Capítulo 2

La creación del Museo de la Gloria fue un proyecto ambicioso y estratégico por parte del régimen de Grindelwald. La ubicación elegida para este monumento a la supremacía mágica no había sido casualidad. Estaba situado a solo unos pasos de Gringotts, el banco mágico más importante del mundo. El diseño era un reflejo de la riqueza y el poder que ostentaba el nuevo gobierno, también tenía un propósito claro: recordar constantemente a los magos y brujas la importancia de su supremacía.

El Museo se erigía majestuosamente, sus altas columnas de mármol blanco se alzaban, rodeadas de esculturas mágicas que representaban a figuras históricas, todos los elementos enaltecían la herencia de los magos. Una fuente mágica en la entrada del museo arrojaba un chorro de agua que formaba una cascada invisible en su caída, creando un efecto hipnotizante.

La fachada del museo estaba adornada con intrincados grabados de hechizos antiguos, y las ventanas enmarcadas por vitrales que relataban la historia de la supremacía mágica a lo largo de los siglos. Era un monumento a la grandeza mágica que debía recordar a todos los que lo visitaban que los magos y brujas eran superiores.

El tour comenzaba con un salón dedicado a la vida de Gellert Grindelwald. Grandes estatuas de Grindelwald en su juventud dominaban la sala, retratándolo como un líder visionario. El objetivo era representarlo como un mártir que dedicaba su vida al bienestar de la comunidad mágica. La narrativa oficial sostenía que Grindelwald había hecho un pacto con Voldemort, forjado para gobernar juntos y unir a las diversas familias magicas. Esta versión retorcida de los hechos ocultaba que Grindelwald fue atacado por las fuerzas de Voldemort, pero sobrevivió gracias a su inquebrantable determinación como sus habilidades mágicas inigualables.

El recorrido continuaba con una exposición de artefactos mágicos, muchos de los cuales se confiscaron a los rebeldes. Los visitantes podían admirar varitas que pertenecieron a figuras infames en la guerra. Todo esto se exhibía junto a imágenes que mostraban a los rebeldes siendo derrotados, instaurando la creencia de que la resistencia había sido aplastada.

La parte dedicada a los Mortífagos era una sala impresionante por derecho propio. Aquí, los visitantes podían aprender sobre las identidades de los más notorios seguidores de Voldemort, incluyendo a Bellatrix Lestrange, Lucius Malfoy y Severus Snape, a este último se le ensalzaba como a un héroe caído. Las vitrinas contenían objetos personales de estos seguidores oscuros, así como fotografías y testimonios de sus crímenes. La narrativa oficial argumentaba que los Mortífagos habían sido defensores de la pureza de la sangre y lucharon incansablemente por el bien de la comunidad.

La parte culminante del Museo de la Gloria era la sección dedicada a Tom Riddle, el mago que más tarde se convertiría en Lord Voldemort. Su historia se presentaba como un ejemplo de la ambición y el poder que podían alcanzar aquellos que tenían sangre de grandes magos en sus venas. Los visitantes podían explorar la infancia de Riddle en el orfanato de Wool, sus años en Hogwarts y su transformación en el Señor Tenebroso. Esta narrativa pretendía mostrar que Voldemort había sido un visionario en su propio derecho, un líder implacable que había llevado la lucha por la supremacía mágica a nuevos extremos.

La Gloria se convirtió en un punto focal de adoctrinamiento como de propaganda, donde la historia mágica era reinterpretada, moldeada para servir a los propósitos del nuevo régimen. Los magos y brujas que lo visitaban eran bombardeados con una versión retorcida de la realidad, una realidad creada meticulosamente para consolidar el poder del nuevo gobierno y mantener a raya cualquier amenaza a su dominio.

Las medidas de seguridad del Museo eran asombrosamente rigurosas, diseñadas para garantizar que ninguna amenaza externa pudiera poner en peligro el relato histórico que contaban sus salas. En sus comienzos ocurrieron varios intentos por parte de rebeldes como de opositores que trataron de infiltrarse en el museo, buscando la forma de destruirlo, lo que había llevado a la implementación de una serie de precauciones extremas.

En las entradas y salidas del edificio, guardianes mágicos altamente capacitados vigilaban constantemente. Estos guardianes estaban armados con hechizos defensivos y tenían órdenes de detener a cualquiera que pareciera sospechoso.Las áreas sensibles del museo estaban protegidas por encantamientos antijaqueo que detectaban cualquier intento de magia no autorizada. Los intrusos que intentaran lanzar hechizos ofensivos o destructivos serían detenidos automáticamente.El edificio en sí estaba rodeado por un escudo protector que disuadía cualquier intento de ataque físico o mágico. Esto había demostrado ser eficaz contra aquellos que intentaban volar cerca del museo con escobas o criaturas mágicas.

Dentro del museo, había cuadros y estatuas que funcionaban como dispositivos de vigilancia mágica, capaces de detectar movimientos sospechosos o intentos de sabotaje. Los guardias de seguridad también patrullaban las salas constantemente. Algunas áreas estaban protegidas por trampas y maldiciones defensivas, lo que dificultaba enormemente cualquier intento de acceso no autorizado. Los visitantes sospechosos o con antecedentes rebeldes eran detenidos, llevados a una sala que tenía una chimenea que llevada directamente al departamento de aurores.

