Apenas el sol acarició la sabana Nadia ya se encontraba despierta, para sorpresa de su compañero. Desayuno ligero carne seca, fruta y agua; no planeaba tardar mucho, hoy era el primer día de Kovu en la manada quería verlo para hacerlo sentir cómodo. Ella solo esperaba que las cosas se diesen sin problemas, al menos el primer día.

Ahora hay variables que debe tomar en cuentas. Como la presencia e intervención de Kopa y Kion, más el cadáver que no se volvió cadáver; por ejemplo. Según "El canon" Kopa no existe, Kion estaba en un viaje y Scar obviamente estaba muerto, así que su presencia bien puede o no afectar lo que ella sabe al respecto de los acontecimientos que vienen.

"Genial", suspiró para sus adentros. "Ya sueno como ese Miguel papasote O'hara".

Por lo que sabía gracias a Scar: Kion se fue a investigar el origen del incendio acompañado por Bunga, Fuli y Ono. Regresarían para el anochecer o mañana en la mañana. Sea como sea, si estará presente y activo en lo que viene.

Sale de la cueva caminando con aire distraído. Scar le acompaño sin replicar, pues no le serviría de mucho.

–Un día de estos, Nadia, dejaré de cumplir tus caprichos –masculló Scar por lo bajo.

Al oírlo, la joven soltó una sonora carcajada.

– ¡Cuando me vaya, podrás hacer lo que quieras, no antes!

Frunció el ceño, malhumorado ante sus palabras. Nadia le miro con suficiencia porque sabe que, aunque siempre se queje de ella y sus "caprichos" Scar siempre, de alguna forma, termina cediendo ante ella. Pero lo que no sabe ella es que el león no estaba nada contento por pensar en su posible partida.

– ¿Aun crees que puedes irte? –Preguntó Scar, a lo que ella se vuelve hacia él, ambos se miran a los ojos. Él hace una mueca desdeñosa –. No me digas que no has pensado en la posibilidad de que te quedes. De que no puedas irte.

– ¿Aquí?

– ¿En dónde más, Nadia? –Niega varias veces –. Olvídalo, mejor continuemos...

Pero no pudo dar otro paso más, pues ella se lo ha bloqueado. Y, con una mirada penetrante a sus ojos verdes, Nadia posa ambas manos sobre los hombros de Scar con algo de brusquedad.

– ¿No quieres que me vaya? ¿Es eso, Scar? –Cuestionó Nadia en voz baja.

–No diría eso, más bien, muchos de aquí...

–No quiero escuchar lo que otros quieren o no –interrumpió Nadia con vehemencia –. Quiero que me digas lo que quieres, Scar. Porque te seré honesta, no quiero irme ya que una parte de mi ama este lugar tanto que me dolerá simplemente no volver. Hice amigos y enemigos. Viví cosas que no muchas personas puedan presumir (tampoco es que pueda hacerlo, a menos que quiera terminar en un manicomio) –hace una pausa, está divagando de nuevo –. Solo responde, mpenzi.

–Puede ser que... –parece costarle decirlo, Nadia lo insta dando pequeñas palmadas y palabras de aliento. Suspiro y desvió la mirada –. Puede ser que si quiera que te quedes. Tu presencia ya no es tan molesta que digamos.

Nadia suelta un chillido de emoción y termino por abrazar a Scar fuertemente, casi sacándole el aire.

–Creo que me arrepentí. No vas a llorar, ¿verdad? Eres demasiado sentimental.

–Ay, mpenzi, sabemos que eso no es cierto –canturreo ella, ignorando el hecho de que la llamo llorona, luego se vengaría. El abrazo termina y ambos siguieron su camino.

Al ver esos ojos cansados, opacos, bajo esa sombra de preocupación que se reflejaban con suma facilidad en la mirada de Simba, para Nadia era fácil saber cuándo tuvo una pesadilla o no. Ver ese estado en el rey es algo que le rompe el corazón. Una clara secuela de lo ocurrido años atrás. Pese a que Simba se haya reconciliado con su pasado, saber que no fue el causante del deceso de su padre, no quiere decir que las cicatrices de ese día hayan sido borradas del todo.

