y el amor por Elroy fue cambiado por odio, cuando su sobrina Elisa Legan la hija de su hermana se enamoró de William, el problema fue cuando se enteró que al igual que su amada Elroy, el también la había rechazado sin motivo aparente. Dimitri culpó a Elroy de tal caso.

1999 Michigan

- Vamos Tía, encontrare otro lugar y me saldré del departamento de las chicas.

- Candy, es difícil conseguir algo céntrico en Chicago, todo es muy costoso.

- Lo sé, pero tenme fe.

- ¡Siempre!

Dorothy era la Tía joven que se hizo cargo de Candy cuando sus padres fallecieron, trabajaba para darle lo mejor, estudiar medicina era muy costoso. Candy se esforzó por conseguir una beca y la logro en Chicago, vivía con dos compañeras, pero estas eran muy diferentes a ella. Sus estudios eran más relajados. No tenían la pulcritud de limpieza en la que Candy se sentía cómoda para estudiar, su disciplina para estudiar, ella debía estar durmiendo después sus horas para estar despejada de su mente y concentrarse en sus estudios, no seguir de fiesta en fiesta.

2000 Chicago.

- Si George, no te preocupes, si me encuentra que se atenga a las consecuencias.

- William, sabes que el padre de ella es capaz de todo por cumplirle sus caprichos. Y su tío no se quedará atrás, es tan insistente como la dama en cuestión.

- Lo sé, solo dile a mi Tía que no se preocupe, que alguien se hará cargo de ella. Al decir esto William recordaba como se le ocurrió, irse a Chicago donde compró un departamento hermoso en la parte alta de un edificio de doce pisos, todos los pisos contaban con dos departamentos excepto el de él, que lo remodeló personalmente implementándole tecnología avanzada y detalles de automatización, dos recamaras, cocina bar, estudio, cuarto de televisión, baños amplios, recibidor acompañado de grandes ventanales que daban al departamento una sensación de elegancia y amplitud.

Para asegurarse que todo estuviera bien se le ocurrió la flamante idea de rentar una de las habitaciones a una mujer. Pero tendría que ser alguien especial.

- Buenas tardes, este anuncio dice que renta una habitación. William la observaba cuidadosamente, una fila de chicas estuvo frecuentando el lugar pero a todas les dijo que ya estaba rentado.

- ¿Qué estudia usted? Pregunto sin observarla directamente.

- Medicina. Con suavidad y sencillez respondió al sentirse extraña por la pregunta,

- ¿En qué semestre va actualmente?

- En séptimo. Después haré mi especialidad. ¿Por qué las preguntas? Acaso elige usted a chicas para rentarles la habitación, tal vez ni complete la renta, así que menos preguntas y dígame ¿Está disponible?

- Tiene reglas y condiciones.

- ¿Reglas y condiciones?

- Si desea la habitación.

- Por supuesto. Llevo meses buscando un lugar, donde vivo actualmente es un desastre, debo estudiar y mis compañeras no comparten la misma idea.

- ¡Perfecto! Puede quedarse con la habitación, solo que no puede traer a nadie al departamento, cuando digo a nadie es a nadie. Novios, amigos, amigas, compañeras, familiares.

- ¿Cuánto pide de alquiler? Pregunto desafiante, ella no tenía a nadie en Chicago.

- ¿Cuánto paga actualmente? Preguntó con tranquilidad respondiendo con otra pregunta al saber que si ponía un precio justo no obtendría nunca una mujer en el departamento.

- Solo esta cantidad. Candy mostró un recibo de la renta de donde vivía, era la décima parte de la renta que se cobraba en un departamento como el de él, pero para William solo pensaba que quitarse de encima a una loca… no tenía precio.

- Será esa cantidad. Pasé le mostraré la habitación. Compartiremos la cocina, el baño y el estudio, viajo muy seguido, así que será responsable y cuidará de que no falte nada.

- Por supuesto. Candy mostraba una altivez particular para la ropa sencilla que portaba, era observada minuciosamente por William, su sencillez no compaginaba con sus palabras y su forma de hablar, un cuerpo delgado, una cara limpia y sin maquillaje, manos delgadas y una estatura que apenas le llegaba al pecho. Si esta se ponía loca sería fácil de sacarla del departamento pensaba William.

Ella también lo observaba, bastante serio, elegante con un pantalón de vestir y camisa blanca impecable, el lugar increíble, el tipo bastante tonto, un lugar como ese era muy costoso y ya le había dicho que si con el recibo que pagaba cuando era dividido en tres chicas, en un cuarto miserable.

William mostró la habitación, Candy casi llora aguantando la emoción, era el lugar ideal, todo en completo orden, un espacio para su ropa, cajoneras con un olor de la madera de cedro, ventana a la calle, todo lo que había soñado. Pensó después y preguntó

- ¿Compartiremos? ¿Usted será mi compañero?

- Si. A menos que desee buscar en otra parte y le sea incomodo vivir con un caballero.

- ¿Caballero?

- Por supuesto.

- Entonces no hay problema.

William hizo media sonrisa, con esa renta donde iba a conseguir un lugar, pero al ver que portaba su maleta y que ya no traía nada extra, este quedo en total silencio. Hasta que ella comentó

- Esta es la cantidad que reuní para conseguir habitación y dejar algún depósito en garantía, mis libros están en el hospital en mi casillero, el resto de mis cosas lo tengo en dos cajas que traeré después. La verdad no pensaba encontrar una habitación en este lugar, pero le agradezco mucho su seriedad… le aseguro que siempre estará limpio y en orden su departamento.

- Contrataré a una persona de limpieza la próxima semana.

- No es necesario, si me permite me haré cargo de toda la limpieza incluyendo el lavado de ropa.

- ¿En serio?

- Cree usted que con la cantidad que pagaré de renta, conseguiría un lugar como este. ¡Solo en mis sueños! Y usted los acaba de hacer realidad, así que le haré gastar menos y lo que ahorre lo suma a mi renta.

- De acuerdo. Al parecer era muy lista, no quería que entrara otra persona de limpieza, nadie que supiera que estaba él ahí, con una joven tan lista como ella, sin visitas y sin tantas preguntas, todo estaría bien.

Un apretón de manos y ambos sonrieron, ella no se imaginaba que ganaba él. El paso del los meses eran los compañeros ideales, la joven recta y pulcra, no había un rastro de polvo en ningún lugar del departamento, plantas adornaban cerca de la ventana y él no había puesto rosas, pero unas muy hermosas sembradas cuidadosamente en un rincón de la terraza dando un olor divino con el viento llamaban su atención.


... Continuara...

Escribe en mi... te necesito...

Un abrazo a la distancia...

Mayra Exitosa