17. Proyecto DJ21
Una nueva mañana empezaba en el ruidoso Santuario, como lo había ordenado Saori Kido habían guardias pulcramente organizadas en los alrededores, en lo que varios grupos estaban enfocados en armar nuevas trampas otros trabajaban sin descanso en la construcción de armas y armamento y los otros reforzaban los entrenamientos. Todos los comandantes estaban ubicados estratégicamente en los puntos críticos, y los generales se encargaban de vigilar las entradas principales. Y aunque todos estaban muy nerviosos por lo que pudiera pasar, Saori le había encomendado a cada miembro tomarse algunas horas de descanso para que la falta de sueño no jugara en su contra.
Pero los atenienses estaban aterrados, el daño al Santuario había sido tan severo que no estaban seguros si las pocas trampas que quedaban soportarían un nuevo ataque, e incluso algunos empezaban a dudar sobre sus habilidades para enfrentarse a los chupasangres.
¿Sobrevivirían?
En ese momento Regulus estaba recluido e indeciso en la vieja cueva, a su lado Saori se mantenía en silencio, en lo que el doctor Asamori tomaba notas e Hilda lo animaba a dar marcha al experimento antes de que iniciara un nuevo ataque por parte de los vampiros.
Después de mucho pensar, el muchacho accedió.
La representante de Asgard, fue acomodada en una elegante silla que ubicaron en medio de la caja de cristal, Regulus le había indicado a Rob, que la caja seria usada para encerrar a una persona que debía ser rescatada en los campos de entrenamiento, el herrero, ateniendo al error humano fabricó una impresionante caja reforzada y para evitar que el pobre conejillo de indias sufriera de claustrofobia añadió espacio suficiente para que éste estuviera lo más cómodo posible. Así que, sin proponérselo, el gran Rob había construido una celda adecuada para la asgardiana.
Un suspiro se apreció con claridad en el interior de la cueva cuando Regulus se acercó a Hilda para inyectar el suero. Él estaba temeroso y muy nervioso a comparación de la peliplata que se encontraba muy tranquila. Ella lo observó con determinación y elevando su brazo lo invitó a no dar marcha atrás, el muchacho enterró lo aguja sin titubear y levantó los ojos por inercia para observar el rostro inexpresivo de su hermana, la sorpresa en la cara de Seiya y la serenidad en Asamori que sólo se limitó a tomar nota. Hilda no se estremeció con la invasión, ni siquiera hizo un gesto de dolor, simplemente, se quedó sentada en su lugar con el porte de una reina. Regulus se dio la vuelta, y cerró la puerta de la caja y continuó mirando a la asgardiana que se mantenía igual de inamovible y serena.
—¿Estás bien? —preguntó él.
Ella contestó con una gran sonrisa:
—Estoy bien.
Regulus suspiró profundo, rodeó la caja y se plantó al lado de su hermana quien junto a los demás, mantenían la vista fija en el Hilda. Todo parecía marchar correctamente, pero cinco minutos después, la representante de Asgard cayó al suelo convulsionando y bramando de dolor.
—La está matando —dijo Saori e intentó correr hasta la celda para auxiliar a Hilda.
—¡No! —la detuvo Régulus a medio camino.
—Necesita ayuda.
—No sabemos si la reacción se deba a que la esté matando o que el suero esté haciendo efecto en ella. Debemos esperar —explicó el doctor.
—¿Y si muere? —esta vez fue Seiya quien habló.
—Ella conocía los riesgos —contestó Asamori con indiferencia, pero todas las vistas pasaron rápidamente a Hilda quien empezó sufrir una especie de mutación.
—¿Qué demonios está pasando? —preguntó Saori en lo que Regulus y el doctor revisaban con afán sus anotaciones.
—Eso no había pasado antes en ninguno de los sujetos de prueba —dijo Asamori
—Es lo mismo que sucedió hace 200 años —indicó Regulus—. ¡Maldita sea, ¿por qué?!
Hubo un profundo silencio, hasta entonces Regulus estaba concentrado en sus documentos, pero al percibir a todos tan cayados y que los bramidos de Hilda habían cesado, levantó la vista únicamente para encontrarse con la forma más aterradora que sus ojos habían visto en la vida. El ligero y delicado cuerpo de la asgardiana había desaparecido y había sido reemplazado por un monstruo de impresionante altura, ojos rojos, hocico enorme y bastante pelo. Tenía unas uñas muy largas y gruesas. Era un lobo de grandes proporciones, pero aunque era aterrador, la criatura se mantuvo apacible, como un pequeño cachorro y se acomodó en un rincón de su jaula en completa calma.
—No tuvo la misma reacción que los sujetos de hace 200 años —dijo Régulus caminando hasta la jaula—. Esos sujetos estaban enloquecidos, ella se ve muy tranquila. ¿Hilda? —llamó, y el licántropo levantó ligeramente la vista—. ¿Hilda, entiendes lo que digo? —El animal apenas y soltó un imperceptible aullido—. Creo que lo logramos.
—¿Bromeas? —hizo ver Seiya—, se convirtió en… no sé, que es eso… un lobo… se ve muy humano, pero… yo no quiero verme así.
—Es lo que debemos descubrir —advirtió el muchacho Kido—. Ella no es el ser salvaje con el que se toparon nuestros ancestros la primera vez que probaron el suero, ella parece ser racional, está calmada y tranquila, y creo que me entiende. El suero funciona, solo debemos encontrar la forma en que no nos convirtamos en eso. Pero tenemos un avance. Ya tenemos un avance.
—¿Ella puede volver a la normalidad? —preguntó Saori.
—Si descubro que causa la anomalía, seguramente sí.
—Esto no nos servirá de nada, ¿cierto? —hizo ver Seiya—. Si nos vuelven a atacar, ella no podrá ayudarnos.
—Sí puede ayudar —dijo Régulus—. Su cuerpo es más resistente que el de un vampiro o un elfo, la plata no le afecta como a ellos, se recupera con mayor rapidez, lo único que podría matarla es que le arranquen la cabeza o le disparen con una poderosa bala de plata en el corazón, pero antes de lograrlo morirán en el intento.
—Eso quiere decir que es peligrosa incluso para nosotros —volvió a decir Seiya.
—Ella nos entiende —explicó Regulus—, si representara una amenaza ya habría salido de esa celda, parece que conserva su consciencia humana. Ella está de nuestro lado.
—Eso espero —dijo el Pegaso.
—Ustedes vigílenla. Yo debo revisar todos los documentos, vamos Saori.
X-X
—Supongo que este fue un atajo que no fue mostrado a mi prima.
—Supones bien —contestó Aiacos caminando al lado de Pandora que no dejaba de mirar sobre su hombro al grupo que la acompañaba—. No queríamos sorpresas, aun así. Llegaste rápido hasta nuestra comunidad en ese caballo.
—El caballo murió por agotamiento. No fue una gran hazaña realmente.
—Es una pena.
—¿Cuánto tiempo crees que nos tome llegar al Santuario? —quiso saber ella ocultando su ansiedad.
—Dímelo tú, humana —pronunció él con ironía—. Te estamos siguiendo a ti.
—Pero el camino…
—Simplemente transitamos por los caminos que conocemos hasta el punto donde estuvimos la última vez. Es decir, hasta el lugar donde logró llegar Silas. Estos caminos están despejados, no hay vampiros ni puestos de control humanos o de los chupasangres. Así que, tú eres la única que sabe realmente cuanto tiempo nos tomará llegar al Santuario.
Pandora meditó atentamente las palabras del elfo y elevó la mirada donde los otros la observaron con ironía. A ella le había tomado casi tres días enteros llegar hasta el Templo Submarino, pero iba en un caballo, animal que murió por el esfuerzo, pero que se mantuvo en pie casi hasta llegar a su destino. Pero ahí no tenían ningún medio de transporte y ellos iban a su paso, por lo tanto el recorrido sería bastante largo y ella ocupaba llegar cuanto antes al Santuario.
Además, había algo que la inquietaba, solo cuatro elfos la acompañaban, cuatro, el resto del grupo se había quedado atrás, y según Poseidón lo único que necesitaban era conocer la ubicación exacta para que uno solo volviera por el resto y transportara a los demás hasta las profundidades del Santuario.
