Para Tsukishima no había sido fácil tener que ser testigo en repetidas ocasiones del descaro de Yoshida con sus acercamientos hacía Tadashi, de vez en cuando llegaba a ver cómo le tomaba de la mano, o incluso le rodeaba los hombros con el brazo, y como el peliverde con una gran incomodidad se encogía de hombros y su rostro se cubría de un rojo brillante.
El rubio pensaba que terminaría con un fuerte problema estomacal si seguía presenciando escenas como esas, no es que le provocará asco, era más como una sensación en la que se estaba reprimiendo emocionalmente y como si todo se anidara en la boca del estómago, propiciándole un dolor constante.
El viaje a Tokio llegó, todos parecían muy emocionados por las prácticas que tendrían con el Nekoma, aunque también era un poco triste no poder ver a todos esos conocidos y ruidos compañeros, porque ellos también se habían graduado.
Lev recibió a Hinata con gran entusiasmo saltando de un lado al otro, pronto se acercó el entrenador para hablar con Takeda y Ukai para llevarlos al gimnasio con todo el equipo, el peligris presumía que había crecido un par de centímetros más y había aprendido un montón de jugadas a lo que Hinata solo podía ponerse celoso por la altura, y decirle que no se lo dejaría tan fácil, que él también había mejorado, ya adentro los saludaron los chicos que conformaban el actual equipo de Tokio y el rostro cansado de Kenma se apartaba del teléfono para saludar desganado, asintiendo la cabeza, a lo que Hinata le respondió con gran intensidad. Ambos equipos formalizaron las presentaciones, sobre todo por los nuevos miembros y empezaron los calentamientos, lo que llevó a que la práctica transcurriera sin problemas.
Por un momento Kei extraño estar con los ruidosos chicos que siempre le estaban presionando, pensando que por lo menos así habría podido distraerse y no pensar en las cosas que le hacían un hoyo en el estómago.
Para su sorpresa, al día siguiente se encontraban tres de los chicos para ayudarlos con la práctica, Kuroo, Bokuto y Akaashi, quienes tenían cierto aire de madurez que emanaban las personas universitarias, aunque a Kei le seguía pareciendo un poco bobo la actitud infantil de Bokuto. Pero, aun así, Tsukishima estuvo infinitamente agradecido de verlos y que lo presionaran tanto durante las prácticas, ya que lo dejaban tan agotado que no podía pensar en nada más que en el dolor muscular. Hablaron de cómo era la universidad, Kuroo confesó que él por su parte había decidido no entrar a un nuevo equipo para concentrarse en sus estudios, Bokuto dijo que le daba mucho tedio tener que seguir tomando clases, cuando realmente quería pasar el mayor tiempo posible en la cancha, a decir verdad, la universidad lo tomaba como un atleta de alto rendimiento y lo dejaban no tener las notas que se esperaban, ya que seguramente se convertiría en un profesional del deporte. Akaashi seguía practicando, aunque en un equipo menos relevante que el del peliplata, de todos modos, utilizaba sus ratos libres para apoyarlo con sus tareas y trabajos, sobre todo porque quería ver lo que Bokuto podría llegar a hacer en la cancha con gente de su calibre.
Cuando les preguntaron a los más grandes que estaban haciendo ahí si estaban tan ocupados, Kuroo no pudo evitar responder que no podía dejar a Kenma solo tanto tiempo, que si no se tomaba esos ratos para ver como iba, era seguro que el nuevo capitán terminaría dejando el equipo, por lo que no podía permitirlo, y el peliplata no quería perderse la oportunidad de practicar con Hinata una vez más ahora que podía ir de un lado a otro sin muchas preocupaciones, y así podía seguir practicando por las tardes y Akaashi había sido simplemente arrastrado a ir, pero no le desagradaba.
Después de unos días, mientras estaba sentados en una esquina del gimnasio, tomando un descanso después de la práctica, Akaashi se acercó a Tsukishima y le preguntó si es que acaso sucedía algo, porque jamás lo había visto tan interesado en participar en los entrenamientos, y en las horas de comida permanecía con ellos en vez de comer con Yamaguchi, a quien había visto todo el rato al lado de un chico nuevo.
