Antes de comenzar el capítulo quisiera recordarles que un comentario Medán muchas ganas de seguir escribiendo esta emocionante historia que poco a poco va comenzando a tener forma, la primera actualización siempre será hecha en wallpad por favor pasados por ahí dadme un like

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Capítulo 4

El Callejón Diagon estaba atestado de magos y brujas, una agitada señal de que el nuevo año escolar estaba a punto de comenzar. Los aurores, con sus túnicas negras y expresiones serias, custodiaban a los recién llegados, muchos de los cuales provenían de familias de ascendencia muggle. La prohibición de que los muggles ingresaran al Callejón generaba una sensación de exclusividad que incomodaba a Ginny Weasley, ahora aurora bajo el régimen de Grindelwald.

A medida que avanzaba entre la multitud, Ginny sentía cómo su estómago se revolvía al ver a Draco Malfoy. Él ocupaba un lugar destacado en la jerarquía del nuevo régimen, gracias a su pasado . Su sonrisa burlona y sus ojos grises, colmados de desprecio, la hacían sentir aún más incómoda.

-¿Ginny Weasley? -pronunció Draco, alzando una ceja con un aire de superioridad-. No puedo creer que tú, la hija de los Weasley, estés del lado de los aurores. Supongo que tus hermanos gemelos no te influenciaron lo suficiente.

Ginny apretó los dientes, consciente de que debía mantener la compostura.

-¿Qué deseas, Malfoy? -preguntó, luchando por ocultar su disgusto.

Draco, deleitándose en su incomodidad, dio una vuelta alrededor de Ginny antes de responder.

-Oh, nada en particular. Solo pensé que te gustaría saber que tu querido Potter ha desaparecido. Esa vitrina que alguna vez albergó su figura, representando su sacrificio en la batalla de Hogwarts, ahora está vacía. Supongo que la rata de biblioteca y los gemelos tienen algo que ver en esto.

Las palabras de Draco sacudieron a Ginny, y su corazón se llenó de preocupación por Harry, Hermione, Fred y George. Sus planes para liberar a sus padres, parecían estar arruinando los avances que tanto les había costado a Percy, Ron y ella misma. En secreto, maldijo a los gemelos. Pero no podía permitir que Draco lo notara.

-¿Qué relación tienes tú con la desaparición de Harry? -preguntó, manteniendo su mirada fija en los ojos grises desafiando al que era su superior.

Draco se rió condescendientemente y señaló su brazalete con la Marca Tenebrosa, el siniestro símbolo de los Mortífagos.

-Todo lo que necesitas saber, Ginny, es que no compartiré información alguna contigo, no tienes el rango necesario además ere una traidora a la sangre. Puedes estar segura de que descubriré quiénes participaron en esta artimaña y encontraré el paradero de tu "querido" Potter. Para que vuelva a ser expuesto como el traidor a los magos que es.

Decidida a obtener información y a participar en la investigación, Ginny adoptó una expresión decidida.

-Estoy considerando una promoción en el cuerpo de aurores. Si logro ascender de rango, espero que me permitas involucrarme en la investigación sobre la desaparición de Harry.

Draco la observó durante un momento, evaluando su reacción sorprendente. Ginny Weasley podría serle útil, si al final, Fred y George estaban involucrados en la desaparición del "cabeza partida Potter". Draco finalmente asintió con un gesto de la cabeza y una sonrisa ligeramente sospechosa.

-Está bien, Weasley. Si logras tu promoción, podrás participar en la investigación. Ahora me despido, tengo que hablar con tu hermano, la comadreja Weasley. Tengo dudas sobre la posible implicación de tu familia en todo esto.

Con eso, Draco Malfoy se dio la vuelta y se alejó, dejando a Ginny Weasley con una mezcla de emociones. Sabía que la tarea no sería fácil, pero estaba dispuesta a llegar al fondo de la desaparición de Harry, sin importar lo que tuviera que hacer para lograrlo. Al mismo tiempo, la rabia la invadía; detestaba a Malfoy más que a ninguno de sus compañeros aurores.

En la sombría mansión de los Black, un lugar que durante los tres años se había mantenido impenetrable, Harry Potter yacía en un letargo mágico. Las altas y pesadas cortinas negras cubrían las ventanas, arrojando la habitación en una penumbra perpetua. Las paredes estaban adornadas con tapices oscuros que representaban a antiguos miembros de la familia Black, todos mirando fríamente desde el más allá.

El aire en la habitación tenía un toque de misterio y melancolía, como si los recuerdos oscuros de la familia aún se aferraran a cada rincón. En el centro de la sala, sobre un lecho de terciopelo negro, Harry Potter descansaba en un profundo sueño inducido por magia oscura. Su rostro pálido y marcado por las cicatrices parecía aún más vulnerable en la tenue luz.

