La noche y una tormenta se apoderaron de Kuoh, provocando qué sus habitantes se refugiaran en sus casas en familia dejando las calles deshabitadas por esta noche.
Un solitario adolescente caminó bajo la lluvia sin paraguas, dejando que el agua humedeciera su uniforme escolar.
Este adolescente de nombre Kiba Yuuto, caballero de la nobleza de Rias Gremory, camino sin rumbo a altas horas de la noche por las solitarias y frías calles de Kuoh, un solo pensamiento cruzando su cabeza una y otra vez.
¿Por qué?
Era lo que repetía Kiba en su cabeza.
—¡Mierda!—gritó Kiba mientras golpeaba su puño sobre un poste de luz cercano—. ¡¿Por qué no fui lo suficiente fuerte para ayudar a mi rey!?—gritó de nuevo Kiba cabizbajo.
La decepción sobre sí mismo invadió completamente su cabeza.
Aquella sensación de ser débil y fracasar cuando le fallo a la persona que depositó su fé en él para ganar.
Ahora, su rey, la persona que él más aprecia por brindarle una mano a pesar que no tenía razones verdaderas para hacerlo, sería forzada a casarse con aquel demonio proveniente de la familia Phenex.
—¡Maldición!—se lamentó Kiba cayendo de rodillas bajo la luz del farol qué antes había golpeado—. ¿¡Por qué nunca puedo salvar a los que me importan?!—gritó una vez más Kiba, golpeando sus puños contra el concreto ocasionando grietas en él.
¡Isaiah!
¡Yuuto-kun!
—Rias-sama...Tosca...perdón por ser tan débil—pensó Kiba cediendo ante las ganas de llorar qué ha estado aguantando desde el final del Rating Game ante Riser Phenex.
El caballero de la nobleza Gremory lloraba de frustración por lo débil qué era.
Lloraba por ser incapaz de ayudar a su rey cuando más lo necesitaba.
Kiba lloró por sentirse un inútil ante toda esta situación.
—Oh...
Kiba escuchó una suave voz femenina, alzó la cabeza y observó a una hermosa adolescente de cabello color verde jade corto empapado por la lluvia.
La adolescente sacó de su boca una piruleta qué ha estado comiendo desde hace un tiempo, miró a Kiba qué le devolvió la mirada con incertidumbre.
—¿Por qué lloras?—preguntó la mujer.
—No estoy llorando—dijo Kiba levantándose—. Solo es la lluvia—agregó con una pequeña sonrisa en su rostro.
La mujer lo observó en silencio antes de volver a meterse la piruleta en la boca y sonreirle a Kiba.
—Claro, la lluvia...—habló la mujer con un tono divertido—. No trates de ocultar tu frustración y tristeza, caballero de Rias Gremory.
Kiba dio unos pasos atrás sin despegar su mirada de la adolescente.
—¿Quien eres?—cuestionó Kiba manifestando una espada demoníaca en su mano, listo para la batalla.
—Realmente no importa quien soy en este momento—respondió la mujer.
La mujer de cabello jade se dio cuenta que Kiba aumento el agarre en su arma y solo era cuestión de segundos para que se desate un enfrentamiento sobre ella.
—No hay necesidad de pelear, Kiba-san—dijo la mujer con una risita.
*Clanck*
Kiba se tambaleó hacia atrás con los ojos muy abiertos en confusión. Miró su espada y notó que su hoja había sido partida por la mitad sin el haberse dado cuenta de aquello.
—No estoy aquí para pelear, tampoco soy tu enemigo—dijo la adolescente sacando la piruleta de su boca y señalando a Kiba con ella—. Estoy aquí por orden de mi rey.
Kiba se tenso al darse cuenta que esta mujer era miembro de una nobleza desconocida y que dicha nobleza tal vez esté merodeando en Kuoh sin ellos estar al tanto.
—Debo informarles a Rias-sama y Sona-sama sobre esto—pensó Kiba.
—Podemos ayudar a tu rey con el matrimonio con la casa Phenex—dijo la mujer rápidamente al darse cuenta de las intenciones de Kiba de escapar.
Kiba detuvo la manifestación de un círculo de teletransportación al escuchar esas palabras.
—¿Ya ves que no somos enemigos?—dijo la mujer mientras le daba un mordisco a su piruleta y lanzaba lejos el palo qué la sostenía—. Tenemos objetivos similares los cuales nos convierten más en aliados qué en enemigos.
—¿Por qué tu rey quiere impedir esta boda?—inquirió Kiba.
—No es mi lugar el contar las motivaciones personales de mi rey—respondió la mujer—. Pero si puedo decirte algo y es que hay una carta que puede desmoronar toda esta farsa del matrimonio sin problema—agregó la mujer mientras sacaba otro dulce de la nada y comenzaba a masticarlo.
—...—Kiba se mantuvo en silencio, aun desconfiado de la mujer.
—¿Sigues sin confiar en mí? Bien, te diré más sobre esta carta—dijo la mujer soltando un suspiro—. Veras, originalmente este matrimonio entre la casa Gremory y Phenex fue orquestado con el primogénito de Sirzechs Lucifer y su esposa, Grayfia Lucifuge, lastimosamente este bebe nació varón y los planes de ambas familias supuestamente se desmoronaron, pero un pacto ante los ojos de Satanás no se rompe así de fácil como solo decir que la hija de los patriarcas Gremory será quien se case con el tercer hijo de la casa Phenex. Este trato no debió ser alterado por personas externas a las afectadas por el trato...
