Hola a todas, espero que hayan tenido un excelente fin de semana y espero de todo corazón que esta semana que inicia sea aún mejor.

Les recuerdo que los personajes no son míos, pero la historia es completamente mía, NO es para personas menores de edad, es sin fines de lucro es solo por diversión.

LÍNEAS DEL TIEMPO

25

LÍNEA 1

El sábado había volado repentinamente y como en los viejos tiempos el cuarteto Andrew pasaba una tarde amena. Anthony y los chicos habían terminado en el departamento de Candy y estaban listos para retirarse.

-Bien pecosa, creo que es hora de retirarnos. – Dijo Anthony a la joven rubia, quien estaba un tanto indecisa en dejarlo ir, quería seguir a su lado, quería seguir escuchando las anécdotas que tenía que contar y que extrañamente podía decir que "recordaba".

-Se me fue muy rápido este día. – Dijo Candy con aflicción, Anthony pudo observar en su rostro que no estaba muy conforme con la despedida.

-Mañana nos volveremos a ver. – Dijo seguro de que ella aceptaría pasear con él nuevamente. Candy asintió con una sonrisa, mientras sus ojos volvían a iluminarse con entusiasmo al pensar en el día siguiente.

-Bien, será mejor que nosotros te esperemos abajo. – Dijo Stear al ver que tanto Anthony como Candy estaban tímidos a despedirse frente a ellos.

-Es verdad Anthony, te esperamos abajo. – Dijo Archie con una sonrisa cómplice a su primo, ambos sabían que entre los jóvenes rubios había nacido algo más allá de un simple encuentro romántico. Entre ellos podía sentirse esa unión de sus almas, podía sentirse esa vibra que desprendían con tan solo mirarse y hablarse sin necesidad de palabras, algo que Archie conocía del pasado, pero tenía que admitir que con el regreso de Anthony el lazo invisible que siempre los unió se estaba haciendo más fuerte.

-Gracias. – Dijo Anthony agradeciendo a sus primos la privacidad que le brindaban para despedirse de la rubia. – En un momento los alcanzo. – Les dijo nuevamente mientras los dos jóvenes Cornwell salían del departamento despidiéndose con un gesto de la enfermera. Candy sonrió tímida por sus intenciones y de esa forma los vio salir.

-¿Entonces nos veremos mañana? – Preguntó Candy con cierta timidez, no quería notarse muy desesperada por verlo, sin embargo tampoco quería que no notara el interés que tenía en él. Anthony sonrió y besó el dorso de su mano con lentitud. Candy se estremeció al sentir el calor de sus labios sobre su mano. Se quedó muda por unos segundos, intentando discernir lo que su cuerpo estaba sintiendo en esos momentos.

-Por supuesto que sí mi amor. – Le dijo Anthony por primera vez. Cuando Candy escuchó aquella forma tan amorosa de llamarla sintió que su corazón comenzó a latir de manera alocada, una emoción muy grande la embargaba y al mismo tiempo unas ganas de llorar se apoderaron de ella. - ¿Qué sucede princesa? – Le preguntó un tanto inquieto por su reacción, sin embargo él estaba igual porque aquella forma de llamarla solo lo había hecho después de su pérdida.

-Siempre soñé que me llamaras de esa manera. – Dijo Candy con los ojos acuosos, acercándose a él buscando su consuelo. Anthony la acercó a su cuerpo y besó su frente mientras acariciaba su rostro.

-Te llamé mil veces aquella mañana, pero no respondiste. – Le dijo Anthony con la garganta cerrada por el dolor de los recuerdos.

-Aquí estoy Anthony. – Le dijo Candy para amortiguar un poco su pena. – Mi amor… Mi príncipe… mi verdadero príncipe. – Le dijo Candy con los ojos cerrados sintiendo cómo la respiración de Anthony comenzaba a ser más pausada.

Anthony levantó el rostro de Candy y se ajustó a su altura para alcanzar sus labios, un beso lento, húmedo, resultó de aquella caricia, un beso que duró tan solo unos segundos pero que robaba la intensidad a uno más largo y demandante.

-Mi pequeña pecosa… Mi Dulce Candy. - Le decía Anthony besando con lentitud cada espacio de su rostro, secando las lágrimas de la joven con sus labios, probando aquel sabor salado que ellas le brindaban.

Volvió a besarla con un poco más de vehemencia en sus labios, con un poco más de intensidad, atrapando su boca con la suya, compartiendo la humedad de sus labios, mezclando su sabor y deseando profundizar aún más el beso, sin embargo Anthony sabía que era momento de parar ya que no quería comprometer su honra, algo muy sagrado para él.

-Te veo mañana mi amor. – Le dijo Anthony con una sonrisa. Candy correspondió a esa maravillosa sonrisa, sus lágrimas ya se habían detenido para darle paso a una linda sonrisa de despedida, una sonrisa que mostraba ya la ilusión que tenían por volverse a encontrar.

-Hasta mañana mi amor… - Le dijo Candy con timidez, llamándolo por primera vez como su amor, proclamando que realmente él era el amor de su vida.