- no es nada realmente – dijo Tsukishima intentando sonar despreocupado.
- es solo que me parece extraño, ya que el año pasado, por más que practicabas con nosotros, siempre eras obligado a venir y ahora estas aquí por voluntad propia, además de que siempre pasabas tus ratos libres con Tadashi, así que me parece antinatural que esta vez no sea así, ¿se pelearon?
- no, estamos bien, es solo que le estoy dando un poco de espacio
- ¿por?
Bueno, ciertamente Tsukishima no iría por ahí hablando de las relaciones de su amigo, ya que a él no le correspondía, además entre esos dos todavía no había nada, estaban en su periodo de prueba si podía llamarlo así. Cerró los ojos y chasqueo la lengua.
- pasaron algunas cosas, pero todo está bien, lo hablamos
- ¿terminaron? – inquirió Akaashi levantando una ceja.
- no, ya te dije, lo hablamos y seguimos siendo amigos – respondió sinceramente, pero sin comprender del todo la pregunta del mayor.
- entonces si terminaron, vaya, ustedes dos me parecían una linda pareja, bastante sólida
- ¡¿pareja?! – la cara de confusión de Tsukishima parecía una obra de teatro – Akaashi te refieres a pareja de amigos ¿verdad? – respondió un tanto escandalizado.
- me refería a pareja de novios, ¿no es así? – respondió realmente asombrado por ello – perdón, es que la verdad siempre me dieron esa vibra
Tsukishima se llevó las manos a la cara sin saber que responder, ¿eso era lo que la gente pensaba de ellos?, es decir, la idea no le parecía desagradable, pero siempre había considerado al peliverde como su amigo y nada más, ¿verdad? y estaba seguro de que también era así por parte de Tadashi, aunque nunca se había puesto a pensar en ellos en realidad; aunque había algo muy dentro de él que pensaba de manera diferente, algo que había estado suprimiendo desde hace mucho tiempo.
- no entiendo – insistió Akaashi a quien realmente le había tomado por sorpresa haberse equivocado – realmente me parecía que ustedes dos estaban juntos de esa manera
- pues no es así, ahora él está con este tipo – confesó finalmente, con un tono de molestia en su voz. Pero cuando reparó en lo que dijo agregó: - por favor no le digas a nadie
- descuida, no lo haré... vaya, y yo pensando que Tadashi debía estar realmente enamorado de tí, siempre me dio esa sensación
- nosotros nunca... ¿hemos sido de esa manera? – ahí estaba de nuevo, la gente de su alrededor viendo cosas de las que él no se había percatado, pero, antes ya se habían equivocado, quizá solo era más de lo mismo, quizá.
- entonces, ¿solo estas celoso de que tu mejor amigo pase más tiempo con alguien más que no seas tú? – inquirió, porque ciertamente tenía que haber algo para que el rubio actuará diferente de lo habitual.
- no estoy celoso, ¿Por qué tendría que estarlo?, está claro más que soy su mejor amigo y Yoshida solo es alguien que lo está pretendiendo, Yamaguchi aún no ha decidido salir con él – respondió un poco a la defensiva.
- bueno, tu cara dice otra cosa, durante las comidas parece que vas a decapitar a alguien, ya que siempre estas con el ceño fruncido cuando miras en dirección a Tadashi
Era imposible, definitivamente Yamaguchi no le gustaba de ese modo ¿verdad?, era solo que, siempre habían estado juntos desde primaria ¿cierto?, y luego estuvo a su lado todo este tiempo cuando tuvo la crisis con su hermano y si, el peliverde era el único que podía hacerle ver las cosas con claridad y calmarlo; pero eso solo probaba la amistad que habían forjado durante todos esos años, ¿no? Pero por un momento, tan solo una fracción de segundo, se imaginó al peliverde enamorado de él, imagino esos ojos color oliva mirarlo con ternura, como cerraría los ojos inocentemente para darle un beso en los labios y como le diría cuánto lo quiere y él sería la persona más feliz del mundo... No, lo que estaba pensando era una locura, quizá Akaashi tenía razón y solo estaba celoso de que su mejor amigo pasará tiempo con alguien más, eso era lo más lógico.
