Los personajes de esta historia pertenecen a Rumiko Takahashi
AMNESIA
-Por favor, tienes que despertar, no puedes dejarme así -supliqué con la voz entrecortada
Unas lágrimas rebeldes se asomaron por mis ojos al ver a la mujer que tanto amaba en esa camilla, conectada a un montón de cables y dependiendo del oxígeno para seguir respirando. Cada día se volvía más tortuoso verla en ese estado, y mi corazón parecía encogerse en un nudo doloroso en mi pecho.
Habían transcurrido ya dos semanas desde que un auto la arrolló, un accidente que ocurrió debido a mi maldita culpa. Si tan solo la hubiera detenido, nada de esto habría pasado.
-Kagome, no sé si realmente puedes escucharme, pero… necesito que regreses conmigo - murmuré con un nudo en la garganta, sosteniendo su mano con delicadeza y depositando un beso en ella.
No pude contenerme más y las lágrimas comenzaron a fluir sin control empañando mi visión. Daría todo lo que fuera por ser yo quien esté en esa camilla y no ella; extrañaba su risa, su voz, ver sus ojos chocolate, pero no podía regresar el tiempo.
Sentí un ligero movimiento en su mano y mi corazón dio un vuelco. Mi mirada se enfocó en su mano con incredulidad. Parecía que estaba reaccionando, pero no quería emocionarme demasiado por si era solo producto de mi imaginación.
Sin apartar la vista, vi cómo comenzaba a abrir sus ojos lentamente, como si la luz fuera demasiado intensa para ella; mi corazón latía con fuerza mientras observaba cada pequeño gesto suyo. Decidí correr a buscar a una enfermera, quien entró apresuradamente en la habitación para revisar los signos vitales de Kagome. El doctor a cargo entró apresuradamente en la habitación. Su expresión estaba mezclada entre sorpresa y cautela, como si también quisiera asegurarse de que lo que estaba viendo fuera real.
Lo observé ansiosamente mientras le medía su pulso, revisaba sus pupilas y parecía estar evaluando cada pequeño detalle con atención. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, una mezcla de esperanza y miedo luchando por el control de mis emociones. Finalmente, el doctor se enderezó y dirigió una mirada seria hacia mí.
-Es un buen signo que esté respondiendo -dijo en tono tranquilizador. - Pero aún es pronto para sacar conclusiones. Necesitaremos hacer más pruebas y observaciones para entender su estado actual.
Asentí con gratitud, sintiendo que al menos había una chispa de esperanza en medio de la incertidumbre. La enfermera continuó ajustando algunos de los equipos que rodeaban la cama de Kagome, asegurándose de que todo estuviera en orden. El médico le dio algunas instrucciones y luego se acercó a mí.
-Esperemos un poco más y veamos cómo evoluciona- su voz sonaba con calma lo que despejó todos mis temores. - Está claro que tu presencia la afecta de alguna manera, así que sigue hablándole y manteniéndola al tanto de lo que está sucediendo a su alrededor.
Asentí nuevamente, con los ojos vidriosos pero llenos de gratitud. Me acerqué de nuevo a Kagome, tomando su mano con suavidad.
-Estoy aquí, Kagome. No importa cuánto tiempo necesites, estaré aquí a tu lado. Te amo más de lo que te imaginas. -Susurré con un nudo en la garganta, luchando por contener las lágrimas de alegría y alivio.
- ¿Qué pasó? -pude ver la confusión en su mirada- ¿Dónde estoy? -Su voz era suave y frágil.
Respiré profundamente, miré al doctor buscando aprobación antes de responder, él asintió y traté de elegir mis palabras con cuidado. Quería ayudarla a entender su situación sin abrumarla aún más.
-Estás en el hospital, Kagome -dije calmadamente-. Tuviste un accidente y has estado aquí recuperándote.
Ella asintió lentamente, pareciendo procesar la información mientras miraba a su alrededor, tratando de comprender su entorno. Noté que su mirada se detuvo en una fotografía en la mesita de noche junto a su cama.
- ¿Ellos… quiénes son?
El doctor parecía sorprendido por la pregunta y ordenó sacar algunos documentos para revisar, mientras que yo sentía como si el mundo se hubiera derrumbado después de escuchar esa pregunta que quemaba mi corazón. Sus ojos me miraban con una mezcla de confusión y desconcierto. Tragué con dificultad, sintiendo un nudo en la garganta, tenía la esperanza de que solo fuera una broma por parte de Kagome, y una broma muy mala. Tomó la foto en sus manos y la observó detenidamente. Observé con atención mientras su mirada se centraba en la imagen, esperando que algún recuerdo o chispa de reconocimiento surgiera en su mente. Sin embargo, su expresión seguía siendo de confusión.
-Tú eres el chico de la foto, pero… -Kagome enfocó la mirada en su propia imagen en la foto - ¿Ella quién es?
-Las personas de la foto… -mis manos comenzaron a temblar lentamente- somos nosotros.
- ¿Nosotros? -entrecerró sus ojos, señal de que estaba luchando por recordar-. Lo siento, pero…
-Kagome, tranquila… -intenté tranquilizarla, pero mi desesperación era tan grande que me resultaba imposible parecer calmado frente a ella- Soy Inuyasha
-No… no recuerdo absolutamente nada -comenzó a hiperventilar y se apretaba las sienes, como si eso la ayudara a recordar algo.
-Doctor… -mi voz estaba a punto de quebrarse al no entender lo que estaba sucediendo.
-Estamos ante un cuadro de amnesia -intervino el doctor mientras finalizaba la revisión de los documentos. Con toda la calma, se dirigió a Kagome -Eso es lo que está afectando tus recuerdos más recientes. Puede ser que ciertos eventos y personas estén siendo bloqueados por tu mente como un mecanismo de defensa. -Ella asintió, aunque la frustración seguía reflejándose en su mirada.
- ¿En cuánto tiempo podrá recuperar sus recuerdos? -pregunté sintiendo temor de escuchar alguna respuesta negativa. El médico tomó un momento antes de hablar, eligiendo sus palabras con cuidado.
-No hay una respuesta definitiva para eso, en algunos casos, la amnesia puede llegar a ser permanente -dijo con seriedad-. Lo importante ahora es trabajar en su recuperación gradual; con la terapia y el apoyo adecuado, la memoria puede regresar. A veces, ciertos estímulos o situaciones pueden desencadenar recuerdos perdidos. -Solamente asentí, y el doctor se retiró después de dar nuevas indicaciones a la enfermera.
Miré a Kagome quien aún se sentía perdida, me preocupé por su reacción, se notaba agitada y las lágrimas no tardaron en aparecer. Me acerqué a ella y la abracé, acariciando su hermoso cabello azabache
-Tranquila. Lo superaremos juntos. -dije mientras ella se aferraba a mi-. Estoy aquí contigo, y haremos todo lo posible para ayudarte a recordar.
