¿Cuándo comenzó a sentirse de esa manera? No sabría asegurarlo, y hubiera preferido no darse cuenta de lo que estaba pasando en su corazón, es decir, sabía que no había posibilidades de ser correspondido porque no podía compararse a ella; tampoco es como si quisiera competir, no era su objetivo, pero se sentía mal de solo pensarlo.

Aunque se había prometido no volver a sentirse así, caía una vez más, y lo peor de todo es que, aunque lo intentara no era tan simple superarlo, menos si lo veía todos los días, y ahora siendo el capitán y el vice capitán del equipo, tenían que estar más tiempo juntos. Con un simple roce, le hacía estremecer todo el cuerpo, le removía el estómago, estrujaba su corazón y nublaba su juicio.

Pese a todas las emociones que estaba experimentando actualmente, lo cierto es que tampoco había podido olvidar a su ex, con el vivió tantas experiencias y por primera vez tuvo tanto miedo e inseguridades por lo que llegará a pasar, siempre se encontraba en un estado pesimista, creyendo que todo terminaría en cualquier momento.

Mientras estaba concentrado en sus pensamientos recibió una llamada; se encontraba solo en el vestidor una vez que la práctica había terminado, todos se habían ido, menos él, ya que quería ver si de esa manera podía despejarse; pero la persona que le estaba marcando era a quien menos deseaba escuchar. Entorno los ojos mirando fijamente a la pantalla, dejando que se perdieran dos llamadas, pero, aun así, a la tercera decidió responder.

- Hideo – contestó con una voz pastosa

- ¿Cuánto tiempo, Chikara? – se escuchaba una voz seductora, aterciopelada.

- no el suficiente al parecer

- bueno, al menos esta vez tomas mi llamada, pensé que volverías a mandarle al buzón como siempre

- sólo estoy cansado, sino contestaba seguramente estarías molestando el resto del día

- Chikara, yo...

- ¿Vas a pedirme lo mismo?

- no es que vaya a rendirme

- estoy cansado de esto, ya no quiero seguir siendo algo que puedes usar y tirar

- Chikara, jamás te he considerado de esa manera, sólo quiero que hablemos, arreglemos esto... de verdad que te extraño

- ¿y cuánto tiempo va a durar? ¿un mes? ¿dos? No voy a estar esperándote siempre y ver que días decides que soy yo y otros en los que algo más es lo importante, sé que terminarás dejándome de todas maneras

- puedes dejar por un segundo de ser tan pesimista, intentarlo no fue malo, y sólo es cuestión de que pueda organizarme

- basta, esta va a ser nuestra discusión eternamente, no puedo lidiar con esto

- vamos, dame una oportunidad

-... ahora hay alguien más

-...

- voy a colgar, por favor ya no llames

Colgó el teléfono y se dejó caer al suelo, terminar con el ex capitán de tenis había sido bastante tortuoso para él, siendo que era la primera vez que se entregaba emocionalmente tanto a alguien, y estaba dispuesto por momento a arriesgar todo con tal de mantenerlo, pero no pudo ser así, al final su última separación dolió y lo dejó pensando que volver a intentarlo sólo terminaría en la misma situación. Es por eso que ahora, le resultaba tan difícil sentir lo que sentía por una nueva persona.

Recordó cómo poco a poco se fue enamorando de Oujiyama, en ese momento él no necesitaba tener el valor para arriesgarse, el rubio lo tenía para ambos, siempre fue quien dio el primer paso, la persona que lo llevaba a los límites y al final, quien le rompió el corazón. Hideo había significado tanto en su corta vida, pero había dejado grandes marcas en su existencia, no era la primera persona con la que salía, pero si el primero con quien quería mantener algo serio y duradero por momentos, por otros sabía cómo terminarían las cosas. Recuerda que por un momento pensó que su relación llegaría por lo menos hasta que ambos estuvieran en la universidad, fue patético pensarlo, aunque sólo fueron siete meses de altas y bajas, aquellos se convirtieron en los más intensos y apasionados. Por eso le daba miedo escucharlo, porque, a pesar de que sentía algo por otra persona, sabía que era imposible que ambos estuvieran en una relación, lo que lo llevaría a caer de nuevo por Hideo.