- a Yamaguchi yo no le gusto – masculló, pero al parecer solo el contrario, había notado que esas palabras las había dicho con el corazón roto.
Akaashi quería preguntar que era entonces lo que el rubio sentía por el peliverde, pero supo que era mejor no hacerlo, porque probablemente eso complicaría más las cosas, pues, si lo que él pensaba era cierto, era mejor que las cosas fluyeran a su propio ritmo y no entrometerse demasiado, porque era algo que Tsukishima tenía que averiguar y experimentar por su cuenta.
En la última noche del entrenamiento, mientras Kei salía del gimnasio para que le diera un poco de aire fresco, se topó con lo último que esperaba ver esa semana, Yoshida tenía atrapado contra la pared a un asustadizo Yamaguchi, a quien le temblaban las piernas y cerraba con fuerza los ojos, se podía notar como aguantaba la respiración, mientras el castaño ejercía más presión y profundizaba un beso, bastante apasionado, Yamaguchi tenía sus manos sobre el pecho del castaño, mientras que las manos de Ikki se posaban sobre las mejillas del peliverde y bajaban lentamente, por los hombros hasta la cintura de su mejor amigo, haciendo que sus cuerpo se acercarán más.
Tsukishima también sostuvo la respiración y pusó todo su esfuerzo para no ir corriendo a separarlos y terminar esa locura, sobre todo porque Yamaguchi no se veía cómodo siendo forzado de esa manera; pero él ¿con qué derecho podría entrometerse?, solo dio media vuelta y se dirigió de nuevo al gimnasio donde se encontraban todavía los chicos hablado de unas jugadas que podrían utilizar para los próximos juegos, por lo que, el único que notó lo afectado que se encontraba Tsukishima al entrar fue Akaashi, quien se acercó poniendo una mano sobre su hombro para consolarlo, pero una vez más prefirió no continuar insistiendo en el tema del que habían estado conversando, pero lo escucharía si es que Kei quería hablar de ello.
El regreso a Miyagi fue tortuoso por igual, no porque tuviera que ir sentado al lado de Yachi, quien gracias al tiempo que habían pasado juntos ya no estaba tan nerviosa por estar a su lado, sino porque no podía quitarse esa imagen de la cabeza. Además, Yachi no podía quitarle la vista de encima, a quien le sorprendía que no estuviera sentado junto a Yamaguchi; aunque el peliverde no había tenido siquiera oportunidad de elegir sentarse con su amigo, porque Yoshida inmediatamente tomó el mando y le insistió para que se sentaran juntos.
- es raro - dijo Hitoka con una voz bajita.
- ¿qué cosa? – respondió Tsukishima, lo más tranquilo que pudo, aunque ya sabía a qué se refería. Es que acaso, todo tenía que ser Tsukishima y Yamaguchi, había muchas cosas que no hacían juntos, él no los acompañaba a los entrenamientos con Shimada, Yamaguchi no iba a sus prácticas con el equipo de Akiteru; ambos podían estar perfectamente bien sin el otro, y aun así seguir siendo tan unidos como siempre, algo como el tratar con otras personas, o hacer otras actividades no los distanciarían, pero con la llegada de Yoshida, hacía parecer que la dupla se había roto y no iban a hablar nunca más, eso hizo que las tripas de le retorcieran.
- ¿eh? Bueno, es que tú y Yamaguchi siempre viajan juntos, eso es todo – la rubia jugaba con sus dedos, comenzando a sentirse nerviosa.
- si sabes que no estamos unidos con pegamento, ¿verdad?
- ¿se han peleado? – quiso constatar.
- estamos bien, no estamos obligados a estar toda la vida juntos, si él de repente quiere hablar con alguien más, no significa que ya no podamos ser amigos – su brazo estaba recargado sobre el posa manos de su asiento, recargó su cara sobre su mano y observó desde lejos como Yamaguchi sonreía y hablaba animado con Yoshida, apartó la vista de inmediato y volvió a mirar a Yachi – nada ha pasado
- lo siento, es que últimamente los he visto muy distantes, estaba preocupada por eso
- no tienes que preocuparte - eventualmente pasaría, Yamaguchi encontraría una novia y pasaría más tiempo con ella que con él, pero resultó ser que la persona con la que estaba en planes de salir era un tipo irritante como Yoshida.
