La imagen de portada pertenece a Leshlow (Twitter)


—No me gusta como se ve.

Katsuki se estranguló con su lengua cuando gruñó. Era la quinta vez que volvía a peinar a Mahoro. Y no es que fuese un experto, nunca en su vida había tenido que peinar a una niña, no había necesidad, ¿para qué demonios iba a hacerlo?

Su hija era toda una princesita exigente. Los genes Bakugou realmente habían hecho de la niña de tres años una pequeña tirana. Y Katsuki podía estar orgulloso de su temperamento fuerte cuando ella no estaba punzando el botón de su ínfima paciencia.

Ella siempre se comportaba como una pequeña gremlin cuando estaba a su cargo, como si supiera que estaba poniéndolo a prueba y empujándolo en su debilidad, hacía de toda su existencia un reto que enfrentar. Katsuki no se iba a dejar mangonear de su propia sangre de tres años, así que había practicado peinados con el cabello de Camie y con las muñecas de la niña; replicó varios estilos para tener todo un arsenal para enfrentar a la nena.

Pero eso no parecía ser suficiente para ella este día, pues cada vez que había terminado de peinarla, ella hacía una mueca, pidiendo que lo hiciera otra vez. Ella estaba empeñándose especialmente en verse bien el día de hoy.

Esta es tu hija, Katsuki. Y Camie odia que le grites por cualquier cosa, sobre todo si es temprano. Diablos, pero es que esta mocosa... ¿Quién la malcrió?

Luego pensó en que no estaba nada mal en querer verse bien y que era bueno para su autoestima sentirse linda, además que atender a su hija fortalecía los lazos como demonios decía su esposa.

Deshizo la cola alta que hizo y empezó a cepillar los rizos beige hasta dejarlo en el estado inicial. Todavía tenía una mueca y los dientes apretados, pero los movimientos eran suaves. Se puso un poco más de crema en las manos pues el cabello de la niña empezaba a agarrar vigor mediante se secaba de forma natural.

Escucho la pequeña sesión de fotos atrás. Shinya y Camie estaban posando en la terraza. Su hijo mayor había adquirido ese gusto por lo aesthetic como su madre, y aunque no tenía edad para tener su propia red social, Camie lo orientaba como si fuera un modelo juvenil y él se mostraba bastante accesible y entusiasmado. Katsuki nunca fue fotogénico y no le importaba estar pegado a una cámara y buscar su mejor ángulo, él simplemente sabía que se miraba bien haciendo su trabajo. Era un poco desconcertante como veía al resto de su familia tomarse fotos en lugares específicos para crear cierto efecto. Demasiado estresante para su gusto.

—Papi.

Cierto. Mahoro.

Intento hacer memoria de que nuevo peinado podía intentar hacerle, cuando se le ocurrió hacer de nuevo la primera opción. Mahoro parecía ansiosa viéndose al espejo, como si esperara que algo le explotara en la cara y saliera un vestido de cenicienta.

Empezó a tomar marañas de cabello e hizo sus dos colas características, con la excepción de que hizo que el peine diera movimientos largos y suaves. Y luego colocó un broche de Alien Queen resaltando en una de las dos coletas.

Le chasqueó los dedos en la cara y Mahoro se enderezó, volviendo a prestar atención al espejo. Se quedó un rato callada, y Katsuki mantuvo su sonrisa arrogante como si hubiera hecho su mayor logro, y que no haya vuelto a usar la primera opción.

Mahoro finalmente saltó y lanzó un chillido, los labios de su padre se encorvaron más hacia arriba.

—¡Me encanta! ¡Me encanta!

Katsuki no sabía si resoplar o enojarse porque ella ya había rechazado ese peinado una vez y ahora lo aceptaba.

La pequeña dio saltitos y luego se fue a escalar el brazo de su padre. Sus manitas se afianzaban en su fornido brazo como garritas, escalando con confianza y fuerza hasta llegar a la altura de la mejilla del héroe, y estamparle un beso.

—¡Gracias, papi! ¡Lo adoro!

Meh. Era solo una niña, su niña, no había porque tomárselo a pecho.

Estiró el otro brazo y la levantó, abrazándola contra su pecho, cuidando que el cabello estrella no se estropeara.

—¡Mamá, estamos listos!

Camie asomó la cabeza desde la terraza y extendió sus labios en una sonrisa perezosa.

—¿Qué veo? ¿Ordené un par de bombones y no me di cuenta? —comentó juguetonamente caminando hacia ellos—. Bueno, no importa, no los pienso devolver.

Shinya camino tras su madre, todavía viendo algo en la cámara antes de prestar atención al frente, sus ojos marrones con destellos ocres se achicaron cuando extendió sus labios una sonrisa similar a la de su madre.

—Te ves cute, Maho-chan.

