En algún lugar de Italia, exactamente en una aldea al sur de ese país...
Toda una aldea tenía albergada una horrible imagen de terror en todo su esplendor: Monstruos de diferentes tamaños y formas estaban regados por todo el poblado comenzando por los caminos montañosos, el río y hasta las zonas de los cultivos mientras que se escuchaban en todas los graznidos de los cuervos y moscas volaban en hordas hacia los cuerpos inertes. No había lugar libre de cadáveres.
Al final del pueblo, estaban dos personas ocultas luego de combatir y matar a todas las bestias que azotaban el lugar desde algún tiempo, de hecho, la invasión de demonios a la pequeña aldea italiana hacía parte de una nueva amenaza que acechaba La Tierra.
Como si las amenazas nunca cesaran…
Parecía increíble como se las ingeniaban para hacer infeliz la vida de los seres humanos, que no tenían nada que ver en sus asuntos. Pero siempre, la Diosa Athena, sus Caballeros y aliados estaban para auxiliarlos. Habían pasado 7 años desde que Seiya de Pegaso y compañía derrotaron al Dios Hades, el Rey del Inframundo logrando consolidar la paz en la tierra por el momento y una vez más, bueno por enésima vez, un proclamado dios cualquiera se lanza a apoderarse del Planeta y derrotar a cualquiera que se interpone en el camino.
Dos de los integrantes de esa Armada estaban ocultos en lo más profundo de las afueras de una aldea luego de haber masacrado a un grupo de monstruos que venían tras ellas luego de unos días y averiguarlas hasta dar con su ubicación pero no conforme con eso crearon y dispersaron un sello con antimagia a lo largo del poblado haciendo que las pobres víctimas recurrieron a matarlos a apuñaladas salvajes.
Pero, ¿Y si hubieran tenido sus poderes tendrían la fuerzas como para derrotarlos? Quizás sí o no, una cosa era barrer con un número de gente pero otra era que esa misma muchedumbre recurra a sucios trucos con tal de matar a lo seguro.
Las dos personas quienes por ahora protagonizan esta escena eran dos hermanas gemelas, no eran humanas pero parte de su sangre pertenecía a esa estirpe a la que somos los terrícolas aparte de nacer con un poder y talento único. El par de protagonistas eran gemelas y una vez más lucharon juntas recurriendo a las armas blancas como al intenso duro combate físico. Las dos jóvenes lucharon juntas como solían hacer eliminando a la cantidad abrumadora de entre 70 y 80 monstruos.
Finalmente las jovenes sucias de sangre y barro derrotaron a los monstruos a duras penas pero no contaban que otra horda de demonios venía ellas por lo que una vez más tendrían las posibilidades de tener una muerte fácil y seguramente debido a la antimagia, habilidad que consiste en anular cualquier tipo de habilidad y energías haciendo que el oponente pierda completamente sus poderes y no pueda ser nada al respecto.
Las dos chicas eran Pisicile Magicae que eran seres mágicos con rasgos felinos, gatos mágicos para ser precisos, eran hermanas gemelas con mismo parecido pero diferentes descripciones y por supuesto, eran miembros de la armada de la diosa Athena.
Sus nombres eran Yuzu y Mei Araki.
(...)
El dolor de los golpes y la sangre hirviendo no evitaron que una peliblanca de rasgos felinos, Mei Araki como era su nombre, con las pocas energías que le quedaban recurriera a lanzar bombas de humo para escapar de las manos del villano. Nunca pensó que se vería de nuevo en esa situación. Pero se sentía con muy pocas energías.
Y su hermana mayor, Yuzu, estaba en la misma, o aún peor. El lugar elegido, no deliberadamente, fue una pequeña y húmeda cueva de las afueras de la aldea que decoraron con cadaveres a punta de katana. Por lo menos era lo suficientemente grande para que pudieran esconderse y pensar mejor un plan.
Ese sería el trabajo de las gemelas Araki, aunque ahora una de ellas tomara el rol del cerebro del equipo mientras que la otra estaba reposando para guardar al menos un poco la energía y las fuerzas sin omitir las heridas que tuvieron en ese terrible encuentro.
Por un pequeño orificio entraba la luz del sol, y el poco aire que circulaba, las hizo jadear. A decir verdad, Mei no puso atención hacia dónde se transportaba, solo quería salir cuanto antes de la batalla.
