Ducktales (2017) no me pertenecen, y este es un insignificante Fic.
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La varita mágica
Epílogo
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Fethry releyó el mensaje que Gladstone le había mandado, sintiéndose un poco escéptico y confundido por el contenido. Aun así, iba a esperar que le explique en persona que estaba sucediendo. Ya había preparado la cena y terminó de sacar la ropa sucia de la habitación de invitados que su primo estaba ocupando en esos días para que su amiga, que venía de visita, pueda usarla.
Era raro que recibieran visitas, en líneas generales, la gente no suele visitar su casa, ni siquiera estando Gladstone con él.
La mayoría de las veces, las modelos y famosas que conocía su primo por pura suerte, se esfumaban una vez que llegaba a casa. Nadie se quedaba a cenar, y mucho menos a dormir. Por eso era curioso como su primo se refirió a esta persona como una amiga, y que efectivamente, pasaría la noche bajo el mismo techo que ellos.
Era extraño y a la vez un poco preocupante.
¿Será una persona que buscaba aprovecharse de él? Era habitual que la gente trate de usar a Gladstone debido a su suerte, le había pasado mucho cuando era más joven, y también estuvo ese incidente en aquel hotel-casino en Macaw, en el que casi queda atrapado de por vida. Desde entonces, había evitado las casas de apuesta y los casinos, para evitar atraer a personas con malas intenciones.
Cavilando sobre la curiosa identidad de la persona que iba a cenar esa noche con ellos, revisó nuevamente la comida para asegurarse de que sea suficiente para los tres. Esperaba que al menos ella no se sienta molesta con su presencia, por lo general la gente suele evitarlo, y parecían exasperarse fácilmente cuando intenta hablarles.
Si era una persona que le agradaba a Gladstone, no quería que se sienta incomoda por su culpa. No era habitual que su primo use la el término "amigo" con algún desconocido, y no quería arruinar su oportunidad de conocer a otra persona.
La puerta se abrió de repente, y unas voces comenzaron a escucharse desde el vestíbulo, lo sacaron de sus pensamientos intrusivos.
—…La peor experiencia de mi vida— Protestó Gladstone, era raro que se exasperara de esa manera —Quemaré esa cinta para que no vuelvas a reproducirla—
—Ya me disculpe, no seas tan dramático ¿Cómo iba a saber que no te gustaría?— La voz femenina sonó demasiado lacónica y taciturna, parecía que su dueña le daba pereza hablar.
Los dos se quedaron mirando a Fethry, y la joven pata (era demasiado joven, calculaba que tenía diez o doce años menos que ellos), levantó su mano en señal de saludo —Buenas noches, mi nombre es Morgana, bruja de las pesadillas—
Fethry sonrió levemente, la pobre estaba más nerviosa que él, por lo que optó por saludarla amablemente —Soy Fethry Duck, aficionado a la Biología Marina—
—Y por supuesto que ibas a ser extraña con él también— Siguió protestando Gladstone, pero no parecía tan molesto, había una ligera sonrisa adornando su cara.
—¿Biología mariana? ¿Eso aún se estudia? He leído libros sobre el tema, pero son bastante viejos— Ella se rascó la nuca confundida, pero al ver como Gladstone se reía y la expresión de desconcierto de Fethry, adoptó una postura más vacilante —No me malentiendas, no quise decir algo desagradable, yo nunca he visitado el mar o algo parecido—
El pato sintió que se le rompía el corazón al escuchar que la jovencita no había visto el mar en su vida, siendo una de las cosas más espectaculares y hermosas que existen en el mundo. Al parecer no era el único que le afecto esa noticia.
—No sabía que no habías visto el mar, pero claro, el aislamiento…— Gladstone parecía estar un poco molesto al respecto, pero su expresión cambio por completo, y le sonrió a su primo dándole una pequeña palmada en la espalda —Tienes suerte, Fethry es un experto en cosas del océano, pregúntale lo que quieras—
—Sinceramente no quiero molestar— Ella parecía estar un poco preocupada por su reacción. Cualquiera podía darse cuenta que había interactuado con muy poca gente en su corta vida.
—Claro que no me vas a molestar, es más, suele suceder lo contrario, la gente se pone nerviosa cuando hablo demasiado de lo que me apasiona— Fethry se detiene, no queriendo abrumar a la invitada y rápidamente señala la mesa del comedor —Que tal si cenamos y charlamos mientras—
—Si, gracias— Morgana se emocionó de repente, y un poco de su nerviosismo se disipó —Me muero de hambre—
—Ha sido un día muy largo, yo también estoy hambriento— Replicó Gladstone.
