Capítulo 2

Jane estaba muy afligida por la situación de su querida hermana. Al contrario de su madre, ella no la culpaba por haber preferido trabajar como dama de compañía que casarse con el señor Collins. Ese hombre tenía muy poco que admirar con su actitud arrogante y altanera. Su querida hermana Elizabeth era una mujer inteligente y bondadosa y necesitaba un hombre que pudiera apreciar verdaderamente sus múltiples cualidades.

En aquel momento, el señor Collins estaba encerrado en el estudio con su padre y su madre, y Jane sabía muy bien que nada bueno ocurriría después de finalizada esa conversación. Si Elizabeth estaba reticente a decirle donde estaba trabajando, lo estaría aún más si sabía que su madre había jurado que jamás la perdonaría por lo que estaba haciendo. Pero Jane pensaba apoyar y ayudar a su hermana y para eso tenía un plan que pondría en marcha en cuanto llegaran su tío y tía Gardiner a pasar las fiestas de fin de años con ellos.

"Mi estimada patrona, Lady Catherine de Bourgh me recomendó que viniera a aclarar con ustedes la situación de mi compromiso con vuestra hija. Ella necesita saber cuándo nos casaremos, y además quiere mantener correspondencia con mi futura esposa para asegurarse que comprende muy bien cómo debe comportarse y actuar la esposa del párroco de Hunsford."

"Verá mi querido señor Collins, mi hija Elizabeth no está en este momento aquí pero entre nosotros podemos decidir la fecha de la boda y prometemos que ella estará aquí ese día para cumplir su deber," dijo la señora Bennet nerviosa.

"Lo siento, señora Bennet, pero Lady Catherine de Bourgh me dijo que al parecer vuestra hija no tiene intenciones de casarse conmigo porque no ha mostrado de ninguna forma interés por mi persona, ni menos aún agradecimiento por mi generosa propuesta. Por eso, quiero hablar con ella y escuchar de sus propios labios lo feliz que está de ser mi esposa y futura patrona de mi humilde hogar."

"Señor Collins, Elizabeth no está en casa en estos momentos pero…"

"No se preocupe, señora Bennet, puedo esperar. De hecho, mi estimada patrona me dijo que me tomara todo el tiempo que fuera necesario en aclarar todo lo concerniente a mi compromiso." El señor Collins le hablaba a la señora Bennet pero miraba fijo a su primo que parecía muy pensativo.

"Señor Collins, mi querida Lizzy se encuentra de viaje y no retornará en muchos días…" La señora Bennet no sabía qué más decir para tranquilizar a aquel hombre tan desagradable.

"¿Y qué dices tú, primo? Si me informas sobre el paradero de la señorita Elizabeth yo podría ir a hablar con ella."

El señor Bennet se puso de pie, respiró hondo y dijo sin mayores rodeos. "Mi hija está inubicable en este momento."

"¿Pero cómo? ¿Por qué?" preguntó el señor Collins ofuscado.

"Señor Collins, Elizabeth…" intentó decir la señora Bennet pero su esposo la interrumpió.

"Mi esposa y yo le pedimos a Elizabeth que aceptara tu propuesta pero ella se negó y prefirió buscar empleo a seguir viviendo en esta casa bajo nuestras constantes presiones. Ella sólo nos ha informado que está bien, pero no nos ha dicho dónde está. Esa es la verdad y no tengo nada más que agregar al respecto." El señor Bennet terminó de hablar y se sentó nuevamente.

"SEÑOR BENNET…" gritó la señora Bennet completamente fuera de control.

"Con esto no me queda más que dar por terminado este asunto. Como siempre mi estimada Lady Catherine de Bourgh tenía razón y algo raro había en este supuesto compromiso. Demás está decir que no tengo nada más que hacer en este lugar, buenas tardes."

El señor Collins salió del estudio seguido por la señora Bennet que intentaba a como fuera lugar hacerlo cambiar de opinión y explicarle que Elizabeth entraría en razón y aceptaría su propuesta matrimonial. Pero todas sus súplicas fueron en vano porque el párroco se retiró muy ofendido y aceptó la invitación de Sir William Lucas para alojarse en su casa antes de tener que retornar a Kent.