¿Sería verdad? ¿De verdad ellos llegarían como aliados? ¿Poseidón no estaba enviando únicamente a cuatro de sus guerreros para investigar el lugar y luego atacar? Pandora conocía la fuerza de los elfos gracias a Shion. Era cierto que no podían teletransportarse a un lugar que no conocían, pero bastaba verlo solo un momento para llegar a este en cuestión de segundos. Bien esos cuatro elfos podrían entrar al Santuario, analizarlo y uno solo de ellos tendría que trasladarse al Templo Submarino y traer a todo el ejército al interior del refugio. Adentro, no habría tiempo de reaccionar. Pero… ¿sería prudente recibir a los elfos y encerrarlos en las celdas hasta estar seguros de que eran amigos? ¿Eso no ocasionaría más conflictos? Realmente, todo era muy difícil de asimilar. Pandora podría estar llevando consigo aliados poderosos o enemigos muy astutos. ¿Cómo estar segura de que podía confiar en ellos?
No la habían matado, eso era un punto a favor. Tampoco habían intentado nada en contra de Saori ni de Shion o Aioros. Los habían recibido en su hogar y así mismo los habían dejado ir. Eso podría ser una muestra de confianza, o simplemente, una vil estrategia para ganar su confianza y luego atacarlos por la espalda. ¿Pero tenía de otra? No. aun así se prometió estar alerta, porque si ella misma tenía que cortarle la cabeza a Poseidón por su traición moriría haciéndolo. Pero no les daría la victoria.
X-X
Las heridas de Afrodita no habían terminado de sanar. Eran muchas y profundas. Por lo que tiró una silla lejos que se estrelló contra los muros.
—¿Necesitas algo de mi sangre? —preguntó Mu con fingida preocupación observando el torso desnudo del vampiro—. La sangre fresca siempre los ha ayudado a sanar más rápido.
—¿Quién te autorizó a entrar a mi cuarto? —escupió molesto el vampiro sentándose en la cama.
—El señor Shaka, me envió para atender tus heridas. Yo sólo cumplo órdenes.
—Que generoso es tu señor —pronunció con sarcasmo—. Pero eso no contesta mi pregunta.
—Nunca te ha molestado que entré a tu cuarto sin avisar —respondió Mu tomando asiento al lado del vampiro—. Pero si lo prefieres empezaré a anunciarme antes. Ya sabes que estoy a tus órdenes.
—Eres un elfo demasiado petulante —ironizó Afrodita ignorando el tono relajado del otro—. Ven acá —acotó tomando al elfo por la muñeca para clavar sus afilados colmillos.
—Fue una verdadera tragedia todo esto. Según escuché los humanos estaban preparados. ¿Crees que tuvieron ayuda?
—Sí claro —contestó Afrodita deteniendo la succión para luego limpiar la comisura de sus labios—. Aioros. Ya no hay duda de que él está con los humanos.
—¿Y qué hay del señor Shun? —preguntó deliberadamente, Afrodita se detuvo antes de volver a morder al elfo—. ¿No han pensado que él también puede estar apoyando a los humanos? ¿Sabes qué? No me prestes atención.
—¿Por qué dices eso? ¿Qué razón tendría Shun para traicionarnos?
—Ya te dije, no me prestes atención. Debo retirarme. El señor Shaka me espera.
—No irás a ninguna parte, contesta mi pregunta —ordenó sosteniendo al elfo con fuerza de la muñeca.
—Afrodita, sé que no eres idiota. Tú tuviste que darte cuenta de lo mismo. El señor Shun tenía un interés diferente por esa humana. Afecto. Tal vez.
—¿Afecto? —susurró el vampiro, quien había pensado que la cercanía de Shun con Shaina era una simple estrategia, pero que con el pasar de los días se veía más evidente—. Eso ya no importa, tal vez, él ya esté muerto.
—O ayudándolos —sentenció Mu con voz serena—. Por otro lado, tengo curiosidad, ¿tuviste la mínima oportunidad de acabar con El Grifo?
El peliceleste contestó con un resoplido. Oportunidades tuvo muchas, pero nada salió como había pensado, tantos vampiros caídos y él había vuelto con El Grifo.
—¿Recuerdas nuestro trato, Afrodita?
—Sí. Pero… no sé cómo podemos…
—Libéranos de los collares. Piénsalo bien, si Shun le dice a la gente del Santuario como llegar al Inframundo, los tendremos aquí sin poder hacer nada. ¿Has pensado en lo que pasaría si ellos deciden arrojar una de sus bombas? ¿Recuerda lo que pasó hace 200 años?
—Dudo que cuenten aún con ese tipo de tecnología.
—¿Y qué pasó hace unas noches? ¿No dudaron también de ellos? ¿Cómo terminó todo? ¿Qué les hace pensar que los humanos no tienen en su poder ese tipo de armamento? Si nuestras deducciones son correctas. Shun, podría estar trayendo a los humanos hasta nuestras puertas. Pero podemos adelantarnos. Nosotros los elfos, podemos llevarlos hasta el interior del Santuario. Solo necesitamos un vistazo y los transportaremos a todos al centro del Santuario. Los atenienses no sabrán que les pasó.
—Por favor —se carcajeó—. ¿Crees que vamos a hacer tan estúpidos de liberarlos de los collares?
—Como yo lo veo, no tienen más opción. Sería una estrategia perfecta. Además, ustedes siguen teniendo al resto de nuestra gente acorralada. No necesitan liberarnos a todos.
—¿Y qué ganas tú, Mu? Dijiste que querías la liberación de tu pueblo.
—Te mentí —soltó con cinismo—. Yo quiero. Yo deseo, asesinar con mis propias manos a Shion. Tú dame mi venganza y yo te entregaré las herramientas para infiltrarte en el Santuario. Después podemos asesinar a los Minos como acordamos hace mucho.
—Yo tenía razón —sentenció con entusiasmo—. Lo único que te importa es matar a ese elfo. No te interesa tu gente, no te interesa tu familia, no te interesa nada más que él. ¿Por qué tanto odio?
—¿Te parece poco? —Hizo una señal proyectando todo el lugar—. Shion prometió que estaríamos a salvo. Me prometió a mí, que todo estaría bien. ¿Y qué hizo? Se fue con los humanos, los seres más despreciables de la tierra. Tú conoces las historias. Yo estuve presente durante esa era. No eran buenos; mi madre un día llegó con su rostro destrozado porque una mujer no pudo aceptar que ella fuera más hermosa, y aún así… él… se fue con ellos, y mi padre murió, mi madre se convirtió en la sierva personal de Hades, nos hicieron sus esclavos, nos separaron de nuestras familias. ¿Y todavía preguntas por qué lo odio?
Afrodita no contestó sintiendo algo de compasión por las palabras de Mu. Eran reales, siempre había algo de embuste en lo que decía el elfo, pero en ese momento, todo lo expuesto era genuino, no sólo había rabia en esas palabras, había dolor y desilusión. ¿Qué podría ser más intenso que la persona en la que más confías te traicione?
Mu por un momento se sintió vulnerable al manifestar esa verdad arraigada en su alma, quería convencer a Afrodita, pero se había expuesto al decir en voz alta la furia que llevaba acumulándose año tras año, ahora el vampiro lo observaba con algo de tristeza y eso le daba rabia, pero si debía seguir usando la compasión para salirse con la suya lo haría, dejaría a un lado el orgullo y continuaría en su misión usando todas las estrategias posibles así eso significara desarmarse completamente ante él.
—No te prometo nada —concilió el vampiro—. No creo que el consejo esté de acuerdo con este plan.
—Tal vez si les hablas de Shun —dijo un poco más sereno—. Al señor Hades no le gustará que se ponga en duda la lealtad del chico.
Afrodita observó a Mu con algo de desconfianza, el elfo se había recuperado con rapidez, y aunque en el fondo intentaba dejar de lado la frustración en su mirada estaba latente ese odio. En todos los años de conocerlo, aun no estaba seguro de las verdaderas intenciones del elfo. El odio era real. Mu podría arrasar con todo si no era prudente. Pero algo si era muy claro, y es que desde que Mu era un niño, quería vengarse de todos, y que su lista la encabezaba Shion.