-Me desespera no recordar nada -dijo con voz entrecortada, su llanto resonando en la habitación-. No sé ni siquiera cómo llegué aquí -sus palabras se mezclaron con sollozos desconsolados-. Y… ni siquiera te recuerdo a ti… Sé que eres alguien muy importante en mi vida porque así lo dicta mi corazón, pero…
Su voz se quebró por completo y el llanto se intensificó de inmediato. No pude evitar quebrarme junto a ella al escuchar su dolor y su confusión. Sabía que no había respuestas fáciles para darle, pero también sabía que debía ser fuerte para ella y ayudarla a salir adelante.
Dos días después, el médico autorizó su salida, no sin antes recomendarnos sesiones de terapia para trabajar en su recuperación. Aunque sabíamos que sería un camino difícil, no perdíamos la esperanza de que todo quedaría como una pesadilla, de la cual despertaríamos muy pronto.
Al salir del hospital, Kagome observó emocionada el cielo que era adornado por el color rojizo del atardecer, respirando el aire fresco con una expresión de alivio en su rostro. Vi cómo el aire jugaba con su cabello, y por fin la vi sonreír, con esa sonrisa tan inocente que me encantaba. Tomé uno de los mechones que cubría su cara y lo acomodé detrás de su oreja, lo que provocó que ella se sonrojara inmediatamente.
-Inuyasha
-Dime
-Lo siento mucho, pero no sé a dónde ir -su voz tembló y noté la tristeza que apareció en su rostro, lo cual apretó mi corazón.
Verla así, perdida y vulnerable, era una experiencia dolorosa tanto para ella como para mí. No podía ni imaginar lo difícil que sería para Kagome no recordar absolutamente nada de su vida. Quise ofrecerle consuelo y seguridad, así que, con suavidad, tomé su mentón para levantar su rostro y le dediqué una sonrisa reconfortante.
-Ven conmigo a casa, a nuestra casa -dije, buscando transmitirle algo de seguridad en medio de tanta incertidumbre.
La mirada sorprendida que me dedicó me hizo comprender que mis palabras la habían tomado por sorpresa. Después de todo, su proceso de recuperación era como volver a escribir un libro, y era mi deber ayudarla a encontrar cada página de esa historia que habíamos compartido. Suspiré, sintiendo la necesidad de aliviar sus preocupaciones en medio de este torbellino de emociones.
- No tengas miedo, yo estaré contigo siempre.
Kagome asintió, tomó mi mano y pude sentir un cosquilleo recorrer todo mi cuerpo, como si fuera la primera vez que nuestros dedos se entrelazaban. Aunque la amnesia había borrado parte de su memoria, sentía que nuestra conexión seguía allí.
Subimos al auto y nos dirigimos a casa. Durante el trayecto, ella observaba con atención cada detalle, tratando de encontrar algo que la hiciera recordar aquel camino, pero al no conseguirlo, solamente sonrió tristemente y enfocó su mirada al frente. Cuando llegamos al edificio en el que vivíamos, lo observó en un intento de encontrar algo familiar, pero no lo consiguió. Sabía muy bien que el proceso de recordar llevaría tiempo, pero eso no evitó que me sintiera mal junto a ella; después de todo, yo era en parte el mayor responsable de su situación.
Caminamos en silencio hasta el elevador, y con un gesto indiqué el número del piso al que debíamos dirigirnos. Mientras subíamos, noté la expresión de preocupación en el rostro de Kagome.
- No te preocupes demasiado -tomé sus manos con ternura- todo llegará a su debido tiempo -acaricié suavemente su mejilla, y el ligero roce hizo que cerrara los ojos y una pequeña sonrisa apareciera en su rostro.
-Créeme que lo sé -respondió con resignación- pero me asusta pensar que la amnesia se vuelva permanente.
Sus palabras llegaron de golpe a mis oídos. No había querido pensar en ello, sin embargo, el hecho de que Kagome lo mencionara me obligaba a enfrentar esa posibilidad que prefería ignorar. Saber que ella pudiera perder sus recuerdos para siempre me inundó de tristeza y preocupación.
-Si eso llegara a pasar -La miré a los ojos y traté de sonar lo más seguro posible- yo me encargaré de volver a enamorarte y crear nuevos y hermosos recuerdos.
-Gracias Inuyasha -susurró.
Las puertas del elevador se abrieron, señalando que habíamos alcanzado el décimo piso. Avanzamos unos cuantos pasos y nos encontramos frente a la puerta de nuestro departamento. Al abrirla, una lágrima escapó de los ojos de Kagome.
- ¿Recuerdas algo? -mi voz sonaba llena de esperanza.
-No -dijo sollozando- lo siento, es solo que, al abrir la puerta, mi corazón se apretó y de repente me sentí triste, con ganas de huir. Supongo que es porque no logro recordar nada.
Solté un suspiro al entender que, aunque su mente había borrado sus recuerdos, en su corazón aún sentía las emociones negativas de lo que había ocurrido antes del accidente. Decidí no profundizar en eso por el momento y la llevé a nuestra habitación. Le indiqué dónde guardaba sus cosas para que pudiera darse un baño, mientras yo preparaba la cena.
En poco tiempo, todo estuvo listo, y llamé a Kagome. Nos sentamos a la mesa y cenamos su comida favorita.
-Huele delicioso -aspiró el aroma del ramen con entusiasmo- siempre me ha gustado tu forma de prepararlo -su rostro se iluminó con una sonrisa, como si un pequeño destello de recuerdo hubiera brillado en su mente.
-Espera un momento… -dije sorprendido, necesitando entender lo que acababa de escuchar- ¿qué dijiste?
-Que me gusta el... -se detuvo bruscamente, frunciendo el ceño mientras su mirada se perdía en el plato de ramen- espera...
Un silencio llenó la habitación mientras Kagome luchaba por recuperar ese pensamiento fugaz. Mi corazón latía con la esperanza de que esta fuera una señal de que su memoria comenzaba a regresar.
-Kagome, ¿recuerdas algo? -pregunté tratando de no parecer desesperarlo y de no presionarla mientras esperaba que sus recuerdos comenzaran a emerger.
Ella parecía atrapada entre la confusión y una chispa de esperanza que brillaba en sus ojos.
-Si… No… no sé -titubeó- Inuyasha, recuerdo el sabor de este ramen, es tan familiar, como si ya lo hubiera probado antes. Es más, estoy segura de que sí lo he probado.
Mi corazón dio un salto de emoción ante sus palabras. Aunque la amnesia aún era una barrera que la separaba de sus recuerdos, el hecho de que algo tan simple como el sabor del ramen pudiera evocar una sensación de familiaridad me llenó de esperanza.
-Es un buen comienzo -quise abrazarla en ese momento, pero tuve que ocultar mi emoción para no abrumarla- Poco a poco tus recuerdos regresarán, así que no te desesperes. -Asintió muy feliz.
Su memoria reaccionó al primer estímulo con el que tuvo contacto, lo que significaba que su recuperación sería segura.
Terminamos la cena y recogimos la mesa dejando todo en orden. Pude notar que se sentía más cómoda en casa y eso me tranquilizaba. Un bostezo escapó de sus labios, señal de que el cansancio comenzaba a hacerse presente.
