Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, la historia sí.


Capitulo 2


Pastel de chocolate.


—Sí, profesor...—Suspiro inclinando la cabeza con resignación después de escuchar a su profesor regañarla y darle el castigo de quedarse en el pasillo. Apretó los dientes, todo era culpa de Ishigami hijo ¿Por qué tenía que ser tan cretino? No sé parecía en nada a la buena persona que era su padre Byakuya. Apretó su puño, molesta, no volvería a verse afectada por algo que tuviera que ver con esa escoria.

Se aburría estando sola parada en el pasillo, y en ningún momento dejo de pensar lo mucho que la enojaba la persona con la que ahora vivía. Y lo peor era recordar lo que les pasó en la mañana cuando se olvidó de cerrar la puerta del baño con llave. Sentía sus mejillas arder al recordar cómo los ojos rojos la habían recorrido con la mirada. Desconocía completamente esa faceta de pena en ella, por lo general le daba totalmente igual sí la veían, ¿quizá fuera porque en esta ocasión la habían visto totalmente desnuda? ¿o porque

—Señorita, espero que esto fuese suficiente lección para que no vuelva a llegar tarde. La puntualidad importa, porque el tiempo de los demás importa más. —El profesor la volvió a sermonear una vez acabo la clase y paso por su lado al salir.

El nuevo sermón del profesor antes de irse la saco de sus desvaríos. —Sí, profesor. —Agradecía tanto que terminara esa materia. Al fin podía entrar a su salón de clase.

—¿Kohaku-chan, por qué llegaste tan tarde?

De inmediato su amiga la interceptó poco antes de que pudiera sentarse.

—Me dejo el tren. —Y con un puchero le contó sobre como el tren la había dejado e hizo la maratón de su vida para llegar. Omitió cualquier cosa que tuviera que ver con Senku, no valía la pena mencionarlo.

—Oh, ¿entonces ya encontraste dónde quedarte? —pregunto su castaña amiga Amaryllis.

Kohaku asintió pesadamente.

—¡Que buena noticia, Kohaku-chan! —y se lanzó a abrazarla.

Kohaku debía admitir que ese abrazo le reconfortaba después de esa mañana tan horrible que había tenido.

Y era la primera mañana viviendo bajo el mismo techo que el chico escoria.

Demonios... debía ignorar y limitar cualquier contacto con el bastardo de Senku sí quería vivir tranquila y no causar problemas a su padre por su conocida rebeldía.

—Buen día.

Todos saludaron a la profesora que acababa de entrar.

—¡Chicos, examen de evaluación sorpresa!

Y las protestas de todos en el aula no se hicieron esperar.

La rubia de ojos azules llevo la palma de una de sus manos a pegar contra su frente.

No podía ser.

Química era su peor materia y justo en ese momento se sentía completamente en blanco. Tragó saliva y apretó su lápiz que terminó por romperse por la mitad con la fuerza de su mano.

—Comiencen. —Indico la profesora de cabellos rojos.

Kohaku alzó ya solo la mitad de su lápiz al aire (la parte que contaba con la punta), decidida. —Aquí vamos. —susurro para sí misma. Daría lo mejor.

45 minutos después...

La profesora entregaba las evaluaciones a todos.

Casi se le rompe la hoja ya calificada del examen que acababa de realizar debido a la tensión con que la cogía inconscientemente—Mierda.

—¿Cómo te fue?

Kohaku observó derrotada a Amaryllis y negó con la cabeza. Solo entonces la castaña le mostró su deprimente hoja calificada con la calificación más baja.

—Sa-Sacamos lo mismo. —una gotita resbaló por la nuca de Kohaku.

—Recuerden que está evaluación no afecta su calificación. Es para que tengan una idea de lo que deben reforzar. —Justo después de sus palabras dedico una mirada de compasión a sus alumnos.

La mayoría había reprobado.

-...-...-

Un par de clases más y lograron salir al almuerzo.

—Muero de hambre. —Había desayunado tan bien. Pero la corrida que dio en la mañana le estaba pasando factura, sentía sus tripas gruñir salvajes.

Se encamino junto con su amiga hacía la cafetería y al llegar ambas tomaron una bandeja para comenzar a servirse. Tener la imagen delante de todo lo que estaba por engullir la tenía con una sonrisa en la cara. O así era hasta que se topó con el idiota más idiota que conocía.

De inmediato no solo se le borró la sonrisa, también lo fulminó con la mirada en cuanto estas se cruzaron.

Y la expresión de Senku no era diferente.

El de ojos rojos creía nunca haberse sentido así de molesto con una persona. Que él recordara nunca lo habían agredido físicamente y la rubia que tenía en la fila como siguiente después de él ya lo había hecho en dos ocasiones en un solo día. Y eso lo irritaba.

