Hola, de nuevo. Así que, el día de hoy, hice limpieza en mi cuarto y me encontré con un bloc de notas donde tenía escritos algunos drabbles de la OTP suprema. Me senté un rato a leerlos y sentirme nostálgica para decidir que no perdía nada si los dejaba ver la luz con esperanza de que algunos de ustedes pasen un buen rato.

Disclaimer: Ya saben que no soy la creadora de estos (maravillosos) personajes, ni gano nada con esto más que sus reviews, favoritos y eso. La historia, después de leerlo, seguro vino después de ver Hércules, pero mi cabeza hizo su propia versión gay con agregados especiales.

Advertencias: Lo de siempre, yaoi, súper OoC, apuesto que escribí esto en madrugada y lo estoy transcribiendo en madrugada, jaja, así que esperen lagunas mentales de la autora.

Sin más que añadir, ¡disfruten!


There was a time when I was alone

OVERKILL

℘ { } ℘

I can't get to sleep

I think about the implications

Of diving in too deep

—Colin Hay, Overkill

℘ { } ℘

Sasori estaba a punto de olvidarse cómo se respiraba mientras Itachi, cuyo nombre amenazaba con abandonarlo en un suspiro, besaba sus labios con parsimonia y gran satisfacción. De esa forma, Akasuna notaba el regusto dulce de los dangos que el Uchiha había prácticamente devorado no mucho tiempo atrás.

¡Vaya sorpresa! El pelirrojo nunca se consideró un fan de aquellos sabores empalagosos; no obstante, en ese momento, le fascinó robárselo al de ojos color ébano.

¿Sería posible quedarse ahí toda la eternidad? ¿A qué divinidad necesitaba cazar para impedir que el tiempo siguiera su curso hasta el amargo final?

Oh, desde que el moreno procuraba sus atenciones al taheño, el mundo resultaba menos gris y despiadado. Los cálidos abrazos del Uchiha eran un refugio que Sasori temía fuera destruido, así como había sucedido con tantos más. Después de todo, ¿no era un niño perdido (y solitario) en el país de Nunca Jamás, donde todos se marchitarían frente a él? ¡Era lógico hallarse abrumado por el sentimiento de felicidad aleteando en su pecho cual alas de un colibrí!

¡¿Qué demonios le ocurriría a él si la persona a su lado le hacía sentir liviano y amado?!

Una voz le recordaba siempre que no se merecía a Itachi. Otra, aún más fuerte, se jactaba por ello.

Gracias al pelilargo, Sasori lograba volverse —sólo— un poco el hombre que, cuando niño, habrían deseado él y su familia.

Debería odiar toda esa alegría…cuidarse de ella como si se tratara hielo fino. Necesitaba controlar sus latidos desbocados, aunque éstos protestaban violentamente al mandarlos silenciarse y brincaban todavía más apasionados.

"Idiota. Débil." Los adjetivos le golpeaban igual que balas (¡hasta oía las explosiones!). "¿A qué mierda estás jugando? ¿No entiendes que vas a terminar destruido?" Itachi sostuvo su rostro entre sus manos, atrayéndolo un poco hacia él y obligándolo a levantarse de puntitas para reclamar la boca del oji-café sin tener que inclinarse demasiado. Ambas lenguas se tocaban como si quisieran fusionarse y el placer simplemente nubló su juicio "Dios, no te detengas."

El Uchiha usó su pulgar derecho para acariciarle el pómulo, ahora teñido de rosa, y el gesto le hizo estremecerse. Akasuna notó que el menor sonreía durante el beso; quiso preguntarle qué le resultaba tan divertido, pero su voz estaba muy ocupada gimiendo y no quería interrumpir aquel momento.

Eventualmente, fue Itachi quien lo obligó a separarse unos centímetros para recuperar el aire.

Los dos entreabrieron los ojos y se contemplaron a través de las cortinas de pestañas. El gesto de su novio manifestaba una ternura que le hizo fruncir el ceño al Akasuna. No era que quisiera reprobar al de cabellos negros por verlo así… él únicamente no sabía de qué otra forma sostenerle la mirada. Sasori casi cedía a la tentación de huir de su escrutinio, sintiéndose azorado.

Tragó saliva y deslizó las manos por los —fuertes— brazos del Uchiha, notando los músculos relajados bajo la tela oscura de algodón, suave al tacto. El de pelo bermellón se limitó a aferrarse, repentinamente preocupado de que el otro fuera a evaporarse en el aire y el suelo se partiera debajo de él.

Volvió el rostro hacia un lado, preguntándose si Itachi lo acusaría de cobarde.

El miedo era demasiado real, estaba demasiado cerca.

Día tras día, la incertidumbre del futuro le respiraba en la nuca, amenazante. Le parecía un fantasma que emergía desde el centro de la Tierra para hostigarle, cazándolo como un gato jugando con un ratón.

Sasori aborrecía el estado de vulnerabilidad que su corazón había adoptado alrededor del Uchiha.

¡Se suponía que Itachi era quien debió haber sucumbido a sus emociones, no al revés! Mierda. El Akasuna se había rendido a los encantos del joven héroe, a la dulzura con la cual pronunciaba su nombre y la suavidad de sus manos cuando entrelazó sus dedos y le prometió que él jamás, jamás trataría de hacerle daño.

