Disclaimer Naruto no me pertenece le pertenece a Masashi Kishimoto. La historia si es completamente de mi autoría.
Hola mis pequeños lectores,aquellos que decidieron seguir leyendo,espero que les guste este capítulo. ¡Es bastante meloso! Jeje,es que no pude evitarlo,estaba leyendo una historia con una salida al parque de una pareja y dije,waa, quiero escribir algo así para ellos. Obviamente,no se va a parecer al original porque toda la situación es muy diferente, solo tome la idea en si del parque de diversiones. Aún así,espero que les guste esta actualización.
Capitulo #2
Salida
Sasuke Uchiha no podía evitarlo.
No.
En realidad,no quería evitarlo. Podría haberle dicho a sus padres por teléfono que no le agradaba la niñera y que la despidieran. Podría haber inventado una excusa para que la despidieran de una. Pero no lo había hecho. Simplemente la había dejado quedarse. Le había mostrado su lugar secreto en el jardín. Bueno, en realidad, no era tanto su lugar secreto. Era el lugar favorito de su madre.
¿El suyo?
Aún no se lo mostraría.
Fijo su mirada obsidiana sobre la joven que escribía diligentemente en una libreta cualquier tema de sus estudios en ese instante. Sakura había llegado a su casa con una maleta tan grande que incluso dudo por un segundo, que ella asistía a la universidad pues tenía más libros que él mismo asistiendo a la secundaria.
Posó sus ojos sobre ella de nuevo. Sus cabellos rosados seguían pareciéndole increíblemente curiosos. Ella llevaba cuidándolo dos semanas y gracias a eso, había descubierto muchos detalles sobre ella. Como su pequeña manía de mordisquear su labio inferior en algunas determinadas situaciones.
Eso le fascinaba.
Ella lo agarraba con sus dientes y se deslizaban hacia afuera tan lentamente que le causaba dolor. Por extraño que pareciera para sí mismo, deseaba ser el que agarrara ese labio y lo dejara rojo. Sakura tenía una boca tan seductora que mataría porque su boca fuera la que chupara la de ella.
Sacudió la cabeza con un poco de molestia. Estaba sintiéndose una vez más confuso con sus reacciones corporales para con ella. Y más en el instante en que sintió sus pantalones apretarle. Le gustaban los pantalones blancos que usualmente usaba, y para su mala suerte por dicho gusto, su miembro se le marcaba.
Le causaba vergüenza.
Pensar que llegaría el día que estando en su habitación tuviera que colocarse una almohada para cubrir su entrepierna le causaba pudor. Él no era de estar así. Había visto a sus amigos como se ponían de incómodos cuando alguna chica se les acercaba y se les paraba. Internamente, se había reído de ellos ya que nunca le había pasado. Claro, ignorando el hecho de que muchos otros señalaron que posiblemente el Uchiha era gay.
Volvió a ver a Sakura que seguía concentrada en los papeles al frente de ella. Frunció el ceño y se hizo hacia atrás. Su culo se marcó contra la silla y se volvió a remover incómodo. ¿Cómo podía ella ser tan ignorante en lo que le hacía a un hombre? De verdad que no lo podía comprender, y sus shorts negros cortos no hacían más que tentarlo. La había mirado disimuladamente en cuanto ella había llegado. Sus piernas largas y torneadas, duras. Sakura posiblemente practicaba algún deporte desde hacía años y por ello estaba tan bien constructurada.
Pero una vez más,su culo le tento y sus piernas llamaron más su atención. Según Suigetsu y Juugo, y muchas revistas y chismes de sus compañeros de clases, los chicos tendían a tener sus propios gustos. Aunque eso era bien sabido. Nunca le habían interasado de nuevo ninguno de esos temas, pero si ahora le daban a escoger, ya tenía su respuesta.
Era un hombre de piernas y caderas.
—¿Sasuke-kun?—casi se atraganta al haber sido pillado infraganti por la mujer. Sus ojos habían salido disparados a su cara y ahora la miraban serios. Sakura se desinfló un poco. Toda esa semana había estado tratando de llevarse con el joven Uchiha pero no parecía haber avance. En algunos momentos, él simplemente la ignoraba y ella tenía que poner todo de sí para no pegarle por eso.
Lo entendía.
Era un adolescente.
Una edad rebelde.
—¿Quieres que le pida a la señora Nekobaa para que comas?—el azabache la miró en silencio. A veces no comprendía porque ella parecía tan interesada en que comiera. Esa era otra de las cosas que había descubierto sobre la pelirrosa, cuando no encontraba un tema de que hablar, buscaba cualquier cosa que sirviera, y, en ese caso, había sido preguntar sobre si tenía hambre.
Aunque siempre parecía feliz cuando el terminaba de comer.