Afrodita Siempre pensó que se trataba de un mero capricho de alguien muy joven que no acababa de entender las cosas, pero el que no acababa de entender las cosas era él mismo. Afrodita no conocía nada de la época oscura como solían llamarle algunos, no conoció a los humanos, no conoció esa maldad, por lo que no comprendía por qué Mu odiaba tanto a ese viejo elfo. Era un rencor que crecía con el pasar de los años y aquello hacía que Mu cometiera bastantes errores.
Igualmente, la estrategia del elfo no era mala; finalmente, los vampiros seguían teniendo el control. Y para motivar a los elfos, simplemente, debían llevar al campo de batalla a aquellos que tuvieran mucho que perder, y gracias a sus habilidades tampoco era necesario llevar a muchos de ellos.
—Tu idea es interesante —sostuvo Afrodita con fingido reconocimiento—. Lo llevaré al consejo. Tendrás mi respuesta después.
Mu sonrió satisfecho dándose media vuelta para marcharse, lo había conseguido. Había sembrado la duda en Afrodita. Sabía que los vampiros no eran estúpidos y que tomarían a un pequeño puñado de elfos para esa misión, pero con uno solo era suficiente para ejecutar su plan. Ahora era necesario comunicarse con el resto.
X-X
La noche era muy tranquila, el grupo que acompañaba a Pandora decidió tomar un pequeño descanso pese a las protestas de esta, quien después de unos minutos aceptó tomar asiento y algo de alimento, y era justo, llevaban días caminando y ella apenas y había dormido un par de horas, su cuerpo empezaba a pedirle clemencia.
—¿Hay alguna novedad? —preguntó Aiacos a nadie en particular, logrando una mirada confundida por parte de la humana.
—No encontré nada en los alrededores —contestó una voz al mismo tiempo que una figura se manifestaba delante de ellos, Pandora reconoció a la chica de cabellos dorados y de nombre Esmeralda.
—¿Pero tampoco estás segura de lo contrario? —inquirió el elfo en lo que la rubia negaba.
Esmeralda tomó asiento con el resto del grupo y Pandora se estremeció en su lugar sin entender que había pasado realmente. Al salir hace dos días iban solamente cuatro elfos, y ahora Esmeralda aparecía de la nada sosteniendo una conversación un poco extraña con Aiacos como si hablaran en clave.
¿De qué hablaban? ¿Acaso Esmeralda había sido enviada adelante para vigilar el camino? ¿O acaso esperaban una emboscada por parte del Santuario? ¿Qué estaba pasando? Todo era muy extraño.
X-X
El consejo vampiro se había reunido y sólo había caras largas y enojadas. Subestimaron a los humanos, y ahora se maldecían por ello. No solo perdieron a El Cid y Shura dos grandes guerreros y espadachines, sino que también habían perdido a Seraphina y Dégel. El inframundo estaba de luto, uno a uno iban cayendo cuando ellos esperaban no perder vidas vampiras.
—Debemos atacar todos. Ya no más juegos —dijo Albafica apretando los puños—. Y no podemos darles tiempo.
—Calma tu ímpetu —concilió Hades, tampoco muy contento con los últimos eventos.
—Creo que podemos suponer, que el Santuario está en desventaja ahora —se hizo oír Camus, su semblante era incluso más serio que antes—. El primer grupo detonó varias trampas. No creo que tenga las suficientes para someter a un grupo más grande.
—La montaña es amplia —recalcó El Grifo.
—Si vamos por el mismo camino del primer grupo, podemos llegar al interior del Santuario.
—Camus tiene razón —dijo Afrodita analizando los rostros de sus compañeros—. Pero nos estaríamos arriesgando nuevamente. No deberíamos seguir perdiendo a nuestra gente. Sé que no podemos darles tiempo a los humanos de volver a plantar sus trampas, pero tampoco sabemos cuantas más tengan a su disposición ni dónde. Y por favor, no podemos seguir subestimando a los humanos.
—Parece que tienes un plan —sugirió Shaka observando a su compañero.
—Sólo es algo que se me ocurrió, podría funcionar y darnos mucha ventaja.
—Te escuchamos —apoyó Albafica con orgullo.
—Tomar a unos cuantos elfos, retirar sus collares y que ellos nos teletransporten al interior del Santuario.
—¿Liberar elfos? —preguntó con marcada ingenuidad Makaira—. ¿Te volviste loco?
—Por favor, piénsenlo bien. Los elfos pueden transportarnos al centro del Santuario. Estaríamos pasando por encima de todas las trampas y estaríamos apareciendo inmediatamente dentro del hogar de los atenienses.
—Es… tentador —sostuvo Hades.
La idea no era descabellada, atacar desde el interior era algo que no esperarían los atenienses. Los tomaría a todos por sorpresa y burlarían totalmente todas sus defensas.
—¿Y los elfos? —aclaró Camus—. No podemos permitir que huyan.
—No lo harán si los tenemos bien motivados —recalcó Afrodita con mirada fría—. Así como Shiryu cumplió la misión de vigilar a Shun y a la humana bajo un pequeño acuerdo, creo que podemos hacer lo mismo otra vez. Si se oponen o intentan algo, asesinamos a sus familias.
—Es una idea muy ambiciosa y arriesgada. Pero tendríamos claramente una ventaja —animó Hades.
—Y podríamos ir inmediatamente —meditó Makaira.
—¿Por qué tanto afán? —enfatizó Asmita—. Sé que no les podemos dar tiempo a los humanos, pero tampoco debemos atacar de inmediato. Nos estarán esperando.
—Por Shun —aclaró Afrodita recibiendo como respuesta algunos gestos confundidos, como otros dispuestos a apoyarlo y otros como el de Makaria y Hades dispuesto a hacerlo guardar silencio—. Creo que todos nos dimos cuenta de las debilidades de Shun, ¿o me equivoco? Desarrolló sentimientos por la humana. Y tal vez quiera a cooperar con ella.
—¡Eso es ridículo! —bramó Hades—. Ninguno de mis hijos caería tan bajo. ¡Apoyar a otra raza! No lo puedo imaginar. Shun no haría eso.
—¿Seguro Hades? —quiso saber Asmita con un tono tan molesto que no daba opción a réplicas.
—Tal vez Shun, esté confundido —concilió suavemente Makaira—. Pero él jamás se atrevería a dañarnos. Ustedes lo conocen.
—Shun se ha enfrentado a un mundo desconocido —explicó Albafica—. ¿Cómo saber que no está cautivado como les ha pasado a otros? No ha sido la primera vez que un vampiro siente afecto por un humano.
—¿Te refieres a mi hermano? —acotó Aioria quien se había mantenido al margen—. Solo un estúpido cometería el mismo error de Aioros.
—No solo fue él. Julián y su grupo —enfatizó Albafica—. ¿Acaso no escaparon ellos también con humanos? Cualquiera puede cometer ese error. Shun no está exento de ello.
—Te equivocas. Shun jamás me traicionaría —demandó Hades y aunque lo que debió decir fue: 'nos traicionaría'. No estaba dispuesto a corregir su error, porque nadie se burlaba de Hades—. Puedo pensarlo de cualquiera menos de él. Él no haría algo así.
—No tenemos forma de saberlo —tomó la palabra nuevamente Afrodita—. Por lo que veo, no nos queda de otra que atacar antes de llevarnos una sorpresa.
—De acuerdo, creo que por ahora es el plan mas solido que tenemos —dijo Shaka—. Yo creo que deberíamos hacerlo. Un solo elfo será suficiente para que nos infiltre en el Santuario.
—¿Podemos confiar en las habilidades de los elfos? —inquirió Camus—. Han estado apresados durante 200 años, ¿cómo saber que no se perderán en el camino y con nosotros consigo?
—Shiryu viajó del Santuario al Inframundo sin ningún tropiezo —hizo ver Makaria—. Creo que pueden hacerlo. Y como necesitamos un solo elfo, lo mejor es que sea Shiryu. Su amor por su familia lo hace un elfo manipulable.
—Quiero a cuatro elfos —ordenó Hades tratando de disimular su disgusto por la conversación de antes—. Atacaremos por cuatro puntos distintos, así abarcaremos más terreno y rodearemos a los humanos sin darles tiempo si quiera de escapar.