Después de las miradas rabiosas que se dedicaron Kohaku le aparto la vista ignorándolo.

A Senku le dio igual, era mejor así. Aunque por el rabillo del ojo alcanzó a divisar el cómo la rubia que vivía con él no le quitaba la vista de encima a la última rebanada de chocolate que quedaba mientras se mordía su carnoso labio inferior. La comisura del labio izquierdo de Senku se estiró hacia arriba ante la expectativa creada en su mente por la travesura infantil que estaba por hacer.

—¡Hay pastel de chocolate y solo queda uno! —hablo Kohaku emocionada, poco más y un hilillo de baba saldría por la esquina de su boca.

—Kohaku-chan siempre que hay pastel no alcanzas, hoy debe ser tu día de suerte.

Y con eso último que escucho que la rubia hablaba con alguien más se decidió. A pesar de que lo dulce tan dulce como el pastel de chocolate no fuera para nada de sus postres favoritos.

Con un movimiento rápido de la mano de Senku, Kohaku vio desaparecer la rebanada de pastel de chocolate a la que le había estado echando el ojo.

—Debe ser mi día de suerte. Es la última rebanada.

La rubia observó boquiabierta el cómo Senku hablaba fingidamente al aire con una falsa sonrisa antes de al fin salir de la fila. Apretó nuevamente su puño. Su pastel de chocolate lo había secuestrado...

—Oh, que lastima. —Kohaku sintió la mano de su amiga posándose sobre su hombro. Compadeciéndola.

—Mi pastel.

Día de mierda... Era todo lo que podía pensar.

-..-..-

Sus siguientes clases fueron normales, tan aburridas como siempre. Sólo le preocupaba demasiado química, de seguir así terminaría reprobando y eso era algo que no podía permitirse.

Kohaku, tienes que ponerte sería y estudiar comenzó a reprenderse a sí misma, mientras andaba por uno de los pasillos en dirección al gimnasio, al fin le tocaba ir a su amado club de Lima lama.

Se detuvo al pasar por una ventana que daba al laboratorio de la escuela. Uno de los laboratorios más equipados que una simple escuela podía tener y dónde era bien conocido para todo el alumnado que la escoria con la que ahora vivía prácticamente no salía de ahí.

Alcanzó a observar con sus azules ojos como el chico que le había robado su pastel de chocolate terminaba siendo aplastado por una enorme caja que había levantado, pero al final después de un par de pasos sus flacuchos brazos no resistieron y termino por caer de cara al piso con la enorme caja sobre él.

—¡Ja! Se lo merece.

Saco su celular presurosa y tomo una foto haciendo algo de zoom para capturar mejor el momento ¡Al fin algo que le alegraba el día horrible que había tenido!

Pero pronto frunció el ceño extrañada. Algo no andaba bien.

—No se mueve ¡Oh no!

Corriendo entro al laboratorio y se acercó hasta donde el chico con bata seguía en el suelo—¡¿Sigues vivo?!

Con algo de dificultad Senku movió la cabeza y por alguna razón no solo reconoció la voz sino también el calzado que se colocaba ya frente a él ¿lo reconocía porque era el que le había arrojado? —En efecto. Por favor, ve por ayuda para que me saquen esto de enci...

Senku no termino de hablar cuando el enorme peso que le aplastaba el tórax repentinamente era removido de él. —¿Cómo puedes levantarlo? —Hablaba mientras se paraba rápido. No dejo de escudriñar con la mirada a la chica que seguía de pie delante de él aún con la caja entre sus manos. Apenas y alcanzaba a sostenerla debido a las medidas de la caja, pero y ¿El peso? ¿El enorme peso no era problema para ella?

—¡Ja! ¡Esto no es nada!

—Impresionante. Pareces diez mil billones porciento saludable. —Se acercó a ella y con la punta de su dedo tocó apenas uno de sus bíceps, inconscientemente aprovecho que ella no podía moverse rápido ya que seguía sosteniendo la pesada carga.

Una vena se hincho en la frente de Kohaku—Si, si ¿A dónde llevabas esto?

—Iba a dejarla en esa esquina—Señalo el rincón más alejado.

Kohaku solo asintió y con paso tranquilo camino hasta dejar la caja donde él menciono.

—¿Entonces poses fuerza sobrehumana? Por la mañana me pareció que llegaste corriendo, fuerza sobrehumana y velocidad sobrehumana. De verdad eres una Leona.

Kohaku le presento el puño en la cara al escucharlo—Yo no soy una Leona. No hagas que me arrepienta de venir a salvarte.

—Tranquila, es un cumplido. —Una idea cruzó por la mente de Senku con la información que acababa de adquirir. —¿Qué más puedes hacer?