Nadia mira de reojo a su acompañante siendo suficiente para que Scar los dejase a solas, no sin antes decirle un "Buenos días" a su sobrino, ya sea por mera educación o de verdad se la desease; aun es algo que ella no puede asegurar del todo.

Una vez a solas; abrió los brazos y Simba se lanzó a ellos para ser consolado. Desde el deceso de la antigua reina Sarabi, madre de Simba, Nadia se tomó la molestia de ser aquella que lo abrazase cuando él lo necesitase. Nala también lo ayuda, pero Simba no quiere atosigar a su pareja ni preocuparla por cuestiones del pasado; por eso, es que guardo para él mismo las pesadillas que en algunas noches se tomaban la tarea de atormentarlo.

–Fue el mismo –no era una pregunta, era una afirmación. Simba suspira cansado, luego de romper el abrazo. Nadia se sienta y con su mano palmea sus piernas, instándole a Simba descansar su cabeza sobre ella, para estar cómodo –. ¿Quieres hablar de ello? ¿Hubo algo diferente, esta vez?

–Sí, lo fue. Hubo algo diferente –farfulla, acomodándose como le indicó.

Para Nadia no fue una sorpresa el cómo se desarrolló el sueño, siendo ahora Kovu el villano de estos. Entendía la genuina preocupación de Simba, pensando que el entorno en el que se crió Kovu, llegó a la conclusión de que todo era un engaño por parte del forastero; uno en el que él era el objetivo de Zira cuya venganza sea ejecutada por Kovu.

Una vez terminada la charla, Nadia se levantó lista para marcharse, no sin antes acariciar la cabeza de Simba.

–Todavía es pronto para sacar conclusiones –su mano sigue en su melena unos segundos más –. Dedícate a conocerlo un poco antes de dictar una sentencia –se aleja con una sonrisa tranquilizadora –. Todos merecemos el beneficio de la duda.

Sorprendido, asintió lentamente. No esperaba que ella defendiera y abogara por Kovu siempre que pueda, pese a que es algo que en verdad no debería sorprenderle. Para Simba la razón por la que Nadia defiende a Kovu es porque le recuerda a Scar o, otra opción es, que él mismo Scar le pidió el favor para interceder por su elegido, sea como fuese la humana lo defiende casi como una madre a su cría cuando siente peligro u hostilidad.

"Bien", pensó la joven viendo como el rey se alejaba. Ella gira sobre sus talones y camina por el camino contrario sintiendo su cabeza caliente gracias al incesante sol. "Es hora de buscar a ese intento de pirómano. Ya me va a escuchar".

Probablemente le lleve todo el día, o quizá no lo encuentre y se encuentre en las lejanías; sea como sea iba a hablar con Nuka aunque eso le suponga todo el día y no pueda ver o intervenir en el romance que aún no ha florecido entre Kovu y Kiara.

...

Otra de las pocas relaciones no hostiles que tiene Scar es con su sobrino-nieto Kopa, pese a tener la mirada de su madre y el extremo parecido a su padre y abuelo (al igual que Kopa), es de los tres hijos de Simba con quien está más "cerca" por decirlo de algún modo; a pesar de que ha descubierto la verdad de sus actos Kopa no lo evitaba o juzgaba pese a que su mirada buscaba descifrarlo.

–Me sorprende que no hayas ido con tu hermano y sus amigos. ¿Acaso no te diviertes con ellos? ¿Por qué no estás con tu hermana? –Inquirió, recostado bajo la sombra de un árbol mirando el paisaje.

A veces Scar olvidaba que Kopa ya no era un cachorro, y que ya no podía corretearlo para que lo dejase solo.

–Ir a ese lugar del incendio no me apetece mucho, además, mi hermano es mejor deduciendo cosas que yo. Aunque dudo que pueda encontrar el origen del fuego –Kion estaba sospechando que el incendio fue provocado, él no lo creía, ¿quién sería capaz de hacer una cosa tan horrible? –. Y Kiara esta con Kovu, aprendiendo nuevos trucos de caza, cosa que le urge.