El museo contaba con la presencia constante de Aurores de la rama de los Mortifagos. Estos valientes magos y brujas se aseguraban de que cualquier amenaza potencial fuera neutralizada de inmediato.A pesar de todas estas medidas, la conmoción causada por la sustracción del cuerpo de Harry James Potter fue inaudita. El rumor de que los rebeldes hubieran logrado burlar las protecciones del museo y llevarse el cuerpo del "Elegido" generó una oleada de especulaciones y temor en la comunidad mágica. Había quien creía que esto marcaba un giro en la lucha contra el régimen de Grindelwald dando esperanza a aquellos que se oponían al implacable gobierno.

Grindelwald, alarmado por los rumores y una posible implicación de los insurgentes optó por tomar medidas drásticas. Ordeno al cuerpo de Aurores llevar a cabo una investigación exhaustiva, para esta importante tarea seleccionaron a uno de sus mejores agentes, uno de los primeros en obtener la marca maldita y formar parte activa del cuerpo de los Mortífagos: Draco Lucius Malfoy.

La llegada del joven mago al Museo de la Gloria fue un evento que no pasó desapercibido. Acompañado de su equipo de confianza, Draco irrumpió como un viento gélido. Sus ayudantes, todos expertos en investigaciones mágicas, gozaban de experiencia de sobra para lidiar con situaciones delicadas. La atmósfera en el lugar cambió instantáneamente cuando se adentraron en el edificio.

Mientras avanzaban por los pasillos llenos de historia, Malfoy no podía evitar pensar en la ironía de la situación. Siempre había sido Potter quien acaparaba la atención, incluso en la muerte. La forma en que su cuerpo se había convertido en un trofeo en el Museo de la Gloria ya había sido suficiente para inmortalizar su nombre en la historia. Sin embargo, incluso ahora, Potter lograba conmocionar al mundo mágico una vez más al desaparecer misteriosamente.

Los pensamientos de Draco se dividian entre su deber y su historia personal con Potter. Estaba decidido a descubrir quién o qué estaba detrás de esa disparatada hazaña, como el asegurarse de que los responsables enfrentaran a la justicia. Por otro lado, no podía evitar recordar sus días en Hogwarts, cuando Potter y él habían sido más que rivales o después cuando había tenido que tomar decisiones difíciles bajo la influencia de los Mortífagos.

Uno de los aurores que formaba parte del equipo de Draco era Gregory Goyle. Aunque en sus años de estudiante en Hogwarts hera conocido por su lealtad a Draco y haber formado parte de la pandilla de Slytherin, ahora demostraba esa misma lealtad hacia su antiguo compañero de casa de una manera más madura y comprometida.

Gregory se destacaba por su imponente físico como su capacidad para mantener la calma en situaciones críticas. Demostrando ser un Auror excepcional, su experiencia hablaba por sí misma, no teniendo nada que envidiar a su superior y amigo, el mismo habia atrapado a varios criminales peligrosos en los últimos años. Sin embargo, esta misión era diferente. La desaparición del cuerpo de Harry Potter era un enigma que desafiaba incluso a los aurores más experimentados.

Mientras avanzaban por el museo, Gregory mantuvo su mirada alerta, examinando cada detalle en busca de pistas. Sabía que la respuesta a este enigma debía encontrarse en algún lugar entre los muros del Museo de la Gloria. Draco confiaba plenamente en la habilidad de su equipo y sabía que, con la determinación adecuada, resolverían este misterio que había sacudido al mundo mágico.

A A Gregory Goyle lo consideraban la mano derecha de Draco. Tenían una amistad sólida que se formó durante sus primeros años en la escuela. Goyle y su amigo Vincent Crabbe seguían a Draco como dos matones leales, conocidos como los guardaespaldas del joven Malfoy, dispuestos a enfrentarse a cualquiera que se interpusiera en su camino.

Sin embargo, la vida de Draco y su grupo de amigos dio un giro drástico cuando el antiguo Ministerio de Magia envió al padre de Draco a Azkaban. Fue entonces cuando Malfoy se vio forzado a unirse a las filas de los Mortífagos. En su sexto año en Hogwarts, Goyle entregó su apoyo incondicional y su lealtad absoluta a Draco, con la esperanza de unirse a los Mortífagos. Crabbe y él creían fervientemente en las enseñanzas de sus padres sobre la superioridad de los magos, pero todo cambió para Goyle cuando se dio cuenta de la verdadera naturaleza del mundo mágico en el que vivían.

La amistad entre Draco y Goyle se fortaleció a medida que enfrentaban juntos los desafíos y pruebas impuestas por el régimen de Grindelwald. Sin embargo, para profundizar aún más en su relación, es importante mencionar la trágica historia de Vincent Crabbe. Durante la guerra de Hogwarts, Crabbe murió en circunstancias misteriosas. Se rumoreaba que este hecho dejó una huella imborrable en Draco y Goyle, y suponían sin estar desencaminados que la pérdida de su amigo y compañero de toda la vida los unió aún más.