Mei, la hermana menor fue la que rompió la atmósfera de tensión, cuando propuso hacer una fusión (Ambas se unirían en una sola persona) para derrotar a la nueva horda de monstruos. Luego de salir de su asombro, Yuzu, la hermana mayor sonrió, y se sentó con dificultad sobre una roca, para tratar de reordenar sus ideas. Estaba muy cansada.
-¿Crees que nos encuentren aquí? -musitó la pelimorada, con la voz rasposa, luego de estar un buen rato callada. Algo extraña en ella.
Lo único que se oyó anteriormente fue el sonido de sus respiraciones entrecortadas, después de una penosa batalla. La albina escupió y se frotó la boca con el puño.
-Lo dudo. Ni siquiera hará falta que bajemos nuestro poco cosmos, ya viste que bajo está- y apoyó la espalda contra la pared, exhausta- No podemos hacer la fusión en estas condiciones- dedujo, en el fondo, un tanto aliviado.
Yuzu levantó la cabeza, suspiró frustrada.
-Ya veo, puede que nuestros cosmos estén bajos pero están desigualados.
-Exacto y para la fusión es necesario que ambos individuos estén con el mismo poder. De todas formas, si la pudiésemos hacer, no tendríamos el suficiente poder como para derrotar a esa sabandija.
La pelimorada suspiró y entornó los ojos mientras lentamente cayó sobre el suelo.
-¡Alejandra!- La gemela menor fue para auxiliarla mientras la mayor estaba sintiendo como lentamente no podía más con su cuerpo, como si estuviera perdiendo lentamente sus fuerzas.- ¿Estás bien?
La albina se arrodilló mientras dejaba a su hermana bocarriba. La pelimorada acomodó su cabeza sobre el regazo de su gemela.
-Mei, tienes razón. Lo siento, me duele tanto todo, que no coordino lo que digo, se diría que estoy empezando a padecer de desfallecimiento.
La gemela menor sonrió.
-Eso pasa todo el tiempo. No es algo de lo que deba sorprenderme- Se intercambiaron un par de risas
Hubo un momento de silencio. Se escuchaba el gotear del agua en unas rocas, chocar contra el suelo. Mei con cuidado acostó a Yuzu en el suelo y acto seguido empezó a dar vueltas alrededor de la cueva, con los brazos cruzados.
Yuzu que se sentía bien reposando en la tierra volvió a romper con el silencio.
-¿Qué podemos hacer entonces? No tenemos semillas del ermitaño ni magia de sanación y ni siquiera tengo la fuerza suficiente como para usar la Otra Dimensión e ir a que por lo menos un aldeano nos cure.
La albina oyó esto, y detuvo su caminar. Pasaron cinco segundos exactos antes de que dijera algo al respecto.
-En ese caso… Creo que hay una manera…- dijo la gemela menor sin voltearse. La pelimorada la miró, curiosa- De hecho, recuerdo que Asuka me habló de eso, es una alternativa que tenemos pero... No sé si tú y yo podremos ser capaces de hacerlo.
-¿A qué te refieres? No entiendo.
-Bueno, verás... En los tiempos antiguos, cuando estaban en una situación delicada y extrema, los íncúbos como súcubos, que es la raza de Asuka, usaban un método para aumentar sus fuerzas, sin la necesidad de algún otro factor tecnológico o algo que tomara demasiado tiempo- Yuzu abrió bien grande los ojos. Mei se dio la vuelta, y la miró
-No me digas que...
-Lo adivinaste, el tener sexo con los demás aumentaba su poder. Eso también lo usaban para conquistar a sus enemigos y otras razas de demonios, si las mujeres, o quien sea, se oponían a su voluntad, los violaban- soltó, sin más vueltas.
La pelimorada no pudo evitar entreabrir la boca, atónita.
-Sé que el sexo es parte de los demonios del Kólasi pero, ¿Qué tienes en mente?- balbuceó ahora con nerviosismo.
-Aunque ese método podría aumentar nuestros poderes, no sería suficiente porque solo subirían un poco- añadió la albina obviando su pregunta. La gemela mayor se puso tensa cuando se vio venir una gran propuesta. Su gemela la miró fijamente, y la expresión seria de su rostro siguió inmune- Necesitamos de tu Otra Dimensión, Alejandra.
Yuzu se puso de pie de un salto aunque a los segundos fruncía su ceño por el dolor a lo que su hermana la sostuvo de los hombros sin dejarla mirarla frente a frente.
-¡Espera un segundo, Mei! ¿No me estarás pidiendo que te viole o algo así, verdad?- farfulló, y la aludida la miró, escéptico.