La verdad, Sakura no tenía idea de que era lo que le pasaba por la cabeza al chico el noventa por ciento de tiempo. Era tan serio y de pocas palabras que cuando salían de su boca, tenían como objetivo, comunicar —ordenar— algo o molestarla. Porque si, parecía que esa era una afición para el chico de cabellos negros más que simplemente ignorarla.
—No tengo hambre.—fue su escueta respuesta y ella regresó su mirada a los papeles en sus manos. Estaba algo molesta pues no estaba muy feliz con el tema que tenía que leer. Le gustaban la importancia de las cirugías, pero traían malos recuerdos a su mente. Estaba agradecida con todos los médicos que ayudaron a su madre.
Pero el proceso había sido doloroso.
Ella había sufrido.
Le encantaría encontrar una forma de que las personas pudieran pasar por dichos procesos sin sufrir. Pero sabía que era literalmente imposible. Miró los papeles un poco más y no pudo evitar resoplar. Cansada de las largas y largas hojas del documento. Decidió que saldría con Sasuke a algún sitio incluso si tenía que arrastrarlo.
¡Porque definitivamente no se quedaría en esa mansión estudiando!
Se levantó abruptamente de la silla asombrando al azabache que la miró curioso de su reacción. Sakura camino hasta quedar frente a este, o más bien, mirándole desde arriba al estar acostado en la cama con el teléfono en las manos y sonrió de tal forma que el chico sintió que algo malo iba a pasar.
Y no se equivocaba.
—Vamos a salir de esta casa Sasuke y vas a coger sol antes de que parezcas un vampiro de grande.—el azabache la miró como si le hubiera salido uno segunda cabeza pero no pudo hacer casi nada cuando ella le cargó al estilo princesa, sus orbes obsidianas se abrieron de par en par incrédulo de que ella le tratará tan irrespetuosamente.
—¿¡Pero qué haces mujer!?—chilló lo más masculino posible pero a la fémina le dio igual ya que le sacó del cuarto en brazos. Sus mejillas ardieron y quiso que la tierra le tragará.
Él no debería de pasar esas vergüenzas.
Era un Uchiha.
La puerta fue abrierta por su mayordomo y no le dijo ni impidió su salida vergonzosa de la mansión de su familia. Agradecía realmente que ni Obito ni Itachi, no, más bien nadie de su familia, vieran tan deplorable acción para alguien como él. Sasuke siempre había tenido una madurez muy alta y que le estuvieran tratando como un crío...
Para su propio disgusto, ella le había sacado de la mansión y llevado a un parque...
¡Un maldito parque de diversiones!
Sakura le miraba por el reojo del ojo. Podía ver claramente que tenía una vena en la frente a punto de explotar le y eso le preocupaba. Aún era muy joven como para tener esa clase de ataques. Su teléfono sonó y lo abrió mirando el número que le marcaba. Sus mejillas se colorearon al saber que la estaba llamando.
Miró una vez más al chico de reojo y este trataba de entender su reacción ante la llamada entrante. Parecía nerviosa mientras el teléfono sonaba cada vez más y ella sonrió como disculpándose para alejarse y contestar. Por extraño que pareciera, sintió una revoltura en el estómago con una fuerte sensación de molestia.
—Kakashi, que raro que me llames, pensé que no lo harías de nuevo.—ella rió al decir esas palabras y sintió la misma risa al otro lado.
—Si bueno, pensé que podíamos vernos de nuevo y tener una noche loca como la de la vez pasada.— sua mejillas ardieron ante el recuerdo de ese hombre con ella en la cama. Para su desgracia, debía declinar.
—Lo siento,ahora estoy ocupada en algo muy importante.—creyó escuchar un bufido de molestia pero debía de ser su imaginación.
—Entiendo.— escuchó el silencio en la línea y pensó que había colgado. —Hagamos esto, esta noche, te vas a tocar y grabarlo en video para mí y luego lo enviarías, ¿qué piensas?— soltó con voz ronca. «Madre. Santa. De. Dios. No puedo creer que Kakashi este hablando en serio.» sus mejillas ardían. Hacer una locura como esa le parecía demasiado. No eran pareja. Eran follamigos. Y aunque el hombre tenía veintiséis años. Se mantenía como todo un galán para comer.
—Lo pensaré.—respondió actuando como si no le hubiera afectado la idea. Sasuke seguía mirándola con el ceño fruncido cuando ella colgó el teléfono. No había escuchado que había dicho pero sospechaba que nada bueno se traía la pelirrosa entre manos. Se acercó de nuevo a él y pudo captar el leve enrojecimiento de sus mejillas. El sabor de algo extraño colgó en su boca y sintió una molestia inédita que jamás había sentido al pensar que la fémina podía haber hablado con algún novio suyo.