"Señor Bennet, ¿no te das cuenta lo que acabas de hacer? Has arruinado la última esperanza que teníamos tus hijas y yo de tener un hogar cuando tu mueras," dijo la señora Bennet entre sollozos.

"Y tú, señora Bennet, ¿no te das cuenta lo que hemos hecho?" preguntó el señor Bennet muy serio.

La señora Bennet que no estaba acostumbrada a que su esposo le hablara de esa forma tan severa y carente de sarcasmo se secó las lágrimas y preguntó. "¿Qué hemos hecho?"

"Señora Bennet, ¿sabes dónde está nuestra hija?" preguntó el señor Bennet.

"No sé dónde está porque ella no nos ha querido decir," respondió la señora Bennet con voz temblorosa.

"¿En serio, no te preocupa lo que le pueda estar pasando a Lizzy? No sabemos dónde o con quien está o si está segura," dijo el señor Bennet disgustado.

"Bueno, creo que Lizzy está bien porque ella sabe cuidarse…" intentó explicar la señora Bennet no muy convencida.

"En nuestro afán por protegernos a nosotros mismos y a nuestras otras hijas le fallamos a Elizabeth y nos hemos ganado su desprecio. Cualquier cosa que le pase será culpa tuya y mía, señora Bennet," dijo el señor Bennet enfáticamente e ignoró a su esposa fingiendo que leía.

La señora Bennet no tuvo energías para seguir discutiendo con su esposo, por eso abandonó el estudio lo más rápido que pudo. Luego se encerró en su dormitorio sintiéndose culpable y preocupada por su hija más rebelde, a la que pese a todo, quería y extrañaba.

P&P

El señor Darcy no sabía qué decir. Elizabeth Bennet estaba en frente de él y lo miraba con una inquietante ansiedad esperando que le diera algún tipo de explicación.

"Señorita Bennet, créame cuando le digo que estoy tan sorprendido como lo está usted. Pero me imagino que desea saber por qué está aquí, asunto que espero poder aclarar. Pero antes, me gustaría saber cuál es el motivo por el que usted decidió aceptar un trabajo de esta naturaleza. Aunque no puedo presumir de conocer todos los detalles sobre su vida familiar, tenía la impresión que su situación y la de su familia era relativamente confortable, por eso no comprendo su presencia en este lugar."

Elizabeth dudó un poco antes de hablar porque se sentía atrapada y no sabía si tenía otra alternativa más que confiar en aquel hombre.

"Señor Darcy, la razón por la que tuve que buscar empleo es que mis padres pretendían forzarme a aceptar como esposo a un hombre al que jamás podría llegar a respetar y menos admirar."

"Entiendo, y lo siento mucho. ¿Podría darme un poco más de detalles sobre su actual relación con su familia?"

"Sin duda alguna, señor Darcy, no es para nada buena."

"Por supuesto, pero mi pregunta apuntaba más a saber si usted puede retornar con ellos en caso de que mi propuesta no le parezca conveniente," dijo el señor Darcy, intentando ocultar su nerviosismo. Aunque el señor Darcyl sabía que entre Elizabeth y él había una fuerte atracción, no estaba seguro que ella aceptara ser su esposa y él no pensaba revelar su secreto más privado si no era estrictamente necesario.

"Comprendo su curiosidad, señor Darcy. Por favor siéntese y déjeme explicarle todo lo que ha pasado en mi vida en las últimas semanas."

Elizabeth sabía que no tenía muchas alternativas y le contó al señor Darcy sobre las pretensiones de sus padres y de lo mucho que ella detestaba la idea de sólo pensar casarse con el señor Collins. Pero ella no estaba segura de qué podría hacer ya que regresar a Longbourn no era una opción para ella. Pero no estaba segura si podría confiar en el señor Darcy, un hombre frío y arrogante, que además podía ser cruel como lo había sido con el señor Wickham. Aunque ella debía aceptar que tanto la señora Brown como la señora Reynolds habían hablado de él con mucha admiración y estima. Incluso el señor Bingley admitía abiertamente que su amigo era uno de los hombres más honorables que jamás había conocido.