-Deberías dormir, ha sido un día agotador para ti
-Si -vi cómo restregaba sus ojos y no pude evitar sonreír- ¿De qué te ríes? -arrugó el entrecejo en señal de molestia
-De nada en particular, es sólo que… -no pude contenerme más y la abracé a mi cuerpo-. Estoy feliz de que estés aquí conmigo.
Kagome se tensó brevemente en mi abrazo, y no la culpaba por sentirse así. Debido a la amnesia, prácticamente era un desconocido para ella en este momento. Sin embargo, no podía evitar expresar mi alegría por su presencia.
Comencé a acariciar su cabellera con suavidad, y gradualmente sentí cómo su cuerpo se relajaba, respondiendo a mi abrazo. Pasamos unos minutos de esa manera, en un silencio que no nos incomodó en lo absoluto. Kagome se separó de mi abrazo, y nuestras miradas se encontraron.
-Gracias por estar a mi lado -dijo mientras se alzaba de puntillas y me daba un beso en la mejilla-. Sin ti, no podría sobrellevar toda esta situación.
Con una sonrisa tierna, acaricié su mejilla y no pude resistir más la tentación de besarla. Tomé su rostro entre mis manos con suavidad y por fin la besé; había extrañado sentir sus labios junto a los míos y percibir su cálida respiración. Aunque al principio pareció sorprendida, la felicidad inundó mi ser cuando finalmente me correspondió.
El beso comenzó con ternura y cariño, pero pronto la pasión y el deseo se apoderaron de nosotros. Nuestros labios se fundieron en un beso ardiente y apasionado, como si estuviéramos redescubriendo la conexión que compartíamos. Kagome respondió a mi beso con la misma intensidad, y un pequeño gemido escapó de sus labios, lo que solo avivó aún más el fuego entre nosotros.
Mis manos acariciaron suavemente su rostro mientras nos besábamos apasionadamente. La guie hasta la habitación, y al llegar a la puerta, la cargué en mis brazos en estilo nupcial y la llevé a la cama con suavidad, como si fuera la pieza más preciada en el mundo. Bajé hasta su cuello dejando un camino de besos; extrañaba sentir su suave piel en mis manos y estaba desesperado por poseerla. Sin embargo, si íbamos a crear nuevos recuerdos, debía ser paciente y mostrarle todo el amor que nos unía. La sentí temblar bajo mi cuerpo, y se tensó cuando acaricié suavemente sus piernas.
-Inuyasha, yo...-puso sus manos en mi pecho intentando alejarme- lo siento, necesito tiempo -su mirada reflejaba una mezcla de deseos y confusión-
-Tranquila -traté de recuperar el aliento- no voy a presionarte
-Siento que vamos demasiado rápido y…
-Kagome -coloqué mi mano suavemente sobre su mejilla- Todo está bien, amor. No pasará nada que tú no quieras. Solamente déjame dormir a tu lado; quiero cuidar de tus sueños y hacerte sentir segura.
Ella asintió y se acurrucó entre mis brazos. La besé con ternura en la frente y la abracé con cariño; sabía que debíamos tomar las cosas con calma y respetar su proceso de recuperación. A pesar de que no pasó nada entre nosotros, me sentía feliz por tenerla a mi lado; acaricié su cabello hasta que percibí su respiración tranquila, lo que me indicó que se había quedado dormida. Minutos después, el sueño también me venció.
2 meses después.
Kagome asistía tres veces a la semana a sus sesiones de terapia con un psicólogo experimentado en ayudar a las personas a superar sus traumas emocionales. Cada sesión le brindaba un espacio seguro para expresar sus pensamientos y emociones, y poco a poco, comenzaba a encontrar la claridad que tanto necesitaba en su vida.
Sin embargo, sus recuerdos se resistían tenazmente, y eran pocos los que había logrado recobrar. Debido a su estrés y desesperación, las pesadillas comenzaron a formar parte constante de su vida; a pesar de que eran fragmentos fugaces de sus recuerdos, le resultaba difícil hablar de ello.
-Vamos Kag, no te dejes vencer por la desesperación -dije en un intento de animarla. Me dolía verla triste por los escasos avances que tenía.
-Créeme que lo intento -suspiró desanimada- Cada noche que pasa, las pesadillas son más constantes, y lo peor de todo es que no logro recordar nada, todo es tan borroso.
No sabía qué decirle. Por un lado, deseaba que recuperara sus recuerdos y que todo volviera a la normalidad, pero al mismo tiempo, me preocupaba que descubriera que yo fui el culpable de su accidente.
Flash back
- ¿Estás seguro? ¿Realmente crees que te ama tanto como tú a ella? - La voz de Kikyo resonó en mi mente mientras me miraba con esa mirada fría que siempre la caracterizaba.
- ¿Qué estás insinuando Kikyo? El amor entre Kagome y yo es genuino, nada de lo que me digas cambiará eso -dije con gran determinación.
-Inuyasha -Kikyo esbozó una sonrisa sarcástica- Decías lo mismo cuando estábamos juntos, pero me abandonaste a la primera oportunidad. -Su voz estaba llena de amargura.
-No compares Kikyo. Tú fuiste quien traicionó aquel amor que llegué a sentir por ti
- ¿Y qué te hace pensar que será diferente con ella? -Aunque intentó mantener la calma, pude notar que se estaba alterando, especialmente cuando arrojó un sobre amarillo a mis pies- Ahí tienes a tu adorada Kagome.
- ¿Qué? -murmuré confundido mientras tomaba el sobre y lo abría con cautela. Dudé un momento antes de mirar el contenido, observando nuevamente a Kikyo, cuyo rostro reflejaba una risa burlona.
-Vamos querido -me instó con una sonrisa maliciosa- ¿Acaso no tienes curiosidad por lo que hay en ese sobre?
Necesitaba poner fin a toda esa situación, así que decidí abrirlo y sacar las fotografías. M, mi corazón comenzó a latir más rápido, como si un balde de agua helada hubiera caído sobre mí. No podía creer lo que veía: Kagome besando a alguien más, aquellos labios que tanto deseaba estaban unidos a los de Hojo, su exnovio. Sentí que mi sangre hervía de rabia y confusión, mientras mis pensamientos se convertían en un torbellino de emociones.
La risa sarcástica de Kikyo me trajo de vuelta a la realidad.
- ¿Qué pasa Inuyasha? ¿Pensaste que ella realmente te amaba?
No sabía que responder porque a pesar de tener la pruebas, algo dentro de mí me decía que nada de lo que veían mis ojos era cierto, que todo se trataba de una maldita trampa.
-Aquí están las pruebas de que aún ve a su ex y…
-Vete de aquí Kikyo- interrumpí con la molestia en mi voz, lo que hizo desaparecer su risa. Ella me miró con curiosidad, esperando un arranque de ira de mi parte.
