Capítulo
I
Desde hacía ya un par de días que la gira de los vencedores había concluido, Kantniss prácticamente lo abandonó apenas descendió del tren, sus padres se negaron a mudarse a la villa, Peeta se quedó completamente solo dentro de aquella casa.
El primer día vago sin rumbo por los alrededores cuidando de no encontrarse con su vecina y que ésta viera el patético hombrecillo mutilado que se siente. Se quedaba dormido entrada la madrugada, faltando apenas unas horas para el amanecer.
En la tercera noche el estrépito del vidrio estrellado contra el suelo le despertó. "¿Quien anda ahí?" Cuestiono con la voz adormecida cuidando el sueño de su inexistente familia.
-Lo lamento- La figura de Katniss aparece rutilante sobre los cristales de la ventana. -Tenías puesto el seguro y...- de repente la excusa le sonaba estúpida. -No he dormido desde que llegamos, pero tu pareces llevar bien.
Peta resopló divertido. -¿Te parece que lo llevo bien, Katniss?- Cuestiono exagerando la frialdad del tono quizás reclamando que le dejara olvidado en ese justo lugar como lo hacía el resto. - Y estas no son horas de visitas- señaló.
Katniss trago saliva. El joven de cabellos rubios alborotados seguía en la cama recargando la espalda en la cabecera, el cansancio en sus ojos brillaba tenue con la luz de la luna, tenía el rostro humedecido por el sudor producto de las pesadillas; le pareció, entonces, tan frágil. -Me dejarías dormir aquí- soltó avergonzada.
Esa frase desarmó a Peeta. -Claro.
Salía a hurtadillas de la casa en cuanto su madre y Prim se dormían, cruzando la villa como una ladrona en mitad de la noche. En secreto. Ni Gale debía enterarse, no le gustaría que pensara que sentía algo por el hijo del panadero. Llevaba con ella su arco, un par de flechas y su cuchillo para cazar que acomodaba sobre la mesilla de su lado de la cama. Peta la esperaba recostado "Para que traes todo eso" le pregunto curioso. "Diré que salí a cazar si mi madre o Prim me ven llegar" le contestó, la respuesta decepcionó al joven.
Ya sabía que Katniss solo actuó en la arena para salvarlo y que amaba a Gale. Sin embargo, aunque fuese egoísta, disfrutaba tenerla para las todas las noches. Aunque se estuviera autoengañando sentir la calidez de su aliento en el cuello le devolvía la paz al alma. Qué más le da si elige a otro y vive feliz por el resto de su vida, si esa noche ella está a su lado.
"Una mujer sin rostro descubrió su escondite en la arena. "Corre Peeta", le advirtió a su compañero que descansaba al costado de ella. Pero fue demasiado tarde y la mujer se le tiró encima inmovilizando, se sacó un cuchillo de la espalda y comenzó a apuñalarlo. La primera puñalada entró hasta el pomo en el pectoral izquierdo, Peta se retorció resintiendo la salida. Ahora empuñaba el arma con ambas manos y alzandola sobre la cabeza el dejo caer sobre el abdomen de su víctima. Preparaba una tercera puñalada cuando Peta finalmente reaccionó y le detuvo sujetándolo por las muñecas. "Katniss por favor despierta" la miro en lugar de concentración en la pelea; "Katniss despierta", insistió; "Despierta"..."
Sentada a horcajadas sobre Peeta que le sostenía por las muñecas para evitar que le enterrara su cuchillo de cazador Katniss miró fluir la sangre de su compañero a través de sus dedos y horrorizada arrojó el arma al suelo. "Tranquila, respira, estoy bien pero necesito que vayas a buscar a tu madre o Haymitch ahora" la reconforta el joven mirándola directamente a los ojos. Ella asintió y se echó a correr en busca de Prim y su madre.
-¡RÁPIDO PEETA NECESITA AYUDA!.- Chillo entrando directo en la habitación de su madre y dejando que la puerta se estampara dramáticamente contra el muro. Bajo las escaleras y tomó todos los frascos medicinales que pudo cargar con ambos brazos para salir corriendo nuevamente hacia la villa de Peeta.
Cuando regresó Peeta ya estaba inconsciente, a pesar de sus súplicas para abrir los ojos se negó a despertar. Su madre y Prim, guiadas por el caminillo de frascos medicinales que se le fueron resbalando de los brazos, llegaron no sabe cuánto tiempo después. "Hay demasiada sangre" escuchó decir y sintió pánico.
-Fui yo- Reconoció con voz temblorosa a la pregunta callada de su familia. -Yo le hice esto
-Está respirando- Prim pasó de largo la confesión de su hermana. - Madre, tenemos que detener la hemorragia.
Katniss se deja caer en silencio, apoyando la espalda en una de las esquinas de la habitación y observando los esfuerzos para salvar la vida de Peeta, le pidió que no la abandonara.
Pasaron horas. Hacía buen rato había amanecido, ya hubiera vuelto a casa, desayunado y tomado un baño. ¿Qué estaría haciendo Peeta? ¿Cómo pasaría el día? "Solo" se respondió. Después de todo ella tenía a su madre, a su hermana ya Gale, distrayendo del horror de sus memorias por el día y tenía a Peeta refugiándose de la oscuridad nocturna, guardando los secretos inconfesables de su fragilidad. Por fin un espectro se paró frente a ella llamándola y sacándola de los remordimientos de su conciencia.
-Hija- Fatigada, la mujer le recogió un mechón de cabello de la frente y lo acomodo detrás de la oreja de la joven. Luego, le tomó por la barbilla y la hizo mirarla -Logramos detener la hemorragia- sonrió.-Pero Peeta no puede quedarse aquí, pedimosle ayuda a Haymitch para llevarlo a casa.
