Se lo que van a decir "Milly no has terminado ninguno de tus fics anteriores y ya estas escribiendo otro" t si, lo se, deshonor para mi familia, para mi y para mi vaca, pero no puedo evitarlo, cuando llega una idea la tengo que escribir antes de que se me olvide o nunca lo haga, por eso es que tengo varios fics empezados y no los termino u_u

Pero me complace decir que algunos capítulos de otros fics ya están en proceso de escritura, y espero no tener que volverlos a escribir porque me pasa que a veces no me gusta como están escritos y los borro para volver a escribirlos. Bueno dejando de lado el Spam innecesario espero que disfruten de este fic.

ACLARACION IMPORTANTE: Los personajes usados en esta historia no son míos son de Hidekaz Himaruya, solo el OC Nyo de Polonia, además de que este fic trata muy mal a algunos personajes, y esto incluye a mi pequeña Felka, pero es por cuestiones de la trama. Y tendrá Prusia x Polonia si no te gusta una disculpa.


Capitulo 1.

Alemania.

Aun recuerdo cuando todo se fue al diablo, cuando de forma improvista me citaron temprano una mañana para verme con mi jefe y algunos ministros y militares importantes, supuse que esto era para algunas reformas en ciertas areas militares, ya sabes algo rutinario para mi, pero que era importante para el pueblo, nunca espere las palabras que salieron de la boca de aquellas personas.

- Necesitamos mas poder militar, pero también mejores aliados de los que tenemos - Dijo el que en ese momento fungía como mi jefe - Además de mejor armamento.

- ¿Y que propone? - Pregunte por mera cortesía, después de todo el era quien tomaba la mayor parte de las decisiones.

- Podemos comprarle armamento a los Estados Unidos, eso tiene que bastar para que nuestras tropas comiencen la invasión - Respondió tranquilo mientras miraba un mapa del mundo, que hasta ese momento no le había puesto atención.

Pude ver en ese mapa a ciertos paises tachados y a otros que tenían un circulo, esto me daba mala espina, por lo que no aguantando la curiosidad decidí preguntar.

- ¿Qué invasión? No estoy entendiendo nada - Mis ojos vieron a los reunidos en esa sala, de verdad esto ya me estaba trayendo viejos recuerdos, recuerdos que nunca en mi vida quería volver a revivir.

- Bueno querido Ludwig, solo te diré que vamos a volver a ser la nacion poderosa que solíamos ser - Mi actual jefe me miro sonriendo y su sonrisa me produjo nauseas en vez de confort.

- ¿Vamos a iniciar una nueva guerra? - No era una pregunta, era una afirmación, porque ya imaginaba la respuesta.

- Una Guerra como tal no, solo les vamos a enviar cartas de rendición pacificas a todas la naciones, si se rinden de forma pacifica y se someten ante nosotros no habrá necesidad de daños colaterales - Dijo de forma tranquila mi superior, insisto, todo esto me parece mal.

- ¿Y si no quieren... rendirse y someterse? - Esas dos palabras me siguen sonando mal juntas.

- Pues... Supongo que tendremos que ser "persuasivos" con los que se resistan - Dijo sonriendo con tranquilidad.

- ¿Cuándo será el anuncio o se iniciara con esta operación? - Necesitaba esa información, ya que se esa forma podría advertir a los demás para que se pudieran preparar.

No iba a dejar que un nuevo jefe loco haga añicos la tranquilidad en la que vivo, no iba a dejar que volvieran a dañar a mis ahora amigos y compañeros, y menos iba a revivir esos momentos y esos errores que me costaron mucho en el pasado.

- Empezaremos en unas semanas, no te preocupes no cometeré los mismos errores de Hitler - Ante ese nombre me tense de solo recordar la ruina que su maldita ideología trajo para mi y para mi gente.

Ya no dije nada y solo me dedique a escuchar todo lo que hablaban, discretamente saque mi celular para poder mandar un mensaje que Italia para informarle de lo que estaba pasando y que pasara la voz, solo espero que vea el mensaje ya que a veces era algo distraída.

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Cuando termino la reunión rápidamente y con una excusa de ir donde mi hermano, me subí a mi auto y sin pensarlo mucho llame a Gilbert, el que contesto casi de inmediato.