-Este es el comienzo de tu sufrimiento por haberme abandonado, - dijo con lágrimas en los ojos, las cuales se limpió rápidamente- Te vas a arrepentir, eso te lo juro Inuyasha
Toda razón en mí se había esfumado y lo único que quería era estar solo
- ¿Acaso no me escuchaste? Quiero que te largues de mi casa AHORA MISMO- repetí con más firmeza, dejando claro que no toleraría su presencia ni un momento más
Ella solamente sonrió al verme reaccionar mal, hasta parecía que le daba gusto; antes de salir se me acercó e intento darme un beso en la mejilla, pero me alejé rápidamente de ella, así que sólo suspiró y se dirigió a la puerta y cuando la abrió una segunda voz femenina hizo temblar mi corazón
- ¿Qué haces aquí? -La voz molesta de Kagome me indicaba que nada bueno sucedería después de ese encuentro
-Hola Kagome. Solo estaba de visita -una pequeña risa escapó de sus labios. - Pero no te preocupes, estaba por irme. -Pasó junto a Kagome, y ambas se quedaron mirándose de manera desafiante.
La tensión en la habitación era casi palpable, y se hizo aún más evidente cuando Kagome cerró la puerta de un solo golpe. Temí que comenzaría una pelea al encontrar a mi ex saliendo de nuestro departamento, pero en su lugar, se dirigió a la habitación sin decir una palabra. En ese momento, estaba tan confundido y decepcionado que preferí no seguirla para evitar una pelea más grande; necesitaba tranquilizarme. Sin embargo, a los pocos segundos, Kagome salió de la habitación extremadamente molesta.
- ¿ME QUIERES EXPLICAR QUÉ DEMONIOS HACÍA KIKYO AQUÍ? -Su enojo era evidente, y en mi estado emocional no pude evitar entrar en la discusión.
- ¿EN QUÉ ESTÁS PENSANDO, KAGOME? ¿CREES QUE YO TAMBIÉN TE VOY A TRAICIONAR COMO TÚ LO ESTÁS HACIENDO CONMIGO? -Dejé salir todas mis emociones de golpe, expresando mi confusión y decepción ante la situación.
- ¿Qué? -Su voz reflejaba sorpresa y confusión mientras el conflicto estallaba entre nosotros
-AHORA FINGIRÁS DEMENCIA- le pasé el sobre que me había dado Kikyo- Ya lo sé todo- Mi voz temblaba de dolor mientras dejaba que la verdad saliera a la luz. La tensión en la habitación se hacía más asfixiante con cada palabra pronunciada.
Vi cómo sacó las fotos del sobre amarillo, y al verlas, su rostro palideció de inmediato, lo que para mí solo significaba que había sido descubierta en su engaño.
Fin flash back
-Inuyasha… -La voz de Kagome me trajo de vuelta a la nueva realidad- ¿Estás bien?
-S-si… -fingí una sonrisa para tranquilizar- ¿Qué me decías? -dije antes de que volviera a preguntarme algo más
-Mmm… -me miró fijamente un momento y encogió los hombros- Deberíamos salir un rato, tengo ganas de cenar fuera -Me encantaba verla sonreír y emocionarse como una niña pequeña.
-Me parece perfecto -dije aceptando su propuesta y sus ojos se iluminaron de inmediato
-Genial, iré a cambiarme -se levantó rápidamente y corrió hacia la habitación, pero antes de entrar, volteó a verme nuevamente y regresó
- ¿Sucede algo? -pregunté un poco confundido cuando estuvo frente a mi
-No, no es nada… -vi como jugueteaba con sus dedos, una clara señal de que estaba nerviosa- Te amo Inuyasha -Se paró de puntillas, me dio un fugaz beso en los labios y se fue nuevamente a la habitación.
Era la primera vez en dos meses que volvía a sentir sus labios, y escucharla decir que me amaba era como una melodía que había extrañado profundamente; sonreí como un tonto, sintiéndome como un adolescente con su primer amor. A pesar de los momentos difíciles que habían llevado a esta triste situación de la amnesia de Kagome, sabía en lo más profundo de mi ser que nuestro amor era más fuerte que cualquier obstáculo.
Después de unos minutos, Kagome apareció frente a mí, iluminando el lugar con su bella sonrisa y tan hermosa como siempre, luciendo un vestido floreado que le llegaba hasta las rodillas, su cabello suelto formando bucles bien definidos.
-Estás preciosa -le dije mientras la admiraba de pies a cabeza
-Gracias -sonrió tímidamente mientras le acariciaba la mejilla
Tomé mi teléfono y las llaves del auto mientras Kagome caminaba hasta la puerta, y al abrirla se sorprendió al ver a Kikyo parada frente a ella. El shock se reflejó en su rostro con una mezcla de sorpresa y tensión. Era un encuentro inesperado, y estaba seguro de que, sin importar de quien se tratara, eso estaba a punto de desencadenar un nuevo conflicto en su proceso de recuperación.
-Disculpa, ¿Quién eres? -preguntó Kagome con curiosidad
-En cuanto supe lo que te había ocurrido, -esa voz era demasiado familiar-, decidí venir hasta aquí para comprobar lo de tu supuesta amnesia -sus palabras comenzaban a resonar por toda la habitación y Kagome no lograba comprender porque le hablaba de esa forma- pero veo que es cierto, lo que para mí es una lástima, porque en ese estado no puedes recordar por culpa de quién estás así.
Kagome estaba cada vez más confundida y afectada por las palabras de Kikyo. Yo tenía que intervenir antes de que la situación empeorara.
-Kikyo -la interrumpí- ¿Qué haces aquí? -pregunté con firmeza. No estaba dispuesto a dejar que esto se saliera de control. Kikyo parecía disfrutar de provocar conflictos, y yo estaba decidido a evitarlo en la medida de lo posible.
- ¿No me invitarán a pasar? -mencionó sarcástica mientras se abría paso para entrar al departamento.
-Aún no me respondes - insistí con fastidio, manteniendo mi mirada fija en ella- ¿Qué es lo que quieres aquí Kikyo?
- ¿Kikyo? -la voz de Kagome se escuchaba aún confundida- Espera, creo que… -llevó las manos a su cabeza- sí, creo que te recuerdo… -apretó los ojos y su rostro comenzaba a dar signos de dolor- Me está doliendo la cabeza -se quejó.
-Kag, tranquila -tomé su rostro entre mis manos- trata de relajarte por favor
Me preocupaba la salud de Kagome, era evidente que aquella presencia le estaba afectando demasiado y por desgracia Kikyo ya lo había notado. Con un gesto de amargura en su rostro, se acercó a nosotros.
-Kagome, basta ya de tanto drama -dijo Kikyo con una seriedad que auguraba problemas. Mi preocupación aumentaba al ver a Kagome en estado de confusión, intentando procesar las cosas-. Además, ya deberías saber que el único responsable de tu accidente y de tu pérdida de memoria es Inuyasha.
- ¿Qué? -Kagome respondió con incredulidad en su voz, reflejando la sorpresa y el desconcierto que sentía en ese momento. – No… no te entiendo, ¿A qué te refieres?
