Disclaimer: Digimon no me pertenece
Este fic participa en el Reto Multifandom #68: "Las estaciones del año" del Foro "Hogwarts a través de los años".
Palabra: cóctel
4. La mañana siguiente
El sol le da de lleno en los ojos, Mimi frunce el ceño con los ojos aún cerrados. Su cabeza no deja de dar vueltas. Se retira los mechones de cabello de la cara mientras con la otra mano intenta alcanzar la cortina. ¿Cómo pudo haber olvidado cerrarla anoche?
Recuerda haber estado en la terraza de Izzy y tener un cóctel entre las manos, todos alababan la fórmula secreta de Davis. Tras terminarlo, recuerda haber encontrado la conversación de Hikari y TK bastante entretenida. Muchas cosas han sucedido mientras ella no estaba en Japón. Luego, una nueva copa entre sus manos. Recuerda notar rajado el esmalte de una de sus uñas, enfadarse consigo misma por eso y quejarse al respecto con Joe. Otro coctel y sentir la música recorrer sus venas. Entonces, bailar y cantar se vuelve una necesidad y varios se unen a ella. No le importa ser el centro de atención, solo quiere vivir la música. Un cóctel más y recuerda haber reído mucho, encontraba todo hilarante. Recuerda haberse sentido muy ligera.
De pronto, recuerda haber girado y dar de lleno contra Tai. Él la toma por los hombros para evitar que caiga. Agradece entre confusión y ligereza. No supo cómo sentirse o reaccionar. Tiene un pasado con Taichi, pero de eso ya hace mucho. Son más de cinco años en que no se han visto. Recuerda haber conversado, pero no el tema, y luego…
Nada.
Su mente está en blanco.
Se levanta de la cama y se estira, aún amodorrada. Toma el móvil. Muchas notificaciones, y el brillo le resulta insoportable. Va por un vaso de agua. Encuentra un mensaje de Yolei de las 3 am preguntándole dónde está. Luego cerca de 20 llamadas entre Sora, Hikari y Yolei.
"Desperté en casa, estoy bien."
Solo segundos después, Yolei responde.
"Mujer, nos diste un GRAN susto ayer. ¿Cómo se te ocurre marcharte así?"
"Lo siento, no recuerdo nada. Creo que me pasé con los cócteles"
"Vaya si te pasaste"
"?"
"Taichi desapareció de la fiesta a la misma hora que tú."
"AY NO"
Camina por el apartamento buscando al chico. No es muy grande y no tarda en confirmar que no está allí. Camina aliviada hacia el sofá. El corazón le da un vuelco cuando reconoce la chaqueta de Tai sobre una silla.
No, no, no, no. No puede ser. No puedo haber metido la pata otra vez.
Mira nerviosa el móvil. Solo hay una manera de confirmar lo que todo sugiere que ha sucedido. Empieza a escribir, luego borra lo escrito, empieza un nuevo mensaje y apaga el móvil.
Suspira.
No se atreve a mandarlo.
Camina hacia el baño y levanta la tapa del basurero. Inspecciona. Luego hace lo mismo con el tacho de la cocina. No hay rastro de preservativo alguno. No se siente aliviada. Abre el calendario en el móvil y empieza a contar días. Empieza a sentir un malestar bajo las costillas. La situación la está poniendo mal.
Se mira en el espejo, no le agrada mucho lo que ve. Toma una ducha y se cepilla los dientes. Almuerza una sopa instantánea mientras mira con culpa la chaqueta del chico.
Pasadas las cuatro de la tarde decide que es hora de tomar cartas en el asunto. Toma el suéter de hilo más ligero que tiene y sale en dirección a la farmacia. Al salir del ascensor impacta contra alguien más alto que ella. La otra persona en cuestión la toma de los hombros y suelta una risa ligera.
—¿Se volverá costumbre que siempre choques contra mí?
Mimi lo mira perpleja. El chico la suelta y pierde la sonrisa. Ella toma aire mientras reúne valor.
—Taichi. ¿Qué sucedió ayer?
Él frunce el ceño. Luego comprende y relaja la expresión. Arregla el mechón que se ha salido de la coleta de Mimi.
—Te acompañé a casa y te dejé durmiendo. ¿Cómo va la resaca?
—¿Nosotros no…?
—No.
—¿No?
—No.
—Tu chaqueta está en mi casa.
—Tenías frío al regresar.
—Oh.
Silencio tenso.
—¿Creíste que…? — Mimi lo interrumpe. Ahora la simple idea suena estúpida.
—Era una posibilidad— regresa al interior del ascensor, invitando al chico a hacer lo mismo—. Te devolveré la chaqueta.
Suben en silencio uno al lado del otro, evitando tocarse o rozar en lo más mínimo.