La puerta del departamento se cerró lentamente y detrás de ella desapareció la hermosa figura de la rubia, quien cerraba los ojos enamorada e ilusionada por la compañía que había tenido todo el sábado. Anthony bajó las escaleras con lentitud, reflexionando lo que había sucedido entre ellos, pensando que tal vez había sido todo muy rápido, sin embargo algo le decía que era el momento justo en el que debían estar juntos.

-¿Qué sucede? – Preguntó Anthony al ver que sus primos estaban mirando hacia la esquina de enfrente.

-No sabemos Anthony. – Respondió Stear sin dejar de mirar hacia el mismo lugar que Archie. Anthony miró de la misma forma sin ver nada de lo que posiblemente ellos habían visto.

-Nos pareció escuchar algo en aquella esquina. – Dijo Archie un tanto inseguro, ya era noche y sabía bien que ese lugar no era muy seguro a esa hora. – Es mejor que nos vayamos. – Dijo el joven Cornwell para tomar el volante del auto y esperar que se subieran los demás.

-¿Qué sucede Anthony? – Preguntó Stear al ver que Anthony se había quedado observando hacía la esquina y repentinamente cruzaba la calle para ir hasta ese lugar. - ¡Anthony! ¿Qué haces? – Preguntó Stear al ver que su primo iba a investigar por su propio pie.

-¡Anthony! ¡Es peligroso! – Dijo Archie seguro de que así era, sin embargo el rubio haciendo caso omiso de las advertencias de sus primos se arriesgó a buscar lo que a ellos les había parecido escuchar.

Anthony llegó a la esquina que se referían sus primos y observó por unos minutos alrededor, buscando por uno y otro lado de la calle sin ver nada que pudiera hacer que se sintiera inseguro por la rubia. Después de unos minutos que estuvo de pie en ese lugar regresó sobre sus pasos hasta donde se habían quedado los Cornwell.

-¿Y bien? – Preguntó Stear al ver que su primo regresaba.

-Nada. – Dijo Anthony seguro de no haber visto nada, sin embargo se sentía observado por alguien y no era la primera vez que eso le sucedía.

-Tal vez fue un gato. – Dijo Stear intentando calmar la tensión que sabía Anthony estaba sintiendo.

-Tal vez, pero era mejor asegurarme que Candy está segura. – Dijo Anthony aun intranquilo por la sensación que tenía.

-No te preocupes, el señor Lewis es un excelente casero y no permitirá que nada le pase a Candy. – Dijo Archie intentando tranquilizar a Anthony, también podía darse cuenta de su preocupación.

-No lo dudo, pero aún no se me olvida que hace unos días Candy dijo que la estaban siguiendo. – Dijo Anthony recordando el día que ella le había dicho que sentía que la seguían, por ese motivo él se había encargado de llevarla y recogerla sin falta.

-Es verdad, lo había olvidado. – Dijo Archie inquieto al recordar lo dicho por la rubia, sin embargo él mismo se había cerciorado que no había nadie cuando Candy había señalado el lugar en el que se sentía vigilada.

-Tal vez fue nuestra imaginación, o algún gato, pero lo que sí puedo decirte es que no estaría de más que continuaras acompañando a Candy a su trabajo. – Dijo Stear a Anthony, quien sonrió seguro de que lo haría. – Sé que para ti será un enorme sacrificio, pero yo creo que…

-¡Cállate Stear! – Le dijo Anthony saltando a un lado de su primo para comenzar la retirada. La risa del menor de los Cornwell se dejó escuchar seguida después por los otros dos jóvenes que reían por el comentario de Anthony.

La luz de la habitación de Candy se apagó y una sombra extraña salió de entre la oscuridad para mirar fijamente la ventana de la joven enfermera.

En su habitación Candy estaba ajena a lo que sucedía en el exterior, se había dado un baño en lo que los jóvenes revisaban los alrededores, sin embargo no habían dado con el responsable del acecho a la enfermera, quien se acostaba de golpe en su cama con una sonrisa radiante en sus labios.

-¡Anthony! – Llamó su nombre en sus pensamientos, suspirando enamorada al recordar los besos compartidos con él.

La joven enfermera continuaba en su burbuja de amor rememorando cada uno de los detalles que había compartido con Anthony, pero al mismo tiempo le llegaban "recuerdos" que ahora sabía habían sucedido en otra línea del tiempo, recuerdos que antes creían eran sueños pero por lo que su príncipe le había dicho eran memorias compartidas con él.

-¿Y si los sueños no son más que "recuerdos" de otra línea del tiempo? – Se preguntaba ahora Candy sin dejar de soñar, estaba demasiado feliz para ponerse a indagar más allá de lo que había vivido aquel día. – Qué cosas dices Candy. – Dijo reprochándose ella misma aquel pensamiento. – Hasta mañana Anthony… - Se dijo enamorada, abrazando con fuerza la almohada que había en su cama deseando que fuese el rubio al que tuviera abrazado.


