Ranma y Akane se encontraban en medio de un intenso entrenamiento en el Dojo Tendo; al parecer todos habían salido por algún motivo personal, así que los jóvenes prometidos aprovecharon aquel acontecimiento que solo ocurría a cada cien lunas... mejor dicho, nunca pasaba tal cosa, pero siempre había una primera vez para todo, eso pensaron y ellos no perdieron el tiempo para correr a entrenar.
Los movimientos de los dos chicos eran rápidos y precisos, cada uno se encontraba esquivando los golpes del otro con habilidad. El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, creando una hermosa luz dorada que bañaba la casa y los alcanzaba a ellos en el interior del Dojo.
— ¡Akane, no me subestimes!—musitó Ranma, con la respiración agitada.
— ¡Pues, tú tampoco a mí, Ranma!—respondió ella, con una sonrisa determinada, para sorprender a su contrincante con una patada voladora que él por poco no alcanzó a esquivar.
La pelea continuó durante lo que pareció una eternidad, pero finalmente, Ranma logró atrapar a Akane en un fuerte agarre contra la pared del Dojo, dejándola sin opciones. Sus miradas se conectaron, compartiendo los efectos de la adrenalina en sus cuerpos.
— Parece que esta vez te gané, Akane—dijo Ranma, con una sonrisa de triunfo surcando su rostro.
—Sí, parece que sí —Akane respiraba agitada, pero con una sonrisa que por inercia se formó al verlo exhausto pero contento, por alguna razón no le disgustó su derrota en combate¿Sería acaso porque, la privacidad le impedía ocultar lo mucho que en verdad le importaba la felicidad de ese terco?
En ese instante, Ranma se dió cuenta de que sus manos aprisionaban con fuerza las de Akane, su corazón se aceleró, ya que evidentemente estaba tan cerca de ella sin proponérselo, así que la soltó suavemente y ambos se miraron, con una mezcla de agotamiento y satisfacción en sus rostros. El ambiente se llenó de una tensión especial, como si hubiera algo que ambos quisieran decirse, tantas palabras que se quedaban atoradas en sus labios y de allí no salían; era lo típico, pero vaya que les afectaba aquello.
Ranma reaccionó y se dispuso a romper el silencio entre ambos:
—Akane, ha pasado mucho tiempo desde que añoraba decirte...
—Lo sé, Ranma, yo también —Akane lo interrumpió suavemente, pero ninguno de los dos se atrevió a decir lo que sentían.
Y sin más palabras, ambos tomaron iniciativa y se acercaron lentamente el uno al otro, cerrando la brecha entre ellos hasta que sus labios se encontraron por primera vez y con la misma se separaron, ahora sus respiraciones estaban agitadas, pero ya no era por el entrenamiento.
Sus miradas no dejaron de conectarse y así, Ranma sintió el impulso de llevar su mano hacia el frente para acunar el rostro de Akane, quien sentía flaquear sus fuerzas, más bien no deseaba que él se detuviera, sino que cerró sus ojos, no creyéndose eso que estaba pasando, hasta que volvió a sentir la tibieza de los labios de Ranma una vez más y le fue imposible no corresponder a tal tentación.
La joven llevó sus manos hacia la nuca de él, acción que profundizó más aquel contacto electrizante y se dejaron llevar. El beso fue dulce y lleno de emociones que habían estado guardando por mucho tiempo. Entre beso y beso se detenían para mirarse, sin decir nada, porque las palabras aun no funcionaban entre ellos y ambos lo sabían a la perfección.
El sol se puso por completo, y las estrellas comenzaron a brillar en el cielo, iluminando su amor recién manifestado. En ese momento, todo parecía estar en su lugar para Ranma y Akane, y juntos disfrutaron del cálido abrazo de la noche y del amor que finalmente habían admitido.
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Hola, estos días ha nacido en mí la necesidad de escribir otro oneshot de estos dos y así me imagino el primer beso entre ellos. Espero que haya sido de tu agrado y gracias por leer.