—Uno por cada flanco —apoyó Asmita—. Me parece una excelente idea. Y los collares no deberían ser retirados hasta llegar al Santuario. Los elfos pueden soportar nuestra velocidad aun con las cadenas puestas, y necesitamos que vigilen durante el día. Si partimos ahora mismo llegaremos al Santuario mañana en la noche.
—Parece que estamos todos de acuerdo con este plan —ironizó Albafica—. ¿Qué elfos deberían ir? Debemos ser prudentes, ya sabemos que Shiryu será uno de ellos y que podemos confiar en él.
—Yo propongo a Mu —dijo Shaka—. Ya ha cumplido otras misiones sin defraudarme.
—Por mi parte, mi elfa personal Yuzuriha, es muy colaboradora cuando su esposo se ve en peligro —manifestó Makaira con perversa sonrisa—. Que Yato se quede en las celdas en lo que ella cumple con su misión.
—Hay una chica Helena —tomó la palabra Aiora—, que me ha pedido en varias ocasiones el permitirle ver a su hermano menor. Creo que ella es perfecta para esta labor. Siempre y cuando le prometa esa reunión.
—Perfecto —pronunció Hades—. Y de nosotros quienes irán. Es lógico que no podemos dejar el lugar sin vigilancia, sé que todos están molestos y quisieran arrancar unas cuantas cabezas, pero debemos ser prudentes.
—¿Tu irás? —preguntó Asmita a Hades.
—Sí —contestó sin titubear—. Traeré a Shun a casa o lo asesinaré si las apreciaciones de ustedes terminan siendo correctas, aunque, realmente no creo tener que llegar a eso.
—Si deseamos tener ventaja sobre los humanos no puede ir un pequeño puñado como en el primer ataque —reflexionó Amista—. Debemos ir más. Un ejército robusto para poderlos apresar evitando bajas humanas. Finalmente, ellos son una fuente de alimento inigualable, y lo que menos queremos es que empecemos a pelear por una bolsa de sangre.
—Me parece sensato —apoyó Albafica—. No podemos, ni debemos ir cortando cabezas de manera desenfrenada. Yo me quedaré en el castillo con un grupo de vampiros para vigilar el lugar y a los elfos. Que Dead Mask y su grupo no se alejen del Tártaro, sé que la muerte del padre de Ángelo tiene al muchacho muy ansioso, pero sus habilidades nos serán de mayor utilidad procurando el refugio. Los demás, pueden desplegarse al Santuario.
—En efecto —continuó Asmita—. Necesitamos cuatro grupos, cada uno liderado para atacar por cuatro flancos diferentes. Yo me encargaré de uno de ellos.
—Permítanme a mí liderar el tercer grupo —ofreció Makaira, no era necesario expresar que Hades estaría a cargo del primero.
—Entonces yo me encargaré del cuarto —apuntó Shaka inclinándose hacia el frente—. Y si me lo permiten, pienso que debería haber un quinto grupo vigilando el perímetro de nuestros enemigos para evitar que alguien escape.
—Yo me encargaré de ello —comentó Camus, aunque quería entrar al Santuario y asesinar a todos, tal vez su presencia se requería más afuera, adentro, no respondería de sus actos.
—¿Todo el consejo irá al Santuario? —inquirió Albafica observando los rostros de todos, sin recibir una negación—. De acuerdo. Por lo que veo, nuestra victoria será inminente.
X-X
—¿Traes buenas noticias, Alana? —preguntó Julián mirando a la chica a los ojos.
—Los vampiros que viajaron al Santuario regresaron al inframundo —explicó ella—. Pero según aprecié, sólo tres de ellos sobrevivieron. Aparentemente los humanos lograron defenderse.
—Eso es bueno —susurró el vampiro, esmeralda había estado revisando el último punto donde habían visto a un humano, y ella le había revelado que se sentía un olor muy pequeño a muerte, muy mínimo para la cantidad que se estimaba vivía en el Santuario—. Los atenienses siguen de pie.
—Eso parece. Pero tal vez no sea por mucho tiempo. Los vampiros se veían muy molestos.
—Entiendo. ¿Has podido hablar con Mu?
—No. Él no atiende mi llamado, por ello mi tardanza, esperaba que él diera alguna señal, pero no he recibido nada de su parte.
—¿Crees que esté bien?
—Eso espero.
Poseidón agradeció el trabajo de Alana, ella era la encargada de vigilar el Inframundo poniendo en riesgo su vida, y era ese mismo trabajo lo que le había dado la suficiente habilidad para comunicarse con los elfos del interior del Inframundo, con Mu exactamente. Julián sabía que Mu podría ser una bomba de tiempo que podría detonar en el momento menos preciso. Aun recordaba esos ojos llenos de rencor de un pequeño elfo que lo había perdido todo. ¿Podrían confiar en Mu? ¿Los elfos podían confiar en él?
—Es mejor que aguardes aquí, Alana. Necesitamos toda la ayuda posible en el Santuario.
Alana aceptó no muy convencida, estaba preocupada, el que Mu no respondiera a su llamado podía deberse a que había decidió marchar por su cuenta o en el peor de los casos porque lo habían asesinado o encarcelado. Y eso no era bueno, durante todo el tiempo que estuvo en contacto con el elfo, nunca había escuchado que recibiera algún tipo de castigo o por lo menos no uno tan drástico que arriesgará su integridad. Lo que sea y cualquiera de las opciones, la alteraba demasiado y sólo esperaba que Mu, estuviera sano y salvo.
X-X
—Mu —llamó Shaka al elfo quien hizo una respetuosa reverencia—. Por favor quiero que traigas a Shiryu, Yuzuriha y a Helena contigo. Los requerimos en el salón de juntas cuanto antes.
—Sí señor.
Mu aceptó lo encomendado y con paso elegante se dirigió a hacer lo que le pedían, después de un par de minutos, los cuatro elfos estaban ante el escrutinio de los miembros del consejo.
—Atacaremos el Santuario —explicó Hades sin titubeos—. Ustedes cuatro vendrán con nosotros. Marcharemos esta misma noche.
—¿Por qué solicitan de nuestra ayuda? —preguntó Yuzuriha, su tono era frío, pero prudente. De todas formas ella no entendía el porque los requerían. Hacía mucho tiempo que los vampiros no necesitaban escolta élfica para sus viajes.
—No te concierne elfa —escupió El Grifo—. Solo limítate a obedecer.
—No se preocupen —sostuvo Camus con voz tranquila—. Serán bien recompensados, simplemente, queremos que cumplan nuestras órdenes al pie de la letra.
—¿Esa recompensa incluye poder ver a nuestras familias? —preguntó quedadamente Helena bajando la cabeza ante su impertinencia.
—Así es —contestó Aiora con suavidad—. Te prometo que podrás ver a tu hermano si haces lo que te decimos, pero si alguno de ustedes vuelve a cuestionar nuestra palabra lo ejecutaremos en este mismo instante.
Los cuatro elfos bajaron la cabeza en señal de respeto y aunque tenían muchas preguntas, prefirieron guardar silencio.
—Les daremos los pormenores de su misión en el trayecto —dijo Hades poniéndose de pie—. Quiero que todos estén listos en menos de una hora. ¿De acuerdo?
—Sí —contestó el consejo.
—Makaira encárgate de nuestro grupo de elfos —señaló el líder mayor a los cuatro invitados—. No los quiero desprotegidos.
—¿Seguro? —interrogó la chica, eso significaba darles armas a los elfos.
—Me parece que tienen ellos mucho que perder si se ponen de insolentes, así que sí. Estoy seguro.
—De acuerdo padre.
X-X
—¿Qué crees que tramen Mu? —preguntó en baja voz Shiryu organizando su indumentaria donde cerraba su cinturón para acomodar un afilado cuchillo. Makaria estaba al otro lado revisando cada una de las armas y haciendo una respectiva entrega a los vampiros—. ¿Crees que nos liberen de los collares?
Mu chasqueó la lengua y observó a la pelinegra vigilando que esta no pudiera oírlos, sin embargo, el pelilila no se atrevió a responder el interrogatorio y continuó en su propia labor. Si los vampiros iban a liberarlos de los collares, estaban siendo muy precavidos al llevar encadenados hasta su destino nada más a cuatro elfos, ahora empezaba a creer que pudo haberle dicho algo a Alana. No obstante, eso no debía disuadirlos de su plan inicial.