Los primos se dirigían hasta el hotel en donde Archie dejaría a su hermano y a Anthony. Se sentían cansados y al mismo tiempo felices por el día compartido.

-Hasta mañana muchachos. – Les dijo Archie seguro que vendría a buscarlos para cumplir con la cita que habían pactado con sus respectivas damas.

-Hasta mañana Archie, conduce con cuidado. – Le dijo Anthony a su primo preocupado por él.

-No te preocupes el camino hacia la mansión es más seguro. – Dijo Archie seguro que así era.

-Muy bien, descansa. – Le dijo Stear dándole un abrazo para después entrar al hotel.

Mientras Anthony y Stear se adentraban a su habitación Archie emprendía su camino de regreso a la mansión Andrew. Llegó hasta el salón principal y antes de subir las escaleras una luz se encendió al final del pasillo.

-Buenas noches. – Se escuchó de pronto. Archie se sorprendió al escuchar el saludo de "bienvenida" que le daban.

-Buenas noches tía abuela. – Dijo extrañado por la hora, ya que sabía bien que la matriarca se retiraba temprano a sus habitaciones.

-¿Te parece correcta esta hora de llegar? – Preguntó la vieja Elroy con reclamo en su voz.

-Por supuesto que no tía abuela, te pido una disculpa. – Dijo Archie extrañado, ya que tenía mucho tiempo que ella no se preocupaba por su hora de llegada.

-Hace unos días que no te veo por ningún lado. – Dijo acercándose a él con lentitud. Archie suspiraba cansado porque sabía bien que el reclamo tardaría.

-He estado ocupado con los preparativos de la boda. – Dijo Archie como excusa para liberarse del regaño, sabía bien que Annie podría secundarlo en su coartada. Elroy lo miró escéptica.

-Falta muy poco para que se realice. – Dijo como haciendo mención que aquellas reuniones no eran tan necesarias. – Y te recuerdo que eres el único que está al pendiente de los negocios de la familia. – Le dijo como reproche por saber que no había estado del todo al frente. Archie suspiró al recordar que era verdad y que su tío William lo había dejado al frente mientras él estaba de viaje.

-¿Ha habido algún problema? – Preguntó Archie intentando defenderse de su reclamo. La tía abuela lo miró inconforme por la forma de responderle. – Porque tengo entendido que todo está funcionando de maravilla. – Dijo de nuevo el joven demostrando que sabía bien lo que sucedía en el consorcio.

-No quieras actuar como Anthony. – Dijo la vieja Elroy recordando de pronto en Archie la forma de actuar de Anthony, algo que no era común en el joven quien siempre acataba sus órdenes sin replicar ni por un momento.

-¿Qué tiene que ver Anthony con todo esto? – Preguntó Archie extrañado por la comparación hecha por la tía abuela.

-Siempre fue muy impulsivo y en sus últimos días fue hasta impertinente. – Dijo con evidente dolor en su voz. – No dudo que eso haya sido lo que provocó su accidente. – Dijo externando por primera vez que la muerte de su primo había sido un accidente y no culpa de Candy.

-Sigo sin entender tu comparación. – Dijo Archie seguro de sus palabras, sin embargo la manera de actuar del joven ante la matriarca no era como comúnmente lo hacía y eso lo había notado la mayor.

-Me recordaste a él simplemente. – Le dijo mirándolo fijamente. Archie le sonrió con nostalgia, era inevitable que tuvieran parecido entre los tres.

-Buenas noches tía abuela. – Le dijo Archie a la matriarca al verla hasta cierto punto vulnerable ante el recuerdo de su primo.

-Archie. – Le dijo la matriarca impidiendo que se retirara aún. Archie se detuvo una vez más en el primer escalón.

-Tú y Neal son los únicos nietos que me quedan. – Dijo Elroy con firmeza, volviendo a ser la mujer fuerte y rígida de siempre. – Y no permitiré que fallen o expongan sus vidas…

-Creo que por el que tienes que preocuparte es por Neal, tía abuela, que si mal no recuerdo era el que andaba en negocios sucios aquí en Chicago. – Dijo el joven interrumpiendo a la vieja Elroy quien lo miró molesta por mencionarle el "error" que había cometido su nieto en el pasado. En ese momento un temor se apoderó de Archie al pensar que tal vez Neal era el que había estado siguiendo a Candy. – Por cierto tía abuela. – Dijo ahora Archie deteniendo a una molesta tía abuela. – ¿Neal sigue en Florida? – Preguntó buscando una respuesta inmediata.

-¿Por qué me lo preguntas? – Preguntó la matriarca confundida, sabía bien que su nieto no toleraba a su otro nieto.

-Curiosidad. – Respondió Archie con tranquilidad.

-Los Leagan siguen en Florida. – Respondió con desgano. – Desde que William tomó el control total de los negocios no han vuelto a Chicago. – Dijo Elroy sin detenerse, caminando hasta su habitación para dejar que su nieto se fuera a descansar.