La mención de Kovu hizo que tuviera una pequeña reacción que pudo controlar perfectamente. Se vuelve hacia Kopa y dice, cauteloso:

– ¿En serio? –Kopa asiente, se vuelve hacia él, prosigue: –. ¿Y qué te ha parecido hasta ahora? Sé que es pronto para afirmar algo sobre él, pero, ¿qué piensas sobre Kovu?

–Bueno –empieza Kopa buscando las palabras adecuadas, no quería ofender a su tío –, es algo... ¿retraído? Sí, eso es, retraído. Su educación no fue como la nuestra, desde luego, y las circunstancias tampoco eran las mejores... –se detiene al ver la mirada fruncida de Scar –. Pero es amable, a su manera, muy amable, a diferencia de su madre –finaliza con un dejo amargo.

Las cicatrices de Kopa y Nadia son un recordatorio constante de lo que pudieron haber perdido. Kopa se recuperó a su tiempo, ya no era el mismo, pero no por ello le guardaba rencor a Kovu por lo que le paso a él y a Nadia en su altercado con Zira. Scar lo mira con algo de comprensión.

–Ya veo.

–Ah... ¿tío? ¿Por qué no has hablado con él? Sé que no están relacionados por la sangre pero, él era tu sucesor, ambos están relacionados.

–A su tiempo, Kopa, a su tiempo... Ve a ver a tu hermana –agregó rápidamente al ver que quiso replicar siendo esta vez una orden de que lo dejase a solas, cosa que hizo sin objetar.

Al verse solo, suelta un largo suspiro. Quizá Nadia y Kopa tengan razón, no debe seguir postergando lo inevitable, pero el chico no ha tenido contacto con él y Scar piensa que es mejor así. Alejado de su legado. Alejado de su sombra y oscuridad.

...

Kovu estaba decepcionado. ¡Estuvo tan cerca! Pero la princesita de Simba lo sorprendió, para consternación de él. De no ser por el hecho de que accediera a enseñarle a cazar ya todo habría terminado.

Cuando la humana esa se despidió de él, ascendió con el resto de la manada a la roca del rey, pero Simba de forma hostil no le permitió ingresar a la cueva y protegerse del frío. Con una mirada envenenada que apenas pudo contener se acostó de mala gana en una roca cercana. Al parecer, Kiara lo nota y se le acerca con la intención de ser amable y agradecerle por haberla salvado.

– ¿Qué clase de cazadora eres tú, princesa? –se levanta, su voz profunda y presuntuosa –. Estuviste a punto de morir.

– ¿Qué?

Se vuelve a ella con gesto aburrido.

–No podrías durar ni tres días tu sola –declaro con una leve sonrisa jocosa.

–Oh. Supongo que tú, puedes enseñarse –Kiara se acerca un poco más con una sonrisa retadora mientras que Kovu voltea la mirada, aparentando indiferencia.

–Ja. Sí –se vuelve hacia ella por un segundo antes de caminar lejos de ella.

No paso mucho cuando la voz de Simba se oye, llamando a su hija. Ella le responde que ya iba antes de volver su mirada determinada a Kovu. Caminó hacia él bloqueándole el camino y, una vez frente a él con una mirada y sonrisa desafiante dice:

–De acuerdo. Impresióname, ¿sí? Te veré al alba –se despide pasando por su lado con seguridad.

Kovu la ve irse antes de soltar una risa ahogada, su mirada adquirió un brillo divertido.

–Estaré esperándote –susurro a la dirección donde se fue la princesa.

Y así es como ahora estaba recostado fingiendo ser una presa, mientras la escuchaba en los matorrales, entorno los ojos al cielo de solo oírla. ¡Con razón su partida de caza no fue el éxito que esperaba! ¡Se podía escuchar hasta su respiración!

–3, 2, 1 –empezó a contar.

– ¡Te tengo!

Kovu se agacho poco después del conteo inicial, justo a tiempo, haciendo que Kiara cayese sobre su espalda con una risa nerviosa.