Había algo extraño en el nuevo capitán del equipo, imperceptible para cualquiera, pero, por alguna razón podía notar que en ese rostro inexpresivo había una profunda tristeza reflejada, aunque le parecía algo impropio preguntarle, sabiendo que, probablemente terminaría con un golpe en la cabeza si lo hacía, así que solo se limitaba a observar cada una de sus expresiones o movimientos.

Ryunosuke empezó a notar el extraño comportamiento de su amigo en las vacaciones del fin de curso, pero no comprendía cuál podría ser la razón, tal vez, solo era un poco de nostalgia porque ya no vería a sus compañeros ahora que iniciaban un nuevo rumbo en su vida, después de las nacionales. Pero Ennoshita no era ese tipo de persona, es más, seguramente se sentiría orgulloso de que los mayores iniciaran una nueva etapa en su vida, por lo que le parecía extraño que siguiera triste solo por eso después de tanto tiempo.

Por otro lado, Ennoshita si sentía algo de nostalgia por los mayores, pero sobre todo le pesaba por su nueva responsabilidad, sobre todo, porque sentía que no podía igualar el trabajo de Daichi o Sugawara, es decir, levantar el ánimo de un equipo y mantenerlos inspirados, sabía que no tenía tanta fuerza mental para lograrlo; pero, aún con todos esos conflictos internos, lo que distraía su mente era un tema aparte, una parte de su vida que mantenía en privado de los demás, porque, al final tampoco quería ser juzgado.

Ni siquiera sabría cuándo comenzó... no, si lo sabía, supo cuál fue el momento en el que perdió el control de sus sentimientos, era vergonzoso y al mismo tiempo le dolía tanto, y que, aunque pudo hacer muchas cosas para evitarlo, él también fue el culpable de que las cosas terminaran como lo habían hecho.

Todo había comenzado cuando, unos compañeros de su clase lo habían invitado a una cita grupal, en retrospectiva, nunca debió de haber aceptado, pero lo hizo por la insistencia de sus compañeros a los que les hacía falta gente para tener la reunión completa. Al llegar al restaurante se sorprendió de que sus amigos fueran tan tontos como para invitar al popular capitán del equipo de tenis; es decir, todas las chicas de la escuela perdían la cabeza con él estando cerca, ni imaginar a las chicas de otro instituto que acababan de ser impresionadas por el atractivo de Hideo. Obviamente toda la atención durante los primeros treinta minutos de la reunión la tenía acaparada el chico alto y rubio, Enoshita no comprendía cómo habían sido tan torpes como para invitarlo, sin prever que ese sería el resultado.

Pero los chicos, pensaron que si llevaban a alguien como Oujiyama todo resultaría bien, porque las chicas mostrarían interés en ir, aunque obviamente las miradas estarían fijas en el tipo atractivo y talentoso, y no suficiente con eso, era un gran hablador, sino fuera porque sabía que Hideo era bastante labia él también estaría perdido en sus ojos miel, es decir, había veces en las que incluso a él se le desviaba la mirada cuando lo veía pasar por el pasillo, pero, era un hecho que todos sabían que el capitán tenía fama de Don Juan y aún con eso tenía un montón de chicas consagradas a su alrededor.

Los chicos comenzaban a desanimarse y sentir un profundo odio hacia el rubio, el cual no tenía la culpa, solo estaba siendo el mismo de siempre, Enoshita estaba convencido de que había sido un pésimo plan por parte de sus compañeros, pero bueno, incluso para él que no estaba interesado en participar, era un poco fastidioso que ni siquiera sintiera pena por los chicos que se veían como perros abandonados, así que, decidió ayudarlos un poco. Era bueno hablando, así que cuando empezó una conversación las chicas comenzaron a prestarle atención y de esa forma fueron interactuando con los demás, incluso, una de las chicas le llamó la atención la madurez con la que se comportaba y comenzó a coquetear con él; en algún momento Chikara volteo a ver a Hideo y descubrió en el un deje de molestia por haberle robado la atención, pero decidió ignorarlo y seguir con la conversación; parecía que todos estaban disfrutando de la salida ahora que tenían la oportunidad de interactuar con las lindas chicas del otro instituto.