En un rincón de la habitación, se encontraba Scratcher, el elfo doméstico de los Black. A pesar de su avanzada edad, sus enormes ojos brillaban con determinación. Era un elfo que había servido a la familia durante generaciones y, a pesar de los cambios que habían ocurrido en el mundo mágico, aún consideraba a Harry Potter como su Señor.

¿Pero cómo es que el cuerpo del elegido se encontraba en la casa de los Black? Para saberlo tenemos que remontarnos a un mes antes.

Scratcher había estado realizando sus tareas habituales en la mansión cuando sintió una extraña conexión mágica con Harry. Presintio que su Señor seguía vivo que estaba atrapado en un estado de letargo. Sin dudarlo, se embarcó en una peligrosa misión para rescatar a Harry del Museo de la Gloria, donde había sido expuesto como una reliquia.

Scratcher sabía que liberar al señor Harry Potter de semejante fortaleza requería astucia y audacia. Comenzó su misión estudiando minuciosamente el Museo de la Gloria desde las sombras, observando cada patrulla de guardias, cada punto ciego en la seguridad descubriendo cada debilidad en las protecciones mágicas.

Después de semanas de meticulosa planificación, Scratcher había identificado una ventana de tiempo crítica: la hora en la que los aurores de los Mortífagos se relevaban en sus patrullas. Sabía que en ese breve lapso, habría una disminución momentánea en la vigilancia dentro del museo.

El día señalado, Scratcher se camufló en las sombras, su figura casi invisible le ayudo a avanzar. Esperó pacientemente mientras los aurores se retiraban a la sala de descanso para su cambio de turno. En ese momento, aprovechó su oportunidad y se deslizó sigilosamente por los pasillos del museo.

El primer obstáculo que enfrentó fue el escudo protector que rodeaba el edificio. Sin embargo, Scratcher había preparado un amuleto especial que temporalmente lo hacía imperceptible para el escudo. Con un movimiento rápido y preciso, pasó por el campo mágico sin ser detectado.

A medida que avanzaba por las salas llenas de tesoros y artefactos mágicos, evitaba hábilmente las estatuas y cuadros de vigilancia. Había estudiando cuidadosamente las rutas de los guardias de seguridad, esperó en las sombras, moviéndose solo cuando estaba seguro de que no sería visto.

Llegó finalmente a la sala donde se encontraba Harry, en su estado de letargo. Esta sala estaba protegida por una serie de maldiciones defensivas y trampas mortales. Scratcher utilizó su conocimiento experto en magia oscura para desactivar las maldiciones una a una, después de todo era un elfo que había sobrevivido a situaciones peores.

Finalmente, llegó ante la vitrina que contenía a su señor Harry James Potter, el valioso trofeo del régimen de Grindelwald. Con un conjuro silencioso, Scratcher hizo añicos el vidrio de la vitrina sin activar ninguna alarma.Con Harry aún en un estado de letargo, Scratcher lo cargó con cuidado.

Escabulléndose entre las sombras y evitando las áreas vigiladas, Scratcher salió del Museo de la Gloria con su valioso " señor " en brazos. El peso de la responsabilidad de su tarea pesaban sobre él, pero salió airoso de semejante prueba del destino.

Una vez fuera del museo, Scratcher se adentró en el submundo mágico, alejándose de la vista de cualquier posible perseguidor. Sabía que debía llevar a Harry a un lugar seguro, lejos de las garras del régimen de Grindelwald y sus seguidores. Scratcher avanzó hacia el futuro incierto, llevando consigo a Harry Potter, cuyo destino seguía siendo un misterio en el complicado tablero de ajedrez del mundo mágico.

Habían pasado varias semanas desde estos acontecimientos, Scratcher había cuidado al joven Potter quien se veía perjudicado aunque finalmente, la magia de Scratcher logró despertar a Harry de su profundo sueño. Los ojos verdes del joven mago se abrieron lentamente, llenos de confusión al principio, pero luego se iluminaron al reconocer al elfo doméstico.

-Scratcher, ¿cómo...? -Harry comenzó, pero fue interrumpido por el elfo.

-Shhh, Señor Potter, no hay tiempo para explicaciones largas. Scratcher está aquí para protegerlo, como siempre lo ha hecho.

Harry asintió débilmente, sintiéndose abrumado por las emociones y la confusión. Scratcher se acercó y se sentó en el borde de la cama.

-Señor Potter, el mundo ha cambiado drásticamente desde que fue llevado a ese museo, desde la caída en Hogwarts. Los mortifagos ganaron y un nuevo régimen gobierna ahora con puño de hierro. La pureza de sangre es la norma, y los mortífagos tienen un poder sin precedentes.