Archie se quedó unos momentos al pie de la escalera, observando que la tía abuela desaparecía de la misma forma tan misteriosa que había aparecido, sabía que algo raro le sucedía pero no había podido averiguar a lo que se refería.

Llegó hasta su habitación y lo primero que vio en su mesita de noche fue una carta que Albert le había enviado. Archie se dejó caer en su cama con desgano para después tomar entre sus manos aquella misiva dirigida a él.

-¿Cómo te explicaré lo que está sucediendo? – Se dijo para sí mismo, sintiéndose culpable por no haber podido convencer a Candy de aceptarlo y ahora con Anthony de regreso sabía bien que era una misión imposible de realizar.

Abrió la carta sin muchas ganas y comenzó a leer el contenido, para su sorpresa en ninguno de los párrafos le mencionaba a la rubia, en cada uno de ellos le hablaba de los negocios y de lo importante que era cumplir con el trabajo. Terminó de leer y no pudo evitar pensar que era la carta más extraña que había recibido por parte de Albert. Al cerrar la hoja pudo notar que venía un último párrafo, en el cual decía que no se había olvidado de Candy, sin embargo no quería presionarla y que agradecía su apoyo en todo momento. Aquellas palabras hicieron sentir mal a Archie, pero ¿Cómo obligar a Candy que le correspondiera cuando él mismo la había visto negarse a ello?

-Tengo que hablar contigo de inmediato. – Dijo Archie pasando sus manos por sus largos cabellos dispuesto a buscar a su tío para explicarle la situación y así para cuando regresara no se encontrara con una desilusión.


Anthony llegó por Candy otro día para invitarla a comer, la rubia se había despertado muy ansiosa ese día esperando que llegara, ambos se habían despertado temprano para verse, pero Anthony creyó que era conveniente esperar para que ella durmiera lo suficiente, que equivocado estaba si pensaba que Candy podría dormir más allá de las nueve pensando en él.

-Buenas tardes. – Le dijo con una sonrisa soñadora, sonrisa que Candy sentía atravesar una vez más su corazón.

-Buenas tardes. – Dijo Candy con la misma sonrisa ilusionada. – Pasa. – Le dijo haciéndose a un lado para permitir su entrada.

-Sería mejor que te espere afuera. – Le dijo con una sonrisa sin pasar del pasillo donde se encontraba. Candy asintió y se retiró por su bolso.

-Lista. – Le dijo con una sonrisa al volver a estar junto a él. Anthony ofreció su brazo caballerosamente y caminó con ella hacia las escaleras, mientras saludaba con un gesto amable a las señoras que vivían en el Magnolia.

-Que tengan buen día señoras. – Les dijo para advertirles que sabía de su presencia. Candy sonrió traviesa al ver que Anthony las hacía pasar un rato incómodo de manera caballerosa. – Las personas deberían estar más al pendiente de sus asuntos. – Dijo Anthony seguro que así debería ser.

-Siempre han sido así. – Dijo Candy ignorando ya a las personas que vivían a su alrededor, sabía bien que el chisme era lo que las motivaba a seguir. – Cuando Albert y yo vivíamos juntos al principio fue difícil. – Dijo de pronto la joven quien no se percataba que acababa de confesar que había vivido con otro hombre.

-¿Viviste con Albert? – Preguntó Anthony incómodo por lo que había escuchado. Candy sintió su tensión al momento que habló.

-Hace un tiempo viví con él por unos meses. – Dijo Candy apenada, recordando que no todas las personas verían con buenos ojos que un hombre y una mujer vivieran sin ser familia o estar casados. Anthony continuó caminando con ella de la mano sin decir nada.

Anthony abrió la puerta del automóvil que le pertenecía a Stear, más sin embargo se lo había prestado para que tuviera su cita con Candy, mientras él y Archie salían con Annie y Patty a pasear por la ciudad.

-¿Quieres ir al parque? – Preguntó Anthony un tanto desubicado por lo dicho por Candy.

-Sí. – Respondió Candy con una sonrisa aún apenada, podía adivinar que el comentario hecho no había sido de su agrado.

-Preparé un almuerzo para ambos. – Dijo el rubio mientras estacionaba el auto y la ayudaba a bajar. Candy lo miraba en silencio, admirando sus movimientos.

-¿Te ayudo? – Le preguntó al ver que el rubio bajaba del maletero del auto una canasta en la que suponía llevaba el almuerzo mencionado.

-No te preocupes puedo hacerlo solo. – Dijo Anthony tomando con una sola mano la canasta y con la otra la extendía para ofrecerla a la dama. Candy tomó la mano de Anthony y dejó que la guiara hasta donde él sabía. – Creo que es por aquí. – Decía Anthony buscando un espacio que parecía conocía muy bien. – Hace muchos años que no venía a este lugar. – Dijo con una gran sonrisa en cuanto llegó a un claro donde podía verse muy bien los alrededores.

-¡Qué lindo lugar! – Dijo Candy maravillada al ver el lugar en el que estaban. Giró su cuerpo para poder observar todo desde la pequeña loma que pisaba. - ¿Cómo lo descubriste? – Preguntó Candy emocionada por tan hermoso lugar.