—Puedo patearte de aquí a la luna si sigues molestándome—su voz ahora tenía una fingida amabilidad. ¿En qué mundo que te llamen leona se debía tomar como un cumplido?

—Que emocionante. —Senku tenía ya no solo una gran idea, ahora tenía dos, pero sabía que debía presentarla cuando viera la oportunidad de que ella estuviera menos rabiosa con él. Se recordó entonces, comenzar a ser amable. —Gracias ahora por tu ayuda.

Y entonces Kohaku cayó en cuenta de que por primera vez ella lo ayudaba a él—De-De nada. Ya debo irme. —Aun debía llegar al club de Lima lama.

—Te esperaré para irnos.

Detuvo su andar en el marco de la puerta en cuanto logro procesar sus palabras—¿Qué?

Se llevó el dedo más pequeño de una de sus manos a fingir limpiar su oreja—Que te espero para irnos.

Kohaku solo sacudió la cabeza y no logro pensar nada más detrás de lo que él decía, no sí a duras penas llegaría a su club—Bien.

Sólo hasta que corría para llegar a entrenar se preguntaba ¿Por qué rayos se paró a ayudarlo en cuanto lo vio en problemas? Y además... ¿Ir juntos a casa?

-...-...-

Una potente patada hacia atrás, un giró sobre sí misma, una nueva patada igualmente hacía atrás y una lenta patada de peine al frente. Entre más lento, más se dominaba el grácil movimiento.

Por ese día solo practicaban sus técnicas y formas.

A Kohaku le venían encantando las formas, no tenían la adrenalina de los combates, pero el mover su cuerpo de esa manera tan fluyente y delicada que de lejos sabía se veía imponente la distraía de todo lo de afuera.

—¿Qué hace el presidente del club ciencias aquí?

De inmediato al escuchar la voz extrañada de Kirisame detuvo sus movimientos.

Oh, oh... lo había olvidado por completo. Con movimientos lentos se acercó hasta donde Senku ya la esperaba con una extraña expresión tranquila y las manos en las caderas.

—¿Cómo supiste que estaba aquí?

El presidente rodó los ojos—Pregunte.

—Claro. Lo siento, se me hizo tarde—Kirisame, Mozu y ella siempre eran los últimos que se quedaban algo más de tiempo para entrenar. —Sí quieres adelantarte por mi está bien, aún tengo que darme una ducha y cambiarme.

Algo boquiabierta quedó la rubia con la reacción de Senku que solo se encogió de hombros. —Te espero.

—E-Entonces, no tardo. —Justo cuando se dio la vuelta y dio un paso cayó en cuenta de algo. —Espera, ¿no se supone que no íbamos a hablar en la escuela?

—Ya termino el horario escolar.

Y ella rodó sus azules ojos. —Bien. —No estaba convencida con esa respuesta, pero no tenía tiempo para discutir, aún debía llegar a ponerse a estudiar. Se encamino a las duchas. Algo en la repentina actitud de Senku la tenía shockeada.

—Ne, Kohaku...

Se detuvo en cuanto escucho a Kirisame llamarle.

—¿Qué hace él aquí?

Quedó pálida en cuanto escucho la pregunta.

Hasta donde su amiga sabía, ese era el idiota que la había delatado con el profesor que vigilaba los pasillos. —Te cuento luego. —Necesitaba tiempo para pensar, no podía decir que se haría con Senku porque ahora vivían juntos.

—¡Hasta mañana! —se despidió de Kirisame una vez salió de los vestidores que igual que ella estaba por irse.

El presidente del club de ciencias había esperado alrededor de 10 minutos antes de que una rubia con el cabello mojado y ya sin el uniforme negro del club de lima lama caminara hasta él ¿por qué de repente era amable con ella? Sonrió de lado al recordar su nueva estrategia Que emocionante

Kohaku lo miro mal al dar con la expresión del chico delante de ella, sí que era sospechoso. —Esto es muy extraño.

Senku solo asintió—Venga, vámonos.

Y Kohaku le siguió sin dejar de escudriñarlo con la mirada.

—¿Me vas a decir por qué de repente eres amable?

Aún les faltaban unos buenos 10 minutos antes de llegar a la estación donde por la mañana él la había dejado.

Y Senku siendo Senku no se iría con rodeos, después de todo tenía algo que ofrecer.

—Necesito tu ayuda.

Kohaku quedó perpleja—¿Mi ayuda?

Senku asintió y la rubia sonrió victoriosa. ¿Ahora quién necesitaba de quién?

—Hace un par de semanas el gigante que me ayudaba en el laboratorio se cambió de escuela—Empezó a explicar pensando en Taiju. —Desde entonces cómo pudiste notar cuándo nos vimos en el laboratorio, necesito esa ayuda de fuerza. Taiju se fue en un momento crítico para mí proyecto.

—¿Me quieres de mula de carga?