- entiendo, pero si quieres hablar aquí tienes una amiga Tsukishima
- gracias Yachi – dijo sinceramente. Ya no quería hablar más del tema, ya había tenido suficiente de que todas las personas creyeran que había un problema solo por el hecho de que Yamaguchi pasaba su tiempo con alguien más.
Kei se quedó dormido en el camión, así por lo menos el viaje no sería tan largo, y no tendría que seguir pensando en Yamaguchi, en lo que Ennoshita, Akaashi e incluso Yachi le habían dicho.
Es que acaso él era el único que no estaba viendo algo que era claro para todos los demás, seguía insistiendo en que esto solo era por la incomodidad de ver a su amigo salir con alguien más, que sería lo mismo si Yamaguchi saliera con una chica, igual le incomodaría verlo besarse con ella, incluso le dolería el pecho cada vez que le tomará de la mano, era normal ¿no?, tener todos esos sentimientos era normal.
En uno de los días que tuvieron descanso, Yoshida insistió en salir a dar a un paseo, su primera cita quizá, pero sobre todo quería salir porque Oikawa estaría jugando y deseaba verlo en acción, después de todo había estado siguiendo su trayectoria desde hace mucho y soñaba con algún día poder estar jugando en la misma cancha que él.
A Yamaguchi no le gustaba la idea, no le agradaba mucho el armero y aunque admitía que jugaba bien tampoco quería verlo, pero finalmente aceptó acompañar al menor a ver el juego, siempre podría aprender algo de ello que ayudará al equipo.
Por la mañana se encontraron en la estación, Yoshida se veía mejor que nunca, su cabello que siempre estaba atado con media coleta, ahora caía sobre su frente con un volumen impresionante, llevaba unos jeans ajustados, unos converse y una playera de un equipo que no reconocía, así que el peliverde supuso que era del equipo de Oikawa, cuando se acercó a él, también pudo distinguir un aroma varonil, pero fresco, y Yamaguchi, siendo sinceros solo había tomado lo primero que encontró en el armario, no se veía mal, pero no había puesto mucho esfuerzo en ello. Aun así, Yoshida le dijo que se veía encantador, lo que provocó un ligero sonrojo en su rostro.
Una vez en las gradas, Yoshida parecía estar disfrutando el partido con mucho entusiasmo, celebraba las anotaciones del equipo del armador y se enojaba bastante cuando los puntos no les favorecían, Yamaguchi miraba atentamente al chico que estaba a su lado, viéndolo ser tan intenso por un juego, aunque no le sorprendía, el más alto siempre era muy intenso con todo lo que hacía.
Como, por ejemplo, el entrenamiento en Tokio, cuando teniendo la oportunidad de jugar con un atleta de alto rendimiento como Bokuto, prefirió quedarse con él para pasar más tiempo juntos, pero no pudo hacer nada para persuadirlo a fin de que aprendiera de alguien con mucho talento, aunque después pensó que fue lo mejor, así Tsukishima no tendría que estar estresado por su compañía. Cuando Yoshida preguntó quienes eran los universitarios y porque pasaban tanto tiempo con Hinata y Tsukishima, el peliverde le contó sobre lo buenos que eran jugando, la promesa de jugador que era Bokuto y sobre la fascinación en particular que tenían por molestar a su amigo, pero sobre todo le contó lo orgulloso que estaba de él por intentar llegar a la altura de buenos jugadores y que ellos lo reconocieran.
Comenzó a sentir mucha presión durante el viaje, era como si Yoshida tuviera prisa por acelerar las cosas entre ellos, y eso ponía bastante nervioso al peliverde. Sobre todo, porque en el último día de entrenamiento lo llevó lejos del gimnasio para decirle lo mucho que lo quería. Podía recordarlo con bastante claridad. Yoshida había tomado su mano justo cuando el entrenador les dijo que el entrenamiento había terminado y podrían descansar largo y tendido.