Terminaron la reunión y algunos se fueron en parejas para continuar con la velada, en cuanto a Ennoshita, aunque la chica que tenía la mira puesta en él lo había invitado a ir a otro lado para continuar con su plática, el se negó, argumentando que tenía un compromiso en el que debía estar (mentira), y que había tardado más de la cuenta por disfrutar mucho de aquel rato, así que eso dejo sonrojada a la chica, quien lo dejó ir un poco satisfecha y un poco con ganas de seguir hablando con él. Se despidió de todos y decidió volver a su casa, pero fue detenido al dar la vuelta en la esquina y empujado contra la pared, le dolió un poco el golpe en la espalda, pero lo que le sorprendió más fue ver quién era el causante. Hideo estaba frente a él con el ceño fruncido, una cara de pocos amigos y la mano sobre su hombro, mientras lo retenía contra la pared.

- ¿te puedo ayudar en algo? – atinó a decir el pelinegro al no saber qué estaba pasando.

- no lo sé, ¿puedes?

- es lo que te estoy preguntando, no entiendo porque de la nada te pones agresivo – Enoshita retiró la mano del rubio que estaba sobre su hombro, ya que le estaba lastimando por la fuerza ejercida.

- dices que no lo entiendes, primero te robas a la chica en la que tenía puesto el ojo y luego la dejas sin más, ¿te estas burlando de mí?

- mira, no tengo razones para burlarme, en primer lugar, yo que iba saber en cual estabas interesado si las tenías a todas revoloteando a tu alrededor y no parecías tener preferencia, y dos si la deje, es porque tengo otras cosas que hacer.

- si claro, lo único bueno que tiene que hacer alguien como tú es estudiar, o ser una sombra en su equipo.

- woao, nunca pensé que fueras del tipo bravucón, digo, sé que eres bastante idiota y egocentrista, pero no que tu ego fuera tan frágil – de echo le sorprendía que supiera quién era él, a menos que haya preguntado por él mientras estaba distraído, aunque sus referencias no fueran del todo buenas.

- estás jugando conmigo, ¿verdad?

- no, es más ni siquiera me interesa tener esta discusión, si tanto te gusta la chica, creo que todavía puedes alcanzarla, con algo de tu cara bonita y un poco de tu palabrería igual y puedas convencerla, pero no creo que esté interesada, igual te recomiendo que no seas un bruto como ahora

- te crees muy listo, ¿no es así?

- por favor, para. De verdad no quiero ser golpeado por ti, por una tontería – manifestó con cierta ironía.

- serás – Hideo lo miró con una expresión seria, pero poco su faz cambio por una enorme sonrisa de oreja a oreja acompañado de una buena carcajada – mi dios, que serio eres, no pude aguantar más

- ¿eh? – la cara de consternación de Chikara no tenía igual, pues no comprendía nada - ¿me perdí de algo?

- qué lindo eres – esas palabras dejaron a Ennoshita con un rojo brillante en el rostro – no puedo creer que seas tan denso, es decir, te he visto tan recio toda la noche, que hasta me sorprendió que la chica linda se fijará más en ti que en mi

- ¿te han dicho que eres un idiota?

- ¿No sabes hacer otra cosa más que preguntar?

- Solo intento descifrarte, no entiendo si estas enojado o simplemente estás loco

- un poco más de lo segundo, era claro que quería pasar más tiempo contigo y la desaíras como si nada, obviamente me ofende muchísimo que me robes a mi chica y luego no hagas nada.

- está claro que no quería robarte a tu chica, solo buscaba que dejaras de acaparar toda la atención, sabes cuánto estabas desanimando a los demás

- hey, no es culpa mía que a ellos les falte confianza

- y tú tienes de sobra

- acaso crees que voltearon a verte por tu bonito rostro o porque tu plática fuera interesante, no, fue porque te mostraste seguro y eso le dio valor a los demás, eso es lo que más les atrae a las personas

- ehh... ¿gracias?

- amigo, necesitas relajarte más y vivir la vida, no seas un mojigato

- lo tendré en cuenta, ahora, ¿me dejarías ir a mi casa?

- uff, tengo que hacer algo contigo para desinhibirte

Ennoshita jamás pensó que llegaría a tener ese tipo de conversación con Hideo, es decir, no creyó que llegaran a hablarse en algún momento; pero ese fue el detonante para toda su historia. A partir de ese momento, toparse con el rubio en el pasillo fue algo común, un saludo por aquí, cruzar palabra por allá, hablar sobre las competencias o sobre asesoría de inglés.