-Es mejor que te calles- le dije a Kikyo con aparente calma
Dentro de mí, una furia crecía con cada palabra que salía de su boca, y estaba a punto de tomar medidas drásticas para sacar a Kikyo a la fuerza. Sin embargo, Kagome me detuvo con un gesto.
-Inuyasha, no te atrevas a sacarla de aquí -su voz sonaba entre cortada- Necesito que ella me explique por qué dice que tú eres el responsable de mi Amnesia
Me preocupaba verla tan frágil e indefensa. Su cuerpo no dejaba de temblar y su rostro se veía más pálido de lo normal. La tomé de los hombros con cuidado y traté de enfocar su mirada en la mía.
-Necesito que te relajes Kagome -le dije con voz suave y firme- No escuches nada de lo que ella te está diciendo.
-Tu novia quiere saber la verdad, y está en todo su derecho. -Tomó aire y comenzó a escupir su veneno- El día de tu accidente, tu e Inuyasha discutieron porque le entregué unas fotografías que demostraban tu infidelidad.
Kagome abrió los ojos, y aunque quiso decir algo, no pudo articular ninguna palabra. Las lágrimas brotaron de inmediato, vi como apoyaba sus manos en la cabeza, y cayó sentada en el suelo; su respiración estaba completamente agitada. A pesar de verla en ese estado, Kikyo continuó hablando
-Por supuesto que todo era mentira, fue una trampa que tu ex y yo planeamos para separarlos, pero…
-CÁLLATE -La grité con rabia, pero ella me ignoró por completo.
-Creí que morirías, Kagome, aunque se ve que tienes más vidas que un gato -sus palabras estaban cargadas de odio, y su mirada desafiante no hacía más que aumentar la tensión.
-KIKYO, ES SUFICIENTE -volví a gritarle, pero ella seguía haciendo caso omiso de mis palabras.
En ese momento, Kagome se puso de pie, su cuerpo aún temblaba, y vi cómo apretaba los puños. Su rostro comenzaba a parecer molesto. Ella se volvió hacia mí, y sus ojos mostraban una mezcla de emociones: ira, confusión, y algo más que no podía identificar en ese momento. Su voz, cuando finalmente habló, estaba cargada de desilusión.
-Cállense los dos -dijo entre sollozos-. Inuyasha, tú nunca confiaste en mí -sus palabras me tomaron por sorpresa-, y tú, Kikyo, solo arruinaste nuestras vidas, así que puedes estar feliz.
Limpió sus lágrimas con el dorso de la mano y respiró profundamente. El verla perder el brillo en sus ojos y ser reemplazados por una mirada llena de dolor, me hizo comprender que Kagome había recuperado sus recuerdos.
-Kagome…
No pude decir una palabra más, el momento que tanto temía había llegado y debía enfrentarlo. Es cierto que fui un cobarde al desconfiar de ella y dejarme llevar por las mentiras de Kikyo, pero la rabia de ese momento era más fuerte que me cegó por completo.
-Por favor, Inuyasha, saca a esa mujer de aquí.
Solo asentí y tomé a Kikyo del brazo, sacándola a rastras mientras gritaba cuánto nos odiaba y que nos arrepentiríamos toda la vida por haberla hecho sufrir. Cerré la puerta e inmediatamente llamé al guardia para que sacara a Kikyo del edificio y le prohibiera la entrada.
Tras cortar la llamada, deseé hablar con Kagome, pero solo alcancé a ver cómo entraba en la habitación y cerraba la puerta de golpe. Era evidente que necesitaba su espacio para procesar todo lo sucedido. Aunque tenía el impulso de seguirla e intentar aclarar el pasado, opté por darle tiempo. Mientras tanto, en la puerta principal, los golpes de Kikyo eran cada vez más insistentes y desesperados, hasta que finalmente escuché que discutía con el guardia que había llegado para sacarla del edificio. El volumen de su voz fue disminuyendo gradualmente, hasta que finalmente quedó un silencio incómodo en el aire.
Por más que quise esperar para hablar con Kagome, la desesperación me consumió y decidí entrar en la habitación.
-Kagome, tienes que… escucharme. -La vi preparando sus maletas, aunque no se veía molesta. Ni siquiera podía descifrar lo que ella estaba sintiendo- Amor, ¿Qué estás haciendo? -Tenía miedo de escuchar su respuesta.
-Me iré por unos días. -Seguía acomodando su ropa y en ningún momento quiso voltear a verme- Sólo te pido que por favor no me detengas. Necesito pensar bien las cosas.
-No te puedes ir, estás en terapia y… -mi voz se quebró, no quería perderla-. Perdóname Kag, se que es mi culpa el que hayas pasado por todo esto…
-Inuyasha… -me interrumpió y por fin volvió a mirarme con esos hermosos ojos chocolates que eran mi adicción- Tú no tienes la culpa, sólo fue consecuencia de nuestros celos y desconfianzas.
-Déjame explicarte, por favor -Supliqué
-No insistas, no te odio si es lo que te preocupa, es más, a pesar de que no confiaste en mí en ese entonces, yo te amo con locura, y ese amor aumenta conforme pasan los días.
Sentir las suavidad de su mano en mi mejilla me hizo sentir una calidez inexplicable, sin embargo, el miedo se apoderó de mí cuando se alejó.
-Kagome, sólo escúchame, te prometo que después de eso, podrás irte si es lo que quieres. -Le dije no muy convencido.
Me miró y pude notar una lágrima correr por su mejilla, lo que me hizo sentir la peor persona del mundo, lo que menos quería era hacerle daño y mucho menos hacerla llorar nuevamente. Nos sentamos a la orilla de la cama y comencé a hablar
-Es cierto que creí que me engañabas al ver esas fotografías, y aunque no quería discutir contigo, todo se salió de control por nuestros celos.
Flash Back
-AHORA FINGIRÁS DEMENCIA- le pasé el sobre que me había dado Kikyo- Ya lo sé todo- Mi voz temblaba de dolor mientras dejaba que la verdad saliera a la luz. La tensión en la habitación se hacía más asfixiante con cada palabra pronunciada.
Vi cómo sacó las fotos del sobre amarillo, y al verlas, su rostro palideció de inmediato, lo que para mí solo significaba que había sido descubierta en su engaño.
-Esa persona no soy yo -dijo con voz temblorosa y ojos llenos de angustia.
-NO MIENTAS, KAGOME -grité, la rabia seguía consumiéndome, impidiéndome pensar con claridad.
-No voy a discutir más contigo -sentenció Kagome y comenzó a sacar su ropa, sin doblarla, y la guardó en una maleta- Siempre es lo mismo, Inuyasha. Nunca has confiado en mí, pero tú sí puedes meter a Kikyo en nuestro departamento…
-Al menos yo no la besé ni me la cogí, como seguramente tú lo has hecho con ese estúpido de Hojo -las palabras salieron de mi boca sin pensar, y lo siguiente que sentí fue un ardor en la mejilla. Kagome me había abofeteado con justa razón, y ya era tarde para remediarlo.