Fethry no sabía que tan buena idea era esto, porque estaba un poco dudoso acerca de los gustos alimenticios de la amiga de Gladstone. Donald y Daysi no podían acabar con un solo plato de su estofado de tofu. Sirvió la comida sin mucha ceremonia, la cual se veía un poco más violeta de lo normal y le paso un plato a Morgana. Al terminar de servir la porción de Gladstone y la suya, la pata le enseño el plato vació y le pidió un poco más, si no tenía problemas.
Le gusto su comida. Tal vez demasiado, no había dejado ni las migajas.
—Vaya, al parecer tienes una comensal entusiasta— Gladstone dijo esto, tratando de pasar sus primeros bocados con un largo trago de agua.
Fethry no hizo ningún comentario, pero le pasó otra porción a la chica, que comenzó a comer un poco más lento. La pobre debía estar famélica, porque terminó su segundo plato a los pocos segundos.
—Está muy bueno ¿Puedo tener otra porción?—
Esto era una sorpresa, pero Fethry estaba empezando a temer que Morgana había sido sometida a largos periodos de hambruna en su infancia. Al parecer su primo se percató de esto, porque la reprendió antes de que ataque su plato.
—Solo si comes más despacio, vas hacerte daño si sigues tragando así— Gladstone estaba luchando con su estofado, con algo de dificultad, pero siguió comiendo a la par de los demás. Fethry le permite a Morgana servirse otra porción y la joven regresa a comer en la mesa, con mucha más lentitud que antes.
—Morgana, cuéntame algo de ti ¿Vives con tu familia?— Preguntó casualmente Fethry, al ver que la jovencita ya no estaba tan ansiosa por tragar su comida.
—No, desde que mi abuelo murió he vivido sola en mi departamento, está en el centro de la ciudad— Ella le mira con algo de duda, pero finalmente decide compartir algo más de información —Mi madre está internada en un centro de salud mental, la veo bastante poco—
—Oh, debe ser duro vivir sola— A Fethry le pareció entrañable como ella intentaba emular a Gladstone. Para que un ganso tenga mejores modales que los suyos, debió pasar demasiado tiempo comiendo completamente sola.
—Bueno, no es tan malo, desde que tenía doce años hemos sido los libros y yo— Ella le restó importancia, como si su soledad no fuera preocupante —El abuelo estaba muy enfermo, y mi madre no podía cuidarme, así que me acostumbre a estar sola—
—Fethry— Interrumpió de repente Gladstone. Para su sorpresa, estaba temblando y mirando con el ceño fruncido a su plato vacío. Fethry tampoco estaba muy feliz por la situación de Morgana, sufrir de aislamiento no es para nada deseable —¿Por qué no le cuentas de tu trabajo? Seguro que así la animas a que conozca el mar—
Fethry asintió levemente, y comenzó hablar de sus estudios sobre la fauna del arrecife que está estudiando, y Morgana le escuchaba fascinada mientras terminaba su plato de comida, nuevamente sin dejar una sola miga.
(…)
Después de terminar de hablar y dejar que Morgana se acueste en su cama, Gladstone notó que la pobre se desmayó al tocar su cabeza con la almohada. No había mucho más que hacer en aquella situación, por lo que cierra la puerta de la habitación para dejarla dormir.
¿Cómo alguien puede estar tres días sin dormir? Se le hacía impensable, ya había perdido su siesta de belleza de ese día, y estaba destruido.
Se dirige al sofá que iba a usar para dormir y se acomoda para evitar que su espalda se resienta de la mala postura que estaba adoptando.
—Ella es agradable— Comentó Fethry de repente, mientras le pasaba un par de mantas extras para que se acomode.
—¿Te parece? Creo que no intenta serlo— Gladstone recuerda todas sus interacciones en ese día, y no puede evitar criticar a la bruja —Es más, a veces se vuelve insoportablemente apática solo para molestar—
—Pero te gusta— El pato miró a su primo con cierta duda —Nunca te he visto tan interesado en ayudar a otra persona, al menos que sea de la familia—
—Solo estoy tratando de ser buena persona, Fethry— Gladstone no pudo evitar defenderse, casi se cayó del sofá ante la sola insinuación de su primo.
—Pero solo te he visto tan preocupado por alguien una sola vez, y fue cuando te enteraste lo que me sucedió con el laboratorio submarino del tío Scrooge— Argumentó Fethry, bastante seguro de lo que había visto en la cena.