Katsuki aguantó un suspiro, ya estaba hablando como su madre.


Escucho a los niños discutir algo al fondo mientras él preparaba el mantel del picnic. Mahoro estaba en las piernas de su madre mirando las fotografías de su hermano, dando saltitos emocionados y luego mencionando algo sobre su cabello y su vestimenta, imitando una de las poses que había visto de Camie en una revista. Los otros dos le seguían la corriente al decirle lo linda que se veía incluso cuando daba un poco de risa.

Mahoro siempre era un poco vanidosa a raíz de su propia confianza en sí misma, pero no era usual en ella remarcarlo tanto, como para dejarlo bien claro. La idea le recordó a cuando él se consideraba él más fuerte y trataba de aplastar a los demás que se vieran como una amenaza a contradecirlo, no solamente físicamente con su abrumador Quirk sino también con su lenguaje corporal agresivo y sus duras palabras.

Intento hundir la idea, no solo porque aquellos días eran vergonzosos ahora que los veía en retrospectiva, sino que también amargos y las raíces de varios de sus problemas posteriores. No estaba teniendo un viaje de redención nuevamente, sino un desayuno de picnic con su familia. El día lucía demasiado agradable para echarlo a perder.

Sintió una presencia en su espalda y se giró para ver a Camie ayudándole con la canasta de comida. Ella sonrió un poco con esa visión distraída de siempre, pero sus ojos brillaron un poco más cuando lo vio.

—Todo esto luce delicioso, bebé.

Katsuki levantó la barbilla.

—Por supuesto que sí, y puedes apostar que el sabor es exquisito.

—Pusiste tu empeño hoy, ¿cierto? —Camie resopló un poco, su nariz arrugada por la sonrisa.

—Todo tiene que ser-

—Perfecto siempre. Lo sé. Mahoro me comentó que no te rendiste hasta que la complaciste con su peinado. Eso fue muy tierno, ¿sabes?

—Esa mocosa estaba realmente exigente hoy. Por cierto, ¿Qué hiciste para liberarte de ellos?

—La princesa quería una sesión de fotos en los árboles y Shinya se ofreció voluntario para ayudarla.

Katsuki sonrió un poco, todavía le desconcentraba la actitud dócil de su hijo mayor, aunque también lo agradecía, hizo fácil ser padre hasta cierto punto, por supuesto, hasta que se dejó engañar por esa idea simple y el mundo le mando un terremoto infantil por segunda hija.

Se sentó en el mantel y al poco tiempo sintió a Camie apoyando la cabeza en su hombro. Ambos tenían la mirada en el parque. Había muchas nubes, viento fresco y algunas hojas volando, el otoño estaba cerniéndose a cada segundo.

Normalmente tendrían más salidas como estás, pero Katsuki había estado bastante solicitado en otras prefecturas mientras que Camie había hecho viajes a otros países, debido a su habilidad con los idiomas, y la pacificación y encubrimiento que le otorgaba su Quirk, era solicitada en varias agencias heroicas internacionales. Así que había temporadas donde solo uno se quedaba con los niños o incluso tenían que dejarlos una temporada con los padres de Katsuki.

Era bueno tener una temporada de familia nuclear cómo está. Sobre todo, cuando se podía ver cuanto los niños habían crecido. Se notaba la independencia de cada uno debido a la situación de sus padres y Camie a veces suspiraba triste al sentir que se estaba perdiendo la temporada de oro de sus hijos.

El mundo no se había hecho más tranquilo después de la caída de AFO y el extinto Frente de Liberación Paranormal, otros villanos más surgieron después, pero al menos ahora contaban con toda una línea de héroes internacionales dispuestos a ayudar a cualquier parte del mundo. Lo que provocaba que hubiera temporadas calmadas como estas, incluso para el héroe número dos de Japón.

—Por cierto, ¿has probado la comida griega? Toda una locura.

Por supuesto. Camie no podía quedarse callada un segundo más y dejarlo contemplar su paternidad, logros y estilo de vida actual. Se incorporó y apoyó la barbilla en una mano, instándole a continuar. Camie se enderezó y empezó a parlotear sobre su reciente viaje a Italia, sobre la misión, los héroes, las personas, la comida, los restaurantes y lugares que visitó. Para Camie nunca era solo la misión, sino que tenía siempre que aprovechar el turismo.

Al principio había sido como una bomba de información, y él sabía sobre explosiones. Camie se miraba tranquila y su voz era suave, además que guardaba silencio de la nada porque se distraía. Así que Katsuki nunca había pensado que alguien así fuera bastante observadora y tuviera una opinión para todo, pronto empezó a disfrutar solo escucharla a hablar de lo que sea y de cómo se iba en tangente sobre cualquier tema.