—Sólo haz todo lo que te digan —susurró Mu no sólo a Shiryu si no a las otras dos elfas también—. Y después daremos marcha al plan, esperen mi señal.
—¿Y si no tenemos tiempo ni oportunidad para ejecutar dicho plan? —inquirió Shiryu preocupado en lo que Mu observaba a los otros tres a los ojos.
—Si no podemos. Estaremos perdidos para siempre.
X-X
Saori arrojó un grupo de hojas contra la pared. Estaba frustrada. Llevaban dos días sin obtener respuestas, leyendo todos los documentos que habían hallado en el bunker, registros de la gran biblioteca y revisando todos los libros y textos de ciencia, biología, genética, física, química, y todo lo que pudiera ser de utilidad para encontrar una razón válida del porqué Hilda se había transformado en un demonio, pero no había nada, nada. Para su fortuna, la asgardiana, aun en su forma sobrehumana se encontraba muy tranquila, generando pequeños aullidos de vez en cuando.
—¿Qué vamos a hacer hermano? —preguntó ella—. Esto es una carrera contra reloj.
—Lyfia ha estado haciendo preguntas sobre el paradero de Hilda. Ya no sé que más decirle —comentó Regulus derrotado—. No logro comprender lo que está pasando. Sólo sé, que Hilda es mucho más consciente de lo que fue el proyecto Alfa en los primero sujetos.
—¿Te refieres a que ella se encuentra muy tranquila? —inquirió Saori, no muy convencida de tanta calma.
—Ella nos entiende —expuso Regulus—. Estoy seguro.
—Según escribió Fafner —continuó Saori buscando bajo una pila de documentos—, uno de los lobos pareció comprender las palabras humanas. Creo que su nombre era Milo o algo así, era el hijo de Andreas. Aquí está —señaló uno de los informes—: El señor Andreas, se acercó a su hijo y pronunció unas palabras, el sujeto, Milo respondió ante el gesto dejando caer su cabeza ligeramente, pero después, engulló a su padre como un pequeño bocadillo. Se asume, que el soldado que se acercó a ellos pudo impacientarlo.
—Tal vez fue una coincidencia —hizo ver Regulus—. Hilda ha tenido diferentes factores estimulantes y aún así se mantiene relajada.
—Nadie le ha apuntado con un arma —razonó Saori.
—¿Crees que ellos perciban el peligro detrás de un arma? ¿Crees que Hilda no nos ha atacado, porque no la hemos agredido?
—Si la agredimos ella se defenderá, ese es un hecho y pasaría con cualquier individuo. Pero si piensa que su vida está en riesgo, ¿eso no la descontrolaría?
—¿Cómo poniéndola en contra de nosotros?
—Eso me temo. Qué tal si los vampiros atacan y ella al sentirse en peligro no distingue entre humanos y chupasangres, ¿y si mata a todos por igual?
—Es un riesgo. Pero debemos apelar a la consciencia humana que aun sigue en ella. Tal vez ese tal Milo si reconoció a su padre, pero al temer por su vida lo mató. Tal vez si logramos adentrarnos en su cabeza, mostrarle la diferencia entre un amigo y un enemigo podríamos hacer algo.
—De acuerdo. Tal vez debería revisar los libros de neurociencia. —Saori tomó asiento para continuar con su investigación—. Oye, creo que deberíamos revisar la sección de…
—Ocultismo —interrumpió él haciendo sonreír a su hermana.
—No tonto. Toxicología y no sé, de alergias.
—¿Crees que lo de Hilda es una alergia?
—Podría ser, no deberíamos descartarlo.
—Entonces no descartes el ocultismo.
—Cierra el pico y continúa. Le dije a Saga que estaría todo el día aquí ocupada revisando documentos contigo para buscar alguna otra debilidad de los vampiros. He faltado a varios de mis entrenamientos, pero esta noche debo ir a ver a Shun. No podemos seguir esperando a que por las buenas nos dé información.
—¿Piensan torturarlo?
—Creo que no tenemos de otra —anotó Saori con tono afligido.
—¿Que usarán?
—Plata líquida, una pequeña dosis en sus venas. Rob y su equipo lograron desarrollar varios sueros, aunque no son letales serán nuestro as bajo la manga. Con él los vampiros pierden habilidad y movilidad porque su sistema está concentrado en desechar la toxina. No los deja respirar ni concentrarse adecuadamente, como si estuvieran envenenados.
—¿Cómo saben eso? ¿Lo probaron en Aioros?
—Fue un suero creado en la anterior guerra. Se iba a usar en recién nacidos para controlar la natalidad de las especies.
—¿Iban a asesinar niños de una manera tan cruel?
—La dosis en una criatura tan pequeña los mataría instantáneamente. Ellos realmente no sufrirían. Iba a ser como quedarse dormidos.
—Hablas como si estuvieras de acuerdo con ese acto —dijo indignado.
—Claro que no. finalmente, fue todo eso lo que nos llevo a este momento. ¡Asesinar niños! No sé en que estaban pensando nuestros ancestros.
—El poder conlleva a la locura.
—No tenemos tiempo para pensar en el pasado —apremió Saori con sonrisa tranquila—. Enfoquémonos en el presente, y procuremos hacer un mejor futuro.
X-X
Una hermosa elfa de cabellos largos y dorados caminó con paso ligero detrás de las torres del castillo del inframundo, el sol estaba en lo más alto y sus ojos azules brillaron con algo de incertidumbre. Ella tomó asiento cerca a un muro alto de ladrillos rojizos y con el nudillo de su mano derecha dio tres pequeños golpes en la piedra recibiendo una respuesta similar del otro lado.
—¿Shiryu? —escuchó a Dohko.
—No maestro —susurró la joven mirando de vez en cuando hacia las ventanas del castillo—. Soy June.
—Querida niña, ¿cómo estás? ¿Dónde está Shiryu?
—Lamento traerles malas noticias, maestro Dohko. Shiryu fue arrastrado con los vampiros anoche. Creo que se dirigen al Santuario.
—Eso no son malas noticias —dijo el mayor con voz calmada—. Él estará bien. ¿Los collares fueron retirados como esperaba Mu?
—No señor, y lamentablemente solo marcharon cuatro elfos con los vampiros y a Yato lo encerraron en una de las celdas para persuadir a Yuzuriha.
—El plan sigue en pie —sostuvo Dohko con firmeza.
—Cuatro elfos —recalcó la rubia—. ¿Usted cree que cuatro elfos puedan dar marcha al plan? Un ejército enorme de vampiros viaja con ellos.
—¿Minos, mano derecha de Hades, y Afrodita iban con ellos?
—Sí, mi señor.
—Entonces no hay nada de qué preocuparnos. Ellos son los únicos que nos interesan. Tal vez Afrodita se encargue de Minos sin que nosotros tengamos que mover ni un solo dedo. Debemos estar atentos. En cualquier momento, ellos vendrán por nosotros. Mantén a todos preparados. Esto se convertirá en un infierno.
—Sí señor.
—Ten mucho cuidado. Una cosa más. ¿Lograste averiguar si los Generales Marinos conocen este plan?
—Aparentemente, no —contestó ella algo triste—. Según me dijo Guilty, Mu hace mucho que no se acerca a la zona de reuniones. Pero según los cantos a lo lejos, los Generales han tratado de comunicarse con nosotros.
—¿Y no sabemos por donde se escabulle Mu para verse con ellos?
—No mi señor, y si soy sincera, tampoco es que hayamos tenido el tiempo y el coraje para averiguarlo.
—De acuerdo mi niña. Traten de mantenerse a salvo.
—Sí.
Dohko suspiró pausadamente, trataba de mantener la calma, Mu le había revelado un plan muy arriesgado, pero necesitaban tener fe en que todo saldría a pedir de boca, y aunque no estaba de acuerdo con excluir a los Generales Marinos, tampoco podía seguir esperando a que Poseidón y su gente los auxiliaran.
Había sido muchos años atrás, él lo recordaba con detalle, los vampiros habían sido atacados por otro grupo, apenas los hijos de Hades lograron salir con vida de ese combate, y aunque los chupasangres intentaron mantener ese información en secreto, fácilmente, se propagó por los campos élficos como una plaga, alentando a los pobres esclavos a tener un rayo de esperanza, pues habían escuchado en medio de los murmullos que elfos se encontraban en ese grupo, y fue unos años después, cuando Mu lo contactó para comunicarle que en una comunidad lejana estaban dispuestos a ayudarles.