-Por supuesto que no, Alejandra- Negó con la cabeza- Violar significa hacer algo sin importar si el otro se opone o no, y yo no me estoy oponiendo, supongo que tú tampoco.
-Bueno, en eso tienes razón- dijo la pelimorada la cual con ayuda de su gemela decidió acomodar su cabeza sobre la roca en la que estaba sentada hace unos momentos. La pelialbina no apartaba la vista de su hermana mientras ésta esbozó una leve sonrisa.
-No es la primera vez que lo hacemos pero no siento mi cuerpo. Apenas puedo mover mis brazos
-Supongo que finalmente serás la de arriba.- Una sonrisa se dibujó en la menor quien no podía evitar la preocupación por su gemela.
-Creo que sí. Descuida, no haré nada que tenga que rebajarte.
-Eso no importa, pero, ¿acaso se te ocurre una mejor idea, Alejandra?- dijo la albina acercándosele
-Pues no...
Las dos gatas mágicas se rieron por unos segundos hasta que Mei acercó sus manos de manera lenta hacia las mejillas ajenas y su rostro se atrajo hacia el otro, culminando con un beso. A pesar de la sensación extraña pero interesante de estar con otra mujer solo que ahora era con su propia hermana, Yuzu correspondió. No supo en qué punto el contacto se hizo tan voraz y apasionado, cuando lo apartó lentamente, con ambas manos sobre sus brazos y mirando con extrañezas sus brillantes ojos escarlatas.
-Mei, ¿De verdad quieres hacer esto?
-No veo otra salida- dijo la albina en tono monocorde- No creí que ibas a dudar tanto…
-No es eso, es solo que… Cada vez me es extraño pero no puedo evitar estar feliz a tu lado.
-Pues no lo pienses más- dijo acariciándole su cabello- Si lo piensas demasiado será para peor- y volvió a besarla. Pero esta vez, la pelimorada no puso más peros.
La humedad del suelo era pegajosa, media viscosa. El aire aún seguía siendo escaso. Y más aún cuando Yuzu sintió la necesidad de absorberlo a todo de una sola bocanada. Mei sintió el peso de todo su cuerpo sobre el suyo, cuando su gemela se apretó más contra ella, provocando que gimiera.
La verdad, era que tenía una vaga idea de cómo sería Yuzu en esas… circunstancias. Por así decirlo. Siempre creyó que haría todo con calma, y paciencia. Como si el mundo se hubiese detenido, y tuvieran todo el tiempo a su favor.
No se confundió. Su gemela pelimorada era suave y le demostraba mucho cariño. Era obvio que le estaba haciendo el amor limpia y llanamente, y para serse franca, no le desagradaba en lo más mínimo. Le besó el cuello con fervor, cuando la gemela mayor comenzó a tocar su entrepierna haciéndole temblar con un gemido pero callado al instante por la pelimorada.
Las ropas con el tiempo se apartaron quedando dos cuerpos femeninos que unían sus almas, corazones y cuerpos en un hermoso vínculo como un hermoso momento en el que quizás nunca lo olvidarían. Luego de eso ambas hermanas se unieron y comenzaron un vaivén que al pasar del tiempo se volvía más rápido.
¿Por qué Yuzu hizo eso? ¿Acaso fue cosa del momento?
La piel de ambas se erizó al instante. Sus cuerpos sudorosos se movían acompasadamente entre el silencio, ahogado a veces por sus propios quejidos. Esto descolocaba un poco a la pelialbina. Jamás creyó encontrarse en así con su gemela. Era un placer tan irreal. Tanto, que no sabía si volvería a pasar. Pues, lo lógico sería que no volviera a pasar. Pero, quién sabe.
Y así las cosas transcurrieron... Por tres días enteros y dos noches... Sin parar...
(...)
Tres días de sexo hardcore después...
Luego de tres días, ambas hermanas ya estaban de pie ni que decir de Yuzu que estaba comenzando a moverse como si aquel método aparte de aumentarle algo de poder también le ayudó a curarse. Eran horas del mediodía o quizás ya comenzada la tarde cuando ambas hermanas estaban alistándose para preparar un agujero dimensional que los llevaría al primer lugar en el que paraban.