En especial cuando se trataba de comida. Durante mucho tiempo solamente se mantuvo en la línea de la cocina para su propia supervivencia y el apoyo familiar, pero cuando Camie empezaba a hablar de todos esos platillos internacionales, el fuego se encendía y le picaban las manos por experimentar con más culturas, y hacer crecer su propio conocimiento en la materia. No podía evitar hacer de todo una competencia y siempre perfeccionar lo que ya sabía.

Camie dejó de hablar cuando Shinya regresó con ellos. Ella lo saludo, pero su hijo no contestó. Tenía esa mirada en blanco que ponía cuando algo le disgustaba lo suficiente para arruinar su ánimo, así que se apartaba y lo soltaba para volver a su humor normal. Él no era muy emocional y más bien tenía esos rasgos fríos de ambos padres llevados al extremo.

—¿Dónde está Mahoro? —cuestionó Katsuki al no ver a la niña con él.

Shinya señaló un árbol cercano a ellos y luego se sentó en el mantel viendo la cámara de forma distraída. Los padres intercambiaron miradas.

—¿Cariño? —cuestionó Camie gateando hacia su hijo.

—Ella solo está siendo una mocosa —contesto Shinya con tono tranquilo, pero sin ver a sus padres—. Ya se le pasará.

—Iré a ver —gruñó Katsuki, las peleas fraternales no estaban en su plan de una salida familiar en mucho tiempo.

Shinya solo se encogió de hombros. Camie le dio una mirada a su esposo y luego volvió la atención a su hijo.

—¿Quieres ver fotografías de los lugares que visite? —Ella tanteó y su hijo la miró—. Si te gusta alguno podemos ir.

Eso animó a Shinya, quien se hizo a un lado para dar espacio a su madre.

Mientras tanto, Katsuki fue a escalar el árbol donde Mahoro se había quedado. Ella estaba recostada en una rama, con los brazos colgando y una expresión desanimada, en cuanto vio a su padre, se recompuso, alisó su vestido y cepilló su cabello con sus dedos.

—¡Papi! —Ella saludó tratando de disimular su desánimo anterior.

Katsuki hizo como que no vio su estado triste y desinflado, y se sentó en la rama donde ella estaba, escuchando un pequeño crujido por parte del árbol. Mahoro rápido gateó hacia él y empezó a hablar de básicamente de cualquier cosa, fue fácil darse cuenta que daba giros entre sus experiencias de la escuela, la tarea y lo que hizo con los abuelos el fin de semana pasado para desviar el elefante en la habitación.

—Muy interesante, Mahoro —él palmeó su cabeza, y antes de que pudiera hablar de nuevo, él continuó—. Ahora dime la parte donde expulsas a tu hermano de aquí.

Mahoro de pronto se humedeció y se quedó como estatua.

—No sé de qué hablas, papi.

—Claro que sí, pequeña gremlin —Se ajustó más en árbol para lograr sentarse, Mahoro ahora se arrastró hasta quedar en su regazo—, porque eres una niña muy astuta y curiosa, que le gusta descubrir las debilidades de los demás y luego pincharlas como si fuera divertido.

Mahoro bajo la cabeza y sacó el labio inferior, jugaba con los pliegues de su vestido con tal de no mirar a su padre.

—Y no quiero que pienses que eso no es genial, es bueno tener un plan B en cualquier caso. Pero no es bueno para ti estar a la defensiva todo el tiempo o aprovecharse de esa información para lastimar a los demás, en especial si es tu familia.

A veces le preocupaba lo mucho que su hija se parecía a él, alguien que fácilmente podía buscar problemas y sabía que a Mahoro le gustaba presumir a su hermano mayor. Así que debió haber estado de muy mala calaña para hacer que él la dejara sola, incluso si era un árbol que estaba al alcance de sus padres con profesiones de héroes profesionales.

La pequeña se quedó en silencio, ahora balanceaba sus pies, respirando grandes bocanas de aire con lentitud. Katsuki le hizo círculos en la espalda esperando que se tranquilizara, hasta que escuchó un débil sollozo. Sintió pánico por un momento y casi quiso sacar la cabeza de la copa del árbol y buscar la mirada de Camie. Él no era bueno para esto, pero sabía que no había forma que su esposa lo viera con la densa capa de hojas a su alrededor.

—Yo... yo no quise gritarle ni decirle nada de lo que le dije... yo... —Mahoro sorbió y empezó a pasarse bruscamente las manitas por la cara—. Soy mandona, gritona, y muy desagradable y fea, y... y... hago que Nii-chan pierda el tiempo porque-

—Alto el carro, princesita —Katsuki dejó caer la mano pesada en su cabeza—. ¿De qué estás hablando?

Mahoro levantó la cabeza, sus mejillas rojas y gorditas llenas de lágrimas y líneas rosadas causadas por la misma violencia con la que se raspaba los ojos. Katsuki volvió a su relajante círculo en la espalda, Camie lo empleaba con él y estaba agradecido que funcionara con su hija; y esperó a que ella sorbiera fuerte.