Dohko llevaba años sin ver a Mu, Rhea apenas y lo había visto un par de veces en el castillo al ser la sirvienta de Hades. Por eso, algunos usaban ese pequeño rincón para comunicarse con sus familias. Debían ser muy prudentes, porque siempre había ojos vigilando desde la oscuridad del castillo, pero nunca imaginó que un día llegaran con aquella noticias de un Templo Submarino, no obstante, el tiempo pasó y hasta el momento no tenían certeza de que irían a ayudarlos. Llevaban mucho tiempo esperando, y él como muchos otros deseaba ver a su familia.
Cuando nació Shiryu, Dohko apenas pudo verlo por un par de minutos, luego el niño y Rhea fueron llevados al Tártaro (como solían llamarlo los vampiros), no fue hasta que el infante cumplió cinco años que Dohko pudo encontrarse con su esposa, pero al joven nunca lo volvió a ver, hasta que Mu lo llevó a la cerca para que se comunicara con ellos. De Shiryu sólo conocía su voz, y ahora su hijo pasaba por la misma tragedia con el pequeño Kiki. No era justo crecer lejos de quienes se ama, él no permitiría que su nieto pasara por lo mismo, por lo que si había una mínima esperanza se iba a aferrar a ella hasta el final de sus días.
X-X
Los hermanos Kido pasaron toda la mañana revisando hasta la más mínima anotación que les pudiera dar luz verde, pero nada era suficiente para obtener una respuesta válida. En ese momento Regulus se había recluido en un rincón, Saori lo había visto horas atrás correr hacia la caja de Pandora y luego revisar con afán unas anotaciones encontradas en el bunker, y desde entonces —y aunque ambos estaban enfocados en sus propias investigaciones—, el más joven no había dicho ni una sola palabra dedicándose únicamente a gruñir y suspirar con fuerza.
—De acuerdo, estoy empezando a desesperarme —tomó la palabra Saori—. No solo me está frustrando no encontrar respuestas, sino que, de un momento a otro toda tu expresión se ha ensombrecido. Dime qué pasa. ¿Encontraste algo?
—¿Escuchaste hablar… o sabes algo del proyecto DJ21?
—DJ21 —repitió ella recordando el nombre—. ¿Proyecto? Creo que estás confundido. El DJ21, fue el virus que acabó con todo. La razón por la que estamos acá. No era un proyecto.
—Sí, era un proyecto, hermana —aclaró sobándose las sienes—. Era un proyecto de los laboratorios Kido. Un proyecto creado para que el humano adquiriera inmunidad.
—¿Inmunidad contra qué?
—La muerte —sostuvo caminando hasta la ventana—. La caja de Pandora —señaló—. En ella estaban las anotaciones de Suez Kido, el pionero del DJ21. Resulta que para el año 2100 era muy popular la viroterapia, y aunque algunas investigaciones y descubrimientos fueron un éxito, los Kido no se detuvieron ahí. No, ellos querían ganarle a la muerte, por ello desarrollaron el DJ21: Un virus capaz de adaptarse a la cadena de ADN humana modificando el material genético. El virus se creó para evitar la muerte a cualquier costa. Lamentablemente, no funcionó como se esperaba, concluyendo que el DJ21 era capaz de amplificar enfermedades que tuviera el huésped desde un simple resfriado hasta un cáncer, pero en una persona completamente sana daba la posibilidad de adquirir cierta resistencia hacia algunos factores clínicos y ambientales. El DJ21 no era perfecto, y hasta un pequeño dolor de cabeza podía convertirse en una fuerte jaqueca y asesinar al sujeto. Pero tenían algo, una base para desarrollar algo más grande, no obstante, el virus escapó, Suez Kido no se explica cómo pudo pasar, pero pasó. Tal vez alguien de adentro intentó venderlo en el mercado negro y fue cuando todo se salió de control.
Regulus guardó un lastimero silencio y observó a su hermana preocupado.
—Nosotros iniciamos todo, Saori. Nosotros destruimos al mundo.
—Entiendo, entiendo —tranquilizó ella con voz suave—. Fue un error de hace más de 300 años. Ahora debemos enfocarnos en lo importante. Los vampiros… Hilda.
—Creo que la anomalía de Hilda tiene que ver con el DJ21.
—¿Por qué?
—Por sus compuestos. Luego del fracaso y que el DJ21 se convirtió en una amenaza la Fundación Graude estuvo trabajando para contrarrestar los efectos o eso fue lo que se le dijo a la población, porque lo que realmente deseaba Suez era crear humanos perfectos. Del DJ21 nacieron los vampiros y de estos los elfos. De cierto modo lograron su propósito, pero con el inconveniente de que ambas razas eran sensibles a algunos elementos: el sol y la plata. Por ello continuaron las investigaciones no solo en humanos, sino con los inmortales, y se usaron variantes del virus, genes vampiros, élficos, canis lupus, entre otras especies.
—Tienen lógica —razonó Saori—, la mutación sólo se está presentando en humanos, porque el virus fue desarrollado para adaptarse al ADN humano. La fundación Graude jamás estuvo buscando la cura —susurró con los ojos llorosos—. Ellos únicamente querían perfeccionar el DJ21 para conseguir…
—Ganarle a la muerte. Inmortalidad. Si el hombre obtenía fuerza sobrehumana jamás enfermaría y la muerte sólo sería un sueño. Nuestra familia destruyó el mundo, y los vampiros, elfos y el proyecto Alfa, sólo eran variantes para perfeccionar la raza humana. Maldición, lo que yo conocía del virus era muy poco, lo que todos aquí saben: que destruyó al mundo. No imaginé que el DJ21 tuviera que ver en todo esto, por eso no tuve en cuenta las anotaciones de Suez Kido. Las pasé por alto.
—Por eso nosotros somos más fuertes que la generación de hace 200 años —razonó Saori volviendo a su puesto y hablándole a la nada, Regulus se sintió ignorado porque mientras él exteriorizaba su frustración ella parecía encontrarle el lado bueno a las cosas—. Shion, lo dijo. Dijo que nosotros éramos incluso más rápidos y resistentes.
—¿De qué hablas?
—Suez pensaba que si el humano obtenía la juventud eterna e inmortalidad, ya no volvería a enfermar, por lo tanto serian inmunes al virus —aclaró—. De cierta forma, si estaban buscando la cura aunque no de la forma correcta. Los humanos ya no enfermamos por los efectos del DJ21 como en el pasado, el de DJ21 se adaptó y se combinó con los anticuerpos. Regulus, si nos comparamos con las antiguas generaciones, nosotros somos más fuertes. Lo que explicaría porque hemos logrado (algunos), igualar e incluso superar la velocidad de Aioros y Shion. El DJ21 sí es capaz de dar inmunidad, por eso Mitsumasa continuó con los experimentos aún después de la muerte de Suez, pero tal vez se enfocó mucho en las funciones de los elfos y vampiros…
—Y nació el proyecto Alfa —completó Regulus—. Pero debido a la complejidad del virus, de su rápida adaptabilidad, tenemos grandes lobeznos con una fuerza absurda. El virus en su estado puro sigue siendo una complicación.
—Altera el genoma humano, tal cual como lo hizo con los inmortales. Aunque exista una inmunidad humoral, el DJ21 se desarrolló para adaptarse y quedarse. Me queda una duda, ¿por qué nos vimos afectados hace 15 y 5 años atrás? —indicó—. Sí el virus nos ha otorgado cierta inmunidad, por lo menos a las nuevas generaciones, ¿por que tuvimos estas tragedias?
—Ya te lo dije. Por qué él ataca otras enfermedades. —explicó el chico—. Se creó para evitar la muerte a cualquier costa. Acabando con todo lo que pudiera provocarla. En este tiempo y bajo estas condiciones aún existen enfermedades que no hemos podido erradicar. Las personas que murieron hace 15 años, según reza en los registros médicos, tenían todos, una enfermedad terminal. El virus DJ21 hizo que su enfermedad se extendiera y acelerara sus efectos. Por ello fueron tan pocos los que murieron. Lo de hace cinco años, fue una mezcla de nuestra escases de alimento, las plagas que nos azotaron en ese entonces, y el invierno tan severo por el que pasamos.