"Señor Darcy, yo he sido honesta con usted y le pido que ahora usted lo sea conmigo." Elizabeth deseaba saber de una vez por todas qué era lo que ese hombre deseaba de ella.

"Señorita Bennet, siento mucho la difícil situación en la que sus padres las han puesto y comprendo perfectamente por qué decidió buscar empleo. Pero no estoy seguro que usted sea la persona que estoy buscando," dijo el señor Darcy. Luego se puso de pie y comenzó a caminar por el pequeño cuarto.

"¿Por qué?" preguntó Elizabeth un poco desconcertada.

"Porque lo que yo puedo ofrecerle es para alguien que está en una situación desesperada y sin más alternativas, para alguien que está exactamente igual que yo."

"Señor Darcy, ha logrado despertar mi curiosidad, por eso le ruego a usted que me deje decidir si puedo ser la persona adecuada para este trabajo."

"Está bien, señorita Bennet, pero debe prometerme que todo lo que hablemos aquí debe quedar entre nosotros."

"Señor Darcy, tiene mi palabra que jamás le diré a nadie lo que usted me revele. Además, confío en que usted hará lo mismo con respecto a todo lo que le he contado."

"Por supuesto, señorita Bennet, puede contar con mi discreción."

Después de decir eso, el señor Darcy comenzó a explicarle a Elizabeth que alguien muy cercano a ella estaba en una situación muy difícil y que él se sentía culpable y era el único que podría encontrar una solución razonable. Elizabeth estaba muy confundida porque no lograba entender de qué estaba hablando aquel caballero. Él se veía nervioso y muy tenso y parecía no poder encontrar las palabras correctas para expresar lo que deseaba decir. Hasta que finalmente dejó de caminar, se acercó a la ventana y mientras miraba perdidamente hacia el pequeño jardín dijo con voz quebrada.

"Una persona a la que amo incondicionalmente está encinta y no está casada ni se puede casar con el hombre que… El asunto es que yo deseo reconocer a ese hijo como mío y necesito una esposa que esté dispuesta a aceptar a esa criatura como su hijo también."

Elizabeth estaba atónita porque jamás pensó que el señor Darcy estuviera en una situación como esa. Probablemente el niño era de alguna de sus queridas y él deseaba hacerse cargo de él.

"¿Tiene alguna pregunta, señorita Bennet?" dijo el señor Darcy mirando a Elizabeth.

"Sí, señor Darcy. ¿Me gustaría saber por qué usted no puede casarse con la madre de ese niño? ¿Qué se lo impide?"

El señor Darcy respiró profundamente y contestó directamente. "La mujer que está encinta es mi hermana porque un hombre abusó de ella."

Elizabeth quedó tan asombrada que no supo cómo reaccionar a esa revelación. "Lo siento mucho, señor Darcy. Es horrible lo que usted me ha dicho, no sé cómo pueden existir canallas que puedan hacerle eso a una señorita tan joven."

"Mi hermana y ahora su bebé son mi única familia y esta es la única forma que tengo de protegerlos a ambos. Pero por supuesto que no pretendo que usted sacrifique su vida por nada, como mi esposa usted tendrá mi protección y un generoso contrato matrimonial. Usted sólo tiene que ayudarme a proteger a mi hermana y al hijo de ella."

"¿Y eso es todo lo que usted quiere de mí?" preguntó Elizabeth sin poder evitar ruborizarse.

"Bueno, señorita Bennet, usted no tendrá que cumplir con las obligaciones de esposa… no es algo que yo espero. Además, yo no podré tener hijos hasta que el hijo de mi hermana tenga por lo menos un año, de otra forma sería muy sospechoso," respondió el señor Darcy igual de nervioso.