Pronto pasar el tiempo juntos se volvió algo natural, y Chikara se sentía a gusto a su lado, podía platicarle de lo inseguro que se sentía sobre su estancia en el equipo, o de lo tontos que a veces eran sus compañeros o lo problemáticos que eran los menores. Compartían gusto y fue gracias a Hideo que se atrevió a hacer cosas que nunca imaginó hacer por cuenta propia, y final se sentía bien, porque no se arrepentía a probar cosas nuevas, para estar empezando su segundo año de preparatoria lo veía como una buena experiencia, un complemento casi perfecto.

Lo único que no le gustaba, fue darse cuenta de que se estaba enamorando de esa boba sonrisa, y de esos ojos miel, que había momentos en los que se encontraba babeando por el chico por el que muchas perdían la razón, le daba miedo que Hideo se diera cuenta de ello y se distanciara de él.

Lo que fue una gran sorpresa, es que fuera el rubio quién le robará un beso de la nada, en la sala del cine, en una película de ciencia ficción, esos suaves labios tenían un sabor salado, pero fue el beso más estremecedor que había tenido, y no parecía un accidente, algo que se pudo haber evitado, esta acción tenía toda la intención del capitán, pudo sentir una resbaladiza lengua por toda su boca y al finalizar unos dientes mordiéndole el labio inferior, se quedó sin aire, sin habla, no podía reaccionar. No era su primer beso y estaba actuando como si lo fuera; se preguntaba si aún en esa oscuridad Hideo se daría cuenta del temblor en sus manos, o del ardor de su cara, se preguntaba si acaso se había dado cuenta de lo que estaba sintiendo y está era su manera de burlarse de él.

- respira – dijo Hideo al ver que Ennoshita se había quedado como una piedra, a lo que dio un respingo para dejar entrar aire a sus pulmones, lo más disimulado que pudo.

- Me... me tomaste de sorpresa – alcanzó a decir y se acomodó en su lugar, para actuar como si nada hubiera pasado, no quería emocionarse ni devastarse enfrente de él.

Ambos dejaron pasar el día como si nada hubiera pasado, y aunque al principio fue algo incomodo entre los dos, con el pasar de los días poco a poco fue relajándose más, y el contacto físico se iba pronunciando, había momentos en los que Hideo tomaba de la cintura a Ennoshita, que provocaba que le temblaran las rodillas. Los besos, duraban más tiempo, y el pelinegro poco a poco iba correspondiendo con bastante deseo.

Una de esas tardes en las que estaban teniendo una sesión de estudio, Ennoshita pudo sentir la profunda mirada de Hideo sobre él, lo cual le estaba poniendo incómodo.

- dime una cosa – Hideo rompió el silencio.

- ¿qué sucede?

- ¿quieres salir conmigo? – eso tomó desprevenido a Chikara, sin saber cómo reaccionar.

- dime cuando y armamos el plan – alcanzó a decir, en su intento desesperado por desviar el tema.

- no eres tan maduro como quieres aparentar, lo sabes, ¿verdad?

- Hideo deja de bromear conmigo.

- y ¿quién está bromeando?

- ha sido divertido, e incluso emocionante hasta ahora, pero creo que deberíamos dejar este juego – respondió Chikara con bastante seriedad, porque había una parte de él que seguía sin creer que el chico popular se fijará en él así sin más

- pues, no sabía que estabas jugando, yo he sido bastante serio al respecto

- si claro, señor "déjate llevar"

- es increíble que con todo el tiempo que pasó contigo, y que he sido bastante abierto, creas que estoy bromeando con esto

- cómo se supone que te tome en serio cuándo has salido con media preparatoria

- no pensé que fueras el tipo de persona que cree rumores, es verdad que coqueteo mucho, con muchas chicas, pero no salgo con cualquiera, mis relaciones han sido bastante serias, y han terminado porque todas piensan lo mismo que tú ahora, pero fue mi error creer que serías diferente, no dejabas de darme señales de que te gustaba y, sin darme cuenta también comenzaste a gustarme, y ahora me siento tan patético aquí creyendo que podíamos empezar una relación sería, muriéndome de nervios para preguntarte algo como esto

- Hideo – con cada palabra del rubio Ennoshita se quedaba con la boca abierta. Y por más que le llamaba, seguía en su mundo sacando sus preocupaciones – Hideo

- y ni siquiera me importa que seas un chico, es decir, siempre me han gustado las mujeres, pero nadie me hace sentir como tú, y woao, que descubro, que sólo soy el juego de alguien para pasar el rato, cuando, aquí estoy yo, tomándome con sinceridad tus sentimientos y pensando cuál sería la mejor forma de cuidarte...