—Eso es bueno —sonrió Saori logrando que Regulus empezará a creer que había enloquecido—. Una enfermedad terminal podría…
—Buenas noches —saludó Ares entrando al despacho con una maquina, los hermanos se miraron entre sí, pero prestaron atención al recién llegado.
—Ares, ¿ese es el computador? —dijo Saori mirando el artefacto que traía el niño, después de tanta lectura sin sentido, aquello era algo de toda su atención—. Pensé que se vería diferente.
—Señorita Kido —interrumpió Seika al ver la puerta entre abierta—. El capitán Saga, la está esperando.
—Oh, lo había olvidado —dijo le heredera mirando hacia la ventana donde la noche empezaba a hacerse más oscura—. ¿Le puedes decir que lo alcanzaré en una hora? Quisiera revisar unos asuntos con los chicos.
—De acuerdo —dijo la castaña abandonando el lugar y cerrando la puerta tras de sí.
—¿No que estabas muy entusiasmada por irte a ver con Saga? —preguntó Regulus para molestar a su hermana y tratando de calmar la decepción adquirida por su descubrimiento.
—Cállate —pidió ella mirando a Ares—. ¿Por qué se ve así tu computadora?
—Intenté que se viera más como una laptop —contestó el niño—. ¿Han visto alguna vez una laptop? —preguntó al ver las caras confundidas de los hermanos—. No importa. Comprimí todo para que funcionara y cupiera en esto. No fue para nada sencillo, pero tenemos una computadora. Eso sí, su batería no dura mucho, estuve casi toda la mañana pegado a los paneles solares y aún así tarda en cargar y se apaga con facilidad.
—Ares —llamó Regulus—. Estamos un poco ocupados, puedes mostrarnos tu laptop después.
—Yo si la quiero ver —dijo Saori casi en un puchero en lo que su hermano negaba con seriedad.
—Pensé que les gustaría ver el vídeo —dijo el niño y ambos muchachos caminaron hasta él.
—¿Cual vídeo? —preguntó Regulus.
—Pude extraer algunas imágenes de los antiguos discos duros —explicó el niño poniendo el computador sobre la mesa—. Y encontré un vídeo interesante. Es sobre el proyecto alfa, ¿lo quieren ver?
—Claro que sí, ponlo —ordenó Saori exaltada.
—La imagen no es muy nítida, se cortan algunas escenas, la verdad no fue mucho lo que logré recuperar, pero está de terror.
—Deja de hablar Ares y pon el video —demandó Regulus, el niño hizo como se le indicó y luego se dio vuelta para ojear los papeles que estaban tirados por todos lados—. Es impresionante, es la misma reacción que tuvo Hilda —expuso al ver a los lobos de la pantalla—. Mira, ellos enloquecieron, están matando a todos. Es lo que yo te decía. Hilda guarda algo de raciocinio. Es diferente.
—¿Tú viste esto, Ares? —preguntó la pelilila.
—Sí —contestó el pequeño sin importancia.
—No debiste hacerlo —dijo ella, pero ya era demasiado tarde, por lo que volvió su mirada a la pantalla donde la imagen saltó a otra escena—. ¿Qué es eso?
—En los archivos decía que habían detenido a los lobos, tal vez sea gas mortífero —aclaró Regulus.
—Se ve muy denso para ser un simple veneno. ¿Y no decían los mismos archivos que ellos tenían una mayor resistencia a todo?
—No está la escena de Andreas y Milo —comentó Regulus ignorando a Saori—. ¿Ares, crees que puedas extraer más imágenes? Necesito una en específico.
—No lo creo. Los discos están seriamente dañados. Esto fue todo lo que logré.
—No sé que puede ser ese gas o las palabras de Fafner sobre ese tal Milo —Regulus se dejó caer en el sillón en lo que el vídeo se congelaba—. En esa época y en esta el suero sigue causando el mismo efecto.
—Creo que ya deducimos por qué —comentó Saori con seriedad para evitar que Ares escuchara algo que no debía.
—Sí —dijo Regulus—, pero Hilda. Ella es diferente, es muy diferente. —Se quedó cayado por un escaso segundo y luego de la nada bramó con furia—: ¡Demonios! Y yo seguí con el juego… ahora Hilda. —Tomó asiento nuevamente—. Si nuestras deducciones son ciertas, no importa quién ingiera el suero, el resultado será el mismo.
Un aullido a lo lejos los hizo guardar un pequeño silencio.
—Desde esta mañana ella empezó a hacer eso más seguido —hizo ver Saori.
—Sólo lo ha hecho un par de veces —calmó Regulus.
—Su aullido es cada vez más fuerte —razonó Saori—. Atraerá la atención de Shion y Aioros.
—Sólo está incomoda. Iré a ver que tiene. Tal vez Seiya la está molestando.
—Ah, por cierto —comentó entusiasmado el niño donde dos pares de ojos se enfocaron en él—. El doctor Asamori me pidió que te dijera que Hilda está… está… celosa… bueno, algo así. Me dijo una palabra rara y luego me dijo celosa… o algo así. No me acuerdo.
—En celo —terminó Saori moviendo la cabeza para analizar la situación—. Está en celo.
—¿Y eso qué? —preguntó Regulus despreocupado.
—¿Y sí está llamando a los suyos? —aclaró Saori mirando fijamente a su hermano—. Los lobos se comunican entre sí por los aullidos, y sienten cuando su manada está cerca.
—Por favor. Hace años que no vemos un lobo. Debe ser incomodidad —volvió a decir Regulus, pero ahora la mirada de Saori estaba fija en la pantalla del computador que ya se había apagado—. ¿Qué pasa?
—¿Con que los detuvieron? —preguntó ella—. Lo que sea, debemos hacer lo mismo con Hilda. Puede volverse peligrosa.
—Tal vez se convierta en la mascota del Santuario —alentó Regulus—. Tranquila, no es nada.
—¿Con que los detuvieron? —volvió a preguntar ella.
—No lo sé, creo que era un veneno.
—¿Qué tipo de veneno?
—No lo sé, Saori, yo no estaba ahí y los expedientes no dicen nada.
—¿Y si es nitrógeno liquido?
—Nitrógeno líquido —repitió Regulus las palabras de su hermana.
—Me dijiste que encontraste el suero en nitrógeno líquido —aclaró Saori—. El nitrógeno líquido siempre se ha utilizado para conservar las cosas. Anteriormente las personas se congelaban para despertar años en el futuro y poder vivir en una época más tranquila o donde existiera una cura para su enfermedad.
—Eso nunca funcionó —comentó Regulus tratando de disuadir a su hermana—. El nitrógeno congelaba todo el cuerpo y órganos internos haciendo que la persona falleciera, nunca se comprobó que alguien sobreviviera a la criogenia. Ni siquiera los Kido pudieron hacer algo como eso, destruyeron el mundo, pero nada más.
—¿Y qué hay de esas criaturas? —señaló Saori el ordenador—. Ellos son más fuertes que nosotros, con una mayor resistencia a todo. Y si lo que les suministraron no es veneno o un somnífero, ¿y si los congelaron? Así los detuvieron, por eso el bunker… o no puede ser… por eso el bunker estaba con una temperatura baja. Sasha sacó a todos del bunker porque necesitaba que el lugar se mantuviera a una buena temperatura para conservar a los lobos.
—No, no, no —dijo Regulus con afán—. Eso no puede ser, ¿por qué conservar a criaturas tan peligrosas bajo tierra?
—Porque no sabían cómo matarlos. —Saori caminó rápido hasta la mesa para tomar un pequeño reporte—. Este expediente dice que la inmortalidad de los licántropos es casi del 99% en cambio la de los vampiros y elfos, varía entre el 80 y 85% no hay forma de destruir a los lobos. Además, son astutos y agiles. La ventaja que tuvimos los humanos en ese entonces es que no estaba el alfa entre ellos, y según esto, el alfa es el único que puede reunir a la manada.
—El alfa siempre ha sido el miembro más importante de una manada de lobos —analizó Regulus, hablándole a nadie en particular—. ¿Acaso, Hilda, es el alfa?
Un nuevo aullido hizo que todos brincaran de su puesto.
