La virtud de la sencillez

Spy x Family © Tatsuya Endo

Sinopsis: No hubo una gran hazaña ni un hecho trascendental que uniera las vidas del psiquiatra Loid Forger y la camarera Yor Briar. Solo bastó un sencillo pastel de maní y la esperanza de creer en sus instintos [Twiyor Week 2023].


Prólogo


Un año atrás.

—Lo siento, señor Forger. Después de lo que pasó la última vez, preferiría que no volviera —dijo la voz temerosa de un hombre—. Aún estoy lidiando con las consecuencias de sus acciones.

La forma en que el dueño del restaurante eligió describirlo todo hizo que Loid estallara en risas.

—¿Así que estoy vetado? Bueno, no conozco a nadie que sea vetado por irse antes de que comenzara el escándalo.

—Eso dice mucho de usted como persona, señor Forger —señaló el dueño del restaurante. Sin embargo, frunció el ceño para mostrar que hablaba en serio—. Por favor, le pido que se retire. No vuelva a pisar este lugar.

Loid se encogió de hombros. En realidad, nunca había prestado mucha atención al restaurante, al menos no de la manera en que el dueño parecía alardear. Su único interés estaba relacionado con el hecho de que era el favorito de Karen y siempre podía conseguir reservas gracias a uno de sus pacientes.

La única persona a la que le importaba ese sitio ya no era su pareja. Lógicamente, eso significaba que el restaurante ya no le importaba. Tal vez esa conclusión sonara tonta, pero en el fondo, sabía que era honesta.

—Le deseo lo mejor. Hasta nunca.

Se dio la vuelta y se alejó, dejando atrás el episodio embarazoso y centrando su atención en lo que realmente importaba en ese momento: encontrar un nuevo sitio para sus almuerzos. Tenía un par de horas antes de que comenzara su turno de la tarde, y como no tenía tantos pacientes, decidió explorar la ciudad.

El ruido empezó a llenar sus oídos. Su consultorio privado estaba situado en una de las avenidas más concurridas, por lo que se cruzaba con todo tipo de situaciones. A veces tenía que esquivar andamios de construcción y otras veces a vendedores ambulantes, pero su larga experiencia en la ciudad lo había acostumbrado a esa jungla urbana.

Loid dejó que sus ojos recorrieran todos los restaurantes a medida que avanzaba. No pudo evitar soltar un suspiro al ver los precios expuestos en algunos de ellos. Se dio cuenta de que encontrar algo considerara especial no iba a ser una tarea fácil.

—Necesito estar cerca del trabajo, pero no tan cerca para evitar a mis compañeros. Algo que tenga cosas para Anya, pero no en exceso —comenzó a murmurar para sí. Su paso se detuvo en medio del camino—. Me pregunto sí…

Sabía que tenía que considerar muchas variables para tomar una decisión adecuada.

—¡Auch! —se quejó en voz alta cuando fue empujado desde atrás.

Se dio cuenta de que no había sido adecuado quedarse en medio del camino pensando en todo eso e intentó recuperar el equilibrio, tratando de no caer en el proceso. Por suerte, el mismo empujón que lo hizo tropezar también lo ayudó a enderezarse y no caer por completo.

Cuando finalmente recuperó su estabilidad, volvió para descubrir que todo había sido obra de una mujer.

—¿Eh?

—¡Lo siento, lo siento! —tartamudeó la mujer delante de él—. Estaba en mis pensamientos y no me di cuenta de que estabas ahí, parado, haciendo… ¡En serio, lo siento mucho! —volvió a soltar, haciendo varias reverencias delante de él.

La respiración de Loid se atascó en su garganta, impidiendo que formulara una respuesta clara. La sinceridad de la voz de esa mujer era tan intensa que le provocó un escalofrío. Era un escalofrío confortable.

—Oye, no te disculpes —afirmó con naturalidad—. No fue tu culpa, en serio. Digamos que yo estaba en mis pensamientos y no me di cuenta de que me quedé parado.

Esa respuesta hizo que la mujer inmediatamente sacudiera la cabeza y levantara la mano.

—¡Déjame recompensarte!

Ahora fue el turno de Loid de reaccionar ante una respuesta, pero con bastante confusión.

—¿Eh? —balbuceó—. No tienes que hacerlo. Fue un simple accidente.

—¡Por favor, escucha! Trabajo en un café, uno cerca de aquí —respondió la mujer con determinación. Sin embargo, sabía que la única razón por la que lo hacía era porque se sentía culpable—. ¿Conoces el Café Tortoni? Es muy famoso. Podrías comer ahí o aunque sea tomar un café.

Loid entrecerró los ojos, como si eso lo ayudará a comprender lo que la mujer estaba sugiriendo. Café Tortoni. Era uno de los lugares, si no el único, al que nunca había considerado ir debido a su fama y que podría estar lleno de personas deseando conocer el espacio.

No obstante, después de una breve reflexión y viendo qué era una oportunidad única, decidió aceptar la oferta.

—Está bien, si insistes, aceptaré tu oferta. Iré al Café Tortoni.

—¿De verdad? —preguntó la mujer con notable asombro. Loid pudo ver que algo brillaba en sus ojos—. Esto es maravilloso. Muchas gracias, gracias.

Loid asintió con otra risita.

—De nada, pero creo que me gustaría saber con quién estoy hablando —señaló, un poco más interesado en la mujer.

—¡Oh, es cierto! —admitió ella. Su voz cargada de gran ternura—. Mi nombre es Yor, Yor Briar. Soy camarera en el Café Tortoni.

—Yor —expresó Loid. Un suave suspiro salió de sus pulmones al sentir ese nombre en su boca—. Soy Loid Forger, un psiquiatra —agregó, extendiendo su mano—. Es un placer conocerte.

Los ojos de Yor se suavizaron mientras mantenía la mirada en sus manos estrechadas. Ninguno dijo nada cuando se separaron, pero el silencio alrededor de ellos era diferente.


Nota de la autora: Esta historia formaba parte de la Twiyor Week 2023, pero no pude completarla. Desde entonces, me propuse terminarla y corregirla antes de continuarla.

Finalmente, verá la luz en su totalidad con cosas nuevas como este prólogo.

Ciao.