-Hace unos años lo descubrí por accidente, pero te confieso que es más hermoso aquí. – Dijo Anthony comenzando a acomodar el mantel que tenía dentro de la cesta. Candy lo ayudó al ver que el aire le impedía terminar su labor.

-Gracias. – Le dijo Anthony con una sonrisa, sonrisa que no evitaba hacer pensar a Candy era por compromiso, mientras el rubio comenzaba a pensar que tal vez se había precipitado en declarar sus sentimientos cuando no sabía si ella realmente estaba libre o no. Le había afectado realmente el saber que había vivido con su tío.

Candy comenzó a sacar las cosas de la canasta y observó en silencio que Anthony hacía lo mismo acomodando los platos y los vasos que llevaba consigo.

-¿Tú lo preparaste? – Preguntó Candy sorprendida por lo que llevaba. Anthony asintió. – Hace mucho que nadie hacía algo tan lindo por mí. – Dijo Candy conmovida por el tiempo que Anthony había pasado preparando algo especial para ella. De pronto la joven quedaba en silencio, observando en el interior de la canasta una rosa rosa. Anthony se percató que lo había descubierto.

-Es para ti. – Le dijo sin más opción, había olvidado por un momento que le había comprado una rosa pensando ofrecérsela después de la comida.

-¡Es hermosa! – Decía Candy buscando convencerlo que era verdad. – Muchas gracias Anthony. - Le dijo acercándose a él besándolo rápidamente en los labios. Anthony no se esperaba esa muestra de gratitud hacia él. El rubio guardó silencio y la miró fijamente a los ojos, la mirada de Candy se iluminó de manera complaciente y él perdió el aliento.

-Candy. – Le dijo con el corazón alborotado, había querido mantener su distancia al enterarse que había vivido con su tío por un tiempo, sin embargo el amor que sentía por ella era mucho más grande que lo que pudiera sentir por aquella relación. Candy se acercó más a él y acarició su rostro sin dejarlo decir una palabra más y atrapó sus labios de manera tierna.

Anthony no pudo negarse a esa caricia que tantas veces había soñado con proporcionarle y pronto correspondió al beso, el cual lo demandaba cada vez más. Sus labios se unieron en una imperiosa búsqueda por sanar los celos que se habían alojado en el interior del muchacho, celos que intentaba controlar pero que le era imposible hacerlo.

Cuando el beso terminó Candy lo miró a los ojos.

-¿Estás molesto? – Preguntó al darse cuenta que la respuesta a su beso no había sido como ella lo esperaba. Anthony la miró fijamente pensando en lo que le respondería.

-Confieso que me ha tomado por sorpresa lo que me has dicho. – Dijo Anthony a la pecosa, quien lo escuchaba apenada por la opinión que tenía al respecto. – Tal vez fue algo apresurado el revelarte mis sentimientos sin primero saber cuáles eran los tuyos o con quien albergabas estar. – Decía intentando no ofenderla con sus palabras. Candy lo escuchaba sin comprender del todo lo que decía.

-Albert es como mi hermano. – Dijo Candy para alivio del rubio, quien la escuchó más atento que nunca ante aquella afirmación.

-¿Tú hermano? – Preguntó Anthony un tanto escéptico en que un hombre y una mujer que vivieron juntos pudieran tener el cariño de hermanos, sin tener una relación sanguínea entre sí. Candy asintió.

-Albert fue la persona que me adoptó a pedido de ustedes. – Dijo revelando aquella parte de su historia. Anthony la escuchaba atento en sus palabras, buscando encontrar el equilibrio en su mente para así poder separar las líneas del tiempo. – Y hace un poco más de un año tuvo un terrible accidente en donde perdió la memoria. – Dijo Candy recordando lo que había sucedido tiempo atrás. Anthony la escuchaba atento a sus palabras. – Yo lo encontré y decidí ayudarlo, yo no sabía que él era quien me había adoptado, para mí Albert era mi amigo, quien me había salvado la vida. – Dijo Candy con tranquilidad.

-¿Salvó tu vida? – Preguntó Anthony un poco confundido porque el tío Albert que él conocía era un poco egoísta y jamás hacía nada sin obtener un beneficio a cambio.

-Él me rescató de una catarata una noche que escapé de la casa de los Leagan. – Dijo Candy con cierta nostalgia por recordar el motivo por el cual había huido. – Anthony y los muchachos me buscaron por todas partes. – Dijo Candy refiriéndose a él una vez más como al chico que había perdido.

-Era de noche. – Dijo Anthony al sentir que su cabeza comenzaba a recrear la escena. – Los caballos estaban cansados, Stear y Archie querían regresar sin embargo yo insistía en buscarte. – Decía mirando a un punto fijo, recreando el momento en el que una angustia desesperante se apoderaba de sí mismo. – Gritaba desesperado por todo el bosque, temiendo haberte perdido. – Decía sin dejar de mirar a lo lejos, como si aquel espacio le trajera a su mente lo sucedido. – Mi angustia crecía cada vez más y las probabilidades de encontrarte eran cada vez menores. De pronto escuché que me hablabas. – Decía con nostalgia.