-Esto se acabó, Inuyasha -dijo entre sollozos.
La vi cerrar con gran dificultad la maleta, tomarla y salir de la habitación. Me di cuenta de que había cometido un grave error al gritarle de esa manera; la insulté de la peor manera posible, y mi corazón se llenó de remordimiento. Fui tras ella, desesperado por detenerla, por pedirle perdón, por hacer cualquier cosa para enmendar mi error, pero Kagome no quiso escucharme. Sus palabras finales resonaron en mis oídos como una daga que atravesó mi corazón.
-Traté de entender tus celos enfermizos, pero esto supera tu inseguridad. Jamás voy a permitir que me vuelvas a insultar como lo acabas de hacer. Si de verdad me conocieras, te darías cuenta de que quien está en esa fotografía es Kikyo y no yo. Nunca más volverás a verme, Inuyasha. Eso te lo prometo.
En ese momento abrió la puerta y salió del departamento. El ver cómo se alejaba me hizo sentí un gran dolor en el pecho, no estaba dispuesto a perderla, así que corrí tras ella y sólo alcancé a ver como se cerraban las puertas del elevador.
Me quedé parado allí durante un tiempo, sintiendo el peso de la culpa y la tristeza aplastándome. Sabía que había cometido un error imperdonable al dudar de Kagome y al dejar que Kikyo sembrara la discordia entre nosotros. Ahora, había perdido a la mujer que amaba, y no sabía si alguna vez podría recuperarla.
Fin Flash Back
-Ya no sigas Inuyasha, por favor. -Suspiró profundamente. -Debo irme
-No te vayas Kagome -fue lo único que pude decir, incapaz de formular una frase completa, temiendo que se fuera para siempre.
Kagome sostuvo mi mirada por un momento, y en sus ojos pude ver una mezcla de tristeza. Parecía estar luchando internamente con sus emociones, y yo no sabía qué decir o hacer para detenerla. Unió su frente a la mía, cerré los ojos, y traté de guardar en mi memoria el aroma a lavanda que desprendía su cabello. Sus manos suaves tomaron mi rostro, y luego, con ternura y amor, me besó. Fue un beso que transmitía un profundo cariño, pero al mismo tiempo, era una cruel despedida.
Cuando nuestros labios se separaron, Kagome suspiró y me miró con ojos cristalinos.
-Inuyasha, te amo -susurró con voz quebrada-, pero necesito… necesitamos tiempo.
Una gran tristeza inundó mi corazón. En lo más profundo de mi ser, sabía que Kagome tenía razón; tenía que darle el espacio y el tiempo que necesitaba para sanar las heridas que yo mismo había provocado con mis estúpidos celos; pero también me consumía el miedo de que, en ese lapso, tomara la decisión de no volver jamás a mi lado. La vi alejarse de la habitación, y esta vez, no fui tras ella, porque sabía que, si lo hacía, no la dejaría ir.
Escuché el sonido de la puerta cerrándose, y entonces las lágrimas comenzaron a brotar sin control; había perdido a la mujer que más había amado en toda mi vida. Reí con gran ironía, la historia se estaba repitiendo, pero esta vez había algo diferente.
Limpié rápidamente mis lágrimas y tomé el valor para salir corriendo tras ella, alcancé a ver que las puertas del elevador se cerraban, así corrí hacia las escaleras y bajé los escalones lo más rápido que pude, las imágenes del día del accidente volvían a mi mente, y el miedo me abrumaba. Temía por la vida de Kagome, y lo peor de todo era que, en ambos escenarios, yo era el culpable.
Finalmente, llegué a la planta baja agitado y con el corazón latiendo a toda velocidad. Kagome estaba a punto de cruzar la puerta cuando logré alcanzarla.
-KAGOME. -Se detuvo de golpe sin voltear y me acerqué a ella con desesperación- Por favor… -susurré tratando de recuperar el aliento- No te vayas…
-Por favor, Inuyasha, - respondió con voz quebrada, sin mirarme- No hagas esto más difícil de lo que ya es -susurró.
Kagome estaba a punto de cruzar cuando una luz cegadora se acercó rápidamente. En ese momento, mis instintos se activaron y, sin pensarlo, la sujeté con fuerza, tirándola hacia atrás y fuera del camino justo a tiempo para evitar que la atropellara un automóvil que pasaba a toda velocidad. El conductor frenó bruscamente, y el sonido de los neumáticos chirriando llenó el aire.
-INUYASHA-, logré escuchar los gritos de Kagome. Un dolor intenso me atravesó cuando sentí el impacto del automóvil. La gente se congregaba a mi alrededor, y pronto comencé a escuchar las voces muy lejanas, hasta que todo quedó en silencio y después todo oscuro.
NARRA KAGOME
-KAGOME. -Me detuve al escuchar a Inuyasha- Por favor… -susurró tratando de recuperar el aliento- No te vayas…
-Por favor, Inuyasha, - respondí con voz quebrada, no me atreví a mirarlo a los ojos- No hagas esto más difícil de lo que ya es -susurré.
Seguí caminando, y estaba a punto de cruzar cuando una luz cegadora se acercó rápidamente. El recuerdo del accidente llegó a mi mente, y cerré fuertemente los ojos, pensando que la historia se repetiría. Sin embargo, en ese momento, sentí que alguien me sujetó con fuerza y me tiró hacia atrás, sacándome del camino justo a tiempo para evitar que aquel auto me arrollara.
El corazón me latía con fuerza mientras yacía en el suelo, respirando agitadamente. Solo pude escuchar al conductor del automóvil frenar bruscamente y los neumáticos chirriando en el pavimento. Cuando finalmente reuní el valor para abrir los ojos, mi mirada se llenó de horror al ver a Inuyasha tendido en el suelo, cubierto de sangre y aparentemente inconsciente.
-INUYASHA- grité, desesperada, mientras corría hacia él. Mi cuerpo temblaba y las lágrimas nublaban mi visión.
El conductor del automóvil, aturdido y asustado, salió de su vehículo y se acercó para ver si estaba bien.
- ¡LLAMEN A UNA AMBULANCIA! -grité con voz entrecortada mientras acariciaba el rostro ensangrentado de Inuyasha.
Después de unos minutos, escuché las sirenas de la ambulancia cuando llegaron al lugar. Los paramédicos bajaron rápidamente y checaron sus signos vitales, luego lo subieron a una camilla y lo trasladaron de inmediato al hospital.
Al llegar, los médicos realizaron una serie de exámenes y pruebas mientras yo esperaba con una gran angustia en el corazón. Las horas pasaban lentamente sin tener ninguna noticia sobre el estado de Inuyasha. Ahora podía entender el sufrimiento por el que pasó cuando yo estuve en la misma situación, la historia se había vuelto a repetir.
Flash back
-KAGOME -la voz agitada de Inuyasha me sorprendió mientras caminaba lejos de él.
Quise detenerme, pero sus palabras hirientes aún estaban muy presentes en mi mente, así que continué mi camino. Inuyasha logró alcanzarme y me detuvo con un agarre firme en mi brazo.