Ellos hablaron por unos cuantos minutos más en los que el señor Darcy le dio detalles sobre lo que planeaba estipular para ella en el contrato matrimonial, incluyendo una mensualidad de por vida.

"Señorita Bennet, no tiene que darme una respuesta ahora. Yo necesito viajar a Londres para arreglar todo con mi procurador y comprar una licencia. Quiero que sepa que tiene una semana para pensarlo y que si declina mi oferta, me haré cargo de llevarla de regreso a casa de sus padres o su tío."

"Le agradezco, señor Darcy, que de tiempo para pensar. Sólo quiero aclararle que yo no soy mayor de edad aún y que requiero permiso de mi padre para casarme."

"¿Quiere usted que hable con su padre?" preguntó el señor Darcy preocupado.

"No, si decido aceptarlo quiero que nos casemos en Escocia. No deseo que mi familia se entere de nada de esto."

"Comprendo. Creo que la licencia no será necesaria en caso de que acepte el trato que le propongo. ¿Tiene alguna otra pregunta, señorita Bennet?"

"No, señor Darcy, tengo toda la información que necesito."

"Entonces nos veremos en una semana más."

"Le prometo que en una semana más le daré una respuesta definitiva."

"Buenas tardes, señorita Bennet, le agradezco mucho su tiempo."

"Buenas tardes, señor Darcy, nos vemos en una semana."

P&P

El señor Darcy casi no había podido dormir en los últimos días pensando en todo lo que estaba ocurriendo en su vida. Primero su pobre hermana sumida en el dolor y la tragedia, y ahora Elizabeth Bennet que había vuelto a su vida de una manera tan inesperada.

Por una parte estaba contento de saber que ella podría ser la mujer que lo ayudara a proteger a Georgiana, pero por otra parte le desagradaba la idea de tener a su lado a una mujer que le atraía tanto. Él aún recordaba aquellos días que pasó junto a ella en Netherfield y como no podía parar de mirarla y pensar en ella. Ahora tendría que convivir constantemente con Elizabeth y además, ella sería su esposa. Lo único positivo es que esta vez, ella deseaba estar lo más lejos posible de su familia, algo que le acomodaba perfectamente. Él no deseaba tener nada que ver con nadie de esa familia tan mal educada y vulgar.

El señor Darcy siempre pensó que haría un matrimonio por conveniencia con alguna rica heredera con la que podría tener una relación tranquila y amistosa. Pero si Elizabeth lo aceptaba, él no estaba seguro qué clase de relación existiría entre ellos y prefería no darle vueltas a esa asunto. Por el momento lo único que debía preocuparle era su querida hermana y nada más.

Casi al mediodía, el señor Darcy se sentía exhausto y decidió ir a su cuarto a descansar. Al día siguiente partiría muy temprano a Yorkshire y si la respuesta de Elizabeth era positiva, de allí deberían viajar a Escocia.

Pero sus planes de descansar se vieron alterados porque el señor Bingley y Caroline llegaron a visitarlo.

"Darcy, ¿dónde has estado? He intentado hablar contigo en varias ocasiones pero nadie supo informarme donde estabas."

"Lo siento, Bingley, pero he tenido que resolver asuntos muy importantes relacionados con Pemberley." El señor Darcy saludó a los recién llegados y esperaba que se fueran pronto porque él no tenía ni tiempo ni paciencia para recibir visitas.

"Señor Darcy, ¿cómo está mi querida Georgiana? Me imagino que están planeando pasar Navidad en Pemberley. Debe ser muy hermoso ver los hermosos jardines de su hermosa hacienda cubiertos de nieve," dijo Caroline. Ella deseaba a toda costa conseguir una invitación a Derbyshire para alejar a su hermano lo más posible de Hertfordshire. Pero además, Caroline deseaba la oportunidad de poder estar cerca del señor Darcy.

"Georgiana está muy bien, señorita Bingley, y muy ocupada con sus clases de piano, francés y pintura," replicó el señor Darcy muy serio y sin agregar nada más.