¿Cómo explicarle a Itachi que su alma tenía un dueño y todo era una simple actuación? Porque, eso era… ¿verdad? Un papel que había asumido demasiado bien.

Itachi limpió su frente con un roce casi imperceptible, igual que la caricia de un pétalo. Los rebeldes mechones rojos, sin embargo, regresaron a su lugar y Sasori dejó escapar el aire, derritiéndose con la caricia.

—Sasuke estará ahí —le dijo, señalando los dos olmos y entregándole una piedra amatista que refulgía con destellos rosados—: al otro lado del Velo. El espíritu que camine con esta roca, podrá salir de la Ciudad de los Muertos.

El moreno le sonrió.

—Cuando regrese con mi hermano, nunca más tendrás que estar solo, Sasori. Seremos una familia.

Akasuna pensó en los ojos amarillos de Kabuto y la sonrisa de oreja a oreja del peliblanco: «Si me obedeces, traeré de vuelta lo que más anhelas en todo el cosmos. ¿Qué me dices? ¿Tenemos un trato?»

Él se había ganado la confianza del Uchiha, le confirió los secretos del Velo, la manera de recuperar a su —tonto y muy amado— hermano menor.

Sasori notó una punzada de celos al darse cuenta que, aun si le dijera todo, su novio tomaría el riesgo para salvar a Sasuke. Él decidiría abandonarlo.

Al menos de esta forma podía seguir alimentando la fantasía de que nunca mintió: que viviría por Itachi, lucharía por los sueños de éste y, si fuera necesario, moriría por ellos cien veces.

"Nada de eso era mentira."

El Uchiha se volvió de espaldas a él, sosteniéndole la mano todavía… como si tuviera miedo de entrar y nunca regresar. Sasori, por su parte, dejó que su amado estuviera a punto de resbalarse de sus manos, pero lo atrapó en el último segundo.

—Espera —susurró con fuerza estrangulada—. No lo hagas. Itachi… no quiero perderte.

El aludido se volvió hacia él e hizo una mueca.

—Tú sabes que no puedo hacer eso, Sasori. Debo ir por Sasuke. Todo estará bien.

Akasuna negó con la cabeza enérgicamente. "¡Claro que no es así!", quiso gritarle, furibundo. "Morirás allá dentro. Y la pena enloquecerá a tu hermano, se convertirá en un monstruo, destruirá el mundo, convertirá aldeas en cenizas. Su ira va a condenar lo que tanto te has esforzado en proteger."

Sasori apretó su mano y le miró con tristeza.

—¿Crees que pueda ver a mis padres? —Preguntó, dejando al Uchiha aturdido. ¡Incluso él lo estaba! Kabuto le había prometido vida eterna como si eso fuera lo que más anhelara… pero se equivocaba. Demasiado. Akasuna no era una marioneta para que el peliblanco tirara de los hilos a su antojo—. Espero que sepas que te amaré en el otro lado como lo he hecho aquí.

—¿Sa-? —La voz del moreno se cortó cuando, tras ver al pelirrojo moverse con la familiar rapidez, sintió una aguja hundiéndose en la vena de su antebrazo.

El veneno lo inmovilizó de inmediato y lo hizo caer de costado. Akasuna respiró de forma errática mientras cargaba al muchacho para apoyarlo en el tronco de uno de los olmos. Itachi, todavía consciente, lo observó con angustia, sin poder articular palabra o moverse.

—Me perdonarás por esto —le dijo Sasori, acariciando su rostro e inclinándose a besarlo. Al separarse, Akasuna le dijo la última mentira que le diría nunca—: Volveré. Lo prometo.

"Quiero que sigas adelante cuando me haya ido."

Tomando la piedra del pasto donde el Uchiha la había dejado caer, el Akasuna cerró los ojos.

Decidió que las últimas palabras que le dijera a Itachi no deberían ser otro engaño.

—Me hiciste sentir muy feliz. Por eso, desearía haberlo hecho mejor por ti… déjame hacerlo ahora, Itachi, porque realmente te amo.

(¿Cuánto tiempo se había negado a decir esas dos últimas palabras? ¿Por qué le había parecido tan difícil decirlas? ¡Ja! Puede que exagerara al creerlas malditas. )

Los ojos del moreno se abrieron grandes, aunque no delataban ni sorpresa o felicidad al escucharlo. Pánico, horror y dolor relampaguear en sus irises negros como carbones. Se dio cuenta que el otro sabía sobre sus verdaderos sentimientos y las mentiras.

Siempre estuvieron destinados a decir adiós. Bueno, se dijo Sasori mientras caminaba hacia el Velo, quizá podría sorprender al mundo de nuevo y regresar.

THE END


Son las dos de la mañana cuando terminé de transcribir esto (xD) Sólo tuve tiempo el día de hoy para hacerlo en la noche. No puedo permitir que mi clóset esté tan desordenado de nuevo, jaja.

En fin, espero que lo hayan disfrutado. La verdad traté de cambiarle lo mínimo al draft, así que probablemente por eso tiene lagunas.