-Kag… -tomó mi mano con suavidad- por favor… perdóname… sé que cometí un error terrible… -sus ojos dorados mostraban remordimiento y tristeza- Te amo más de lo que puedo expresar.
Sentí mi corazón latir con fuerza al escuchar sus palabras, pero también sabía que necesitaba ser fuerte.
-Suéltame -me zafé bruscamente de su agarre y lo miré a los ojos- Inuyasha, a pesar de todo, te amo-vi el brillo aparecer nuevamente en sus ojos dorados, pero se apagó rápidamente con mis siguientes palabras- pero ya no quiero seguir contigo.
-Por favor, no digas eso… -su voz suplicante hizo que mi corazón doliera aún más.
-Esto se acabó, Inuyasha. Nos acabamos de lastimar terriblemente por nuestros celos -tomé aire para tratar de contener las lágrimas que amenazaban con brotar nuevamente. – Es mejor seguir nuestros caminos por separado antes de herirnos aún más.
Continué mi camino, mientras intentaba mandar un mensaje a mi amiga Sango para pedirle que me dejara quedar en su casa, pero Inuyasha me volvió a sujetar del brazo.
-Por favor, Kagome, vamos a intentarlo -volvió a suplicar- Tu y yo nos amamos y…
-Entiende por favor -interrumpí con firmeza-. Si seguimos hablando ahora, solo empeoraremos las cosas. Déjame ir
Me solté nuevamente de su agarre y, sin fijarme, crucé la calle. Lo siguiente que recuerdo es una luz cegadora, un golpe que me hizo volar por los aires, y la voz aterrada de Inuyasha.
- ¡KAGOME!
Fin Flash Back
Finalmente, después de varias horas, me dejaron entrar a verlo. Cuando lo vi en la cama conectado a un montón de cables, sentí mi mundo derrumbarse; me acerqué a Inuyasha y acaricié su mejilla con la falsa esperanza de que abriera los ojos, pero el seguía inmóvil. El médico se acercó a mí.
-Lo siento mucho, pero Inuyasha ha sufrido un traumatismo craneoencefálico severo. Está en coma -dijo el médico con voz compasiva mientras mis lágrimas inundaron mis ojos- Su estado es crítico y las próximas horas son decisivas
- ¿Qué quiere decir con eso? -pregunté con miedo de escuchar su respuesta.
-Él se está debatiendo entre la vida y la muerte. -respondió con sinceridad, lo que hizo que mi corazón latiera aún más rápido.
El médico continuó explicando la situación, pero sus palabras se convirtieron en un murmullo lejano mientras mi mente luchaba por procesar la terrible realidad. No quería perder a Inuyasha, pero al parecer, la vida estaba dispuesta a hacer hasta lo imposible por mantenernos separados.
Las horas avanzaban en la sala de espera del hospital mientras los médicos se esforzaban por mantener estable a Inuyasha. No podía evitar cargar con la culpa por lo sucedido; si tan solo me hubiera quedado cuando él me lo pidió, nada de esto estaría pasando.
Por fin me dejaron entrar nuevamente; aunque me dolía verlo en ese estado, tenía la esperanza de que el pudiera reaccionar. Me senté a su lado y tomé su mano entrelazando nuestros dedos.
-Por favor, tienes que despertar, no puedes dejarme así -supliqué con la voz entrecortada- Sé que puedes escucharme -las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas, mientras mi mano se aferraba con fuerza a la suya. -Necesito que regreses conmigo, tenemos tantas cosas por vivir juntos, tantos sueños por cumplir. No puedo enfrentar la vida sin ti, Inuyasha. Por favor, despierta.
De repente, la máquina empezó a pitar frenéticamente, como un coro de alarmas desgarradoras. El pánico se apoderó de mí mientras intentaba comunicarme con desesperación al doctor.
- Está teniendo un paro cardíaco. ¡Necesitamos reanimarlo de inmediato!
Todo su equipo se apresuró a realizar maniobras de reanimación frenéticamente. Cada segundo se sentía como una eternidad mientras esperaba que Inuyasha volviera a la vida; hasta que finalmente escuché al médico decir que lo habían recuperado. Sentí que el alma volvía a mi cuerpo, y más cuando vi sus ojos abrirse lentamente, pero había algo diferente en su mirada. Una expresión de desconcierto y confusión se reflejaba en su rostro.
-Inuyasha, ¿estás bien? -susurré con preocupación mientras el me miraba como si fuera una completa desconocida.
- ¿Quién eres tú? – dijo con voz débil.
-Soy Kagome -respondí con voz temblorosa, sintiendo un nudo en la garganta-. Tu... tu novia.
Inuyasha frunció el ceño, claramente luchando por comprender lo que le decía. Era una situación desgarradora verlo en ese estado, sin poder recordar nuestra relación ni los momentos que habíamos compartido.
Mi rostro estaba lleno de angustia mientras observaba al médico y su equipo continuar con el chequeo y realizar algunas preguntas a Inuyasha para evaluar su estado. Su amnesia era evidente, la culpa volvía a invadirme; estábamos reviviendo el pasado con la única diferencia que ahora era Inuyasha quien sufría las consecuencias. La voz del médico me sacó de mis pensamientos.
-Definitivamente presenta un cuadro de amnesia -dijo con evidente preocupación-. Creo que no hace falta explicarte el procedimiento a seguir, ¿cierto? -Asentí en silencio.
El médico prosiguió con las indicaciones sobre cómo manejar la amnesia de Inuyasha y lo que podíamos esperar en las próximas horas o días. Solo había una cosa muy clara: haría todo lo posible para ayudarlo a recuperar sus recuerdos.
NARRA INUYASHA
Cuando abrí los ojos, un fuerte dolor de cabeza me abrumó. Recordé como fui arrollado por un auto y la angustia y el llanto en el rostro de Kagome. Sin embargo, lo que es demasiado extraño es que no siento dolor en el resto de mi cuerpo.
-Por favor, tienes que despertar, no puedes dejarme así -la voz entrecortada de Kagome llama mi atención- Sé que puedes escucharme -La veo sentada frente a una camilla y tomó la mano de la persona a la que le está hablado. -Necesito que regreses conmigo, tenemos tantas cosas por vivir juntos, tantos sueños por cumplir. No puedo enfrentar la vida sin ti, Inuyasha. Por favor, despierta.
- ¿Qué? -me sorprendo al escucharla mencionar mi nombre- Kag, estoy aquí
De repente, la máquina empezó a pitar y Kagome entró en pánico mientras llamaba con desesperación al doctor. Intento acercarme, pero mi cuerpo no me responde, ¿Qué es lo que está pasando? Por más que lo intento no logro entender nada, y aunque hablo a Kagome insistentemente parece no escucharme.
Veo al médico que entra corriendo junto a un equipo de enfermeros y realizan maniobras de reanimación frenéticamente. Lo que más me dolía era ver a Kagome llorar desconsoladamente, y por más que intentaba llamar su atención, ella no podía escucharme.