—Eso sonó muy fuerte y aterrador —comento Ares—. ¿Ustedes convirtieron a la señora Hilda, en un lobo? ¿Es de lo que están hablando?
—Regulus —llamó Saori aterrada—. ¿Hay posibilidades de que Hilda sea el alfa?
—El alfa controla todo, denota poder y tiene predominio de sus instintos. Las hembras son más astutas y veloces. Pero tiene que haber dos, un macho y…
Un nuevo aullido con más potencia hizo que a todos se les erizará la piel.
—Regulus, ¿y si ella está llamando a su manada? —Saori se veía angustiada—. Regulus, ¿y si ella solo estaba fingiendo? ¿Y si se mantuvo tranquila y en calma porque estaba esperando a que su manada estuviera más cerca? ¿Y si estaba esperando a que nosotros bajáramos la guardia con ella? Regulus nos quieren destruir.
—No puede ser, el generador del bunker se apagó —analizó el chico Kido—. ¿Si Shion sabía esto, porque no dijo nada?
—Porque yo le dije que todo quedó funcionando correctamente —dijo Ares escondiendo sus ojos tras sus mechones—. Él quería sacarnos de allá, y luego lo vi leyendo un libro sobre criogenia, tal vez, él pensó que no había nada que temer, igual estuvo ocupado ayudando con las trampas y luego viajó al Templo Submarino. No lo sé.
—Maldición Regulus, esas cosas vienen para acá. Toma —ofreció un arma la chica—. No sé cuánto tiempo tengamos, pero no deben reunirse con el alfa, hay que asesinar a Hilda.
Las alarmas empezaron a sonar con fuerza y a lo lejos los vigías gritaron: '¡Nos atacan!'. Era demasiado tarde.
—Ve con Hilda, no la dejes escapar.
—Saori, si esto se sale de control tendrás que detonar a Athena. Lo sabes, ¿cierto?
—Lo sé, por favor cuídate mucho, Regulus.
X-X
Hades observó la gran montaña, una cumbre tan alta que era imposible apreciar la cima y la cantidad de sus picos desde el suelo, casi perdiéndose entre las nubes y siendo absorbida por la oscuridad. A un humano le llevaría días llegar a la cúspide, y sin los elementos apropiados y la resistencia suficiente moriría a mitad de camino.
—¿Crees que ellos escalen todos los días esta montaña? —le preguntó a Asmita que llevaba haciendo las mismas apreciaciones.
—De seguro cuentan con caminos ocultos —respondió el rubio—. Rutas de acceso que los ayude a entrar y salir con rapidez.
—Eso me temo. Entonces debemos vigilar minuciosamente los alrededores.
—Hay varios guardias en el perímetro —dijo Cube, un vampiro de cabellos aguamarina y ojos azules que llegaba junto con su grupo después de un detallado recorrido.
—¿Deberíamos matarlos? —preguntó El Grifo.
—Sí. Pero con demasiada cautela —ofreció Hades—. No queremos que alerten a los demás. Me preocupa la presencia de trampas en el perímetro. Mu, ¿pueden llevarnos al interior del Santuario desde aquí?
—Lamentablemente no, señor —contestó Mu, entendiendo por fin las intenciones de los vampiros, con ello tenía un punto a favor para iniciar su plan—. Pero sólo un pequeño vistazo bastará para llegar al interior del Santuario.
—Así que debemos ir hasta la cima —susurró Hades mirando hacia el cielo—. De acuerdo. Debemos ir con cuidado para acabar con los guardias.
—Estaba repasando en mi cabeza —tomó la palabra Camus—. Pero creo que cerca de cada trampa, había un pequeño destello plateado. Muy diminuto, pero estoy seguro que lo vi en varias oportunidades. Tal vez son las marcas de los humanos para saber donde están sus trampas.
—Sería sensato, así ellos no caerían en sus propias redes —apoyó Shaka.
—Debemos separarnos —indicó Hades—. Nos vemos en el interior del Santuario.
Cada uno hizo como se le pidió, rodeando el cerro con bastante precaución, con una sola mirada ubicaron a los guardias que de uno en uno fueron cayendo sin poder defenderse. Con prudencia llegaron hasta el borde de la cima y aunque los vampiros no podían apreciar el interior del lugar, los elfos con sus maravillosos ojos si podían detallar el centro de la comunidad ateniense.
—¿Lo tienes Mu? —preguntó Shaka esperando que el elfo los llevara a todos adentro. El elfo no contestó de inmediato, era su hora, y no sólo había podido apreciar el interior de la montaña, lo había visto a él, había visto a Shion.
—Sí —contestó ansioso, esperando a que Minos llegara para retirar el collar.
—Recuérdalo elfo —dijo el peliplata apareciendo a gran velocidad ya habiendo retirado los demás collares—. Si escapas o cometes alguna imprudencia, le cortaremos el cuello a tu madre. No nos obligues a matarte a ti también.
—No lo haré, pueden contar conmigo —indicó Mu casi como si le hablara a la nada en lo que el collar fue retirado.
—Atentos —anunció Shaka mirando a todos—. Que empiece la cuenta regresiva.
Cinco segundos, ni uno más ni uno menos y los elfos se teletransportaron con sus respectivos grupos al centro del gran refugio atenienses. Todo estaba muy tranquilo. Hades sonrió satisfecho saliendo de las sombras en lo que su grupo se desplegaba para empezar a atacar.
X-X
Shira estaba sentada en el pórtico de su casa dándole filo a su espada, se encontraba concentrada en su labor, hasta que escuchó a una vecina saludando del otro lado. Shira amablemente correspondió al gesto en el momento exacto en el que su rostro se transformó en una mueca al ver a un terrible vampiro decapitando a la mujer que antes le saludaba.
—¡Nos atacan! —bramó ella con afán observando a uno de los oficiales que rápidamente desplegó las alarmas.
—¡Nos atacan!
X-X
Saori salió para encontrarse con un tremendo espectáculo, no, no eran lobos quienes los atacaban, se trataba de los vampiros que venían acompañados y ayudados por elfos.
—No puede ser —dijo a la nada girando sobre sus talones para encontrarse con los ojos de Ares—. Tienes que irte, reúne a todos los pequeños y escapen por los senderos de este, conoces el camino. Saca a tantos como puedas.
—Sí —contestó el niño y se marchó del lugar.
—Debemos activar las antenas —expuso a uno de los soldados—. Las ondas de baja frecuencia nos servirán contra los elfos. Espera —pidió pensándolo bien, al usar las ondas, era probable que Shion se viera afectado y necesitaban del elfo en esa batalla—. Sólo úsenlas contra el enemigo. No debemos lastimar a Shion.
—Si señora.
Continuará.
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Hola, hola. Curiosidades del fic que tal vez les interese o tal vez no, pero que les voy a decir porque sí y ya… el nombre del Virus (que siempre se me olvidó incluir) es una combinación de las iníciales del nombre de Derama y el mío, y el 21 corresponde al año en que este fic salió a la luz. Por si tenían dudas XD
Monse: Hola, hola… y sí, tienes razón, se necesita lo mejor de lo mejor para esta batalla que viene, que como ves serán varios flancos y grupos que llegaran al Santuario. Los vampiros, son astutos, esta vez se salieron con la suya a ver como les termina de ir y si su plan es infalible.
8D: Si nuevas masacres, digo hola jajaja… como ves en este capítulo no murió nadie, pero ya se viene las muertes, será más o menos así: muerto, muerto, vivo, muerto, muerto, vivo, vivo, muerto XD si tengo tremendo despelote, espero que todo salga bien, o en lo posible bien, igual, todo lo que vean medio raro un hechicero lo hizo XD… A los lideres nunca les importa las bajas en su ejército, lo que les importa es ganar su buena tajada y ya, y eso es lo que pasa aquí, bueno más o menos XD… pensé en matar a Pandora, pero nah, no hubiera sido lo mismo que los elfos vengan a hacer los mismo que hacen los hombres, igual tenían que hacerse los difíciles, porque saben que se necesitan los unos a los otros, y bueno, en cuanto a Shun y Shaina, pues seguirán sufriendo, no hay tiempo para amores en este fic XD. Gracias por tu apoyo, no te pierdas el siguiente capítulo, porque más de uno le va tocar pasar a mejor vida. Un abrazo.
Nos estamos leyendo.