Recordó como Yoshida, lo sacó del gimnasio y lo llevó a una parte oscura de la escuela, detrás de los inmuebles, se sintió muy nervioso, y se preguntó si es que acaso Yoshida tenía que decirle algo importante para que actuara con mucha urgencia.
Para Yoshida, resultaba un poco molesto que la persona que le gustaba se fijará y prestará tanta atención a Tsukishima, y es que, por más que el peliverde hubiera dicho que Tsukishima era un amigo, él podía ver que había algo más, algo que ninguno de los dos había notado en todos esos años, lo que agradecía porque eso le daba una oportunidad; pero también creía que debía darse prisa, antes de que fuera demasiado tarde, además de que había momentos en los que no podía seguir reprimiéndose.
Tadashi, recordó cómo en ese momento, cuando estaba en un lugar apartado y oscuro, al que solo llegaba el reflejo de la luz de la luna, Yoshida le tomó del rostro dulcemente, le acarició la mejilla con la misma ternura, le miró con unos ojos super expresivos que denotaba todo el amor que le tenía, mientras sus labios formulaban palabras que lo dejaban alelado, "Te amo Yamaguchi, más que nada, más que a nadie en el mundo", esas palabras le estrujaron en el corazón, porque sabían que eran sinceras.
Pero antes de poder decir o hacer algo, Yoshida lo arrinconó contra la pared, sintió el frío concreto recorrerle la espalda, y se crispó cuando los labios del castaño se acercaron a los suyos, cerró los ojos con fuerza para recibir un profundo beso en la boca, Yamaguchi recordaba haberse quedado sin aliento al no haber esperado ese movimiento, no supo qué hacer, cómo moverse o como actuar, al final se dejó besar, pero sin agradarle mucho lo agresivo que estaba siendo el contrario. Lo hizo entrar en pánico el hecho que de repente fuera bajando sus manos sobre su cuerpo, sintió como la temperatura de su cuerpo estaba subiendo, pero él seguía teniendo las manos sobre el pecho del castaño, en un intento inconsciente por alejarlo, sintió como los labios del más alto se movían con experiencia sobre los suyos, ¿acaso no era ese el tercer beso que le robaba? Pero si lo aceptaba, todos habían sido igual, la sensación era extraña, pensó que tal vez era porque todos le habían tomado por sorpresa, y al final eso le incomodaba.
Yamaguchi volvió a sus sentidos, con un grito eufórico por parte de Yoshida quien estaba de pie, aplaudiendo con fuerza y con una gran sonrisa en el rostro, se había perdido del punto.
El partido terminó, y una vez bajaron de las gradas se acercaron para poder saludar a los jugadores por insistencia del más alto, pronto Oikawa reconoció al pecoso y se acercó con gran rápidez para saludarlo, dejando a sus compañeros atrás.
- mira a quién tenemos aquí – dijo Oikawa con una sonrisa ladina una vez frente al peliverde – el pequeño cuervo de los saques molestos, no sabía que eras un gran fan mío, aunque no te culpo soy asombroso
- yo no – respondió casi de inmediato, con el ceño fruncido y una cara de disgusto – mi amigo – recalcó – si lo es y quiso verte jugar , - señaló a Yoshida, para dejar en claro que él nunca iría por su cuenta a verlo - yo solo lo estoy acompañando
- siempre a la defensiva, nada te costaría decirme que tuve un buen partido – le guiñó un ojo con picardía – te quedaría mejor una linda sonrisa que ese ceño fruncido, te saldrán arrugas
- buen juego – contesto cortante.
- Rompes mi corazón, y yo que te admiro tanto
- ...
- hablo en serio, eres un digno oponente, me gusto mucho como el pequeño cuervo se mejoró así mismo.
A Yamaguchi se le pusieron las orejas coloradas por el halago inesperado, pensó que ese chico realmente sabía cómo ser un playboy.
- ¿y dónde está el chico de lentes? Con el que siempre estás, ese de las recepciones malas
- no vendría, aunque le pagaran – respondió inmediatamente con aire enojado – y él es mucha más genial que usted – declaró.