Nada en el mundo mágico se limitaba a meros contrastes de blanco y negro. Los misterios que rodeaban la muerte de Crabbe eran un sombrío secreto compartido por Draco, Goyle y la intrépida Hermione Granger. La vida en Hogwarts había tomado un giro ominoso en ese momento crucial, y el destino había entrelazado los destinos de estos tres jóvenes.

En la Sala de los Menesteres, Ronald Weasley y Harry Potter buscaban con desesperación a Hermione Granger. La guerra se libraba en cada rincón del castillo, y la amiga más cercana del trío de oro de Gryffindor había desaparecido en medio del caos. Mientras tanto, Draco Malfoy y sus compañeros de Slytherin cruzaron su camino, y la tensión en el aire se hizo palpable.

Malfoy había vivido momentos desgarradores como nuevo miembro de los Mortífagos, atormentado por los recuerdos de escenas grotescas que se repetían en la mansión de su casa. Las torturas a manos de los seguidores de Voldemort eran un espectáculo diario en esa época, y eso lo había llevado a involucrarse, incluso ayudando a su tía en la tortura de Hermione. Bellatrix Lestrange lo obligó a sostener el brazo de la joven Granger mientras su tía la marcaba con las palabras "sangre sucia". Sintió una angustia abrumadora al ver el rostro de Hermione, recordando sus gritos y súplicas. Lo que más lo atormentaba era el hecho de haber apartado la vista para no presenciar la tortura en la que participaba. Draco levantó su varita con indecisión, pero antes de que pudiera pronunciar un hechizo, Goyle notó su titubeo y actuó con rapidez.

A diferencia de Crabbe, Goyle había estado presente el día de la tortura de Hermione, un momento impactante que lo hizo cuestionar las enseñanzas de sus padres. Goyle desarmó a Hermione en un movimiento fluido, neutralizando cualquier amenaza que ella pudiera representar en ese momento.

Hermione, desarmada, miró a Draco con un destello de desesperación en sus ojos. Sus palabras se perdieron en el aire mientras la tensión aumentaba en la sala.

Crabbe notó el titubeo en su amigo y lo enfrentó con ira en los ojos.

-¿Qué estás haciendo, Draco?-gruñó Crabbe, acusador -¿Nos traicionarás ahora, por la sangre sucia?

Draco lo miró desafiante y se colocó frente a Hermione, quien lo observó con sorpresa y un atisbo de esperanza.

-Está desarmada, y hemos venido a por Potter -declaró con determinación.

La tensión alcanzó su punto máximo, y en un giro inesperado, Crabbe atacó a Malfoy. Draco contrarrestó hábilmente el hechizo, un intercambio de miradas desafiantes desencadenó una feroz batalla de hechizos entre dos amigos de toda la vida en medio del caos.

Fue un momento de confusión y conflicto. Draco, atormentado por su pasado y luchando con su lealtad hacia su familia y amigos de Slytherin, lanzaba hechizos cargados de dolor y remordimiento.

Hermione miraba la confrontación con preocupación. En un acto sorprendente, Draco defendía a Hermione contra los esporádicos hechizos de Crabbe, impotente ante la lucha. Finalmente, Goyle intervino para poner fin a la violencia entre amigos, desarmó a Crabbe y detuvo la lucha con autoridad.

-Basta. ¡Ya es suficiente!- exclamó Goyle, su voz llena de autoridad.

La situación se calmó, y Draco se giró hacia Hermione, ignorando a Crabbe. Sin embargo, en un último acto de desesperación e ira, Crabbe trató de atacar a Draco una vez más. Goyle, incapaz de permitirlo, lo detuvo con un hechizo. Los tres se dieron cuenta demasiado tarde de las consecuencias. Una mala caída contra el filo de una mesa resultó en la muerte de Vincent Crabbe, y Draco sabía que su defensa de Hermione había sido impulsada por su propio remordimiento y su deseo de evitar más tragedia.

La sorpresa invadió el lugar, y en ese momento, Harry y Ron llegaron al rescate de Hermione. La confrontación se detuvo abruptamente. Draco fue desarmado por Harry, y Goyle por Ron. Esa fue la última vez que Draco estuvo a solas con la líder rebelde, Hermione Granger.

El equipo de Draco recorrió las salas del museo, deteniéndose ocasionalmente para hablar con el personal del lugar y revisar los registros de visitantes. Cada vez que se acercaban a una vitrina que mostraba artefactos relacionados con Harry Potter, Draco no podía evitar sentir una mezcla de resentimiento.

A medida que avanzaban, se dieron cuenta de que la conmoción causada por la desaparición de Potter había dejado a los empleados del museo nerviosos . Las conversaciones con el personal no revelaron ninguna pista sólida, pero Draco notó que algunas miradas furtivas y comentarios susurrados indicaban que había algo más detrás de la historia oficial.

Mientras tanto, el mundo mágico aguardaba ansiosamente noticias sobre el destino del "Elegido" y cómo esto podría afectar el equilibrio de poder en un mundo donde la supremacía mágica estaba firmemente en manos de Grindelwald .