Pero de nuevo, no es como que le importará la vida de ella.
—Vamos Sasuke-kun, te va a encantar.—ahora se veía como una niña una vez más, el Uchiha no podía comprender los cambios de humor que parecían afectar a la mujer tan rápido. No quería aceptar, pero ya que estaba allí, sería arrastrado por ella cargado.
Y no permitiría que ella destrozara su orgullo una vez más.
Así que la siguió por sus propios pies.
—¿Qué te parece la casa del terror primero?¿O estaría mejor la montaña rusa?—se veía pensativa. La miró en silencio caminado con sus manos en los bolsillos de sus pantalones cortos pero sin dejar de ver su rostro. El cielo caía sobre sus cabellos rosas dándole una apariencia incluso angelical. Sus orbes jade tan vivaces que le hacía cuestionar que ella realmente tuviera veinte y no doce como él. —¡Ya sé!¡Vamos a los carros locos!—y tirando de él lo llevó a los malditos carros.
La cola era larga, pero realmente no le importaba mucho. Solo quería regresar a su casa y no estar bajo el abrazador sol. Pero por el rostro llenó de emoción de la pelirrosa, no se movió. Ella estaba decidida a que la pasará genial. Pero no tenía interés de disfrutar de esas cosas. Bien que no había una edad determinada para ir a un parque de diversiones. Pero realmente prefería quedarse en su cuarto jugando o estudiando el vez de estar en un lugar del infierno como ese.
—Sasuke-kun, espérame un momento aquí. Ahora regresó.—la Haruno salió corriendo dejándole solo en la cola. Suspiró. Quería largarse, per algo le decía que ella lloraría como una bebé si perdía la oportunidad de montar esos demonios de carros. Asi que, contra todo su ser.
Se quedó.
Pasaron unos buenos minutos y cuando la vio regresar se sorprendió. Traía dos bebidas con hielo. Le entregó uno a el que tenía un color verdoso y ella tenía el que se veía del mismo tono de su cabello.
—No sabía cuál te gustaría pero según la señora Nekobaa, no te gusta lo dulce, así que te compré el de menta. Creí que se adaptaría mejor a tu paladar.—dijo tomando del suyo con una gran sonrisa en los labios. Se veía fresca y se sintió estúpido por quedarse mirándola como un puberto.
—Bien. Pero no hacía falta.—creyó ver una clara mueca de molestia por parte de ella pero solo lo ignoró. Debía sentirse halagada de que no la había despedido a estas alturas después de todas sus faltas de respeto con alguien como él.
La fila se movió un poco pero no lo suficientemente como para que ellos fueran los siguientes en subir. Cosa que lograron después de veinte minutos en la fila. Cuando se subieron la mujer literalmente lo mató del susto. Ella trataba de chocar contra todos y no quería perder para nada contra un tipo que parecía estarle dando competencia.
«¡Esta mujer está loca!» chilló su mente y si no fuera por su orgullo, habría besado el suelo una vez estuvo libre de esa máquina del infierno. Pero ese no parecía ser el caso para Sakura. La fémina esbozaba una radiante sonrisa y la felicidad manaba de ella como si hubieran ríos de alegría brotando a su alrededor.
—Sasuke-kun...¿Qué hacemos ahora?—preguntó observando al chico que no había abierto la boca en todo el día más que para decir dos o tres palabras. Era molesto en cierto punto y le gustaría que este se desenvolviera un poco más en su ámbito. Había muchos niños en el parque pero ninguno se acercaba por las malas vibras del menor, y que decir de las niñas, gritaban hasta cierto punto de una manera molesta para Sakura cuando pasaban y veían al azabache.
Eran tontas por mirar lo superficial.
Se sintió extraña al pensar de ese modo de esas mocosas. Esa no debería de ser su forma de actuar siendo alguien tan correcta como lo era. Claro, dentro de lo que cabía la palabra en correcta. Miró la montaña rusa y arrastró al chico allí, para su sorpresa y frustración, Sasuke no gritó, chilló, ni pareció divertido con todo el trayecto.
Cada lugar que pasaban era recibido con una mirada seria del chico y eso empezaba a molestarla. Y entre vueltas y vueltas, la noche estaba acercándose, tocando todo lo que podía hasta dejarlo de un profundo azúl. Estaba frustrada. La boca del Uchiha cada vez más le parecía cosida con hilo de pescar para que no la hubiera abierto para nada.
Se dejó caer en un banco del parque y observó al chico que tomó lugar a su lado. Sus orbes le seguían transmitiendo esa extraña sensación de madurez que no debería de existir en él. Suspiró y fue en ese instante que sus miradas se cruzaron. Piedras jade chocando contra el abismo más oscuro que pudiera existir en tierra, desde que le había conocido, no había podido apartar su mirada cada que se encontraba con la de él.