Oikawa sonrió esperando esa respuesta, había notado desde un principio que el peliverde siempre actuaba a la defensiva cuando se trataba del chico de lentes. Por su parte a Yoshida no le gustaba que el mayor fuera tan coqueto con el peliverde; aunque la verdad estaba en conflicto, por un lado, quería terminar con esa conversación y por el otro, estaba frente a él la persona que más admiraba y quería que ese momento durará por mucho. Finalmente se dejó llevar por su fanatismo.
- hola, soy Yoshida Ikki, sigo tu trayecto desde que estabas en secundaria, de verdad soy un gran admirador de tu juego desde Kitagawa Daiichi
- oh, un verdadero fan, gracias por venir, quieres que te firme tu playera – dijo con un aire de superioridad, lo que hizo que Yamaguchi soltará un suspiro hastiado – seguramente eres armador – afirmó.
- si... sí, claro – sacó un plumón de su pantalón, ya que había decidido ir preparado por si la ocasión se presentaba, y se lo pasó a Oikawa, quien dejó una estilizada firma, acompañado de una cara feliz. Eso había bastado para hacerle el día a Yoshida – soy bloqueador, pero actualmente juego como lateral
- ¿en serio?
- si – la verdad es que hubo un tiempo en el que había intentado ser armador, pero no se acomodaba con su estilo de juego, por lo que intentó en varias posiciones y cuando vio a Yamaguchi jugar, le inspiró mucho y es por ello que decidió dedicarse a ser bloqueador, pero parecía que no estaba hecho para jugar así – soy bueno en ambos puestos
- interesante, pues sigue esforzándote en lo que más te gusta, tienes compañeros con mucho potencial, tal vez puedas aprender mucho de ellos, sobre todo de él – dijo posando su mano sobre el hombro de Yamaguchi, lo decía en serio, alguien que ponía tanta dedicación merecía que le pusieran atención.
- claro, muchas gracias, seguiré su consejo – respondió con cierta emoción en la voz.
- bueno, los veré otro día – dicho eso revolvió el cabello del peliverde, guiñándole un ojo y yendo con el resto de su equipo.
Yoshida no se podría creer que haya vivido ese momento, pero tampoco dejaba de mirar de un lado al otro, sin saber que pasaba, ya que él nunca conoció el conflicto que había entre Oikawa y Kageyama, o la fascinación del más grande por molestar a los demás, sobre todo a todos los integrantes del Karasuno, por ello le sorprendía que siquiera se hablaran.
El castaño tenía sentimientos encontrados, porque estaba celoso del obvio coqueteo que el mayor había tenido hacía Yamaguchi, y por otro lado estaba emocionado porque por fin había hablado con Oikawa después de tanto tiempo y eso probablemente no hubiera pasado si el peliverde no hubiera llamado su atención.
- no sabía que ustedes se llevarán bien
- ¿de qué hablas? – Yamaguchi entornó los ojos, un poco confundido, porque no había nada en la conversación que había tenido con Oikawa que indicará que se llevaban bien.
- bueno, aunque solo jugaron contra él dos veces, él se acuerda perfectamente de ti
- no es que se acuerde de mi por eso, simplemente él tiene una historia con Kageyama y se tomó muy personal los enfrentamientos con Karasuno, supongo que se acuerda de todos nosotros en general, ni siquiera sabe mi nombre; además, tuvimos partidos de práctica contra él, así que fueron más de un par de juegos.
- ¿Qué con Kageyama? – preguntó un poco desconcertado y confundido.
- mmm no conozco bien la historia, creo que en algún momento pelearon por el título de armador, ya que fueron juntos a la misma secundaria, y Oikawa al ser como es término declarándolo su rival o algo así, creo que le escuche decir alguna vez que era una pelea entre trabajo duro contra talento natural
- ¿en serio? ¿Kageyama? – no podía imaginarse a alguien como Kageyama siendo compañero de Oikawa, aunque, a decir verdad, no le había tratado lo suficiente.
- sí, aunque no lo creas él es muy bueno, deberías ponerle más atención y te darás cuenta de que es un jugador muy completo, Kageyama tiene mucho talento
- me daré la oportunidad, pero dime ¿acaso no te cae bien Oikawa?