-Escuché tus gritos cerca de la cascada. – Dijo Candy recordando la emoción que había sentido cuando lo escuchó buscarla.

-Candy… ¿Acaso yo…? – Preguntó con temor al pasar por su mente el momento en el que él la había lastimado. Candy supo bien a lo que se refería, porque tenía la misma mirada de arrepentimiento del día siguiente.

-Estabas asustado… - Dijo Candy intentando justificar lo sucedido. Anthony se levantó de su lugar y dio la espalda a la rubia.

-¡No! ¡De ninguna manera pienso justificarlo! – Dijo molesto con él mismo, sentía que le quemaba el alma al saber que en esta línea del tiempo se había atrevido a lastimar a lo más preciado que tenía. - ¡Jamás debí atreverme a tanto! – Dijo apuñando sus manos en señal de molestia e impotencia.

Candy se acercó a él por la espalda y lo abrazó con fuerza, una lágrima salió de los verdes ojos de la rubia, lágrima que no se detuvo y continuaron cayendo una tras de otra.

-Candy… - Dijo Anthony más tranquilo cuando sintió el dolor de la rubia. – No llores por favor pecosa… - Le dijo girando su cuerpo para sostenerla en sus brazos. – Lo siento princesa… siento mucho haber causado ese dolor en ti… - Le decía realmente arrepentido, como si él mismo hubiese sido el que había marcado el lindo rostro de la pecosa. – Nada justifica haberte lastimado. – Dijo besando su frente con ternura.

-Tenías mucho miedo. – Dijo Candy intentando suavizar el duro juicio contra él en el que se debatía Anthony.

-Lo sé… - Le dijo Anthony en un susurro de voz. – Todo lo que implique volver a perderte para mí es muy doloroso. – Le dijo sin dejar de abrazarla.

-Ya pasó… - Dijo de nuevo Candy mientras se refugiaba en el calor de sus brazos.

-Tal vez… pero quiero prometerte que jamás lo haré de nuevo. – Le dijo con el corazón en mano, con la confianza en su cuerpo que no volvería a tocar su rostro o cualquier parte de su cuerpo de manera violenta.

-Lo sé… - Le dijo Candy aferrándose a su cintura. Anthony la aferró a su cuerpo por la espalda, deseando tenerla así por siempre, sin embargo aquella duda seguía martirizándolo.

-Candy… tú y Albert… - Le dijo para continuar con lo que habían comenzado. – ¿Hubo una relación entre ustedes? – Preguntó con temor, sabía que su tío era un hombre atractivo y encantador con las mujeres, sabía que lo acosaban y que él se dejaba querer. Esa era la imagen que él tenía de su tío Albert y no sabía qué esperar de él en esta línea del tiempo.

Candy soltó de inmediato a Anthony y ahora era ella la que le daba la espalda, recordando la propuesta hecha antes de que se fuera de viaje. Anthony la observaba esperando ansioso una respuesta positiva para él.

-Jamás ha habido una relación romántica entre nosotros, si a eso te refieres. – Dijo Candy con cierta pena por la duda que tenía Anthony al respecto. – Él es como mi hermano, jamás lo he visto de otra manera que no sea así. – Le decía sin voltear a verlo. Anthony se acercó a ella sin atreverse a tocarla de nuevo.

-He tratado de concentrarme en mi relación con él aquí y no he podido hacerlo. – Dijo Anthony confundido porque esos recuerdos no eran tan fácil de llegar a él.

-Tengo entendido que entre tú y él hace mucho tiempo que no se frecuentaban. – Dijo Candy con seriedad, la verdad era que no sabía mucho de esa relación.

-¿No nos frecuentábamos? No entiendo. – Decía Anthony confundido por ello.

-Albert fue escondido de todo y de todos cuando quedó a cargo de la familia. – Explicó Candy aún de espaldas al rubio. – Nunca tuvo contacto con nadie, solo con la tía abuela y George, ellos eran los únicos que sabían su identidad. – Dijo Candy de nuevo. Anthony pensaba que todo eso era muy extraño.

-Entre él y yo no había una buena relación. – Dijo Anthony a Candy, la rubia hasta ese momento como que comprendió el motivo de su preocupación.

-¿Qué sucedió? – Preguntó la rubia interesada en el tema.

-Nada malo, simplemente él no estuvo de acuerdo con la decisión de la tía abuela de poner la mitad de la herencia en mis manos. – Dijo Anthony explicando a la rubia el motivo de sus diferencias.

-¿Qué pasó con todo lo que dejaste Anthony? – Preguntó Candy, comprendiendo hasta ese punto que Anthony había dejado todo en su línea del tiempo para buscar comenzar de nuevo en su línea del tiempo junto a ella.

-Solo son bienes materiales Candy. – Dijo Anthony tranquilo. – Cedí mis posesiones a mi tío, después de todo él era el único familiar con vida que me quedaba. – Dijo seguro que así era.