—Empieza desde el principio, cadete —Él le pasó un pañuelo por la cara—, ¿Qué pasó? ¿Y por qué te dices esas cosas?

—Yo... quería verme bonita —suspiro—, no solo en el espejo, también en la cámara. Mamá siempre luce muy bonita, tú también te ves genial cuando te sacan en la revista y ahora incluso Nii-chan... —Aspiro profundo—, en la escuela dicen que soy desagradable y fea. Y sé que es mentira. Pero yo... yo también quería estar incluida en las fotos y mostrarles también lo genial que era... tal vez termine exigiéndole demasiado a Nii-chan y ahora me odia.

Como si la idea fuese más dolorosa que cualquier otra cosa, sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y empezó a sonarse con el pañuelo de su padre.

—Él no te odia. Solo se disgustó contigo.

Ella hizo un puchero y apoyó su rostro en el pecho de papá.

—Estoy seguro que si te disculpas, te perdonara.

Ahora ella solo sorbió la nariz, encogiéndose más contra el pecho de su padre. Katsuki acunó su pequeño cuerpo con las dos manos, dejó que uno de los pies de balanceara.

—Y eres mandona y un poco molesta, pero eso no te hace desagradable o fea, y ciertamente no lo eres, ¿Quién te dijo algo así?

Mahoro empezó a susurrar al pequeño hijo de su fruta madre que disfrutaba molestar a las niñas de su salón y las llenaba de complejos, y que al parecer los idiotas de sus maestros de preescolar no podían controlar. Logró sacarle la descripción y un nombre, bien, era lo que necesitaba. Ya sabía que hacer mañana después de ir a dejar a Mahoro. Le iba a dar razones reales para llorar. Nadie hace que su niña se sienta de menos sin que la furia Bakugou lo consuma.

"¡Pero, Ka-chan...! ¡Eres un héroe!"

La pequeña vocecita que congelaba su brújula moral intentó hacer que detuviera de su impulso violento de traumatizar a un niño pequeño. Para su desgracia, se escuchó como algo que el idiota de Deku sin duda le dijera si lo viera en acción, así que solo le dio más razones para espantar un poco a un pequeño bravucón. Tampoco iba a ser tan cruel para explotarle algo en la cara y decidiera él quien es el feo ahora. Si, estaba siendo benévolo.

Cuando Mahoro se tranquilizó, la levantó en brazos y saltó del árbol. Le ayudo a limpiarse y luego la dejo en el suelo.

—Tendrás que disculparte, ¿lo sabes, cierto?

La pequeña asintió, se pasó por última vez el pañuelo en la cara y luego se palmeó las mejillas.

Luego camino grandes y pesados pasos hasta donde estaban Camie y Shinya riéndose de algo en el teléfono de ella. Shinya sintió la presencia de su hermana antes de que ella estuviera de pie a su lado, pero solo la miró hasta que ella hizo un sonido con la boca.

Camie volteó a ver a su esposo cuando este se sentó enfrente de ella, siguiendo de cerca los pasos de su hija.

—¡Perdón por tratarte así, Nii-chan! —Mahoro gritó con las mejillas rojas y con los ojos arrugados como si fuera a llorar una vez más.

Shinya parpadeó, su silencio hizo que la niña temblara un poco en su lugar.

—¡En verdad, lo siento mucho! —ella continuó y Shinya finalmente lanzó una pequeña risa.

—Te escuche la primera vez, sólo estaba torturándote un poco.

Katsuki resopló y luego entrecerró los ojos hacia Camie quien estaba riéndose con la mano en la boca. ¿Por qué le sonaba familiar?

Shinya estiró su mano hacia la mochila y sacó un par de botanas picantes.

—¿Comemos juntos? —ofreció en ofrenda de paz a su hermana, quien empezó a asentir con energía, metiéndome en el espacio personal de Shinya, la tensión abandonando por completo a los dos.


¡Heyyyy! Acaban de atraparme en mi silencioso proyecto muajajaja. Prácticamente no le dije a casi nadie que me iba a animar a participar en este evento.

He leído poquísimos escritos de estos dos, así que cualquier parecido es pura coincidencia la verdad xD.

La única lectura que he hecho es la del Fanfic "Dysfunctional Kind of Family" de Sourpatches (Ao3), así que durante mucho tiempo mantuve esa dinámica en el ship, pero intente escribir a raíz de eso y no me convencía a la hora de emplearlo yo jajaja (aún es posible que me inspire en el futuro un poco de ello).

Al final me deje ir más por una idea inicial que tenía y luego encontré un comic en twitter de DokiDokiCat que termino volviéndose mi motor para escribir esto.

¡Así que este fue el primer día! ¡Gracias por leer!