INUYASHA NO ME PERTENECE, SALVO LA HISTORIA QUE SI ES MÍA.
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El contrato
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Capítulo 13
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DEDICADO A CONEJA
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Bankotsu no desayunó esa mañana en la mansión.
Era su ultimo dia en los Hampton y estaba de mal humor.
Tanto Kagome como Dexter asumieron que era por las portadas de noticias mas sensacionalistas de ambos dando un espectáculo en el agua.
Todas las redes sociales hablaban de eso y por supuesto se fue tergiversando en cada canal.
Unos decían que Dexter Anderson tuvo un accidente pescando en el lago de su casa familiar.
Otros que la novia del gran señor de la Quinta Avenida bebió demasiado y que sus tacones las traicionaron ya que no estaba acostumbrada a usarlos.
Otros directamente dijeron que la mujer intentó suicidarse.
Era el escandalo de la temporada de los millonarios de los Hampton.
Lo cierto es que aunque a Bankotsu no le gustaron aquellos atrevidos titulares, no era eso lo que le tenía en aquel estado.
Estaba enojado pero con Kagome.
Quizá ellos no comenzaron bien pero ambos tenían historia y ella debería confiar en él.
Fue a desayunar al club de tenis donde tenia pactado encontrarse con Miroku a quien pensaba darle unas cuantas instrucciones.
―Fue imposible evitar que se filtren fotos, muchos de ellos fueron alzados por los propios invitados ―comenzó a reportar Miroku, seguro de que su jefe buscaba explicaciones a este nuevo escandalo.
―Manejalo con la verdad que no hay nada malo con eso ―aseveró Bankotsu interrumpiendo a Miroku, quien se sorprendió de que su jefe parecía mas preocupado por otra cosa.
Miroku escribió algo en su agenda.
―También estoy terminando de organizar el traslado a Manhattan ―siguió informando.
―¿Cómo es que se llamaba el novio timador de Kagome? ―preguntó de repente Bankotsu dando cuenta que no estaba prestando la minima atencion en Miroku.
El hombre pestañeó confuso ante el brusco cambio de conversación.
―Se llama Koga, en efecto ―respondió Miroku con cautela―. ¿Por qué me preguntas eso?
―Kagome le está dando dinero de nuevo y necesito saber el motivo. Creo que la extorsiona.
Miroku encogió sus hombros.
―Pues creo que podrías preguntarle a ella directamente.
―Si ese miserable la extorsiona quiero saberlo.
Miroku vio una oportunidad para decir lo suyo sin parecer directo.
―Lo suyo es una mentira ¿Qué te preocupa que le ocurra? Ella ahora tiene un millón de dólares ¿acaso no puede dárselo a quien quiera?
Peor al decirlo, Miroku fijó sus ojos en él para estudiarlo para cuando diera su respuesta.
Bankotsu se quedó callado.
Miroku se echó a reir.
―Quizá no eres el tempano de hielo que aparentas con ella ―concluyó el suspicaz Miroku―. La quieres, a tu modo claro…pero la quieres.
Bankotsu desvió su rostro para que Miroku no se siguiera recreando en el y cogió su taza de té para seguir bebiendo.
―No hablaré de eso, ya me siento lo suficientemente idiota.
Miroku podía seguir riéndose pero se contuvo.
Nunca habia visto a Bankotsu como si estuviera luchando contra algo irresistible e insoportablemente atrayente.
Miroku guardó la agenda y el resto de sus cosas.
―Hecho, dame un dia y tendré la información completa.
Bankotsu se quedó dando vueltas la cuchara a su taza y ni siquiera lo miró. Y cuando Miroku se fue no necesitaba darse vuelta para confirmar la profunda distracción en la cual estaba metido ese hombre.
―Parece que le atiné ―pensó Miroku―. Las cosas con Kagome Smith no son tan sencillas como un simple negocio
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Desde que Kagome reapareció en su vida, su mente volvió a ser un hervidero de confusión.
Culpa y deseos insatisfechos eran otros sentimientos que no se animaba a confesar.
Aunque culpaba a su padre el darle las armas para despreciar su amistad y tratarla horrible en la adolescencia, también estaban sus propios anhelos secretos culpables por la atracción que sintió por ella en ese tiempo. Y era algo totalmente inaudito y estúpido ya que la joven no era el tipo de mujer que atraía a nadie y en su exclusivo circulo todos se reirían si se hubiera atrevido a traer una noviecita así.
La ironia del destino es que muchos años después, la presentó al mundo como su prometida.
Pero habia una gran diferencia ahora, su padre ya estaba muerto y él era dueño de su vida, su fortuna y de sus decisiones.