Al principio, Mei se incomodaba por el lugar y por el hecho de haber comenzado siendo la de abajo pero luego las cosas volvieron a como debían ser pero... Era ridículo pero ese trato algo dulce y medio ñoño que le daba Yuzu de alguna manera le gustó. Una sonrisa se dibujó mientras luego de ese tiempo amatorio el cosmos de su gemela iba en aumento poco a poco.
-Mmm, no lo había pensado- se dijo en voz alta, a espaldas de la pelimorada.
-¿Eh? ¿En qué?- farfulló la gemela mayor. ahora más un tanto más animada, buscando el cosmos más cercano para hacer la tan esperada Otra Dimensión.
-En cómo tendría el tupé de mirarte a la cara después de lo que pasó- dijo la pelialbina mientras se colocaba su traje rojo de bruja. Luego se dio media vuelta hacia su gemela- Pero tú no tienes ese problema, pendejita- La aludida rió entre dientes- No me engañas. Seguro que hasta lo disfrutaste.
-Porque tú no, ¿verdad?-esbozó una sonrisa. La menor ladeó su mirada.
-También me gustó, tampoco no te mueves nada mal. Pero eso sí, que quede claro que serás la pasiva.
-¡¿Cuantas veces tengo que decirte que no soy pasiva?!- Reclamó la mayor- Solamente es que me dejo llevar, ya sabes, soy alguien que se deja llevarse por la experiencia- En eso buscó en los bolsillos de su chaqueta su celular hasta dar con él- Mei, mira.
-¿Que pasa Alejandra?
-No me lo vas a creer pero...-Yuzu le hizo señas para que se acercara.
-Imposible, ¿Que no tu celular estaba muerto desde hace días? ¿Cómo es posible que ya tenga carga completa?
-No lo sé. Supongo que lo hicimos tanto que se cargó.- Dio un suspiro- Me pregunto como estarán Maki y las demás. Hace mucho tiempo que no las veo.
-Ya que lo mencionas también extraño a Ramón y a las demás- En eso miró su katana- Creo que estoy agradecida con el gesto de Ayumu, si no me hubiera regalado esa katana no se que hubiera pasado.
-Pero lo importante es que ahora estamos a salvo aunque no sabemos ni saldremos vivas de la próxima...- La pelimorada miraba a su espada Leolaica la cual aunque estaba algo sucia de sangre y lodo, el filo se veía bastante bien y era reluciente, fue al ver su reflejo en el arma blanca que se le vino algo a la mente- ¿Te quieres tomar una conmigo?
La pelialbina le dirigió una tensa mirada para luego soltarse un respiro de resignación.
-Solo una foto, ¿De acuerdo?
-De acuerdo.
Las dos gatas mágicas se juntaron para tomarse una foto, Yuzu alzó su brazo para buscar un mejor ángulo hasta que terminaron de tomar su foto. Luego de eso las dos jóvenes juntaron sus armas blancas mientras concentraban su cosmos por los filos juntos. A medida que pasaban los segundos se creaba lo que parecía ser un agujero como portal o entrada a lo que ambas hermanas se echaron una pequeña mirada.
La gemela mayor le dedicó otra sonrisa a su hermana quien le hacía lo mismo.
-¿Estás lista Mei?
-Estoy más que lista, Alejandra.
-¡Muy bien! ¡Allá vamos!
Ambas saltaron al portal dimensional, y éste desapareció más rápido de lo que dura un parpadeo.
(...)
Horas de la noche en Japón y horas de la tarde en Grecia
Faltando poco para su cumpleaños.
Otro día más, quizás el último ya que quería celebrar su cumpleaños lo más antes posible, estar con sus hermosas y sensuales amigas causantes de su excitación y su más grande anhelo, estar con esa gatita mágica de una vez por todas. No hubo nada que destacar desde la mañana pero una foto recién subida hizo que su lascivia subiera abismalmente y era algo que hizo que su corazón se volcara.
Era sabido que algunas chicas con tal de matarse el rato entrenaban en una de las islas anexas a Atenas o en algún lugar del Santuario por lo que el apartamento estaba solo aunque en ocasiones estaba una o dos personas descansando por mientras tanto. Buena oportunidad para irse a expulsar nuevamente ese sentimiento contenido en su interior.
La joven se dirigió al espejo de su closet mirándose frente a frente por unos segundos hasta dar unos pasos hacia el reflejo adentrándose en él quedando su departamento solo.
(...)
Departamento de Yuzu Araki, en el pueblo de Rodorio.