Había un poco de emoción con cada palabra que el rubio sacaba, jamás imaginó ver al chico perfecto así de alterado, y su corazón se calmó un poco con todas las inseguridades que le provocaba corresponderle. Lo tomó de los brazos, a los que Hideo se quedó callado y lo miró con una tristeza indescriptible, Chikara sonrió con dulzura y beso a Hideo de la misma manera, suavemente, con amor, poco a poco se dejaron llevar, y ambos terminaron en el suelo de la habitación del pelinegro, su corazón latía a mil por hora, insistía que no era su primera relación, su primer beso o su primera vez, pero a diferencia de lo demás era la primera vez que sentía tantos nervios y emoción, todo se desborda.

Después, cuando estaban más calmados y con el hambre alimentada, Chikara decidió ser honesto.

- la verdad, es que tengo miedo.

- ¿de qué?

- es tu primera vez con un chico, y si de pronto me dices que no te gusto, o que te cansaste de experimentar; no es por ti, pero regularmente siempre es curiosidad

- supongo que al principio si me causaba curiosidad, ya que no dejabas de darme señales de que te gustaba, pero no sabía si debía interpretarlo así, porque otras veces pasabas totalmente de mí, y cuando te besé me di cuenta que era cierto, pero me di cuenta también de que a mi ya me gustabas mucho

- entonces, sí que estabas saciando tu curiosidad

- no te lo voy a negar, pero ahora estoy siendo muy serio, si quisiera seguir de curioso no te pediría salir, si hemos estado haciendo tantas cosas sin tener ninguna clase de ataduras

- está bien, voy a intentar no preocuparme y confiar en ti

- dime cuando te haga sentir inseguro, para que podamos solucionarlo

- rayos, porque eres un chico tan perfecto

- bueno, al menos puedes decir que sales con un chico asombroso

- ¿es en serio?

- claro que sí, soy asombroso, eso no se puede negar, soy guapo, inteligente, todo un orador y el mejor deportista de la escuela, qué más puedes pedir – jugueteo con sus cejas, bastante orgulloso de sí mismo.

- no me refiero a eso, no piensas en serio en ir por ahí diciendo que somos pareja. ¿No?

- si me sales con que te doy pena, me voy a dar un tiro.

- Hideo, hablo en serio. Lo mejor es mantener esto entre los dos, al menos por un tiempo - en el rostro de Chikara se había dibujado una preocupación abrumante.

- lo que no entiendo es por qué no podría.

- oye, eres el adonis de la escuela, sabes cómo irían tras de mí, todas las chicas a las que le robe su hombre – decidió ir en esa dirección al ver que Hideo no pensaba dar marcha atrás, de todos modos, si al final el rubio se arrepentía no quería que se hiciera público.

- ok, ok, se hará como tu digas, si eso te hace sentir más tranquilo, pero no te va a durar mucho tiempo, te lo dije, estoy siendo bastante serio al respecto

- por mi está bien, así me dejas asimilar que salgo con la gallina de los huevos de oro

Esa tarde fue bastante intensa, llena de emociones y de toda una nueva experiencia para ambos chicos, no se podía igualar.

El inicio del fin lo embriagaba de nostalgia, no quería recordar el momento en que todo comenzó a fracturarse, prefería quedarse con los buenos recuerdos, y era eso, lo que muchas veces en las practicas lo tenía en las nubes y decaído.

Ese cambio súbito en el comportamiento del pelinegro era un poco inesperado, para alguien quién siempre parecía ser la calma en medio de la tormenta, pero el único que parecía notarlo era el vice capitán, Ryu estaba al pendiente del pelinegro, porque sentía que a pesar de sentirse inseguro con su puesto de capitán era otro asunto el que lo mantenía fuera de este mundo. Así que hacía todo lo posible para llamar su atención y distraerlo de sus preocupaciones, que se entretuviera en algo más; pero si no conocía la razón de lo que le tenía así iba a costarle mucho trabajo.