- bueno, la verdad es que es bastante pesado, además de que se la pasó molestando a Tsukki en los partidos – dijo con una fuerte convicción – simplemente me agota
- en serio, a mí siempre me pareció un muy buen tipo, muy atento con su equipo
- no digo que no lo sea, pero que no te engañe, tiene una personalidad retorcida detrás de esa sonrisa de príncipe encantador, aunque nadie niega su habilidad para el juego, no puedes saber lo que está pensando
Yoshida pensó en que a Yamaguchi le parecía atractivo Oikawa, también como sentía cierta admiración por Kageyama y además siempre se estaba preocupando por él, bueno en realidad Yamaguchi era amable con todos en general y más con Tsukishima, pero había quedado claro que para el peliverde este último no era más que un amigo. Pensamientos sin sentido.
Estaban caminando por las calles mientras hablaban de que no había películas interesantes por ver, eso le alegró a Yoshida, porque así no tendría que tener una cita incómoda en la que no hablaran de nada por dos horas, tomó la mano del peliverde suavemente y le dedicó una dulce sonrisa.
- ¿Quieres ir a mi casa? – preguntó Yoshida tanteando el terreno
- claro – respondió Yamaguchi poniendo un poco de esfuerzo.
- bien, vamos a la tienda de conveniencia y te prepararé algo delicioso
- ¿sabes cocinar?
- por supuesto, no podría vivir solo de pasta y de comida precocinada
- cierto, tampoco podría – estuvo de acuerdo.
Pasaron por un mini super, llevaron un poco de carne, unas cuantas verduras y pasta; tomaron el metro y Yamaguchi pudo darse cuenta de que Yoshida vivía bastante lejos de la escuela.
Cuando llegaron a la casa del castaño, el pecoso volvió a sorprenderse por el tamaño del departamento, tenía lo básico, pero aun así era bastante reducido, con una pequeña cocina al fondo, un baño del mismo tamaño y solo un cuarto un poco más grande que Yoshida, en el que si se acostaba seguramente a penas alcanzaba. La sala tenía una especie de escritorio móvil que tenía encima una laptop y varios libros, al centro de la sala había una pequeña mesilla de madera y a su lado un enorme puf negro.
- veo que es muy... minimalista – comentó Yamaguchi sin saber qué decir.
- bueno, solo soy yo, no creo que necesite mucho - se encogió de hombros, restándole importancia.
- ya veo
- ¿no te gusta? A mi me encanta, menos que limpiar, además pasó la mayor parte del tiempo en la escuela, solo llego a dormir
- me parece ¿acogedor?
- de verdad que no me molesta el espacio
- lo siento
- no hay porque disculparse, mejor te haré una rica cena
- yo te ayudo, también me gusta cocinar
Ambos se sonrieron con cariño y pasaron a la cocina, a dudas penas alcanzaban ambos, pero se las arreglaron para poder lavar las verduras y cortarlas, Yoshida hizo un poco de arroz y pusieron los platos en la mesilla.
- se ve bien – comentó Yamaguchi hambriento.
- es porque me ayudaste, regularmente lo que hago tiene buen sabor, pero no buena pinta
- no me lo creo, sabe muy bien – respondió al haber probado un bocado del caldo – delicioso
Cuando terminaron, recogieron la mesa y lavaron los trastes. Yoshida no quería que se fuera, así que le propuso ver una serie, así tenía una excusa para verse después y continuar el seguimiento del programa, Yamaguchi acepto, pusieron la laptop sobre la mesilla y ambos se acomodaron sobre el puf.
Aunque podría decirse que esa era su primera cita, porque Yamaguchi así lo había decidido, aunque ya antes habían ido de un lugar a otro y pasado buenos ratos, pero el pecoso quería tomar en serio a Yoshida, por lo que le había dicho que sería bueno que esa fuera su primera cita, apagaron las luces y lo único que iluminaba la habitación era la pantalla del ordenador.
- ¿qué serie veremos?
- ¿cuál no has visto?