La medico pelirroja terminó entrando a su alcoba la cual estaba limpia como ordenada desde que se fue casi una semana. Abrió la puerta de su habitación y salió dando con el pasillo donde estaban las otras habitaciones, bajó las escaleras dando con la sala y la cocina y la entrada, no había absolutamente nadie, posiblemente todas estaban en la isla o haciendo sus cosas que hacer.
Cuando pensaba que estaba en paz nuevamente de repente su celular comenzó a sonar, era otro mensaje y ésta vez era de Candy... Bueno, nuevamente era la hija de su senpai americana como su mediohermana a lo que frunció un poco el ceño mientras se dirigía a la cocina para servirse un buen jugo ya que estaba haciendo un lindo día de calor.
Miró el mensaje mientras estaba de pie junto a la cocina y a los segundos comenzó a escupir el jugo al ver la foto de su estúpida mediohermana la cual estaba sentada sobre la cama haciendo la V de victoria con su mano izquierda con una mirada retadora mientras estaba usando un conjunto lencería de color verde y unas medias veladas... Cada vez que una hija de la reina de los demonios hacía alarde de su belleza siempre activaba interruptor en otras hijas, Maki estaba siendo victima de su mediohermana.
Y no solo eso, ahora eran más fotos de Shaina y compañía...
Su resistencia se derrumbó entonces, deseando estar en algún lado o quizás en uno de tantos cuartos, quizás en el suyo, en la playa, algún lugar de Rodorio o quizás en el maldito Olimpo pero estaba en casa y en la cocina. Quería poder ver esos cuerpos de cerca y en persona. Estaba avergonzada por la forma en que caía fácilmente en los encantos de sus nakamas, pero ya estaba buscando como una demente algún sitio para expulsar esa maldita sensación hasta dar con el cuarto de Shaina y cerrando el cerrojo.
Refunfuñando, la pelirroja se aseguró de enviarle a su maldita mediohermana rubia un mensaje de texto rápido:
"Eres despreciable, ¿Sabes?"
En eso apareció el mensaje de la raijin.
"Muchas gracias por tu elogio, ¿Ya estás lista mi sexy hermanita?"
-¿Qué?... Hija de puta- Murmuró antes de guardar su teléfono y quitarse el abrigo.
Nuevamente eran más fotos pero esta vez de la raijin en poses y en atuendos que... Maldita hija de puta, esa rubia de mierda (Y tristemente hija de su amada senpai americana) la estaba retando. Bueno, era herencia por ser hija de Suikyo quien gustaba de retar e incitar a quien cayera en sus redes.
Y hablando de ella... Las fotos de sus amigos, esos videos medio nopor, la provocación de su medio hermana... Todo eso, tenía la sensación de que Asuka Tachibana era la autora intelectual y su mediohermana era su máxima complice, aunque, ¿Por que lo hacían en su cumpleaños a modo de regalo? ¿Acaso planeaban una orgía pero necesitaban provocarla? ¿Una orgía de cumpleaños? ¿Yuzu vendría? ¿Yuzu sabía con lo que pasaba con ella y sus compañeras? ¿Acaso también planeó todo esto y a sabiendas de su natalicio?
Dejó el teléfono en la cama y decidió buscar en la ropa de su amiga hasta dar con la tanga, obviamente aquella tanga verde con la que ella usó en su video amateur junto con Izumi. Miró por todos lados y luego abrió la puerta, no había nadie por lo que tenía todo el tiempo del mundo, bueno, no tanto ya que sus compañeras vendrían en cualquier momento por lo que debía echarse mano rápida o... Algo muy largo y fuerte.
Nuevamente decidió ir hacia el closet dando con un dildo negro, entre más largo, duro y fuerte, más rápido era el trabajo.
Colgó su abrigo en el pequeño gancho que estaba en la puerta de su amiga italiana y luego se fue a la cama ajena donde a una escasa distancia estaba el espejo dando con el reflejo de su persona. Su mano izquierda tenía la tanga y dos dedos de su mano libre tocaban sus pintados como suaves labios. Colocó ambas manos contra el reflejo e inclinó un poco su trasero como si tratara de hacer un baile erótico.
Se quitó la bata dejándose una camiseta arremangada lavanda y un pantalón negro sin olvidar el carnet de identificación.
Luego de eso miró su busto y luego las tangas, ¿No estaría nada mal con tocarse? Sería mejor imaginarse una especie de paizuri con las tangas en medio, algo raro pero si vio algo parecido en un doujin marrano que leía Sayaka en la internet, ¿Por que no podía hacerlo?