Estaba preocupado por su amigo, y sentía que no podía hablar con nadie al respecto, porque todos le dirían que lo deje estar, que Ennoshita era suficientemente maduro para poder ocuparse de sus asuntos, solo Noya creía que si alguien podía levantarle el animo a Chikara era él. Por eso es que se esforzaba por sacarle una sonrisa o ocuparlo en sus disparates, aunque a veces realmente intentaba ser un buen líder y hacer cosas geniales, pero siempre que volteaba a mirar al pelinegro, este estaba perdido en sus pensamientos.

- tierra llamando a Chikara, hola – gritaba Ryu frente a un Ennoshita distraído – Chikara hay una linda chica preguntando por ti

- no digas tonterías – respondió con un tono seco.

- pero solo así me haces caso, qué barbaridad, quién es la que te trae así

- oh, por dios, basta, ¿por qué no estás entrenando?

- porque el capitán está en su mundo y el entrenador salió un momento, que por cierto ya tardo bastante, así que seguimos esperando tus indicaciones

- se supone que para eso tengo un eficiente vice capitán, que puede encargarse de todo, porque es super espectacular

- es lo que yo digo, pero esos bribones no me tienen el más mínimo respeto – señaló al grupo de novatos que se mantenía ignorándolo, mientras que los de segundo estaba en sus típicas actitudes

- si hicieras el trabajo que te corresponde, esto no pasaría, es increíble que el As de nuestro equipo este perdiendo tanto.

- oye, solo estoy en una mala racha, además tengo que hacerme cargo de todo aquí mientras tú andas pensando en quién sabe quién

- ugh, claro que no, solo estoy un poco distraído eso es todo

- Ennoshita, ya en serio, ¿pasa algo? No has sido tú desde las vacaciones

- no ha pasado nada, solo estoy con tanto ahora, los estudios, el equipo, ser capitán no es fácil, pensar en la universidad, simplemente es demasiado y estoy intentado equilibrar esto con aquello – mintió, con algo de verdad, pero hasta ahora se había guardado el tema de Hideo sólo para él, y pretendía que siguiera así, hasta que pudiera superarlo.

- sabes, siento que no debo creerte, pero amigo, puedes confiar en mí y cuando quieras hablar te escucharé

- vaya, suenas como todo un buen líder, un poco confiable

- ¿cómo que un poco? – se sintió algo indignado – pero hablaba en serio cuando dije que el único que podía guiar el equipo eres tú, Chikara todos confiamos en ti para esto, pero sobre todo yo, por eso cuando te veo tan decaído siento que no puedo dejarlo pasar

- ¿Por qué? – se aventuró a preguntar.

- honestamente, simplemente no puedo permitir que nuestro capitán se desmorone frente a mis ojos, eres mi amigo, quiero verte bien

Chikara miró detenidamente a Takana por un momento, se preguntó en qué momento había madurado tanto, pero lo sabía, en los momentos que eran más importantes siempre estaba él para poder sacarlo de la oscuridad que lo envolvía, si él no podía luchar Ryu lo haría en su nombre y pelearía incansablemente.

Había veces en las que lo envidiaba, todo ese valor y esa capacidad para dar el primer paso, si fuera un poco como él entonces no tendría que preocuparse por sus inseguridades, podría decir lo que piensa, podría sentirse suficiente, tanto en su rol como capitán como en sus relaciones.

- Gracias Ryu – el pelinegro le miró con unos enormes ojos de sincero agradecimiento, con las penas en la garganta, penas que no saldrían por ahora, pero escuchar eso realmente le reconfortaba – sé que puedo contar contigo

- así es bro – respondió con un dejo de nerviosismo, era extraño, pero ver a su compañero con esa expresión le había provocado una extraña sensación que recorría cada parte de su cuerpo – cualquier cosa que necesites

- lo que necesito ahora, es que seas un buen vice capitán y pongas a trabajar a esos muchachos

Lo animó a ir con los chicos de primer año para orientarlos un poco y así comenzar con una práctica de recepciones a fin de que pudieran mejorar para el próximo juego amistoso que iban a tener con Nekoma, algo que debía volverse una tradición sin duda.

Miró a Tanaka de nuevo, con cierto cariño, sabía lo que no podía ser, pero le reconfortaba bastante contar con él como amigo, y aunque podía ver cierto patrón en el tipo de personas que le gustaban, lo cierto es que su compañero y amigo era muy diferente de los demás. Así que estaba agradecido que su corazón estuviera sanando, y que esas heridas fueran curadas por el otro.