Le era imposible.
—¿Ya te rindes?—la voz de mofa del chico la sacó de su ensoñación y se dio cuenta por fin de lo que había estado haciendo. Ella era la que había querido salir, él obviamente no, así que la había querido frustrar todo el día con una actitud rozando la apatía.
—¡Serás cabrón!—chilló molesta agarrando al azabache por el cuello de su camisa azul, lo zarandeo tanto como pudo con una vena explotando de su rostro hasta que vio algo que llamó su atención. Com una sonrisa diabólica, regresó su mirada al chico que parecía decidido a safarse de su agarre pero sin lograrlo.
—¡Sabía que estabas loca pero no para tanto!—su voz rugió molesta y la mujer le soltó. —¿¡Ahora qué!?—volvió a verla y no le gustó para nada esa sonrisa que tenía en los labios.
Un gran repelús recorrió su cuerpo en segundos.
—Hagamos una última cosa, si tú ganas, te concederé un deseo, pero si yo ganó, harás todo lo que yo te diga por un día sin reprochar.—la apuesta era interesante, solo que él tenía todo lo que quería, no necesitaba nada más, y eso era algo que ella había olvidado...
Pero con una oportunidad de hacer lo que quisiera con ella.
Desvío el rostro del de ella tratando de acomodar su rostro acalorado ante la clara idea de poder hacer algo con Sakura sin que ella pudiera negarse. Sin embargo, su destino no lo esperó para nada. Habían llegado a uno de esos puestos donde se realizaban tiros por algún premio y los ojos de la pelirrosa parecían brillar admirando un peluche de oso blanco esponjoso.
—Veamos quién es el mejor, Sasuke-kun.—animó la joven.
—Hmp.—soltó engreído,tomó la pistola de juguete para que disparará. El primer tiró dio directo a la madera y una sonrisa brilló pícara en el rostro de esta. Molesto por su fallo, volvió a disparar fallando por pocos centímetros, la pelirrosa borró la sonrisa del rostro. Disparó su tercer intento y falló por un poco de espacio.
Se sintió horrible.
Él nunca perdía.
—Ahora me toca a mí.—expusó con tal confianza que achicó sus ojos sobre ella, su boca colgó abierta cuando a la primera la oji jade le dio al maldito pollo dorado que había que derribar para ganar. Saltaba como una niña, y por extrañó que pareciera, su molestia con ella desapareció al ver sus facciones, parecía una niña emocionada y más cuando recibió su premio. El oso de peluche que ella parecía haber deseado.
Algo se calentó en el corazón del azabache.
Algo que no quería comprender por nada del mundo.
—Ganaste...—ella regresó su mirada a la suya y le sonrió con unas mejillas arreboladas el rojo.
—Sí.—asintió a las palabras de él. Escuetas pero que declaraban su triunfo. —¿Podrías llevar mi oso por ahora?—frunció el ceño pero aceptó el muñeco cuando ella se lo entregó. Era bastante grande como para abrazarlo con sus dos brazos y con algo de suerte, ver el rostro de la adulta.
—Sakura...ya regresamos a la casa.—ella asintió a las palabras del joven y empezaron a caminar para la casa. Pero al salir del parque, una limusina estaba esperándoles a ambos. Pareció sentir tensión provenir del chico pero no le prestó mucha atención y cuando se acercó, la puerta del piloto se abrió y se vio un hombre grande y corpulento. Este abrió la puerta trasera y se adentró junto al chico que se veía las serio que anteriormente.
Sasuke estaba molesto. Se sentía como un niño una vez más al que sus padres mandaban a buscar. Se sentó en el asiento trasero junto a Sakura sin soltar el peluche. A pesar del rostro algo triste de la fémina, decidió alegraría un poco.
—Fue divertido haber venido.—ella le miró casi incrédula de sus palabras. —Asi que quita esa cara, molestia.—y desde ese instante,sabía que eso era ella para él, su linda molestia
Y nadie tenía derecho de tenerla.
Más que él.
Hola mis pequeños lectores, aquellos que decidieron quedarse a leer, espero que les haya gustado esta actualización nwn.
Respondiendo reviews:
Cissy: me alegra que te haya gustado,aquí traje la continuación que esperó hayas disfrutado. nwn
CHILD PORN: hola, gracias pero no gracias,no veo dichos videos en la realidad. Espero que se entienda.
Manu Teorías: Está bien si no te gusta,ya dejé claro que era opcional la lectura nwn Todavía estoy escribiendo el último capítulo de Play,tengo que leerme el capitulo y aún no sé decirte cual es mi pareja de Ranma que me guste.