- Uff, soy un serie maníaco
- bueno, entonces pongamos algo al azar y recemos porque no lo hayas visto todavía
Yamaguchi no pudo evitar que se le saliera una pequeña risa, se volvió a acomodar sobre el puf. La serie comenzó un poco lenta, con personajes previsibles y la historia un poco más de lo mismo, aunque al peliverde le encantaban todo tipo de series, tenía que admitir que comenzaba a aburrirse.
Yoshida lo notó, y pensó que era su mejor momento para acercarse más al pecoso, él sabía que todavía no le veía como una posible pareja, pero de verdad quería cambiar eso. Se giró sobre el puf y posó su mano sobre los cabellos desordenados del contrario, a lo que este le miró un poco sorprendido, pero decidió permitirle el acercamiento, aunque se moría de nervios.
- sabes - confesó Yoshida con una voz suave – pienso que eres realmente atractivo, pero amo tu determinación y tu corazón
- gracias – susurró
- hablo en serio, yo decidí venir aquí, porque quería estar a tu lado, creo que me hubiera arrepentido mucho de no hacerlo, y quedarme pensando qué hubiera pasado si
Yoshida se acercó lentamente, mientras sostenía su rostro suavemente, esta vez no estaba siendo agresivo así que la incomodidad era menor, Yamaguchi cerró los ojos y acerco su rostro también. Sintió sobre sus labios una presión suave, y también como su labio inferior era adsorbido dulcemente, las manos del más alto jugueteaban con su cabello, lo que le hacía estremecer, poco a poco el beso se fue profundizando más sintió como el calor subía sobre sus mejillas, sus sentidos se habían cortado, no podía escuchar, no podía pensar, sólo reaccionar a ese beso. Sus brazos poco a poco comenzaron a abrazar al contrario, su espalda era ancha, así que solo se aferró con fuerza a su playera.
Yoshida comenzó a moverse, mientras sostenía la cabeza del pecoso para no detener el beso, fue colocándose encima de él, para que durara mucho más, sus manos fueron bajando, tentando el terreno, le pareció que la cintura de Yamaguchi era sexy, delgada y podía sostenerlo con un brazo. Su mano comenzó a deslizarse por debajo de la playera del peliverde y sus labios fueron más profundo, Tadashi sintió una lengua buscar la suya y eso lo hizo entrar en pánico, el corazón se le aceleró y el aire se le estaba acabando.
Puso todas las fuerzas que tenía en sus brazos y logró separarse del castaño, quien tenía una mirada profunda observándolo fijamente, también le costaba respirar, y estaba un poco desconcertado porque le habían detenido.
- vas demasiado rápido – confesó el peliverde.
- ...
- perdón, es que no sé, siento que vas a demasiado rápido
- no, perdóname a mí, no quiero que te sientas así, me gustaría que te sintieras bien y cómodo cuando estás conmigo, pero a veces no puedo reprimirme
- ¿reprimirte?
- ya te lo he dicho, te quiero, por eso deseo hacer muchas cosas contigo, salir, hablar, cantar, bailar, besarte, más cosas
- ya veo – Yamaguchi bajo la mirada sin saber que decir, jamás había experimentado esa intensidad, se preguntó por un momento si así eran todas las relaciones, tal vez él estaba siendo demasiado aprensivo – es solo que todavía no estamos saliendo – quiso excusarse
- yo entiendo, es solo que hay veces en que ya no puedo más, simplemente mis sentimientos se desbordan y no puedo más, lo siento
Las palabras de Yoshida siempre le causaban sentimiento, creía que estaba siendo injusto cuando el chico le estaba dando tanto amor, sentía que todavía no podía corresponderle del todo, pero quería hacerlo porque no quería prolongarlo más, pero las palabras no le salían. Ikki notó que podía tener una oportunidad, así que quiso volver a intentarlo.
- Tadashi – había dejado de llamarlo Guchi, porque poco a poco quería acercarse un poco más – yo realmente te quiero, demasiado, y si te sigues sintiendo igual yo lo respetare y seguiré esperando – se hincó a su lado y le tomó la mano dulcemente; le miró a los ojos y respiró hondo - ¿quieres salir conmigo?
Unas lágrimas brotaron de los ojos del peliverde, con un sinfín de emociones mezcladas en su cabeza.
Asintió suavemente.
- sí quiero...