-Has dejado todo por mí… - Dijo Candy con cierta culpa en su voz. Anthony se acercó a ella y acarició su rostro.

-Lo haría nuevamente de ser necesario. – Le dijo acariciando con sus palabras su rostro. Candy abría sus ojos emocionada por lo que Anthony le confesaba. – Lo único que me haría desistir de todo Candy, sería que tú me dijeras que no quieres nada conmigo y te aseguro que me retiraría sin molestarte siquiera o pedirte alguna explicación. – Dijo de nuevo convencido de que todavía había tiempo de enmendar un error si es que se había cometido.

-Anthony… - Le dijo Candy con la mirada cristalizada y el temor en su corazón.

-Candy, yo te amo pecosa. – Le dijo con ternura, mirándola suplicante para que respondiera a su confesión de amor. – Y no me importa si has vivido con alguien más, te juro que eso es lo de menos para mí, pero lo que sí me importa es saber si en tu corazón no existe alguien más a quien ames. – Decía Anthony con el corazón desbocado en su interior, temiendo que todas las respuestas posibles que existieran no estuvieran a su favor. Candy sonrió de nuevo y lo atrajo hacia ella.

El cálido beso que la rubia inició sobre los labios de Anthony, fue apagando poco a poco el temor que él tenía de perderla, temía tanto haberse apresurado a confesar su amor que por un momento había dudado que era real.

-Te amo Anthony… siempre te he amado… desde muy niña mi corazón comenzó a latir por ti, despertaba cada mañana con la única intención de verte, de oírte, necesitaba tenerte cerca, necesitaba verte aunque sea de lejos. – Le decía Candy muy cerca de sus labios, convenciéndolo que él era el chico con el que deseaba estar.

La tentación venció por fin las dudas del rubio y cerrando sus ojos se abandonó a la dulce caricia ofrecida, caricia que ella también anhelaba y que al igual que el rubio se abandonaba a recibirla por completo. Poco a poco el beso se hacía más intenso, más húmedo, los labios de Anthony aprisionaban los de Candy y en un movimiento atrevido su lengua acarició cada parte de sus carnosos labios y un dulce gemido abandonó la boca de la pecosa, gemido que fue ahogado por los labios del rubio.

Anthony comenzó a lamer de manera tímida los labios de Candy, mientras ella entreabría los suyos para permitirle un poco más de libertad, en pocos segundos ya estaba dentro de ella acariciando cada rincón, con timidez buscaba dentro de ella hasta que encontró lo que buscaba. Candy también estaba tímida en la caricia y con movimientos vacilantes se acercaba a él, pronto ambos músculos se reconocieron y comenzaron a acariciarse en su interior, reconociendo cada textura, cada sabor.

-Te amo Candy… - Gimió Anthony soltando por un momento los labios ajenos, mordisqueando con mucho cuidado el carnoso labio inferior de la rubia, mientras ella aprovechaba para jalar el aire que era vital para vivir.

-Anthony… - Gimió Candy más erótico de lo que pensaba, provocando que las terminaciones nerviosas del rubio se estremecieran al sonido de su voz.

Sus labios se dirigieron hacia el sur con besos lentos y húmedos, suaves y tímidos, con besos temerosos e introvertidos pero que cumplían con su cometido, el cual era saciar la sed que tenían por ellos. Anthony fue recostando a la rubia lentamente sobre el mantel que había llevado, colocándola debajo de él con cuidado, con lentitud, impidiendo que con su cuerpo sofocara o aplastara el pequeño y delicado cuerpo de la joven. Sus besos continuaban sobre su cuello disfrutando temeroso la suavidad de su tersa y blanca piel. Volvió a sus labios nuevamente y la besó con total ternura y amor, con el cuidado que tiene un colibrí sobre una flor. Se recostó junto a ella para admirarla de lado, una Candy totalmente enamorada abría los ojos para buscar al hombre que la había llevado a un mundo totalmente mágico con tan solo unos cuantos besos.

Sus miradas se encontraron y una sonrisa tímida apareció en los labios de ambos, había más que palabras en aquella contemplación de sus ojos, había amor, había ilusión, esperanza, había un mundo de posibilidades que los inundaban en esos momentos y que ambos querían explorar.

-Jamás pensé que podría ser esto posible. – Le dijo Anthony a la rubia acercándola una vez más a él para besar sus labios.

-Tampoco yo… - Le dijo Candy con una sonrisa y con el rostro totalmente sonrojado.

Después de unos momentos más de besos y mimos se dispusieron a comer, sentados muy juntos, abrazados uno al otro alimentando al contrario, bebiendo del mismo vaso, tomados de la mano. Hablaron de todo lo que les había sucedido en sus líneas del tiempo, describieron a las personas que vivían en ese lugar y muchos de los recuerdos de ambos estaban en su cabeza, sin embargo había otros que eran totalmente ajenos para ellos.