—Bueno, puede que me preocupe por ella, pero solo un poco…—
—Y la forma en que la miras, me recuerdas a Donald cuando mira a Daisy— Al mencionar a la pareja el ganso se levantó de inmediato del sofá, y negó rápidamente lo que estaba pasando.
—Yo no la miro de esa forma— Protestó Gladstone mientras siente que su cara se calienta, sintiéndose extrañamente culpable, como si le hubiesen atrapado con las manos en la masa —Además, no es posible que me pasen esas cosas, con mi tipo de suerte sería más fácil que encuentre el Santo Grial antes que el amor o algo semejante—
—No lo sé, aunque puede que tengas razón, no soy muy bueno leyendo situaciones sociales— Fethry subió los hombros resignándose a ceder en aquella discusión.
Gladstone suspiró resignado, mientras se volvía acostar en el sofá. Luego le dedicó una media sonrisa a su primo, mientras acomodaba su cabeza en la almohada —Me conformo con ser su amigo, hace mucho no conocía a alguien con quien quisiera pasar el rato—
—¿Cómo que te conformas?— Preguntó alarmado el pato, y Gladstone lamentó su elección de palabras. No quería molestar a su primo con sus problemas, y mucho menos hablar de sus sentimientos. Por suerte, Fethry fue compasivo y decidió dejarlo por la paz —Como quieras. Buenas noches, Gladstone—
—Buenas noches— El mestizo murmuró su saludo acompañado de un sonoro bostezo, pero antes de marcharse a su habitación, Fethry le dedicó una mirada preocupada.
—Sabes que puedes contar conmigo para ayudarte, no importa que tan difícil parezca tu problema— Ofreció el pato, antes de apagar las luces y retirarse de la sala —Somos familia, es lo mínimo que puedo hacer—
—Eres muy bueno… Fethry— Murmuró el ganso, dejando que el sueño se apoderara de sus pensamientos intrusivos. No importa lo que haya perdido en aquel trato, quería permanecer el mayor tiempo posible con Morgana, al menos hasta que su maldición termine por separarlos o su corazón estalle por no poder decirle lo que siente.
Solo el tiempo dirá si su deseo egoísta estaba destinado a ser una bendición o una maldición para el resto de su vida.
(…)
Hace más de dos días que Magica no conseguía dormir durante la noche. No podía evitar tener todas las luces encendidas en su cabaña para evitar la oscuridad, y solo podía relajarse lo suficiente para dormitar, cuando los primeros rayos del sol asomaban por el horizonte. Su traumática experiencia en la Pesadilla Eterna le había provocado una nictofobia incontrolable, tal así que se sentía físicamente enferma si estaba en espacios oscuros.
Le sorprendía lo paradójico de todo aquel asunto, siendo la Reina de las Sombras uno pensaría que tendría un cierto apego a la oscuridad. Sin embargo, no había caído en cuenta que la luz la hacía más fuerte, mientras que la oscuridad simplemente la consumía.
Mientras cavilaba por su cabaña, sintiéndose indefensa y miserable, después de dormir solo unas pocas horas esa mañana, escuchó que alguien golpeaba la puerta, con cierta fuerza.
No iba abrir, no tenía intenciones de lidiar con chusma si no podía hacerlos sufrir mediante sus encantamientos mágicos. No iba a desperdiciar la poca magia que le quedaba para desquitarse con subnormales incapaces de ocuparse de sus propios asuntos.
—¡Fuera de aquí! ¡No estoy de humor para lidiar con la chusma!— Exclamó magnánimamente la hechicera, tratando de accionar su vieja cafetera para calentar un helado brebaje negro que podría llegar a ser café.
Los golpes cesaron, pero el ambiente se torno un poco más luminoso y agradable, también más gozoso, como si Magica se hubiera dado un atracón con mucha azúcar.
Era un territorio de bruja, pero uno diferente al que experimentó antes.
—Mil disculpaz por la intromisión y saludoz, Magica De Spell, hija de Anastasia De Spell, bruja de laz sombraz— Una voz ciceante y calmada le llamó la atención, se giró asustada y vio sentado en una de sus estropeadas sillas, un joven lagarto vestido con un elegante traje blanco, zapatos de punta blanco. El fedora del mismo tono que estaba adornando su cabeza, fue quitado por su mano derecha en señal de respeto.
Si tuviera un dólar por cada brujo que le ha saludado de la manera tradicional, en ese momento tendría solo dos, pero aun así era demasiado extraño que pasara en menos de cuarenta y ocho horas.