- ¿Alguien me puede explicar que está pasando? -Nadie parecía escucharme.
Esta situación me estaba desesperando. Seguí intentando moverme, hasta que lo conseguí; corrí hacia Kagome, pero me asusté al ver que atravesaba su cuerpo como si fuera un espectro. Ahora comprendía por qué ella no podía escucharme.
El pellizco en mi brazo no cambió nada; creí que estaba en una pesadilla, pero seguía atrapado en esta extraña experiencia. Observaba impotente mientras el equipo médico trabajaba incansablemente por salvarme. La idea de que mi vida estaba llegando a su fin comenzó a rondar mi mente. ¿Será que estoy a un paso de la muerte? Me invadió una profunda tristeza al pensar en dejar sola a Kagome enfrentando mi pérdida. La incertidumbre sobre lo que vendría a continuación me atormentaba, y deseaba con todo mi ser que esta pesadilla llegara a su fin.
Sentí una gran tranquilidad cuando escuché al médico decir que habían logrado restablecer mis signos vitales. Seguí observando al equipo médico, pero nuevamente la angustia se apoderó de mí cuando aquel Inuyasha no pudo reconocer a Kagome.
-Soy Kagome -respondió con voz temblorosa-. Tu... tu novia.
-Kag, si te reconozco -Quise tomarla del brazo, pero nuevamente mi mano la atravesó- Mi amor, por favor, tienes que escucharme, aquí estoy a tu lado.
No sabía que más hacer para que terminara esta cruel pesadilla. Me quedé parado a un lado de Kagome, odiaba ser la causa de su sufrimiento; era una tortura verla llorar y sentirme completamente inútil.
La voz del médico me sacó de mi estado de aturdimiento.
-Definitivamente presenta un cuadro de amnesia -dijo con evidente preocupación-. Creo que no hace falta explicarte el procedimiento a seguir, ¿cierto? -Kagome solo asintió en silencio
-No, no tengo amnesia- le dije al médico, aunque sabía que él tampoco podía escucharme- ¡todo esto es una mierda! -miré hacia el cielo y grité con rabia- NECESITO QUE HAGAN ALGO PARA DESPERTARME.
-Inuyasha- La voz angustiada de Kagome llamó mi atención
- ¿Kagome? -Le miré fijamente, pero ella seguía viendo al Inuyasha con amnesia
-Inuyasha, despierta por favor… -su voz provenía de otra dirección.
De pronto, sentí mi cuerpo temblar y vi como mis manos comenzaban a desaparecer. ¿Qué es lo está pasando? Todo comenzó a esfumarse, hasta que no quedó nada, solo podía ver una luz blanca cegadora y la voz de Kagome seguía llamándome con insistencia.
Desperté de la pesadilla de golpe, con la respiración agitada y el corazón latiendo con fuerza. Mi frente estaba empapada de sudor. Al lado mío estaba Kagome, cubriendo su cuerpo con la sábana, mirándome angustiada.
-Kagome - intenté decir, pero mi voz apenas salía en un susurro.
-Inuyasha -susurró con voz temblorosa- Estabas teniendo una pesadilla ¿Te encuentras bien? - dijo acariciando mi mejilla.
Asentí con la cabeza. La pesadilla había sido tan real, y la sensación de estar atrapado en ella me había abrumado por completo. Sabía que Kagome estaba preocupada, pero no sabía cómo explicar lo que había experimentado.
-Tranquilo -besó mis labios, y fue como un bálsamo que calmó mi agitación-. Estoy aquí contigo Inuyasha. -Se acurrucó a mi lado, y la pegué más a mi cuerpo en un fuerte abrazo.
-Te amo Kagome -besé su frente- Nunca lo olvides, por favor.
-Lo sé mi amor, y yo también te amo demasiado -escucharla decir esas palabras me dio más tranquilidad- ¿Quieres hablar de tu pesadilla? -Negué con la cabeza
Por fortuna, ella no insistió; solamente se acurrucó más a mi lado y yo la abracé con fuerza, como si tuviera miedo de que me la arrebataran de los brazos. Descansamos juntos, y con el paso de los minutos, la pesadilla que me había atormentado comenzó a desvanecerse en el abrazo cálido y seguro de Kagome.
-Tuve tanto miedo en esa pesadilla -dije mientras acariciaba su espalda desnuda. Me miró con gran atención, sus ojos reflejaban preocupación- Habías tenido un accidente por mi culpa, y cuando despertaste del coma, tenías amnesia -la tristeza se hizo presente nuevamente- No recordabas ni siquiera tu nombre…
-Debiste sufrir mucho -susurró comprensivamente, sus manos acariciaban con suavidad mi pecho-. Pero ahora estoy aquí contigo, Inuyasha.
-Fue horrible… yo fui el causante de todo -unas lágrimas se asomaron por mis ojos- Cuando recuperaste tus recuerdos, volvimos a separarnos y estuviste a punto de ser arrollada nuevamente, pero en esa segunda ocasión pude salvarte, y terminé en coma. Cuando desperté tenía amnesia…
Colocó su mano en mis labios, interrumpiendo mis palabras con un gesto suave, sonriéndome con dulzura. Se acercó a mi y me besó, trasmitiéndome todo el amor que sentía por mí, lo que me llenó de paz.
-No te atormentes -Su voz serena me ayudó a tranquilizar los latidos acelerados de mi corazón- Sólo fue una pesadilla -se subió a horcajadas sobre mí y comenzó a depositar pequeños besos en mi rostro- Nada ni nadie nos va a separar, y aunque ambos sufriéramos de amnesia, nuestros corazones no podrán olvidar lo mucho que nos amamos.
-Te amo Kag -tomé su rostro entre mis manos.
-Te amo Inuyasha -respondió con sinceridad mientras nuestros labios se unían en un apasionado beso.
Mis manos recorrían su cuerpo con ternura al mismo tiempo que nuestros labios se fundían en un beso apasionado. El tiempo se desvanecía y nos sumergimos en un mundo de emociones intensas. Juntos, explorábamos los límites del deseo y la conexión que compartíamos. Cada caricia, cada suspiro, era un recordatorio de lo afortunados que éramos de tenernos el uno al otro.
La noche avanzaba, pero nosotros estábamos inmersos en un universo propio, donde el amor era la única guía. Cada instante que compartíamos fortalecía nuestros lazos y renovaba nuestras promesas mutuas. Era una noche de pasión y amor, una noche en la que nos entregábamos por completo el uno al otro, recordando que, sin importar los obstáculos que la vida pudiera ponernos, nuestro amor siempre prevalecería a cualquier AMNESIA.
Hola a todos
Les traigo esta historia que participa en la dinámica "El festín del Horror" de la página de Facebook Inuyasha Fanfics.
Agradezco que se hayan tomado el tiempo de leer esta historia, es la segunda vez que publico algo, espero sea de agrado.
Ojalá puedan dejarme sus reviews para saber si les gustó o si debo terminar mi etapa de "escritora" :')