—Exacto. —Y algo más. Pensó Senku, pero eso era algo que aún no le diría

Kohaku arqueo una ceja indignada con la afirmación que escucho. —Si, claro. Ordene majestad.

Y está vez Senku arqueo una ceja ante el sarcasmo. —No eh mencionado que obtendrás la oportunidad de participar en un proyecto único y sin precedentes.

—Te escucho.

—Estoy por lanzar un cohete completamente echo por mí y mi pobre equipo de instituto.

—Impresionante. —En verdad la había dejado con la boca abierta, pero en ese momento de su vida que tenía tanto por hacer, no podía. —Pero no es suficiente.

—¿Qué? —y de esas pocas veces en su vida Senku estaba sorprendido porque siguiera negándose, por lo general solo mencionar el cohete y le daban toda ayuda que solicitará. —¿Y qué sería suficiente?

Y ahora esa pregunta tomaba por sorpresa a la rubia ¿Qué podría obtener de él? Volvió a escudriñarlo con la mirada. Senku alzó aún más su ceja izquierda expectante cuando la rubia se llevó un dedo al mentón y siguió observándolo de arriba abajo.

Presidente del club de ciencias, mejor promedio, un tipo muy molesto, pero increíblemente inteligente... ¡y ella a punto de reprobar química! —Ayúdame con química.

—¿Química?

Kohaku asintió—Creo que estoy a punto de dejar la materia, pero sí me ayudas a pasarla te ayudaré en lo que necesites en tu laboratorio. —y de paso su padre no tendría que preocuparse por ella.

—Con que unas simples clases. No veo problema. —Seria quitarse a sí mismo valioso tiempo, pero usaría el tiempo de sus siestas para enseñarle.

—No solo quiero pasar Senku. Quiero estar entre los 50 mejores promedios de la escuela. —Le hablo retadora.

—Bien.

Kohaku le miro incrédula. —¿De verdad aceptas tan fácil? ¿No crees que será difícil? —O imposible, pensó.

—Sí esa es tu meta y tú condición para ayudarme. Entonces yo estoy decidido a qué quedes entre los cincuenta mejores. Solo habría problema sí tú no estás realmente segura de que podrás.

—¡Por supuesto que estoy decidida! —Solo no creyó que fuera tan fácil convencerlo.

—Entonces tenemos un trato, Leona. —En condiciones normales, no aceptaría un trato que veía algo desigual de su lado, pero, lo que esperaba obtener después, quizá valdría la pena. Y la opción de que lo valiera lo hacía aceptar. Así que con la misma decisión con la que hablaba, y estirando su mano hacia ella sonrió con sus ojos escarlata brillando en determinación.

—Y no me digas, Leona—A Kohaku le dio algo de miedo esa mirada de él, pero decidió ignorarla—Solo una cosa más.

Senku arqueó una ceja.

—Quiero pastel de chocolate.

El presidente rodó los ojos aún con su mano extendida hacia ella. Demonios, claro que podía conseguir el absurdo pastel de chocolate, pero el saber perfectamente bien el porqué de su ilógica petición le hacía pensar en lo estúpido del asunto. Aun así, su sonrisa de lado no se borró.

El trato quedó pactado en el momento en que estrecharon sus manos.

-..-..-

Entraron a la estación y de nuevo el tren estaba casi lleno y por cerrarse, entre la muchedumbre estuvo a punto de no subir.

Ella era fuerte, y rápida, podía saltar muy alto, pero entre las prisas y los hombres más altos que ella que se adelantaban y no la dejaban ver ni pasar, poco podía hacer más que seguirse empujando, de nueva cuenta tal como en la mañana ya había perdido a Senku de vista. Bufo molesto solo esperando alcanzar a entrar y haciéndose a la idea de que tal vez tendría que irse corriendo de regreso.

Justo cuando estaba terminando su último pensamiento demasiado pesimista para ella, una mano tomo su muñeca y la jalo del brazo.

Las mejillas de Kohaku ardieron cuando sintió que topaba contra su pecho.

Incrédula alzó la cabeza para alcanzar a verle, pero este mantenía su semblante de absoluta indiferencia. ¿Así que puedes ser amable? Solo devuélveme mi pastel de chocolate y quizá ya no te odie pensó después de quedarse con la imagen de su perfil imperturbable.

Senku ya la había soltado para cuando el tren echo a andar. Pero el pensamiento de que el cuerpo que había visto desnudo por la mañana estaba demasiado pegado a él quizá meterse en su pensamiento, tan pronto como quizá aparecer con el ceño fruncido lo desapareció. Esas tonterías no deberían ser algo que le afectará. Demonios, eso no sería un problema para sus planes ¿o sí?

Espero Senku no quedara Ooc, como que se me complica el Senku

Saludos!