La tarde llegó y con ello el regreso hacia el departamento de Candy, bajaron del automóvil con una sonrisa cargada de ilusión en sus rostros, atrás habían quedado las desconfianzas y las dudas de su amor, atrás había quedado la timidez entre ellos y para muestra estaban los besos ahora compartidos.

-Hasta mañana mi amor. – Le dijo Anthony con su boca muy cerca de la de ella. Candy lo miró con ese brillo que le dedicaba a él.

-¿Quieres pasar? – Le preguntó con cierta inocencia en su voz. Anthony pasó con dificultad saliva y suspiró controlando su emoción.

-No sería lo correcto. – Le dijo con dificultad ya que tenía ganas de estar con ella más tiempo, sin embargo sabía que le sería muy difícil contener sus emociones. Candy asintió segura de que tenía razón, ya que no había sido difícil descubrir que había necesidad en sus cuerpos de continuar con sus caricias.

-Entonces ¿Hasta mañana? – Preguntó con una dulce sonrisa. Anthony asintió y besó sus labios intensamente a manera de despedida.

La rubia entró a la pensión mientras veía la silueta del rubio esperar que estuviera dentro y con una sonrisa se despidió de él. Anthony suspiró una vez más enamorado, feliz de haber compartido aquella tarde tan hermosa junto a su adorada pecosa. Un ruido a sus espaldas lo hizo voltear de inmediato, alcanzando a ver la sombra de alguien al parecer oculto en el edificio del frente. Corrió hasta el lugar donde lo había visto, sin embargo había llegado tarde, solo alcanzó a divisar la misma sombra que corría en la esquina contraria para desaparecer en un segundo.

Continuará…

Hola hermosas, llegamos por hoy al final del capítulo, espero que les haya gustado. Muchas gracias a cada una de ustedes por estar al pendiente de las actualizaciones.

TeamColombia:

Hermosas, como siempre un placer leer cada uno de sus comentarios, gracias por sus flores y por sus lindos deseos, me alegra mucho que les guste la historia y que se den un tiempo para comentar. Les mando un fuerte abrazo como siempre a cada una de ustedes.

Julie-Andley-00:

Hola hermosa, ¿Cómo estás? Espero que muy bien y que hayas tenido un fin de semana muy agradable. Tienes razón este Terry solo andaba buscando donde acomodarse, sin embargo ya no le convino la situación. Muchas gracias por leer amiga, como siempre te mando un fuerte abrazo.

Cla1969:

Ciao meraviglia! Come stai? Spero molto bene, grazie mille per aver letto e commentato. Penso che Terry abbia molte opzioni per uscire con qualcuno nell'era attuale come attore. Forse la pubblicità con un'altra attrice gli andrebbe bene? Chissà, potrebbe essere. Alexander è sicuramente un bambino molto speciale, non è per niente che ha unito la coppia bionda ehehehehehe. Bellissimo amico, spero che tu abbia trascorso un fantastico fine settimana e spero che la prossima settimana sia ancora migliore per te. Ti mando un grande abbraccio come sempre e i miei migliori auguri.

Rose1404:

Hola hermosa, me alegra leer que están muy bien y sobre todo que sigas disfrutando la compañía de tu bello bebé. La pasión se desató en el capítulo anterior, imagínate pobre Stear, estuvo muchos días a dieta al igual que Patty, así que tenían que desquitarse por ello jijiijiji. Me alegra que te haya gustado el capítulo anterior, ojalá que este también haya sido de tu agrado. Te mando un fuerte abrazo hermosa, saludos y bendiciones para ti y tu bebé.

lemh2001:

Hola amiga! Tienes razón Patty anda con las hormonas alborotadas, algo normal para su estado, pero creo que aún tiene mucha cuerda para darle al joven inventor jajaja, que se lo acaba que esa energía no dura siempre jajaja. Cada tiempo ha tenido sus ventajas y desventajas, y a pesar de todo como padres debemos seguir intentando hacer hombres y mujeres de bien. Me alegra que te haya gustado el capítulo amiga, te mando un fuerte abrazo, saludos y por supuesto bendiciones.

Mayely León:

Hola hermosa, ¿Cómo estás? Espero que muy bien y que tu nena esté mucho mejor. Imagínate la pobre de Patty estuvo mucho tiempo a dieta jajaja ya era justo y necesario que la rompiera jejejeje. No seas tan celosa mejor haz lo que hizo Patty con Stear jajajajaja. Te mando un fuerte abrazo hermosa.

María José M:

Hola hermosa, me alegra saber que estás bien y que el 16 lo hayas descansado, me imaginé por la ausencia de tus comentarios, me alegra que te hayas podido poner al corriente y que hayas leídos todos y cada uno de los pendientes, me alegra más que te hayan gustado. Espero que no vayas a tener problemas por ello en tú trabajo. Te mando un fuerte abrazo amiga, saludos y por supuesto bendiciones.

Muchas gracias a todas y cada una de las personas que leen y están al pendiente de cada una de las actualizaciones, muchas gracias por darme un espacio de su tiempo, les mando un fuerte abrazo y de nuevo la invitación para que comenten.

GeoMtzR

25/09/2023.