- West, ¿Qué tal la junta? Te hubiera acompañado pero no me despertaste y si lo intentaste no te escuche por lo que... - Lo corte en seco para arrancar mi auto y poner el teléfono en altavoz.

- ¿Quieres callarte? Eso no es importante ahora, necesito que me escuches, todo esto se va a complicar de ahora en adelante - Le dijo en un tono de voz que pretendía ser calmado, pero supe que falle en hacerme el tranquilo.

- ¿Qué esta pasando Ludwig? - Solo usaba mi nombre cuando sabia que algo malo paso o iba a pasar.

- Solo llama a cuantos puedas, diles que nos vemos en el punto de reunión de emergencia - Dije mientras paraba en un semáforo y vigilaba que nadie me vigilaba, por algún motivo me sentía observado.

- Ludwig me estas asustando en serio.

- ¡Solo haz lo que te pido Gilbert! - En ese momento, escuche como se perdía la comunicación - ¡Gilbert! ¡¿Me oyes?!

- Lud... No te... Escucho... - Y sin mas la comunicación se corto, tuve un mal presentimiento de esto, por lo que colgué el celular y cuando vi luz verde sin pensarlo mucho apreté el acelerador.

En definitiva esto no iba a hacer mas que complicarse.

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Al llegar a casa pude ver que había un vehículo afuera, lo reconocí, era de los altos mandos militares, trate de aparentar tranquilidad para que no notaran que estaba nervioso. Al entrar pude notar que Gilbert estaba sentado en uno de los sillones mientras dos militares estaban parados a sus lados y otros dos estaba parados frente a el.

- ¿Qué esta pasando? - Pregunte actuando como si no entendiera nada.

- Oh señor Alemania, su hermano fue encontrado infraganti tratando de comunicarse con alguien desconocido - Dijo uno de los militares - Vamos a detenerlo hasta que diga ¿A quien intentaba contactar?

- ¡Ya les dije que solo quería hablar con mi hermano y saber de su día! ¡¿Cuantas veces voy a tener que decirlo?! - Ahora que lo miraba mejor Gilbert tenia esposas en sus muñecas.

- Silencio, queda bajo arresto hasta nuevo aviso.

- ¡¿Que?!

- ¿Bajo que cargos? - Quise saber mirando a mi hermano y con su mirada me dijo todo, ni tiempo le dieron de llamar a cualquiera de nuestros conocidos para advertirles.

- Bajo el cargo de conspiración al gobierno.

- ¡¿Que?! ¡Yo nunca conspiraría contra mi hermano!

- Eso lo veremos - Miro a sus subordinados - Llévenselo.

Mire como se llevaban a mis hermano mientras este gritaba y se retorcía para que lo soltaran, cuando intente avanzar hacia los hombres que se estaban llevando a Prusia, los otros dos me cerraron el paso.

- No se preocupe señor Alemania, nada malo le pasara a su hermano, solo lo vamos a tener encerrado y cuando haya confesado sus crímenes y jure lealtad a nuestro líder será liberado, lo que me recuerda - De su chaqueta saco un documento y lo extendía en la mesa de centro, era una carta - Firme.

Mire al hombre que me dio la carta, este me extendía una pluma, tarde un momento en entender a lo que se refería mas por el shock de lo que acababa de pasar con mi hermano que por otra cosa.

- Si firmo ¿Gilbert estará a salvo? - Me sentí como un niño, indefenso y desamparado sin mi hermano, pero no era el único por el que temía, tenia miedo por Italia, por Japón, por Austria, por todos.

- Nuestro líder es un hombre justo estoy seguro de que al ver que de forma voluntaria acepta ceder todo el control de su persona a el, dejara a su hermano en libertad - Me dijo con una falsa comprensión - Pero para que el salga, el señor Prusia debe poner de su parte también.

Suspire frustrado, sabia que Gilbert era muy orgulloso y tenia el ego muy inflado pero hasta el era alguien listo y sabia que estar encerrado no era nada viable y menos ahora que de seguro ya comprendió la situación en la que estábamos. No quería firmar, pero si con esto garantizaba la libertad de mi hermano lo iba a hacer, con aun mas frustración en mi cuerpo, firme.

Y cuando mire la firma en ese pedazo de papel, lo supe, supe que había hecho un trato con el Diablo.