—Es decir que solo Riser y el hijo mayor de Sirzechs-sama pueden modificarlo—concluyó Kiba rápidamente con los ojos muy abiertos.
—Exacto—asintió la mujer varias veces por la conclusión acertada de Kiba.
—Pero el sobrino de mi rey ha estado desaparecido desde hace muchos años—dijo Kiba otra vez cabizbajo.
La mujer sonrió aún más ante esas palabras.
—Ahí es donde entra mi rey—dijo la mujer—. Mi rey y el hijo de Sirzechs son buenos amigos y este último aceptó ayudar a su pequeña tía con su problema.
—¡¿Enserió?!—la esperanza volvió a Kiba una vez más ante aquello.
—Confía en mi rey chico—dijo la mujer. Ella extendió su mano hacia Kiba y le entregó un sello mágico—. Para que confíes más en mí te diré lo que sucederá en la boda. Satan carmesí ha invitado a Hyoudou Issei en secreto para que se enfrente a Riser en un trato qué se planea llevar a cabo con el como intermediario, con esto dicho, si no confías en la victoria del dragón rojo y deseas en verdad que tu rey sea libre, convoca a mi rey en la boda y él será cargo de todo.
Kiba miro el papel detenidamente antes de volver a mirar a la mujer.
—¿Cuál es tu nombre?—preguntó Kiba con intenciones de investigarla por su cuenta y saber quien es y a que nobleza pertenece.
—Mi nombre es Verrine—dijo Verrine mientras desaparecía con un círculo mágico del lugar.
Verrine apareció dentro de una habitación llena de libros y pergaminos recados por todas partes.
La luz en la habitación era proporcionada por las velas en las paredes y la única ventana qué daba paso a la luz de la luna.
Miro hacia el otro lado de la habitación donde un adolescente se sentó en un sillón leyendo unos documentos atentamente.
El adolescente posee cabello blanco junto con un único ojo rojo con una cicatriz qué se extiende desdé su frente hasta su mejilla. Su ojo derecho fue cubierto por vendajes blancos fuertemente atados, el solo vestía unos pantalones negros holgados, dejando su torso al descubierto.
—¿Cómo te fue?—preguntó el peliblanco sin apartar la mirada de los documentos.
Verrine sonrió orgullosa de sí misma.
—Misión exitosa—declaró Verrine—. El chico te invocará cuando sea el momento.
El joven la miró con su único ojo rojo por encima de los documentos.
—¿Estás segura de eso?—cuestiono el joven.
—Segurisima como su gusto por el ramen—dijo Verrine asintiendo múltiples veces.
El joven suspiró y volvió a leer los documentos.
—Muy bien, estás libre por el momento—dijo el peliblanco.
Verrine asintió a sus palabras aunque miró a su rey con curiosidad por ver que tanto leía desde que se retiró a hacer lo encomendado por su rey.
Con cuidado, Verrine se deslizó detrás del sillón y miro por encima de su rey los documentos.
—¿Por qué tan interesado en la aniquilación de la familia Beleth?—preguntó Verrine viendo que los documentos eran informes sobre la desaparición completa de una de las familias pertenecientes al Ars Goetia.
—El infierno está apuntando a la vieja facción de satanás como los causantes del exterminio de los Beleth—dijo su rey—. Pero yo se que no fueron ellos, estoy seguro que hay más sobre esto que aún no sabemos y si es lo que pienso, entonces el infierno entrará en otra guerra civil muy pronto.
—¿Guerra civil?—Verrine cuestionó con una inmensa emoción creciendo en ella—. ¡¿Guerra?!
—Si, guerra—dijo el peliblanco dejando los documentos a un lado y relajándose en el sillón—. Pero solo es una de las muchas probabilidades qué veo, por ahora concentrémonos en ayudar a arruinar la unión de Rias y Riser.
—Los Phenex no aceptarán un cancelamiento por hacerlo—señaló Verrine una falla en todo esto.
—Lo se—su rey la miró de reojo con una pequeña sonrisa—. Recuérdame Verrine, ¿los Phenex no tienen una hija de nombre Ravel?
Verrine sonrió con complicidad al entender el plan de su rey.
—¿Habrá una batalla cierto?—dijo Verrine, muy emocionada por todo esto—. Esta boda es un evento importante dentro de los clase alta por lo que asistirán demonios fuertes y tal vez te ataquen en busca del favor de los Phenex, así que, ¿puedo ir con usted para encargarme de cualquier esas basuras?
Su rey sonrió ante su deducción aunque era algo erróneo, los nobles qué asistirán a la boda no pelearían por hacerlo, su ego era tan grande que les impedía luchar contra la basura que se interponía en la boda de dos clase alta como Rias y Riser.
—No planeaba ir solo de todas formas—dijo su rey—. Tu e Iblis me acompañarán mientras yo encaro a la familia Phenex, no quiero que nadie interfiera con esto.
La sonrisa de Verrine sonrió aún más.
Los engranajes ya estaban girando y las probabilidades uniéndose en un mismo punto de inflexión gracias a Naruto...
Fin del prólogo.