Caroline sospechaba que algo extraño estaba pasando porque podía ver lo cansado y ojeroso que se veía el señor Darcy. Por eso pensó en que le escribiría a Georgiana para saber si su hermano tenía algún problema mayor.

"Darcy, ¿cuándo puedes regresar conmigo a Hertfordshire? Recuerda que no tuve tiempo de aprender todo lo que necesito saber para poder administrar una hacienda."

"Lo siento, Bingley, pero estaré muy ocupado los próximos meses. Siento no poder ayudarte."

"Charles, pensé que ya habías desistido de esa estúpida idea de regresar a ese lugar tan horroroso. Además, creo que deberías comprar una hacienda en Derbyshire, de esa manera el señor Darcy podrá ayudarte con mayor facilidad."

"Caroline, no tiene ningún sentido que compre una hacienda en Derbyshire cuando tengo un contrato de alquiler vigente con Netherfield. Además, me gustaría regresar a Hertfordshire porque extraño mucho a… todos los amigos que hice allí."

"Espero que no estés intentando decir que quieres regresar para ver a Jane Bennet. Creo que Louisa y yo hemos hablado hasta el cansancio de ese tema contigo," dijo Caroline disgustada.

"Caroline, no me gusta que estés todo el tiempo hablando de lo mismo. Darcy, ¿tú también crees que no debo regresar a Netherfield?"

El señor Darcy estaba agotado y no deseaba tener que hablar más de ese tema y por eso fue categórico en su respuesta. "No, creo que debes quedarte en Londres y olvidarte de Hertfordshire."

"¿Por qué?" preguntó el señor Bingley con tristeza.

"Porque si regresas y sigues prestando tanta atención a la señorita Bennet no te quedará otra alternativa que hacerle una oferta."

"No creo que eso sea tan malo, Darcy," dijo el señor Bingley tentativamente.

"No lo es si estás dispuesto a casarte con una mujer que no siente nada por ti y que se verá obligada a aceptarte. Estoy seguro que los padres de ella no dejarán la oportunidad de casarla con un buen partido, y la señorita Bennet no tiene el carácter para enfrentarse a ellos como… Lo siento, Bingley, pero no tengo nada más que decir con respecto a este asunto."

"Gracias, señor Darcy, por decirle a mi hermano lo que Louisa y yo le hemos repetido hasta el cansancio," dijo Caroline triunfante.

El señor Bingley no dijo nada más y se quedó en silencio. A él le dolía pensar que Jane no sintiera nada por él porque sentía que cada día estaba más enamorado de ella.

Como el señor Bingley y el señor Darcy no estaban de ánimo de socializar, Caroline monopolizó la conversación por el resto de la visita. Después de media hora de escuchar chismes y banalidades, finalmente los huéspedes se retiraron y el señor Darcy pudo ir a descansar.

P&P

El señor Darcy llegó antes del atardecer a la pequeña cabaña en donde Elizabeth lo esperaba para darle una respuesta definitiva. De eso dependía el futuro de su hermana y él esperaba que todo se pudiera resolver de la mejor manera.

"Señorita Bennet, tal como lo acordamos, estoy de regreso con todos los documentos y asuntos resueltos. Sólo necesito saber cuál es su respuesta." El señor Darcy nunca se había sentido tan nervioso como en ese momento y le parecieron horas los segundos que Elizabeth se tardó en responder.

"Acepto su propuesta, señor Darcy," replicó Elizabeth completamente sonrojada.

P&P

Gracias a todos los que han dejado comentarios de apoyo, y bueno aquí tienen el segundo capítulo. Espero que les haya gustado.

Esta historia se dividirá en tres etapas. En la primera Elizabeth y el señor Darcy se casan y ayudan a Georgiana; en la segunda, ellos deberán decidir qué harán con su matrimonio; y en la tercera se enfrentarán a todos.

¡Nos vemos pronto!

Saludos,

Yo

Special thanks to those who read my new story through the translator; I know it's not always easy.