Pero lo del dia anterior lo enfadó, primero por el gesto que ella hizo de salvar a Dexter cuando ni siquiera sabia nadar colocando su vida en peligro y por el otro que seguía siendo tan ingenua como para ceder ante chantajes.
¿Pero que tal si no era un chantaje?
Eso si le hacía perder los papeles y sacaba a aflorar sentimientos peligrosamente dormidos.
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Inuyasha reía con los nuevos titulares que eran la comidilla de Manhattan.
A diferencia de Bankotsu, el empresario prefirió mantenerse en la ciudad con la sigilosidad de un gato que salta a la presa en plena oscuridad. Todos disfrutaban de los Hampton y él aguardaba una oportunidad.
Habia estado evitando a su socio Naraku Sutton porque prefería ver si su investigador le traía información que valiera mas que la alianza con ese bueno para nada.
―Señor Paulsen, tiene una llamada en la línea dos ―le informó alguien en el altavoz―. Es el señor Riverdale.
Era su investigador privado que tenía nomina en su compañía bajo el titulo de supervisor de recursos humanos para que no viniera nadie a acusarlo de espionaje corporativo.
―Hable Riverdale ―autorizó Inuyasha
―Le envié un correo cifrado, señor Paulsen ―confirmó el hombre mientras Inuyasha abría el correo―. Tengo información y me ha costado conseguirla, tanto que viajé a Great Falls a conseguirla.
Inuyasha analizaba el correo y veía fotos, principalmente de un anciano abrazado a una chiquilla que parecía ser Kagome Smith de adolescente.
―Es Kagome Smith en compañía de su abuelo ―aclaró Riverdale.
―¿Y que tiene de interesante? ¿Por qué estoy viendo esto? ―preguntó Inuyasha malhumorado
―Tengo un dato que podría servir ―aclaró el investigador―. Hace poco mas de una década, el abuelo de la señorita Smith falleció de una enfermedad arterial que probablemente se hubiera curado si el señor Anderson senior, padre del actual propietario de Anderson Equities no hubiera influenciado para que le subieran los impuestos a punto que el anciano no pudo pagarlos ―el relato de Riverdale se agudizaba―. El anciano lo perdió todo, incluido la vida dejando a la nieta en la calle.
Inuyasha siguió examinando las fotos.
―¿Y que mas? Ya sabíamos e incluso el propio Bankotsu Anderson odia a su padre por ser un miserable, no es un secreto.
―El viejo Anderson no quería granjas adyacentes a su impecable rancho de caballos y aquí viene lo mejor ―Riverdale hizo una pausa dramatica―. Según las averiguaciones que hice en aquel pueblo, todos allí tienen la idea que el anciano murió de viejo….pero no saben de las presiones que ejerció Anderson senior en esto y entonces asumo que es la idea que la nieta tambien posee.
Inuyasha miraba las fotos y analizaba las palabras de su investigador.
―Pero ¿el idiota de Bankotsu Anderson lo sabe? O mejor aun ¿ella lo sabe?
―Es algo difícil de confirmar, señor Paulsen pero esta información podria servirle para mover el avispero pero estoy seguro que el señor Bankotsu Anderson si conoce de esta información siendo que en esa época él comenzaba a asistir a su padre en la extinta Followstone
Inuyasha colgó la llamada, pensativo.
Tenia que reflexionar que hacer con estos nuevos datos.
Y aunque no sabía si la tal Kagome Smith sabia de esto, Inuyasha era muy bueno utilizando información confidencial o sucios secretos familiares para hacer que otros hicieran lo que él deseaba.
―Señor Paulsen, tiene una llamada en línea del señor Sutton ―informó una voz desde el intercomunicador
Ese sujeto era un lúgubre patético que no le servía de nada.
―Nunca necesité de nadie para regir mis propios negocios ―masculló para sí y apretó el botón de comunicador―. Digale que no estoy disponible ―ordenó a su secretaria.
Revisó su correo y releyó el mail de Riverdale.
Pronto le haría una visita al mismísimo Bankotsu Anderson para jugar con estos nuevos datos.
Necesitaba ver la cara que ponía ese majadero para jugar sus cartas. Inuyasha siempre fue experto en penetrar la mente humana para provocar sufrimiento y en este caso él tenía un objetivo: quería la cadena de hoteles y estaba seguro de quitárselo de las manos de ese presuntuoso por la mitad de lo que él pagó
Sonrió con la maquiavélica idea.
CONTINUARÁ
Gracias hermanitas PAULITA, SAONE TAKAHASHI, BENANI0125, CONEJA, LUCYP0411, IMAG 04, FUENTES RODRIGUEZ, ANNIE PEREZ.
Actualización flash.
Besos
Paola.