—¿Todos los brujos son así de insoportables?— Magica gruño indignada y agregó con cierta molestia —No tengo nada en tu contra, y ni intenciones de atacarte, pero te pediría que te retires por donde viniste—
—Eso sería una verdadera pena, ya que he venido a hacer negocios contigo, que según creo, te beneficiaran completamente— El lagarto parecía estar mirándole a los ojos, pero era difícil saberlo culpa de aquellos lentes de sol que insistía en utilizar dentro de su casa.
—Lo que vendas no me interesa— Señaló Magica con amargura.
—Pero no has escuchado lo que tengo para ofrecerte— El lagarto saca del bolsillo interno de su elegante saco blanco, una pequeña bolsita de gamuza color negra, y la deja sobre la mesa, para que Magica la tome —He oído que has perdido tu cristal mágico, y aquí tengo algo que podría reemplazarlo—
Magica miro la pequeña bolsa sobre la mesa, se acercó tentativamente y metió con cuidado su mano dentro. Al sacarla, tenía un puñado de polvo brillante e iridiscente, que estaba llenándola de magia con el simple contacto.
—¿Qué es esto? Tiene muchísima magia— La hechicera vio que el brujo se enderezó y le dedicó una sonrisa amable, la cual estaba ocultando sus verdaderas intenciones.
—He sintetizado mágica pura, después de hacer varias pruebas, claro está— El lagarto comentó esto con tono casual, pero Magica de inmediato comenzó a adoptar una actitud defensiva.
—¿Quién demonios eres?—
—Oh, es cierto, no me he presentado— El hombre asintió levemente y agregó —Soy Adam A. Solego, puedes decirme Solego si lo prefieres—
Magica frunció el ceño con desconfianza, pero la magia que contenía aquel polvo era real. Rápidamente, conjuró una taza humeante de café, y al probarla se dio cuenta que era perfecta.
Pudo crear materia de nada, sin esfuerzo alguno, esto era magia pura de manipulación de realidad.
—¿Por qué me ofreces esto? Teniendo algo tan poderoso a mano, no creo que necesites ayuda de nadie—
—En eso te equivocas, verás, hace poco perdí mi laboratorio y mi base de operaciones en Saint Canard— Solego sonaba un poco molesto, pero de inmediato cambio de actitud, como si hubiera hecho las paces por aquella situación —Fue un error de cálculo de mi parte, había sentido un territorio de bruja muy poderoso, y pensé que estaba bajo ataque—
Magica tragó saliva, no quería pensar en la bruja de las pesadillas con la que se enfrentó hace poco.
—Me gustaría que me ayudes a conseguir un nuevo laboratorio, para seguir realizando mis experimentos—
La hechicera miró con desconfianza al lagarto, pensó en atacarlo con la magia que tenía a disposición, pero sintiendo su territorio alrededor, iba a ser inútil. Además, sería interesante tener más de ese polvo mágico a disposición, le picaban un poco los dedos para usar magia.
—Si te ayudo ¿Cuál será mi pago?—
—Podré proporcionarte de mí producto de mayor calidad, y también tendrás una parte de las regalías que pueda llegar a conseguir— Ofreció coloquialmente Solego, su lengua bífida salió por un momento de su boca, como si quisiera captar algo en el aire.
Era obvio que no confiaba del todo en Magica.
—¿Lo piensas vender?— Preguntó la hechicera.
—Por supuesto, es un negocio fructífero, hay tan poca magia en la actualidad que la gente se matará por conseguir un poco de mi producto— Declaró de manera prepotente y altiva, como si no hubiera forma de fallar en su empresa.
Magica no parecía del todo convencida, pero pensó que no tenía nada que perder. Extendió su mano para cerrar el trato, y Solego se la estrechó con una sonrisa predadora.
—Espero que cumplas, o te convertiré en cabra—
—No te preocupes, bienaventurada De Spell, tienes mi palabra como brujo de la luz, que no te arrepentirás de este trato— Sin embargo, una risa suave y ciceante invadió cada rincón de la casa, augurando días de sufrimiento para todo aquel que se cruce con Solego.
Solo que Mágica en ese momento, no tenía idea con quien se había metido.
(…)
FIN… Por ahora.
N/A 1: El final de "La varita mágica" ya llegó y creo que quedó bastante bien cerrado todo, nos vemos dentro de un mes para la continuación "Polvo de hadas", que ya está siendo escrito. Un gusto haber regresado y espero poder seguir escribiendo más.
Saludos cordiales a todos.