– ¿Me escuchaste? ¿Eh?

–Con toda claridad –dice, mirándola desde arriba –. Al respirar haces ruido, relájate –Kiara se levanta y escucha atentamente sus instrucciones –. Siente la tierra bajo tus patas para que, al moverlas, no hagas ruido.

Kiara imita los movimientos de las garras de Kovu y siente la tierra.

Las orejas de Kovu se elevaron al oír una parvada de aves, era su oportunidad de enseñarle en vivo y directo como cazar correctamente. Con suerte, la princesa no necesitaría otra lección.

Se agazapa, ella hace lo mismo al comprender la situación.

–Shhh. Observa al maestro –susurra –. Te enseñare.

Caminó con suma lentitud hasta que estuvo seguro que no fue detectado, corrió y de un salto seguido de un gruñido se posa sobre la presa, quien suelta un grito estruendoso y chillón; uno muy conocido para la princesa.

– ¡No me comas, por favor! –Timon alzo ambas manos sobre el rostro confundido de Kovu –. ¡Yo ni siquiera trato a tu tirano padre... es decir, a Scar! Apenas si lo saludo cuando veo a Nadia. Ah, excelente muchacho. Algo voluble, pero...

– ¡Timon! –Kovu mira como Kiara se acercaba con la mirada fruncida, su voz cansina y algo a la defensiva –. ¿Qué estás haciendo aquí?

– ¡Kiara! –saluda colocando sus manos en su pecho, aliviado –. ¡Qué casualidad! Oye, no creas que estábamos espiándote. Es que aquí está el mejor bufet de gusanos de la pradera. ¡Hay gusanos por doquier! –Explicó Timon extendiendo las palmas antes de señalar el bufet a sus espaldas –. Pero nos reservamos el derecho de admisión –concluyo con una mirada molesta hacia las aves.

Al parecer lleva rato intentando alejar a esas aves de su amado bufet.

Soltando un gruñido, Timon se acercó de forma hostil hacia una ave con los brazos extendidos y gritando fuertemente que se fueran con la esperanza de espantarlas, cosa que no funciono. Una de ellas, molesta por el escándalo, pico la nariz de Timon dejándola palpitante y roja.

Pumba no estaba mejor que él. Corría hacia ellas, volaban y luego aterrizaban como si nada una y otra vez, dejándolo cansando y resignado.

Kovu observaba el espectáculo con rareza y Kiara solo reía ante la escena. Se vuelve al escucharla reír.

–Timon, me estoy cansando –dice Pumba en un quejido con varias aves sobre él –. Tengo que bajar de peso.

Su amigo murmuró insultos ininteligibles, mientras subía sobre él para quitarle las aves de encima; repitiendo constantemente "Shu, shu. Fuera y moviendo sus manos". Kovu y Kiara se acercan a ella, la última riendo suavemente.

–Hey, linda –saludó Pumba –. Él podría ayudarnos.

–Ah, sí, esa es una idea. Si, deja ese forastero –empezó a decir Timon con ironía luego de ahuyentar las últimas dos aves sobre su amigo cuando, de repente, sonríe como si se le hubiese ocurrido la mejor de las ideas –. Hey, oigan, ¡tengo una idea! –salta con gran agilidad y señala a Kovu –. ¡Él podría ayudarnos!

Pumba profiere un gesto indignado luego de procesar sus palabras.

– ¿Qué?

– ¿Quieres prestar tu voz? –preguntó Timon ignorando a su amigo –. ¿Eh? –imita la postura amenazante de un león mostrando los dientes y simulando garras con sus manos –. ¡Ruge! ¡Imítame!

El pobre mira a Kiara por el rabillo del ojo.

– ¿Qué? –Preguntó Kovu confundido.

Kiara ni corta, ni perezosa, le muestra lo que en verdad quiso decir Timon. Al rugir y espantar a muchas aves en el proceso, Timon suelta un grito de júbilo y sube sobre Pumba para luego correr espantando más aves. Kiara y Kovu les sigue, la primera disfrutando y el otro preguntándose del motivo por el que corrían; ¿qué propósito tenía?