Harry frunció el ceño, desconcertado.

-¿Mortífagos? ¿Qué está pasando?

Scratcher suspiró y comenzó a explicarle a Harry cómo las lealtades habían cambiado, cómo los rebeldes luchaban en las sombras y cómo Londres había caído bajo el control del régimen del nuevo ministro Grindelwald. Le habló de la Marca Tenebrosa y de la persecución de aquellos que se oponían al nuevo orden.

-La batalla de Hogwarts fue solo el comienzo, Señor Potter. Ahora, más que nunca, el mundo mágico necesita a su líder.

La llegada de Draco Malfoy a "Artilugios Mágicos Weasley" fue un encuentro tenso. El negocio, que antes había sido conocido por su atmósfera alegre y productos cómicos, ahora tenía una vibra sombría bajo la dirección de Ron Weasley.

Draco entró en la tienda con su característica altivez. Su capa oscura ondeaba detrás de él mientras sus ojos grises observaban atentamente a su alrededor. La tenue luz de la tienda iluminaba su rostro, resaltando su expresión imperturbable. Ron Weasley, detrás del mostrador, levantó la vista de su libreta y la cerró con rapidez al reconocer al visitante.

- Malfoy - dijo Ron con un tono neutral, aunque sus ojos verdes reflejaban la tensión subyacente. - ¿En qué puedo ayudarte?

Draco se acercó al mostrador con una expresión enigmática. Sabía que Ron Weasley ya no era el mismo chico del que se burlaba en Hogwarts, y que su posición en el departamento de aurores lo había convertido en un adversario formidable.

- Weasley - respondió Draco, manteniendo su voz tranquila. - He venido a hablar contigo sobre la reciente desaparición del "cabeza partida Potter". Es un asunto importante. He escuchado rumores sobre la desaparición y tengo razones para creer que podrías estar involucrado de alguna manera.

Ron frunció el ceño ante la acusación en las palabras de Draco.

- ¿Cuándo ha sucedido eso? Además, me quieres explicar por qué yo tendría algo que ver con la supuesta desaparición de Harry - preguntó Ron, sus ojos parpadeando con indignación.

Draco mantuvo su expresión imperturbable mientras continuaba con sus insinuaciones.

- De supuesta, nada. Tu amiguito ha vuelto a liarla, incluso muerto no puede evitarlo. Además, Weasley, todos conocemos el pasado de tu familia. ¡Papá y mamá os mandarán muchos recuerdos desde Azkaban!

Ron enrojeció ante la mención de sus padres y apretó los puños sobre el mostrador.

- Si ya terminaste, Malfoy, puedes marcharte de mi tienda.

Malfoy fingió sentirse insultado con una mueca, luego sonrió maliciosamente fingiendo estar dolido.

- Yo solo quiero obtener respuestas. Sabes tan bien como yo que la desaparición de Potter podría desencadenar un conflicto en el mundo mágico. Mi objetivo es evitarlo.

Ron se cruzó de brazos, demostrando su determinación.

- Mira, Malfoy, no tengo idea de dónde está Potter. Además, yo trabajo para el Ministerio y estoy en una complicada investigación, un nuevo artilugio de los gemelos.

Draco sonrió ligeramente, como si disfrutara del juego de poder.

- Interesante, Weasley. ¿Desde cuándo te preocupas por evitar conflictos en el mundo mágico?

La respuesta de Ron fue firme.

- Las cosas han cambiado, Malfoy. Mi lealtad ahora está con el Ministerio y con mi familia. Si tienes dudas sobre eso, no dudes en preguntarle a Ginny.

Las palabras de Ron hicieron que Draco frunciera el ceño.

- ¿Ginny? ¿Qué tiene que ver ella en todo esto?

Ron, con una sonrisa sutil, decidió jugar al juego retorcido de Malfoy.

- Parece que Ginny busca un ascenso - dijo Ron con orgullo. - Ten cuidado, Malfoy, podría quitarte ese puesto que tanto te gusta.

La advertencia de Ron claramente irritó a Draco.

- Mira, Weasley, el pasado de tu familia apesta a traición, sin ir más lejos, Fred y George están del lado de los rebeldes, ¿verdad? Si están involucrados en la desaparición de Potter, no dudes que conseguiré exponerlos y todo vuestro trabajo hasta ahora terminará arruinado.

La tensión en la tienda aumentó, y Ron y Draco se miraron con hostilidad. Ambos sabían que estaban jugando un peligroso juego de poder, y cualquier movimiento en falso podría tener consecuencias devastadoras para ambos.