– ¡¿Propósito?! ¡Lo hacemos por diversión! –Respondió Kiara.

– ¿Diversión? –Kovu parecía más confundido.

–Ugh, niño, deberían sacarte más seguido. ¡Es bueno! –comentó Timon sujetado en las patas de un ave, elevándose cada vez más del suelo, soltando gritos alocados y llenos de emoción. Al ver la gran altura se suelta y Pumba lo ataja mientras gritaba también.

Poco a poco Kovu empezó a sentir un cosquilleo en el estómago, sintiendo la adrenalina en su sistema y una emoción que no está acostumbrado a sentir. Tomando impulso alcanzo a Kiara uniéndose a sus risas y gritos, empezando a reír como nunca antes lo había hecho.

"¿Esto es la diversión?", se preguntó Kovu para sí. Riendo y soltando aullidos cargados de emoción.

Pronto los cuatro empezaron a correr lado a lado en una especie de carrera siendo dejados atrás por, nada más y menos, que Pumba.

Pronto las risas fueron dejadas atrás y los intrépidos corredores se detuvieron en seco. Ante ellos estaba una manada de rinocerontes blancos, ¡y con ellos las mismas aves que espantaron y atormentaron!

–Oh, oh –dice Kiara por lo bajo.

Las aves les sacaron las lenguas en conjunto y sus amigos, los rinocerontes, se dispusieron a perseguirles.

Con un sonoro grito, y volviéndose lo más rápido que pudieron emprendieron la huida. El suelo temblaba gracias a las grandes criaturas. Pero, ante todo el peligro, Kovu corría con una gran sonrisa pegada a la boca.

– ¡Odio los rinocerontes! –Chilló Timon sobre Pumba que, imposiblemente, corrió sobre la pared de una roca lisa.

Los rinocerontes cruzan sin percatarse que, en una abertura, sus víctimas se escondían. Una vez pasado la manada de rinocerontes la princesa Kiara y sus amigos rompieron en risas. Kovu reía tanto que estaba a punto de caerle una lágrima.

– ¡Que espantoso! –Exclamó Kovu eufórico.

–Oh, lo siento –se disculpó Pumba creyendo que era con él provocando más risas en el grupo.

Timon salta y, con un puño lo pasa sobre el mechón de su melena.

–Eres buen chico –le dijo.

–Oye –Kovu se sacudió ante esa muestra de afecto.

–Oye, me caes bien –agregó Timon –. Y deberías irte acostumbrado, chico. Nadia adora las dar muestras de afecto. ¡Ni Scar se le escapa!

Poco después de aquello, empezó la incómoda tarea de salir de la estrecha rendija provocando que los rostros de Kovu y Kiara se juntasen tan pero tan cerca que sus labios se rozaron, ambos se alejaron con risitas nerviosas.

–Lo siento –murmuró Kiara tratando de salir rápidamente hasta que, finalmente, ambos salieron mirándose con ligero coqueteo.

–Oigan, ¿qué piensan quedarse? –Los llamo Timon no muy lejos de ellos.

Al volver a las praderas fueron recibidos por Kopa, quien se percató de la rara actitud de su hermana y la sonrisa bobalicona de Kovu, entrecerró los ojos.

–Hola, chicos, veo que lo han pasado bien ¿de qué me perdí? –Preguntó Kopa acercándose a su hermana.

– ¿No estabas con Scar? –Inquirió Kiara enarcando una ceja. Kovu se endereza al oír ese nombre.

–Me echo sin miramientos, ese insensible –dramatizó Kopa.

Kiara, Timon y Pumba dejaron de reír; mientras que Kovu solo hizo una mueca. Kopa hace un mohín encorvando su postura.

–Está detrás de mí, ¿verdad? –Preguntó Kopa pese a saber la respuesta de sobra.

Timon y Pumba se esfumaron con el viento, dejando a los chicos con el viejo león.

Scar ni siquiera parpadeo al ver a ese par de tontos irse, lo único que le interesaba eran los jóvenes frente a él.